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LA PEDAGOGÌA CONSTRUCTIVISTA

César Coll, destaca la concepción que tiene la corriente acerca del alumno y del profesor.
Se concibe al alumno como responsable y constructor de su propio aprendizaje y al
profesor como un coordinador y guía del aprendizaje del alumno, plantea la relación
existente entre los contenidos escolares, el profesor y el alumno, planteando que los
primeros no deben ser arbitrarios. En estos términos concibe el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
Propone como acción pedagógica para el profesor, un término asociado con el de
construcción; el de andamiaje o ajuste de la ayuda pedagógica, el cual va modificándose
a lo largo del proceso de aprendizaje en la actividad mental constructivista del alumno en
la realización de los aprendizajes escolares; de ahì el término “constructivismo”.
Para la educación escolar ha sido frecuente en la última década en el ámbito de
enseñanza y de aprendizaje de las ciencias en lo que se refiere a la enseñanza y
comprensión de cómo los alumnos construyen su conocimiento en la escuela y de cómo
es posible ayudarles en esa tarea. El constructivismo sigue siendo más una convergencia
de principios explicativos abierta a matizaciones, ampliaciones y correcciones de los
procesos de enseñanza y aprendizaje, de los principios constructivistas para el diseño y el
desarrollo concretas de los principios y el desarrollo del curriculum, mediante los cuales
los profesores consiguen –cuando lo consiguen- ejercer una influencia sobre los procesos
de construcción del conocimiento de sus alumnos.
Llevarse a la práctica el currìculum escolar a partir de los principios constructivistas, es
algo más complejo y consiste en partir de una reflexión crítica y valorativa “esquema de
conjunto, elaborado a partir de una serie de tomas de postura jerarquizadas sobre
algunos aspectos cruciales de los procesos de enseñanza y aprendizaje”. La educación
escolar es uno de los instrumentos que utilizan los grupos humanos para promover el
desarrollo que reside en la creencia de que, para garantizar determinados aspectos del
desarrollo de los niños y niñas en nuestra cultura, es necesaria una ayuda sistemática,
planificada y sostenida que sólo es posible asegurar en la escuela.
La concepción constructivista entiende que la función prioritaria de la educación escolar
es la de promover el desarrollo y el crecimiento personal de los alumnos que implica un
proceso de construcción o reconstrucción. Desde una perspectiva constructivista, el
alumno es el responsable último de su propio proceso de aprendizaje, es él quien
construye el conocimiento y nadie puede substituirle en esta tarea. El papel del profesor
aparece de repente como màs complejo y decisivo, además de favorecer en sus alumnos
una actividad, obliga a sustituir la imagen clásica del profesor como transmisor de
conocimientos por la imagen del profesor como orientador o guía, cuya misión consiste en
engarzar los procesos de construcción de los alumnos con los significados culturalmente
organizados.
La concepción constructivista del aprendizaje y de la enseñanza se vincula pues
claramente con un planteamiento curricular abierto y flexible que rompe con la tradición de
currícula cerrados y altamente centralizados. Si se acepta que el aprendizaje escolar
consiste, como postula la concepción constructivista, en un proceso de construcción de
significados y de atribución de sentidos cuya responsabilidad última corresponde al
alumno.
El verdadero artífice del proceso de aprendizaje es el alumno, es él quien va a construir
los significados y la función del profesor ayudarles en ese cometido. No creemos que
exista una metodología didáctica constructivista; lo que hay es una estrategia didáctica
general de naturaleza constructivista que se rige por el principio de ajuste de la ayuda
pedagógica y que puede concretarse en múltiple metodologías didáctica.

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