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4 de Septiembre de 2017

Neurociencia: ¿sí o no?

E n el camino de regreso a la Era de las Cavernas -


metáfora punzante contra los reconocidos idealistas y los
autoengañados materialistas -, se raja la tierra en una grieta,
en forma de falso debate, no más profunda que un pozo de
barro. Eso sí: la reincidencia constante de dicho debate
(aunque en cada instancia vista un traje diferente) sólo pone
en evidencia tres aspectos: 1) la incomprensión absoluta de los
problemas reales por parte de los fervientes "debatientes"; 2)
la falta completa de compromiso para revertir la situación
anterior (lo que deja entrever indirectamente el carácter de
sus intenciones e intereses); y 3) la capacidad subconsciente1
de la audiencia (humana) de creer fácilmente en toda
explicación “coherente” que la salve de la incómoda
incomprensión!

Capítulo I: El debate.
Acaso, ¿las neurociencias son buenas o malas? En esta
ocasión, el debate usa las neurociencias como chivo
expiatorio, lo que antes (y aun hoy, en algunos casos) fueron
los avances en astronomía, la evolución, la energía nuclear, las
vacunas, etc. La pregunta en realidad no busca preguntar
nada: solo desea implantar una duda moral o ética sobre una
actividad humana para distraer de las causas que son
responsables de los problemas reales de la humanidad.
actividad humana para distraer de las causas que son responsables de los problemas reales de la humanidad.

La llama se alimenta por fervientes opositores, algunos más silenciosos, otros más extrovertidos. De un lado,
desfilan neurocientíficos que encuentran en dicha actividad, la oportunidad de “salir del lab” y experimentar la
exposición pública y la admiración ajena. Sus predicas de autoayuda se valen del desconcierto general para
sembrar la idea de que las neurociencias pueden explicarnos y ayudarnos a vivir mejor1. Dentro del elenco, están
los divulgadores, quienes con “buenas intenciones” relatan de una manera simplificada los conocimientos del
área, y en ocasiones, se exceden con las conclusiones que extraen. Son la reacción defensiva de los ataques
históricos (y actuales) en contra de la ciencia2; sus objetivos son difundir las actividades científicas y alentar un
cambio en su valoración hacia una más positiva: para ello se montan en un estereotipo científico, negando
incluso el lugar real que ocupa la ciencia en la sociedad moderna. Además de estos acríticos ejemplares, están
también aquellos cuyas intenciones no aún más difusas, como ejemplo nuestra Reina de Corazones: Facundo
Manes. El objetivo de estos pareciera ya no ser defender a la ciencia (en este caso, a las neurociencias) sino usarla
como legitimadora del accionar de un sector minoritario de la humanidad, a favor de sus propios intereses, y en
contra de los de la mayoría.
Es preciso aclarar que además en este grupo (neurocientíficos) coexisten una mayoría de investigadores que
tienen mayor cuidado –epistemológico- en las conclusiones que sacan, no comparten el modus operandi de los
primeros, pero como no se expresan públicamente, son invisibles (para la mayoría de la población).
En el otro extremo del debate, habitan un conjunto de pensadores académicos y políticos que, subidos al
histórico conflicto contra el reduccionismo biológico3, adquieren una posición metodológicamente equivalente,
aunque conclusivamente opuesta: el Reduccionismo Social. Son un grupo heterogéneo con fuertes debates
internos, pero que tienen en común el punto de partida axiomático (derivado de la filosofía racionalista,
humanista y antropocéntrica) de que “el ser humano es una excepción a las reglas de la naturaleza” y por ende,
sólo en nuestra especie, se puede entender que “lo social determina los procesos vitales de los seres humanos”,
negando cualquier relación con lo orgánico. Si bien hay elementos de sus teorías que se pueden rastrear hasta
muy antiguamente en la Historia del pensamiento de la humanidad, no es sino hasta el surgimiento imperioso de
la necesidad de la burguesía de imponer sus condiciones de producción que encontraron un sustento masivo para
desarrollarse exponencialmente. Es en este marco donde surge la idea actual de Ser Humano, como ser libre (o
potencialmente libre) y donde lo social se vuelve el medio para que dicha libertad se realice. El ser humano
adquiere “libre albedrío”, la capacidad absoluta de tomar decisiones, que pertenecen al campo de “La Razón”; se
institucionaliza y academiza las organizaciones (y categorías) sociales, incluso adquiriendo en algunos casos el
carácter de “sujeto”. Incluso en este bando, se hayan posiciones teóricas (y prácticas) muy progresivas y
revolucionarias4, que ponen en evidencia las relaciones entre el nivel de organización social y el individual (y en
algunos casos el carácter de opresión del primero sobre el segundo), pero que de igual manera ignoran las
relaciones entre el nivel orgánico con el individual o el social.

1
“La autoayuda y la neurociencia van de la mano. La neurociencia es una disciplina que permite conocerme más, es lo mismo que la
autoayuda, nada más que con un conocimiento científico detrás. Hay gente a la que le gusta eso y gente que prefiere ir a la iglesia, o
charlar con su psicólogo” nos dice Estanislao Bachrach, autor de “Ágilmente” y “En cambio”, best–sellers del género de divulgación en
neurociencias.
2
Diego Golombek, un referente en el área de la divulgación de las neurociencias publicó sus primeros libros en la década del 90´
(Cerebro: últimas noticias, 1998; Cavernas y palacios, 1999), período funesto para ciencia argentina y de contantes luchas por parte de
los trabajadores científicos para conquistar los derechos básicos laborales (muchos aún inconquistados).
3
Por “Reduccionismo Biológico” (o biologicismo) se entiende históricamente como aquella operación (y conjunto teórico y académico)
que reduce el comportamiento individual (o social) al resultado convergente de propiedades orgánicas (genes, proteínas, etc), dándole a
éstas un carácter determinista, y negando (parcial o totalmente) la relación del ambiente (por ejemplo, lo social) en la regulación del
comportamiento animal. Como históricamente se lo reconoce como “Reduccionismo Biológico”, acá lo presento de esta manera, pero a
partir de aquí, lo llamaré “Reduccionismo Orgánico”, ya que este texto se enmarca dentro de una teoría más general sobre la Vida, en la
cual lo biológico, además de lo orgánico, incluye el nivel de organización social (con elementos como las estructuras sociales, las
culturas, los sistemas sociales, el lenguaje, etc).
4
Revolucionarias en el sentido que desafían las estructuras sociales dominantes, no porque desafíen las ideas que las preceden o
porque planteen una teoría y práctica novedosa a partir de una crítica dialéctica de las teorías preexistentes.
Al fin, pareciera ser una nueva batalla entre el reduccionismo orgánico y el reduccionismo social, dos bando que
luchan por descabezar al otro e imponer su propia cosmovisión/dogma de la realidad. En los siguientes capítulos
profundizaremos en las posiciones de cada sector, analizando algunas intervenciones de cada uno en los últimos
meses. El objetivo de este texto no es tomar partido por alguno de los bandos, sino poner en evidencia la
falsedad del debate, y entrarnos en las preguntas realmente importantes, como por ejemplo:

¿Qué rol social cumple la ciencia?


y ¿qué grado de conciencia requiere el proceso
de transformación social para ser estratégicamente exitoso?

Capítulo II: La Reina de Corazones y sus asesores

Corren mediados del año 2016, y el Doctor Facundo Manes muestran sus primeros coqueteos en público
con el gobierno de Cambiemos. Bajo la consigna “La pobreza poco tiene que ver con lo económico; tiene que ver
con qué hacés vos para proyectar tu proyecto de vida” -del Ministro coordinador de Vidal, Daniel Cerezo-, Manes,
nuestra Reina de Corazones y gurú de la felicidad PRO, levanta el estandarte de que “Tenemos que intentar, con
el aporte de la ciencia moderna, cambiar el esquema mental: que la gente bajo situaciones vulnerables deje de
pensar en la próxima hora y empiece a pensar en un proyecto, que esté motivada, que quiera mejorar en su
vida”5….y en este sencillo acto, las palabrerías de un charlatán pasan a estar legitimadas por las neurociencias.
Entonces, el problema de los pobres no es la pobreza, no señorxs, sino la actitud mental que toman en la vida! Lo
interesante de este punto de vista es que si los pobres son aquellos que piensan en la próxima hora, no piensan
en un proyecto…que quiera mejorar en su vida, entonces TODA la Burguesía claramente debiera ser considerada
MUY POBRE, puesto que está dispuesta a sostener un sistema basado en la competencia por la demanda,
generando un exceso de producción, con implicancias sobre la reducción acrítica de los recursos no renovables, el
aumento exponencial sobre las tasas de contaminación y producción de desechos y basura, disminuyendo
acríticamente uno de los parámetros fundamentales de la vida: la biodiversidad, monopolizando la producción
genética, y exponiendo a la gran mayoría
de la humanidad a tóxicos letales como
cianuro (en el caso de minería) o glifosato,
reproduciendo sistemáticamente la
exclusión económica de un enorme sector
de la población (a fines de bajar el costo
del salario) y generando la destrucción
entera de sociedades a través de la
guerra….y todo esto sólo para aumentar
sus enormes ganancias personales o
corporativas.
Las neurociencias, además de justificar el
salario de investigadores como Manes, han
puesto en evidencia el hecho de que
cuando uno focaliza la atención en un

5
http://www.letrap.com.ar/nota/2016-7-7-vidal-tiene-su-ministro-de-la-felicidad-consejos-para-pobres-de-facundo-manes
elemento de la realidad, es completamente ciego para otros elementos coexistentes. Este fenómeno cognitivo,
llamado Ceguera Atencional, es la base lúdica de la Magia, y no tan lúdica, de la manipulación de la información y
de la opinión pública que realizan los medios de comunicación, privados (y estatales). Y me temo que el
desafortunado razonamiento de nuestra Reina pone en evidencia el mismo mecanismo: la atención pública debe
estar en los pobres, ya que el problema se encuentra en ellos, y no en la Burguesía ni en la casta de políticos que
son financiados por la misma. Y va aún más allá: legitima que el problema es mental; o sea, que los pobres son
pobres porque son vagos o deficientes cognitivos6. Es aquí donde empieza a asomar una de las más terribles
caras de la ciencia.
Entrados en el 2017, se publica en Nature Human Behaviour, el paper entitulado “Outcome-oriented moral
evaluation in terrorists”7 cuyos autores (Sandra Baez, Eduar Herrera, Adolfo M. García, Facundo Manes, Liane
Young & Agustín Ibáñez) se plantean como objetivo evaluar la cognición moral en “terroristas” (“assess… moral
cognition in extreme terrorists”) y desarrollar un método para “identificar” terroristas mediante la evaluación de
formas “desviadas” de cognición moral (“extreme terrorists could be distinctively characterized by deviant forms
of moral cognition”)8. Para realizar esto, “66 incarcerated members of an illegal armed paramilitary group,
designated as a terrorist organization by multiple countries and organizations. All of them were convicted of
murder, with a mean of 33 victims per subject. We also assessed 66 sociodemographically matched controls (non-
criminals)” - e incluyen un tercer grupo experimental con “criminales encarcelados no asociados a actividades
terroristas”-. “Participants performed a well-characterized moral judgement task”. He aquí algunas de sus
conclusions:

 “Our results provide evidence of distorted moral cognition in extreme terrorists…. This approach to
understanding terrorists’ social-cognitive profiles has important legal and forensic implications.”
 “Our results support the proposal that terrorists can suppress instinctive and learned moral constraints
against harming innocents, such as empathy, fairness and prosociality.”
 “…the pattern observed in terrorists resembles moral judgement impairments in patients with neurological
disorders (frontotemporal dementia), who present high levels of impulsivity as well as sociopathic and
criminal traits”9
 “From a translational perspective, our findings have legal and forensic implications. Sensitive instruments
tapping socio-cognitive profiles could eventually contribute to characterize terrorist behaviour. Although our
results do not suffice to determine whether moral judgement tasks could be used to identify those terrorists
more likely to relapse or to predict who will become a terrorist, they do open the door to future research on
moral cognition in terrorist groups”.

6
Es muy probable que la exclusión social (como un modo de violencia institucionalizada), la desnutrición desde edades muy tempranas,
y en algunos casos, el consumo constante de sustancias “distractoras” (drogas) repercuta sobre las capacidades cognitivas en los
individuos y de generación a generación (epigenética); sin embargo, el planteo –tal como está expuesto arriba, y en tantas otras
ocasiones – invierte la relación causa-efecto.
7
https://www.nature.com/articles/s41562-017-0118
8
Las palabras “terrorista” y “desviadas” aparecen en cursiva y entre comillas, para evidenciar que su uso en el paper implica una
conceptualización previa (¿qué se entiende por terrorista? ¿Qué es una cognición moral desviada?). La única definición de “terrorista”
que blanquéa el trabajo es: “All participants in this group were convicted of murder, with a mean of 33 victims per subject (most of
them were accountable for several massacres, with death tolls sometimes exceeding
600 victims)” y que fueron clasificados como terroristas por diferentes gobiernos como EEUU y Canadá. Respecto a “Cognición desviada”
no explica a qué se refiere, aunque toma el concepto de la Psicología criminalista ( https://www.thoughtco.com/psychological-explanations-of-
deviant-behavior-3026268).
9
A pesar de que el trabajo no evalúa neuroanatómicamente a los sujetos - lo que hace insostenible esta conclusión-, si parece querer
probar la “cautela” a la hora de discutir la relación entre el terrorismo y la ideología: “Social sciences theories suggest that ideology and
action are sometimes connected, but not always. Many terrorists are not ideologues or deep believers in an extremist doctrine. They are
drawn to the group and its activities for other reasons. Indeed, people with radical ideas and violent justifications rarely engage in
terrorism. These views indicate that there is no direct and unique causal connection between radical ideas and violence. Therefore, the
link between terrorists’ actions and ideology seems too complex to be strictly circumscribed to restricted domains. A full treatment of
this relation is beyond the scope of this work. Further research should investigate whether there is a relationship between the strength
of terrorists’ ideological convictions and their moral judgment pattern” (Material suplementario)
Supongamos por un momento que es posible caracterizar moralmente a un individuo a través de un test (lo que
es una simplificación absurda), ¿qué resultados nos abrogaría si replicamos el trabajo incluyendo otros grupos
experimentales, como: 1) los militares del ejército de los EEUU, o los agentes de la CIA, o de cualquier ejército
“legal” (o cualquier fuerza represiva, como la ex federal), o los paramilitares de la triple A o los militares de la
dictadura militar argentina del ´76; 2) los políticos cuyas decisiones recaen sobre la vida de la mayoría de la
población que ni siquiera conoce todas las opciones, e incluso inician y sostienen guerras enteras; 3) los
empresarios que envenenan a la población, y/o venden el servicio de salud, o los que financian las guerras y
tantos genocidios (a fin de obtener alguna ganancia extra)? ¡Qué problema sería incluir estos controles
poblacionales!: tal vez terminamos discutiendo que bajo esta definición de terrorismo (¿?), los Estados, sus
fuerzas represivas y los empresarios que los sostienen son terroristas.
De hecho, los 66 participantes del grupo experimental “terroristas” de la publicación pertenecían a
organizaciones paramilitares y habían participado del polémico proceso de desmovilización liderado por el
gobierno de Álvaro Uribe10. En el período mencionado en el paper (2006-2008), la mayoría de estos provenían de
una organización paramilitar de ultra derecha11, que muy probablemente haya sido financiada por la CIA12, y/o el
narcotráfico. Sin embargo, estos detalles no aparecen revelados en el paper (cuya omisión, e incluso que el
trabajo se haya hecho en Colombia, permite la ambigüedad, y la asociación incorrecta con las FARC) e incluso,
por ejemplo, en la entrevista que Manes dio en “Animales Sueltos”13 hablando del tema presenta a los terroristas
como “personas aisladas que se inmolan por una causa”. Esta ambigüedad en el discurso, y la intencionada
omisión de las características del grupo de partida, interroga mínimamente sobre las intenciones políticas,
ideológicas, que hay detrás.

Continuando con una crítica metodológica, cabe plantear la posibilidad de que las conclusiones alcanzadas sean
abusivas, ya que se obtuvieron del análisis de un patrón comportamental (moral, de por sí muy diverso, y con
fuertes restricciones sociales14) de una población relativamente pequeña (66 sujetos). Incluso uno de los autores,
Agustín Ibañez, del grupo de investigación de Manes, pone en evidencia en otro de sus trabajos como el tamaño
de la muestra puede alterar los resultados obtenidos, en este caso para un estudio sobre las diferencias en la
empatía entre sexos15.

Lo primero que me surge preguntar de estos trabajos es ¿qué esconden estos tropiezos metodológicos?
Nuevamente, reconozco la misma operación descrita más arriba: ahora la atención se posa sobre el “grupo
problemático”, asignándole a éste el carácter de terroristas por sus propiedades mentales (cuantificables y

10
“Our sample included 66 incarcerated paramilitary terrorists who participated in a collective demobilization from 2003 to 2006. The
demobilization process is formally supported by Colombian statutory law 975/05 (Ley de Justicia y Paz, Justice and Peace Law), which
promotes social reinsertion of armed group members who contribute to national peace.”
11
A principios de 2009, el número de desmovilizados llegó a cerca de 50.000, unos 32.500 de las autodefensas (AUC), 15.000 de las FARC
y 2.500 del ELN. Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) fue una organización paramilitar de autodefensa de Extrema derecha, que
participó en el conflicto armado en Colombia, siendo uno de los grupos criminales que más víctimas ha dejado en el país. Se consolidó
como agrupación paramilitar a finales de la década de 1990 y su principal objetivo era, en principio, combatir a grupos políticos de
izquierda legales, como la Unión Patriótica e ilegales como las FARC, el ELN o el EPL en varias regiones de Colombia, aquellas que
estaban controladas por varias facciones del grupo guerrillero. En el año 2006, cuando se desmovilizaron, contaban con cerca de 40.000
hombres en todo el territorio colombiano. Cualquier semejanza con la triple A es mera “coincidencia”. De hecho, la CIA tuvo una
política de financiación de organizaciones paramilitares en Colombia a partir de 1991.
12
Un comunicado de CIA pone en evidencia la política de intervención de la Agencia en Colombia en el periodo en cuestión ( Testimony
Before the House International Relations Committee on International Organized Crime by David Carey, Director, DCI Crime and
Narcotics Center, January 31, 1996); pero más claramente, un cable de Wikileaks, que implica un informe de grupos terroristas, pone
en evidencia la vía a través de la cual EEUU financiaban el Ejército Colombiano, y este provisionaba a las AUC
(https://wikileaks.org/wiki/CRS:_Foreign_Terrorist_Organizations,_February_6,_2004).
13
https://www.youtube.com/watch?v=NAi287-5WqU
14
Con ello me refiero a que existen comportamientos morales que se encuentran reprimidos socialmente y por ende, pueden
permanecer ocultos en el comportamiento.
15
http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371%2Fjournal.pone.0179336
caracterizables), mientras distrae de las causas que generan sistemáticamente que sectores de la humanidad no
tengan otra opción que recurrir a formas drásticas de violencia para hacerse escuchar. En lo personal, no
comparto el método terrorista, pero no estoy de acuerdo en homologar a un grupo paramilitar fascista (como las
AUC o la triple A) con los grupos guerrilleros (FARC, Montoneros, EPL, ERP), o incluso grupos terroristas islámicos.
En general, los primeros son financiados por los Estados para hacer ilegalmente lo que no pueden hacer
legalmente. Los segundos adoptan la violencia armada porque no encuentran otra vía efectiva para ser
escuchados e incluidos, o incluso, como autodefensa contra la violencia legal o ilegal del Estado. La asignación de
estos grupos como terroristas lo hace el Estado con el objeto de legitimar la represión o la eliminación de los
mismos; hoy, para el estado argentino, los mapuches son terroristas. La Ley Antiterrorista, promulgada por CFK y
aprobada por el congreso en el 2007 habilita al Estado a procesar cualquier acción contra el mismo como
terrorista16 e incluso, lo habilita a hacer escuchas telefónicas ilegales (por ejemplo, el Proyecto X de la misma
Gendarmería Nacional que desapareció a Santiago Maldonado). La pregunta es: ¿Quiénes son los verdaderos
terroristas?

Solo a modo de otro ejemplo: 10 días antes del brutal desalojo de Pepsico, cuyos trabajadores venían tomando la
fábrica en lucha para conservar sus puestos de trabajo (la empresa dejó en la calle a 600 familias sin explicación
para empezar a importar productos de Chile), TN nos alcanza un gran consejo para la salud de parte de las
Neurociencias: Quejarse y protestar es malo para la propia salud17. En este marco, nuestra ilustre ciencia nos
certifica (con sellito académico y firma) que quejarnos, estar disconforme con aspectos de la realidad, y expresar
dicha disconformidad de manera activa nos perjudica la salud propia y ajena….pero no dice nada sobre quedarse
sin trabajo, sobre la humillación de que los dueños de mega empresas descarten lisa y llanamente a sus
trabajadores, dejándolos en completa vulnerabilidad material… Esta es la ecuación que no deja: ahora, los que
luchan por conservar sus puestos de trabajo (o que luchan por conseguir trabajo) son el problema por quejarse;
mañana, cuando sean pobres (¿?), también serán el problema, por no querer trabajar o ser mentalmente
impedidos. Mientras tanto, la desocupación, la pobreza, la precarización y flexibilización laboral, el deterioro de
la calidad de vida y de la salud de la población, de la educación, etc van en disimulado aumento!
Lo verdaderamente triste de este asunto es que estos casos no son excepciones del proceso de producción de
conocimiento de la Ciencia: son características intrínsecas de la misma. Para citar a un colega: “Y entonces,
aunque no nos guste, el saber científico se presenta como un eslabón más y fundamental en esta cadena
represiva, dotando de elementos estructurales, silenciosos, higiénicos y ascépticos la propia búsqueda de los
silencios y hegemonías”. Como bien dice aquí el Dr. Guillermo Folguera, este proceso quirúrgico de la ciencia no
solo implica al bisturí sino también la complicidad de los silencios de la comunidad científica. Muchos callan
porque parten de una comprensión idealista de la ciencia; otros por conveniencia propia. Sea cual sea el motivo,
dentro de esta comunidad cohabitan divulgadores -que se aprovechan del lugar que ocupa las “neurociencias”
como referencia en la conciencia de las masas-, neurocientíficos cuya trabajo se limita a la “mesada” -
desconociendo la continuidad del proceso de producción del conocimiento (¿en qué se aplicará?)- u otros
comprometidos políticamente con el proceso total, pero cuyos intereses (personales e ideológicos) implican una
clara restricción (a la corta o a la larga) para la sociabilización del conocimiento.

Por el momento, nuestra Reina de Corazones está evaluando sus posibilidades en la carrera política, y bajo qué
bandera. Sus “contradicciones” con la política (de desarme) científica de Cambiemos lo llevo a dar una paso atrás,
pero aún está a tiempo de sentar el ejemplo histórico de un Científico en la Política...tal vez, deba el leer
“Neurociencias Para Presidentes” de Diego Golombek y Nora Bär.

16
Art. 213 ter: "Se impondrá prisión o reclusión de CINCO a VEINTE años al que tomare parte de una asociación ilícita cuyo propósito
sea, mediante la comisión de delitos, aterrorizar a la población u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar un
acto o abstenerse de hacerlo (...)"
17
http://tn.com.ar/salud/lo-ultimo/quejarse-y-protestar-es-malo-para-la-propia-salud_805647#0
Capítulo III: El Rey Rojo de la subjetividad

Utilizando la analogía de la novela Un mundo feliz, del escritor británico Aldous Huxley (publicada en
1932), Nora Merlín18, nos presenta una sofisticada crítica contra las neurociencias equiparándolas con el
Neoliberalismo: “Las neurociencias, funcionales al neoliberalismo, de manera autoritaria y lucrativa deciden qué
es la salud y la enfermedad, miden la subjetividad, cuantifican la tristeza y definen que estar enamorado es bajar
la serotonina a menos del 40 por ciento. La neurona está por todos lados y todas las actividades humanas son
susceptibles de estar regidas por una lógica cerebral que hay que medir y medicalizar. Vemos claramente cómo el
capital produce subjetividad y se apropia ya no sólo de la plusvalía sino de la verdad del sujeto”19. Y un poco antes
en el mismo texto: “En el neoliberalismo la cuantificación y la cifra son ideales orientadores que funcionan como
garantías del ser, referenciados en las escalas de valores que establecen los departamentos de venta de las
empresas. Ellos imponen los criterios de normalidad, salud y enfermedad, los valores compartidos, hábitos
costumbres y los sentidos que luego serán comunes. Los grandes laboratorios deciden invertir en el desarrollo de
medicamentos en función de estrategias de mercado, para lo cual instalan determinadas patologías. Establecen la
enfermedad, definen los percentiles de anormalidad y los síntomas que ella incluye, así como la estrategia para la
expansión de ese diagnóstico, que en algunos casos constituirán “epidemias”. Realizan una gran campaña de
marketing que consiste en sponsorear congresos, publicaciones, capacitaciones, viajes para los profesionales,
publicidad, campañas de prevención y difusión, etc. Si consideramos el hecho de que la industria farmacéutica es
una de las más poderosas del planeta, es fácil deducir que obtendremos como resultado una cultura cada vez más
medicalizada y homogeneizada en una supuesta salud como en una supuesta enfermedad, una verdadera
colonización de la subjetividad. La investigación en enfermedades mentales sostenidas por las neurociencias no es
el producto de un alma bella dedicada a hacer el bien a la humanidad, sino que se rige por esta lógica de
expansión del diagnóstico de determinadas enfermedades articuladas a la venta de remedios”. Y además, como
bien plantea Nora, las neurociencias juegan un rol definido en sostener un status quo a través de sus “libros de
autoayuda y couchings, encubriendo así la realidad inamovible de los privilegios y los destinos de exclusión que se
presentan como “naturales””.

La crítica que hace Nora a las neurociencias parece a priori indiscutible; y pone en evidencia un hecho propio de
la Historia moderna de la humanidad: que las ciencias (no sólo las neurociencias) juegan un rol clave como
control social. El hecho de que se focalice contra las neurociencias responde a dos debates tangenciales: en
primer lugar, su campo profesional (el psicoanálisis, sobre todo posterior a Freud) encarna un debate histórico
contra cualquier concepción biológica de una problemática propia del sujeto (“psíquica o mental”); y en segundo
lugar, responde al debate de dos sectores políticos nacionales: el macrismo y el kirchnerismo. Analicemos ambos
elementos, no sólo en base a lo que Nora nos dice, sino también en función de lo que su “discurso” evita
disimuladamente precisar.

En una entrevista de radio que le hace Victor Hugo Morales20, Merlín afirma que “las neurociencias intentan
explicar el sufrimiento, la angustia, el amor, etc, desde una perspectiva cerebral. ¿Cuál es el sentido de reducir los
sujetos, lo social, las relaciones de pareja, la amistad, la política, a la actividad de la corteza, a la neurona? Lo
paradójico, lo que a uno como psicoanalista le sorprende, es que presentan ésto como lo más moderno, lo último,
dicen que el psicoanálisis está superado, y nosotros, los psicoanalistas, esto nos parece una chantada, un proyecto
anacrónico, prefreudiano, que homologa lo psíquico a lo biológico.” De esta manera, Merlín generaliza que
cualquier enfoque orgánico y experimental de los procesos cognitivos implica una reducción [a la actividad de la
corteza o a la neurona], y plantea que el psicoanálisis ha superado este problema metodológico. En el clásico

18
Psicoanalista y docente de la UBA. Magister en Ciencias Políticas (Idaes). Autora del libro “Populismo y psicoanálisis”
19
https://www.pagina12.com.ar/41342-el-feliz-mundo-neoliberal
20
La mañana con Victor Hugo, AM 750, 08/03/2017
texto “El Malestar de la Cultura”, Freud intenta separarse de las corrientes experimentales contemporáneas,
remarcando las limitaciones metodológicas de las mismas, y de alguna manera, dando nacimiento a la
subjetividad; por ejemplo: “En manera alguna es tarea grata someter los sentimientos al análisis científico: es
cierto que se puede intentar la descripción de sus manifestaciones fisiológicas; pero cuando esto no es posible -y
me temo que también el sentimiento oceánico se sustraerá a semejante caracterización-, no queda sino atenerse
al contenido ideacional que más fácilmente se asocie con dicho sentimiento”. Sin embargo, ya sea por su
formación médica, por sus intereses específico en la neurología, por el lenguaje científico empleado en su obra,
por sus intereses en la evolución y el desarrollo21, o incluso por sus afirmaciones concretas, resulta muy
dificultoso concluir que con esta delimitación metodológica, él se oponga a la relación entre los sentimientos con
sus componentes orgánicos; por ejemplo: "La terapia nos ocupa aquí únicamente en la medida en que ella
trabaja con medios psicológicos; por el momento no tenemos otros. Quizás, el futuro nos enseñe a influir en
forma directa, por medio de sustancias químicas específicas, sobre los volúmenes de energía y sus distribuciones
dentro del aparato anímico. Puede que se abran para la terapia otras insospechadas posibilidades; por ahora no
poseemos nada mejor que la técnica psicoanalítica"22.
El debate abierto posterior a Freud entre el psicoanálisis y la psicología experimental, inicialmente, y las
neurociencias, posteriormente, tiene sus mayores tensiones sobre dos aspectos metodológicos: en primer lugar,
¿los procesos cognitivos – “psíquicos”- pueden ser cuantificables o caracterizables, y analizados en función de
otros parámetros? y ¿esto aporta algo a la comprensión de los mismos?; en segunda instancia, y a consecuencia,
¿los procesos cognitivos pueden ser reducidos a sus elementos orgánicos, o sus elementos sociales y/o
abstractos?.

En “POLÍTICA Y PSICOANÁLISIS: POPULISMO Y DEMOCRACIA”23, Nora Merlín – “partiendo de las categorías


psicoanalíticas y poniéndolas en diálogo con la teoría política de Ernesto Laclau”- escribe: “Freud, en su artículo
“Psicología de las masas y análisis del yo”, afirma que las masas son asociaciones de individuos que se
manifiestan con características bárbaras, violentas, impulsivas y carentes de límites, en las que se echan por tierra
las represiones. Son grupos humanos hipnotizados, con bajo rendimiento intelectual y que buscan someterse a la
autoridad del líder poderoso que las domina por sugestión. “Una masa primaria de esta índole es una multitud de
individuos que han puesto un objeto, uno y el mismo, en el lugar de su ideal del yo” (FREUD 1921, 116). Se trata
allí de una constitución libidinosa producida
por la identificación al líder, en la que una
multitud de individuos pone en el mismo objeto
(el líder) el lugar del ideal del yo, operador
simbólico que sostiene la identificación de los
yoes de los miembros entre sí. Por lo tanto, dos
operaciones constituyen y caracterizan a la
masa: idealización al líder e identificación con
el líder y entre los miembros. A partir de
“Introducción del Narcisismo” Freud articula
identificación y amor, y confiere a éste
estructura de engaño. Como consecuencia de
la identificación y la idealización, se desprende
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner junto al sociólogo Ernesto el estado de hipnosis que produce fascinación
Laclau en la residencia de Olivos en 2012. colectiva, y una pasión: la del Uno que
uniformiza y excluye”. Basándose en la Teoría
de Populismo de Laclau [La razón populista (2005)], busca delimitar, con metáforas psicoanalíticas, las masas del
21
En “El Malestar de la Cultura”, Freud hace varias referencias a la Teoría de la Evolución y a la ontogénia (desarrollo), y de hecho basa
su teoría del desarrollo de la psiquis en parte en algunos de estos conceptos; sin embargo, su compresión e interpretación de estos
conceptos – al menos en dicho texto – es en algunos casos incorrecta, y en otros, se apoya sobre interpretaciones ya superadas.
22
Freud, S. Esquema del psicoanálisis, p 182 en Obras Completas, Amorrortu.
23
https://www.topia.com.ar/articulos/pol%C3%ADtica-y-psicoan%C3%A1lisis-populismo-y-democracia
Populismo, planteándolas como sujetos diferentes. “Coincidimos con el punto de vista de Laclau, quien concibe al
populismo como expresión indiferente a la ideología y a las versiones, grupos, clases o momentos históricos,
también al desarrollo económico y social de una sociedad. La construcción populista no surge como antagonista
del poder conforme al modelo marxista de la lucha de clases, sino que Laclau lo define como “lucha popular
democrática”, formación social que depende de una lógica de articulación de demandas que se relacionan y
conforman identidad. Dicho autor produce una teoría del populismo a partir del análisis del discurso, utilizando la
lingüística saussuriana, la teoría lacaniana y la política, y concibiendo lo social como realidad de discurso, de
significación.” Y en otro artículo24: “La identidad conferida por la masa difiere de la populista. En la primera, se
trata de una identidad caracterizada por el enlace libidinal con el líder, alcanzada sólo por la identificación y
obediencia a él. Sujeto único y amo de la palabra, el líder articula mandatos. La estructura de la masa es
jerárquica: el líder ocupa el lugar del ideal y encarna las demandas que funcionan como imperativos a obedecer.
Esa identidad es puramente imaginaria, consiste en un conjunto de yoes identificados. En la masa, los individuos
están en posición de objeto, el sujeto no es tratado como tal, no tiene voz ni voto; nos encontramos ante una
destitución subjetiva, que en el discurso capitalista se manifiesta en la producción mercantil de objetos y de
sujetos tomados como objetos. El sujeto de la masa se encuentra sometido a un amo que articula ideologías
preconcebidas, fijadas e ideales; pasivo y servil, su yo empobrecido está bajo el influjo de la sugestión. Advertimos
que la masa no es un modo de lazo social, de discurso, sino que se constituye por un montón de gente seriada,
indiferenciada y unificada que comparte un espacio y un tiempo. Freud vio en el rebaño, en la fascinación
colectiva y la homogeneización de la psicología de las masas, un prolegómeno del totalitarismo. Por el contrario,
el populismo se plantea como una identidad producida desde el discurso, concebido como un sistema que reclama
igualdad de derechos en la reivindicación de sus diferencias; los sujetos aquí tienen la palabra y por lo tanto
devienen actores políticos. Esto supone una fuerza de inscripción política inclusiva y democrática”. Las evidencias
históricas nos presentan otros aspectos más concretos del populismo, por ejemplo su alto contenido burocrático
y su verticalismo, que se expresa concretamente en las instituciones (Estado, Sindicatos, Organizaciones barriales,
etc), y una alta tendencia a la identificación libidinal hacia un líder. Podría objetarse que el populismo, como
identidad social nacida del discurso, podría ser independiente de las estructuras de poder, y se plantean como un
doble poder popular. Sin embargo, esto no es lo que piensa Nora: “Consideramos de suma importancia establecer
este despejamiento conceptual para evitar análisis políticos erróneos, tales como, por ejemplo, asociar peronismo
a masa y por ende a manipulación, sugestión, fascismo o totalitarismo. En este sentido, sostenemos que el
peronismo comienza como masa creada por su líder. El peronismo proponía algo novedoso, fundaba su
llamamiento político a los trabajadores reconociéndolos como fuerza social. Perón, en tanto líder, convocó a la
participación popular en la vida económica y social construyendo la integración e inscripción de los trabajadores,
que hasta ese momento se encontraban excluidos y desclasificados de la sociedad. Perón ofreció a la masa
inscripción y representación, es decir, reconocimiento político y simbólico. La creación política de la masa produjo
notables cambios en la cultura: subversión de valores y códigos, modificaciones en las costumbres y hasta en el
paisaje. Los obreros, que en su mayoría habitaban los suburbios de Buenos Aires, aparecen, se hacen visibles y se
apropian del espacio público….. Freud aportó una matriz propia de la masa, que nos permite comprender su
conformación y funcionamiento. Laclau produjo la matriz propia del populismo, que permite concebir otra
conformación de identidad, ajena a la pasión por el Uno y la identificación al líder. El populismo, en tanto
construcción popular no determinada a priori ni preconcebida, ofrece un modelo fecundo para pensar la política
democrática. A partir de los desarrollos de Laclau, es posible pensar lo común, condición indispensable de la
política, no como fusión sino por el contrario como lo plural, aquello que agrupa y separa, aparición consistente en
un hacerse visible en lo público, hablar y hacerse escuchar”. Lejos de insinuar siquiera la idea de doble poder, el
populismo se legitima en la democracia, y el sujeto (plural) que lo legitima es el pueblo (sin distinción de clase):
“Ernesto Laclau en La razón populista (2005) estableció, a partir de su teoría del populismo, una lógica de
construcción de un pueblo fundamentada en la voluntad popular. A partir de él la categoría “pueblo” dejó de ser
entendida como un objeto exterior estudiado por expertos, para convertirse en un sujeto, un nuevo agente político
que amplía la democracia planteándola como práctica de la voluntad popular. De esta manera, la democracia

24
https://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-244260-2014-04-17.html
participativa significa la hegemonía de pueblo: una novedosa construcción que no anula la lógica representante-
representado pero que no se reduce a ella. La democracia sostenida únicamente en la representación tiene como
corolario la exclusión del afecto y los cuerpos, cuya consecuencia es un sujeto invisibilizado, ausente de la vida
social y privado de la experiencia política”25. Sin embargo, “la concepción de la política en la construcción
populista refiere a la pluralidad de los seres humanos en un mundo común, siendo lo plural y no la fusión,
condición indispensable para la política. Lo común desde esta perspectiva, no se asimila a la unidad
homogeneizante ni a la producción mercantil de objetos y de sujetos tomados como objetos, propia de la masa.
En esta última se produce una destitución subjetiva propia del discurso capitalista, el sujeto no es tratado como
tal, no tiene voz ni voto”26.
De esta madeja enredada de conceptos, se podría sacar en limpio que Merlín, como voz legitimada
académicamente, homologa, por una parte, a las neurociencias con el neoliberalismo, evitando posicionarse con
respecto al capitalismo en general, y por la otra, propone una alternativa superadora del mismo, el populismo en
la democracia participativa, mediante una conflictiva y dudosa delimitación psicoanalítica del mismo con las
masas. La crítica que plantea hacia las neurociencias le cabe mayormente a toda la ciencia, como legitimador de
un orden social hegemónico y como instrumento del control social; sin embargo, su argumentación conduce a
mostrar por un lado al psicoanálisis, y por el otro al populismo, como métodos de transformación social
superadores. Pero, acaso: ¿el psicoanálisis ha profundizado los conflictos sociales y ha planteado una salida
superadora, o simplemente ha ocupado el rol de catalizador libidinal de las emociones producto de dichas
contradicciones? Por otra parte, ¿el populismo, o los gobiernos populistas, se han delimitado del desarrollo
científico, o simplemente continuaron aprovechando sus “ventajas” para doblegar a las masas, ya sea con
concesiones o por la vía de la represión y el control? Acaso, ¿el discurso kirchnerista no se adjudica el logro del
desarrollo de la ciencia nacional?; o en los 14 años de gobierno, ¿no alentaron el desarrollo de la industria de los
laboratorios, farmacéuticas, o biotecnológicas, que justamente se vieron beneficiadas con la mercantilización de
la ciencia, la estereotipificación discursiva de la normalidad y la medicalización de la población?27.
Lo que queda claro, al menos para mí, es que el Populismo ciertamente parte del lenguaje, en particular, el
discurso, y que tiene la virtud (para las clases dominantes) de moldear el modo en que se percibe
conscientemente la realidad. Plantea Merlín en otro artículo, por ejemplo: “Los medios de comunicación
corporativos asumen un rol crucial: configuran la realidad, operan sobre las subjetividades, manipulan
significaciones; en definitiva, colonizan la opinión pública…. Se trata de un dispositivo que opera sobre la
subjetividad, la condiciona a través de la sugestión y la reiteración de mensajes, que terminan imponiéndose
como si fueran certezas”28. La crítica certera que dispara contra los medios corporativos de comunicación, ¿no es
acaso también válida para los medios estatales de comunicación? Es cierto que el Kirchnerismo se delimitó del
Grupo Clarín, pero antes de romper relaciones, ¿no fueron funcionales el uno con el otro? Y después, ¿no planteo
un medio alternativo de comunicación (con sus propios voceros periodísticos) con la misma lógica manipulativa?
Otro aspecto que se desprende de la argumentación de Merlín es presentar una derrota histórica de la clase
trabajadora argentina como una “Victoria”: el rol del Kirchnerismo en restaurar la ilusión en las instituciones
democráticas (burguesas). Lejos de que se hayan ido todos, hoy, los mismos de siempre, vuelven más vivitos y
coleando que nunca para hacer campaña, parados en el discurso de lo novedoso, de lo plural, lo nacional y
popular. Pero, ¿qué hicieron estos falsantes durante el gobierno neoliberal de Menem? ¿Qué hicieron durante los
14 años K para revertir la precarización laboral (incluida la de la ciencia argentina), de la cual se vale hoy el
Macrismo para realizar el ajuste?
Parados con esta perspectiva, el discurso populista, más que unir voluntades para transformar las condiciones de
vida de la población, se presenta como una magia del medioevo que enajena la conciencia y la distrae de los

25
La pesada herencia: el pueblo. Nora Merlín. (http://www.lateclaene.com/nora-merlin-c22bh)
26
POLÍTICA Y PSICOANÁLISIS: POPULISMO Y DEMOCRACIA. Nora Merlín
27
Para ayudar a responder estas preguntas, sugiero revisar las evidencias (por ejemplo, los planes de CyT de los gobiernos K) que cito en
el artículo “¿Qué es y cómo se hace ciencia hoy?”
(http://www.mediafire.com/file/ysie4ag96fl2dyt/Qu%C3%A9+es+y+c%C3%B3mo+se+hace+ciencia+hoy.pdf)
28
Los medios masivos de colonización. Nora Merlín (https://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-302447-2016-06-23.html)
problemas reales; lejos de incluir distintas perspectivas y experiencias para plantear soluciones estratégicas, el
discurso no deja nunca de ser la palabra del “líder”.
Nora Merlín sólo ocupa el rol legitimador académico de un discurso político. Su crítica contra la neurociencias y el
neoliberalismo, sin dejar de ser válidas, son la expresión de una lucha por apoderarse de la subjetividad de la
población, con el único objetivo de controlarla. Sin embargo, este falso debate pone en evidencia una pregunta
central:

¿Qué rol ocupa el método de conocimiento (y desprendiéndose de aquí,


la conciencia) en el proceso de transformación social?

Capítulo IV: ¡Despertad!

En el texto de Lewis Carroll, Alicia finalmente despierta de su realidad onírica, para encontrarse con su
realidad cotidiana. Es aquí donde al fin puede enfrentar a los personajes de sus sueños, ahora con sus máscaras, y
tomar su vida en sus propias manos.
Esta metáfora me permite plantear la hipótesis de que, aunque en vigilia, la conciencia puede ser modulada al
extremo que nuestras construcciones simbólicas del mundo conocido puedan adquirir el carácter incluso de
onírico o ficcionario. Es sabido que durante el procesamiento de la información visual, el cerebro prioriza la
coherencia (dado por lo adquirido) a la precisión, de manera que lo que se percibe visualmente no siempre
corresponde con lo que ocurre realmente. La pregunta de la que parto es si acaso no habrán mecanismos
similares en el procesamiento de la información simbólica y social, que justamente puedan ser canalizados, por
vías sociales, como la política, los discursos, los medios de comunicación, etc, para conservar el orden social
hegemónico.

Propongo despertar, y repasar los personajes centrales de esta historia.

El debate se presenta como la punta de iceberg de otros debates que ocurren más profundamente. Se impone
con la urgencia moral de tomar partido, sin siquiera tener el tiempo de ampliar las opciones. La polaridad se
presenta como un método recurrente que reduce todo un rango diverso de alternativas a sólo dos dominantes.

¿La realidad humana puede ser explicada por lo que ocurre neurofisiológicamente (Reduccionismo Orgánico)? O
¿la realidad humana puede ser explicada por lo que ocurre socialmente (Reduccionismo Social)? En ambos casos,
la operación metodológica, el reduccionismo, se aplica a diferentes partes de la realidad (niveles de organización:
el orgánico o el social); por ello se alcanzan conclusiones opuestas, pero ambas sobredimensionan una en defecto
de la otra. Parten de la idealización de que la realidad no es un continuo y puede ser fraccionada, categorizada, e
incluso simplificada a un modelo teórico. Desde esta perspectiva, sólo debe reconocerse las variables que
determinan la realidad que nos interesa (conservar o transformar). Vale considerar que tal vez el método
científico podría ser, desde una perspectiva ontológica, una generalización social, sofisticada y con características
propias, de lo que ocurre en muchos animales (desde artrópodos, a mamíferos y aves) durante el aprendizaje.
Hoy conocemos muchos ejemplos descritos donde se observó en estos animales (incluidos nosotros) la
experimentación, la repetición, la categorización, la transmisión exosomática29, etc. Con ésto dejo planteada la
duda sobre si las tendencias reduccionistas no están favorecidas por la limitación de nuestros propios procesos

29
Por transmisión exosomática se generaliza aquellos mecanismos de transmisión de información que no están mediados por lo
genético u orgánico (o sea, la herencia genética). La cultura, la trasmisión del conocimiento, etc, son ejemplos de estos procesos
exosomáticos.
cognitivos. Por esto mismo, es que el debate nos trae la posibilidad de preguntarnos sobre el método de conocer
el mundo para transformarlo.

Si cuando percibimos nuestra nuestro contexto (espacio-temporal), en realidad estamos construyendo un


modelo a partir de información filtrada y procesada, la abstraemos y transformamos en variables categóricas,
generalizables. En este caso, el lenguaje podría ser la expresión máxima de esas operaciones, desarrollado en un
contexto social, afirmándolo y evolucionándolo. Si la realidad realmente es un continuo, los niveles de
organización de la materia no serían más que categorías que metodológicamente utilizamos para fraccionar la
información en cuotas de datos manejables socialmente. Lo orgánico y lo social podrían ser expresiones
diferentes de la misma realidad biológica; y todo el proceso vital (la vida) podría ser una construcción multinivel
de la materia. Lo que ocurre a nivel de lo orgánico podría afectar a un nivel social, de la misma manera que lo
social afecta lo orgánico. Desde esta perspectiva, un método que elimine del análisis toda una parte de la realidad
puede conducir a una comprensión limitada de la misma, lo que podría tener implicancias en las decisiones a
tomar en el proceso de transformación social. Por ende, la pregunta metodológica es relevante para ampliar las
probabilidades de éxito de dicho proceso.

Nuestra reina de corazones solo caracteriza un personaje estereotipado en este circo. Los conocimientos
parciales en neurociencias, que sólo permiten explicar una parcialidad del proceso, le son útiles para legitimar su
propia posición política. El peligro que implica cualquier abordaje reduccionista (sobre todo cuando no se
autoreconoce como tal, y se presenta como universal) es que encuentra fácilmente mutua cooperación con las
ideologías (o preconcepciones dogmáticas del mundo). Además, pone en evidencia una característica fundacional
de la ciencia: su voluntad de transformación y dominio de la realidad, a la vez que sus operadores (los científicos,
por ejemplo) no son inocuos a aquellas preconcepciones del mundo. De esta manera la ciencia está
comprometida con la transformación y dominio de la realidad natural, pero la dirección de ese movimiento esta
hegemonizado. En otras palabras, el rol de la ciencia en el sistema capitalista no solo es entender la realidad, sino
también conservar el orden social dominante. Por ende, la crítica metodológica no puede detenerse en la mera
denuncia del reduccionismo, sino avanzar en poner en evidencia que éste es una expresión de una característica
más general de la ciencia.

La posición aparentemente opuesta esta ejemplificada en esta parodia por la reina de subjetividad. Los
elementos sociales adquieren en la construcción teórica psicoanalítica del populismo una sobredimensión y están
completamente enajenados de los aspectos orgánicos implicados en la vida humana. La crítica simplemente
reemplaza una operación reduccionista por otra, con intensión de sustituir el dogma por otro, y coronar a otro
sector del conocimiento – en este caso el psicoanálisis –, desentendiéndose de que en realidad es tan preso de
las mismas limitaciones y cohesiones como la ciencia. Nuevamente aparece un abordaje reduccionista, que se
presenta como superador y absoluto. Esta personificación académica de un discurso político (siguiendo con el
mismo caso, el Kirchnerismo o el populismo) no es el único que es crítico al reduccionismo orgánico planteando
una posición reduccionista social. Las críticas superficiales que plantea la izquierda revolucionaria no se
diferencian metodológicamente de las críticas tibias de Merlín. La denuncia marxista pone en evidencia el
reduccionismo orgánico, lo centra dentro de un proceso más general de producción de conocimiento en el
sistema capitalista (a diferencia de NM que lo homologa únicamente con el neoliberalismo)30 y reconoce el rol
social de la ciencia como instrumento de control social31. Sin embargo, alcanza su crítica reproduciendo una

30
Aunque en algunos artículos, esta ampliación del problema queda diluída y las neurociencias también aparecen homologadas al
neoliberalismo (http://www.laizquierdadiario.com/ideasdeizquierda/critica-de-la-neuromania/)
31
“La ideología de reducir toda explicación a sus aspectos biológicos se forja dentro del propio sistema capitalista, ligada a diversos
intereses burgueses. Por una lado, oculta las causas sociales de los pesares de la clase trabajadora: explotación laboral, pobreza,
xenofobia, falta de acceso al sistema de salud y viviendo, desigualdad en el sistema educativo. Luego, construye una responsabilidad
individual, "te estás esforzando poco", o construyen grandes negocios para vendernos medicamentos, tratamientos o entrenamientos.
En el peor de los casos, la culpa está en nuestros genes y no hay nada que hacer para cambiarlo. Vivimos en un sistema social y
económico que se basa en el consumo, la competencia y la explotación de una mayoría por una minoría parásita. Ahí están las c ausas
concepción igualmente reduccionista, y frecuentemente basándose en declaraciones de divulgadores o libros de
divulgación (que parten de simplificaciones muy criticables), con implicancias importantes sobre todo en el marco
teórico y práctico de los procesos sociales.

Solo a modo de ejemplo del método que cuestiono, pondré en evidencia algunas consideraciones simplificadas
sobre la cuestión de género. Debo aclarar que no es mi intención profundizar en esta discusión en este artículo32,
sino simplemente poner en evidencia superficialmente como el reduccionismo opera en cualquier concepción del
ser humano: incluido qué entendemos (o queremos entender) por sexo y/o género.
En un artículo de La Izquierda Diario, el autor denuncia que “para Manes existen diferencias en la anatomía
cerebral entre hombre y mujer”; lo que en realidad está planteado desde la perspectiva de la Teoría del
Dimorfismo Sexual33, que se basa en diferencias neuroanatómicas en hembras y machos de muchas especies
(incluidos los humanos) y que correlaciona con diferencias comportamentales o estrategias diferentes de
resolución de problemas34. Si bien la teoría tiene enormes limitaciones (por ejemplo, en simplificar el
polimorfismo en dimorfismo), reúne y aporta muchos datos sobre la sexualización del cerebro durante la
embriogénesis y el desarrollo posterior35, y explica – aunque parcialmente – la diversidad comportamental entre
hembras y machos (incluidos nosotros). Desde una perspectiva estructural-funcional, en todas las especies de
vertebrados existen dos poblaciones diferenciables, al menos superficialmente por su genitalidad, y
fisiológicamente, por diferencias en los balances de las hormonas sexuales (estrógenos, progesterona,
testosterona) y no sexuales (oxitocita, angiotensina, etc). Dado que muchas hormonas (incluidas las
mencionadas) tienen como blanco diferentes núcleos del SNC durante el desarrollo embrionario (pudiendo
afectar estructuralmente dichos núcleos) o postnatal (lo que esto implica un grado de modulación del
comportamiento) en diferentes especies de vertebrados, resulta más probable que existan diferencias
neuroanatómicas entre hembras y machos a que no hayan. ¿Esto significa que dichas diferencias concluyen que
las hembras son inferiores que los machos? O en un sentido más general: ¿hablar de diferencias
neuroanatómicas implica necesariamente afirmar que uno de los dimorfismos es inferior al otro? Las evidencias
que se reúnen alrededor de esta teoría no debieran plantear que estos aspectos orgánicos sean una limitación en
el desarrollo de las personas ni legitimar la desigualdad social entre sexos o géneros. Sin embargo, es cierto que
esta teoría puede ser adoptada por sectores reduccionistas para legitimar la opresión y explotación de la mujer
en una sociedad patriarcal. Pero lo que yo rescato de esta teoría (con todas sus limitaciones) es que se pregunta
sobre la diversidad biológica (orgánica, comportamental, social) de los sexos y/o los géneros, e incluso, sobre la
diversidad sexual36, sin que esto debiera implicar una desestimación de los procesos sociales que contribuyen a
la autopercepción del sexo, del género y de la sexualidad. Sin embargo, las críticas principales que recibe dicha
teoría ponen en evidencias varios problemas metodológicos (por ejemplo, el tamaño de las poblaciones
estudiadas, selección sesgada de grupos experimentales, que mayormente están compuestos por machos y no
hembras, etc) como también el sesgo ideológico del que parte la comunidad científica37; sin embargo, dichas

profundas de nuestras limitaciones y sufrimientos, y lo que tendremos que cambiar si queremos que cada persona pueda desarrollar
todo su potencial y disfrutar una vida plena” en El determinismo biológico como ideología de la derecha macrista y sus raíces
kirchneristas. (http://www.laizquierdadiario.com/El-determinismo-biologico-como-ideologia-de-la-derecha-macrista-y-sus-raices-
kirchneristas)
32
Pero prometo hacerlo en un artículo que está actualmente en elaboración: “El conflicto del sexo: Perspectivas para una Teoría
Biológica sobre el Sexo y el Género”, donde abordo justamente la problemática histórica de los reduccionismos aplicado a las
concepciones sobre sexo y género.
33
Por ejemplo: http://www.nature.com/nrn/journal/v18/n8/full/nrn.2017.61.html?foxtrotcallback=true ,
https://academic.oup.com/endo/article-lookup/doi/10.1210/en.2003-1504 o
http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0083821
34
Para tener una idea general de la teoría, recomiendo leer (si no se quiere recurrir a los papers) “El cerebro masculino” y “El cerebro
femenino” de Louann Brizendine.
35
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0018506X17301368?via%3Dihub
36
https://www.nature.com/nature/journal/v378/n6552/abs/378068a0.html
37
Recientemente, Página/12 publicó una entrevista a Lucia Ciccio – Lic.en biotecnología y cuyo tema de trabajo de investí-gación
doctoral en filosofía es: De la subjetividad de los cuerpos a la micro-objetividad de los genomas: disciplinamiento sináptico hormonal
(http://www.conicet.gov.ar/new_scp/detalle.php?keywords=&id=36130&datos_academicos=yes)- , donde afirma que “No se puede
críticas no superan la limitación de partir de un sesgo ideológico (en este caso, opuesto: de que no hay
dimorfismo sexual a nivel del cerebro, no hay diferencias comportamentales entre los sexos, no hay diversidad
entre los sexos).
En continuidad con esto, otro artículo de Izquierda Diario expone algunas citas de “Sexo, drogas y biología” de
Diego Golombek38, que no son más que meras simplificaciones vulgares y completamente estereotipadas. De
este artículo me interesa citar la respuesta de la autora: “En los párrafos anteriores Golombek ignora los aspectos
sociales, culturales y psicológicos que hacen que en ciertos momentos disfrutemos la compañía de algunas
personas y no de otras, pasemos momentos divertidos, desagradables, aburridos, sintamos atracción sexual,
placeres, incomodidad. No existe la homosexualidad, los métodos anticonceptivos, la diversidad de gustos, los
proyectos, en otras palabras, las explicaciones biologicistas ignoran todo lo que nos hace personas y no
animales.” Concuerdo con la crítica al reduccionismo de DG (que implica una negación de aspectos sociales); sin
embargo, es justamente la última frase (la subrayada por mí) la que pone en evidencia -sin querer- de la base
conceptual de todo reduccionismo social: el dualismo ontológico 39(es decir, el ser humano con dos
sustanciaciones: cuerpo-mente, animal-humano, naturaleza-sociedad). La enagenación del hombre por la
naturaleza tiene antecendentes antiquísimos en la historia del pensamiento, pero sin duda, se vio profundizado
con el surgimiento de racionalismo burgués y el capitalismo. El marxismo no se ha despegado teóricamente de
esta concepción antropocéntrica del ser humano.
Por otra parte, en las críticas contra el reduccionismo orgánico existe continuamente una confusión entre
discusiones metodológicas, evidencias científicas (siempre filtradas por interpretaciones) y posiciones
ideológicas. De hecho, se juzgan las primeras y las segundas en función de la tercera, la cual suele desprenderse
– en varios ejemplos históricos – de interpretaciones incorrectas de las primeras. De esta manera, y con este
método de crítica, la Teoría de la evolución de Darwin debiera ser considerada una reducción biológica
(orgánica), por el hecho de “reducirnos” a simples animales y ser la base ideológica del darwinismo social (que va
desde Malthus hasta eugenesia del fascismo). Las discusiones del siglo pasado entre Stephen Jay Gould y Richard
Dawkins (autor del “El gen Egoísta”) o Edward O. Wilson (conocido como El señor de las hormigas, por sus
estudios sobre el comportamiento social de estos artrópodos) se han centrado fundamentalmente sobre
cuestiones metodológicas: Gould, basándose en su Teoría del Equilibrio Puntuado, planteaba que la reducción de
los procesos biológicos a la instancia del gen como unidad funcional y objeto de evolución darwiniana era

generalizar de esa manera a partir de sólo uno o dos estudios con tan bajo número de muestra. No hay un dimorfismo sexual cerebral.
No hay consistencia en las características de un cerebro para decir que pertenece a uno u otro sexo. Si hay diferencias, pueden ser
consecuencia de nuestra práctica cultural, pero no son innatas. Además, la variabilidad existente en los cerebros de un mismo sexo es
tan grande que invalida agruparlos de acuerdo a hombres y mujeres para hacer un experimento”. Las críticas metodológicas que
plantea son válidas, pero su análisis evita abordar la problemática de los sexos desde una perspectiva evolutiva comparada, tomando la
posición hegemónica de las Teorías de Género, que también la abordan desde un punto reduccionista social: el dilema es exclusivo de la
Historia del ser humano y sólo es explicable por elementos sociales-culturales (por ejemplo, sobre qué se entiende por “hombres” y
“mujeres”) negando cualquier aspecto orgánico. Es cierto que dichas diferencias orgánicas pueden deberse a nuestra práctica cultural,
pero esto puede tener como medio de realización también procesos genéticos, como ejemplo: la epigenética transgeneracional. Esto no
niega el rol central de las prácticas culturales, sólo pone en evidencia la complejidad del problema y duda sobre si el abordaje
reduccionista es útil o no para la comprensión del mismo.
38
“Veamos algunos ejemplos. En el libro Sexo, drogas y biología, publicado en el año 2006, Diego Golombek explica:
“Los hombres las prefieren jóvenes, se quejan ellas… Y tienen razón: los machos de cualquier especie buscan hembras con características
que indiquen una buena fertilidad. […] Ellas en cambio los prefieren maduros. […] Un auto, buena ropa […] tanto les cuesta producir un
huevecillo que no se lo van a entregar a cualquiera […] viene bien —evolutivamente hablando— tener al lado a alguien con recursos
propios para pasar el invierno”. (p. 14)
“… otras hormonas y señales como la oxitocina o la vasopresina son fundamentales para la fidelidad. Efectivamente, aquellas personas
(humanas o no) que logran una relación duradera tienden a tener una actividad cerebral asociada a estas señales…” (p.16)
“… hay elementos conscientes y otros inconscientes en la elección de pareja, aunque en definitiva se remiten a la posibilidad de que nos
dé hijitos sanos” (p 46)” (en http://www.laizquierdadiario.com/El-determinismo-biologico-como-ideologia-de-la-derecha-macrista-y-sus-
raices-kirchneristas)
39
Para profundizar, leer “El fin de la excepción humana” de Jean-Marie Schaeffer
(https://doctoradohumanidades.files.wordpress.com/2015/04/schaeffer-fin-excepcion-humana-cap-1.pdf)
insuficiente dado que muchos procesos evolutivos implicaban procesos más complejos o incluso el azar 40. Su
crítica hacia EO Wilson estaba basada contra la Teoría de Sociobiología41, en la medida en que nuevamente
determinadas características genéticas intentaban explicar la organización social (que solo era aplicable – aunque
hoy ya sabemos que no es del todo correcto – para las especies de artrópodos eusociales). Además de las
discusiones metodológicas, Gould encarnó la lucha contra cualquier ideología que, basándose en teorías
reduccionistas (como las de Dawkins o Wilson) buscaban legitimar las diferencias sociales entre distintos sectores
dando por hecho las condiciones innatas: si bien “la profundidad vincula el determinismo biológico a algunas
cuestiones y errores mas antiguos en nuestras tradiciones filosóficas, incluido el reduccionismo, o bien al deseo de
explicar fenómenos en parte aleatorios, a gran escala e irreductiblemente complejos mediante el comportamiento
determinista de los elementos constituyentes mas pequeños”, “las razones de la repetición [de las posiciones
reduccionistas biológicas] son sociopolíticas y no hay que buscarlas lejos: los resurgimientos del determinismo
biológicos se correlacionan con episodios de retroceso político, en especial con las campañas para reducir el gasto
del Estado en los programas sociales, o a veces con el temor de las clases dominantes, cuando los grupos
desfavorecidos siembran seria intranquilidad social o incluso amenazan con usurpar el poder”42. Otro ejemplo
bien podría ser la posición de Gould sobre el test de Coeficiente Intelectual (CI): en el mismo libro, Gould expone
que el problema no es el test en sí mismo, sino la utilización que luego se hace del mismo: “Alfred Binet, el
francés que lo inventó, no sólo evitó la interpretación hereditaria de su test sino que advirtió explícitamente
contra tal lectura, considerándola una perversión de su deseo de utilizar los tests para identificar niños que
precisaban ayuda especial (Binet argumentó que la interpretación innatista solo serviría para estigmatizar a los
niños por ineducables…)” …”La interpretación hereditaria del CI surgió en Estados Unidos, en buena medida
gracias al proselitismo de tres psicólogos […] en los años posteriores a la primera guerra mundial, [que] se
caracterizó por un patriotismo estrecho, provinciano, chauvinista…” y reapareció sucesivamente en distintos
momentos socialmente álgidos de la historia de EEUU.
La referencia a S.J. Gould tiene como objeto blanquear las reales discusiones que planteaba contra el
reduccionismo (a nivel metodológico) y sus implicancias legitimadoras de ideologías políticas de derecha. Los
partidos revolucionarios suelen tomar estas discusiones a favor de sus posiciones sin comprender profundamente
las discusiones originales. En definitiva, si bien las críticas conclusivas contra el reduccionismo orgánico de dichos
partidos pueden ser correctas, parten de una comprensión parcial de dichas discusiones con el fin de brindar
argumentos a sus propias concepciones políticas (y por ende: ideológicas) y no profundizan sobre el problema
que implica cualquier reduccionismo a la hora de pensar la realidad humana y transformarla.
Por otra parte, si bien cuestionan cualquier aproximación que reduzca un proceso complejo a sus componentes
orgánicos, se ven obligados a negarlos, llegando también a una teoría determinista o reduccionista (en este caso,
sobredimensionando lo social). He ahí, en mi opinión, algunas de las importantes encrucijadas metodológicas
planteadas en el camino hacia la transformación social que deberá resolver la izquierda revolucionaria.

En conclusión, dejo planteadas más preguntas que respuestas a las preguntas originales. El falso debate no
profundiza sobre el rol de la ciencia en la sociedad capitalista, y se da entre corrientes con fuertes tendencias
reduccionistas. Ambas parten de una modelización de la realidad humana particularizada, y la discusión central se
planta en definir los elementos determinantes de dicha realidad. La pregunta sobre el método (o los métodos)
necesarios para los procesos de transformación social adquiere especial importancia. ¿Dónde estamos parados
hoy los seres humanos? ¿Cuáles son los principales problemas que deberemos enfrentar para nuestra
supervivencia? ¿Cuánto y cuantos es necesario que sean conscientes para llevar adelante una estrategia de
transformación? La conciencia no puede ser reducida a un mero fenómeno mental o individual, aunque algunos
procesos cognitivos pueden jugar un rol relevante en su modulación. La pregunta sobre la conciencia permite
poner en evidencia si dichos procesos ocurren, y si podrían existir mecanismos (sociales, políticos) para

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Por ejemplo: la Teoría neutralista pone en evidencia que el azar es uno de los mecanismos fundamentales en la evolución a nivel
genético.
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Por ejemplo, se pueden ver estas discusiones en “Desde Darwin” de S.J. Gould.
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La falsa medida del Hombre. S.J Gould.
bloquearlos o inmunizarse. Por otra parte, la memoria, el aprendizaje, las emociones son procesos con una base
neurofisiológica, que se dan en un marco social, cultural, contextual. La negación de dicha base conlleva a
interpretaciones parciales, y muy frecuentemente, idealizaciones de dichos procesos. No se trata de reducir
dichos procesos a la actividad de las cortezas o a las neuronas, negando la relación entre dichos procesos con el
ambiente. Tampoco se trata de resolver cual (el ambiente o lo orgánico) determina uno sobre el otro. La relación
de continuidad entre lo orgánico y lo ambiental es una relación evolutiva, y de mutua coerción. ¿Es acaso esta
cuestión relevante en una primera instancia para las políticas revolucionarias? Mi posición es que sí, ya que
dichas preconcepciones determinan los modelos teóricos del ser humano (¿Qué es el ser humano? Y ¿qué puede
hacer?), de la categorías empleadas en dichos modelos (clases, género, etc) y de las teorías de la revolución. Los
problemas fundamentales de la humanidad hoy (la explotación del hombre por el hombre, el crecimiento
exponencial y descontrolado de la población humana, el cambio climático, el empobrecimiento de la tierra y de
los alimentos, las coexistencia de extremos de calidad de vida, el inminente agotamiento de recursos no
renovables, etc) nos exigen no dar pasos en falsos. Para ello, es imprescindible abordar la complejidad desde la
complejidad, y no meramente como una simplificación de la misma. Estas simplificaciones idealistas pueden que
se sostengan históricamente por su capacidad de brindar coherencia teórica, pero la coherencia (producto de
nuestra experiencia pasada y social) no implica precisión. De ahí que adoptar un método reduccionista siempre
implica dejar un punto ciego en la realidad.

Por ello, la pregunta aquí planteada es:


¿Qué implicancia tiene la conciencia para el proceso de
transformación social?

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