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- La investidura laica: consistía en la provisión de las parroquias llevada a cabo por los
propietarios de ellas (un señor que las construía en su territorio). Se hacía
simbólicamente por la entrega e algún signo, y con esto quedaban constituidos en
beneficiarios o poseedores de dichas Iglesias, y de ellas vivían.
- La simonía: los laicos introdujeron el abuso de exigir dinero por la provisión de dichas
iglesias. Los clérigos que habían tenido que dar cantidades a veces fuertes para
conseguirla, se dieron por encontrar el medio de sacar lo que habían tenido que pagar;
lo que derivaba en una larga cadena de simonías y de abusos.
Otra de las herejías de máximo peligro fue la de los valdenses, que al principio se presentó
como la adversaria de la anterior. Su nombre viene de su fundador Pedro Valdo. De tanto querer
simplificar el Evangelio, reduciéndolo a la pobreza, llegaron casi a suprimirlo. Negaban el culto
de los santos, el purgatorio, la transubstanciación, el sacerdocio y la jerarquía. Sólo los pobres
podían administrar los sacramentos. Despojaban de sus diezmos a los obispados con el pretexto
de la simonía de los obispos y sus grandes riquezas.
Se preocupó el concilio de la formación cultural y científica del clero. Para ello estableció
que las escuelas de teología en vez de abrirse arbitrariamente estuvieran inspeccionadas y
funcionasen normalmente. En cada iglesia suficientemente rica, habrá un magister para instruir
a sus clérigos y a los de las iglesias vecinas. Decreta castigos muy graves contra los obispos que
ordenasen a los ignorantes y diversas disposiciones relativas a los impedimentos matrimoniales
a las proclamas. Prescribe la confesión anual que habían de hacer al “propio sacerdote” y la
comunión pascual. El concilio se preocupa de los fieles y vela para que se instruya al pueblo
cristiano en sus deberes por una predicación regular y frecuente. Prescribe que cuando un judío
haya molestado a un cristiano exigiéndole intereses excesivos, todos los demás cristianos
deberán abstenerse de todo comercio con aquél; que para evitar los matrimonios o relaciones
de los cristianos con los judíos y sarracenos, deberán éstos llevar señales distintivas en su
indumentaria; que los judíos no podrán ejercer ningún empleo público.