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La epilepsia afecta a un 0,5-1% de la población general, con dos picos, uno en la infancia y otro en
la vejez. Así la incidencia de la epilepsia en el anciano es elevada, entendiéndose como tal la que se
inicia en personas mayores de 60-65 años, excluyéndose las que comienzan en edades más
tempranas y permanecen en este grupo etario. Además, presenta peculiaridades clínicas, etiológicas,
diagnósticas y terapéuticas que pueden hacer complejo su manejo.
Probablemente, la epilepsia en personas de edad avanzada se infra diagnostica o es confundida con otros
procesos, pero aun así, su incidencia y prevalencia son mayores que en otros grupos de edad, incluso tienden a
aumentar según avanza la edad, con un pico máximo a los 80 años. El 25% de nuevos casos de epilepsia se
diagnostican en el anciano, siendo más frecuente en el sexo masculino. Las cifras de incidencia (número de
casos nuevos por año) oscilan entre 127134/100.000 en mayores de 60 años, en mayores de 80 años es de 140
por 100.000. La prevalencia (casos de enfermedad activa) en mayores de 75 años es de 1,5% (1, 2, 3).
La elevada frecuencia debe hacernos prestar especial atención a su correcto diagnóstico, no siempre fácil, con
un amplio abanico de patologías con las que hacer diagnóstico diferencial, y a su correcto tratamiento, no
olvidando la polifarmacia y pluripatología del anciano, la frecuencia de efectos adversos o secundarios, y las
distintas farmacodinamia y farmacocinética de este grupo etario. A ello ayudan los importantes avances de los
últimos años en distintas áreas de la epilepsia; se conocen mejor los mecanismos.
EPILEPCIA
Cualquier persona puede padecer de epilepsia. La epilepsia afecta tanto a hombres como a mujeres
de todas las razas, grupos étnicos y edades.
Los síntomas de las convulsiones pueden variar mucho. Algunas personas con epilepsia
simplemente permanecen con la mirada fija por algunos segundos durante una convulsión, mientras
que otras mueven repetidamente los brazos o las piernas. Tener una única convulsión no significa
que tengas epilepsia. Para un diagnóstico de epilepsia se necesita al menos tener dos convulsiones
no provocadas.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
El diagnóstico diferencial debe hacerse con todos aquellos procesos mórbidos y transitorios que
cursan con alteración del nivel de conciencia en cualquier grado o síntomas episódicos motores,
sensitivos, sensoriales o psíquicos.
SÍNTOMAS
Debido a que la epilepsia es causada por actividad anormal en el cerebro, las convulsiones pueden
afectar cualquier proceso coordinado por este. Algunos de los signos y síntomas de convulsiones
son
Confusión temporaria
Un episodio de mirada fija
Movimientos espasmódicos incontrolables de brazos y piernas
Pérdida del conocimiento o conciencia
Síntomas psíquicos, como miedo, ansiedad
Los síntomas varían según el tipo de convulsión. En la mayoría de los casos, una persona con
epilepsia tiende a tener el mismo tipo de convulsión en cada episodio, de modo que los síntomas
serán similares entre un episodio y otro.
Generalmente, los médicos clasifican las convulsiones como focales o generalizadas en función de
cómo comienza la actividad cerebral anormal.
CONVULSIONES FOCALES
Cuando las convulsiones aparentemente se producen por actividad normal en una sola parte
del cerebro se conocen como convulsiones focales (parciales). Estas convulsiones se dividen
en dos categorías.
Los síntomas de las convulsiones focales pueden confundirse con otros trastornos neurológicos,
como migraña, narcolepsia o enfermedades mentales. Se necesita hacer un examen minucioso y
estudios para distinguir la epilepsia de otros trastornos.
CONVULSIONES GENERALIZADAS
Las convulsiones que aparentemente se producen en todas las áreas del cerebro se denominan
convulsiones generalizadas. Existen seis tipos de convulsiones generalizadas:
CAUSAS
La epilepsia no tiene una causa identificable en casi la mitad de las personas que padecen la
enfermedad. En la otra mitad de los casos, el trastorno puede ser causado por diversos factores,
como ser:
Influencia genética. Algunos tipos de epilepsia, que se clasifican según el tipo de convulsión que
se padece o la parte del cerebro que resulta afectada, son hereditarios. En estos casos, es probable
que haya influencia genética.
Los investigadores han asociado algunos tipos de epilepsia a genes específicos, pero, en la mayoría
de los casos, los genes son solo una parte de la causa de la epilepsia. Algunos genes pueden hacer
que una persona sea más sensible a las condiciones ambientales que desencadenan las convulsiones.
Trastornos cerebrales. Los trastornos cerebrales que dañan el cerebro, como los tumores
cerebrales o los accidentes cerebrovasculares, pueden provocar epilepsia. Los accidentes
cerebrovasculares son la causa principal de epilepsia en adultos mayores de 35 años.
Enfermedades infecciosas. Las enfermedades infecciosas, como meningitis, sida y encefalitis viral,
pueden causar epilepsia.
Lesiones prenatales. Antes del nacimiento, los bebés son sensibles al daño cerebral causado por
diversos factores, como una infección en la madre, mala nutrición o deficiencia de oxígeno. Este
daño cerebral puede provocar epilepsia o parálisis cerebral infantil.
Trastornos del desarrollo A veces, la epilepsia puede estar asociada a trastornos del desarrollo,
como autismo y neurofibromatosis.
FACTORES DE RIESGO
Edad. La aparición de epilepsia es más común en niños y en adultos mayores; sin embargo, la
enfermedad puede ocurrir a cualquier edad.
Infecciones cerebrales. Las infecciones tales como la meningitis, que provoca la inflamación
del cerebro o de la médula espinal, pueden aumentar el riesgo.
Convulsiones en la infancia. A veces, la fiebre alta en la infancia puede asociarse con las
convulsiones. Los niños que tienen convulsiones como consecuencia de una fiebre alta no
suelen padecer epilepsia. El riesgo de tener epilepsia es mayor si el niño tiene una convulsión
prolongada, otras enfermedades del sistema nervioso o antecedentes familiares de epilepsia.
COMPLICACIONES
Caídas. Si te caes durante una convulsión, puedes lastimarte la cabeza o romperte un hueso.
Ahogo.Si sufres epilepsia, tienes de 15 a 19 veces más probabilidades con respecto al resto de
la población de ahogarte mientras estás nadando o dándote un baño, ya que puedes tener una
convulsión mientras estás en el agua.
Accidentes automovilísticos. Una convulsión que causa la pérdida del conocimiento o del
control puede ser peligrosa si estás conduciendo un automóvil u operando maquinaria.
Muchos estados tienen restricciones para las licencias de conducir en relación con la
capacidad del conductor para controlar sus convulsiones e imponen una cantidad mínima de
tiempo que debe haber transcurrido desde que el conductor tuvo la última convulsión, que va
de meses a años, antes de que se le permita conducir.
La mayoría de las mujeres con epilepsia pueden quedar embarazadas y tener bebés sanos. Es
necesario que estés bajo un estricto control durante el embarazo, y es posible que deba
ajustarse la medicación. Es muy importante que colabores con tu médico para planificar tu
embarazo.
Problemas de salud emocional. Las personas con epilepsia son más propensas a
experimentar problemas psicológicos, especialmente depresión, ansiedad, y pensamientos y
conductas suicidas. Los problemas pueden resultar de las dificultades para lidiar con la
enfermedad y los efectos secundarios de los medicamentos.
TRATAMIENTO
El tratamiento de la epilepsia puede abarcar diversas facetas. Pero hay que tener claro un concepto:
no hay cura para la epilepsia, todavía. Los medicamentos no curan la epilepsia del mismo modo que
la penicilina puede curar una infección. Para muchas personas con epilepsia, sin embargo, el
medicamento sirve para prevenir las crisis, siempre que se tomen regularmente. Pero una terapia
con medicación requiere la participación activa del paciente para tener éxito.
Los fármacos antiepilépticos suelen incluirse en el tratamiento de la epilepsia, y previenen las crisis
en la mayoría de las personas si los toman con regularidad y según lo prescrito. Se ha estimado que
al menos el 50% de todos los pacientes con epilepsia alcanza a controlar las crisis durante períodos
sustancialmente largos de tiempo. Otro 20% consigue una reducción significativa del número de
crisis. Si los pacientes, en colaboración con su médico, intentan prescindir de los medicamentos,
deben ser conscientes de que los ataques pueden repetirse y pueden tener alto riesgo de
complicaciones graves. No obstante, existe la posibilidad de dejar la medicación, siempre bajo la
recomendación del médico.