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Aspecto internacional

Antes de comenzar a comentar el segundo gobierno de Fernando Belaunde, cabe mencionar que
cuando este sube al poder el Perú se encontraba en una tendencia negativa, pues venia de
enfrentar la recesión de los 80 y una seria crisis financiera, el país no había crecido entre 1975 y
1979, al contrario, la economía había sufrido un colapso en la estabilidad financiera y al mismo
tiempo se había dado un crecimiento excesivo de la presencia del estado en las actividades
productivas.

Cuando Fernando Belaunde sube a la presidencia del Perú, a sus 77 años, el estado plantea una
serie de medidas restructuración para plantear el pluralismo económico, sosteniendo que la
iniciativa privada era libre, y para ejercer una economía social de mercado.

Este esfuerzo por poner en marcha una economía liberal, coincide con los modelos de Argentina,
Chile y Uruguay; sin embargo, la meta era implementar cambios dentro de los límites
democráticos, queriendo decir, que la aplicación del nuevo modelo tenía que hacerse tomando en
cuenta las posibles reacciones, tanto positivas como negativas de los diversos grupos de la
sociedad.

SITUACIÓN ECONÓMICA DEL PERÚ –SEGUNDO GOBIERNO DE FERNANDO BELAUNDE TERRY (1980-
1985)

El primer paso en el año 1980 fue eliminar los subsidios que más que ayudar el déficit fiscal,
prevenían su crecimiento, sin embargo, esto no ocurrió en la cantidad necesaria. Ahora
entendamos por subsidio:

Es la ayuda económica que da el gobierno a alguna industria o sector para su crecimiento,

A partir de enero de 1981 se dan medidas de ajuste, cuando ocurre una de las primeras medidas
económicas fuertes, se elevan los precios controlados sustancialmente. A pesar que esto tendría
un efecto inflacionario, la reducción de subsidios y controles de precios buscaban que

los precios llegaran a un nivel correcto. Estas medidas hicieron que se dé un cambio en el equilibrio

económico entre 1980-81

• Se reducen los ingresos de 44.9% a 38.9% del PBI

• Disminuyen los gastos corrientes de 42.4% del PBI a 38.3%

• El ahorro público cae de 2.5% del PBI a 0.6%

• Déficit fiscal de 6.6% del PBI

El gobierno de Belaúnde trató de volver la economía a un sistema más abierto mediante la


reducción de barreras a las importaciones, la aplicación de las reformas financieras destinadas a
fomentar los mercados privados, y la inversión de la orientación estatista del sistema de Velasco.
Pero nunca el nuevo enfoque tuvo la oportunidad de llegar muy lejos debido a una serie de
problemas macroeconómicos.
Por un lado, el gobierno se preocupa con razón acerca de continuar la inflación, pero cometió el
error de centrar la explicación en el crecimiento monetario derivado de los excedentes de
exportación que heredó desde el principio. Esa posición hizo parecer deseable a seguir tratando de
promover las exportaciones y las deseables para aumentar el gasto nacional y las importaciones.

Por otro lado, los objetivos personales y políticos el presidente Belaúnde incluyó el uso de la
inversión pública activa para el desarrollo del interior del país y responder a las necesidades
evidentes de mejora de las infraestructuras. Al ver el excedente de exportación como la principal
fuente de desequilibrio macroeconómico, el gobierno decidió eliminarlo mediante la eliminación
de restricciones a las importaciones, reduciendo la devaluación nominal para permitir que el tipo
de cambio real se aprecie, y el aumento de los gastos públicos de inversión.

El tipo de cambio real se apreció hasta 1981 y 1982, la inversión del sector público aumentó 54 por
ciento en términos reales desde 1979 a 1982, y el consumo del sector público aumentaron un 25
por ciento durante el mismo período de tres años. La combinación efectiva convirtió el superávit
de cuenta corriente en un gran déficit, como el aumento del gasto, más liberalización de las
importaciones prácticamente se duplicaron las importaciones de bienes y servicios entre 1979 y
1981. El reconocimiento también de las exportaciones de manufacturas volvió de nuevo hacia
abajo, y una caída de los precios externos de exportaciones de productos primarios los hizo bajar
también. Y entonces el error de centrarse en el excedente de exportación anterior como la
principal causa de la inflación se convirtió en claro: los aumentos en el gasto condujeron a un salto
de la inflación a pesar de la vuelta a un déficit externo. La tasa de inflación pasó de 59 por ciento
en 1980 a 111 por ciento en 1983.

Nada mejor cuando el gobierno de entonces trató de ir en reversa con políticas macroeconómicas
contractivas y la depreciación renovado. Salida hundió, pero la inflación, una vez más se fue arriba
en vez de hacia abajo, a 163 por ciento en 1985. En ese momento, el pesimismo sobre la capacidad
del gobierno para resolver nada, las expectativas de inflación se conviertan en convicciones
comprensibles, y el efecto precio-el aumento de la devaluación se combinaron para dar Perú una
inflación imparable a pesar de la eliminación de cualquier cosa que pueda ser considerado un
exceso de demanda. El gobierno al parecer, perdió su sentido de dirección, se retiró de su intento
de volver a abrir la economía al regresar a los niveles arancelarios más elevados, y de otra manera
no hizo mucho, salvo esperar a que su propio fin en 1985.

Integración regional

En la política exterior, Belaúnde adoptó una posición de liderazgo. Apuntó a la integración regional
como un gran esfuerzo de construcción de infraestructura para beneficio de la población, la libre
circulación de los bienes y servicios entre los países que integraban el territorio regional.

Puso en debate internacional nuevos temas como la reclamación de un comercio justo; propuso un
mayor equilibrio, más racional y equitativo; planteó la revisión de las bases fundamentales del
sistema financiero internacional para que este pudiera contribuir de manera más eficaz al
desenvolvimiento e integración de los países del Tercer Mundo, tuvo clara visión acerca de las
posibilidades que el Perú tenía para impulsar su desarrollo a través de un programa de inversiones
públicas financiado por los organismos multilaterales y los organismos como el Banco Mundial,
Banco Interamericano del Desarrollo y la Corporación Andina.

Diplomacia económica

Ante un escenario de bipolaridad Este-Oeste, Belaúnde consideró importante apoyar las causas de
los países en desarrollo, buscando un nuevo sistema económico. Esta postura internacional la
sostuvo en el marco de las Naciones Unidas. Asimismo, para Belaúnde era importante unidad entre
los países de la región. Debido a este motivo, se sirvió de mecanismos de consulta y coordinación,
para consolidar una opinión territorial entre los países sudamericanos frente a los dilemas del
escenario internacional, en especial sobre los problemas de la deuda y la ortodoxia fiscal impuesta
por organismos financieros multilaterales.33 La posición de Belaunde al respecto fue clara: lograr
de los acreedores mejores condiciones de pago, sobre la base de fórmulas negociadas y de mutua
conveniencia. Al igual que en otros asuntos de política exterior no propuso ni la ruptura ni la
confrontación, sino soluciones derivadas de un consenso sustentado en la identificación de
intereses comunes entre acreedores y deudores.

Belaunde representó un liderazgo importante en la dinámica internacional persiguiendo los


intereses de los países del Tercer Mundo, con una posición respetuosa frente a los países
industrializados, y sus organismos: puso nuevos temas en la mesa del debate internacional:
reclamó comercio justo; propuso un mayor equilibrio, más racional y equitativo, en las relaciones
económicas entre países asimétricos; planteó la conveniencia de revisar las bases fundamentales
del sistema financiero internacional para que éste pudiera contribuir de manera más eficaz al
desenvolvimiento e integración de los países del Tercer Mundo; tuvo clara visión acerca de las
posibilidad que el Perú tenía para impulsar su desarrollo a través de un programa audaz de
inversiones públicas debidamente financiado por los organismos multilaterales del ramo.

El Perú apoyó en el ámbito de organismos como el Sistema Económico Latinoamericano (SELA) los
planteamientos formulados para definir una posición regional sensata y dialogante a fin de hacer
frente al grave problema derivado de la rápida modificación de las condiciones financieras
internacionales, en virtud de las cuales América Latina, receptora de flujos positivos de capital
hasta 1982, se convirtió, a partir de entonces, en exportadora neta de los mismos.

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