El ambar es una resina de un árbol determinado que ha quedado fosilizada.

Su origen es, pues,

conocido desde la antigüedad. En la actualidad no es un producto muy abundante, pero el
fenómeno de electrización por frotamiento se puede realizar con muchas otras sustancias y
objetos. Por ejemplo, con un peine, o con un bolígrafo de plástico frotándolo contra la manga
del jersey se puede observar como atrae pequeños papelitos.

Precisamente el nombre griego del ambar, elecktron, es el que ha servido, genéricamente,

para designar a todos los fenómenos derivados de estas primitivas observaciones que hoy
conocemos como electricidad.

Tanto el ambar como el paño sufren la aparición de unas propiedades eléctricas, pero el
fenómeno es mucho mas perceptible en el ambar que en el paño, ya que el paño, por
presentar una gran superficie en contacto con el aire, y por tener unas características
hogroscopicas notables, pierde sus propiedades eléctricas en muy poco tiempo.

El sistema formado por el ambar y el paño constituye un sistema aislado (o sea, que no
intercambia materia con el exterior), y mediante el frotamiento ocurre una transferencia de
cargas del paño al ambar y viceversa, además de una redistribución de dichas cargas en el
interior de cada cuerpo.