You are on page 1of 66

ANTONIO MORCILLO

EL HACHA
Obra de teatro en un prólogo, dos actos y un epílogo
PERSONAJES

GROCIUS

BOLO

HOMBRE
PROLOGO

APARECE EL ESCENARIO EN PENUMBRA. ENCIMA DE ÉL


HAY DISEMINADAS VARIAS PIEZAS METÁLICAS DE COLOR
AMARILLO QUE CORRESPONDEN A UN COCHE. POR ENTRE
ELLAS HAY HERRAMIENTAS. BARRAS METÁLICAS, RUEDAS,
FAROS, Y CUATRO TACOS DE MADERA.

ENTRA GROCIUS CON UNA CAPA GRIS SOBRE LOS


HOMBROS. SE DETIENE FRENTE A LAS PIEZA LAS MIRA
DETENIDAMENTE. RECOGE ALGUNAS HERRAMIENTAS DEL
SUELO. DESPUÉS SE SIENTA EN UNO DE LOS TACOS.

GROCIUS - No soy capaz de reconocerlo,

ENTRA BOLO.

BOLO - Yo tampoco, ¿Dónde estamos?

GROCIUS - ¿Qué significan estas piezas?

BOLO - Parece un coche.

GROCIUS - ¿Sabes algo de coches?

BOLO No.

GROCIUS - ¿Has hecho alguna vez una obra con un coche?

BOLO - No.

GROCIUS - Yo tampoco. Tengo frío.

SOLO - ¿Quieres mi capa?

GROCIUS - ¿Y tú?

BOLO - No importa.
GROCIUS - No, déjalo. Gracias.

BOLO - ¿Qué hacemos aquí?

GROCIUS - Supongo que lo de siempre: actuar.

BOLO - Actuar, siempre actuar. ¿Reconoces el escenario?

GROCIUS - Aún no.

BOLO - ¿Han cortado un coche para nosotros?

GROCIUS - Eso parece. ¿Y las ruedas?

BOLO - Allí. (COGE UNA RUEDA.} No entiendo.

GROCIUS - No tienes que entender nada. Sigue el juego que


nos proponen.

BOLO - ¿Sin el texto?

GROCIUS - Ya vendrá el texto.

BOLO - ¿Estamos tú y yo solos?

GROCIUS - Que yo recuerde, no.

BOLO - ¿Por dónde empezamos?

GROCIUS - Por el coche. Supongo que habrá que montar el


coche,

BOLO - ¿Desde cuándo has empezado a hacer eso?

GROCIUS - ¿El qué?

BOLO - Eso.

GROCIUS - No sé. No me he dado cuenta que lo hacía.

PAUSA. BOLO VA AL FONDO DEL ESCENARIO Y SACA


DOS MONOS AZULES DE DEBAJO DE UNOS TRAPOS SUCIOS.

BOLO - ¡¡Mira, Grocius!! ¡¡Monos!! (LE ENTREGA UNO DE


LOS MONOS.) Llevabas razón. Hay que construi coche. (SE PONEN
LOS MONOS.) ¿Cómo te siente

GROCIUS - Perfecto. ¿Y a ti?

BOLO - Perfecto.

GROCIUS - Vamos allá.

BOLO - ¿Por dónde empezamos?

GROCIUS - Coge esa pieza. No, no, esa no. Aquella que va
con ésta. Dame ese hierro. Así. ¿Ves? Ahora juntamos las dos piezas
y hacemos lo mismo con estas dos. Ahora me acuerdo. (SILENCIO
LARGO MIENTRAS CONSTRUYEN EL COCHE.)

BOLO - Grocius; tengo mucho frío.

GROCIUS - Antes no hacía tanto frío aquí.

(PAUSA.)

BOLO - ¿Te acuerdas de todo?

GROCIUS - ¿Qué quieres decir?

BOLO - ¿Te acuerdas de los sucesos?

GROCIUS- NO... Si... Recuerdo un espejo. Y detrás de él, el eco


de un grito.

BOLO - Yo también oigo ese grito.

GROCIUS - No podemos pensar en eso ahora.

BOLO - ¿Por qué?

GROCIUS - ¿De qué sirve?


BOLO - Me angustia la incertidumbre.

GROCIUS - A mí también. Vamos, tenemos trabajo.

BOLO - Desde que he llegado aquí, he empezado a ver las

cosas igual que cuando desaparece la niebla de un paisaje.

GROCIUS - ¿Y qué has visto?

BOLO - El dolor me aprieta el pecho.

GROCIUS - ¿Tu dolor?

BOLO - No.

GROCIUS - ¿De quién?

BOLO - No sé.

GROCIUS - ¿Quién dañaba a quién?

SE OYE UNA VOZ DESDE EL FONDO DEL ESCENARIO:


"UN NIÑO DE OCHO AÑOS PIERDE LOS TESTÍCULOS Y AMBAS
PIERNAS AL DAR UNA PATADA A UNA BOMBA COLOCADA
POR E.T.A. EN UNA CAJA DE CARTÓN EN LA CALLE."
DURANTE SU LECTURA, BOLO Y GROCIUS SE QUEDAN
PARALIZADOS.

BOLO - Sigamos trabajando. (SE QUITA LA CAPA Y SE PASA,

MANO POR LA FRENTE.)

GROCIUS - Hay algo que me molesta de este sitio.

BOLO - ¿No lo recuerdas?

GROCIUS - No. Hace calor.

BOLO - Hay una mancha roja en mi memoria, y todo es


confuso aún.

GROCIUS - ¿Qué es confuso?

BOLO - Nuestros diálogos.

TRABAJAN EN COMPLETO SILENCIO.

GROCIUS - ¿Te das cuenta?

BOLO - Sí.

GROCIUS - Sabemos montarlo perfectamente.

BOLO - Yo nunca lo dudé.

GROCIUS - No puedo imaginarme qué puede pasar aquí.

SE OYE DE NUEVO LA MISMA VOZ DE ANTES: "DOS


ESTUDIANTES MUEREN ACRIBILLADOS EN UA CAFETERÍA AL
SER CONFUNDIDOS CON UNOS ETARRAS POR PISTOLEROS
DEL G.A.L.". BOLO Y GROCIUS VUELVEN A QUEDARSE
PARALIZADOS.

BOLO - Quién sabe. Una comedia, quizá.

GROCIUS - Entonces, ¿por qué me siento tan mal?

BOLO - ¿Cómo te sientes?

GROCIUS - Violento.

BOLO - Tú siempre has sido así.

GROCIUS - ¿Por eso estoy aquí?

BOLO - ¿Por qué me preguntas a mí? Sólo sé que hay que

montar este coche.

GROCIUS - Solamente por lo que somos hablan de nosotros.


BOLO - Si. ¿Por qué no abrimos una ventana?

GROCIUS - ¿Qué dices? Aquí no hay ninguna ventana.

BOLO - Estoy ardiendo.

GROCIUS - ¿Qué vamos a hacer a partir de ahora?

BOLO - Seremos mecánicos.

GROCIUS - Pero, ¿qué hacemos para justificarnos?

BOLO - No me preguntes, Grocius. Veo lo que tú ves.

GROCIUS - Parece que ya hemos acabado. Coloca ese ahí. Así.


Muy bien. Creo que ha llegado el momento de que descansemos.

BOLO - ¿Descansar?

GROCIUS - Mientras otros que somos nosotros mismos, se


despiertan y nos sorprenden.

COGE UN BIDÓN DE ACEITE Y, COLOCÁNDOLO A UN


LADO DEL ESCENARIO, SE SIENTA. BOLO SE ACERCA AL
COCHE. OSCURO.
ACTO I

UN TALLER DE REPARACIONES DE COCHES. EL SUELO Y


LAS PAREDES ESTÁN SUCIOS. POR TODAS PARTES HAY
TRAPOS Y HERRAMIENTAS. AL FONDO, COLOCADAS EN LAS
LARGAS HILERAS, SE VEN TODA CLASE DE UTENSILIOS
MECÁNICOS Y UN CALENDARIO VIEJO CON UNA MUJER
DESNUDA. A LA IZQUIERDA, APARECE UNA PEQUEÑA MESA
DE TRABAJO LLENA DE GOMAS, TUERCAS, TORNILLOS Y
ALGUNOS LIBROS ARRINCONADOS. EN EL CENTRO DEL
ESCENARIO HAY UN COCHE AMARILLO, CON EL CAPÓ
LEVANTADO.

BOLO, CON UN MONO AZUL, OBSERVA EL MOTOR


APOYÁNDOSE CON LOS DOS BRAZOS, EN UNA ACTITUD DE
TOTAL CONCENTRACIÓN. DE VEZ EN CUANDO MENEA LA
CABEZA LEVEMENTE, MORDIÉNDOSE EL LABIO INFERIOR. EN
EL OTRO EXTREMO, SENTADO EN UN BIDÓN DE ACEITE
SOBRE EL PROSCENJO, GROCIUS, TAMBIÉN CON UN MONO
AZUL, SE MAQUILLA LA CARA DELANTE DE UN PEQUEÑO
ESPEJO, MIENTRAS CANTURREA QUEDAMENTE. TIENE UNA
PEQUEÑA CAJA DE MAQUILLAJE EN SU REGAZO. LLEVA UNAS
GAFAS QUE SE RECOLOCA A INTERVALOS REGULARES,
AGARRANDO EL CRISTAL CON SUS DEDOS PULGAR Y
CORAZÓN, UTILIZANDO UN GESTO AMANERADO PARA ELLO.

SOBRE AMBOS CAEN SENDAS LUCES PÁLIDAS. PARECEN


LIMPIOS Y DESCANSADOS. LA MÚSICA DE LA RADIO SUENA
LEJANA.

GROCIUS - - (INTENTANDO ACORDARSE, DECLAMA MUY


LENTO, CON LOS OJOS CERRADOS Y MOVIENDO
GROTESCAMENTE LOSLABiOS.) ¡Dejaaaaaddddd...! (PAUSA.
PENSANDO.) ¡Dejad que... que... ¡¡¿qué?!! (PAUSA.) ¿Bolo?...
¿Bolo?... No me acuerdo, no consigo acordarme... (PAUSA.) Dejad
que... (PAUSA.) ¡¡Dejad que... dejad que os mire, os mire de nuevo,
si..., dejad que os mire de nuevo, oh muros...!!

BOLO - No entiendo nada, Grocius, hay..., hay un montón de


cables y chatarra, y tubos, ¿qué se supone que he de hacer?

GROCIUS - ¡Dejad que os mire de nuevo, oh muros...


(SILENCIO) ¿Qué seguía?... ¡Oh, muros...!

BOLO - Parece ser que hay un fallo aquí dentro, ¿no?, se trata

de un fallo o algo así, Grocius, échame una mano.

GROCIUS - ¡¡Oh, muros, desapareced de la tierra...,


desapareced de la tierra y no protejáis más a Atenas!! Nada llevaré
de ti, excepto mi desnudez, ciudad apestosa. Dejad a Timón crecer
con cada respiración, el odio a todo lo humano. Amén. (SILENCIO.)
Ahora lo recuerdo... (PAUSA,)... lo recuerdo todo...

BOLO - ¿Grocius?

GROCIUS - (HABLANDO MUY DEPRISA.) Bueno


compañero, ¿sabes ya qué demonios le ocurre al cacharro ese? No
tenemos todo el día. Date prisa, joder. El tipo está al venir, no...
(PAUSA, GROCIUS SE QUEDA PENSATIVO.)

BOLO - ¿Qué te pasa? ¿Por qué hablas así?

GROCIUS - ... estoy intentando acordarme... no tenemos todo


el día... ¿sabes ya qué demonios...? arregla el apestoso aparato
francés... no tenemos...

BOLO - Parecía triste.

GROCIUS - ¿Quién?

BOLO - El tipo que nos ha dejado el coche.

GROCIUS - Tienes buena memoria.


BOLO - ¿Puedes echarme una mano?

GROCIUS - Mira, chaval, no solamente eres un inútil, digamos


metafísico, sino que el lastre de tu estupidez consigue empañar...
consigue empañar... consigue...

BOLO - Con un efecto...

LOS DOS PIENSAN.

GROCIUS - Con un efecto... ¡¡¡perverso!!!, la brillante


preclaridad de mi mente. (PAUSA.) ¿Me oyes?

BOLO- Si. (PAUSA.) Perdona, ¿tienes un minuto? ¿Te


importaría echarme una mano?

GROCIUS - Te he dicho mil veces que no arreglo coches


franceses.

BOLO- Te he preguntado mil veces por qué.

GROCIUS - Eso es asunto mío.

SILENCIO.

BOLO- ¿Te das cuenta?

GROCIUS - ¿Qué?

BOLO- Ahora ya no son confusos.

GROCIUS - ¿Qué no son confuso?

BOLO- Nuestros diálogos.

SILENCIO LARGO.

GROCIUS - No tienes ni puta idea de cómo arreglar el


apestoso aparato francés, y esperas que lo haga yo, te he dicho mil
veces que no toco aparatos franceses, espabila, chaval, si; has llegado
al punto crucial, tiene un fallo, hay un fallo ahí dentro, ahora tienes
que continuar, espabila, hay un fallo, arréglalo de una puta vez y
déjame recitar.

BOLO - Necesito que me ayudes.

GROCIUS - Esto es una puta mierda, no sabes arreglar nada,


hemos hecho el gilipollas montando un taller de reparaciones de
coches si no sabemos apretar un tornillo, ¿entiendes?, para eso mejor
el teatro, el teatro te dice algo de la vida, por lo menos, pero no, tú
tuviste la brillante idea de montar un taller, hiciste números y
dijiste, ¡¡joder!!, si montamos un taller en el pueblo nos hacemos de
oro...

BOLO - Pero si fue idea tuya.

GROCIUS - ... si sigues pensando, si sigues desarrollando esa


charca gris, hubieras montado un centro de observación
astronómica bajo tierra, hubieras ideado un iglú con calefacción,
hubieras...

BOLO –¡Fue idea tuya!

GROCIUS - ... no digas gilipolleces, yo expuse un plan, un


plan no es una idea, yo expuse un plan para salvarnos y cogiste el
plan e hiciste un idea con todo el plan y la hostia, organizaste una
idea, no te enteras de nada, todo por no dejarte sólo, con el teatro lo
mismo, querías hacer teatro, pero no tenías ni idea, tuve que
enseñarte todo, del cero al infinito, bueno, es un decir, y ahora,
cuando el teatro se ha jodido, tengo que arreglar coches, apestosos
aparatos franceses.

BOLO – Con el teatro no nos iba nada bien.

GROCIUS - No estoy diciendo eso. (PAUSA.) ¡Desapareced de


la tierra... desapareced de la tierra... y no protejáis... (PAUSA.) ¿Qué
te parece? ¿Debería hacerlo más lento? ¿Qué te parece? ¿Eres sordo
o qué?
BOLO - No, no digo que no, que no lo hagas bien, pero
necesito que me eches una mano. Ya sé que nunca...

GROCIUS - ¡¡Dejad... oh, muros...!!

BOLO - Se está creando una situación, ¿entiendes?, se está


creando una situación que no era la situación de partida. La
situación de partida era que los dos trabajábamos juntos en el taller.
Nos ayudábamos. Dimos un giro a nuestra vida. Los dos. Lo
recuerdo muy bien.

GROCIUS - ¿Me estás echando algo en cara? (PAUSA.) ¿Me


estás echando algo en cara o qué?

BOLO – No.

GROCIUS - Porque si me estás echando algo en cara, he de


decirte que te avisé, te avisé de que esto era una completa gilipollez
desde el primer momento, y sólo por la puta amistad que estoy aquí,
sólo por la puta amistad que te tengo. (PAUSA.) ¿Quién quería hacer
teatro contigo? ¿Quién? Nadie, joder. No has leído ni una obra de
Shakespeare. Ni una. Y te llamas actor. ¿He tenido o no he tenido
paciencia contigo? ¿Te he dicho mil veces que no arreglo coches
franceses?

BOLO- Me lo has dicho mil veces.

GROCIUS - Nos pusimos, hablamos, me pareció todo muy


bien, pero te dije desde el primer momento que pasaba por todo
menos por arreglar carromatos franceses. Lo repetí mil veces hasta
quedarme seco. ¿Quién es el único que sabe de coches aquí?

BOLO - Ya, ya, lo sé... no es eso, es que este coche tiene sus
problemas, el tipo va a venir de un momento a otro y yo no sé... no
sé resolver sus problemas, y tú y yo estamos juntos en esto, en el
trabajo, mejor si nos apoyamos el uno al otro, sólo pretendo decirte
que sólo nos tenemos el uno al otro, ¿vale? (GROCIUS SE COLOCA
UNA NARIZ DE PAYASO.) Mira, no es por incordiar, no quiero
molestarte, ni nada por el estilo, pero hemos dejado las tablas,
Grocius, hemos dejado el teatro, fueron buenos tiempos, hicimos
buenos amigos, pero hemos abandonado la profesión, nos
dedicamos a otra cosa, se acabó, reparamos automóviles, arreglamos
coches, hace ya tiempo que dejamos la farándula, esta es otra vida,
tenemos que olvidar, aquí hay un coche que... el tipo tenía bastante
prisa, deberíamos tomárnoslo en serio.

GROCIUS - Escucha; (SE ADELANTA, AL PÚBLICO.) ¡Dejad


que os mire de nuevo, oh muros! Desapareced de la tierra y no
protejáis más a Atenas... (SILENCIO LARGO.) ¿Qué? ¿Qué te dicen
éstos versos? ¿Nada? ¿Entiendes algo o qué? ¿Has leído "Timón de
Atenas"? Shakespeare, chaval. ¿Sabes de qué hostias estoy
hablando?

BOLO - Lo que no quiere decir que de vez en cuando


montemos alguna obra con la gente del pueblo.

GROCIUS - ¿Sabes qué hostias quieren decir estos versos?

BOLO - Me lo imagino.

GROCIUS - ¿Qué?

BOLO - Alguien quiere dejar a Atenas a la intemperie.

GROCIUS - ¿Por qué?

BOLO - (PENSANDO.) ¿Porque tiene algo en contra de la


Atenas?

GROCIUS - ¿Y qué...?

BOLO - Algo contra los muros. Contra los ladrillos de los


muros.

GROCIUS - Pero, ¿por qué alguien va a tener algo en contra


de unos muros?
BOLO - Porque no le dejaban salir de la Atenas.

GROCIUS - ¿Y por qué quería salir de allí? ¿Quién vive dentro


de los muros?

BOLO- La gente.

GROCIUS - Entonces, ¿a quién quiere dejar realmente a la


intemperie?

BOLO - ¿A la gente?

SILENCIO.

GROCIUS - Quizá no esté todo perdido.

BOLO - ¿De qué va la obra, Grocius?

GROCIUS - El asunto es: ¿tienes alguna idea de lo que le


ocurre a este apestoso aparato francés?

BOLO - ¿De qué va la obra?

GROCIUS - De la desesperación. (PAUSA.) No tenemos todo


el día. Me encantaría ayudarte, pero no arreglo apestosos coches
franceses.

BOLO - ¿Que te han hecho los franceses?

GROCIUS - Lo que me hayan hecho los gabachos de mierda,


es asunto mío y sólo mío. (MIRANDO AL COCHE.) ¿Cuál es el
problema?

BOLO - No lo sé.

GROCIUS - (ACERCÁNDOSE AL COCHE. PAUSA.) ¡Dejad


que os mire de nuevo...! Bueno, ya que has mostrado un poco de
interés por la literatura, quizá haga una excepción. A ver, dime,
alguna idea tendrás de lo que le pasa, por muy primitiva que ésta
sea. Exprésala. Para crecer en la esencia hay que empezar desde lo
instintivo, desde lo deforme, incluso desde lo maligno,
¿comprendes? Di la primera chorrada que te venga a la cabeza y ya
le daremos color. Hasta los dinosaurios se hacían su composición de
lugar, ¿por qué no vas a tener tú la tuya? Sólo quiero oírla, necesito
saber por qué terrenos me muevo. Tú me dices lo que sabes y yo ya
veré... venga, adelante, di lo que tengas que decir, necesito oír la voz
de la caverna, compañero. (SILENCIO.) Vamos...

BOLO - No sé, bueno, así de primeras, como quién dice, creo

que la bomba de inyección conectada a la batería...

GROCIUS - Si...

BOLO - ... ha apurado la conexión que sostiene la capacidad

total del ventilador, con lo cual, la conclusión es que no


podemos tocar, de ninguna de las maneras, este cable azul liado con
este rojo, ni el calentador, ni la conexión, ni el delco, ni el cárter, ni...
ni...

GROCIUS- ¿Ni...?

BOLO - Ni... ni el sistema eléctrico, que es lo que le da


coherencia a todo. Aunque puede ser que la carraspera del tubo de
escape haya corrompido el interior, afectando por todas partes la
deforme estructura del cigüeñal sobre el chasis. (PAUSA.) No dejo
de pensar en que ha debido de haber algún tipo de retraso, algún
tipo de tardanza insignificante por parte del émbolo, al empujar a la
gasolina hacía la chispa de la bujía, forzándola brutalmente, una y
otra vez, sin ninguna consideración.

SILENCIO LARGO.

GROCIUS - ¿Sabes? Tienes talento para los coches. No está


mal. Tienes los conceptos, sólo te falta relacionarlos. Pero tu mente
funciona, es un prodigio que pide prodigios.

BOLO - Las bujías...


GROCIUS - ¿Si?

BOLO - Las bujías siempre lo estropean todo.

GROCIUS - Siempre.

BOLO - Todas son iguales: se encienden para nada.

SILENCIO. GROCIUS SE PONE A ARREGLAR EL COCHE.

BOLO - Pensaba que tú nunca arreglabas coches franceses.

GROCIUS - ¿No puedo echar una cana al aire?


(ENTREGÁNDOLE UN TRAPO.) Toma, pásale un trapo, mientras le
echo un vistazo. (PAUSA.) ¿Un tipo raro, no? Me refiero al que nos
ha dejado el apestoso aparato francés.

BOLO - ¿Qué piensas de lo que te he dicho del émbolo y la

chispa de la bujía?

GROCIUS - Bueno, me ha sorprendido que llegaras tan pronto


a la solución, ¿no has leído ningún libro de mecánica de coches a
escondidas? (BOLO NIEGA CON LA CABEZA.) Increíble,
(SILENCIO.) ¿Qué piensas del tipo que nos ha dejado el apestoso
aparato francés?

BOLO - ¿Qué pienso? Un poco raro. Estaba pálido. Debe

de haber estado conduciendo toda la noche, (PAUSA.) Parecía


triste.

GROCIUS - Misterioso más bien.

BOLO - Y melancólico.

GROCIUS - Desconfiado.

BOLO - Tímido.
GROCIUS - Calculador, en todo caso.

BOLO - Respetuoso.

GROCIUS - Taimado.

BOLO - Observador.

GROCIUS - ¡Hostia, ¿quieres dejarlo ya?! No puedo pasarme


todo el día discutiendo contigo. Tengo que arreglar el maldito coche.

VOZ en off - (SE INTERRUMPE LA MÚSICA DE LA RADIO,


MIENTRAS

SE DA LECTURA A LA NOTICIA, GROCIUS ARREGLA EL


COCHE.) Boletín informativo: La policía sigue buscando al comando
etarra que ayer secuestró a la hija, de dieciocho años, del General
Jefe del Estado Mayor en Madrid. Los terroristas aprovecharon la
parada en un semáforo para disparar diez tiros a quemarropa sobre
sus dos guardaespaldas que viajaban con ella en el vehículo. La
policía cree que los terroristas se han dispersado para escapar más
fácilmente de los controles de carretera. Les seguiremos informando.

GROCIUS - Grandes tipos.

BOLO - ¿Quienes?

GROCIUS- Los terroristas. Toma. (LE ENTREGA UNA LLAVE.)


Grandes tipos.

BOLO - ¿Lo has arreglado?

GROCIUS - Si. (PAUSA.) Grandes tipos.

BOLO - ¿Cuál era el problema?

GROCIUS - Grandes tipos.

BOLO - ¿Grandes tipos?


GROCIUS - Los terroristas, son gente cojonuda, saben apreciar
las cosas, las tradiciones, las raíces, siempre yendo de aquí para allá,
camuflados, amables, inteligentes. ¿No crees? El derecho a la
autodeterminación. Hay que tener un par de huevos.

BOLO - ¿El derecho a la autodeterminación?

GROCIUS - Si. Hay gente que se juega la vida por ese tipo de
historias.

BOLO - ¿No te gusta el derecho a la autodeterminación?

GROCIUS - ¿A mí? Te estoy diciendo que hay gente que se


juega la vida por ésas historias.

BOLO - Si,... no sé..., parecía, en tu tono, parecía que tuvieras

algo en contra del derecho a la autodeterminación.

GROCIUS - ¿Y tú? ¿Tienes algo en contra del derecho a la


vida?

BOLO - ¿El derecho a la vida? No, estoy a favor del derecho a


la vida. ¿Por qué me preguntas eso?

GROCIUS - ¿Qué decía la noticia?

BOLO - Pues que han matado a alguien en Madrid por el


derecho a la autodeterminación.

GROCIUS - ¿Tienes algo en contra del derecho a la vida?

SILENCIO.

BOLO - No discutamos.

GROCIUS - No discutamos. Ahora que, me parece a mi, al


margen del evidente conflicto de intereses, negar el derecho de
cualquiera de nosotros a querer vivir, o sea, el derecho de
autodeterminación de cada cuál a seguir respirando, comiendo, o
follando, primando el otrora principio de autodeterminación de los
pueblos...

BOLO - ¿El otrora principio?

GROCIUS - ... en el que la voluntad individual, es decir,


nuestra concreta capacidad de decidir sobre nosotros mismos, se
diluye bajo la imposición física de una minoría, en aras de un ideal
abstracto...

BOLO - ¿En aras?

GROCIUS - ... no deja de estar, lo miremos como lo miremos,


en el mismo meollo de un evidente conflicto de intereses.

BOLO - Pero, ¿qué conflicto de intereses?

GROCIUS - La vida y la muerte.

BOLO - Joder, no entiendo nada.

GROCIUS - Ése es tu problema: no entiendes nada, pero


hablas del derecho a la autodeterminación de los pueblos como un
sabio sobre el árbol, te crees coronado por una aureola de
conocimiento omnímodo cuando tan sólo eres un muerto de
hambre.

BOLO - Joder, ¿no es eso lo que dicen los etarras? La


autodeterminación.

GROCIUS - ¿Y tú que coño sabes lo que dicen los etarras?

BOLO - Bueno, joder, sale todos los días en las noticias, están
luchando por la autodeterminación que se la quitaron hace mucho
tiempo, y como no quieren dársela, pues... en fin...

GROCIUS - ¿Qué?

BOLO - Están todo el día dale que te pego con las pancartas, y
gritando, yo no soy un especialista, pero, según parece, el asunto es
que no les dan algo que les pertenece. (PAUSA.) No me mires así.
¿No es eso? Un montón de gente de allí arriba se ha planteado el
asunto con palabras mayores, ¿no es eso?

GROCIUS - Estoy hasta los cojones de que seas tan gilipollas.

BOLO - ¿Por qué te pones así? Están matando a la gente


porque quieren que les den el derecho ése. Joder, no estoy tan
equivocado. Se han juntado, han hablado, y han hecho una especie
de banda para recuperar lo que es suyo, ¿no? Joder, hace un
momento, hace un momento estabas defendiéndolos, estabas
diciendo que su vida era una aventura, una fiesta sin fin, que sabían
valorar las raíces y las tradiciones, me vas a volver loco.

GROCIUS - Cállate.

BOLO - Tienen hasta su bandera, con la serpiente ésa enrollada


en un hacha, joder, no me digas que no sé las cosas. Puede que no
tenga ni idea de coches, pero estoy al tanto de lo que pasa. Puedo
discutir de lo que sea. El hacha significa que son unos tipos serios,
que no se andan por las ramas, secuestran gente y se la cargan, no
me digas que no sé las cosas, el hacha significa: cuidado, que os
cortamos el pescuezo. Es un símbolo, joder. Un aviso. Pero no
cualquier aviso, sino un hacha, ¿vale?, un hacha, es igual que la
calavera de los piratas, es la tarjeta de presentación, no me digas que
no sé las cosas. ¿Qué pasa? ¿Ahora no quieres discutir?

GROCIUS - No, quiero que te calles, no tienes ni puta idea de


lo que estás diciendo, acaban de matar a dos hombres a balazos, les
acaban de reventar hígados, pulmón y corazón y la puta madre que
los parió, así que cállate si no quieres que te abra la cabeza con el
martillo.

BOLO - Imagínate que te quitan algo, imagínate que escribes


una obra de teatro cojonuda y algún capullo te la quita. Le pides que
te la devuelva y te manda a la mierda. Se lo vuelves a pedir y lo
mismo. No me digas que no irías, tarde o temprano, a partirle la
cara. (SILENCIO.) ¿Qué pasa? No estoy defendiendo nada, sólo digo
que se puede hablar de las cosas. ¿Qué piensas?

GROCIUS - Estoy pensando en el dueño del coche.

BOLO - ¿Te ha quitado alguna obra de teatro?

GROCIUS - ¿Por qué tenía tanta prisa?

BOLO - ¿Por qué no? A nosotros nos paga para que le


arreglemos el coche, no para criticar la prisa que nos meta.

GROCIUS - Tenía pinta de haber estado conduciendo toda la


noche. Lo normal seria descansar algunas horas. En vez de eso, se ha
ido por ahí, a pasear y a tomarse un café. Un café. Debería estar
deseando tumbarse un rato, pero no, prefiere distraerse dándole
vueltas al café.

BOLO - A mí me parece normal.

GROCIÜS - Su aire no era normal.

BOLO - No estamos seguros de que haya estado conduciendo


toda la noche.

GROCIUS - ¿Qué impresión te ha dado?

BOLO - Triste.

GROCIUS - No me gusta la pinta que tiene. Tenía pinta de


cabronazo vasco, de hijo de puta. ¿Por qué tanta prisa?

BOLO - Llevará pescado fresco en el maletero.

SILENCIO.

GROCIUS - Me gustaría echarle un vistazo al maletero.

BOLO - ¿Qué quieres decir?

GROCIUS - Quiero decir que es uno de esos etarras hijos puta


que andan buscando. (PAUSA.) Tenía acento del Norte. Parecía a
punto de derrumbarse.

BOLO - No tenía acento del Norte. Y por eso se ha ido a tomar


un café, para no derrumbarse.

GROCIUS - Tenía acento del Norte. ¿A qué hora se cometió


atentado? (PAUSA.) Puede que fuera al mediodia. Esperaron varias
horas antes de huir cada uno por su lado. Después, despacio, por
carreteras secundaria ha recorrido cuatrocientos kilómetros hasta
que ha jodido el coche y nos lo ha entregado a primera hora con un
tiempo de perros, además.

BOLO - Un tipo de esos no abandonaría el coche.

GROCIUS - ¿Con la chica en el maletero? Este tipo es el etarra


encargado de llevarla a un punto fijado por el comando, un punto
que no puede estar muy lejos de aquí. (PAUSA.) La avería ha
cambiado todos sus planes. Puede que ya no exista ningún plan.

BOLO - Sí, ya lo veo, huyendo alocadamente por el territorio


nacional, varios vehículos, evitando dejar su rastro al perro policial,
ninguna pista. (PAUSA.) De acuerdo, pero ¿crees que si ahí
estuviera escondida esa chica, nos habría dejado a solas con las
llaves del coche?

GROCIUS- Somos mecánicos, ¿no? Aquí no le puede ayudar


nadie. Aquí habita el enemigo.

BOLO - ¿Nosotros?

GROCIUS - Existe una posibilidad de que sea el hijoputa ese,


si... existe una sola, pero es suficiente. Imagínate, los titulares de
todos los periódicos con nuestra fotografía, todas las radios
retransmitiendo la noticia de la gloriosa captura de un asesino por
parte de dos humildes mecánicos.

BOLO - Hay algo.,, hay algo que no consigo entender detrás de


lo que has dicho... algo escondido...
GROCIUS - Escúchame. Sí le entregamos el coche y
permitimos que se largue, ¿no sentirás como un escalofrío la
responsabilidad de sus asesinatos?

BOLO - Algo que late entre las líneas...

GROCIUS - En cambio, si oteamos, casi por casualidad, el


contenido del maletero, si miramos ahí dentro, confirmaremos o
desterraremos nuestras sospechas, y seremos libres para decidir.

BOLO - Algo que me mira fijamente detrás de las palabras...


algo secreto y hostil...

GROCIUS - Será la única manera de poder dormir con


tranquilidad los próximos veinte años. ¿Mirar o no mirar dentro del
maletero? ¿Qué haría Hamlet en nuestro lugar? Buena pregunta,
Grocius. (PAUSA) Bolo, te importaría abrir el maletero.

BOLO - Pero, ¿qué esperas encontrar en el maletero? (PAUSA.)


¿Por qué no lo haces tú?

GROCIUS - Por que eres tú el que siempre lo hace. (BOLO VA


HACIA EL MALETERO.) ¡¡Espera!!

BOLO - ¿Qué ocurre?

GROCIUS - Puede que haya explosivos ahí dentro. ¿Es que no


te das cuenta de lo peligroso que resulta todo

BOLO - Hago lo que me dices.

GROCIUS - ¿Eres idiota o qué? Si te digo que te tires por un


barranco, ¿tú vas y te tiras?

BOLO - No veo que tiene que ver.

GROCIUS - Tú no ves tres en un burro. Pon la oreja a ver si se


oye algo. (BOLO COLOCA LA OREJA ENCIMA DEL MALETERO
SUAVEMENTE, Y ESCUCHA DURAN RATO.) ¿Oyes algo raro?
BOLO - Si.

GROCIUS - ¿Qué?

BOLO - Mi estómago.

GROCIUS - Abre.

BOLO - (CONMIEDO.) ¿Qué hacemos sí resulta que todo esto


es verdad?

GROCIUS - Abre.

BOLO - (ALEGRE.) Aún estamos a tiempo de olvidarnos de


todo.

GROCIUS - Abre.

BOLO - (SERIO.) Está bien. ¿Te has planteado si esto es ético?

GROCIUS - No jodas.

BOLO - (ALEJÁNDOSE CON PÁNICO, A PUNTO DE


LLORAR.)

Grocius, no puedo hacer esto, no puedo hacer esto,


(ARRODILLÁNDOSE, CON LÁGRIMAS EN LOS OJOS.) por favor,
no me obligues a hacer esto, no, no quiero, hacerlo...

GROCIUS - Pero, ¿qué tiene de terrible? El no se va a enterar


y, en cierto sentido, estamos obligados por una parte de la sociedad.

BOLO - Y la otra parte, ¿qué dice?

GROCIUS - Estás empezando a tocarme las pelotas,


compañero. ¡¡¡ ABRE EL PUTO MALETERO DE UNA PUTA VEZ!!!

BOLO SE ACERCA TEMEROSO, GIRA DESPACIO LA LLAVE.


SILENCIO TENSO. AMBOS SE MIRAN. GROCIUS LE INDICA CON
UN GESTO LEVE Y CONCISO QUE LO HAGA CON CUIDADO.
BOLO SE MUERDE EL LABIO INFERIOR Y MUEVE LA CABEZA.
TAMBORILEA CON LOS DEDOS SOBRE LA CHAPA. GROCIUS
MIRA PARA OTRO LADO. CON LOS OJOS CERRADOS, LO SUBE
LENTAMENTE. TRAS UN MOMENTO, GROCIUS SE GIRA Y
BOLO ABRE LOS OJOS. PAUSA. BOLO INTRODUCE LAS MANOS
EN EL MALETERO Y SACA UN VESTIDO LARGO Y BLANCO,
COMPLETAMENTE MANCHADO DE ROJO. LO MUESTRA AL
PÚBLICO.

BOLO - Grocius, ¿es sangre?

GROCIUS - Si, compañero, mucho me temo que sí. (RÍE CON


SADISMO.)

OSCURO LENTAMENTE
ACTO II

EL MISMO LUGAR, UNAS HORAS MÁS TARDE. EL


ESCENARIO ESTÁ MEDIO ILUMINADO. EL COCHE APARECE
CUBIERTO POR UNA TELA PESADA Y GRIS. HAY UNA
TREMENDA SENSACIÓN DE SILENCIO Y VACÍO.

POR UNO DE LOS LATERALES ENTRA UN HOMBRE. LLEVA


UNA GABARDINA OCRE MOJADA Y UN PARAGUAS NEGRO
QUE GOTEA AGUA. OBSERVA EL COCHE FIJAMENTE Y, SIN
MOVERSE, SU MIRADA REPASA TODO EL LUGAR. PARECIERA
QUE CONOCIERA EL SITIO, O QUE BUSCARA ALGO EN
CONCRETO. TRAS UN RATO, SE ACERCA AL COCHE Y, CON LA
PUNTA DEL PARAGUAS, LEVANTA CON DELICADEZA LA TELA
QUE CUBRE EL COCHE, A LA ALTURA DE LA MATRÍCULA.
DESPUÉS, LA DEJA CAER. VUELVE A MIRAR EL TALLER, AL
PÚBLICO Y HACE ADEMÁN DE IRSE. ENTONCES, SE OYE EL
RUIDO DE LA CISTERNA. EL HOMBRE SE PARA Y BAJA LA
CABEZA, EN ACTITUD DE ESPERA.

ENTRA BOLO, SILBANDO Y DISTRAÍDO.

BOLO - (A PUNTO DE CHOCAR CON EL HOMBRE.) ¡¡Upsss!!


Perdón, le estábamos esperando. ¿Cuándo ha llegado?

HOMBRE - Buenos días. (PAUSA.) Hace un momento.


Pensaba que no había nadie.

BOLO - Estaba en el servicio.

HOMBRE - Ya. ¿Y su compañero?

BOLO - Ha ido a comprar algo de comida. Hoy comemos aquí.


Si quiere puede acompañarnos.

HOMBRE - No, gracias. Tengo bastante prisa.


BOLO - De eso precisamente quería hablarle. Tenemos un
problema más grave del que creíamos. No creo que pueda irse hoy.

HOMBRE - ¿Qué? Ustedes me dijeron que sería una hora


como mucho.

BOLO - Ya, ya..., pero... ya le digo que es más grave de lo que


creímos al principio. Además, hemos tenido que terminar con un
montón de trabajo atrasado y no hemos podido dedicarle el tiempo
necesario. (EL HOMBRE MIRA EN DERREDOR.) Estas cosas
ocurren, de vez en cuando.

HOMBRE - - En concreto, ¿cuál es el problema?

BOLO - Me pone usted en un apuro. La verdad es que no sé


muy bien qué responderle. El tema lo ha llevado mi compañero. Al
principio, creíamos que era un problema de bujías, pero, luego, me
comentó que tras una somera indagación...

HOMBRE - ¿Una somera qué?

BOLO - ... indagación, bueno, él habla así de raro, en fin

para entendemos, tras mirarlo de cabo a rabo, (MIRA HACIA


EL MALETERO Y SE GIRA HORRORIZADO.) mire, parece ser que,
en concreto y para ser exactos, ha fallado el conjunto del sistema
eléctrico y parte de la zona carburador. Así que habrá que cambiar el
primero y poner la zona correspondiente del segundo, y eso llevará
varias horas de trabajo exclusivo en su coche. (EL HOMBRE
VUELVE A MIRAR EN DERREDOR.) Lo siento mucho, ¿por qué no
se sienta un rato? (PAUSA.) Le puedo preparar un café.

HOMBRE - (CON LA VISTA PERDIDA.) ¿Un café?

BOLO - Si, yo nunca tomo, pero a los clientes les gusta mucho.
Así que pensamos, ¿por qué no compramos una buena cafetera para
el taller? Y dicho y hecho. Fuimos a la tienda, Grocius sacó el dinero
de bolsillo, se lo dimos al dependiente y éste, a cambie nos entregó
una maravillosa cafetera que aún sigue con nosotros. Son increíbles
las leyes del mercado. Parece que están ahí, sin hacer nada, y cuando
más las necesitas, ¡hala!, te echan una mano sin hacer preguntas, ¿no
cree?

HOMBRE - ¿Está usted bien?

BOLO - ¿Yo? Fenómeno. ¿A qué viene esa pregunta? ¿Que si


estoy bien? Bueno, un poco cansado. Demasiado trabajo, ¿sabe?
Toda la mañana arreglando que si esto, que si lo otro, además, mi
compañero tampoco se entera de mucho...

HOMBRE - ¡Ah!... no se entera de mucho...

Bueno, si, si, si,... claro que se entera. (PAUSA.) Es una


máquina para arreglar máquinas. Quiero decir que es una fiera. Un
monstruo. No he conocido a nadie que se anticipe tanto a las averías
como él, incluso antes de que se produzcan. Conoce a la perfección
el mundo del automóvil, sus problemas, sus virtudes, el modo de
acoplarlos y sacar algo positivo de ambos... (PAUSA.) Es algo
asombroso. (SILENCIO.) Asombroso (PAUSA.) En fin, voy a
preparar algo de café. Póngase cómodo, vendrá dentro de nada.
(BOLO VA HACIA LA MESA DE TRABAJO, DONDE HAY UN
PEQUEÑO HORNILLO INSTALADO. DEBAJO DE AQUÉLLA,
SACA UNA CAFETERA METÁLICA Y GASTADA. LLENA DE
AGUA LA CAFETERA, MIENTRAS MIRA DE SOSLAYO AL
HOMBRE, QUE HACE SONAR SUS NUDILLOS CASI SIN
ADVERTIRLO.) ¿Viene de muy lejos? (PAUSA.) ¿De dónde viene?
(PAUSA.)

HOMBRE - ¿Si?,... Ah, ... de un pueblo del norte: Rentería.

BOLO - Creo que no lo conozco. No, me parece que no lo


conozco. (ECHANDO EL CAFÉ.) Es increíble lo del tiempo. No ha
dejado de llover hasta ayer noche. La gente del campo debe de estar
echando cohetes. Póngase cómodo.

HOMBRE - (BUSCANDO TÍMIDAMENTE.) ¿Tiene usted


alguna silla para sentarme?
BOLO - (PONIENDO LA CAFETERA A FUEGO LENTO.)
¡Huy!, perdone... a ver... (BUSCA) Aquí no tenemos muchas sillas.
(VA HACIA EL OTRO EXTREMO Y SACA UNA BANQUETA DE
MADERA. LA COLOCA EN EL CENTRO DEL ESCENARIO Y LE
PASA UN TRAPO.) Esto es lo único que tenemos. Lo siento. Aquí
tiene.

HOMBRE - - Gracias. (SE SIENTA.)

BOLO - Es increíble lo del tiempo, ¿no? La gente del campo


debe de estar echando...

HOMBRE - ¿Cohetes?

BOLO - Si, cohetes... cohetes... ¿Cómo lo sabía?

HOMBRE - Es una frase muy conocida.

BOLO - No sé, pensaba que la había dicho antes.

HOMBRE - Si, usted la acababa de decir.

BOLO - Entonces, ¿lo sabía por las dos cosas?

HOMBRE - Sí... (SILENCIO, EL HOMBRE ENCUENTRA UNA


NARIZ COLGADA DE LA BANQUETA.) Perdonen la curiosidad,
pero, ¿ha sido siempre mecánico de coches?

BOLO - ¡No, que va! En realidad, soy actor. He sido actor

durante diez años en el teatro... pero se acabó. Como


generalmente se dice, fue bonito mientras duró.

HOMBRE - ¿Qué pasó?

BOLO - Nos moríamos de hambre.

HOMBRE - Comprendo. (PAUSA.) Actor... ¿Su compañero


también?
BOLO - Si, él mucho más que yo. Se pasaba todo el día
quejándose del hambre que tenía...

HOMBRE - No, no, no,... me refiero a que si también era actor.

BOLO - (ACERCÁNDOSE ATEMORIZADO.) ¡Ah!, si, si,... claro.

¡Oh!, Grocius es un gran actor. El mejor que he visto. Tendría


usted que verlo. Parece otro. Un artista, que se dice. Sin embargo,
era un excelente mecánico antes de dedicarse al mundo de la
farándula. Nos conocimos en una obra de teatro en la que yo hacía
de cerdo, con una argolla al cuello que, al cabo del tiempo, me
produjo una infección crónica. (SILENCIO.)

Él tiraba de la cadena, por cierto. Ya desde el primer momento,


me di cuenta de que no era una persona como las demás. Si, lo más
sobresaliente de Grocius era, y es, que sabe tocar la fibra sensible de
la gente. Sí, siempre esta tocando, cortando, remendando, zurciendo
y volviendo a cortar de nuevo toda fibra sensible que se pone a tiro.
Le gustan todas. Creo que tiene una especie de relación amor-odio
con las fibras sensibles de la gente. Primero se acerca, al mismo
descubrirlas, y las mira de arriba a abajo, con una mezcla de
curiosidad y condescendencia, después las investiga, estudia su
comportamiento, se habitúa al medio en el que viven, registrando
todos Jos datos en ese mente prodigiosa que tiene y, cuando creen
que ya es su amigo, justo hace una cabriola para despistarlas y se
lanza sobre ellas como un poseso, mordiendo y royéndolas hasta los
huesos. Supongo que es un trabajo intenso. (PAUSA.) Intenso.
(LEQUITA LA NARIZ. PAUSA.) Usted ya me entiende. ¿A usted le
gusta el teatro?

HOMBRE - Hace tiempo que no voy.

BOLO - ¿Por qué?

HOMBRE - Supongo que no puedo permitírmelo.

BOLO - ¿Tan pobre es usted?


HOMBRE - No puedo permitirme pasar un rato divertido.

SILENCIO.

BOLO - Pero, ¿le gusta?

HOMBRE - Sí.

BOLO - No lo entiendo.

HOMBRE - No importa. ¿Falta mucho para que venga su


compañero?

BOLO - No. Debe estar al caer. No se preocupe. ¡Oh, el café

ya está!! (VA HACIA LA MESA, RETIRA LA CAFETERA DEL


FUEGO Y SACA DOS TAZAS DE UN CAJÓN, Y US COLOCA
SOBRE UNA BANDEJA CON UN POCO DE AZÚCAR Y DOS
CUCHARILLAS.) ¿Quiere un poco de leche?

HOMBRE - No, gracias.

BOLO - (SIN SABER DÓNDE DEJAR LA BANDEJA.) Aquí


está.

Sírvase usted mismo. (SE QUEDA DE PIE, A SU LADO.)

HOMBRE - (MIRANDO LA BANDEJA CON CURIOSIDAD.) ¿Va a


tomar usted?

BOLO - No.

HOMBRE - Entonces, ¿por qué dos tazas?

BOLO - Para Grocius. A él le encanta.

HOMBRE - Perdone, no sé por qué se lo he preguntado.

BOLO - No, no, no se preocupe. Ha hecho bien. Yo, en esta

situación, con dos tazas y dos cucharillas más dos personas,


una de las cuales ama el café y otra de las cuales lo odia, habría
formulado la misma pregunta u otra parecida. Seguro. (SILENCIO.)
Cualquiera la habría formulado. (SILENCIO.) En serio.

SILENCIO.

HOMBRE - Tampoco es que me vuelva loco el café.

BOLO - ¿Quiere que le diga todas las enfermedades que se


derivan del café? A mí, por lo pronto, me produce una inestabilidad
que me deja irritado todo el día. Sin mencionar los trastornos
estomacales y los problemas del corazón. Sinceramente, es cuando
dejo de tomar café cuando más feliz me encuentro. No sé cómo
expli...

HOMBRE - (DÁNDOLE LA TAZA.) ¿Va a tardar mucho más


su compañero?

BOLO - ... carlo, más positivo. ¿Cómo? (COGIENDO LA


TAZA.) ¡Ah! perdone, no, no, en realidad se está retrasando. Y
debería haber venido.

HOMBRE - Realmente, debo irme lo antes posible. (HACE


CRUJIR LOS NUDILLOS.)

BOLO - ¿Llega tarde a algún sitio?

HOMBRE - Se puede decir que siempre llego tarde a todos los


sitios.

ENTRA GROCIUS. LLEVA DOS POLLOS ASADOS DENTRO


DE UNA BOLSA BLANCA DE PLÁSTICO. SE ACERCA A LA MESA
Y RETIRA ALGUNAS COSAS DE ENCIMA. DESPUÉS, SACA DOS
RECIPIENTES REDONDOS, EMPAQUETADOS CON PAPEL DE
ALUMINIO. DA LA IMPRESIÓN DE NO HABER VISTO AL
HOMBRE.

BOLO - Grocius...
GROCIUS - ¿Si...?

BOLO - Grocius...

GROCIUS - ¿Qué quieres?

BOLO - Esta aquí el dueño del coche.

GROCIUS - (PONIÉNDOSE DE PERFIL, MIRA CON


CAUTELA AL HOMBRE.) ¡¡Ah!!, perdone, no le había visto.
¿Cuando ha llegado? (LEDA LA MANO, SONRIENDO
FALSAMENTE.)

HOMBRE - Hace un rato.

GROCIUS - ¿Le ha contado Bolo lo del coche?

HOMBRE - Sí, la verdad, no sé si puedo esperar tanto tiempo


hasta que me lo arreglen. Tengo que irme.

GROCIUS - (MIRANDO A BOLO.) Yo creo que es cuestión de


una hora, como mucho. Se lo prometo: una hora. Siéntese, por favor.
Está en su casa.

HOMBRE - No gracias. Mejor vuelvo más tarde. (INICIA EL


MUTIS)

GROCIUS - ¿Pero a dónde va a ir? El único bar está cerrado a


mediodía. Este es un pueblo muy pequeño.

BOLO - Además hace un tiempo de perros. Quédese un rato.

HOMBRE - Son ustedes muy convincentes.

GROCIUS - Si fuéramos muy convincentes, nos habríamos


convencido a nosotros mismos de la conveniencia de vivir sin tantos
inconvenientes que resolver. (EL HOMBRE SONRÍE CON
TIMIDEZ.) ¿Qué dice? (PAUSA.)

HOMBRE - De acuerdo. (SE QUITA LA GABARDINA.)


GROCIUS - Muy bien, vamos a comer.

HOMBRE - Pero, por favor, ¿no podrían arreglarme el coche


primero?

GROCIUS - Lo siento, pero si Bolo no come a su hora, se nos


desmaya.

BOLO - ¿Has traído caldo?

GROCIUS - Por supuesto que he traído caldo. ¿Acaso piensas


que soy tan cruel como para dejarte comer un sugerente pollo frito
totalmente desprovisto de caldo?

BOLO - ¡Jó!, a veces me sorprende lo que piensas en mí.

GROCIUS - Yo, a veces, pienso en ti y me doy una sorpresa.

BOLO - ¿Es lo mismo, no?

GROCIUS - Unas veces te sorprendes tú, otras veces me


sorprendo yo.

BOLO - (MIRANDO DE SOSLAYO AL HOMBRE.) Entiendo.

GROCIUS - ¿Tenemos vino?

BOLO - Creo que si. (SE LEVANTA Y BUSCA DEBAJO DE LA


MESA. AL FIN, ENCUENTRA UNA BOTELLA DE VINO TINTO
SEMIVACÍA Y VUELVE A SENTARSE EN EL SUELO.)

GROCIUS - ¿Ha comido usted?

HOMBRE - No, pero no me apetece. Gracias.

GROCIUS - ¿Seguro?

HOMBRE - Seguro. Sin embargo, me tomaría un poco más de


café. (BOLO SE LEVANTA Y MIRA DENTRO DE LA CAFETERA.)
BOLO - Ya no queda café.

GROCIUS - Pues haz café.

HOMBRE - No, no, da igual, no se moleste.

GROCIUS - No es molestia. (HACE UN GESTO CON LA


CABEZA Y BOLO PREPARA EL CAFÉ.)

HOMBRE - Son ustedes muy curiosos.

BOLO - (GRITANDO DESDE EL FONDO.) No hemos hecho


demasiadas preguntas.

HOMBRE - No, me refiero a que no se parecen mucho a los


mecánicos que he conocido.

GROCIUS - ¿Cómo son los mecánicos que ha conocido?

HOMBRE - Más sencillos.

GROCIUS - Participo de esa opinión.

BOLO - Y yo.

PAUSA.

GROCIUS - Bolo, ¿un poco de "bistec licuefacto"?


(SIRVIÉNDOLE VINO A BOLO.)

BOLO - ¿Un poco de qué?

GROCIUS - "Bistec licuefacto", compañero.

BOLO - Bueno.

HOMBRE - Así le llamaba Joyce al vino tinto, ¿verdad?

GROCIUS - Tocado. ¿Y si fuera vino blanco?

BOLO - ¿A qué diablos estáis jugando?


HOMBRE - Electricidad.

GROCIUS - Hundido.

BOLO - A mí también me gustaría jugar.

GROCIUS - ¿Y qué otro nombre le daba nuestro insigne


escritor al vino blanco?

HOMBRE - La orinaaaa...

BOLO - ¿Por qué no me dejáis jugar?

GROCIUS Y HOMBRE - ... ¡¡de la Marquesa!! (RIENDO.)

BOLO - Ya no quiero jugar.

GROCIUS - Muy bien, muy bien,... siempre es agradable


conocer a alguien a quien le gusta la literatura irlandesa.

HOMBRE - Es una de mis favoritas. He leído a casi todos.


Pero, especialmente, Joyce. Era fantástico.

GROCIUS - Un verdadero patriota irlandés.

HOMBRE - Bueno, no sé qué decirle... más bien estaba


enamorado de su tierra.

GROCIUS - En realidad, estaba enamorado de Molly Bloom.


(EL

HOMBRE SONRÍE, MIENTRAS BOLO SE DIRIGE A LA

CAFETERA.) ¿Y de dónde es usted?

HOMBRE - De Rentería. Euskadi.

GROCIUS - Ya sé que está en el País Vasco. ¿Y qué hace por


aquí?

BOLO LE SIRVE CAFÉ CON UNA SONRISA DE OREJA A


OREJA.

HOMBRE - Gracias. Estoy de paso.

BOLO - (SIN DEJAR DE SONREÍR. SE VA.) No hay de qué.

GROCIUS - ¿Turismo?

HOMBRE - SÍ.

GROCIUS - ¿Ya dónde se dirige?

HOMBRE - Al Sur.

GROCIUS - El Sur. Un sitio interesante el Sur.

SILENCIO. EN EL AMBIENTE SE RESPIRA UNA CIERTA


TENSIÓN. GROCIUS Y BOLO MASTICAN SIN DEJAR DE
OBSERVAR AL HOMBRE.

HOMBRE - Me ha dicho su compañero...

BOLO - Bolo...

HOMBRE - ... Bolo, ... que antes eran ustedes actores.

GROCIUS - Así es. Teníamos nuestra propia compañía teatral.

HOMBRE - ¿Y qué tipo de teatro hacían?

BOLO - De todo un poco.

GROCIUS - Que es lo mismo que decir nada.

HOMBRE - ¿También los clásicos?

GROCIUS- (LEVANTÁNDOSE.) Por supuesto.

¡Ay, mísero de mí, y ay infelice!

Apurar, cielos, pretendo,


ya que me tratáis así

que delito cometí

contra vosotros naciendo;

(HACE UN GESTO A BOLO PARA QUE CONTINÚE.)

BOLO - Aunque si nací, ya entiendo

qué delito he cometido:

bastante causa ha tenido

vuestra justicia y rigor

pues el delito mayor...

GROCIUS Y BOLO - ... del hombre es haber nacido.

SILENCIO.

HOMBRE - Pues el delito mayor del hombre es haber nacido...


{PAUSA.) Un cambio bastante radical.

BOLO - Radical... (MORDISQUEANDO UNA PATA DE


POLLO.)

GROCIUS - ¿Qué pasa? ¿Te arrepientes o qué?

BOLO - ¿Yo? ¿De qué?

GROCIUS - Déjalo, (AL HOMBRE.) Si, lo que se dice, un


cambio muy radical. Ya no somos los mismos. Hemos perdido las
ilusiones, las oportunidades, ... las oportunidades han caído como
columnas en el palacio del tiempo.

HOMBRE - Eso es muy bonito, Grocius,... como columnas en


el palacio del tiempo... seguramente le gustará escribir, seguro que
escribe poesías.
GROCIUS - No, no escribo nada.

HOMBRE - ¿Por qué?

GROCIUS - He perdido la ilusión. (PAUSA.) ¿Y usted? ¿A qué


se dedica?

HOMBRE - Soy arquitecto.

BOLO - ¿En Rentería?

HOMBRE - Sí.

GROCIUS - Ya. ¿Y construye muchas casas?

HOMBRE - Algunas, no demasiadas.

BOLO - ¿Cuántas? (GROCIUS Y EL HOMBRE LE MIRAN AL


UNÍSONO.)

SILENCIO LARGO.

GROCIUS - Un sitio difícil para vivir, supongo. (BOLO PARA


DE

MASTICAR.)

HOMBRE - ¿A qué se refiere?

BOLO - Llueve demasiado, demasiado.

GROCIUS - Me refiero a la violencia. (BOLO GIRA LA


CABEZA BRUSCAMENTE HACIA ATRÁS, COMO SI HUBIERA
OÍDO ALGO.)

HOMBRE - (MIRANDO AL SUELO.) Sí, a veces se hace duro


vivir con tanta violencia. Las cosas no están fáciles allí. A veces, uno
desearía salir corriendo.

GROCIUS - ¿Y por qué no sale corriendo?


HOMBRE - Bueno, no lo sé muy bien, no es tan sencillo, me
gusta Euskadi, soy vasco. Los vascos tenemos un amor especial por
nuestra tierra, ¿sabe?

GROCIUS - Claro que lo sé. A Joyce le pasaba lo mismo.

HOMBRE - El problema es que no todos entienden de la


misma manera ese amor.

GROCIUS - Por supuesto.

HOMBRE - El asunto es muy complejo, desde tan lejos es


difícil saber qué ocurre...

GROCIUS - (DEJANDO DE COMER, COGIENDO EL VASO


DE VINO Y GIRÁNDOLO ENTRE LAS MANOS.) ¿Y usted? ¿Haría
cualquier cosa por ella?

HOMBRE - ¿Qué quiere decir?

GROCIUS - No sé, si alguna vez, se ha planteado, o se le ha


pasado por la cabeza... bueno, déjelo, es una tontería...

HOMBRE - No, dígame... por favor.

GROCIUS - En fin, si en alguna ocasión ha pensado si sería


capaz de matar por esa tierra.

HOMBRE - No, nunca. No soporto la violencia.

GROCIUS - Perdone si le he molestado. A veces soy un


virtuoso diciendo tonterías. No quiero que piense que por aquí
creemos que todos los vascos son terroristas. Eso es una leyenda.
Estoy seguro de que hay vascos como usted que no se hablan con los
otros vascos, que no les saludan por la calle, que se plantean algún
día pararles los pies. Sólo quería decir que es normal dejarse influir
por tanta violencia rodeándole a uno, que es normal no ver claras las
cosas.
BOLO - ¿Qué piensa del derecho a la autodeterminación?

GROCIUS - ¡Cállate!

HOMBRE - No sé, estoy a favor del derecho a la


autodeterminación, pero no creo que la violencia...

BOLO - ¿Le parece que la vida de los terroristas es una


aventura?

GROCIUS - ¡ ¡¿Quieres callarte de una puta vez?!!

HOMBRE - Bueno, una aventura... no sé si llamarlo una


aventura... más bien una pesadilla, ¿les interesa mucho el tema?

GROCIUS - Estamos desesperados por el tema.

SILENCIO.

HOMBRE - En todo caso, el resto de España tiene una imagen


bastante deforme de lo que ocurre en Euskadi. (PAUSA.) Uno no
sabe de lo que es capaz de hacer por amor.

GROCIUS - Eso es cierto.

SILENCIO LARGO. EL HOMBRE Y GROCIUS SE MIRAN.

BOLO - Deberíamos ponernos a trabajar.

GROCIUS - Ocurre en contadas ocasiones, en momentos espo-


rádicos que hay que saber valorar como hallazgos de coleccionista,
pero cuando llevas razón, compañero, llevas razón. (SE LEVANTA
PESADAMENTE, COGE LOS PLATOS, LOS VASOS, Y LOS TIRA
DENTRO DE UNA BOLSA NEGRA QUE HAY DEBAJO DE LA
MESA. BOLO COGE LA BOTELLA DE VINO.)

BOLO - (AL HOMBRE.) ¿Ha terminado?

HOMBRE - Si, gracias. (BOLO SE LLEVA SU TAZA.)


GROCIUS - (QUITANDO LA TELA GRIS QUE CUBRE EL
COCHE.) ¡¡Dejad que os mire de nuevo. Oh, muros!!

BOLO - No hay de qué.

GROCIUS - ¡Desapareced de la tierra y no protejáis más a


Atenas! ¡Nada llevaré de ti, excepto mi desnudez, ciudad apestosa.
Dejad a Timón crecer con cada respiración, el odio a todo lo
humano!

HOMBRE - Eso me suena. ¿Qué es?

GROCIUS - ¿No lo sabe? Me decepciona. "Timón de Atenas".


Shakespeare, querido arquitecto,

BOLO - Es la historia de un hombre que deja a la gente de


Atenas a la intemperie.

HOMBRE - Si, la he leído, hace tiempo,... ése es el monólogo


de Timón, al abandonar la ciudad y refugiarse en las montañas,
dónde, al final, encuentra oro... después de denigrar del género
humano.

BOLO - ¿Denigrar?

HOMBRE - Después de que sus amigos le traicionaran., se


convierte en un misántropo y abandona la ciudad. (PAUSA. A
GROCIUS.) ¿Se siente identificado con Timón? (SILENCIO.)

GROCIUS - Mire, ¿quiere echarle un vistazo?

HOMBRE - (MIRANDO EL MOTOR.) Ab, si,.., perdone que le


insista, ¿usted,... usted siente el mismo odio que Timón por todo lo
humano?

BOLO - Quiere decir si denigras de lo humano, Grocius.

GROCIUS - (A BOLO.) ¿Vas a arreglarlo o no?

HOMBRE - ¿No lo va a arreglar usted?


GROCIUS - Yo no arreglo coches franceses,

BOLO - (AL HOMBRE.) NO le pregunte por qué.

GROCIUS - Uno no sabe de lo que es capaz de hacer por


amor. (SILENCIO.) No, yo sólo aborrezco de lo inhumano.

BOLO - ¿Quieres decir que denigras?

HOMBRE - Bueno, en realidad, no hay mucha diferencia entre


lo humano y lo inhumano, son caras de la misma moneda. Timón es
exactamente igual que las personas a las que odia, sólo que él no lo
sabe. Somos capaces de lo mejor y de lo peor, de actos sublimes,
pasamos con un gesto fácil al... horror... El horror nos constituye, es
la tiniebla increíblemente densa de nuestra naturaleza, está aquí,
presente, escondida en las palabras, nos mira cuando nos
descuidamos, cuando sonreímos, nos abruma con paisajes de
crueldad que nos recuerdan con angustia nuestra bella inocencia;
cuando por fin decimos sí al mundo, después de haber dudado de la
misma vida, nos arroja a los ojos la basura del desengaño y la
perdición. Está ojo avizor, no le gusta descansar, va de nuestra
mano, como un niño herido, como un hacha poderosa goteando la
sangre de los demás.

BOLO - ¿Un hacha?

GROCIUS - ¿Por qué un hacha?

HOMBRE - Un hacha... una guadaña, o un cuchillo, da lo


mismo, un hacha, ¿porqué no?, que vemos en todas partes, en
Euskadi, en África, en cualquier guerra, en cada asesinato, en cada
barbarie que cometemos, (DANDO MUESTRAS DE
DESFALLECIMIENTO.) Somos todos culpables ¿no, Grocius? Un
hacha que nos vamos pasando de mano en mano, los unos a los
otros.

GROCIUS - ¿Por qué un hacha?

BOLO - ¿De qué está hablando?


HOMBRE - Lo importante no es el hacha en sí. El hacha es un
símbolo de la muerte, de todas las muertes.

BOLO - (A GROCIUS) ¿Ves? ¿Te lo dije o no te lo dije?

HOMBRE - ¿No cree?

GROCIUS - Yo sólo creo en lo que hace más digna nuestra


existencia.

HOMBRE - Pero nuestra existencia..., es algo contradictorio,


nuestra existencia está llena de aberraciones, de caminos...
caminos... en los que...

BOLO - ¿Se encuentra bien?

HOMBRE - ... se ha marchitado... la dignidad...

GROCIUS- Bolo...

HOMBRE - donde... terminamos... depedazándonos...

GROCIUS - Los unos a los otros... (PAUSA.) Bolo, cierra la


puerta.

BOLO - ¿La puerta? Pero nosotros nunca cerramos la puerta.

GROCIUS - Nosotros siempre estamos cerrando la puerta.


(MUTIS DE BOLO. GROCIUS Y EL HOMBRE SE MIRAN EN
SILENCIO. AL RATO, ENTRA BOLO)

BOLO - Veamos lo que le pasa al motor, Grocius. (PAUSA.)

Grocius,... veamos el motor. ¿Ve? Tiene estropeado la mayoría


del sistema eléctrico y, según mi criterio, algo de culpa tiene que
tener el haber estado en compañía de las bujías. Pero e] carburador...
El carburador es inocente, Grocius. (SILENCIO MUY LARGO.
ATERRORIZADO) Voy un momento abajo. (SE METE DEBAJO DEL
COCHE COLOCÁNDOSE ENCIMA DE UNA TABLA DE MADERA
CON RUEDECILLAS EN LOS EXTREMOS. SILENCIO LARGO.)
GROCIUS - Un bello sentimiento no puede justificar todo.

BOLO - ¿Qué dices?

HOMBRE - …

GROCIUS - No hay ninguna virtud en el asesinato.

BOLO - (SACANDO LA CABEZA.) ¿Puedes hablar más alto?

HOMBRE - ... no puedo...

GROCIUS - ¿Qué razón puede razonar el asesinato, querido


arquitecto?

HOMBRE - ¿Por qué... por qué me dice todo esto?

BOLO - - ¡Ah!, que no me estás hablando a mí...

HOMBRE - No... no me conoce de nada, estoy aquí para...


para que me solucionen un problema, ¿me entiende? no para...

GROCIUS - ¿Un bello sentimiento puede justificar todo?

HOMBRE - Está bien... miren, no ocurre nada... no hace falta


que me arreglen el coche. Tengo que irme. Ya... ya... vendré a por él.
Alquilaré uno. Alquilaré uno. Muchas gracias. Gracias por todo.
Han sido... han sido muy amables. (INICIA EL MUTIS.)

GROCIUS - Bolo, Bolo,... ¡¡Bolo!!

HOMBRE - (YÉNDOSE HACIA LA SALIDA.) Ha sido un


placer conocerle,... Grocius.

BOLO - (SALIENDO DE DEBAJO DEL COCHE.) ¿Qué pasa?

GROCIUS - - Para mí también ha sido un placer. (A BOLO.) Se


va. (GROCIUS Y BOLO SE MIRAN DURANTE UN SEGUNDO. DE
REPENTE, GROCIUS SE ABALANZA SOBRE EL HOMBRE Y LE
GOLPEA CON UNA HERRAMIENTA. TRAS UN INSTANTE, EL
HOMBRE CAE AL SUELO SANGRANDO POR LA CABEZA.)

GROCIUS - ¡¡Ayúdame, idiota!!

BOLO - ¿Qué hago?

GROCIUS - ¡¡Tráeme gomas, trapos!! ¡¡Date prisa!! (MUTIS


DE BOLO. GROCIUS INTENTA ARRASTRARLO POR EL SUELO
SIN ÉXITO.) No es tan fuerte como yo pensaba... no es tan fuerte
como yo pensaba. (ENTRA BOLO CON VARIAS GOMAS NEGRAS
Y TRAPOS MANCHADOS DE GRASA.)

BOLO - (TIRÁNDOLOS CON DESGANA AL SUELO.) Aquí


están.

GROCIUS- ¡¡Ayúdame!! (JUNTOS, LO ARRASTRAN HASTA


UNA SILLA ADONDE LO SUBEN.) Arriba. ¡¡Átale!! (BOLO DUDA
UN MOMENTO. DESPUÉS, CON GRAN VIGOR, COMIENZA A
ATARLE LOS BRAZOS AL RESPALDO DE LA SILLA.) ¡¡Tápale la
boca!! (BOLO LE METE UNA BOLA DE TRAPOS EN LA BOCA.)
¡¡Vamos cabrón!! ¡¡Vamos, cabrón, no te muevas, hijo de puta!! (EL
HOMBRE NO SE MUEVE. TIENE UNA BRECHA EN EL LADO
IZQUIERDO DE LA CABEZA. SILENCIO, EN EL QUE LOS DOS
MIRAN AL HOMBRE COMO SI ÉSTE FUERA UN CUADRO
INCOMPRENSIBLE PARA ELLOS.)

BOLO - Grocius, ¿qué hacemos ahora?

GROCIUS - Interrogarle.

BOLO - ¿Por qué no llamamos a la policía?

GROCIUS - No podemos.

BOLO - ¿Por qué?

GROCIUS - Si nos hemos equivocado, compañero, será la


policía la que nos meta en la cárcel a nosotros.
BOLO - ¿Y si hemos acertado?

GROCIUS - Si hemos acertado, la gloria, Bolo, la puta gloria.

SILENCIO. AMBOS LE MIRAN.

BOLO - Parece que se ha desmayado. (GROCIUS DA UNA


VUELTA ALREDEDOR DEL HOMBRE.) Igual le hemos hecho
mucho daño. (GROCIUS COGE LA GABARDINA Y LA REGISTRA.
NO ENCUENTRA NADA.) Igual tenía que tomar una determinada
medicina a una determinada hora. (GROCIUS REGISTRA EN LOS
BOLSILLOS DEL PANTALÓN Y ENCUENTRA UN FAJO DE
BILLETES QUE SE GUARDA, LE QUITA LOS ZAPATOS Y MIRA
EN SU INTERIOR. DESPUÉS, HACE LO MISMO CON LOS
CALCETINES, TIRÁNDOSELOS A LA CARA CON DESPRECIO.)
¿Cómo podemos averiguar qué medicina y qué hora? (GROCIUS LE
PALPA LOS BRAZOS, EL PECHO Y LAS PIERNAS CON SUMO
CUIDADO. AFLOJA EL NUDO DE LA CORBATA Y LE
DESABOTONA LA CAMISA. MIRA EN EL BOLSILLO DE LA
CHAQUETA Y ENCUENTRA UNA FOTOGRAFÍA.) ¿Qué?

GROCIUS - Sólo he encontrado veinticinco mil pelas y la foto


de una tía. Ni D.N.I, ni hostias.

BOLO - ¿Cómo podemos averiguar a qué hora tomaba la


medicina?

GROCIUS - ¿Qué medicina?

BOLO - Joder, Grocius, ¿cómo voy a saberlo?

GROCIUS - (GUARDÁNDOSE LA FOTOGRAFÍA.) Tenemos


que despertarle.

BOLO - ¿Seguro?

GROCIUS - (NERVIOSO.) Y tan seguro. (SE ACERCA AL


HOMBRE
Y LE DA UNA BOFETADA. SILENCIO.) Vamos, cabrón
despierta. (MÁS TRANQUILO, VUELVE A ABOFETEARLE,
MUCHO MÁS FUERTE.)

BOLO - Grocius... (GROCIUS LE ABOFETEA CUATRO VECES


SEGUIDAS.) Por favor, Grocius, para. (GROCIUS LE COGE DEL
PELO Y LE LEVANTA LA CABEZA.) El vestido... el vestido no
significa que sea un terrorista, joder.

GROCIUS - Lo sé. ¿ Y qué?

BOLO - Pues, si lo sabes, Grocius, piensa: si fuera el vestido de


esa chica, ¿por qué dejarlo en el maletero?

GROCIUS - ¿Qué cojones te pasa, asesino de mierda?

BOLO - Grocius, ¿me oyes?

GROCIUS - Si, si, claro que te oigo. Sabes que no estoy sordo.
Oigo perfectamente, y me la suda lo que tengas que decir, me la
suda tremendamente, piensa tú, joder: la mataron, quizá intentó
escapar y al querer deshacerse del cuerpo, tuvieron que quitarle el
vestido para que no encontraran una puta huella en él que les
identificara. Capisci? Primero la policía y después la avería,
¿entiendes?, no le dejaron margen para desembarazarse del vestido.
Fácil.

BOLO - ¿Fácil? Difícil diría yo. Él no tiene ninguna necesidad


de guardar una pista así. Él no tiene ninguna necesidad de guardar
nada.

GROCIUS - (OBSERVANDO SUS MANOS MANCHADAS DE


SANGRE.)

La avería... todo lo cambió de repente... podían verle... podían


verle salir del coche... la vigilancia, (PAUSA.) ¡¡cállate!!, ¡¡cállate por
un momento, ¿quieres...? cállate... .no puedo pensar, no puedo
pensar y ver… está sangrando... tiene un golpe, Bolo...
BOLO - Vamos, Grocius, esto no tiene sentido, no tiene ni

pies ni cabeza, hemos metido la pata, desatémosle, aún


estamos a tiempo, tenemos que buscar un médico y todo el
procedimiento... podría ser cualquier persona, no sabemos nada,
sólo sabemos que es un arquitecto vasco, ¿comprendes?, nos hemos
precipitado, pero estamos a tiempo de convencerles, un golpe,
¿quién no se da un golpe?, una trastada...

GROCIUS - Si...

BOLO - Ésa es la palabra, Grocius, nos hemos equivocado,


pero no te preocupes, vamos a acabar con esta locura, seguro que sí,
cálmate...,

GROCIUS - Con esta locura...

BOLO - ... cálmate, respira hondo... nos hemos dado cuenta de


que esto es una barbaridad, de que no le podemos hacer esto a
nadie, ¿vale?, hemos tenido suerte, porque si no nos hubiéramos
dado cuenta a tiempo, hubiéramos seguido y seguido con esta
estupidez y quién sabe lo que habría ocurrido, pero no ha sido así,
cualquiera se puede equivocar, ¿no es cierto?,

(SE ARRODILLA AL LADO DEL HOMBRE. GROCIUS

LLORA.) ¿Tienes necesidad de hacer esto? Yo creo que no,


rectificamos, denigramos de todo esto, ¿vale, Grocius?, a partir de
ahora denigramos, joder, de este rollo porque no estamos seguros de
nada, no...

HOMBRE - (DESPERTANDO LIGERAMENTE.) Dnnn...


dnnnnnnnnn... ... dnnnnn......dnnn......

BOLO - (TÍMIDAMENTE, INTENTA DESATARLE.) ... hemos


dado un golpe... una trastada... él olvidará... tendrá miedo... tendrá
miedo porque le habremos golpeado... porque hemos parado a
tiempo, estará agradecido, hazme caso...
HOMBRE - Dnnnnn... go... tengo que izzzmeee... tengo que
irme, tengo que irme, tengo que irme...

BOLO - Tiene que irse, tiene que irse, ya lo oyes, Grocius,


¿dónde te tienes que ir?, ¿en?, no importa, te vas a ir...

GROCIUS - No podemos dejarle ir así. Tenemos que saber de


dónde viene ese vestido. (PAUSA. BOLO HACE ADEMÁN DE
INTERRUMPIRLE, PERO SE CALLA.) Tráele un poco de agua.

BOLO - Pero...

GROCIUS - Tráele un poco de agua he dicho.

HOMBRE - Tengo que irme, no, no me hagas daño, por favor,


tengo veinticinco mil pesetas en el bolsillo del pantalón, ¿qué
ocurre?, ¿qué queréis?, ¿esto es un taller, no?, ¿qué es esto? (BOLO
REGRESA CON UN

VASO DE AGUA. SE LO ENTREGA AL HOMBRE.)

Gracias, (BEBIENDO, SE TOCA LA CABEZA.) Estoy sangrando,


¿verdad?, me habéis dado un golpe, no pasa nada, no voy a decir
nada, no tenéis que preocuparos, dejadme ir y ya está, ¿qué?...
¿qué?..

GROCIUS - Dime si eres uno de esos hijos de puta etarras que


busca la policía.

HOMBRE - ¿Etarra? No, no pasa nada...

GROCIUS - Quieres dejar de decir que no pasa nada.

HOMBRE - No, no, pasa nada... etarra para nada, no soy un


etarra, no tengo nada que ver con E.T.A., nada que ver...

GROCIUS - No mientas.

BOLO - ¿De dónde venías?


HOMBRE - De Madrid, venía de Madrid.

GROCIUS - ¿Qué hacías allí?

HOMBRE - De visita, visitaba a una amiga, eso es todo.

GROCIUS - ¿Y qué cono haces tan lejos de Rentería?

HOMBRE - Viajar, estoy de vacaciones, soy mi propio jefe,


¿entendéis?, tengo todo el tiempo del mundo, nadie me espera,
tengo tiempo, estoy haciendo turismo, pensé, ¿qué diablos?, voy a
ver, voy a ver que hay por...

BOLO - Es su propio jefe.

GROCIUS - Tiene todo el tiempo del mundo, así que pensó:


¿qué diablos?

BOLO - ¿Por qué tienes un vestido manchado de sangre en el


maletero?

HOMBRE - ¿Qué... qué...? Os estáis confundiendo,


terriblemente, es normal, la sangre, pero no tiene nada que ver, el
vestido, es difícil de explicar, es... difícil...

BOLO - Inténtalo.

HOMBRE - El vestido... es increíble... mira, no diré nada, me


he golpeado la cabeza con una puerta, son cuatro puntos, mira,
puede que cuando era joven hiciera algo, nada, algún que otro susto
a la policía, ¿vale?, alguna manifestación, pasar material, oír y callar,
allí no es posible hacer otra cosa, algún que otro susto, pero nada,
ahora no hablo, no hablo de política, no soy de H.B. ni nada por el
estilo, ni del P.N.V., os sorprendería si... (GROCIUS SE ACERCA Y
LE GOLPEA EN LA CARA.)

BOLO - Grocius...

GROCIUS - Eres un hijo de puta etarra. (PAUSA, SACA LA


FOTOGRAFÍA Y SE LA ENSEÑA.) ¿Quién es esta tía? (PAUSA.)
¿Quién es esta tía?

HOMBRE - ¿Qué quieres que te diga?

GROCIUS - Tenías esta fotografía en el bolsillo de tu chaqueta.


¿Quién es? (PAUSA.) ¡¡¡¿Quién coño es?!!!

HOMBRE - Uno no sabe de lo que es capaz de hacer por amor.

GROCIUS - Eso es cierto. (PAUSA.) Bolo, tráeme un martillo.

BOLO - ¿Qué?

GROCIUS - (GIRÁNDOSE.) Tráeme-un puto-martillo.

BOLO - No.

GROCIUS - Chaval, aunque tú no lo creas, estás tan pringao


como yo en esto. Que me traigas el martillo o no, importa poco.

BOLO - Te equivocas. Si que importa. Me importa a mí.

GROCIUS VA HACIA LA MESA, BUSCA Y SE DIRIGE AL


OTRO LADO DEL ESCENARIO DONDE HAY UNA CAJA DE
HERRAMIENTAS. SACA UN MARTILLO Y CON UN GESTO DE LA
MANO, COMPRUEBA SU PESO.

GROCIUS - (HACIENDO COMO QUE GOLPEA A BOLO.) Perfecto.


Pon la radio, (BOLO ENCIENDE LA RADIO, SUENA "IN THE
SUMMERTIME" DE MUNGO JERRY. GROCIUS COGE LA MANO
DERECHA DEL HOMBRE Y LA COLOCA SOBRE LA RODILLA,
SEPARANDO CUIDADOSAMENTE LOS DEDOS.)

BOLO - Grocius, no lo hagas. (GROCIUS LEVANTA


ELMARTILLO

CON LA MÁXIMA EXTENSIÓN DEL BRAZO. PAUSA.) Por


favor... (GROCIUS GOLPEA SOBRE EL DEDO ÍNDICE. SE OYE UN
GRITO DE DOLOR, ACOMPAÑADO POR UN MOVIMIENTO
BRUSCO DE LA CABEZA DEL HOMBRE. GROCIUS LE MIRA
ESTREMECERSE. VUELVE A LEVANTAR EL BRAZO). No podemos
hacer esto, no podemos hacer esto, no podemos hacer esto, no
podemos hacer esto, no podemos hacer esto, no podemos hacer
esto... (GROCIUS LEVANTA DE NUEVO EL MARTILLO)... no
podemos hacer esto, no podemos hacer esto, no podemos hacer
esto... (GROCIUS GOLPEA SOBRE EL DEDO CORAZÓN. EL
HOMBRE GRITA DE NUEVO, ESTREMECIÉNDOSE DE DOLOR.)
¡¡¡NO PODEMOS HACER ESTO!!! (BOLO SE ABALANZA SOBRE
GROCIUS Y LOS DOS CAEN AL SUELO. PELEAN, HASTA QUE
BOLO CONSIGUE SUJETARLO POR LOS BRAZOS.) ¡¡¡Para, para,
para, para, para, para, para, para, para...!!! (LE QUITA EL
MARTILLO A GROCIUS Y LO ESTRELLA CONTRA LA LUNA DEL
COCHE.) ¡¡Para de una maldita vez!! (SE ACERCA A LA RADIO Y
LE DA UN PATADA. SILENCIO.)

HOMBRE - (GIMIENDO.)
Mmmmmmmmmmmmmmmmmmmm... ... (BOLO SE LEVANTA Y
SE LE ACERCA.)

BOLO - ¿Cómo estás?, ¿cómo estás? No queríamos... ¿Cómo


estás, maldita sea? (A GROCIUS.) No deberías haber hecho esto,
¿sabes?, "compañero", ahora si que... joder... (AL HOMBRE.) ¿Te
encuentras bien? Yo... tienes sangre.., aquí... no sabemos nada, no
sabemos nada aún. (PAUSA. A GROCIUS.) Eres un cabrón, pero yo
soy más cabrón aún. (LE LIMPIA UNAS LÁGRIMAS DÉLA
MEJILLA.) Así... mejor...

GROCIUS - ¿Puede hablar?

BOLO - Cállate, Grocius,

GROCIUS - Tenemos que hablar con él.

BOLO - Te he dicho que te calles. Voy a llamar a un médico.


(INICIA EL MUTIS.)

GROCIUS - Bolo, si llamas a un médico, vamos a pasarnos los


próximos diez años encerrados. ¿Comprendes? Encerrados.

BOLO - Ya serán menos.

GROCIUS - Escucha, ¡escúchame!, tenemos hielo, ¿no?,


tenemos hielo y celo, lo podemos entablillar, hay que saber quién es,
aguantará, ¿qué podemos perder? No duele tanto, es igual que
cuando te pillas los dedos con la puerta, ¿entiendes?, igual. Solo te
pido que sepamos realmente quién es, lo podemos entablillar, mejor
que no lo vean así, que se cure un poco, después les llamamos. Ellos
estarán encantados de que nos hayamos pasado un poco. Si nos dice
que es ese etarra, les llamamos.

BOLO - ¿Y si no lo es?

GROCIUS- (BUSCANDO EL CELO.) Llamamos al médico


igualmente.

BOLO - ¿Seguro? No te das cuenta, no te das cuenta, una


herida así, cómo... ¿cómo vamos a explicarla? No es tan fácil, no es
coser y cantar, vienen forenses, viene gente que...

GROCIUS - (ENTABLILLANDO CON UNA HERRAMIENTA QUE VA


ATANDO CON EL CELO ALREDEDOR DE LOS DEDOS. MIENTRAS EL HOMBRE
SUELTA QUEJIDOS DE DOLOR.) Podemos decir que nos amenazó,
siempre podemos decir que nos amenazó. ¿Qué te pasa a ti? ¿eh?

HOMBRE - Nada, nada...

BOLO - ¿Con qué, Grocius? ¿Con qué? ¿Me lo puedes decir?

GROCIUS - Buscaba en su chaqueta, buscaba..., cualquier cosa


valdrá... sospechamos, lo descubrimos, nos amenazó, se puso
nervioso, podemos decir que nos peleamos, siempre podemos decir
que nos peleamos.

BOLO - No se sostiene.

GROCIUS - Yo lo sostendré. La policía estará de nuestra parte.


BOLO - Si, creo que podrías sostener eso y mucho más.

{MUTIS DE GROCIUS.) Lo siento, lo siento muchísimo.


Debería haber hecho algo, si... (ENTRA GROCIUS CON UN CUBO
DE HIELO. SE ARRODILLA FRENTE AL HOMBRE. METE HIELO
EN UNA BOLSA DE PLÁSTICO, LA CIERRA Y LA DEJA SOBRE LA
MANO DERECHA DEL HOMBRE. POR ÚLTIMO, DEJA LA MANO
IZQUIERDA SOBRE LA BOLSA PARA QUE SE SOSTENGA.) Lo
siento, de veras.

GROCIUS - Bueno, ya está. (PAUSA.) No lo sientas tanto,


joder. (COGIÉNDOLO DE LA BARBILLA.) ¡¡Oye... oye... oye... oye!!

HOMBRE - Mmmmmmmm... Siissssssssss...

GROCIUS - Tenemos que saber quién eres. Habla. Dinos si has


matado a alguien. ¿Me oyes? (EL HOMBRE AFIRMA CON LA
CABEZA.) Si. ¿Qué? ¿Eres un jodido etarra o tan sólo me oyes?
(SILENCIO.) ¿Eres el etarra que anda buscando la policía?, ¿si o no?
¿Quién es la tía de la foto? (LE DA UNA PATADA.) Di. (LE VUELVE
APEGAR.) ¡¡DÍ!!

HOMBRE - (SOLLOZANDO) Yo no... no... no... no... soy


ningún etarra, por, por, por favor, no me hagáis más daño, no, no
soy un etarra, etarra...

BOLO - Fantástico.

GROCIUS - (MIRA A BOLO Y ACERCA LA BOCA AL OÍDO


DEL HOMBRE.) Escúchame bien: ¿por qué llevas ese vestido de
mujer en el maletero? ¿Eh? ¿Dónde está la hija del general?

HOMBRE - ¿Qué general? No sé de que habláis, en serio, no lo


sé, si lo supiera, pero no lo sé, no lo sé...

BOLO - Tengo la impresión de que no hablamos de lo mismo.

GROCIUS - ¡Cállate!, ¿quieres? ¿Que hace ese vestido


manchado de sangre en tu maletero? ¿Dónde tienes escondida el
arma?

BOLO - ¿Duele?

HOMBRE - ¿El arma?, por favor, esto es absurdo, estos es...

GROCIUS - Por última vez, ¿por qué tienes ese vestido?

BOLO - ¿Por qué?

HOMBRE - El vestido... el vestido... el vestido... no he matado


a nadie... ¿vale?...

BOLO - ¿Duele?

GROCIUS - ¡¡Dímelo!! ¡¡Responde!! (YENDO HACIA EL


MALETERO DEL COCHE, SACANDO EL VESTIDO Y
ARROJÁNDOSELO AL HOMBRE.) Te das cuenta, no puede
explicarlo, no puede explicarlo, joder. Eso es sangre. Sangre.

BOLO - Él ya sabe que es sangre.

HOMBRE - (RECUPERÁNDOSE.) Sí, lo sé.

GROCIUS - Dame una buena razón para esa sangre, y no me


digas que es por la maravillosa patria vasca. ¿Matas por ella, verdad,
cabrón? Dilo de una puta vez y acabemos. Te estás sacrificando por
la puta patria vasca, ¿no es eso?, estás enamorado de la patria vasca,
de los valles y de los montes, ¿no es eso?, no puedes remediarlo, te
encantaría no tener que matar a la gente, pero ¡qué carajo!, así es la
vida y ahora andas jodido, ¿no es eso?

HOMBRE - No..., no he matado, no he matado a nadie...


(PAUSA.) pero tú, tú, tú, si,... Dios, Patria y Rey, hijo de puta, cabrón,
cabrón, Dios, Patria y Rey... (PAUSA.) Dios, Patria...

GROCIUS - (CONMOVIÉNDOSE.) YO... yo creo que no mato


niños, ni le arranco los testículos con la metralla de una bomba en
una bolsa de basura en la calle, (PAUSA.) y tampoco dejo inválidas a
las chicas que aún no

saben lo que es el amor, que aún no saben lo que es el amor...


dime, ¿lo hago? Todavía oigo el temblor de sus miembros en las
aceras y la sangre manchada de polvo, contamina el aire que respiro,
(PAUSA.) ¿lo notas en tus pulmones? ¿Sientes el frío corte de sus
cuerpos?, ¿el estallido de las retinas?, el color de la carne amputada
y abrasada, ¿es una buena bandera para tu patria? ¿cómo son tus
sueños?, ¿cómo son tus... pesadillas? (PAUSA.) ¿o quizá todo se
borra? Si... la nuca que reventaste, las risas de la inocencia, las sienes
agujereadas, los órganos reptando por el pasillo, ¿qué mundo
tenebroso habéis creado, lleno de seres que se palpan las heridas de
la muerte sin saber el porqué?

SILENCIO LARGO.

HOMBRE - (LLORANDO.) Estás loco, loco, loco, joder... no


tengo la culpa, no... (SILENCIO.) ¿por qué necesitabas hacerme
esto?..., ¿por qué?

GROCIUS - La muerte cubre el sólido mundo, ¿no?, (PAUSA.)


¿o me equivoco?, lo empapa de un agua negra y solemne con la que
nos lavamos el rostro, ¿no es así, Bolo?

HOMBRE - Sólo te pido que no me hagas hacer el ridículo.

BOLO - Sí, creo que era así.

GROCIUS - Di la verdad.

HOMBRE - ¿La verdad? Os estáis engañando, os... esta


situación es absurda, absurda, os estáis... os digo que yo no soy un
etarra, no soy un etarra, joder, no me importaría decíroslo, no... de
verdad. El vestido no tiene nada que ver. Lo único que quiero es un
poco de paz. Dejadme ir, por favor.

¿Y la foto? (PAUSA.) ¡¡la foto, joder!!

HOMBRE - De mi... de mi mujer, de mi mujer...


GROCIUS - De su mujer. ¿Y por qué no nos lo habías dicho
antes?

BOLO - Habla.

HOMBRE - Bolo... (TRANSICIÓN.) La verdad es que tanto


ellos como vosotros sois iguales.

BOLO - Di la verdad. (BOLO SE VA ACERCANDO A


GROCIUS

MIRÁNDOLE FIJAMENTE.)

HOMBRE - Os iguala la culpabilidad, la inocencia de otro


tiempo, esa añorada pureza de la que no habláis.

GROCIUS y BOLO - (VARIAS VECES.) ¡¡Habla!!

HOMBRE - Un arrepentimiento mudo. El amor, el inmenso


amor insomne...

BOLO - El inmenso amor insomne. (COGIÉNDOLO POR LAS

SOLAPAS.) ¡¡¡Habla!!!

HOMBRE - No puedo, no puedo, no puedo..., decir que cómo


yo...

BOLO - (ACERCÁNDOSE A UN OÍDO.) ¿Qué cómo yo? ¿Qué

coño? ¿A quién has matado?

GROCIUS - (ACERCÁNDOSE AL OTRO OÍDO.) ¿A tu mujer,


a tu amante, a tu hija, o simplemente te ha dado la regla cuando te
mirabas al espejo?

BOLO - ¿Es que no entiendes que tienes que decírnoslo?

GROCIUS - ¿O, a lo mejor, no encontrabas un trapo con que


limpiarte mientras hacías jugo de tomate?
BOLO - ¿No te entra en la cabeza?

GROCIUS - ¿Cabeza entrar a ti?

BOLO - Y te dejaremos ir.

GROCIUS - No, no, no, no, no, no, no, lo que pasa es que te
encanta la moda muuuuuuuuuuuyyy vanguardista, ¿me equivoco?

BOLO - ¿Qué te impide hablar?

GROCIUS - Dínoslo, y nos encargaremos del gato.

BOLO - Sin cobrarte nada.

GROCIUS - ¡¡Habla!! (LE ABOFETEA.)

BOLO - ¡¡¡Yaes suficiente!!!

GROCIUS - ¿Por qué, por qué, por qué? Soy el hijo de puta del
verdugo, no quiero que me olvide, ¿Algo que objetar? (LE
ABOFETEA DE NUEVO.)

HOMBRE - Si quieres matarme, mátame de una puta vez,


estoy deseando morir, mátame, cabrón, mátame, mátame...
(GROCIUS LO COGE DEL CUELLO CON FUERZA)... cuanto antes...
(APRETANDO MÁS Y MÁS FUERTE CON LAS DOS MANOS.
BOLO LO AGARRA E INTENTA SEPARARLO. TRAS UN
MOMENTO DE FORCEJEO, LO DERRUMBA DE UN EMPUJÓN
HACIA EL FONDO DEL ESCENARIO. PELEAN VIOLENTAMENTE.
GROCIUS VA A LA PARTE TRASERA DEL COCHE, MIENTRAS
BOLO LO PERSIGUE CON UNA LLAVE INGLESA. AL
ALCANZARLO, LO TIRA AL SUELO Y, ENCIMA DE ÉL, PREPARA
EL BRAZO PARA REMATARLO. GROCIUS PERMANECE
INMÓVIL, PREPARADO PARA RECIBIR EL GOLPE.)

HOMBRE - ¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOO!!!!!! (SILENCIO. BOLO SE


QUEDA PARALIZADO.) Bolo, por favor, desátame.
GROCIUS - No lo desates.

HOMBRE - Desátame.

GROCIUS - No lo hagas. (BOLO DEJA LA LLAVE EN EL


SUELO Y SE LEVANTA SIN DEJAR DE MIRARLE.) Si lo haces,
estamos perdidos.

BOLO - (COGIENDO A GROCIUS.) Estamos perdidos. (SE


ACERCA AL HOMBRE Y LE DESATA.)

SILENCIO.

HOMBRE - (DESHACIÉNDOSE DE LAS CUERDAS, LAS VE


CAER. DESPUÉS, COLOCA LOS ANTEBRAZOS BOCA ARRIBA,
SOBRE LOS MUSLOS.) La vergüenza... (LENTAMENTE SE QUITA
LA CHAQUETA. DEBAJO LLEVA UNA CAMISA BLANCA. LAS
MANGAS ESTÁN MANCHADAS DE ROJO.) La vergüenza...
(COMIENZA A SUBIRSE LAS MANGAS. SUS MUÑECAS
APARECEN VENDADAS Y EMPAPADAS EN

SANGRE.) La vergüenza... hace que no pueda respirar y


apenas poder hablar.

BOLO - ¿La vergüenza? ¿La vergüenza no te deja hablar?

HOMBRE - No me hagáis sentir ridículo.

BOLO - ¿Por qué no nos dices de quién es la sangre?

HOMBRE - La sangre es mía,

BOLO - La sangre es suya.

HOMBRE - Telón a la vida.

BOLO - ¿Telón? Aún no hemos acabado.

GROCIUS - Déjale.
HOMBRE - Yo quise verla... verla por última vez... el vestido,
el día de su cumpleaños, su cumpleaños feliz (SE RÍE COMO IDO.)

BOLO - ¿Tu mujer...?

HOMBRE - Ella ya no me quiere, ¿sabéis? (PAUSA.) Grocius,


ella ya no me quiere...

BOLO - Telón a la vida.

HOMBRE - Incluso el pensar...

GROCIUS - Incluso el pensar que podrás amar a otra persona,


lo vuelve todo...

BOLO - Calla, no le digas eso.

GROCIUS - Irreal, vacío, hueco... (PAUSA.)... amar para que


todo acabe, ¿no es cierto?

HOMBRE - Ella no me quiere, ¿sabéis?, pero, ¿cómo iba a


conformarme? Uno hace este tipo de estupideces de vez en cuando,
aún notando el daño...

GROCIUS - ... aún notando el daño...

HOMBRE - ... en el estómago y esa sensación animal...

GROCIUS - ... de que nadie te quiere...

BOLO - Ese telón que el tiempo hace descender...

SILENCIO.

HOMBRE - ... que el tiempo hace descender sobre nuestros


corazones, incluso el pensar que podrás amar a otra persona, lo
vuelve todo... irreal, vacío, hueco..., (PAUSA.) ¡fuera de aquí, fuera,
fueraaaaaaaaaa...! (MUTIS DE BOLO Y GROCIUS. SILENCIO.) YO
quise verla... Verla por última vez, darle el vestido el día de su
cumpleaños, viajar toda la noche para odiarme un poco más, un
poco más... Ella ya no me quiere, ¿sabéis? Ir a verla, quizá tocarla,
nervioso, no, no, no..., tocarla no, uno hace este tipo de estupideces
de vez en cuando, sin saber por qué, aún notando el daño en el
estómago y esa sensación animal de que nadie te quiere y que no le
importa nada, salivando, salivando, salivando, mirar por la
ventanilla del coche y arrepentirte, no quererte, piensas en la sangre
pacífica de tus venas y deseas librarte de ella, para que una
desconocida paz corra, aislado lo puedes hacer la dicha no existe
para ti ella no te quiere y, ¿qué más da?, si, ella ya no te quiere el
soplo de las velas, como un sueño feliz que también extingue tu
vida, fin, fin, fin, cuando los ojos parecen sentarse después del corte
filo acero cercena mis muñecas ateridas y lloras, lloras por ti la
lástima es horrible cómo te inunda y arde durante durante la
aparición de la muerte fugaz con su mismo vestido, con su mismo
vestido en la noche sangrando tuve que fuerte fuerte apretando las
muñecas apretando porque si no arrepentido para salvar la escasa
vida que latía entonces, decidme, ¿qué dulce amanecer es posible
todavía? (SE DERRUMBA. POR

EL FONDO, SE ESCUCHAN LOS ACORDES DE "LA


MAMMA MORTA", DE LA ÓPERA "ANDREA CHENIER", DE
GIORDANO. MIENTRAS AVANZA LA MÚSICA, EL HOMBRE, AL
PRINCIPIO MUY LENTAMENTE, SE IRÁ DESEMBARAZANDO DE
LAS ATADURAS Y EL TOSCO VENDAJE DE LA MANO. DESPUÉS,
SE LEVANTARÁ Y SE LIMPIARÁ UN POCO. MIRARÁ AL
PÚBLICO Y SE MARCHARÁ POR EL PATIO DE BUTACAS.
OSCURO.)
EPÍLOGO

ENTRAN BOLO Y GROCIUS CON LAS MISMAS CAPAS CON


LAS QUE INICIÁRONLA OBRA. EL ESCENARIO SE ILUMINA
LEVEMENTE.

BOLO - ¿Has oído?

GROCIUS - Si.

BOLO - ¿Cómo te encuentras?

GROCIUS - Ya nada será igual para él.

BOLO - Nunca lo fue. (PAUSA.) Otra vez el frío.

GROCIUS - Me sentía más vivo con el calor.

BOLO - Ya tendremos calor en otra ocasión.

GROCIUS - Siempre hay ocasiones.

BOLO - Nunca podré olvidar su grito.

GROCIUS - Nuestra incomprensión.

BOLO - ¿Estamos manchados de sangre?

GROCIUS - ¿Acaso ves sangre en tu capa?

BOLO - No.

GROCIUS - Pues entonces. Deja de pensar en eso.

BOLO - Mira, (SEÑALANDO LA SANGRE EN EL SUELO, LOS


DOS LA OBSERVAN EN SILENCIO.)
GROCIUS - Ya no tenemos nada que hacer aquí. (MUTIS DE
GROCIUS.)

BOLO - ¿Volveremos?

OSCURO Y TELÓN RÁPIDO.

FIN

You might also like