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Resumen
Toda sociedad desarrolla una serie de paradigmas en las conductas hu-
manas para así lograr ejercer control sobre sus individuos y mantener
el statu quo. Estos paradigmas son un abuso contra el colectivo femeni-
no mediante diferentes medidas como lo es el encierro y aislamiento del
sujeto utilizando la locura femenina como justificación. En “The Yellow
Wallpaper” [El papel de pared amarillo] de Charlotte Perkins Gilman, la
protagonista se ve envuelta en una lucha interna y externa para lograr
reclamar su autoría y así lograr reafirmarse ante la ideología patriarcal
que intenta encerrarla y clasificarla como loca.
Abstract
Every society develops a series of paradigms to establish human behav-
iors as a way to exercise control over its individuals and maintain the
status quo. These paradigms are an abuse against the female collective
through means of different measures such as the imprisonment and iso-
lation of a subject by using female madness as an excuse. In “The Yel-
low Wallpaper” by Charlotte Perkins Gilman, the protagonist is in an
internal and external struggle in order to reclaim her female authorship
and thus reaffirm herself against the patriarcal ideology that tries to
imprison and classify her as crazy.
T
oda sociedad desarrolla una en los Estados Unidos es presentado
serie de paradigmas inter- de forma sutil mediante temas como
pretativos de las conductas el matrimonio, la maternidad y la fe-
humanas a partir de las cuales se defi- minidad idealizada en “el ángel de la
ne la norma sujeta a las diferencias casa”2 . Estos aspectos reflejan la opre-
espaciales y temporales. La enferme- sión patriarcal no solo en el ambiente
dad se define como desviación de la doméstico, sino en las prácticas de la
norma establecida. En la elaboración de comunidad médica para el tratamiento
lo patológico (Montilla, 2015) interviene de enfermedades como la neurastenia,
la construcción sociocultural donde se consideradas típicamente femeninas.
incluyen no solo las leyes sino también De forma paralela, entre líneas surge
los tabúes. En Occidente, las enferme- una nueva feminidad que transgrede
dades mentales se encuentran diag- los límites establecidos al ir más allá
nosticadas a partir de las ciencias de la de los deberes tradicionales y autoafir-
psiquiatría y la psicología. La otredad marse como sujeto.
dirigida a la enajenación determina En el presente estudio se analizará
las actitudes sociales hacia la locura y el tema de la locura en la mujer escri-
construyen la percepción social. tora, personaje del texto “El papel de
“El papel de pared amarillo” [“The pared amarillo” de Charlotte Perkins
Yellow Wallpaper”] de Charlotte Per- Gilman, desde una aproximación her-
kins Gilman, cuento publicado en 1892 menéutica que contempla algunos as-
en Estados Unidos, no fue bien recibi- pectos de la crítica literaria feminista.
do por la crítica de la época debido a la
temática que trataba. La indiferencia
hacia el texto es producto de los cons- La crítica literaria y
tructos sociales de la época, en la que la violencia simbólica
la crítica femenina hacia la masculini-
dad hegemónica estaba lejos de encon- En relación con la teoría crítica del
trar el eco que tendría en épocas poste- sujeto, la inserción en la cultura se pue-
riores. La autora escribe dentro de la de relacionar con la teoría de la violencia
corriente del cuento gótico del contexto simbólica y el psicoanálisis en la medi-
del siglo XIX. Durante la primera mi- da en que estudia el daño que la sociali-
tad del siglo XX, este cuento no tuvo zación produce en la subjetividad y las
mucha importancia, pero a partir de relaciones intersubjetivas de los seres
los años setenta y ochenta la narración humanos. El costo vivencial de la expe-
experimentó un renovado interés des- riencia se hace evidente en la gestación
de la perspectiva feminista1. del conflicto intersubjetivo o lo intrapsí-
El relato de Gilman es enuncia- quico de los sujetos, los cuales aparecen
do en primera persona por una mujer como elementos culturales fundantes e
cuyo nombre no se menciona y quien inconscientes arraigados en la praxis
sufre de una depresión nerviosa. La humana y el elemento de irracionalidad
cura a la cual es sometida y el encie- sedimentado en la cultura.
rro, paulatinamente la llevan a inter- Las sedimentaciones del carácter
narse en los laberintos de la locura. El inconsciente llevan a una perpetuación
contexto social y cultural del siglo XIX de los elementos que reproducimos a
ÁLVAREZ. “El papel de pared amarillo” ... 105
that of the bestial madman of the eigh- lugar y un papel social considera-
teenth century, to the less threatening do como garante de su salud mental.
but troubled mad-woman. (p. 3) Nuestra cultura patriarcal ha utili-
zado diversos recursos materiales y
La imagen de lo femenino (Hidalgo, simbólicos para mantener dicha iden-
2003) ha sido considerada un “continen- tificación, tales como los conceptos y
te oscuro, como aquello siniestro que se prácticas del rol maternal, la función
vuelve inabordable para la conciencia” materna, el ejercicio de la maternidad,
(p. 54). De acuerdo con la autora, esta el deseo maternal, el ideal maternal,
imagen contribuye con la mistificación etc. (Burin, 1990, p. 6)
de la feminidad, la cual puede ser de-
velada desde un estudio que compren- El ejercicio de la violencia en contra
da la hermenéutica y el psicoanálisis, de las mujeres ha prevalecido bajo di-
así como una perspectiva sociohistórica ferentes manifestaciones temporales,
(Lorenzer 1986; Pietzcker 1992; Ragu- espaciales y geográficas. La imposi-
se 1993, citados en Hidalgo, 2003). ción de la maternidad como un deber
En relación con los varones, las mu- inherente y casi sagrado convertido en
jeres eran consideradas como frágiles norma es una forma de violencia sim-
emocionalmente por lo que sus padeci- bólica que se ejerce sobre la identidad
mientos emocionales ocasionaban que, femenina. En la división arbitraria de
con frecuencia, fuesen diagnosticadas la construcción de los sexos (Bourdieu,
con el mal de la “histeria”4. Un médico 2000) se presentan una legitimidad y
famoso en el tratamiento de este pa- una normatividad que se insertan en
decimiento fue el doctor Weir Mitchell el sistema de estructuras cognitivas y
(1829 –1914)5. La cura prescrita6 incluía estructuras sociales donde mediante
mantener en estado de relajación e in- papel asignado por la sociedad, un in-
actividad a sus pacientes, el cual incluía dividuo es valorado e incluso juzgado,
el confinamiento y el reposo absoluto. por la colectividad, en relación con la
De acuerdo con Burin (1990), en el concordancia de sus acciones acorde
campo de la salud mental de las mu- con la normatividad establecida.
jeres, es importante conocer los proce- Precisamente, esta es una de las
sos que han generado el concepto de razones para Hidalgo (2003) por la cual
subjetividades femeninas vulnerables, resulta necesario estudiar la forma
las cuales, de acuerdo con este autor, cómo las mujeres se resisten a la do-
se han articulado a partir de modelos minación patriarcal y conocer cómo la
téorico-clínicos de las patologías de identidad femenina se construye a par-
género femenino y muchas de ellas se tir de condiciones de socialización que
encuentran relacionadas con el rol de en gran medida dificultan el desarrollo
lo materno como inherente a lo femeni- autónomo del proyecto de vida femeni-
no. Cualquier variación de este ideal es no. Por estas razones la autora señala:
visto como anomalía:
El énfasis en vincular la interpretación
De esta forma se ha identificado a las psicoanalítica de textos con un análisis
mujeres en tanto sujetos con la ma- socio-cultural e histórico del fenómeno
ternidad. Con esto les ha asignado un que se esté analizando, se fundamenta
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páginas toda esta armonía aparente no respira aire fresco y tiene “terminan-
hace más que reforzar la idea, en el lec- temente prohibido ‘trabajar’ hasta que
tor, de que el lugar no es tan perfecto vuelva a encontrarme bien” (Gilman,
como parece, ya que de acuerdo con el 2001)7. Irónicamente, la protagonista
género gótico, la narración misma se dice que disiente de tales ideas y con-
encarga de señalar que a pesar de lo sidera que trabajar le haría bien, pero
ideal hay algo que la casa esconde. “¿qué le va a hacer?”, expresión que se
El alejamiento sirve para mejorar su encuentra en diferentes partes del tex-
condición emocional. Así, se le prescri- to y parece anticipar un comportamien-
be el aislamiento, el encierro y el silen- to sumiso del personaje. No se opone
cio como cura/castigo que contribuye a abiertamente a los designios masculi-
silenciarla y a situarla en la abyección. nos aunque se encuentre en desacuerdo
La falta de estímulo intelectual es una con ellos.
queja continua. La protagonista pien- John, su esposo, se torna en una fi-
sa, cree, considera que “ la actividad, la gura omnipresente cuyo nombre se re-
escritura, el trabajo la ayudarían a sen- pite treinta y nueve veces a lo largo del
tirse mejor”; relata que se encuentra en texto. Esta continua mención lo con-
este lugar para una cura de descanso. vierte en un personaje que si bien no
El estado de salud que padece se debe aparece físicamente, es la voz ausente
silenciar y ocultar, pues resulta una si- que dirige la vida de la protagonista:
tuación femenina incómoda de justifi- John dice, decide, niega, ordena, hace,
car socialmente. La depresión nerviosa prohíbe, minimiza las ideas de su espo-
de una madre entra en conflicto con la sa, establece el horario de actividades
imagen idealizada de la feminidad de la diarias para ella. En fin, como la prota-
época. El comportamiento ideal impone gonista comenta, él “se ocupa de todo”
la maternidad como el deber primordial y ella se limita a obedecer.
de toda mujer. A la vez, John es descrito como
Otro elemento interesante en el atento, cariñoso, un marido “perfecto”8
texto de Gilman lo constituye el hecho que cuida de su esposa como si fuese
de que desde las primeras páginas el una niña pequeña; se ríe de ella por sus
nombre de John, el marido médico de temores y la guía en su rutina diaria.
la protagonista, aparece como la voz No obstante, la protagonista duda de
patriarcal legitimada frente a la cual las órdenes de su marido y con frecuen-
calla lo femenino. John, de acuerdo cia manifiesta el deseo oculto de autoa-
con ella, es quien organiza y decide por firmarse cuando sutilmente contravie-
ambos. La enfermedad que ella padece, ne lo que John le indica. Él le prohíbe
de acuerdo con el marido, “no es nada escribir pero ella lo hace a escondidas,
grave, sólo una depresión nerviosa en una especie de diario, un lugar ocul-
transitoria (una ligera propensión a la to y privado donde expresa sus ideas,
histeria)” (Gilman, 2001, p. 51) En este temores, y pensamientos.
aspecto dos médicos avalan y dictami- El cuarto que John elige para su
nan el mismo diagnóstico, el hermano esposa es reflejo de este deseo oculto.
de la protagonista y el doctor Weil. Ella quiere el dormitorio del primer
Ella nos relata que consume los me- piso, mas se resigna al cuarto “con ba-
dicamentos prescritos, viaja, camina, rrotes” y de un “feo papel amarillo” en
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La femineidad va a ser asociada con doy cuenta que me canso mucho. ¡Des-
la pasividad y una deficiente autono- anima tanto que nadie me aconseje
mía en la toma de decisiones y en la ni me haga compañía en mi trabajo!
capacidad de autodeterminación o, por (Gilman, 2001, p. 57)
el contrario, con una agresión destruc-
tiva sin límites. Imágenes sobre la fe- Sabemos, por lo que la protagonis-
minidad, que van más allá de esta po- ta nos dice, que John le ha prohibido
larización, todavía no han encontrado escribir “por su salud”. A él no le gusta
una mayor representación dentro de la que escriba: “le irrita que escriba” (Gil-
teoría psicoanalítica. (p. 5) man, 2001, p. 55), por eso ella esconde
su escritura. Así, a su marido le desa-
El papel amarillo cumple la función grada que alimente fantasías al mirar
de “espejo/texto”; la protagonista plasma por la ventana:
su mirada y se inscribe inadvertidamen-
te sin tomar la pluma y el papel. El tra- John me ha avisado de que no alimente
bajo de escritora le ha sido vedado por la fantasías. Dice que con la imaginación
prohibición que su marido le ha impues- que tengo, y con mi costumbre de in-
to. Al usar el papel amarillo de la pared ventarme cosas, una debilidad nervio-
como vía de escape, este de forma simi- sa como la mía sólo puede desembocar
lar a un espejo, muestra a los otros una en toda clase de fantasías desbordan-
imagen externa de la mujer, que oculta tes, y que debería usar mi fuerza de
y guarda los secretos de la autora, es la voluntad y mi sentido común para con-
amenaza latente del escape. Para la pro- trolar esa tendencia. Es lo que intento.
tagonista, la mujer que ella ve reflejada (Gilman, 2001, p. 57)
en el espejo-papel amarillo, muestra de
sí mucho más que la exterioridad que los Ante la fuerza que la impulsa a
otros perciben en ella. rebelarse e impugnar el modelo de
La protagonista ve reflejado su conducta que se le impone y su inca-
interior, sus pensamientos más ínti- pacidad de mostrarse como la esposa y
mos en el papel de pared, la liberación madre ideal, la prohibición de imaginar
inminente por medio de la escritura, y crear es una negación de la autoría
pero también se refleja el temor a femenina. El cuarto con el papel ama-
transgredir el orden establecido. ¿Es rillo la invita a la rebelión pues alimen-
ella acaso esa mujer que se agacha y ta la capacidad de percibir lo que los
se arrastra detrás del dibujo, que se otros no ven, la fantasía que le permite
esconde esperando la oportunidad liberarse al crear imágenes tras el pa-
para salir? El deseo por escribir apa- pel amarillo. Ella lo manifiesta cuando
rece en diversas ocasiones en el texto, asevera: “Ojalá me curara más de pri-
incluso, ella llega a afirmar, que po- sa. Pero no tengo que pensarlo. ¡Me da
dría ayudarla en su cura: la impresión de que este papel “sabe”
la mala influencia que tiene” (Gilman,
A veces pienso que si tuviera fuerzas 2001, p. 57). Ya desde el principio ha
para escribir un poco se aligeraría la manifestado el rechazo que siente por
presión de las ideas, y podría descan- ese papel amarillo, donde posiblemen-
sar. Pero cada vez que lo intento me te en su nivel subconsciente percibe su
ÁLVAREZ. “El papel de pared amarillo” ... 113
always creeping, and most women do aspirar pero que en este caso contrasta
not creep by daylight” (Perkins, 801). con las actitudes y deseos de la prota-
(Sigurðardóttir, 2013, p. 19) gonista. La narradora está atrapada en
una disyuntiva donde sus sentimientos
La mujer-esposa-escritora entra en se encuentran en constante pugna en-
conflicto con sus deseos reprimidos y lo tre el deber racional que la sociedad le
que la sociedad espera de ella. Cuando impone y las emociones, sensaciones y
escribe se siente culpable: “No sé por qué deseos que ella experimenta.
escribo esto. No quiero escribirlo. No me La maternidad como función princi-
siento capaz. Además, sé que a John le pal de las mujeres en la sociedad le resul-
parecería absurdo” (Gilman, 2001, p. ta en un malestar que la aleja y la aísla
62). La represión de la escritora es una socialmente. Ella desea cumplir con el
forma de negarle la autonomía y la sub- deber de ser una buena esposa para su
jetividad a las mujeres como sujetos, marido, la cual, como señalan Gilbert y
pues como bien señalan Gilbert y Gubar: Gubar, fue descrita en los libros de los
historiadores sociales que: “describían
Al hacerlo se la excluye como identidad las virtudes el eterno femenino ‘si la es-
dentro de la cultura (cuyo emblema posa debe ser a la comodidad y provecho
muy bien pudiera ser la pluma), sino del hombre, es muy razonable que sea
que también se convierte en una encar- cuidadosa y diligente en contentarlo y
nación de los extremos de la Otredad agradarlo’ serían, estos los actos apro-
misteriosa e intransigente que la cul- piados de una dama” (2000, p. 38). Mas
tura enfrenta con adoración o temor, la protagonista, a pesar de sus buenas
amor o aversión. (2000, p. 34) intenciones no logra conciliar el mode-
lo con su realidad. Ella reconoce que no
En relación con la mujer escritora puede ser como su cuñada Jeannie, e
y la imagen del espejo/texto, Gilbert y intenta seguir los consejos de John pero
Gubar señalan: “antes de que la mujer falla constantemente:
escritora pueda viajar a través del es-
pejo hacia la autonomía literaria, debe A veces me enfado con John sin moti-
aceptar las imágenes de la superficie vo. Estoy más sensible que antes, eso
del espejo…” (2000, p. 32). En este seguro. Yo creo que es por mi problema
sentido, las autoras manifiestan que de nervios.
siguen a Virginia Woolf cuando afirma Pero John dice que si pienso eso me ol-
que para poder escribir se debe elimi- vidaré de controlarme como es debido;
nar el ideal estético cuya construcción así que hago esfuerzos por controlar-
masculina impide la autoafirmación de me, al menos en su presencia, cosa que
modo que “todas las mujeres escritoras me cansa mucho. (Gilman, 2001, p. 53)
deben matar al opuesto y doble nece-
sario del ángel, ‘monstruo’ de la casa Ella mira y es mirada y evaluada
cuyo rostro de Medusa también mata constantemente; sus acciones son vi-
la creatividad femenina” (Gilbert & giladas y controladas. El asilamiento
Gubar, 2000, p. 32). y el encierro en una finca de campo la
El eterno femenino, el ángel de la someten a una rutina preparada por
casa es el ideal al que toda mujer debe su marido:
ÁLVAREZ. “El papel de pared amarillo” ... 115
[John] Es muy atento, muy cariñoso, y con sus connotaciones solares y por
casi no me deja dar un paso sin inter- ende luminosas asociadas con el pensa-
venir. Me ha preparado un horario con miento racional, son subvertidas por la
indicaciones para cada hora del día. autora, para quien el color la conduce
John se ocupa de todo, y claro, yo me hacia la oscuridad y el delirio. La noche
siento una mezquina y una desagra- y la luna la liberan parcialmente, pues
decida por no valorarlo más. (Gilman, la mujer inicial y las mujeres posterio-
2001, p. 51) res que aparecen detrás del papel, la
liberan temporalmente de la opresión,
Los sentimientos de culpabilidad la claustrofobia y el agobio del encierro
se convierten en una constante para la que la limitan.
narradora. El deber entra en conflicto Así, el delirio que parece condu-
con sus sentimientos, por eso oculta, cirla a la locura se convierte en la vía
calla y finge una aceptación, ante los de escape a su situación. El relato de
demás y ante sí que está lejos de expe- la neurosis de la protagonista refleja
rimentar. Sin embargo, ella se percibe una especie de neurosis en un espacio
a sí misma como alienada: moral que se torna obsesivo. El entor-
no de la narradora deviene misterioso
El abandono, e incluso el sólo aleja- y real, racional y fantástico, idílico y
miento del horizonte cultural de la fe- extraño a partir de un deseo reprimido
minidad provoca profundos sentimien- por las formas de socialización genéri-
tos de culpa, vergüenza y depresión por ca que la atrapan en el ámbito social e
una parte, y miedo, rechazo y repulsión individual. Bourdieu (2000) señala que
por otra, llegando incluso a cuestionar- el orden social masculino se encuentra
se “la esencia femenina” -como cons- profundamente insaturado por lo que
trucción histórica-, el ser mismo de no necesita de una justificación ya que
mujer. (Martínez, 2007, p. 90) se impone a sí mismo como autoeviden-
te y es aceptado como natural por el
Paulatinamente, el horror, la re- acuerdo de las estructuras sociales (or-
pulsión el rechazo que siente hacia el ganización social de espacio y tiempo,
papel amarillo en la pared, empiezan división sexual del trabajo) y las estruc-
a ejercer una fascinación en ella que turas cognitivas (el cuerpo y la mente).
supera la repulsión. La construcción El papel amarillo de la pared tras-
que ella realiza a partir de las formas ciende su función real y se tvuelve un
que observa en el papel, lentamente la objeto en el cual la narradora proyecta
introducen en esa otredad que visuali- sus sentidos, al punto que lo percibe
za detrás del papel. La mujer que “se desde la mirada, el tacto y el olfato. El
materializa en las noches de luna lle- color no tiene sonido, porque la voz de
na” empieza a aparecer por las noches, la mujer detrás del papel, al igual que
como símbolo del mundo irracional, la de la narradora, está silenciada como
inconsciente. Durante el día, Jane nos discurso irracional. Habermas (1985)
relata, desde la racionalidad, los senti- afirma que la condición fundamental
mientos que experimenta hacia su si- para la validez del discurso racional es
tuación y hacia ese papel amarillo que la existencia de un acuerdo válido en-
la incomoda y la inquieta. El amarillo tre los participantes y la racionalidad
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un primer momento se piensa ha sido social que normativiza sus actos. Por
mutilada por los niños únicamente, esta razón abandona la idea del suici-
resulta doblemente agredida cuando dio, mas ante el inminente regreso a su
hasta la narradora, con rabia, la ha hogar y a la rutina sin escape que la
mordido para intentar escapar de su espera, decide negarse a abandonar la
presencia. Ha intentado moverla, pero habitación encerrándose en ella:
esto solo la ha incapacitado y la ira es
el sentimiento que prevalece frente a No quiero salir. No quiero, ni que me
un lecho que posiblemente ya no desea lo pida Jeannie. Porque fuera hay que
porque la lastima emocionalmente: arrastrarse por el suelo y en vez de ama-
rillo todo es verde. (Gilman, 2001, p. 76)
¡Esta cama no hay quien la mueva! He
intentado levantarla y empujarla has- Por segunda vez aparece la men-
ta quedarme lisiada. Entonces me he ción del color verde como algo negativo,
enfadado tanto que le he arrancado un antes era repelente, ahora todo afuera
trozo de un mordisco, en una esquina; de este cuarto no es amarillo, el color
pero me he hecho daño en los dientes. que ha llegado a representar el color
(Gilman, 2001, p. 75) de su libertad, sino que afuera el verde
predomina. El verde con sus connota-
La protagonista se muestra muy ciones simbólicas de vida, fertilidad, en
preocupada ante el inminente regre- su aspecto positivo, incluyen la idea de
so. Si al principio del relato los tres la de la juventud y la inexperiencia. La
meses de aislamiento parecían muy protagonista desea escapar de una vida
largos, ahora la agobia la idea de vol- que la define únicamente como esposa
ver al mundo del cual fue alejada. La y madre y la reprime para expresar sus
permanencia en la habitación y su deseos y pensamientos.
identificación con el papel/espejo/texto La autoidentificación de la narra-
amarillo y la mujer que conoció allí es dora se realiza cuando internaliza a
el mundo en el cual desea permanecer. las mujeres que se muestran detrás
La posibilidad de escapar del espacio del papel; ya no necesita mirar hacia
del encierro que se avecina, la impulsa afuera pues la mirada se vuelve hacia
a admitir el deseo oculto de un suicidio sí cuando afirma: “Ni siquiera me gus-
que descarta: ta mirar por las ventanas. ¡Hay tantas
mujeres arrastrándose, y corren tan-
Me estoy enfadando tanto que acaba- to…! Me gustaría saber si salen todas
ré haciendo algo desesperado. Saltar del papel como yo” (Gilman, 2001, p.
por la ventana sería un ejercicio admi- 75). En este sentido, como bien señalan
rable, pero las barras son demasiado Gilbert y Gubar (2000) “para la artista
fuertes para intentarlo. femenina el proceso esencial de auto-
[…] Sé perfectamente que sería un acto definición se complica por todas las de-
indecoroso, y que podría interpretarse finiciones patriarcales que se interpo-
mal. (Gilman, 2001, p. 75) nen entre ella misma y ella misma” (p.
32). Finalmente, se acepta y entonces
Sin embargo, la protagonista aún se reconoce como una de ellas: “Supon-
está condicionada por la construcción go que cuando se haga de noche tendré
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que ponerme otra vez detrás del dibujo. contraparte femenina de John, la mu-
¡Con lo que cuesta!” (Gilman, 2001, p. jer ideal que la narradora no ha podi-
76). Aquí surge, como afirma Gadamer do, ni ha aceptado ser. Sin embargo, la
(1993), la experiencia estética que con- protagonista siempre se refiere a ella
tribuye con la disolución del sujeto pre- con el nombre de Jean o Jeannie en el
ceptor y el objeto en la obra de arte, en relato y no como Jane. Surge la duda
este caso el texto, donde se rompe con de si el nombre Jane podría más bien
la dicotomía sujeto-objeto. corresponder a la narradora y no a su
John, por primera vez, ve contraria- cuñada Jean. Podría pensarse enton-
da su voluntad cuando la protagonista ces, en que en el delirio, la protagonista
se niega a salir del dormitorio y se en- no solo logra escapar del encierro im-
frenta a él. Resulta claro que ella ya no puesto por su matrimonio y de las con-
teme actuar de forma que su marido venciones sociales, sino que finalmente
no apruebe. Caminar a gatas no solo sale del anonimato para reconocer que,
implica un comportamiento anormal la Jane-esposa no aprueba lo que hace
sino un retorno a lo animal, a lo salva- la nueva Jane. Jane podría represen-
je, a lo indomable que le devuelve su tar el pasado, la mujer tradicional que
libertad en la autoafirmación: “¡Es tan no aprueba la liberación y por eso la
agradable estar en esta habitación tan protagonista la deja atrás.
grande, y andar a gatas, siempre que
quiera…!” (Gilman, 2001, p. 76). Ella
es quien le indica dónde encontrar la Reflexiones finales
llave para abrir la puerta, pero cuando
él lo hace no puede asimilar lo que apa- En el relato de Gilman, lo femenino
rece antes sus ojos y se desmaya. y lo masculino se experimentan desde
La protagonista se sorprende por la coordenadas en el tiempo y el espacio
reacción de su marido y se pregunta: que remiten a un momento histórico
“¿Por qué se habrá desmayado? El caso determinado, el siglo XIX, a una clase
es que lo ha hecho, y justo al lado de la social alta y a una cultura anglófona.
pared, en mitad de mi camino. ¡O sea No obstante, la lectura de las realida-
que he tenido que pasar por encima de des sociales y la visión de mundo se re-
él a cada vuelta!” (Gilman, 2001, p. 77). lacionan con la experiencia femenina
Así, para poder continuar con su nueva en función de las vivencias, inteleccio-
vida debe pasar literalmente por enci- nes y emociones individuales y particu-
ma de John, quien se interpone entre lares subjetivas con las cuales el autor,
ella y el papel de pared. Ahora, ya no el personaje y el lector entran en juego.
importa seguir las órdenes de él, pues Gilman utiliza ciertas convencio-
ella ha logrado escapar de su control y nes del género gótico y sitúa a la prota-
del mundo racional: “—Al final he sa- gonista de “El papel de pared amarillo”
lido—he dicho—, aunque no quisierais en un entorno extraño y familiar a la
ni tú ni Jane. ¡Y he arrancado casi todo vez, un espacio ideal que contribuye
el papel, para que no podáis volver a con un estado emocional inestable, que
meterme!” (Gilman, 2001, p. 77). resulta intensificado por el entorno. En
Usualmente se interpreta el nom- este escenario, la autora produce un
bre de Jane como el de su cuñada, la relato que critica las ideas patriarcales
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