FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES TUNJA- BOYACA AÑO 2015 Sentencia 221/ 94: Despenalización de la dosis personal
Problema jurídico: Según la demanda de inconstitucionalidad del actor , el
porte para consumo de marihuana, cocaína u otra droga que produzca dependencia no debería constituir multas, ni mucho menos sanciones privativas de la libertad. Sin embargo en caso tal que el dictamen médico establezca que la persona tiene una adicción aun cuando lo hayan sorprendido por primera vez, en este caso no procede ningún tipo de sanción, en el entendido que la persona se encuentra enferma deberá ser inmediatamente internado en un centro psiquiátrico de carácter oficial o privado por el tiempo pertinente de su recuperación. Así mismo se pretendía la inconstitucionalidad de la norma que consagra la cantidad de droga que es dosis personal, ya que solo se permite 20 gramos de marihuana, 5 de hachís, 1 de cocaína o cualquier sustancia a base de coca y 2 de metacualona. Por otra parte no constituye dosis para consumo personal la que lleve consigo para la venta o distribución
En concordancia con lo anterior los argumentos de la corte constitucional para
despenalizar la dosis personal son los siguientes:
1. El derecho penal tipifica conductas que ponen en peligro o afectan
directamente el bien jurídico tutelado, esto quiere decir que son conductas catalogadas como peligrosas no solo para la persona sino también para la comunidad en general, si se considera consumir drogas como una acción punible no hay duda de que se está afectando directamente por parte del estado, la libre determinación y la dignidad humana. La autonomía derivada de la dignidad humana, consiste en que es la propia persona (y no nadie por ella) quien debe darle sentido a su existencia y, en armonía con él, un rumbo. Si a la persona se le reconoce esa autonomía, no puede limitársela sino en la medida en que entra en conflicto con la autonomía ajena. El considerar a la persona como autónoma tiene sus consecuencias inevitables e inexorables, y la primera y más importante de todas consiste en que los asuntos que sólo a la persona atañen, sólo por ella deben ser decididos. Del mismo en un estado social de derecho donde el individuo y sus derechos tienen primacía en el orden constitucional, el derecho debe estar constituido con el fin de no entrometerse en acciones que son de libre albedrio ya que cuando la persona consume, dicho comportamiento solo afecta su esfera individual, si bien es cierto que es peligrosa para la salud de la persona que consume, el peligrosismo del comportamiento no encuentra su justificación en el daño que pudiera causar a la comunidad.
2. Límites constitucionales de la intervención del estado en la salud personal.
Si el Estado no puede garantizar la curación del enfermo, tampoco puede privarle de la droga que le proporciona alivio. "Si el Estado no puede garantizar la recuperación de la salud de los enfermos psicofisiológicos de drogadicción o toxicomanía, porque no existe clínicamente el tratamiento radical y científico que asegure su curación, tampoco puede el Estado impedir o limitar el uso del medicamento que le procura alivio al sufrimiento del enfermo. Los estupefacientes son parte integral de la enfermedad de drogadicción o toxicomanía y a la vez, son el medicamento que alivia el dolor y el sufrimiento de los enfermos incurables." Además es importante añadir que una persona no puede superar su drogadicción de ipso facto, se trata ante todo de un proceso transitorio, la eliminación debe ser gradual y consensuada con el enfermo, cabe añadir que esto no constituiría desprotección por parte del estado. En cambio la desprotección estatal si se vería reflejada en el caso de que el enfermo decida acudir a entidades públicas con el fin de curar su enfermedad y no sea debidamente atendido. La norma demandada aunque aparentemente vela por la salud de la persona, en realidad en el tratamiento de ciertas conductas que se juzgan desviadas, como enfermedades, se esconde el más feroz poder represivo, tanto más censurable cuanto más se presenta como una actitud paternal (casi amorosa) frente al disidente y cabe resaltar que nuestro estado colombiano no es de carácter paternalista, sino liberal custodiando siempre por las libertades individuales. La reclusión en establecimientos psiquiátricos o similares, ha sido desde hace mucho, un vitando mecanismo usado por los regímenes totalitarios para "curar" a los heterodoxos. Y las sociedades contemporáneas se han empeñado en tratar a los drogadictos como heterodoxos, pero heterodoxos enfermos a quienes hay que hacerles ver el mundo como lo ven los gobernantes. Sobre el punto anota Szasz, con su habitual agudeza: "El hecho de drogarse no es una enfermedad involuntaria, es una manera totalmente deliberada de afrontar la dificultad de vivir, la enfermedad de vivir. Pero como no sabemos curar la enfermedad de vivir, preferimos 'tratar' al drogadicto".