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Un tesoro escondido

Kenneth Copeland
«El sembrador siembra la palabra»
(Marcos 4:14, NVI)

En este preciso momento de tu vida, tienes en tu interior un tesoro que puede transformar el

mundo. Un tesoro que puede cambiar el destino eterno de alguien, llevarlo al cielo, y salvarlo del

infierno. Es un tesoro que puede transformar la pobreza en prosperidad, la enfermedad en salud,

la tristeza en gozo.

Tú tienes la poderosa Palabra de Dios.

No la guardes solo para ti. ¡Siémbrala dondequiera que vayas! Siémbrala en los corazones de las

personas que conoces. Compártela en cada oportunidad que tengas.

Quizás digas: “Pero, ¿no sé cómo?”.

Entonces, empieza a aprender. Utiliza como guía estos tres pasos:

Primero: Toma la decisión. Determina que les enseñarás la Palabra a otros, cueste lo que cueste.

Decide que esto es lo más importante que harás. Haz un compromiso firme. Una vez que lo

hayas hecho, te darás cuenta que lo demás es más fácil.

Segundo: Prepárate. Medita en la Palabra cada día. Deja que el Espíritu Santo ministre tu

corazón; eso te ayudará a ministrar mejor a otros y a ser más sensible a la voz del Espíritu

Santo. Él te ayudará a saber qué decir en cada situación.

Tercero: Permanece firme en la fe. Una vez que hayas compartido la Palabra con alguien,

confíale a Dios los resultados. La Palabra de Dios nunca regresa vacía. Aunque la gente parezca

indiferente y sientas que la Palabra no está funcionando, no dejes de creer y confiar. Tu fe

mantendrá esa Palabra viva en ellos, y con el tiempo ésta hará su obra transformadora.

Tu tienes, en tu interior, un tesoro que puede transformar el mundo. ¿Qué harás hoy con ese

tesoro?

Lectura bíblica: 2 Corintios 4:1-7

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