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ISSN: 1577-3442
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relaciona con el mundo del hogar, «adquiere del que se desprende una serena dignidad, que
una distinta plenitud […] Y es que de algún nos llega a través de la mirada del poeta. Esas
modo, la mujer es para Vallejo la madre, el ser blancuras futuras que expresan sus manos en
de la reconciliación cósmica»24. hacer cotidiano, imprimen sobre la amada un
La nostalgia por la pérdida de la amada poder sobre un noble destino, sobre un puro
está sustanciada con la añoranza e intensidad y sencillo camino, que se contrapone con
con la que describe el paisaje andino, visua- el destino que ha elegido el poeta de donde
lizado como el lugar del paraíso perdido. El surge la tensión. La ingenuidad con que se
dolor por la madre muerta subyace en la está a la puerta mirando algún celaje y ese
constitución del personaje de Rita, creado Dios retórico de la exhalación: «¡Qué frío
en contraposición al vacío que instaura esta hay…Jesús!», intensifican la fragilidad de la
Retrato de César Vallejo por
ausencia definitiva. A la figura de Rita se figura y su mundo, en permanente riesgo de Pablo Picasso.
transfiere ese sentido materno, en sus queha- desaparición, o ya desaparecido, por ellos
ceres, en la paz, en la lentitud y en la inocencia llora el pájaro salvaje. 24
que despide la amada aldeana. El dolor está La figura simbólica y patética del «pájaro Guillermo Sucre, «La nostalgia
doblemente intensificado, en tanto constituye salvaje» al final del poema, de tintes toda- de la inocencia», en Ángel Flo-
res (coord.), Aproximaciones a
no sólo la pérdida de este amor puro, imagen vía modernistas, nos impresiona hondamente César Vallejo, T. I, New York,
de los primeros amores, sino la de la infancia, porque no canta sino llora, porque su loa a L. A. Publishing Company INC,
1971, p. 262.
la realidad de la orfandad. Rita termina en llanto, un llanto que se enlaza
El contrapunto a este paisaje andino es con el paisaje andino y que, a su vez, tiene re- 25
Recuérdese que por esa época
Bizancio, figuración poética de Lima, que percusiones en el paisaje actual del poeta, esa Vallejo, como indica González
se experimenta como la Babel de la degrada- Lima lluviosa, que le quita las ganas de vivir. Vigil, mantiene «intrincadas re-
ción, el espacio de la modernidad, ligado a la Es, como a menudo en Vallejo, un sufrimien- laciones amorosas» con «Otilia
Villanueva en 1918-1919, con
imagen de ese «flojo cognac» en el que turba to universal. Todo el poema está recorrido presiones de los familiares de
su existencia el poeta, frente a la ternura y la por esas dos tensiones básicas: el campo y la ella para formalizar sus amoríos
y con una áspera ruptura en
tranquilidad que despide la aldea. ciudad. Ambos expresan las contradicciones 1919. El tema erótico inundó
La añoranza por el mundo andino, como de dos mundos a los que no pertenece por muchos poemas de Trilce». En
César Vallejo, op. cit., p. 48.
paraíso perdido de su infancia, es el senti- entero, pero que lo desgarran y de los que «Idilio muerto» corresponde a
miento que rige el poema, esta experiencia tiene que dar cuenta. los poemas que Vallejo escri-
está simbolizada en el «pájaro salvaje», ima- En el centro de esta contradicción es don- bió entre 1917 y 1918, por
eso planteamos la posibilidad
gen del mundo andino y del poeta al mismo de Vallejo levanta la imagen dignificada de su de que esta intrincada relación
tiempo. Se puede decir que en la creación de amada aldeana, como una estela de imágenes amorosa pudiera influir también
en el poema.
Rita subyace una pérdida irrevocable, real, imperecedera. Una belleza ignorada, que im-
que impulsa a erigir una figura angélica bajo plica indirectamente las tensiones derivadas
los rasgos de una donna angelicata andina. del implícito racismo de la sociedad peruana
Como amante define los atributos de y que el poeta subvierte al sustraerla y ele-
la amada en relación a la naturaleza, mujer varla a un código ideal, la figura de la donna
«andina y dulce», binomio que se sugiere con- angelicata. Es difícil decantar la complejidad
sustancial, espigada como el «junco» y de tez de este proceso en que la figura simbólica
dorada como el «capulí». Su «sabor» es fresco, aldeana queda expresada y se constituye en
azucarado, primaveral, como las «cañas de paradigma. Nos referimos a si el poeta es
Mayo del lugar». Es sintomática la elección consciente plenamente del significado com-
del gusto, como elemento de los sentidos que plejo de su construcción o, hasta qué punto,
resalta el poeta y que nos conduce a la esen- la complejidad del proceso creativo asume
cialidad donde radica la virtud de la amada, ya, en sí misma, esa conciencia y se expresa
su evidente connotación erótica lo relaciona en esa nueva realidad sin mayor premedita-
con el beso o el placer sexual. La expresión ción.
del erotismo permanece en el campo de lo Lo que nos parece irrefutable es que esta
natural, alejado de cualquier artificio, como si figura sólo es posible en una época en que
ese ámbito, en el mundo andino, se llevara de todo vuelve a cuestionarse y el problema de
manera más sencilla, lejos de las complejida- la identidad nacional está en el centro de ese
des y formalismos de la ciudad25. proceso transformativo. Los indigenistas y
La diosa, o el ángel, de la tradición euro- los vanguardistas participan de ese complejo La donna angelicata andina en la
poesía de la vanguardia histórica
pea ha sido sustituida, de esta manera, por la donde, en nuestros mejores representantes, peruana
inocencia y sencillez del personaje aldeano «lo nuevo» y «lo autóctono» no resultaron, SYLVIA MIRANDA LÉVANO
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Por que en una mañanita de cartón para lograr trasmitir una voz y un sentimiento
vivo muy particular, que José María Arguedas
(a este bueno aventurero de emociones) vinculaba con el idioma, y que describe como
«ciertos sentimientos característicos del co-
Le diste el vaso de agua de tu cuerpo razón indígena: la ternura, el cariño, el amor
y los dos reales de tus ojos nuevos31. a la naturaleza»34. La musicalidad, el impacto
afectivo, que logra trasmitir la palabra poética
Como en Vallejo la mujer loada es una de Oquendo, toca el espacio de una memoria
aldeana cuyo diminutivo cariñoso manifiesta colectiva que está en los orígenes, cuando
la ternura y la delicadeza con las que el poeta esto sucede el lenguaje se torna un aconteci-
trata a la joven. En Vallejo, las relaciones con miento.
el paisaje andino están descritas todavía bajo Resulta de sumo interés observar los dis-
una estética simbolista. En Oquendo estas tintos caminos recorridos por Vallejo y por Fotografía realizada por Martín
relaciones con la amada andina y el paisaje del Oquendo para dejar aflorar una palabra que Chambi, Campesina de Comba-
pata, Cusco, 1934.
altiplano, que es el paisaje de la infancia del nos relaciona con los orígenes de nuestra
poeta, están expresadas en un lenguaje van- cultura andina. En ambos casos, el espíritu
guardista, exento de tópicos costumbristas. vanguardista, la emergencia del indigenismo 31
Carlos Oquendo de Amat, 5 me-
Quizá la única referencia característica sea esa y los cambios estructurales de la sociedad tros de poemas (1927), Daniel
«cinta» de las «trenzas» de la aldeana, que es peruana sirvieron de contexto a esta rebelión Salas Díaz (ed.), Lima, col. El
manantial oculto, PUCP, 2002,
la forma tradicional del peinado de la mujer angustiosa en el lenguaje de Trilce y al ha- p. 21.
del Ande, pero ni en este caso el lenguaje del llazgo armonioso de esa voz andina, viva, en
poeta asume rezagos de color local sino que «Aldeanita». 32
Augusto Tamayo Vargas, «Car-
estos términos están allí sólo para marcar el Oquendo logra, a través de estos tres los Oquendo de Amat», «Domi-
origen andino del personaje. sentimientos que alude Arguedas, insertar nical» de El Comercio, Lima, 8
de junio de 1986, p. 9.
Lo que resulta maravilloso de este poema la ancestral voz andina en la actualidad del
es que todo él trasunta con claridad una voz poema, como testimonio de una realidad 33
Giorgio Agamben, «El lenguaje
que reconocemos andina. Evidentemente la contemporánea, mestiza y futura, dentro del y la muerte. Séptima jornada»,
nominación de la amada «Aldeanita» nos concepto universal que él tenía de la poesía. en Fernando Cabo Aseguinola-
centra la figura, pero el paisaje que la enmarca En este mismo sentido, aunque mediante esa za (comp.), Teorías sobre la líri-
ca, Madrid, Arco/Libros, 1999,
emerge en nuestra imaginación no sólo de las lengua de fuego que caracterizó su escritura, pp. 121-122.
palabras sino de lo que engarza esas palabras, César Moro resaltaba la actualidad del indio,
34
una musicalidad en la que los términos caste- abriendo los ojos a su «impecable belleza Cf. Emilio Adolfo Westphalen,
llanos cobran una resonancia antigua. Augus- clásica»35. «Las lenguas y la poesía», Escri-
tos varios sobre arte y poesía,
to Tamayo Vargas registra esta experiencia La descripción de la amada de Oquendo Lima, Tierra Firme, FCE, 1996,
cuando dice de este poema que comienza con comienza bajo el calificativo de «seda»36 que p. 160.
voz de viejo haravicu y lo vincula al decir se vincula con la tersura de la piel, para luego
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poético de los cholistas32. señalar el peinado característico. Compara Cf., César Moro, «A propósito
El lenguaje poético de Oquendo expresa su cuerpo con un vaso de agua, que sugiere de la pintura en el Perú», El Uso
de la Palabra, 1, Lima, (diciem-
su heterogeneidad, su emoción andina y van- un manantial andino de aguas cristalinas, ya bre de 1939), p. 7.
guardista al mismo tiempo. Giorgio Agamben que el vaso denota la transparencia del vidrio
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comentaba, refiriéndose a los aspectos musi- o el cristal. Sus ojos son «reales», monedas Milla revela la presunta identi-
cales de la poesía trovadoresca, un hecho que resplandecientes que llevan las gentes sencillas dad de «Aldeanita» en la per-
sirve para aclarar este aspecto trascendental de de los pueblos. Esta ingenua comparación sona de Armida Eduardo de
Amat, prima del poeta, con la
la palabra poética: la musicalidad, en el caso identifica inconcientemente a la amada con un que sostuvo un enamoramiento
de Oquendo, la voz andina que se percibe. símbolo de riqueza y nobleza de alma. Pero platónico cuando ella contaba
16 años y el poeta 18. Ade-
los ojos tienen otra cualidad, son «nuevos», más apunta el dato de que las
El elemento métrico-musical muestra ante todo al término que expresa la nueva sensibilidad, el hermanas Eduardo de Amat y
su madre elaboraban trabajos
verso como lugar de una memoria y de una repeti- comienzo, la proyección de la mirada hacia manuales en seda. Cf. Milla, op.
ción. […] En otros términos, a través del elemento el futuro. A esta delicada, despierta y sencilla cit., pp. 410-412.
musical, la palabra poética conmemora el inaccesible aldeana el poeta le ofrece su amor y su ren-
lugar originario y expresa la indecibilidad del acon- dida fidelidad simbolizada en el corazón que
tecimiento del lenguaje33. atará a su cabellera. Con estos rasgos adorna
la figura de su donna angelicata andina. Una La donna angelicata andina en la
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Oquendo no utilizó términos quechuas o mujer andina sencilla y radiante al mismo peruana
aymaras, pero esto no fue un inconveniente tiempo, orgullosa de su cultura e integrada SYLVIA MIRANDA LÉVANO
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37 en su actualidad, como ya la captaba, por y emociones, con los que se define a sí mis-
Raúl Bueno se refería a ello
cuando comentó que la poesía la misma época, el lente sensible de Martín mo). Pero a diferencia de Vallejo la poesía de
de Oquendo «anula la disconti- Chambi. Oquendo no expresa el conflicto entre estas
nuidad CAMPO/CIUDAD para
fundar una continuidad poética
El erotismo velado del poema se introduce dos realidades sino sus posibilidades concilia-
en que el campo reverdece en la a través del explicativo «Por que…» [sic] me- doras en el espacio poético37. De esta forma,
ciudad y en que ésta civiliza al diante el cual el poeta declara su relación con el joven enamorado que busca emociones y
campo», en «Aproximación teó-
rico-metodológica e ilustración ella. El escenario es «una mañanita de cartón», aventuras en la ciudad traslada esta frescura
sumaria mediante el estudio de muy en la vena egureniana, que determina un cosmopolita al espacio idealizado del campo
5 metros de poemas de Oquen-
do de Amat», Poesía hispano- espacio casi infantil, de juego, en él la aldea- a través de la figura de su amada aldeana que,
americana de vanguardia. Pro- nita le entrega su amor que está impregnado a su vez, se presenta como una imagen dulce,
cedimientos de interpretación
textual, Lima, Latinoamericana
de esa candidez. La palabra «cuerpo» expresa libre y sencilla.
Editores, 1985, p. 132. la relación erótica, que no hace referencia Esta complementariedad natural que en-
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necesariamente a una relación sexual, pero cuentran campo y ciudad en el espacio poé-
La construcción de la niña dio- sí de atracción física. De manera indirecta, a tico hace que la figura emblemática de su
sa, o la bella, guarda íntimas través del verbo dar, «le diste», se configura aldeana sea una figura gozosa, llena de luz,
relaciones con las figuras erigi-
das por Eguren que ya hemos la entrega física de la amada y con ello una pureza y actualidad. El poema actualiza el
comentado: la niña como centro liberalidad en la acción amorosa del personaje sentimiento andino al interior de la nueva
de amor puro y de misterio. Más
tarde, la imagen de la diosa
que es también un rasgo que nace de la nueva sensibilidad e ilusión vanguardista con que
ambarina aparecerá con este sensibilidad de la vanguardia y su relación se construye la figura de la amada andina. El
mismo nombre en los poemas con una imagen femenina activa, liberada del sentido del juego infantil, la sensación aven-
escritos por Westphalen en los
años 80. Aunque la niña está tabú sexual. Por su parte, el poeta se figura turera, imprimen al poema la utopía de un
ya en el último poema que cie- un joven en busca de emociones, un viajero, mundo maravilloso peruano, en tanto que se
rra Las ínsulas extrañas (1931),
es en Abolición de la muerte aspecto que está en perfecta concordancia identifica a través de la amada andina con la
(1935) donde se encuentra im- con las primeras experiencias amorosas y la pureza de ese mundo que fue el de la infancia
pregnando su poética. Como
para vincular más claramente
forma de expresión vanguardista, signada por del poeta. El hecho que queremos destacar es
este libro con la materia dan- la aventura y los viajes. que el mundo andino no es aquí el mundo del
tesca y la figura de Beatriz en El lector tiene la impresión de que el poeta dolor, el espacio que desaparece, el paraíso
particular, Westphalen abre la
edición príncipe de Abolición habla desde el recuerdo de un amor noble, de perdido, sino el paraíso redescubierto a los
de la muerte con la dedicatoria: un hecho del pasado, siendo el ofrecimiento ojos de la nueva sensibilidad. La donna ange-
«IDA BEATRIZ». Diríamos, con
estos datos expuestos, que los de veneración a la amada un acto simbó- licata de Oquendo es una figura femenina en
dados están echados. La imagen lico posterior y, además, futuro: «Ataré». la que se abrazan felices el campo y la ciudad,
de Beatriz presidiendo el libro,
su vinculación con la poética
Tratándose de un texto tan pequeño resulta la tradición y la vanguardia.
de Eguren, el título del libro que sorprendente la forma en que Oquendo ma-
nos remite a la construcción de neja los tiempos verbales. La veneración es 4. Otras aldeanas
un espacio ideal, que anula la
muerte y permite la existencia una promesa, un acto futuro, y la relación
infinita del poeta y la amada. amorosa se encuentra en el pasado. La lógica En la poesía de Emilio Adolfo Westpha-
Estamos frente a un libro que nos
introduce, a través de la estética del discurso debería ser el establecimiento len, la figura de la donna angelicata es quizá
vanguardista, a un espacio poé- del hecho amoroso y, luego, la consiguiente más sugestiva y directa en ciertos aspectos,
tico entendido como Paraíso.
declaración de veneración, pero esta lógica pero también más compleja como para anali-
está invertida, lo que complejiza y enriquece zarla en el espacio que nos resta del presente
el discurso. La conciencia presente subyace en artículo. Basta decir que no se trata de una al-
la definición que hace de sí mismo el amante deana, sino de una «niña diosa», que destruye
en tercera persona: «a este bueno aventurero y rehace un universo poético signado por la
de emociones». El adjetivo «bueno» quita al Abolición de la muerte o una existencia eterna
término «aventurero» su valor negativo de- de los amantes en el Paraíso38.
jando su figura en el centro de una condición Nos interesa destacar aquí, un poema de
poética ideal de tintes románticos. El poeta Westphalen de su segunda época. En él apare-
está solo, su mundo real es la poesía. Desde ce la figura de la aldeana desde una perspectiva
esa íntima orfandad y en ese espacio poético crítica muy distinta. La lectura de este poema
del poema erige su donna angelicata andina, fue lo que nos sugirió el tema del presente
a la que rinde homenaje. artículo. El mundo rural peruano casi no apa-
Como en Vallejo, la poesía de Oquendo rece como tal en la poesía de Westphalen de
La donna angelicata andina en la representa el binomio campo/ciudad. En el los años treinta, pero hay una alusión directa
poesía de la vanguardia histórica
peruana campo está la amada idealizada y el poeta en un poema de su libro Ha vuelto la diosa
SYLVIA MIRANDA LÉVANO escribe desde la ciudad (lugar de aventuras ambarina (1988). En este poema, sin título, el
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41 También Martín Adán, quien dejó su con- Vallejo y Oquendo, por ello se valieron
Martín Adán, La casa de car-
tón (1928), Eva Mª Valero Juan dición aristocrática en aras de su libertad –como Westphalen de Renoir o Adán de una
(ed.), prólogo de Luis Alberto humana y poética, idealiza en su prosa lírica, estructura bucólica– de la figura modélica y
Sánchez, colofón de José Carlos
Mariátegui, Madrid, Huelga y
La casa de cartón (1928), una fuga con una universal de la donna angelicata para erigir la
Fierro Editores, 2006, p. 114. cholita de casi 15 años con la que le gustaría construcción de una belleza fuera del canon
escapar de la ciudad e internarse en el campo. establecido, una belleza autóctona, costeña o
El narrador ve a una cholita intentando domi- andina, elevándola al plano universal frente al
nar una mula, esta visión le hace representarse discurso hispánico hegemónico.
una fuga con aquella adolescente: Para este discurso detentado por la ciudad
letrada la única belleza posible y loable era la
y yo quiero raptar a la cholita y fugarme con ella en de la mujer blanca, el único amor conveniente
una mula, a la sierra, tan próxima, que sus cimbros se daba entre los pares, la visión del paisaje
me arañan la piel de la nariz, haciéndome bizquear que deseaban alabar era el épico, como el de
cuando la miro fijamente. Yo descendería, con la los aplaudidos poemas de José Santos Cho-
cholita en mis brazos y la mula entre mis piernas, en cano, o lugares de la decadencia urbana de
una sima sombría llena de cactos, con una sonámbula Lima, casonas señoriales, patios y verjas que
seguridad en la pesadilla feliz… 41. abundan en los poemas de José Gálvez.
Este ha sido otro terreno en el que la
Este texto también manifiesta, mediante poesía vanguardista peruana inició, en el
la imagen de la joven, el deseo de un mundo poema, una revaloración, en lo profundo del
andino que siendo tan cercano es casi inacce- sentimiento, de la imagen de la mujer andina
sible, donde una imagen bucólica, que expresa y, a través de ella, de la cultura, la lengua y del
el amor con una cholita, se convertiría rápi- sentimiento andino como parte estructurante
damente en una pesadilla dentro del contexto de una nación determinada por la diversidad.
social en el que se encuentra el poeta. Sacar a la luz estos hechos, encontrar sus
relaciones, sus peculiaridades en el interior
5. Conclusión de cada creación poética y vincularlos a un
cambio general en la estructura de sentimien-
La belleza femenina, el amor y el paisaje, to que experimenta la sociedad peruana de
dentro del marco socio-cultural peruano, las primeras décadas del siglo XX, sirve para
se convierten en un profundo lugar de colocar otro pequeño peldaño en el edificio de
subversión. Así lo advirtieron Eguren, nuestra historia cultural.
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