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UNIVERSIDAD DEL CARIBE

ESCUELA DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS

CARRERA DE DERECHO

ANTEPROYECTO DE LA MONOGRAFIA PARA OPTAR POR EL


TITULO DE LICENCIADO EN DERECHO

ANÁLISIS DEL DERECHO A ELEGIR Y SER ELEGIBLE


SEGÚN LA NORMATIVA VIGENTE EN LA

REPÚBLICA DOMINICANA

SUSTENTADO POR:

RAUL ADRIANO VERAS JEREZ


MAT. 2001-3316

ASESORA:

LICDA. MARIBEL DE LOS SANTOS

Santo Domingo, D.N., República Dominicana; febrero, 2019

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I. ANTECEDENTES

Sierra (2010) en su artículo “Ciudadanía y derecho de ser elegido: Una mirada


comparada sobre la representación política liberal del siglo XIX” analiza la
representación política en el contexto de los regímenes liberales parlamentarios
del siglo XIX. Para Ella no cabe duda de que la definición del concepto de
representación política fue un elemento fundamental de la ingeniería política
implementada por las elites liberales ocupadas en la construcción de nuevos
regímenes y nuevos estados a ambos lados del Atlántico.

En consecuencia, las reglas esenciales del juego político, el derecho de


participación, el alcance de la ciudadanía y la misma legitimidad del sistema,
estarían en buena medida subsumidos en la regulación que se hizo del
derecho de elegir gobernantes y del derecho de ser elegido para representar a
la nación.

Luego, dicha autora procede a explicar los procesos de construcción político-


cultural de los conceptos de representación desde una perspectiva
transnacional y comparada incluyendo un estudio de las transferencias entre
los liberalismos europeos y americanos ofreciendo una mirada comparada.

El análisis se construye a partir del estudio de dos casos concretos –el de


España y el de México a mediados del siglo XIX-, con el que quiere
contextualizar en el horizonte más amplio el liberalismo occidental
transatlántico. Se sustenta sobre un doble convencimiento que tiene
importantes implicaciones metodológicas. El convencimiento, en primer lugar,
de que a pesar de la ruptura de las facetas más institucionales y oficiales de las
relaciones diplomáticas entre las antiguas metrópolis europeas y las nuevas
naciones americanas, hubo un importante tráfico de influencias políticas y
culturales que navegó en múltiples sentidos, conectando distintas experiencias
y releyendo su valor referencial en un esquema triangular (e incluso
cuadrangular), en el que no habría un único/unos únicos focos transmisores,

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sino múltiples y cambiantes focos, que serían a la vez transmisores y
receptores de influencias.

Franco Cuervo (2016) indica que durante la Declaración del Milenio del año
2000, así como en la conmemoración de la Cumbre Mundial 2005, los Estados
miembros de la ONU renovaron su compromiso de proteger y promover los
derechos humanos, el Estado de derecho y la democracia, insistiendo en que
estos conceptos son interdependientes y se refuerzan entre sí, reiterando tal
compromiso en la resolución 62/7 aprobada por la Asamblea General de la
ONU del día 8 de noviembre de 2007; y en estos se considera que el derecho a
la participación política, no es simplemente una prerrogativa ciudadana, sino,
un Derecho Humano.

El autor formula la distinción entre el concepto de derechos humanos y


derechos cívicos, explica el contenido del derecho humano a votar y su
reconocimiento internacional como una libertad fundamental, analizando el
caso mexicano en cuanto su regulación y medios de protección.

Concluye, finalmente, que la democracia se fundamenta en el derecho al voto,


que es la expresión de la voluntad del pueblo, siempre y cuando ésta sea
libremente expresada, y que los pueblos del mundo tienen el inalienable
derecho de autodeterminar su propio régimen político, económico, social y
cultural, en busca de la plena participación y desarrollo de cada aspecto de su
vida. Por ende, la promoción y protección de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales en los planos nacional e internacional, deben ser
universales y llevarse a cabo de modo incondicional, respetando en todo
momento el derecho humano al voto.

Para Aragón Reyes (1988) el derecho de sufragio en su sentido más simple,


esto es, identificándolo únicamente con el derecho de voto, es claro que no
está ligado necesariamente con la democracia, sino con la colegialidad. La
existencia del derecho de voto es necesaria allí donde una decisión ha de ser
adoptada por un órgano o entidad compuestos por una pluralidad de personas,
ya sea el viejo Senado romano, la antigua Dieta Imperial alemana o el Colegio

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Cardenalicio, por poner ejemplos bien alejados de la democracia.

Este autor indica que derecho de sufragio y democracia sólo coinciden cuando
el sufragio es universal. Para esto, es preciso que existan las correspondientes
garantías de la veracidad del sufragio, esto es, del no falseamiento de sus
resultados. Una administración electoral independiente del Poder Ejecutivo,
neutral, transparente y bien dotada técnicamente, junto con un sistema de
recursos jurisdiccionales que aseguren el control de las infracciones o errores
que pudieran cometerse en el proceso electoral suponen, en fin, las últimas,
pero indispensables notas que definen al sufragio como democrático.

Enrique Bernales Ballesteros (2013), Director ejecutivo de la Comisión Andina


de Juristas, publicó un artículo en la Gaceta Jurídica de la Paz, en donde
brinda algunos aportes al contenido del derecho humano a la participación
política y a sus múltiples manifestaciones a partir de una sistematización y
evaluación de los tratados internacionales de derechos humanos y de las
decisiones de aquellos órganos creados para protegerlos.

Para este autor, aunque con distintos alcances en cuanto a su carácter


vinculante, en el derecho internacional se han determinado estándares
mínimos respecto al derecho a la participación política que deben o deberían
ser respetados. Los sistemas universal y regionales de protección de los
derechos humanos cuentan con un conjunto de normas que permiten
establecer si un Estado respeta el pluralismo político, celebra elecciones libres
y justas, y respeta la igualdad de oportunidades para acceder al poder.

Concluye diciendo que los Estados soberanos siguen siendo los principales
sujetos de derecho internacional, aunque esa soberanía y el poder que esta les
otorga disminuyen cada vez más gracias a la tensión dialéctica con principios
emergentes como la protección de los derechos humanos y la defensa
colectiva de la democracia. Empero, el proceso de plena garantía de la
participación política es delicado, dilatado y aún insuficiente.

Herrera y Villalobos (2006) en su artículo “Sufragio y principio democrático:

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Consideraciones sobre su existencia y vinculancia” destacan en primer lugar, la
evolución que tuvo el sufragio en las principales constituciones costarricenses
desde su independencia, pasando de un sistema indirecto en los primeros
modelos, a uno directo de manera definitiva a partir del año de 1913, matizado
en ese periodo con algunas características particulares de cada régimen y sin
dejar de lado el importante avance logrado en la Constitución de 1949 que los
rige, al incorporar el sufragio femenino. En segundo lugar, analizan el concepto,
naturaleza y principales características con que cuenta el sufragio en la
doctrina actual, sea en su modalidad activa como pasiva, procurando
conjugarlo con jurisprudencia tanto de la Sala Constitucional como del Tribunal
Supremo de Elecciones.

Miranda y Corona Camarena (2011), profesores e investigadores de la


Universidad de Guadalajara, México, realizaron una narrativa de la evolución
del derecho a elegir y ser elegido en México desde el siglo XIX, destacando
ocho normas rectoras, una Constitución Monárquica, dos Estatutos imperiales y
tres Constituciones (incluyendo el Acta de Reformas), de las cuales dos
propugnaban por la creación de una República Centralista y las tres restantes
por una República Federalista. Concluyen en que en la actualidad, tanto a nivel
federal como local, la posibilidad de ser votado a cualquiera de los cargos de
elección popular está supeditada a los requisitos que enmarcan tanto la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como la Constitución
Política del Estado de Jalisco.

Dalla Vía, (2012), Juez de la Cámara Electoral de Costa Rica, publica un


informe en el que desarrolla reglas establecidas en el Sistema Interamericano
de Derechos Humanos en lo que concierne a la igualdad de oportunidades en
la contienda electoral a fin de hacer efectivo el derecho de participación
política. Propone que aunque los derechos políticos son fundamentales en el
sistema democrático, estos no son absolutos, por lo que pueden estar sujetos a
limitaciones, siempre que dicha reglamentación observe “los principios de
legalidad, necesidad y proporcionalidad en una sociedad democrática”. Por
supuesto señala que dichas restricciones no pueden ser aplicadas sino
conforme a leyes que se dicten por razones de interés general y con el

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propósito para el cual han sido establecidas. Asimismo, precisa que los
derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por
la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común en una
sociedad democrática. Concluye diciendo que el procedimiento electoral es el
corazón de la Democracia.

Cruz (2013) indica que el carácter esencial que el libre ejercicio del derecho de
sufragio tiene para el sustento de los valores propios de un sistema
democrático, justifica la intervención del Derecho Penal para incriminar
aquellos comportamientos idóneos para lesionar o poner en peligro aquello que
el propio proceso electoral pretende garantizar, esto es, la libertad para elegir a
los representantes públicos, la igualdad de éstos para el acceso a los puestos
de representación y la veracidad de los resultados electorales.

Asimismo opina que la protección jurídica del derecho de participación se lleva


a cabo por las leyes electorales que, estableciendo las normas que regulan el
ejercicio del derecho de sufragio, tratan de impedir que éste pueda verse de
algún modo lesionado o puesto en peligro. Para esta autora, una buena ley
electoral, para cumplir efectivamente sus fines, deberá prever y prevenir todas
las irregularidades que puedan cometerse en los distintos momentos que
abarca el ejercicio del derecho de sufragio, esto es, desde la formación del
censo electoral en tanto instrumento que reconoce la capacidad electoral de los
ciudadanos, hasta las últimas operaciones que tengan por finalidad asegurar la
legalidad de todo el procedimiento y los resultados del escrutinio.

Concluye diciendo que El Derecho Penal protege, en definitiva, el proceso


electoral desde la formación en libertad de decidir votar, hasta su resultado final
sin que quepan actuaciones de carácter ilícito que en cualquier punto del
proceso puedan incidir en el mismo o bien ofrecer resultados falseados. De
este modo, aquellos otros ámbitos operativos del proceso electoral que no
afecten de alguna manera al derecho de sufragio representando, en realidad,
una mera inobservancia de reglas administrativas, debería quedar al margen
de la sanción penal.

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Para Sánchez y Leyva (2015) La participación ciudadana es un elemento
fundamental de los sistemas democráticos, pero indican que no es el pueblo
entendido en su totalidad el que tiene derecho a participar en el proceso de
elección de los gobernantes, ni en la toma de decisiones de los órganos de
gobierno. Los que poseen esos derechos son los ciudadanos. Dedican su
artículo a definir el concepto de ciudadanía, siendo éste el actor más
importante dentro de la arena política, así como lo relativo a los conceptos
vinculantes a la participación ciudadana y participación política.

Al final apuntan sobre el desarrollo de las nuevas prácticas de participación,


que han aparecido en relación a la incorporación de las nuevas tecnologías en
la política, ampliando las posibilidades de comunicación y participación
ciudadana. Estas tecnologías no solo son utilizadas por los ciudadanos, sino
que también por los partidos políticos, líderes y asociaciones, debido a que las
usan como mecanismos para mejorar la interactividad con los ciudadanos y
electores. De tal forma que se han desarrollado nuevas prácticas participativas
que han facilitado una mayor implicación de los ciudadanos, además permite
ampliar la legitimidad del modelo de democracia participativa.

Illueca (2015) analiza la realidad normativa y de las posibilidades de desarrollo


de la iniciativa popular en España. Entiende que La insuficiente recepción
constitucional de la misma, sólo como iniciativa legislativa popular y sometida a
importantes límites procedimentales y materiales, se inscribe en el marco de
una normativa constitucional reticente ante la participación directa de los
ciudadanos en la política. Su regulación legal, lejos de realizar un desarrollo
expansivo, configura un procedimiento que limita todavía más sus
posibilidades. Concluye que si la intención es avanzar hacia una democracia
realmente participativa, hay que defender una reforma de la Constitución que
desate los lazos con los que el constituyente español de 1978, por razones
históricas, quiso sujetar la participación directa de los ciudadanos.

La Comisión Andina de Juristas (2013) realizaron un estudio en donde


muestran la evolución de los derechos a la participación política en las
poblaciones indígenas de Cuzco y San Martín en Perú. Para el estudio se

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realizaron entrevistas y talleres en ambas regiones, también se ha recogió la
opinión de líderes de partidos políticos y congresistas en la ciudad de Lima.
Indican que se pasó a un periodo en el cual se prohibió tajantemente el
derecho al voto de los analfabetos y se tenía una noción muy excluyente de
ciudadanía, esto fue desde 1896 a 1979;y, que desde entonces se avanzó el
reconocimiento de la existencia de las poblaciones indígenas y de la necesidad
de proteger sus derechos especiales.

En cuanto a la presencia de representantes indígenas en puestos de poder


político, manifiestan que es todavía una excepción en el Perú. En cambio, en
los países vecinos como Colombia, Bolivia y Ecuador es común que los
indígenas tengan una participación política más activa y ocupen cargos
importantes. Concluyen diciendo que en la actualidad la Participación Política
Indígena aún no está siendo plenamente implementada a pesar de la
existencia de la norma de cuota nativa y la vigencia de las normas y
jurisprudencia internacional.

Peña y Fernández (2016) realizaron un análisis de los diversos tópicos que


conducen al conocimiento de los derechos y obligaciones de los ciudadanos
mexicanos en su participación política desde la perspectiva constitucional,
apoyada en una ética axiológica. Para ellos es importante la participación del
ciudadano en la administración pública, en lo que atañe al Poder Legislativo,
para que se produzcan, en la mejor forma posible, leyes que vengan a resolver,
a dar solución a las necesidades imperativas del pueblo, en una época,
momentos y necesidades colectivas imperantes; del Poder Ejecutivo, que sepa
administrar guiado por las leyes y conforme a éstas, con absoluto respeto a los
derechos humanos; y, por supuesto, en los mismos términos, al Poder Judicial.

Indican que a los tres, hasta antes del 10 de junio de 2011, tan sólo se les
exigía respetar las garantías individuales y sociales; después de dicha fecha,
hubo una dimensionada responsabilidad, al menos en su mayor parte, del
Estado en esa tripleta orgánico-administrativa en lo que respecta a la
promoción, regulación, respeto y garantía de los derechos humanos, pero sin
dejar fuera a los ciudadanos.

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Concluyen diciendo que en el sistema democrático mexicano, las reformas,
exigencias y experiencias producto de las demandas y participación de la
ciudadanía han impactado en cambios políticos, sociales y económicos que,
aunque con un lento avance, buscan que la visión ética prevalezca en la
actuación de los operadores políticos, quienes actualmente los dejan con una
enorme deuda democrática.

De su parte Velásquez (2013), nos dice que la Constitución Política de


Colombia de 1991 les dio, a todos los ciudadanos, la posibilidad de participar e
intervenir activamente en el control de la gestión pública. Al mismo tiempo,
determinó la forma como los ciudadanos participan en la planeación, el
seguimiento y la vigilancia de los resultados de la gestión estatal. En su
revisión presenta algunos conceptos sobre la participación y su significado
como esencia de la democracia, con el objetivo de orientar a los ciudadanos
colombianos sobre estos aspectos.

Escobar 2017, nos reporta que con el actual advenimiento de la paz negociada
en los Acuerdos de Bogotá, Colombia se encuentra ante las implicaciones de
los retos trascendentales en la toma de decisiones que habrán de tomar los
colombianos. Entiende que si bien los retos relacionados con la democracia y
el post conflicto son propios de la sociedad colombiana en su conjunto, éstos
se deben resolver con los mismos criterios de certeza y eficiencia electoral con
los que ha venido trabajando esta institución. Entrega una visión de lo que
hasta ahora ha significado la participación política en este país, pero a su vez
aborda los retos que se tienen que realizar por los compromisos que contrajo
el Estado Colombiano con el Acuerdo de Paz.

Presno (2011) Analiza las exigencias previstas en el derecho español —


Constitución y ley electoral— para la determinación de la titularidad del derecho
de voto, entendido como derecho esencial para la democracia. Dirime los
cambios más directamente relacionados con el ejercicio del derecho al
sufragio, y se aborda la práctica desarrollada por el gobierno español de utilizar
instrumentos jurídicos internacionales (acuerdos, canjes de notas) para permitir

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el ejercicio del sufragio en España de extranjeros cuyo país no pertenezca a la
Unión Europea, al tiempo que se favorece la participación electoral de los
españoles residentes en dichos países.

El autor concluye que la clave está en considerar la residencia y no la na-


cionalidad como la base para la atribución del derecho de participación política
y por tanto, primero, el derecho de voto tendría que reconocerse, en todo tipo
de elecciones, a los extranjeros residentes y, segundo, los españoles que
residan de manera prolongada en el exterior no deberían participar en las
elecciones en España.

Lozano (2015) en su artículo La Boleta Única Electrónica, explica las ventajas


de este sistema y la experiencia de su implementación en Argentina. Indica que
el proceso electoral fue cumplido con mayor velocidad en todos sus pasos. Los
votantes mostraron familiarización rápida con el sistema y la composición de su
boleta en tiempo breve, más breve que el de escoger la boleta papel dentro de
un conjunto muy vasto de boletas.

Resalta que una primera característica a tener en cuenta es que el sistema


permitió un control pleno a cada uno de los protagonistas de los comicios,
comenzando porque el elector que puede componer su boleta, revisando los
candidatos con mayor comodidad que si examina boletas en un cuarto oscuro,
sabiendo que la máquina lo informa de todas las opciones, por categoría o lista
completa según lo desee. Puede luego examinar la boleta que compuso en la
pantalla, con lo que verifica el contenido del soporte digital de la boleta, es
decir, sabe lo que puede ser transmitido por medio de él, todo antes de
imprimirla, y, finalmente, puede leerla, una vez impresa o grabada, sin medio
auxiliar distinto a sus lentes si los necesitare.

A la hora de abrir las urnas, autoridades de mesa y fiscales pueden comprobar


el contenido digital de la boleta, leyéndolo en pantalla, y el impreso en el papel,
por medio de la lectura visual. Quedó comprobado que con el sistema
empleado en la elección general se pueden instalar más mesas en menos
espacio y que pueden votar más personas en menos tiempo.

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Méndez (2019) Informa que, mediante sentencia, el Tribunal Constitucional
Dominicano, ha fijado su criterio sobre el derecho a elegir y ser elegido, que
definió como la prerrogativa de todo ciudadano, que cumpla con determinados
requisitos de elegibilidad, para postularse mediante candidaturas a un cargo
público electivo en condiciones jurídicas de igualdad. Sentó el precedente de
que ese derecho no reviste un carácter absoluto sino relativo, porque el Estado
puede regular su ejercicio siempre y cuando se observen los requerimientos de
legalidad, finalidad legítima y proporcionalidad, exigidos por la jurisprudencia
interamericana.

Precisó que no se deben confundir las condiciones de elegibilidad para optar


por un cargo público, es decir, aquellos requisitos que debe reunir toda persona
para estar jurídicamente acreditada para aspirar a un cargo público, con las
formalidades de inscripción de una candidatura, que son los requerimientos
que deben observar los partidos o agrupaciones políticas (entre estas últimas
las accidentales) para formalizar la postulación de sus candidatos.

En relación al Voto Penitenciario en República Dominicana, Pérez Omar (2012)


informa que desde el 2012 se permitió a internos penitenciarios preventivos
votar por los candidatos de su preferencia. Según el autor durante 2011,
comisiones conjuntas de la Junta Central Electoral (JCE) y de la Procuraduría
General de la República trabajaron en la elaboración de un reglamento que lo
hiciera posible. De esta forma, se atendió a los reclamos de algunas
instituciones, como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

En sentido general y en el contexto de las democracias modernas, el sufragio


penitenciario no crea un derecho a las personas privadas de su libertad, sino
que crea las posibilidades para que estas personas puedan ejercer un derecho
del que son titulares.

Concluye el autor en que la Junta Central Electoral deberá determinar la


subordinación de los colegios electorales penitenciarios. Debe decidir si los
votos se contarán en la demarcación donde están ubicados los recintos, o, a

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los colegios electores que indica la cédula de los reclusos, según su último
domicilio.

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II. PLANTEAMIENTO Y SISTEMATIZACIÓN DEL PROBLEMA

Cuando una democracia alcanza estabilidad y gobernabilidad, los procesos


electorales y los derechos que se ejercen para distribuir el poder suelen perder
la espectacularidad que los caracteriza para pasar a formar parte de los
múltiples escenarios en los que discurre la vida política en una sociedad
democrática.

El artículo 23 de la Convención Americana de Derechos Humanos, impone la


obligación a los Estados de diseñar un sistema electoral para que los derechos
políticos puedan ser ejercidos mediante “elecciones periódicas, auténticas,
realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre
expresión de la voluntad de los electores”.

Bajo esta tesitura ninguna nación del orbe que se atribuya una naturaleza
democrática puede, en momento alguno, socavar o limitar el ejercicio o la
pureza de este derecho-deber, que es precisamente lo que da vida a cualquier
Estado Democrático, pues no resulta exagerado pensar que un gobierno que
no resulte instaurado de un proceso donde se haya plasmado la voluntad
popular, no puede considerarse un verdadero gobierno.

La Constitución Dominicana garantiza estos derechos, y su aplicación, luego


de los traumas ocurridos en el siglo pasado, se ha venido fortaleciendo,
implementándose incluso nuevas oportunidades, verbigracia, el voto a los
ciudadanos en el extranjero y el voto penitenciario.

Aparte de la Carta Magna, La Ley Orgánica del Régimen Electoral, la Ley de


Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos, y la Ley del Voto del
Dominicano en Exterior presentan normativas para reglamentar este derecho,
ofreciendo sostén jurídico para el ejercicio de este sagrado derecho, que por
su recién entrada en vigencia, merecen ser analizadas en todas sus
dimensiones.

Ante este planteamiento nos preguntamos:

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¿Cuáles son los antecedentes jurídicos relacionados al Derecho a Elegir y Ser
Elegible en la República Dominicana?

¿Cuál es la Normativa Jurídica Vigente relacionados con el Derecho a Elegir y


Ser Elegible en la República Dominicana?

¿Cuáles valoraciones críticas podemos hacer a estas normativas jurídicas?

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III. JUSTIFICACION

Aunque a simple vista podríamos entender que la Constitución Dominicana es


bastante clara en lo que respecta a la universalidad de los ciudadanos
dominicanos a elegir y a ser elegibles, este derecho ha sido mancillado desde
los orígenes mismos de la República, hasta el punto que la primera elección
democrática y universal, con inclusión del voto femenino, fue la del 20 de
diciembre de 1962, ganada por Juan Bosch. Es decir, una cosa es lo que
establece la Carta Magna, y otra muy diferente la experiencia dominicana hasta
finales del pasado siglo.

Haciendo una revisión en la banca de datos de las principales universidades


del país, así como una revisión electrónica, no hemos encontrado trabajos que
aborden específicamente este Derecho Humano, por lo que es de interés
social realizar una investigación sobre esta problemática, a luz de las nuevas
normativas jurídicas, lo que proponen, las deficiencias, si las hubiere, y las
mejoras que pudieran implementarse.

Esta investigación sería de gran importancia para clarificar el marco jurídico


que garantiza este derecho, y serviría de ayuda para estudiantes, profesionales
y público en general interesados en el tema.

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IV. OBJETIVOS

IV.1 OBJETIVO GENERAL

Analizar del Derecho a Elegir y Ser Elegible según la normativa vigente en la


República Dominicana.

1V.2 OBJETIVOS ESPECIFICOS

Reseñar los antecedentes jurídicos relacionados al Derecho a Elegir y Ser


Elegible en la República Dominicana.

Describir la Normativa Jurídica Vigente relacionados con el Derecho a Elegir y


Ser Elegible en la República Dominicana.

Valorar críticamente el Derecho a Elegir y Ser Elegible según la normativa


vigente en la República Dominicana.

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V. METODOLOGIA

Se trata de un estudio No Experimental, Exploratorio, Descriptivo,


Retrospectivo con un Enfoque Cualitativo.

El estudio es No experimental, ya que no manipularemos la variable de


investigación. Es Exploratorio y descriptivo, porque nos limitaremos a buscar,
describir, y analizar las aportaciones de diferentes autores. Es Retrospectivo,
ya que buscaremos la información relevante en los últimos 10 años. Por último
el enfoque es Cualitativo, porque no utilizaremos escalas numéricas.

Se realizará una búsqueda Bibliográfica por Internet, usando el Explorador


Google Académico, además de la revisión de la Constitución Dominicana y las
Leyes que aborden directa o indirectamente el Derecho a Elegir y a Ser
Elegible en nuestro país.

Complementaremos nuestra Monografía con consideraciones propias sobre el


tema.

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VI. PROPUESTA DE LA MONOGRAFIA

CAPÍTULO I

ANTECEDENTES JURÍDICOS RELACIONADOS AL DERECHO A


ELEGIR Y SER ELEGIBLE EN LA REPÚBLICA DOMINICANA

1.1 Descripciones Conceptuales


1.2 Historia del Derecho al Sufragio Pasivo y Activo
1.2.1 Derecho al Sufragio en el Mundo Antiguo
1.2.2 Derecho al Sufragio en el Siglo XIX
1.2.3 Derecho al Sufragio en el Siglo XX
1.2.4 Incorporación del Voto Femenino
1.2.5 Derecho al Sufragio en Iberoamérica
1.2.6 Evolución del Derecho al Sufragio en República
Dominicana
1.3 Reformas Constitucionales sobre el Derecho a Elegir y ser Elegible
en la República Dominicana.

CAPÍTULO II

NORMATIVA JURÍDICA VIGENTE RELACIONADOS CON EL


DERECHO A ELEGIR Y SER ELEGIBLE EN
LA REPÚBLICA DOMINICANA.

2.1 Constitución Dominicana


2.2 Ley Orgánica del Régimen Electoral (Ley 15-19)
2.3 Ley de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos (Ley 33-18)

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2.4 Ley del Voto del Dominicano en Exterior (Ley 136-11).

CAPITULO III

VALORACIÓN CRÍTICA DEL DERECHO A ELEGIR Y SER


ELEGIBLE SEGÚN LA NORMATIVA VIGENTE EN LA
REPÚBLICA DOMINICANA

3.1 Sobre la Reelección a los Cargos públicos


3.2 Sobre el Voto Preferencial
3.3 Sobre el Voto Electrónico
3.4 Sobre la Cuota de Participación Femenina
3.5 Sobre la Cuota de Participación de la Juventud
3.6 Sobre el Voto Penitenciario
3.7 Sobre el método utilizado por los partidos para elegir sus
candidatos.

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VII. REFERENCIAS

Aragón Reyes, M., 1988: 1998: “Derecho de sufragio: principio y función”, en D. Nohlen, S.

Picado y D. Zovatto (eds.), Tratado de derecho electoral comparado de América Latina,


FCE, México, 89-103.

Asamblea General de la ONU. (1948). Declaración Universal de los Derechos Humanos (217 [III]

A). Paris.
Bernales Ballesteros, E. (2013). Derecho humano a la participación política. La Gaceta

Jurídica. La Paz,

Comisión Andina de Juristas (2013). Implementación del derecho a la participación política

indígena en Cusco y San Martín.-- Lima: Konrad Adenauer Stiftung 1-120,

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