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Esta
imagen del
Templo,
con el Sol
atardeciend
o tras el
templo, ha
sido
copiada
hasta la
saciedad en
los
Haggadah
judíos hasta
la
actualidad,
así como un
mapa de
Canán con
la ruta del
Éxodo y los límites de la Tierra. Hay algo de ironía en todo esto, ya que Abraham ben
Jacob -un judío converso que había sido sacerdote cristiano- tomó prestadas la mayoría
de las ilustraciones de artistas cristianos. La conocida imagen del Santuario está tomada
de las Icones Bibliae de Mathaeus Merian, que Abraham debió conocer bien como
sacerdote. Pese a ello, se le reconoce haber ampliado los límites de la ilustración de los
libros judíos. Las innovaciones no estaban sólo en las ilustraciones sino, principalmente,
en la técnica. Fue la primera Haggadah en la que se usaron planchas de cobre en lugar
de madera.
El gran arquitecto británico Christopher WREN (East Knoyle, Wiltshire 1632 - Londres
1723) es más conocido por ser el arquitecto de la reconstrucción de la catedral de San
Pablo en Londres, el hospital de Greenwich o el palacio de Kensington, pero también
tuvo relación con el salomonismo. Algunos de los tratados de arquitectura de Wren,
incluidos por su hijo Christopher en el Parentalia, se refieren a edificios antiguos,
aunque muestran escaso interés por las armonías Pitagóricas o los sagrados principios
que Dios empleó como arquitecto. Wren se interesó por el Templo de Salomón, pero no
creía que su calidad estuviera causada por su inspiración divina. Muestra su admiración
por el elegante orden corintio de Villalpando, al que define como una "fine romantick
Piece". Rechaza la asociación de Vitruvio de los órdenes con las proporciones humanas,
sino que cree que tiene más que ver con los árboles que con los hombres.
- Christopher Wren, Parentalia: or, Memoirs of the Family of the Wrens, p. 360,
Londres, 1750. La parte de Sir Christopher se editó aparte en 1903 y en facsímil en
1965: Life and works of Sir Christopher Wren from the Parentalia or Memoirs by his
son.
Aunque no hace ninguna alusión al monasterio del Escorial, es muy interesante esta
obra, ya que no abundan precisamente los tratados salomónicos en la España de la
ilustración borbónica. En esta época, el edificio de Felipe II se trataba desde el punto de
vista arquitectónico, despojándolo de toda tradición simbólica o dinástica. Se inscribía
así en una discusión más amplia sobre el clasicismo arquitectónico europeo de los siglos
XVI y XVII. Estos dos escritores, inscritos en la moda de imitaciones del Quijote y su
constumbrismo, escriben en una prosa popular, breve y asequible.
- Historia verdadera y sagrada del Rey Salomón, y fábrica del gran Templo de
Jerusalén. Sacada de la Sagrada Escritura, según Calmet, Villalpando y otros insignes
expositores, su autor Don Hilario Santos Alonso, en Madrid, en la imprenta de D.
Manuel Martín, 24 pp. (ed. 1771 Valencia, 1772 Murcia); ed. de Madrid, 1778, por
Manuel Josef Martín.
Apéndice: la Masonería
Durante la segunda mitad del siglo y todo el siguiente, sólo la masonería parece
interesarse por el Templo. De hecho, muchos de los últimos reconstructores que
acabamos de ver y la mayoría de los del siguiente capítulo eran masones. La intención
filológica y científica de Arias Montano y Villalpando se transforma en una lectura
espiritual y esotérica del Templo a partir del siglo XVIII. Todo se lee con símbolos y se
lee lo que se quiere leer. Se descubren ingeniosos trazados reguladores que
«demuestran» intenciones esotéricas en cualquier edificio medieval. Se inventan
también magníficas leyendas, como la que magnifica el papel del arquitecto Hiram en la
construcción del Templo de Salomón, según conviene a la tradición constructora de la
masonería. Se construye una tradición iconográfica propia basada en las columnas
Jakim y Boaz y la disposición tripartita del Santuario. Pero, sobre todo, se transforma a
Salomón en el mayor mago de todos los tiempos.
En este siglo las reconstrucciones del Templo se dividen claramente en dos corrientes.
Mientras algunos historiadores participan de los ideales románticos y viajeros de la
época, dibujando hermosos templos que marcaran el cénit de las reconstrucciones desde
Villalpando, los masones toman como símbolo el Templo de Salomón, al
autoproclamarse continuadores de los templarios. Considerando al rey Salomón y a su
arquitecto Hiram Abiff los iniciadores de su larga tradición esotérica, era lógico que el
Templo de Salomón y, sobre todo, sus dos columnas -Hakim y Boaz- fueran objeto de
nuevos intentos de reconstrucción.
1853: el Marqués de Vogüe
1896: Schick
El investigador francés propone una densa construcción que, según Busink, representa
un retroceso hacia una visión decimonónica del Templo de Herodes. Claramente basada
en las propuestas de Vogüe, simplifica la disposición de patios perimetrales, lo que le
lleva a sustituir los patios cruciformes de las cocinas por una galería para las mujeres, a
la usanza de las antiguas sinagogas judías. En 1956 y 1962 republicó su propuesta
dentro de Jerusalem dans l'Ancien Testament (vol. II y III, J. Gabalda, París) y The
interpreter's Dictionary of the Bible.
1956
1960 André
PARROT: El
Templo de
Jerusalén,
Barcelona, Garriga,
1961; trad. de Le
Temple de
Jérusalem,
Delachaux, París.
Incluye una curiosa vuelta atrás a la época de Arias Montano, ya que el Patio de las
Mujeres prácticamente desaparece, quedando un edificio ligeramente disimétrico con
tendencia al cuadrado.
1970 Th. A. BUSINK: Der Tempel von Jerusalem, von Salomo bis Herodes, 2 vols.,
Nederlands Inst., Leiden, 1970-80.
1971 Encyclopaedia Judaica, Keter, Jerusalem, 1971 (con la intervención del Pr.
Avi-Yonah).
Insistió siempre en la posición de los cuatro patios de las cocinas porque, tal vez, sea la
principal coincidencia con el esquema arquitectónico de El Escorial. Sin embargo, no
todas las reconstruciones lo incluyen, o no en posición cruciforme. Desde que Vogué lo
propuso, muchos le siguieron dejando el patio de las mujeres exento. Las fuentes más
antiguas los sitúan de forma simétrica en las esquinas de un patio mayor cuadrado,
como en la presente ilustración.
1977 Kurt GALLING: Biblisches Reallexikon, J.C.B. Mohr, Tübingen, 1977.
Sus medidas generales son de 340x140 codos, con patios cruciformes de 40 codos.
Reproduce la fachada de Watzinger.
1979 Helen ROSENAU: Vision of the Temple. The image of the Temple of
Jerusalem in Judaism and Christianity, Oresko Books, London, 1979.
Entre los estudios hebreos modernos, el de este rabino acerca de los comentarios de
Rashi sobre Ezequiel destaca por su originalidad y aportación de nuevas soluciones a la
conciliación de los tres templos, El templo tendría según esta versión 312 x 317 codos
en lugar de los 500 x 500 normalmente aceptados. Tal discrepancia es consecuencia de
haber supuesto que las cámaras adyacentes a las puertas se hallaban a lo largo de los
muros [lám. 58]. Así, el cuadro «mengua» en cuatro veces 50 codos, la profundidad de
las puertas, es decir 200 codos. Los 12 y 17 codos adicionales se deben al grosor de los
muros del atrio interior. Estas «artimañas» lo significan como un intento de identificar
el Templo de Ezequiel y el de Herodes.
1988 Stanley TIGERMAN: The arquitecture of Exile, Rizzoli, Nueva York, 1988.
1996 Leen RITMEYER: The Temple and the Rock, Ritmeyer Archaeological
Design, Harrogate, England, 1996.
Este libro reproduce con profusión imágenes de la maqueta que el autor ha realizado por
pura fascinación de maquetista basándose en Josefo, la Misnah, el Carta's Atlas on
Jerusalem de Dan Bahat (1983), el Ready to rebuild de Tomas Ice and Randall Price,
Bellow the Temple Mount in Jerusalem, de Shimon Gibson y David M. Jacobson, la
obra de Ritmeyer y otras fuentes.
Garrard comenzó su maqueta en 1980 sobre un tablero de 20x12 pies con auténticas
«piedras» y casi 4.000 pequeñas figuras de personas pintadas a mano, con vestidos de la
época. Existe también un doble vídeo realizado con el profesor de Biblia Rev.
Christopher Hill, que resumen ocho seminarios en cuatro horas de imágenes.