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Kenneth Copeland
«Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos»
(Hebreos 13:8)
Años atrás, Dios habló al corazón de Gloria una frase que jamás olvidaré. Ella había
estado pidiéndole que le enseñara a vivir en el Espíritu, para así operar en una mayor
plenitud del poder sobrenatural de Dios.
Comprender esta revelación fue difícil para mí. Desde el punto de vista natural, yo puedo
ser de todo menos constante. Mi naturaleza humana tiende a ser como un sube y baja:
animado un día, desanimado al día siguiente. Pero, gloria a Dios, no necesito depender de
mi naturaleza humana para seguir adelante. Jesucristo mora en mi interior, y ¡Él es el
mismo ayer, hoy y por los siglos!
A la mayoría de creyentes no le interesa eso. Por esa razón, hay tantos “fracasados en la
fe”. Son creyentes que un día están firmes en la Palabra y al día siguiente flaquean.
Hay poder en la perseverancia. No seas un cristiano que se apaga y se enciende, sino uno
que es constante en la Palabra de Dios, todos los días.