You are on page 1of 1

1.

EL PEOR PROBLEMA DE LA NACION

No es difícil escuchar en las calles comentarios pesimistas de la población; comentarios en


los que el futuro de la nación se pinta como sombrío; comentarios en los que el presente
evidencia una dejadez derrotista producto de años de derrotismo inculcados de generación
en generación.
Compañeros, el panorama político después de acogernos por años a esta dejadez es crudo:
La mayoría de jóvenes, incluyendo profesionales, no quieren saber nada de la política; peor
aún, la mayoría de peruanos de todas las edades han retirado sus esperanzas en la política,
esa política que un día de nuestra vida despertara nuestro espíritu patriota y nos hiciera lo
que somos: Juventud Aprista Peruana. Y me duele aún más decir: A lo largo de estos años,
nuestro amado partido ha sido mal posicionado en la mente de los peruanos. El nivel de
aceptación de los peruanos para con el APRA habla por sí solo.
¿Y que hicimos nosotros? ¿Qué hicimos más allá de embebernos de un pasado de gloria?
Por años los peruanos hemos crecido orgullosos del pasado, pero ante la pobreza, la
ignorancia y la crisis hemos crecido quejándonos y librándonos de culpa. Y la mayoría de
jóvenes, dormidos todo este tiempo, no hemos sido excepción de esta dejadez irresponsable
ante un país que nos necesita.
Somos el partido más grande del Perú, pero ¿De qué ha servido esa mayoría sin habernos
organizado? Desde el auge del APRA hasta hoy la nación ha cambiado mucho: Miles de
peruanos han perdido sus esperanzas en la política pero también en el APRA; millones de
peruanos hacen su vida divididos, pensando en enriquecer su bolsillo ante la pobreza en
lugar de tener un pensamiento sinérgico, que es la única salida para enfrentar la
globalización. Y el APRA no está en auge, porque lamentablemente nosotros también
hemos estado divididos compañeros.
El peor problema de la nación es, en consecuencia, que la mayoría de la población no
reconoce a la política como el verdadero camino para dirigir las acciones del estado en
beneficio de la sociedad, y más aún: Nuestro pueblo está dividido, con lo que jamás
podríamos llegar a lado alguno.
Urge pues, promover no sólo una visión sistémica del país, sino también una reforma
cultural que, de la mano con la instrucción, capaciten a este pueblo con las herramientas
necesarias para encarar este siglo XXI en el que la globalización exige sinergia para
incursionar con éxito en el comercio internacional y dar un salto hacia el desarrollo.
Cualquier otra actitud o estrategia que obvie estas prioridades no podrá salvar de la debacle
a una nación cuya sentencia ha sido puesta solo por la dejadez y el individualismo.

You might also like