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Una filosofía que se respete el derecho del niño a ser escuchado y a que tomen en
serio sus opiniones.
Desde que nacen los niños expresan sus necesidades y deseos emitiendo todo
una serie de sonidos, llantos y gorgoteos.
Desde los 4 años, los niños adquieren una mayor independencia y conciencia de
sí mismos.
Todas las acciones y decisiones que afectan la vida de los niños: en la familia, la
escuela, la asistencia sanitaria, la comunidad local, etc.
Esta obligación no es soló para los individuos que trabajan en contacto directo con
los niños, sino también para los políticos y los diseñadores de políticas.
EL DERECHO A QUE SUS OPINIONES SEAN TOMADAS EN SERIO.
Hay que ejercitar con esmero la propia atención. Cuando los niños expresar su
opinión mediante técnicas visuales, los adultos deben brindarles la oportunidad de
explicar la interpretación que dan ellos mismo de su labor.
Las opiniones de los niños debe corresponder al nivel de los temas abordados,
esto no significa que se debiera dar automáticamente menos peso a las opiniones
de los niños pequeños.
Revelan que los niños, cuando se les brinda la oportunidad de participar, alcanzan
niveles más elevados de competencia, lo que a su vez incremente la calidad de su
participación.
A veces se sostiene que respetar los derechos de los niños puede contribuir a
colocarlos fuera del alcance de la protección de los adultos. La convención sobre
los derechos de los niños, no da a los niños los plenos derechos que tienen los
adultos.
Los niños pequeños tienen intuiciones, opiniones, ideas y experiencias que son
únicamente propias de ellos.
En efecto tiene mucho que enseñar a los adultos sobre su propia vida, por
ejemplo, solo en los últimos años, gracias al hecho hecho de que los niños
comenzaron a ejercer su derecho a ser escuchados
REFUERZA LA DEMOCRACIA
Tanto cuando se trata de tomar una decisión individual, así como en conjuntos con
las personas adultas.