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Respeto

La palabra respeto proviene del latín respectus y significa “atención” o “consideración”. De


acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), el respeto está relacionado con
la veneración o el acatamiento que se hace a alguien. El respeto incluye miramiento,
consideración y deferencia.
Se denomina respeto a una actitud de valoración que se mantiene hacia una cosa o persona.
Así, es posible hablar del respeto a las instituciones, a la memoria, a la familia, etc. El respeto
guarda estrecha vinculación con una actitud de reconocimiento hacia lo que ese algo o
persona representan. El respeto es una cualidad en una persona cunado esta hace una justa
valoración de los demás, aunque en ocasiones es posible caer en una actitud de excesiva
ponderación que carece de realismo.

Es importante señalar que en ocasiones se confunde este valor con el del miedo. En efecto,
existe un dicho que establece que hay dos formas de respeto, la admiración y el miedo. No
obstante, el respeto debe tomarse como un reconocimiento al valor que una persona o cosa
tiene independientemente de que se caiga en cualquiera de las actitudes mencionadas. Es no
obstante una consideración que se encuentra muy difundida y que guarda relación con
muchas demandas erróneas con respecto al prójimo.

En la biblia, en particular en el Antiguo testamento se hacía referencia al “temor de Dios”


como una forma de aludir a una conducta respetuosa hacia la divinidad. No obstante, el
término se comprende en el Nuevo Testamento en función de la extrema dependencia del
hombre con respecto Dios, una dependencia que hace que todo el valor dependa de este
vínculo con dios.

En la actualidad, suele hacerse continuamente una llamada de atención a los más jóvenes
con respecto al respeto que deben a sus mayores. La demanda es correcta si además se
considera que este respeto debe darse también a los más jóvenes y hasta pequeños, en la
medida en que ostentan un valor igualmente válido con respecto a los mayores.

El respeto se manifiesta en los gestos antes que en las palabras. En efecto, guardar respeto
es una actitud que se refleja en la manera en que una persona se comporta hacia los demás.
Esta debe siempre considerar a los congéneres como iguales que tienen las mismas
necesidades que nosotros, como asimismo talentos únicos y específicos. Este tipo de actitud
dista de ser una idealización de los demás, sino que es intentar en el correcto lugar que les
corresponde como personas. En la actualidad, muchos de los problemas existentes en la
humanidad serían mucho más fáciles de resolver si se pudieran tomar estas consideraciones
en un grado de importancia mayor. Es sin lugar a dudas una de las tareas pendientes.
Responsabilidad
La palabra Responsabilidad proviene del término latino responsum (ser capaz de responder,
corresponder con otro). La responsabilidad es el cumplimiento de las obligaciones o
cuidado al hacer o decidir algo, o bien una forma de responder que implica el claro
conocimiento de que los resultados de cumplir o no las obligaciones, recaen sobre uno
mismo.

La responsabilidad se puede ver como la conciencia acerca de las consecuencias que


tiene todo lo que hacemos o dejamos de hacer sobre nosotros mismos o sobre los
demás.

En el campo del estudio o del trabajo; por ejemplo, el que es responsable lleva a cabo sus
tareas con diligencia, seriedad y prudencia porque sabe que las cosas deben hacerse bien
desde el principio hasta el final y que solo así se saca verdadera enseñanza y provecho
de ellas.

Con la responsabilidad el individuo aprende a comportarse de manera que puedan confiar


en él, ya que ésta garantiza el cumplimiento de los compromisos adquiridos y genera
confianza y tranquilidad entre las personas.
El ser responsable reflexiona seriamente antes de tomar cualquier decisión, pensando
en los resultados y efectos que pueda afectar la propia vida o la de otros; es capaz de sentir
lo que otros sienten y entender las necesidades de los demás; reconoce los errores
cometidos y se muestra dispuesto a repararlos.

Todo lo expuesto es referido a la responsabilidad ética, moral y social, ésta última tienen
gran relevancia en una comunidad familiar, en donde los padres tienen el deber de ser
responsables en la formación de sus hijos y en la contribución de ellos en la sociedad,
con el aporte de su misma experiencia de comunión y participación.

Existe otra responsabilidad que es la jurídica, donde toda persona es legalmente


responsable de determinada conducta y que en parte es referida a la obligación de reparar
daño moral o material causado por alguna violación.

tolerancia
La tolerancia podría ser descripta como una actitud, una manera de actuar, una forma de ser que se basa
en la idea de que todos los seres humanos somos iguales y que por lo tanto debemos respetarnos,
protegernos y aceptarnos tal cual somos sin generar divisiones que nos enfrenten, sin agredir o
discriminar. En términos más específicos o individuales, la tolerancia también puede ser entendida como
la actitud mediante la cual una persona tolera o acepta rasgos que no necesariamente tengan que ver con
cuestiones raciales, étnicas o religiosas de otra persona que conoce (por ejemplo, tener tolerancia a que
alguien sea impuntual, a que alguien sea desordenado, etc.).

La tolerancia es hoy en día uno de los actos más necesarios para la convivencia de todas las sociedades
en el planeta, tanto entre distintas sociedades entre sí como también a nivel interno. Esto se debe a que
en la actualidad los lazos entre comunidades antes aisladas es innegable e inevitable, lo cual hace que
uno entre en contacto más fácilmente con otras realidades y formas de vivir. Si bien esto es positivo,
también puede traer como consecuencia actos de miedo hacia lo diferente, superstición, discriminación,
agresividad y violencia. Incluso, muchas veces el problema no es unidireccional si no que la intolerancia
se registra en muchos niveles al poder ser una comunidad discriminada pero también discriminadora.

Por otro lado, es importante señalar que las sociedades modernas muestran una alta tendencia hacia la
violencia por lo cual actos como el respeto mutuo, la tolerancia, la convivencia y la paz son cada vez
más difíciles y complicados. En sociedades en las que la violencia está enquistada en todos los niveles
sociales y culturales, en todas las actividades, es muy complicado lograr valores de tolerancia que
aseguren una vida pacífica para todos los miembros de la misma.

La tolerancia se ejercita día a día y puede ser estimulada a partir de la interacción con otros,
especialmente con aquellos que son diferentes a uno ya que eso permite conocer otras realidades y
aceptar progresivamente que no hay una vara de moral única si no que cada cultura se modela según sus
necesidades e intereses específicos.

El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define la tolerancia como el respeto por los
pensamientos y las acciones de terceros cuando resultan opuestos o distintos a los propios.

El concepto se origina en el latín tolerare (“soportar”) y hace referencia al nivel de admisión o


aprobación frente a aquello que es contrario a nuestra moral. Se trata, en otras palabras, de la actitud
que adoptamos cuando nos encontramos con algo que resulta distinto a nuestros valores.

Supongamos que una persona es vegetariana: no ingiere carne porque cree que los animales tienen
derecho a vivir en paz y no deberían ser sacrificados para convertirse en alimento de los seres humanos.
Al encontrarse con un sujeto que come carne todos los días, el vegetariano resultará tolerante si no
condena la decisión del carnívoro, pese a que no la comporta.

Es importante tener en cuenta que la tolerancia no es sinónimo de indiferencia. Es decir, no prestarle


atención o, directamente, negar los valores que defiende el prójimo no es una actitud tolerante. La
tolerancia implica, en primer lugar, respeto, y en el mejor de los casos, entendimiento.

Hay que destacar que, pese a que la tolerancia invita a respetar y comprender los valores de los otros, no
supone aceptar aquellos que avasallan los derechos de los demás. Si un sujeto defiende convencido la
supremacía racial y busca el exterminio de quienes son diferentes, de ninguna manera significa que haya
que tolerar su postura.
Amor
Al tratarse de un tema tan abstracto y complejo, es difícil establecer una definición precisa del amor.
Sin embargo, puede ser considerado como un conjunto de comportamientos y actitudes que resultan
desinteresados e incondicionales, y que se manifiestan entre seres que tienen la capacidad de desarrollar
inteligencia emocional.

Esto quiere decir que el amor sólo puede ser experimentado por los seres humanos, aunque otras
especies también son capaces de establecer nexos emocionales, como los perros, los caballos o los
delfines.

Por ejemplo: “Dante me confesó que siente un gran amor por mi hermana”, “Te aseguro que esa es la
mejor demostración de amor que me puedes hacer”, “Ninguna pareja puede sostenerse sin amor”, “El
amor entre un padre y su hijo es incomparable”.

En el lenguaje cotidiano, el amor suele asociarse en forma directa al amor romántico, que supone una
relación pasional entre dos personas. Sin embargo, el término puede aplicarse a otro tipo de relaciones,
como el amor familiar, el amor platónico y otros sentidos más amplios (amor a Dios o amor hacia la
naturaleza). En todos los casos, el amor representa un sentimiento de gran afecto.

Así podríamos llevar a cabo una serie de oraciones que ejercieran como ejemplos de los diversos tipos
de amor. De esta forma podríamos exponer las siguientes: “Juan y Lucía contrajeron matrimonio por
amor”, “La mirada de Isabel hacia su hijo era una muestra del orgullo y del amor de madre que sentía” o
“Manuel quiso entrar en el seminario para comenzar a trabajar como sacerdote como muestra de su amor
a Dios”.

El amor no es un concepto biológico. Diversas expresiones relacionadas con el amor, tanto en los seres
humanos como en otras especies, no se encuentran relacionadas con la supervivencia. De esta forma,
podemos mencionar a las relaciones sexuales sin fines reproductivos y a los comportamientos altruistas.

Cabe destacar que distintos estudios científicos han hallado vínculos correlativos entre la cantidad de
hormonas (la dopamina, la serotonina, etc.) presentes en el organismo y los estados que se califican
como amorosos (la pasión, el deseo carnal, etc.).

En este sentido, cabría destacar que esa explicación iría muy en relación con lo que se conoce como que
“el amor es ciego”. Y es que, parece ser, que la revolución que experimentan nuestras hormonas y las
sensaciones que ellas nos hacen vivir cuando estamos junto a la persona de la que nos hemos enamorado
no nos permite ver la realidad en cuanto se refiere, por ejemplo, a cómo es nuestra pareja o a la relación
que estamos viviendo.

Desde la psicología, Robert J. Sternberg ha señalado tres componentes del amor: la intimidad
(aquellos sentimientos que promueven el acercamiento), la pasión (un fuerte deseo de unión) y el
compromiso (para conservar y reproducir el amor).

Finalmente tenemos que subrayar que actualmente empleamos un elevado número de expresiones que
utilizan como parte integrante el término amor. Entre ellas se encontraría “amor libre” que es aquel en el
que las personas que lo viven no se imponen ningún de atadura sentimental o de compromiso pues
básicamente lo que hacen es disfrutar de las relaciones sexuales que mantienen.
fe
La palabra fe deriva del término latino fides y permite nombrar a aquello en lo que cree una persona o
una comunidad. También hace referencia a una sensación de certeza y al concepto positivo que se
tiene de un individuo o de alguna cosa.

Ejemplo:

“Tengo fe en que ganaremos el partido”, “Lo único que mantuvo de pie fue mi fe en Dios”, “Los
hombre de fe pueden lograr cosas increíbles”, “Mi tío profesa la fe cristiana”.

La fe, por otra parte, es la afirmación o confirmación de que algo es veraz o el documento que ratifica
la validez de ciertas cosas (“El escribano dio fe del acto”).

En este caso concreto, podemos subrayar que hoy día existe precisamente una profesión que tiene como
objetivo que la persona que la desarrolle tenga como función el dar fe de los testamentos, contratos o
documentos de índole similar siguiendo, por supuesto, las normativas y legislaciones existentes al
respecto en cada país. Estamos hablando del notario.

Entre los factores que intervienen en la fe, aparecen la moral, la razón y los sentimientos. Se habla de
fuerza moral cuando la fe es impulsada por el miedo a un castigo divino o por la ambición de alcanzar
un cierto premio. La fuerza racional, en cambio, se nutre de preceptos que se mezclan con pruebas de
tiempos pasados. Por último, la fuerza sentimental o emocional aparece cuando la fe tiene su punto de
partida en un anhelo y contribuye a mejorar la autoestima del sujeto.

La fe, por lo general, se constituye como la base o el sustento de las religiones, ya que los fieles confían
en las normas que les son suministradas por las autoridades religiosas.

Así, tal y como explicamos, es fundamental que cualquier creyente de una religión tenga fe en los
máximos dirigentes de la misma, en las afirmaciones que ellos realizan y en las doctrinas que predican
pues sólo así podrá aceptar y acatar las mismas. Y más teniendo en cuenta que cualquier tipo de religión
se sustenta en elementos, situaciones y hechos que no pueden demostrarse porque sino se tiene fe, no se
podrá creer en todo aquello que se loa.

Todo ello es una buena muestra de que cualquier religión escapa a la razón, pues tiene como pilares
centrales manifestaciones o sucesos que no pueden explicarse científicamente o que simplemente son
fruto de una tradición escrita. En este sentido, habría que destacar que un ejemplo de ello son los
milagros de los que se habla en cualquier doctrina, son hechos en los que los fieles creen porque tienen
fe en que han sucedido tal y como se cuenta.

En este sentido, también habría que destacar una frase que es utilizada en muchas ocasiones: “la fe
mueve montañas”. Con dicha oración lo que se intenta expresar es que si alguien espera conseguir un
objetivo que parece imposible pero cree en poder lograrlo de una manera contundente seguro que lo
acaba consiguiendo.
El concepto de fe puede utilizarse en combinaciones con otras palabras: la buena fe se vincula a la
honestidad y la rectitud; la mala fe, en cambio, incluye maldad y perfidia. También puede mencionarse
a la fe de erratas, que son las equivocaciones y los errores reconocidos por un medio de comunicación
y enmendados con las aclaraciones pertinentes.

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