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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD PILOTO DE ODONTOLOGIA

Catedra:

ENDODONCIA II
Tema:

ACCIDENTES Y COMPLICACIONES DURANTE LA


IRRIGACIÓN

GRUPO #5

Integrantes:

 Daniel Mendoza
 Priscila Serrano
 Evelyn Tapia
 William Veloz

Curso:

6/1

Docente:

Dra. Ana Louis Moran

2018 – 2019 CI
UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
FACULTAD PILOTO DE ODONTOLOGÍA

MISIÓN DE LA FACULTAD PILOTO DE ODONTOLOGÍA


La Facultad Piloto de Odontología de la Universidad de Guayaquil, es un centro

de educación superior con alto grado de excelencia académica e

interdisciplinaria en salud, que a través de la docencia, investigación, prácticas

pre-profesionales y vinculación con la comunidad, se encarga de la formación

integral de profesionales con alta capacidad científica y humanista para la

resolución de los problemas de salud buco dental, coordinando programas de

salud, para mejorar la calidad de vida de la sociedad.

UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL
FACULTAD PILOTO DE ODONTOLOGÍA

VISIÓN DE LA FACULTAD PILOTO DE ODONTOLOGÍA


La Facultad de Odontología de la Universidad de Guayaquil, será la Institución

líder en la formación de estudiantes con conocimientos específicos del sistema

estomatognàtico y su relación con el resto del organismo, a través de la

capacitación permanente mediante programas de educación continua,

postgrados, investigación y extensión, con responsabilidad en la prevención,

promoción, protección de la salud y resolución de los problemas que allí se

presenten, con valores éticos, morales y de alto compromiso social.


ACCIDENTES Y COMPLICACIONES EN LA IRRIGACION

La irrigación de los conductos radiculares es el acto por el cual se busca eliminar


todo el material contenido en una cavidad pulpar, tales como pulpa viva o
necrótica, restos de dentina o de materiales obturadores desalojados por el acto
de instrumentación, así como de microorganismos. Por medio de la irrigación se
consigue eliminar gran parte de los gérmenes y se lubrican las paredes de los
conductos, coadyuvando y facilitando la instrumentación.

La irrigación se inicia en la fase de abertura coronaria y se extiende durante toda


la etapa de la instrumentación. Puede ser de dos tipos: simple y gaseosa. En la
simple, el agente irrigante únicamente es aplicado en el interior del conducto
utilizándose una jeringa y una cánula irrigadora. La gaseosa se basa en la
reacción de agentes que liberan oxigeno durante la irrigación. Generalmente,
esos agentes pueden ser dos líquidos, el hipoclorito de sodio y peróxido de
hidrogeno (método de Grossman) o una crema y un líquido (método de Stewart
y Paiva y Antoniazzi).

Durante la irrigación de los conductos radiculares, accidentes y complicaciones


también ocurren, interrumpiendo la ejecución del tratamiento endodontico,
siendo por esto de menos gravedad de los que ya fueron relatados y entre ellos
se destacan:
5.1- Presión apical excesiva
5.2- Inyección de líquido en el tejido periapical
5.3- Enfisema
5.4- Acumulo de restos de dentina
5.5- Decoloración de la ropa del paciente.
5.1- PRESION APICAL EXCESIVA

la irrigación es un factor fundamental en el tratamiento endodontico, debe ser


ejecutada manteniéndose un trayecto de reflujo entre la cánula irrigadora
cilíndrica y el conducto radicular.

El segmento de menos trayecto de reflujo se sitúa a nivel de la punta de la cánula


irrigadora, denominado área de reflujo, imprescindible para el retorno del líquido
irrigante, cuanto menos sea, más difícil será la salida de ese líquido del conducto
radicular.

Si la cánula irrigadora está muy alejada de la región apical, la limpieza de esa


será precaria, contrario a esto, si se aproxima demasiado, estará ajustada a las
paredes del conducto, eliminando el área y trayecto del reflujo.

Para mantener el AR y el TR es importante que el operador realice en la cánula


irrigadora movimientos de vaivén a lo largo del conducto radicular durante las
maniobras de irrigación, porque contrariamente puede ocurrir una obstrucción de
ese reflujo, forzando al extravasado de líquido irrigante bajo presión a través del
foramen apical y como consecuencia, inyección del mismo en el tejido periapical.
Esto podrá ocurrir más fácilmente en dientes con foramen apical
sobreinstrumentado o destruido por reabsorción, así como en conductos
perforados o raíces fracturadas y también en dientes con ápice inmaduro.

Según Berbert, Bramante y Lopes, existe una fuerte correlación entre el diámetro
externo de la cánula irrigadora y el instrumento endodontico.

Generalmente, las agujas hipodérmicas usadas como cánulas de Irrigación son


identificadas por dos números, por ejemplo 30 x 7; el primer número corresponde
a la longitud de la aguja y el segundo al diámetro externo de su punta. De esta
manera, esa aguja 30 x 7 tiene 30 mm de longitud por 0.7 mm de diámetro
externo. Ese diámetro corresponde a un instrumento endodóntico número 70 que
también posee 0.7 milímetros en su punta.
Puede notarse por este hecho, la dificultad en acceder con agujas gruesas, por
ejemplo, la 30 x 6, en un conducto que fue instrumentado con la lima número 30.
Probablemente en ese intento de profundizar la aguja en el conducto ocurrirá el
ajuste a las paredes de este eliminando el área y trayecto de reflujo, lo que
consecuentemente aumentará la presión apical.

5.2 INYECCIÓN DE LÍQUIDO EN EL TEJIDO PERIAPICAL


Actualmente los líquidos irrigantes más utilizados en endodoncia son las
soluciones de hipoclorito de sodio y de peróxido de hidrógeno aisladas, en
ocasiones o alternadas.
El hipoclorito de sodio es encontrado en concentraciones de 0.5 a 5.25% y actúa
disolviendo colágeno por cloración de los aminoácidos y por saponificación de
los lípidos, siendo que su poder disolvente es directamente proporcional a su
concentración y es más efectivo a una temperatura de 37ºC. Además de esto,
tiene acción necrolítica, antitóxica, bactericida, desodorizante y neutralizante.
Sin embargo, además de las acciones benéficas, las soluciones de hipoclorito
de sodio tienen un efecto tóxico sobre los tejidos vitales, provocando hemólisis,
ulceración de la piel y necrosis, daño sobre las células endoteliales, fibroblastos
e inhibición de la migración de neutrófilos. En la concentración de 0.5 (líquido de
Dakin) existe indicios de que el potencial irritativo es bajo.
La infiltración sobre presión de la solución de hipoclorito de sodio en el tejido
periapical además de provocar una lesión física caracterizada por la destrucción
de los tejidos induce una lesión química resultante de su acción irritante sobre
los tejidos vitales. El tejido agredido exhibe una reacción inflamatoria y
eventualmente necrosis, que puede extenderse a la mucosa bucal dependiendo
del volumen y de la concentración de la solución inyectada.
Hulsmann y Hann (2000) en una revisión sobre las complicaciones ocurridas
durante la Irrigación de conductos radiculares, relacionaron los principales
signos y síntomas que pueden surgir con la inyección de hipoclorito de sodio en
el interior de los tejidos: dolor severo e instantáneo, edema inmediato de los
tejidos circundantes con la posibilidad de extenderse a los labios y región
infraorbitaria, hemorragia abundante en el conducto radicular y aparecimiento de
equimosis con posibilidad de infección secundaria y áreas anestesiadas. Cuando
la inyección es en el seno maxilar existe una queja de sabor a cloro e irritación
de la garganta.
De hecho, la literatura comprueba el acontecimiento de accidentes graves
provocados por la inyección de hipoclorito de sodio en el tejido periapical,
teniendo como consecuencia dolor intenso, edema inmediato de los tejidos
adyacentes, hemorragia en el conducto radicular y en la piel y mucosa necrosis
de los tejidos, infección secundaria con formación de absceso y parestesia
persistente. Existen relatos de individuos alérgicos al hipoclorito de sodio, los
cuales además de presentar las alteraciones en los tejidos previamente citados,
exhibieron concomitantemente problemas respiratorios.
La inyección accidental de peróxido de hidrógeno en el ligamento periodontal y
sus consecuencias serán discutidas en el siguiente punto a seguir
5.3. ENFISEMA
En odontología, el enfisema es una complicación que puede ocurrir durante o
después de una extracción dental, en el tratamiento endodóntico o posterior a
una laceración en los tejidos blandos por los procedimientos de operatoria dental.
Es caracterizado por el acumulo patológico de aire u oxígeno en el interior de los
tejidos.

Durante el tratamiento endodóntico, esa complicación eventualmente puede


ocurrir como consecuencia de la inyección accidental de peróxido de hidrógeno
en el ligamento periodontal cuando se utilizó como solución irrigante o de la
utilización inadecuada de aire comprimido.
El peróxido de hidrógeno como cualquier el líquido infiltrado en el ligamento
periodontal provoca desgarramiento de tejido e irritación, generando una
reacción inflamatoria de intensidad variable dependiendo de la concentración y
el volumen de solución inyectada. La repercusión clínica es presencia de dolor
de intensidad variable eritema y tumefacción con ruido de crepitación como
consecuencia del enfisema provocado por la liberación de oxígeno, originado de
la efervescencia del peróxido de hidrógeno en contacto con tejido blando.
La aplicación de aire comprimido para secar el conducto radicular es un
procedimiento de necesario e inadecuado que puede originar un enfisema por la
acción del aire que es presionado para el tejido periapical, algunas veces en
conjunto con agua y aceite contaminado. Este accidente exhibe como
característica clínica la instalación inmediata de tumefacción, con ruidos de
crepitación a la palpación, dolor con intensidad y persistencia variable, existiendo
la posibilidad de ocurrir signos y síntomas de infección secundaria. No se
encuentra en la literatura relatos sobre embolia gaseosa en humanos original de
la instalación del enfisema, sin embargo, en dientes de perros esa compilación
ya fue demostrada cuando se inyectó aire comprimido en los conductos
radiculares de algunos dientes.
Los accidentes con hipoclorito de sodio y peróxido de hidrógeno envolviendo
tejido periapical, músculos y seno maxilar no ofrecen la posibilidad de
intervención para resolverlos, porque es imposible remover una solución
infiltrada en los tejidos y por otro lado no existe un antídoto específico. El
tratamiento instituido es paliativo y conforme sugerencia de Hussman y Hann, el
dolor puede ser controlado por anestesia local o analgésicos, la aplicación de
compresas frías para la reducción del edema en conjunto con enjuagues
frecuentes de agua tibia al día siguiente para estimular la circulación local y un
examen Diario del paciente para controlar su recuperación.
El uso de antibióticos no es obligatorio, excepto en los casos de infección
secundaria; la administración de corticoesteroides no es rutinaria, por tal motivo
es indicada en los casos más graves en pacientes alérgicos conjuntamente con
los antihistamínicos. En los casos severos de necrosis y absceso podrá ocurrir
la necesidad de internamiento hospitalario.

Ante la sospecha de enfisema es importante que se realice un diagnóstico


diferencial entre hematoma y edema angioneurótico. La formación del hematoma
puede ser rápida y generalizada generalmente en las fases iniciales no existe
todavía alteración del color de la mucosa o de la epidermis. En el edema
angioneurótico, la instalación puede ser precedida por una sensación de ardor y
aparecer espontáneamente en la piel o mucosa.
En la mayoría de los casos de enfisema que ocurre durante el tratamiento
endodontico provocado por aire comprimido o por peróxido de hidrógeno, no
existe la necesidad de tratamiento porque se resolverá espontáneamente en
pocos días. Sin embargo, no se puede descartar la posibilidad de infección
provocada por bacterias que eventualmente son forzadas por para el interior de
los tejidos, siendo así es necesario proteger al paciente prescribiendo penicilina
o algún derivado semisintético de la misma.
Si el profesional opta por la utilización del método de Grossman para la Irrigación
del conducto, los cuidados con el área de reflujo deben ser redoblados, porque
la reacción entre el hipoclorito de sodio y el peróxido de hidrógeno es
instantánea, liberando gran cantidad de oxígeno Qué puede provocar un
enfisema si no hay un espacio suficiente para su salida. Cuando se utilizan
cremas, la reacción no es instantánea, por esa razón se debe cuidar de la total
eliminación de las cremas del interior de los conductos para evitar que
posteriormente el sellado de la abertura coronaria, continúe la liberación de
oxígeno provocando consecuencias dolorosas al paciente.
5.4 Acumulación de restos de dentina
Ocurre con frecuencia durante la instrumentación de los conductos radiculares,
principalmente con los menos experimentados que dejan de observar la
frecuencia de la Irrigación y el calibre adecuado de la cánula.
Estos restos de dentina y los fragmentos de tejido pulpar con vitalidad o
necróticos, cuando permanecen en el conducto radicular, provocan una
obstrucción principalmente del tercio apical, dificultando la instrumentación del
tercio apical, dificultando la instrumentación y causando muchas veces el desvió
de los instrumentos y hasta la perforación radicular. Además de eso, los restos
de dentina puede albergar microorganismos con capacidad de contaminar el
tejido periapical o provocar un reagudecimiento de lesiones periapicales
preexistentes, además de bloquear la acción de la medicación intraconducto.
Tal situación puede ser fácilmente corregida con irrigación y cánulas adecuadas,
asociándolas a la utilización de limas delgadas precurvadas y ejecutando
movimientos de cateterismo.

Ante la dificultad de llevar la solución irrigante a nivel apical, es recomendada la


inundación de la cámara pulpar con la misma, para que, a través de movimientos
de bombeo con los instrumentos endodónticos, pueda ser llevada hasta la región
apical.
La utilización de cremas durante la irrigación si no es correctamente neutralizada
y eliminada, al asociarse con los restos de dentina, puede también ser la
causante de una obstrucción.
5.5- Decoloración de la ropa del paciente
Un accidente muy común y constrangedor es daño provocado por hipoclorito de
sodio en la ropa del paciente. Este compuesto químico es muy usado en los
blanqueadores domésticos y en contacto con los tejidos a color provoca la
decoloración.
Durante la utilización del hipoclorito de sodio como solución irrigante, el
profesional necesita tomar algunos cuidados, por ejemplo verificar si la cánula
esta correctamente acoplada a la jeringa para evitar derramamiento. Las jeringas
hipodérmicas de Luer Look con punta metálica permiten el enroscado de la
cánula irrigadora, dando mayor seguridad en el momento que se ejerce la
presión de irrigación sobre el embolo de la jeringa y por lo tanto, debe ser la
escogida.

La protección de la ropa del paciente es muy importante en la eventualidad de


que la solución irrigante escape del control del profesional. Muchos
endodoncistas utilizan un babero de plástico o de tejido impermeable para evitar
ese sinsabor.
Otro accidente más preocupante que el anterior es el contacto de soluciones
irrigantes con los ojos del paciente o del profesional, principalmente aquellos que
tienen acción disolvente de los tejidos y la capacidad desinfectante como el
hipoclorito de sodio provoca dolor, lagrimeo profuso, ardor, eritema y en algunos
casos puede ocurrir perdida de células epiteliales de la superficie externa de la
cornea.
Si ocurre la caída de hipoclorito de sodio en los ojos del profesional o del
paciente, los cuidados inmediatos son lavar abundantemente el ojo inmiscuido
con suero fisiológico y, en caso del paciente, enviarlo para un oftalmólogo a un
examen y si es necesario para su tratamiento. Actualmente, muchos
profesionales de diversas especialidades utilizan lentes de protección para ellos
y para sus pacientes, ejemplo que debe seguirse para los profesionales de la
odontología.

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