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ARGUMENTACION JURIDICA

CLAUDIA MARCELA RODRIGUEZ AVILA


PAULA CATALINA ULLOA MORENO

UNIVERSIDAD PEDAGOGICA Y TECNOLOGICA DE COLOMBIA


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES
TUNJA- BOYACA
AÑO 2015
Sentencia 221/ 94: Despenalización de la dosis personal

Problema jurídico: Según la demanda de inconstitucionalidad del actor , el


porte para consumo de marihuana, cocaína u otra droga que produzca
dependencia no debería constituir multas, ni mucho menos sanciones
privativas de la libertad. Sin embargo en caso tal que el dictamen médico
establezca que la persona tiene una adicción aun cuando lo hayan sorprendido
por primera vez, en este caso no procede ningún tipo de sanción, en el
entendido que la persona se encuentra enferma deberá ser inmediatamente
internado en un centro psiquiátrico de carácter oficial o privado por el tiempo
pertinente de su recuperación.
Así mismo se pretendía la inconstitucionalidad de la norma que consagra la
cantidad de droga que es dosis personal, ya que solo se permite 20 gramos de
marihuana, 5 de hachís, 1 de cocaína o cualquier sustancia a base de coca y 2
de metacualona. Por otra parte no constituye dosis para consumo personal la
que lleve consigo para la venta o distribución

En concordancia con lo anterior los argumentos de la corte constitucional para


despenalizar la dosis personal son los siguientes:

1. El derecho penal tipifica conductas que ponen en peligro o afectan


directamente el bien jurídico tutelado, esto quiere decir que son conductas
catalogadas como peligrosas no solo para la persona sino también para la
comunidad en general, si se considera consumir drogas como una acción
punible no hay duda de que se está afectando directamente por parte del
estado, la libre determinación y la dignidad humana.
La autonomía derivada de la dignidad humana, consiste en que es la propia
persona (y no nadie por ella) quien debe darle sentido a su existencia y, en
armonía con él, un rumbo. Si a la persona se le reconoce esa autonomía, no
puede limitársela sino en la medida en que entra en conflicto con la autonomía
ajena. El considerar a la persona como autónoma tiene sus consecuencias
inevitables e inexorables, y la primera y más importante de todas consiste en
que los asuntos que sólo a la persona atañen, sólo por ella deben ser
decididos.
Del mismo en un estado social de derecho donde el individuo y sus derechos
tienen primacía en el orden constitucional, el derecho debe estar constituido
con el fin de no entrometerse en acciones que son de libre albedrio ya que
cuando la persona consume, dicho comportamiento solo afecta su esfera
individual, si bien es cierto que es peligrosa para la salud de la persona que
consume, el peligrosismo del comportamiento no encuentra su justificación en
el daño que pudiera causar a la comunidad.

2. Límites constitucionales de la intervención del estado en la salud personal.


Si el Estado no puede garantizar la curación del enfermo, tampoco puede
privarle de la droga que le proporciona alivio. "Si el Estado no puede garantizar
la recuperación de la salud de los enfermos psicofisiológicos de drogadicción o
toxicomanía, porque no existe clínicamente el tratamiento radical y científico
que asegure su curación, tampoco puede el Estado impedir o limitar el uso del
medicamento que le procura alivio al sufrimiento del enfermo. Los
estupefacientes son parte integral de la enfermedad de drogadicción o
toxicomanía y a la vez, son el medicamento que alivia el dolor y el sufrimiento
de los enfermos incurables."
Además es importante añadir que una persona no puede superar su
drogadicción de ipso facto, se trata ante todo de un proceso transitorio, la
eliminación debe ser gradual y consensuada con el enfermo, cabe añadir que
esto no constituiría desprotección por parte del estado. En cambio la
desprotección estatal si se vería reflejada en el caso de que el enfermo decida
acudir a entidades públicas con el fin de curar su enfermedad y no sea
debidamente atendido.
La norma demandada aunque aparentemente vela por la salud de la persona,
en realidad en el tratamiento de ciertas conductas que se juzgan desviadas,
como enfermedades, se esconde el más feroz poder represivo, tanto más
censurable cuanto más se presenta como una actitud paternal (casi amorosa)
frente al disidente y cabe resaltar que nuestro estado colombiano no es de
carácter paternalista, sino liberal custodiando siempre por las libertades
individuales. La reclusión en establecimientos psiquiátricos o similares, ha sido
desde hace mucho, un vitando mecanismo usado por los regímenes totalitarios
para "curar" a los heterodoxos. Y las sociedades contemporáneas se han
empeñado en tratar a los drogadictos como heterodoxos, pero heterodoxos
enfermos a quienes hay que hacerles ver el mundo como lo ven los
gobernantes. Sobre el punto anota Szasz, con su habitual agudeza: "El hecho
de drogarse no es una enfermedad involuntaria, es una manera totalmente
deliberada de afrontar la dificultad de vivir, la enfermedad de vivir. Pero como
no sabemos curar la enfermedad de vivir, preferimos 'tratar' al drogadicto".

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