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Avances y retos del Derecho

Animal en España

Cristina Bécares Mendiola


María González Lacabex *

I. Introducción

«Condenado a tres meses de prisión e inhabilitación de tres


años por el maltrato de 22 caballos en Zamora. Detenidas tres
personas por presunto delito de maltrato hacia una yegua. Con-
denada a nueve meses de prisión por no alimentar a sus anima-
les. Dos detenidos en Almería por vender tortugas en Internet.
Imputada por presunto delito de maltrato animal tras envenenar
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a seis gatos. Imputado por falsificar la muerte de un mono en


Vigo. [...]». Estos son solo algunos ejemplos de las numerosas no-
ticias sobre denuncias por maltrato animal aparecidas en medios
de comunicación de toda España durante el pasado año 2014  1.

*  Cristina Bécares Mendiola: Abogada. Profesora asociada de la Universi-


dad Autónoma de Barcelona, Licenciada en Derecho y Criminología, y Máster
en Derecho animal y Sociedad. María González Lacabex: Abogada. Fundado-
ra del despacho ANIMALEX. Máster en Derecho del Medio Ambiente. Espe-
cialista Universitaria en Desarrollo Sostenible y Agenda 21 Local. Postgrado en
Derecho animal.
Ambas son miembros del Grupo de Investigación SGR Animales, Derecho
y Sociedad, de la UAB, y responsables de las secciones de legislación y jurispru-
dencia de la web especializada www.derechoanimal.info.
1 
www.derechoanimal.info publica boletines mensuales en los que se recopi-
lan noticias, denuncias, jurisprudencia y sentencias comentadas sobre Derecho
animal.
246 Cristina Bécares Mendiola / María González Lacabex

En ocasiones, observarlas en su conjunto llega a resultar fran-


camente abrumador, e inmediatamente lleva a preguntarnos si
estamos asistiendo a un incremento del índice de maltrato animal
en España. Sin embargo, lo que en realidad está aumentando
es el número de denuncias interpuestas por este tipo de hechos,
gracias al desarrollo legislativo sobre esta materia, así como al
creciente interés social por estas cuestiones, todo lo cual, a su vez,
favorece también una mayor repercusión en los medios.
La estadística confirma lo anterior: según datos del SEPRO-
NA de la Guardia Civil  2, por ejemplo, las denuncias recibidas
por casos de maltrato de perros en 2013 fueron un 88 por 100
más que en 2008. Por su parte, los fiscales han vuelto a destacar
en su memoria  3, un año más, la creciente actividad de Juzgados y
Tribunales en materia de maltrato animal (al que expresamente
califican como «lacra») y sobre el que reconocen haber observa-
do una mayor sensibilización social. Entre 2011 y 2012, el núme-
ro de procedimientos judiciales incoados por delito de maltrato
animal aumentó en casi un 40 por 100. El total de sentencias
condenatorias también se ha incrementado, de 32 condenas en
2012, a 60 en el año 2013.
La lucha contra los malos tratos a animales en España ha ido
ganando terreno en sede judicial, favorecida sin duda por la re-
forma del Código Penal en el año 2010, en la cual se eliminó el
requisito del «ensañamiento» del tipo contemplado en el art. 337,
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que tipifica el maltrato animal como delito  4. Desapareció así uno


de los principales obstáculos con los que en la práctica se encon-
traba la aplicación de este precepto, del que anteriormente con-
seguían escapar supuestos de maltrato considerados «sin saña»,
como las muertes por disparo o ahorcamiento.
Junto a este importante hito, cuando nos referimos a la situa-
ción actual del Derecho animal en España, debemos mencionar
cuatro aspectos fundamentales en los que podría resumirse los

2 
SEPRONA: Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil.
3 
Circular de Fiscalía 7/2011, de 16 de noviembre.
4 
Art. 337 CP: «El que por cualquier medio o procedimiento maltrate in-
justificadamente a un animal doméstico o amansado, causándole la muerte o
lesiones que menoscaben gravemente su salud, será castigado con la pena de
tres meses a un año de prisión e inhabilitación especial de uno a tres años para
el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales».
Avances y retos del Derecho animal en España 247

principales retos ante los que hoy en día nos encontramos en el


desarrollo y práctica de esta área emergente del Derecho, a saber:
1) La consideración legal de los animales como cosas.
2) La diferente protección de los animales en función de la
legislación de la Comunidad Autónoma en la que se encuentran.
3)  Las dificultades prácticas en la aplicación de esta norma-
tiva por parte de las administraciones públicas.
4)  Una jurisprudencia aún por consolidar, con procedimien-
tos judiciales en los que la acusación particular o popular juega
un papel fundamental.

II. Estatuto jurídico de los animales


como cosas

En España existen leyes de protección de los animales y el


maltrato grave a los mismos está tipificado incluso como delito
penal. Pero bajo estas normas subyace aún una consideración
legal que no ha cambiado: el Derecho español atribuye a los ani-
males el estatuto jurídico de cosas, de meros bienes susceptibles
de apropiación y de libre disposición por parte de sus propieta-
rios, sin más limitaciones que las establecidas en las leyes. Este
hecho explica las limitaciones y excepciones que la propia legisla-
ción española dispone frente a la prohibición general de maltra-
tar a los animales. Un primer y claro ejemplo de ello se encuentra
en el Código Penal, que tipifica el maltrato animal únicamente
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cuando es «injustificado» (art.  337 CP) o cuando se considera


«cruel» (art. 632.2)  5.
Esta consideración del animal como cosa, como bien supedi-
tado en todo caso al interés humano, explica también que las le-
yes autonómicas de protección animal excluyan de su aplicación
a determinadas especies de animales o ciertas actividades huma-
nas en las cuales son utilizados. Así, algunas de estas leyes limitan
su alcance a los animales de compañía y en todas ellas quedan
excluidos los animales salvajes que viven libres en su medio na-

5 
Art. 632.2 CP: «Los que maltrataren cruelmente a los animales domés-
ticos o a cualesquiera otros en espectáculos no autorizados legalmente sin in-
currir en los supuestos previstos en el art. 337 serán castigados con la pena de
multa de veinte a sesenta días o trabajos en beneficio de la comunidad de veinte
a treinta días».
248 Cristina Bécares Mendiola / María González Lacabex

tural. Además, estas normas contemplan también excepciones, a


través de las cuales ofrecen cobertura legal a determinadas prác-
ticas que, a pesar de conllevar sufrimiento animal, son igualmen-
te permitidas apelando a otros intereses humanos considerados
superiores, como la tradición o la cultura. De este modo, nueve
de las diecisiete Comunidades Autónomas permiten el tiro al pi-
chón cuando se cuente con una autorización administrativa; las
peleas de gallos se reconocen como una excepción a la Ley de
Protección Animal de las Islas Canarias; en Castilla y León admi-
ten los circos con animales «si estos no sufren»; y Extremadura,
la matanza del cerdo en el domicilio y para consumo propio. En
cuanto a las corridas de toros y otros espectáculos taurinos, salvo
en Cataluña y en las Islas Canarias, se encuentran directamente
excluidos de la aplicación de estas leyes.
El tratamiento legal de los animales no humanos como cosas
suele significar también una mayor limitación y restricción de su
protección en los pronunciamientos judiciales. Resoluciones en
las que los propios jueces reconocen que la superación de ese
estatuto jurídico de bienes muebles sería propio de una sociedad
y un ordenamiento más evolucionados, pero que en la aplicación
del Derecho actual deben sujetarse irremediablemente a dicho
estatuto:
«Y con independencia de los loables deseos de las recurrentes
de conseguir desde el punto de vista de su calificación jurídica, un
trato y consideración de los animales más allá de simples bienes
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muebles, lo cierto es que mientras tal posibilidad no se refleje en


las leyes, dichos seres quedan bajo la órbita de los bienes suscep-
tibles de apropiación» [SAP Gipuzkoa 64/2013 (sección 2.ª), de
27 de junio, sobre la apropiación indebida de un perro maltratado
por sus dueños].
«No cabe apreciar las agravantes solicitadas por la acusación
popular, por cuanto que las mismas están diseñadas para su apli-
cación al ámbito de las personas, quizá cuando esta sociedad evo-
lucione más desde el punto de vista en el que nos encontramos,
sean admisibles agravantes para este tipo de delitos como las de
abuso de confianza, toda vez que el trato de los animales domés-
ticos para con los cuidadores es de absoluta fidelidad y lealtad,
que se puede ver truncada, sin duda, por las actuaciones de signo
contrario que brotan del ser humano; pero por el momento el
legislador optó solo por su aplicación al ámbito de las personas»
(SJ Penal núm. 1 de Toledo 389/2013, de 15 de octubre, sobre la
muerte por ahorcamiento de dos perros galgos).
Avances y retos del Derecho animal en España 249

Afortunadamente, en España podemos decir que empezamos


a observar ciertas «grietas» en esa consideración jurídica del ani-
mal como cosa. Así, algunas Leyes de Protección Animal (Ca-
taluña, Navarra y Andalucía), siquiera a modo de declaración
general de principios, reconocen de una u otra manera a los ani-
males como seres que sienten, y que por tanto no son cosas. Es-
tas leyes refieren en sus preámbulos que «los estudios realizados
sobre las capacidades sensoriales y cognoscitivas de los animales
no han dejado duda sobre la posibilidad de que estos puedan
experimentar sentimientos como placer, miedo, estrés, ansiedad,
dolor o felicidad»  6 y ponen de manifiesto la realidad de «la con-
sideración de los animales como seres vivos capaces de sufrir y
la superación de toda visión del hombre como dueño y señor
absoluto de un ilimitado derecho a su disposición y al ejercicio
de prácticas lesivas o destructivas sobre ellos»  7. La norma cata-
lana dispone en esta misma línea: «Los animales son seres vivos
dotados de sensibilidad física y psíquica, así como de movimiento
voluntario, y deben recibir el trato que, atendiendo básicamente
a sus necesidades etológicas, procure su bienestar»  8.
La Ley de Protección Animal de Cataluña va incluso más le-
jos a la hora de concretar esa declaración, cuando prohíbe que
los animales de compañía puedan ser objeto de embargo en un
procedimiento judicial  9. Y de alguna manera así lo hace tam-
bién el resto de leyes de protección animal en España (excepto
Asturias y Cantabria), al prohibir la utilización de animales vivos
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como premio o recompensa  10. Una prohibición que, junto con


la de embargar animales, no encuentra más fundamento que el
de impedir la instrumentalización del animal. En cierto modo,
podemos llegar a decir que el legislador español se descubre en
este tipo de preceptos admitiendo que, a pesar de que se justifique

6 
Exposición de motivos de la Ley 11/2003, de 24 de noviembre, de pro-
tección de los animales de Andalucía.
7 
Preámbulo de la Ley Foral 7/1994, de 31 de mayo, de protección de los
animales de Navarra.
8 
Art. 2.2 Decreto Legislativo 2/2008, de 15 de abril, por el que se aprueba
el texto refundido de la Ley de Protección de los Animales en Cataluña.
9 
Art. 2.4 Decreto Legislativo 2/2008.
10 
Como en la Ley 6/1993, de 29 de octubre, de protección de los animales
en el País Vasco, de acuerdo con la cual queda prohibido «hacer donación de
los mismos como reclamo publicitario, premio o recompensa, a excepción de
negocios jurídicos derivados de la transacción onerosa de animales» [art. 5.d)].
250 Cristina Bécares Mendiola / María González Lacabex

legalmente su utilización en beneficio humano, en realidad los


animales no deberían ser tratados como cosas, porque no lo son.
Pero, definitivamente, el ejemplo más claro de esta evolución
hacia un efectivo tratamiento legal de los animales como «no co-
sas» lo encontramos actualmente en el Código Civil catalán, que
declara: «Los animales, que no se consideran cosas, están bajo la
protección especial de las leyes. Solo se les aplican las reglas de los
bienes en lo que permite su naturaleza»  11. Un pronunciamiento
que supone un relevante avance en un entorno en el que la Unión
Europea ha reconocido también expresamente que los animales
son seres sentientes y como tales deben ser considerados en el de-
sarrollo de diversas políticas  12, y en el que otros países han recogi-
do ya en sus propios ordenamientos internos pronunciamientos en
ese sentido (Alemania, Austria, Suiza o, recientemente, Francia).

III. Protección penal y administrativa


de los animales
La protección animal se configura en España desde dos juris-
dicciones, la penal y la administrativa. Toda vez que en España
el ius puniendi corresponde de manera exclusiva al Estado, en el
ámbito penal existe un único código de aplicación a todo el terri-
torio nacional. En materia de protección animal, el Código Penal
prevé, por un lado, el delito de maltrato, para el que fija una pena
de prisión de tres meses a un año, y, por otro lado, dos faltas: la
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falta de maltrato, con multas de veinte a sesenta días o trabajos


en beneficio de la comunidad de veinte a treinta días; y la falta
de abandono, con multa desde los quince hasta los sesenta días  13.

11 
Art. 511-1 Ley 5/2006, de 10 de mayo, del libro quinto del Código Civil
de Cataluña, relativo a los derechos reales.
12 
Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea. Título II, art. 13,
introducido por el Tratado de Lisboa: «Al formular y aplicar las políticas de
la Unión en materia de agricultura, pesca, transporte, mercado interior, inves-
tigación y desarrollo tecnológico y espacio, la Unión y los Estados miembros
tendrán plenamente en cuenta las exigencias en materia de bienestar de los
animales como seres sensibles, respetando al mismo tiempo las disposiciones
legales o administrativas y las costumbres de los Estados miembros relativas, en
particular, a ritos religiosos, tradiciones culturales y patrimonio regional».
13 
Art. 631.2 CP: «Quienes abandonen a un animal doméstico en condicio-
nes en que pueda peligrar su vida o su integridad, serán castigados con la pena
de multa de quince días a dos meses».
Avances y retos del Derecho animal en España 251

En el ámbito administrativo, por el contrario, no existe en


este país una legislación uniforme en materia de protección de
los animales: existen algunas leyes españolas sobre bienestar y
protección animal que derivan de directivas europeas, como en
lo relativo al transporte de animales, o a su uso con fines científi-
cos o de experimentación. Pero aparte de estas normas sectoria-
les y de ámbito estatal, en España no contamos con una única
Ley de Protección Animal. La Constitución Española establece
en su art. 148 que las Comunidades Autónomas podrán asumir
competencias sobre determinadas materias, entre las que se in-
cluye la gestión en materia de protección del medio ambiente,
pudiendo ampliar sus competencias mediante la reforma de sus
Estatutos, siempre y cuando respeten las competencias exclusivas
atribuidas al Estado. Esto conlleva que hoy en día existan tantas
normativas de protección de los animales como comunidades o
ciudades autónomas integran el Estado español (diecisiete y dos,
respectivamente)  14. Esta realidad conduce en la práctica a situa-
ciones de desigualdad e incluso inseguridad jurídica, en cuanto
que unos mismos hechos pueden ser o no sancionables en fun-
ción de la comunidad en la que se halle el animal afectado, con
sanciones de alcance también muy diferente según territorios. A
lo anterior debemos añadir la posibilidad de que, en el marco de
estas normativas autonómicas, los Ayuntamientos desarrollen sus
propias ordenanzas municipales en materia de tenencia y protec-
ción de animales, lo que ahonda aún más en esa disparidad.
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Como ejemplos de lo anterior podemos destacar que, mien-


tras en otras comunidades las peleas de gallos se encuentran ex-
presamente prohibidas, en las Islas Canarias, sin embargo, sí está
permitido llevar a cabo esta práctica con dichos animales. En
relación con los animales abandonados, Cataluña es la única co-
munidad donde se encuentra absolutamente prohibido sacrificar
a los animales rescatados y albergados en refugios. Las demás
Comunidades Autónomas contemplan la posibilidad de dicho
sacrificio, aunque disponiendo distintos plazos (para que el ani-
mal pueda ser recuperado o adoptado): veinte días en Galicia,
diez días en la Comunidad de Madrid, dos días en la Región de
Murcia, etcétera.

14 
La Ciudad Autónoma de Ceuta a fecha actual está ultimando los trámi-
tes para la aprobación del Reglamento regulador de la tenencia animal.
252 Cristina Bécares Mendiola / María González Lacabex

Las sanciones también son diferentes dependiendo de la


región donde se haya cometido la infracción. Así, mientras en
Castilla-La Mancha la sanción económica mínima para casos de
infracciones leves es una multa de seis euros, en Cataluña esta
sanción podría ser de cien euros. Lo anterior muestra cómo no
cuesta lo mismo cometer infracciones en materia de protección
animal en una comunidad o en otra. Y lo mismo ocurre con las
sanciones máximas. Existen también diferencias relevantes res-
pecto a las medidas accesorias que pueden ser impuestas junto
con la sanción económica: en Aragón, Andalucía, Castilla-La
Mancha, Navarra, el País Vasco, Asturias y la Comunidad Valen-
ciana, quien maltrata a un animal puede ser inhabilitado para la
tenencia o adquisición de animales durante un período de tiem-
po. Otras comunidades no establecen, sin embargo, tan impor-
tante medida accesoria en caso de infracción.
En este contexto, actualmente existen dos relevantes proyectos
legislativos que están siendo tramitados en el Parlamento español,
y de los cuales pueden derivarse importantes pasos adelante para
una mayor y, en algunos casos, más uniforme protección de los
animales en el conjunto de España. Nos referimos, por un lado,
a la reforma del Código Penal y, por otro, al anteproyecto de ley
estatal para la protección de los perros y los gatos en España.
En primer lugar, como decimos, la reforma del vigente Có-
digo Penal, cuyo último borrador incluye importantes modifica-
ciones en materia de protección animal  15. Entre los aspectos más
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destacables de esta nueva regulación se encuentra, por una parte,


el aumento de la seguridad en la aplicación de la norma a tra-
vés de una definición de animales protegidos, incluyendo ya no
solo a los domésticos, sino también aquellos que habitualmente
son domesticados o respecto a aquellos que viven bajo el control
humano o no viven en estado salvaje. Por otro lado, se prevén
penas más elevadas para los casos más graves, con muerte del
animal, lesiones graves con consecuencias irreversibles, o uso de
armas y medios peligrosos. Otra de las esperadas modificaciones
es la inclusión en la pena de la inhabilitación legal del condena-
do por delito de maltrato animal para la tenencia de animales.
Asimismo, ante la desaparición de las faltas en el nuevo Código
Penal, la actual falta de abandono de animales, contemplada en

15 
Actualmente aprobado en el Congreso y remitido al Senado.
Avances y retos del Derecho animal en España 253

el art. 631.2 CP pasaría a ser considerada como delito, dentro


del propio art. 337 CP. Finalmente, en el último texto disponi-
ble se ha incorporado también en el anteriormente mencionado
art. 337 la explotación sexual de animales.
Por otro lado, está siendo objeto de debate una nueva ley na-
cional sobre el comercio y tenencia responsable de perros y ga-
tos. Durante la elaboración de este artículo únicamente existe
un primer borrador disponible, que incorpora un gran núme-
ro de cuestiones aún por concretar, entre las cuales a modo de
ejemplo podríamos destacar las siguientes: la prohibición gene-
ral de mutilar a los animales; la prohibición de vender animales
en establecimientos comerciales (de modo que solo podrían ser
adquiridos en refugios o criaderos, sin intermediarios); la regu-
lación del «contrato de donación» de animales (a través del cual
los nuevos propietarios deberían ser informados sobre diversos
aspectos relacionados con las necesidades de los animales según
su naturaleza, y los gastos necesarios para poder mantenerlos); o
una nueva regulación del transporte de perros y gatos, con distin-
to tratamiento según se realice por particulares o por empresas.
A pesar de que debe insistirse en que se trata únicamente de
un borrador que ha iniciado su tramitación parlamentaria, se tra-
ta de un proyecto de gran relevancia en la medida en que podría
implicar un importante paso adelante en el establecimiento de
unos requisitos mínimos de protección animal para el conjunto
del Estado.
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IV. Aplicación de la Normativa
por las Administraciones Públicas
Quienes ejercemos en la práctica el Derecho animal en Espa-
ña coincidimos en señalar que hoy en día el principal problema
de las leyes de protección animal, en este país, reside en su apli-
cación por parte de las propias administraciones públicas. Y esto
es importante, porque hay que tener en cuenta que se trata de un
ámbito en el que los organismos públicos pueden y deben actuar
de oficio. Sin embargo, en la práctica es más que frecuente en-
contrarnos con diversas dificultades en este sentido, que comien-
zan con una general falta de conocimiento de la normativa de
protección animal por parte del personal al servicio de las admi-
nistraciones públicas responsables de su aplicación. Así, muchas
254 Cristina Bécares Mendiola / María González Lacabex

veces una simple denuncia acaba convirtiéndose en una autén-


tica acción formativa para los agentes públicos implicados. Por
otro lado, es habitual encontrar también dudas competenciales
(Estado, Comunidades Autónomas, Diputaciones, Ayuntamien-
tos) que finalmente tiene que solucionar el propio administrado,
debiendo encontrar por sí mismo la correcta ventanilla donde
realizar sus solicitudes y denuncias.
La adopción rápida y efectiva de medidas cautelares, como el
decomiso de animales maltratados, suele conllevar también im-
portantes dificultades. Cuando se denuncia el maltrato infligido
a un animal por su propietario, es crucial poder rescatar a dicho
animal lo más pronto posible, a fin de ponerlo a salvo de ries-
go para su vida o integridad. Es evidente la importancia a estos
efectos de una ágil intervención de las autoridades, teniendo en
cuenta que en muchos casos el animal o animales implicados se
encontrarán en una propiedad privada que no puede ser legal-
mente traspasada sin una orden judicial. Salvo en los casos más
serios y evidentes de maltrato y crueldad, a menudo resulta difícil
transmitir esta urgencia a las administraciones públicas compe-
tentes, que se muestran más dispuestas a actuar cuando el mal-
trato ya ha ocurrido, pero que no suelen reaccionar con la misma
celeridad cuando se trata de evitar un posible daño al animal.
Por otra parte, podemos observar la existencia de una cierta
reticencia institucional en el momento de aplicar sanciones altas
y ejemplares en los casos de maltrato animal. En este sentido, y
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aunque insistimos en que se trata de un ámbito en el que las ad-


ministraciones públicas y de justicia deberían actuar de oficio, sin
que sea preceptivo que ciudadanos o asociaciones tomen parte
directa en los procedimientos judiciales o administrativos, la rea-
lidad es que la personación de una acusación particular o popular
en estos procesos deviene fundamental en muchas ocasiones, para
garantizar un alto grado de exigencia en la aplicación de la ley.
Por último, y en estrecha relación con todo lo mencionado an-
teriormente, se encuentra la inacción administrativa. La inactivi-
dad de la administración como única respuesta a las denuncias
de ciudadanos y entidades de protección animal constituye tam-
bién una realidad con la que, desafortunadamente, se encuen-
tran aquellos en demasiadas ocasiones, y frente a la cual el único
recurso posible es el que ofrece la vía judicial. Una vía costosa,
máxime en la actual coyuntura socioeconómica, que no siempre
Avances y retos del Derecho animal en España 255

resulta fácil o posible de asumir por los agentes implicados en la


defensa de los animales.
Pero ya hemos dicho que el Derecho animal avanza en Es-
paña: en ese sentido, no podemos dejar de mencionar aquí el
diligente trabajo de técnicos, fiscales, jueces y otros agentes y au-
toridades públicas, conscientes de sus responsabilidades en este
ámbito. En este punto merece ser destacado sobre todo el papel
que está llamado a desempeñar el SEPRONA de la Guardia Ci-
vil, así como otros cuerpos de policía autonómicos y locales, que
se ha demostrado crucial en muchos casos de maltrato animal,
tanto para la localización de los autores como para la aportación
de pruebas determinantes en su condena posterior. Según datos
de la Guardia Civil, el SEPRONA realizó en 2013 49.561 inter-
venciones relacionadas con animales domésticos y salvajes, en las
que detuvo a 40 personas e imputó a 134.
En el ámbito de las Administraciones Públicas debe subrayar-
se también el compromiso asumido por diversos Ayuntamientos,
como administraciones que cuentan con muy específicas compe-
tencias en materia de animales y, por ello, que ostentan un im-
portante papel en este ámbito. El Ayuntamiento de Barcelona
constituye un relevante ejemplo de lo anterior, al contar desde el
año 1996 con un Consejo Municipal de Convivencia, Defensa y
Protección de los Animales, impulsor de la supresión del sacrifi-
cio en el Centro de Acogida de Animales de Compañía en 2004
o de la puesta en marcha de la Oficina de Protección de los Ani-
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males de Barcelona en 2008, entre otros.


Sea como fuere, existe una convicción social bastante genera-
lizada de que la aplicación de las leyes de protección animal en
España aún requieren de un importante impulso ciudadano ante
las Administraciones Públicas, que demande, exija y se implique
ante ellas en favor de un mejor cumplimiento de estas normas.
Un ámbito en el que, en definitiva, aún existe un amplio margen
de mejora.

V. Jurisprudencia en materia de Derecho


Animal

A pesar de la existencia de normativa para la regulación de


la protección animal y del principio de máxima taxatividad legal
256 Cristina Bécares Mendiola / María González Lacabex

e interpretativa, esta legislación incluye en ocasiones ciertos con-


ceptos jurídicos indeterminados o diversas alternativas de inter-
pretación que conducen a que casos similares puedan conllevar
resultados dispares, dependiendo del criterio judicial (o frecuen-
temente, de la sensibilidad de los jueces sobre la materia). Así, por
ejemplo, la interpretación judicial que se haga del concepto de
«animal doméstico o amansado» será decisiva para determinar la
relevancia penal de un caso de maltrato, en la medida en que el
art. 337 CP únicamente incluye este tipo de animales. Diferentes
interpretaciones en estos supuestos han derivado en sentencias
en las que tal consideración de «animal doméstico» ha sido dene-
gada, por ejemplo, a un caballo mantenido en un club hípico, a
gatos callejeros, o a las palomas que viven en las ciudades.
Otro ejemplo de este tipo de problemas interpretativos legales
lo encontramos en el art. 632.2 CP, según el cual casos simila-
res de maltrato cruel contra animales han sido condenados o no,
de acuerdo con la interpretación judicial dada a la expresión:
«maltratar cruelmente a los animales domésticos o a cualesquiera
otros en espectáculos no autorizados legalmente». Este precepto
ha suscitado opiniones jurisprudenciales distintas, sobre si se re-
quiere en todo caso que el maltrato haya sido producido en un
espectáculo, o si esta condición no se aplica en los casos en que la
víctima haya sido un animal doméstico.
Sin perjuicio de lo anterior, las estadísticas disponibles mues-
tran cómo los jueces y tribunales españoles tratan cada vez más
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con casos de maltrato animal, a medida que se incrementan las


denuncias interpuestas y admitidas por este tipo de hechos. En
2013 el número total de sentencias condenatorias sobre maltrato
animal duplicó la cifra de 2012. Entre estas resoluciones judi-
ciales encontramos interesantes pronunciamientos judiciales que
suponen importantes pasos adelante en los tribunales en favor
de los intereses de los animales. Anteriormente hemos visto al-
gunas sentencias judiciales limitadas a la mencionada conside-
ración legal de los animales como cosas, pero lo cierto es que
también en este ámbito encontramos avances, como en el caso
de la Sentencia 23/2007, de la Audiencia Provincial de Segovia
(sección única), que llega a comparar el abandono de un menor
con el abandono de un perro. Asimismo, se han dictado senten-
cias en las que una interpretación amplia de la ley ha permitido,
por ejemplo, incluir interesantes medidas accesorias, como en la
Avances y retos del Derecho animal en España 257

Sentencia 389/2013, del Juzgado de lo Penal núm. 1 de Toledo,


sobre el ahorcamiento de dos galgos por un cazador, que fue in-
habilitado para trabajar con animales, así como para adquirir-
los o utilizarlos; posteriormente ratificada por la Sentencia de la
Audiencia Provincial de Toledo 100/2014 (sección primera), de
fecha 2 de octubre de 2014.
Por otro lado, los Juzgados españoles han comenzado también
a reconocer los daños morales derivados de la muerte o lesión de
un animal de compañía. Así, por ejemplo, la Sentencia del Juz-
gado de Primera Instancia núm. 32 de Barcelona 466/2007, de
16 de mayo, sobre un perro que murió a consecuencia del ataque
de otro.
Finalmente, se encuentra definitivamente reconocido por
los tribunales españoles que el maltrato animal puede ser cau-
sado también por omisión, por falta del deber de cuidado a un
animal. La Sentencia del Juzgado de lo Penal núm. 4 de Bilbao
135/2010, de 25 de marzo, sobre el maltrato a seis perros que
fueron hallados abandonados en condiciones deplorables en un
antiguo pabellón, fue una resolución pionera e innovadora en ese
sentido.

VI. Conclusiones

El Derecho animal español todavía debe integrar lo que la


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ciencia ha constatado de forma irrebatible y la propia Unión Eu-


ropea reconoce con directa aplicación también en nuestro país:
que los animales como seres sentientes no pueden ser tratados
como meros bienes. Pero no como mera declaración de princi-
pios, sino a través de un auténtico desarrollo normativo que con-
crete ese estatuto jurídico del animal como no cosa.
A pesar de ello, podemos concluir que el Derecho animal en
España se encuentra en un importante proceso de desarrollo y
evolución. En cierto modo puede decirse que en estos momentos
el Derecho animal en España está experimentando avances so-
bre todo en relación con los animales de compañía, precisamente
aquellos que conviven de manera más cercana con el ser humano
y que promueven una cada vez mayor sensibilidad social en todo
lo relativo a su bienestar y protección frente al maltrato. Ello se
traduce en la actualidad en dos importantes reformas legislati-
258 Cristina Bécares Mendiola / María González Lacabex

vas: la modificación de la regulación penal del maltrato animal,


por un lado, y la preparación de una nueva ley nacional para la
protección de perros y gatos, que se espera pueda contribuir a
establecer unos mínimos legales de protección animal aplicables
por igual a todo el Estado.
En sentido contrario nos encontramos con la cobertura que
institucional y legalmente se sigue ofreciendo a prácticas de en-
tretenimiento que implican sufrimiento animal, que pretenden
justificarse en la salvaguarda de la tradición, la cultura, la identi-
dad nacional, etc., aunque en realidad se trate de actividades que
cada vez reciben un menor apoyo social. Y es que es, precisamen-
te, la creciente sensibilidad social sobre esta materia lo que está
fomentando la actividad de las administraciones públicas y los
jueces para una mejor protección de los animales en España. Un
país con una jurisprudencia en materia de Derecho animal aún
no muy consolidada, pero que ya nos proporciona interesantes y
útiles pronunciamientos judiciales para la práctica de esta nove-
dosa y emergente área del Derecho.
Con una legislación en desarrollo y un progresivo incremento
de los procedimientos judiciales en materia de animales, el Dere-
cho animal en España avanza, y ello tiene también su reflejo en
los medios de comunicación, en el creciente número de jornadas
que sobre esta materia se celebran en universidades, colegios de
abogados u otros centros públicos y privados, en la puesta en
marcha del primer Máster de Europa sobre Derecho animal, en
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la UAB, y, por supuesto, en la edición de publicaciones como la


que integra este artículo. Nuestra responsabilidad reside en que
dicho avance no se detenga, de modo que el desarrollo del Dere-
cho animal sea, también, signo de una sociedad más evoluciona-
da y respetuosa con todos los seres vivos.

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