Después de haber comprobado la unidad del Estado, es conveniente
averiguar el fundamento de la misma. Es este un problema un problema que se confunde con la fundación del estado mismo: a decir verdad, la ciencia del Derecho no tiene que averiguar en qué circunstancias de hecho ni bajo la influencia de qué causas prácticas han nacido los Estados. Esta labor incumbe al historiador o al sociólogo, no al jurista. Pero el jurista ha de preguntarse cuál es el fundamento jurídico del Estado una vez constituido este. Y puesto que la esencia del Estado es la realización de la comunidad nacional, la cuestión se reduce a preguntar cuál es el fundamento jurídico de esta unidad.
CARRÉ DE MALBERG, R. (1998). Teoría general del Estado.
México D.F.: Fondo de Cultura Económica, pág. 64. CARRÉ DE MALBERG: ORIGEN Y FUNDAMENTO DEL ESTADO II
Pero poco importan en definitiva las condiciones de hecho en las cuales ha
podido nacer un Estado. Sean las que fueren estas condiciones, siempre hemos de recaer en la observación, antes expuesta, de que el concepto de derecho presupone la organización social y que, por tanto, ni un contrato social, ni ninguna otra categoría de acto jurídico cualquiera podría concebirse anteriormente a esta organización. De esta última consideración se desprende la verdad, muy importante, de que la formación originaria de los Estados no puede ser reducida a un acto jurídico propiamente dicho. El derecho, en cuanto institución humana, es posterior al Estado, es decir, nace por la potestad del Estado ya formado, y por lo tanto no puede aplicarse a la formación misma del Estado. La ciencia jurídica no ha de buscar, pues, la fundación del Estado: el nacimiento del Estado no es para ella sino un simple hecho, no susceptible de calificación jurídica.
CARRÉ DE MALBERG, R. (1998). Teoría general del Estado.
México D.F.: Fondo de Cultura Económica, pág. 73. CARRÉ DE MALBERG: ORIGEN Y FUNDAMENTO DEL ESTADO III