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Rudolf Steiner
RELACIONES KÁRMICAS
Tomo V
GA239
1924
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Traducido por
Stelner, Rudolf
Relaciones kármlcas consideraciones esotéricas / Rudolf Steiner. - 1a ed.
Villa Adelina: Antroposáfica, 2016.
Traducción de: Maribel García Polo.
ISBN 978-987-682-147-6
1. Karma. 1. García Polo, Maribel ,trad. II. Título. CDD 130
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Índice
Consideraciones esotéricas sobre relaciones kármicas
Primera Conferencia
Praga, 29 de marzo de 1924………………………………………………………. 13
El error de nuestra civilización. La sabiduría original. La iluminación
en los misterios y los maestros primigenios. Entidades lunares y
solares. Aspectos para la comprensión del destino humano.
Garibaldi.
Segunda Conferencia
Praga, 30 de marzo de 1924 ……………………………………………………..25
La Crónica del Akasha. El espacio negativo del sol y los seres solares.
La interacción de las jerarquías y su influencia en el hombre después
de la muerte. La captación de los misterios astrales a través del
cuerpo etéreo en la existencia post-mortem. La preparación y
configuración de los futuros órganos humanos. Relaciones anímicas
que llevan de una vida terrenal a otra; la transformación de estas
fuerzas. La comprensión de la naturale.za de la enfermedad.
Tercera Conferencia
Praga, 31 de marzo de 1924…………………………………………………….. 47
La vida del hombre en el cuerpo físico, en el reino de la naturaleza y
su vida en el cuerpo espiritual, en el reino de las jerarquías
superiores. Las imágenes y los hechos del mundo espiritual se le
revelan al hombre y durante el descenso le provocan el deseo de la
compensación. El Misterio del Gólgota y el Islamismo. La influencia
del arabismo y de las Cruzadas en el pensamiento europeo. La corte
de Harun al Raschid y su cultura de las Ciencias y de las Artes. Baco
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de Verulam y Amos Comenius. La evolución de las almas de una
época a la otra. Realidades en el enfoque histórico.
Cuarta Conferencia
Praga, 5 de abril de 1924…………………………………………………………. 69
Sólo comprendemos la naturaleza humana si comprendemos el
Cosmos. Los efectos de las acciones de una vida sobre la siguiente.
Los compañeros de Garibaldi. Lord Byron. Marx. Muavija-Wilson. Los
nacidos dos veces. Una epopeya dramática perdida sobre el misterio
solar: la transformación de la entidad humana bajo el sacrificio del
intelecto. Maurice Maeterlinck sobre Rudolf Steiner.
Quinta Conferencia
París, 23 de mayo de 1924………………………………………………………. 91
La destrucción del primer Goetheanum y el Congreso de Navidad en
Dornach en 1923-1924 como nuevo impulso para el Movimiento
Antroposófico. La naturaleza del hombre durante la vida entre la
muerte y un nuevo nacimiento, considerada bajo los tres aspectos
de la “muerte”, de la “vida terrenal que se va extinguiendo” y de los
“astros” y sobre la base de los niveles de conocimiento de
Imaginación, Inspiración e Intuición. La esfera lunar. El encuentro
con los maestros primigenios de la humanidad. La imagen
arquetípica de Strader. La emancipación del alma hacia el Cosmos.
El recuerdo de la vida terrenal como primer germen para la nueva
encarnación. La vivencia del dolor causado a los demás.
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Sexta Conferencia
París, 24 de mayo de 1924 …………………………………………………….105
La sanación. El misterio de la esfera mercurial. La existencia en la
región venusiana. La existencia solar. La compensación en esta
esfera del mal en el hombre.
Séptima Conferencia
París, 25 de mayo de 1924……………………………………………………. 121
La jerarquía de la región solar. La intervención de Cristo en la esfera
solar. El ascenso del alma humana a la existencia en Marte, Júpiter y
Saturno. La configuración del Karma para la nueva vida terrenal por
la contemplación de las más altas jerarquías de las respectivas
regiones. La característica individual del karma originada por estas
tres esferas y presentada por medio de tres ejemplos: Voltaire
(Marte), Víctor Hugo (Saturno), Eliphas Levi (Júpiter).
Octava Conferencia
Breslavia, 7de junio de 1924…………………………………………………… 145
La esfera lunar y los maestros primigenios de la Humanidad. El
primer germen del karma.
Novena Conferencia
Breslavia, 8 de junio de 1924 …………………………………………………..163
El origen del Karma en los mundos astrales.
Decima Conferencia
Breslavia, 9 de junio de 1924 ………………………………………………….185
La dirección de las almas humanas a través de las jerarquías
espirituales durante el ascenso a las esferas planetarias. El hombre
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como portador del futuro histórico universal, La esfera de sabiduría
de Júpiter. Heinrich Heme. Voltaire. Goethe. Eliphas Levi.
Undécima Conferencia
Breslavia, 10 de junio de 192…………………………………………………. 207
Los efectos del karma sobre la historia universal. La esfera saturnal y
la capacidad recordativa cósmica universal de los seres saturnales.
Friearich Schiller. Ernst Haeckel. Víctor Hugo.
Duodécima Conferencia
Breslavia, 11 de junio de 1924……………………………………………….. 225
El significado del karma en la vida individual. Karma pasado y karma
futuro. Algunos ejemplos de “El Curso de mi vida”: El profesor de
geometría, Lord Byron. Garibaldi.
Decimotercera Conferencia
Breslavia, 12 de junio de 1924………………………………………………..249
La vida pensante despierta, la vida anímica en sueños y la vida
volitiva dormida. Memoria y habla. Las épocas de la vida en relación
con la vida pre-terrenal y con las anteriores vidas terrenales.
Consideraciones históricas en relación con el karma propio. Harun al
Raschid y Baco de Verulam. Amos Conuenius. Woodrow Wilson.
Decimocuarta Conferencia
Breslavia, 13 de junio de 1924 ……………………………………………….271
Metodología de investigación del karma.
Decimoquinta Conferencia
Breslavia, 14 de junio de 1924………………………………………………..293
El momento del despertar y del dormirse en relación con el pasado
kármico y el Karma del futuro. La generación del karma durante el
sueño. Conocimientos terapéuticos.
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Decimosexta Conferencia
Breslavia, 15 de junio de 1924……………………………………………….. 315
Los efectos de nuestra conducta anímico-moral en su
transformación debida a la relación con las jerarquías durante la vida
entre la muerte y un nuevo nacimiento. Los efectos del karma del
pasado sobre la formación de la cabeza, El Karma futuro en el
sistema metabólico-motor. Pestalozzi. La misión cultural de la
Antroposofía.
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Jamás olvidaré la extraordinaria impresión que me produjo Rudolf
Steiner cuando entró en mi habitación. Al percibir ese rostro
demacrado, pero de una poderosa serenidad, esos ojos negros y
misteriosos que irradiaban una luz maravillosa que surgía de unas
profundidades insondables, tuve por primera vez en mi vida la
convicción de encontrarme ante uno de esos sublimes videntes que
tienen una percepción directa del más allá. Yo había descrito,
intuitiva y poéticamente, en mi libro Los Grandes Iniciados a alguno
de ellos. En este filósofo místico, en este pensador vidente, todas las
experiencias psíquicas tenían que ver con las leyes inmutables de la
naturaleza física. Estas leyes servían para explicar y clasificar los
fenómenos psíquicos. Esos fenómenos sutiles y fluidos, convertidos
en poderes cósmicos, organizados en una magnifica jerarquía,
iluminan el edificio de la naturaleza material con una luz
completamente nueva, poniendo en relación las diversas partes,
atravesándolas de parte a parte, y permitiendo así percibir la
grandiosa arquitectura del Universo desde dentro, donde lo visible
emana de lo invisible en un eterno alumbramiento.
Edouard Schuré
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Primera Conferencia
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se intenta averiguar si allí hay o no, montañas o agua, y se hacen toda
clase de hipótesis sobre ello. Pero no se preocupan de nada más a
propósito de la Luna, y menos aún de los otros cuerpos celestes de
los cuales sólo se estudian sus características físicas. Las cosas eran
completamente distintas en el pasado. El hombre sabía de su
dependencia de estos cuerpos celestes, como ahora conoce su
dependencia de la Tierra.
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completo. Tomad un cristal: el cosmos no puede actuar sobre él,
pues sus aristas son fijas. Tampoco puede actuar sobre la planta, que
tiene una forma determinada y lo mismo sucede con el animal. El
sentido de la fecundación es hacer un caos del huevo, pues
solamente entonces el Cosmos puede actuar sobre este germen. Y
el hombre es realmente formado a partir del Cosmos, de tal manera
que el espíritu y el alma, provenientes de vidas terrenales anteriores,
puedan penetrar en él.
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descubierto otra cosa: que es preciso hacer algunas cosas, no
exactamente como a uno le gustaría hacerlas, porque es como las
hacen los demás. Así pues, decidimos trabajar con conejos y les
extirpamos el bazo. No hicimos una vivisección, simplemente una
pequeña operación e hicimos todo lo posible para que los animales
no sufrieran. Uno de los conejos murió por haber cogido frío, al no
haberle trasladado a una habitación cálida después de la operación.
Ahora, para poner las bases de las exposiciones que haré, debo
recordaros que en “La Ciencia Oculta” se describe cómo la Luna,
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después de haber constituido un único cuerpo con la Tierra, se
separó de ésta. Esto es lo que revela la visión clarividente, pero ahora
ya está incluso admitido por la Ciencia. En particular en los últimos
tiempos ha aparecido un movimiento literario que tiene en cuenta -
aunque de forma equivocada- esta relación entre la Luna y la Tierra.
Tenemos que ser conscientes que la Luna, tal como la vemos en el
cielo, formó parte de la Tierra como un solo cuerpo que, se podría
decir, fue expulsada de ésta, y está girando alrededor de la Tierra
desde hace cierto tiempo.
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que, tal vez, tenía un sentido más grande, más rico: una sabiduría
primordial.
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de unos seres humanos que no lo poseían, que tenían un cuerpo
etéreo, que eran seres etéreos presentes para conferir la
iluminación contenida en la sabiduría primordial. Sabían, pues, que
la Tierra esta poblada, no solamente por hombres de carne y hueso,
sino por otros seres que poseen un cuerpo etéreo.
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Luna, que ellos lo vivieron, como lo vivimos nosotros también,
tuvieron la experiencia de que esos seres, los Instructores que vivían
entre ellos, conquistaron el Cosmos y desde entonces habitan en la
Luna, no en la Tierra. Por tanto hay que tener en cuenta que no
solamente se separó de la Tierra la sustancia física de la Luna, sino
también las Entidades que hasta entonces habitaban
espiritualmente en la Luna. Incluso científicamente la cosa es tal que
podemos hablar de esas Entidades diciendo que se alejaron y ahora
pueblan la Luna, que no se sometieron a la ley del nacimiento y la
muerte, como el hombre, mientras que la Luna ha perdido desde
hace mucho tiempo su sustancia y la ha transformado.
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partes, puesto que de la sustancia original no queda nada. Y por ello,
no son las abejas aisladas las que importan, sino la inteligencia del
enjambre, que no es muy diferente a la del hombre. Nosotros, los
seres humanos, somos algo más que nuestras células o nuestros
órganos aislados. De los amigos que asistieron aquí a mis
conferencias de hace diez años, no queda nada físico, sólo sus almas
y espíritus. Y lo mismo sucede en la Luna, donde ya no queda nada,
desde hace mucho tiempo, de la sustancia que se separó de la Tierra
y que ha sido reemplazada en varias ocasiones por el Cosmos. Sin
embargo, las Entidades siguen presentes. Que ellas hayan seguido
activas en relación a la Humanidad terrenal, es algo que se presenta
de manera bien diferente si lo estudiamos en base a la Iniciación.
Surge cuando nos enfrentamos con más precisión a lo que llamamos
el Karma. Eso es lo que voy a intentar exponer hoy y en las próximas
conferencias.
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necesario para tener una impresión suya desde el punto de vista
intelectual y moral. Somos capaces de describirlo. Hablar del
primero con alguien que también, le conoce nos puede parecer
incómodo, tenemos ese sentimiento, porque nuestra relación con él
es de carácter interno. Al otro, en cambio, podemos describirlo sin
ningún problema:
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extremo prueba que ahí existía un lazo kármico. El comportamiento
posterior de esta mujer tuvo algo de heroico. Ella le acompañó
mientras él luchaba en América del Sur y cuando recibió la noticia de
que había sido abatido fue a buscarlo al campo de batalla y allí mismo
dio a luz al hijo que esperaba, al que, para dar calor, tenía que atar y
sujetar a su cuerpo.
Estas son cosas que os pone el Karma ante los ojos, que os enseñan,
cuando se tienen en cuenta, que en lo referente al karma, el hombre
puede comportarse con los otros de dos formas distintas: las
condiciones kármicas son completamente diferentes si el hombre
siente la existencia del lazo interior o si sólo puede referirse al otro
desde un punto de vista exterior.
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en las relaciones del otro tipo que podemos describir como más
exteriores. Es en estos casos cuando los seres solares toman más
interés en las uniones entre las almas humanas.
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Segunda Conferencia
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reacción de nuestra sensibilidad estética. No tomamos en cuenta
ninguna de esas cualidades particulares. Algo surge de nuestro
interior que nos atrae hacia ella. O podemos encontrar otras
personas, os decía, en que no se produce este impulso interior,
dando más importancia a las cualidades que se manifiestan a
nuestros sentidos exteriores, a nuestra facultad de representación,
a nuestra sensibilidad estética. Y también os dije que esto también
sucede en los sueños. Los seres de la primera categoría llaman
nuestra atención sobre todo por la noche, cuando nuestro Yo y
nuestro cuerpo astral han abandonado nuestros cuerpos físico y
etéreo. Surgen sueños que son síntoma de que en el momento del
encuentro algo se despertó en nuestro interior. Y encontramos otras
personas con las que no soñamos porque no provocaron en nosotros
ningún efecto que nos hiciera despertar: no surgió nada en nuestro
interior. Podemos estar muy unidos a ellos pero no soñamos con
ellos porque no despiertan nada especial en nosotros que pudiera
afectar a nuestro cuerpo astral o a nuestra organización del Yo.
Lo que ahí sucede lo pusimos también en relación con las fuerzas con
las cuales el hombre está unido, más allá del mundo terrenal, fuerzas
que la concepción actual del mundo no tiene para nada en cuenta,
fuerzas cuya acción, surgida del entorno cósmico, fuera de la Tierra,
se ejerce sobre ésta. Y les indiqué cómo debe el hombre establecer
la relación con estas fuerzas cuya acción emana de las entidades
lunares y de su propio pasado. Sí, mis queridos amigos, cuan do
encontramos un ser humano y algo surge dentro de nosotros que
nos atrae hacia él, es el pasado el que está actuando en nosotros.
El cómo se entrelazan estas cosas entre sí, sólo se nos aclara cuando
la observación exterior que nos las presenta es reemplazada por la
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Ciencia Iniciática que puede sacar a la luz, realmente, los lazos
internos. El Iniciado, ante el que se abre el mundo espiritual, hace las
dos experiencias que les he relatado, con mayor intensidad aún que
la conciencia ordinaria. En el primer caso, en el que la conciencia
habitual percibe este impulso interior, el Iniciado en el momento del
encuentro ve realmente surgir en él una imagen, o una serie de
imágenes, imágenes reales. Siente que esas imágenes se desgajan
de su ser interior, como si tuviera ante él un escrito cuyo sentido
pudiera descifrar. He aquí cómo se aclara en él la experiencia que
tiene de esas imágenes:
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ciática permite verdaderamente ver emerger de su propio ser
interior lo que se vivió con aquellos otros con los cuales se estaba
unido kármicamente, y verlo con tal intensidad que parece que el
otro que está ahí delante nuestro, se desgaja de uno mismo,
apareciendo ante nosotros bajo su aspecto de antaño, haciendo él
mismo la experiencia de lo que es ahora. En este punto el efecto que
se siente es de una gran intensidad. Y precisamente por el hecho de
que la experiencia es vivida con tal sentimiento de realidad, se
aprende a ponerla en relación con las fuerzas en las que ella reposa
y uno se orienta hacia el camino seguido hasta llegar a esta imagen.
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camino que va de la muerte a un nuevo nacimiento, se acerca de
nuevo a la Tierra para uiiirse al germen donado por sus padres,
atraviesa la región en la que las Entidades lunares han registrado lo
que él vivió en sus anteriores encamaciones. Mientras que estos
Seres lunares, cuando vivían sobre la Tierra, aportaban a los
hombres la sabiduría relativa principalmente al pasado del Universo,
ahora conservan el pasado en su actual existencia cósmica. Cuando
el ser humano desciende hacia la vida terrenal todo lo que ellos
fijaron se imprime en su cuerpo astral.
Mis queridos amigos, solemos decir con toda facilidad que el hombre
está constituido por una organización del Yo, un cuerpo astral, el
etéreo, etc. La organización del Yo es justamente la que nos inclina
con más fuerza hacia la tierra, donde se recoge todo lo que
aprendemos, lo que vivimos durante nuestra vida terrenal, pero con
el resto de nuestros constituyentes no sucede igual. Por ejemplo, el
cuerpo astral es distinto, lleno de rasgos inscritos, de imágenes. Lo
que normalmente llamamos “el inconsciente” cuando aflora en el
nivel del conocimiento, aparece inmensamente rico. La Iniciación
nos da la posibilidad de sumergirnos en ese cuerpo astral y situar en
nuestro campo visual todo lo que los Seres lunares han inscrito, que
es precisamente de la misma naturaleza que las experiencias hechas
en común con otro ser. Gracias a la Ciencia Iniciática percibimos
verdaderamente el secreto por el cual todo el pasado descansa en el
hombre y cómo, gracias a los Seres lunares, guardianes del pasado,
se forma el “destino” que reposa así en nuestro ser interior cando
volvemos a encarnar en la Tierra.
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una representación, que tampoco les inclina a soñar con ella, este
encuentro, para empezar, no le permite hacer surgir en su interior
ningún tipo de imágenes, pero ante tal personalidad su mirada, que
en el caso anterior se dirigía hacia la Luna, ahora se vuelve hacia el
Sol.
La Luna está en relación con los seres de los que os hablé al principio.
El Sol no es simplemente el globo de gas del que hablan hoy día los
físicos, físicos que se sorprenderían grandemente si, tras preparar
una expedición, pudieran llegar al lugar que ellos suponen
enteramente ocupado por toda clase de gases incandescentes que,
en su opinión, constituyen el Sol. En efecto, estos físicos
encontrarían que ahí donde ellos suponían la presencia de un gas
incandescente, no hay absolutamente nada, mucho menos que el
espacio, menos que nada: sólo una laguna en medio del espacio
cósmico, un agujero negro. Pero ¿qué es el espacio? Los hombres no
saben nada sobre él y los que menos saben son sobre todo los que
tanto reflexionan sobre ello: los filósofos. Porque, si aquí hay una silla
y yo páso sin prestarle atención, me chocaré con ella. Cuando no hay
silla, yo atravieso el espacio sin encontrar un obstáculo. Hay todavía
una tercera posibilidad: voy andando, nada me detiene, no me choco
con nada, pero soy aspirado, desaparezco, porque ahí el espacio no
existe; lo que hay ahí es lo contrario del espacio. Y lo contrario del
espacio es el Sol. El Sol es un no-espacio, un espacio suprimido. Y
precisamente por ello, es el lugar donde se encuentran las Entidades
superiores más próximas al hombre: los Ángeles, Arcángeles y
Principados. Y en el caso del que hablo, la mirada del Iniciado se
dirige hacia los Seres que se encuentran en el Sol, hacia las Entidades
espirituales solares. En otros términos: el encuentro con un ser
humano que no depende del pasado es el medio que tiene el Iniciado
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de entrar en relación con esas Entidades. Y allí descubre que hay
ciertos seres con los cuales el hombre tiene lazos estrechos, y otros
con los cuales los lazos son más lejanos. Dependiendo de cómo estos
seres lo aborden, se les aclara en su conjunto, aunque no en los
detalles, que el Karma se prepara ahí: no un karma antiguo, sino un
karma con el que se encuentra por primera vez. Y el hombre se da
cuenta que esas Entidades ligadas al Sol tienen que ver con el futuro,
así como los seres lunares tienen que ver con el pasado.
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una cierta impresión, para que dirijamos nuestra atención hacia las
Entidades lunares y nos digamos:
Aquí sobre la Tierra, los hombres caminan; sobre la Luna los seres
que ahí viven, antaño estuvieron con nosotros sobre la Tierra, y
ahora han buscado otro campo de actuación, otra residencia. Pero
nosotros, los humanos, hemos permanecido ligados a ellos y ellos
tienen un registro con todo nuestro pasado. Y lo que ellos hacen,
vive en nosotros cuando el pasado ejerce su acción sobre nuestra
existencia terrenal.
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en una mutua relación en el mundo de los astros, lo que para
nosotros es lunar, es decir nuestro pasado, está en relación con lo
que en nosotros es solar, nuestro futuro. Y el destino, viniendo desde
el pasado es lo que fluye desde el presente hacia el futuro. Y
observamos, como inserto de alguna manera en la trama del
Cosmos, el paso de las estrellas, a través de las relaciones de los
astros entre sí, y podemos ver amplificado, lo que vive en nuestro
propio interior.
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en el que estamos, es para ellas como un libro abierto en el que
pueden leer, tomando nota fielmente de lo que hemos realizado en
nuestras vida anteriores. Entonces penetramos entre las Entidades
superiores, en sus actos, y estamos en el Cosmos. Igual que en la vida
terrenal caminábamos sobre la tierra, ahora lo hacemos en las
vastedades del Cosmos. Hacemos la experiencia de estar en un vasto
campo de acción, mientras que en la tierra vivimos en la estrechez.
Mientras fluye nuestra vida entre la muerte y un nuevo nacimiento
tenemos la impresión de que en la Tierra estábamos cautivos,
mientras que ahora todo se agranda y podemos experimentar los
secretos del Cosmos. No los vivimos como algo sometido a las leyes
de la naturaleza física. Estas leyes físicas naturales se nos presentan
como escuálidas producciones del espíritu humano. Lo que sucede
entre los astros lo experimentamos como si fueran los actos de las
Entidades espirituales divinas, en los que nosotros tomamos parte.
Actuamos entre ellas y con ellas, en la medida que podemos, y
ahondando en ellas preparamos nuestra siguiente existencia
terrenal.
Esto es algo que tendrá que ser realmente comprendido, con una
profunda aceptación: todo lo que forma parte del hombre ha sido
elaborado por él mismo en el Cosmos durante su estancia entre la
muerte y un nuevo nacimiento. ¡El hombre percibe una parte tan
pequeña de su organización! Lo que se oculta en cada órgano sólo
se hace comprensible cuando se entiende el órgano en el contexto
del Cosmos. Tomemos como ejemplo el órgano más noble: el
corazón. Hoy día los científicos pueden disecar un embrión y
observar cómo se crea el corazón poco a poco. Pero no extraen de
ello ninguna reflexión. Y sin embargo, esta forma exterior plástica,
este corazón humano, es el resultado
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-en la medida en que es una forma individual- de lo que el hombre
ha elaborado, junto con los dioses, entre la muerte y un nuevo
nacimiento. Mientras él atraviesa ese período es preciso que el
hombre trabaje siguiendo la dirección que parte de la Tierra y va
hacia la constelación de Leo del Zodíaco, porque esta corriente está
llena de fuerzas. El hombre debe trabajar siguiendo esta dirección
para poder dar nacimiento a un germen, a su corazón, que es donde
se encuentran, en efecto, las fuerzas cósmicas. Más tarde, cuando
haya atravesado esta región que se sitúa en las vastedades del
Cosmos, tiene que acceder a otras regiones más próximas a la Tierra,
en cierto modo, a la región del Sol que es donde se desarrollan otras
fuerzas que hacen más perfecto al cuerpo. Después el hombre
penetra en el espacio en el que ya se pone en contacto con lo que
podemos denominar el calor terrestre, ya que fuera, en el espacio
cósmico, no hay calor terrestre, hay otra cosa. Entonces, en una
tercera etapa, se prepara el corazón. Las fuerzas que preparan el
corazón en la dirección de Leo son de carácter puramente moral y
religioso. El secreto de estas fuerzas morales y religiosas está
grabado en nuestro corazón. A quien estudia esto con profundidad
le parece una herejía la manera en que la Ciencia considera hoy en
día a los astros como masas físicas indiferenciadas, sin tener en
consideración su naturaleza moral. Cuando el ser humano atraviesa
la región solar, estas fuerzas morales y religiosas son captadas por el
cuerpo etéreo. Y solamente cuando ya se acerca a la tierra, al calor,
a la región del fuego, se añaden los últimos preparativos. Entonces
entran en actividad las fuerzas que modelan, para el hombre, el
germen físico, para el ser de alma y espíritu que está descendiendo.
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solamente estamos unidos al mundo vegetal que nos alimenta
gracias a la sopa de sémola que acabamos de introducir en nuestro
estómago y que está en proceso de ser elaborada por nuestro
organismo, sino que también estamos unidos a las fuerzas de todo
el Cosmos. Por supuesto que todas estas cosas no se hacen obvias
más que para el hombre dotado de un sentido que le permite
observar la vida realmente. En el futuro se podrá observar no
solamente con el microscopio, al que hoy día se venera con
verdadera admiración, sino también con un macroscopio. Hoy día el
hombre quiere conocer los secretos de la organización animal y
humana aislándose lo más posible del Universo. Sumerge su mirada
en un tubo -a esto lo llama trabajar con el microscopio— corta un
minúsculo fragmento de lo que sea, lo coloca en una lámina y se
esfuerza en alejarse lo más posible del mundo, de la vida. Atrapa un
fragmento y lo observa a través de algo que aísla su visión del resto
del mundo. Por supuesto que no trato de criticar este método de
investigación que consigue cosas muy bellas pero, por este medio no
se puede conocer verdaderamente al hombre. Y en realidad, cuando
uno se aleja así de la Tierra para observar la naturaleza extraterrestre
del Cosmos sólo se tiene ante sí una pequeña parte del Universo,
pues realmente sólo hay una pequeña parte que se quiere hacer
visible. Las estrellas no son en realidad lo que parecen a simple vista,
que sólo es un símbolo de ellas, y sin embargo son realmente
visibles. El Universo que atravesamos entre la muerte y el nuevo
nacimiento es, en efecto, invisible, suprasensible. Y hay allí regiones
que son exteriores para lo sensible. El ser del hombre pertenece
tanto a estas regiones suprasensibles de la existencia, como al
mundo sensible. Y sólo se puede conocer verdaderamente lo que él
es en realidad cuando se tiene en cuenta el periplo que éste ha
recorrido a través de las vastedades del Cosmos. Este pasaje desde
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el umbral de la muerte que le conduce a las vastedades cósmicas, y
después su camino de vuelta hacia la Tierra, todo eso vive también
en nosotros, en los lazos que mantenemos con el Cosmos. En
nosotros vive lo que de nosotros ha recorrido dichas vastedades, lo
que ya vivió una vez en la Tierra, se elevó hacia el Cosmos y después
ha retomado a la estrechez de la condición terrenal. Poco a poco
vamos aprendiendo a observar lo que fuimos en una existencia
terrenal anterior: nuestra mirada se separa de lo físico, elevándose
hacia lo espiritual, pues cuando nos volvemos hacia las vidas
terrenales pasadas, gracias a las fuerzas de la Ciencia Iniciática, se
nos pasa la necesidad de representárnoslo todo sólo bajo formas
sensibles.
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El hígado, al contrario, se forma en la región más próxima a la Tierra.
Todavía no tiene muchas cosas en común con los vastos espacios
cósmicos. Poco a poco, gracias a la Ciencia Iniciática se aprende a
conocer al hombre de tal manera que podemos decir: el corazón no
podría estar presente en el hombre si no hubiera sido preparado,
modelado interiormente a partir de las vastedades del Cosmos. Por
el contrario un órgano como el hígado, o como los pulmones, se
forman sólo en la proximidad de la existencia terrenal. En lo que se
refiere a los pulmones, o al hígado, el ser humano cósmico es
parecido a lo que está cerca de la Tierra. En cambio en lo que
concierne al corazón él es un gran ser cósmico. Cuando observamos
al hombre, aparece el Universo entero. Cuando en el terreno de la
anatomía espiritual se quiere esbozar un hígado, los pulmones o
cualquier otro órgano, se querría dibujar también la Tierra y todo lo
que se encuentra a su alrededor. Esto en cuanto a las fuerzas. Pero
si se trata del corazón, querría dibujar el Universo entero, ya que el
hombre es el Universo entero enroscado, contraído en sí mismo. El
hombre es un inmenso misterio, es un verdadero microcosmos. Pero
el macrocosmos en que se transforma después de la muerte le
arrebata la facultad de conocer la esfera sensorial, la materialidad. Y
entonces se aprende a conocer las relaciones regidas por ciertas
leyes que hay entre el espfritu y lo físico, y entre las mismas
realidades psíquicas.
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rasgo característico brilla por su ausencia. Tales seres no son capaces
de profundizar en el ser del otro, de darse por completo al otro. No
tienen ningún tipo de comprensión hacia el otro. Pero hay seres que
sí la tienen y cuando se encuentran con alguien, al hablar de éste,
todo lo que dicen de él está lleno de sentido y podemos saber de
inmediato cómo es el otro, incluso aunque no lo hayamos visto
nunca, porque parece que lo tenemos delante. La descripción no
tiene que haber sido muy detallada porque el que es capaz de
profundizar en el ser del otro puede esbozar su imagen con unas
pocas frases características. No tiene que ser necesariamente un
hombre, puede tratar- se igualmente de cualquier cosa de la
naturaleza.
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anterior que podía experimentar gran alegría. Esto es algo muy
interesante. Los hombres que no pudieron experimentar la alegría
en su vida anterior no pudieron tampoco acceder a una fácil
comprensión de los humanos y su entorno. En cambio para todo el
que tiene esta facultad de comprensión encontramos que fue un ser
capaz de experimentar el placer ante todo lo que le rodeaba. Pero
también esto es algo que él había adquirido en una vida anterior. Y
¿cómo se consigue este placer, esta alegría, este don, esta tendencia
a experimentar alegría ante lo que nos rodea? Pues se consigue
cuando en una existencia anterior uno ha experimentado mucho
amor. El amor sentido en una vida terrestre se transforma en alegría.
Y la alegría de la existencia siguiente se transforma en facultad de
comprensión por el mundo, en el curso de la tercera existencia.
Así vemos cómo se viene a añadir una existencia a otra, y esto nos
permite entrever cómo brillará en el futuro nuestro presente. Los
seres que pueden odiar intensamente llevan a su siguiente
existencia, como consecuencia de su odio, el talento de estar
dolorosamente afectados por todo cuanto sucede. Ocurre lo mismo
cuando se observa la vida de un hombre que ha vivido siempre a
“contrapelo” porque todo le afectaba dolorosamente, sufriendo por
todo. Por supuesto que podemos sentir piedad por él, y está bien
que así sea, pero siempre hay que remontarse a una existencia
terrenal anterior durante la cual no pudo nunca reprimir su odio.
Entendedme bien, por favor. Cuando se habla así del odio, solemos
decimos: yo no tengo odio, yo amo a todo el mundo. ¡Que cada cual
se examine en profundidad para comprobar cuanto odio hay
escondido en el fondo del alma humana! Estas son cosas que sólo se
presentan con toda claridad cuando se observa a la gente hablando
los unos de los otros. Imaginémonos una estadística y veremos que,
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en realidad se dicen muchas más cosas negativas sobre cualquier ser
humano, que alabanzas o testimonios de estima. Si se pudiera
establecer verdaderamente dicha estadística encontraríamos que,
entre los humanos hay cien veces más odio que amor. La cifra se
acerca verdaderamente a la realidad, así es, sólo que la gente, por lo
general, no se da cuenta porque siempre encuentran una
justificación para odiar a alguien y se sienten infinitamente dignos de
ser perdonados por odiar, que hay que excusarlos por su odio. Pero
este odio se transforma en facultad de sufrir en la vida terrenal
siguiente y en ausencia de comprensión, en ausencia de apertura de
espíritu en la tercera vida, en incapacidad para abordar las cosas,
profundizando en ellas.
Vamos a tratar ahora de abordar la vida bajo otro punto de vista. Hay
gente que no se interesa por nada
-tal vez han introducido este hecho por propia decisión— que
realmente no quieren interesarse por nada que no sea ellos mismos.
Pero el hecho de interesarse por algo, o no, tiene mucha importancia
en la vida. A este respecto una estadística nos propondría las cosas
más extrañas: yo he conocido gente que habiendo tenido una
conversación con una dama por la mañana, por la tarde no
recordaba qué tipo de sombrero llevaba ella, o si llevaba un broche,
39
o de qué color era su vestido. ¡Hay gente que no se da cuenta de
estas cosas! Hay maneras muy extrañas de considerarlas. A veces se
piensa que ese hecho no tiene importancia, pero sí que la tiene.
Demuestra una falta de interés inexcusable que puede llegar,
incluso, a no saber realmente si la persona que nos encontramos
llevaba una chaqueta clara o negra. Lo que el hombre ve de su vida
no se religa íntimamente con lo que sucede en el exterior. Sé que
puedo parecer un poco radical y no es mi intención afirmar de
inmediato que uno sea víctima de Lucifer o Ahriman cuando no
recuerda si el pelo de la señora en cuestión era rubio o negro. Sólo
quiero indicar que la gente puede desarrollar un cierto grado de
interés por cuanto le rodea, o bien ningún interés, pero ello tiene
una gran importancia para el alma. Si uno muestra interés por
cuanto le rodea, su alma se anima interiormente, viviendo con el
entorno. Y lo que siente entonces, con interés, tomando parte en
ello, lo lleva consigo al franquear el umbral de la muerte hacia las
vastedades del Cosmos. Y de la misma manera que aquí en la Tierra
necesitamos los ojos para contemplar los colores, necesitamos
haber vivido en la tierra animados por un cierto interés, para tener
la posibilidad, durante la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento,
de ver en espíritu lo que se vivió. Pero si hemos atravesado la vida
sin demostrar ningún interés, sin fijarnos en nada con profundidad,
sin entender lo que está pasando, en la vida entre la muerte y un
nuevo nacimiento no tendremos ningún lazo de unión con el
Cosmos, seremos de algún modo, psíquicamente ciegos, sin poder
trabajar con las fuerzas cósmicas. Y de esa forma se trabaja mal con
los órganos: se llega a la región de Leo pero sin poder llevar a cabo
la primera preparación del corazón. Llegamos a la región solar sin
poder continuar la preparación del corazón; y llegamos a la zona de
fuego de la Tierra sin poder dar los últimos toques en dicho trabajo,
40
llegando por fin a la Tierra con una gran predisposición para las
enfermedades de corazón. Así actúa una tendencia psíquica:
41
realmente, el que quiera observar las relaciones kármicas deberá
dirigir a menudo su interés a los pequeños detalles. Es muy
importante no dirigirse a lo que habitualmente, en la vida,
consideramos como particular mente interesante. Cuando se quiere
reconocer cómo una vida terrenal conduce a otra precedente, a
menudo hay que fijarse sobre todo en pequeños detalles. Por
ejemplo, yo he tratado de buscar las relaciones kármicas entre
distintos personajes de la historia y la vida espiritual -en los próximos
días seguiré hablándoles de ello- por supuesto con toda seriedad y
no como se suele hacer a menudo, y en cierta ocasión encontré una
personalidad que había cultivado una vida interior tan extraña, de
manera tan intensa que, al final, llegó a inventar gran cantidad de
palabras muy particulares, habiendo escrito numerosos libros en los
que se encuentran esas palabras. Por ejemplo, siempre estaba
echando pestes, criticando los hechos, los hombres y sus
comunidades. También criticaba a menudo el comportamiento
envidioso de muchos eruditos en relación a otros. Con esta
perspectiva él reunió varios hechos con los que intentó caracterizar
la manera insidiosa de ciertos sabios de hablar de otros, titulando
ese capítulo “Schlichologisclzes” (rama de conocimiento basada en
tretas o artimañas) en el mundo científico”. Pues bien, el hecho de
captar interiormente con tanta agudeza tales palabras me condujo a
reconocer que en una vida anterior esta personalidad había tenido
que ver con toda clase de empresas guerreras en las que era
necesario llevar a cabo muchas acciones por medios más bien
insidiosos. Hablando kármicamente eso se transforma en la facultad
de crear imágenes que expresan el comportamiento disimulado,
agresivo, en toda clase de situaciones. Facultad que permite
designar con semejantes palabras surgidas de su mente, lo que
anteriormente había tenido que realizar con sus manos y pies. A
42
propósito de esta personalidad podría mencionar muchas cosas que
resultaron como consecuencia de una metamorfosis de los
elementos físicos en realidades anímicas y espirituales. Mañana
continuaremos con estas consideraciones.
Tercera Conferencia
43
atraviesa el umbral de la muerte, entra en un mundo espiritual que
no sólo no es más pobre, por ejemplo, en sucesos o seres que
nuestro mundo físico, sino por el contrario que es infinitamente más
rico. Y por muy comprensible que sea el hecho de no poder describir
más que tal o cual suceso dentro del vasto marco de dicho mundo
espiritual, las diferentes descripciones que os serán dadas podrán,
por otra parte, descubrir la variedad y riquezas infinitas de la vida del
hombre entre la muerte y un nuevo nacimiento. Aquí, en el mundo
terrenal en el que pasamos nuestra existencia entre el nacimiento y
la muerte, estamos rodeados por lo que consideramos como los
diferentes reinos de la Naturaleza: los minerales, las plantas, el reino
animal y el reino humano físico. Con excepción de este último,
consideramos estos reinos, y con razón, como englobando seres de
rango inferior al hombre, de tal manera que, durante su existencia
terrenal el ser humano puede considerarse, en cierta medida, como
perteneciendo al reino superior. En el reino en el que penetra
después de atravesar el umbral de la muerte se da exactamente una
Situación inversa: allí se siente como el ser de rango más inferior,
unido a Entidades muy superiores a él.
44
superiores al hombre. Agrupándolos por tres, podemos establecer el
paralelo con lo que encontramos al descender: tres grados para los
animales, tres grados para las plantas y tres grados para los
minerales y así obtenemos el conjunto del mundo del que el hombre
forma parte.
45
Visto desde arriba, lo que se encuentra en el ambiente terrenal es
completamente distinto de lo que nosotros vemos aquí.
Precisamente estudiando el Karma podremos comprender
perfectamente que visto desde arriba, lo que sucede en la Tierra es
completamente diferente de lo que el hombre mismo percibe aquí.
46
nosotros mismos, el mundo espiritual objetivo. Nuestros guías son,
entonces, las Potestades, Virtudes y Dominaciones, que nos ponen
en relación con el mundo espiritual exterior. Y podría decir que así
como aquí hablamos de lo que nos rodea: montañas, ríos, bosques,
prados, etc., allí hablamos de lo que las Entidades de la Segunda
Jerarquía nos ponen delante. Pero ese entorno no está constituido
por objetos en el mismo sentido que en la Tierra: está compuesto de
seres, de todo lo vivo que vive en el espíritu. Entre la muerte y un
nuevo nacimiento aprendemos de alguna manera a conocer no sólo
las Entidades y las cosas, sino las Entidades y sus acciones,
sintiéndonos a nosotros mismos como insertados en esas acciones,
entregándonos a ellas.
47
contenido de nuestra alma, las maneras de pensar que tuvimos en
nuestra última vida terrenal, y todo lo vemos reflejado en la manera
de actuar de las Entidades de la Tercera Jerarquía. En ese vasto
mundo se nos hacen presentes, en la esfera espiritual, las opiniones
que tuvimos sobre los otros hombres, todo lo que fue terrenal: lo
que pensamos, lo que sentimos. Aquí, en la Tierra, todo eso aparece
envuelto en Maya, como encerrado entre los límites de nuestra piel,
pero en la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento es distinto:
entonces sabemos que todo lo que vivía en nuestro interior:
pensamientos, sentimientos, acciones, todo eso pertenece al mundo
entero, actúa en el mundo entero.
48
nuestras capacidades para la próxima encarnación. Y así
contemplamos los dones, las capacidades que tendremos en nuestra
próxima vida sobre la Tierra al contemplar las imágenes que
despliegan, ante nosotros, las Entidades de la Segunda Jerarquía.
49
través de una memoria activa en nosotros, pero que ahora es
cósmica, el espectáculo, perturbador1 de lo que hicimos en nuestra
vida terrenal precedente, entre el nacimiento y la muerte. Luego
bajamos la mirada a los actos de los seres espirituales: ¿Qué hacen
los Serafines, Querubines y Tronos? Nos enseñan, en imágenes, las
experiencias que tendremos que sufrir con los humanos con los que
vivimos en el curso de nuestra vida terrenal anterior. Nos muestran
las consecuencias que, durante la nueva comunidad de vida, traerán
la compensación de lo que sucedió anteriormente entre nosotros. Y
de la manera en que los Serafines, Querubines y Tronos actúan de
manera concertada, comprendemos que un gran problema
encuentra ahí su solución.
Si en una vida terrenal tuve algo que ver con otro ser humano, yo
mismo preparo el conjunto de la compensación, pero sólo puede
llevarse a cabo por el trabajo de los Serafines, Querubines y Tronos.
Y ese trabajo se realiza de tal manera que el otro, con el que tendré
algo que ver, será conducido hacia mí, y yo hacia él. Lo que se
vivencia en la grandeza de las imágenes de los actos de las Jerarquías
superiores será transcrito por las Entidades lunares, después,
cuando descendamos de nuevo hacia la Tierra, será grabado en
nuestro cuerpo astral. Estas Entidades lunares contemplan con
nosotros, que estamos entre la muerte y el nuevo nacimiento, lo que
sucede para que se cumpla en la futura vida terrenal la
compensación de la precedente.
50
lo que se nos muestra en el mundo sensible nos está realmente
ocultando mucho más de lo que nos revela.
Aquí abajo, en la Tierra, pasamos por muchas cosas, del dolor más
profundo a la alegría inmensa, a la total felicidad, por toda la extensa
gama de la sensibilidad humana. Pero lo que podamos aprender del
mundo espiritual, realmente debería actuar sobre nosotros con
mucha mayor intensidad que el dolor más profundo o la alegría más
plena. Sólo adoptamos la debida actitud, de cara al mundo espiritual,
cuando decimos: En realidad, comparado con el más profundo dolor
o la mayor alegría que podamos experimentar sobre la Tierra, lo que
presentimos de cara a los hechos y las Entidades del mundo
espiritual no es más que una sombra. Para el iniciado no es una
sombra, pero sí lo es para quien se contenta solamente con recibir
dicha información de la Ciencia Iniciática. Sin embargo, uno también
debería decirse: Presiento, por tanto, con qué profundidad e
51
intensidad debería actuar sobre mi alma lo que se me está
comunicando sobre el mundo espiritual, si dicha comunicación fuera
lo suficientemente fuerte y vigorosa. El ser humano, cuando oye
hablar del mundo espiritual y sus Entidades debería atribuir a su
debilidad de hombre terrenal, el no poder sentir toda la gama de
sentimientos que van del entusiasmo más ardiente al dolor más
profundo. Cuando puede atribuir a su debilidad el hecho de no poder
sentirlo de la manera justa, su alma ya adquiere algo de la buena
actitud que debería adoptar ante el mundo espiritual.
52
Pero si al menos se expandiera la comprensión necesaria de estas
enseñanzas en el circulo de nuestra Sociedad cabría esperar que de
esta situación trágica nazca y se desarrolle algo que es
imprescindible, a saber, que la Sociedad Antroposófica sea
verdaderamente la fuente de una riqueza que fecunde a la
civilización humana externa, que se está peligrosamente deslizando
hacia el caos. Así pues es necesario que se comprenda una cosa que
no ha sido comprendida hasta ahora en el seno de nuestra Sociedad,
después de haber transcurrido dos o más decenios de trabajo
antroposófico desde su fundación.
53
ningún derecho para hablar de cosas íntimas espirituales. En
aquellos tiempos, estos corifeos señalaban constantemente que la
Ciencia era necesaria, que había que contar con la ciencia moderna,
que la cosa iba por buen camino, pero que aún estaba dando sus
primeros pasos y que si seguía así llegaría al resultado deseado. Muy
bien, pero no se consiguió nada especial, ylo que se proponían en
aquella época se quedó en un asunto pasablemente teórico. Se había
anunciado “Ejercicios prácticos sobre el karma”, pero en aquellos
tiempos nadie habría entendido nada y menos aquellos corifeos de
la Sociedad Teosófica. Esto se convirtió en una tarea que fue preciso
cultivar en cierta medida por debajo de la superficie de la corriente
antroposófica y que desde el principio se hizo de acuerdo con el
mundo espiritual. Hoy día -y cuántas veces no lo habré hecho
mientras se desenvolvía el movimiento antroposófico_ tengo que
recordar ese título que debía ser, de hecho, el de la primerísima
conferencia de una Rama antroposófica: “Ejercicios prácticos sobre
el karma”. Aún recuerdo el espanto de los corifeos cuando vieron
publicarse un título tan temerario.
54
necesidad de hablar abiertamente de las condiciones que reinan en
el mundo espiritual.
55
corriente de espíritu mahometano, ligada al nombre de Mahoma, se
revela, comparada con el cristianismo, como viviendo más en la
abstracción. Me gustaría añadir que el cristianismo contiene más
descripciones directas del mundo espiritual que el islamismo. Sin
embargo, este último tenía en su destino abrirse a muchos
elementos de la ciencia del pasado, de la cultura de antaño. Vemos,
pues, expandirse el Islam venido de Asia, siguiendo de alguna
manera al cristianismo. Es muy interesante seguir esta marcha
singular. Podemos observar la corriente cristiana dirigirse un poco
más al norte, después ganar el centro de Europa, mientras el Islam
rodea esta corriente, pasando por el norte de África y España,
llegando hasta Francia, como encerrando al cristianismo entre los
dos brazos de una tenaza.
56
Más tarde aún se abrió una nueva vía, la de las Cruzadas, por las
cuales los europeos conocieron directamente la civilización oriental
que, por cierto, ya estaba en decadencia. Gracias a esta vía los
europeos tuvieron conocimiento de muchos secretos de la cultura
oriental de tal manera que en la cultura occidental encontramos,
como una capa que recubriera el cristianismo lo que, de orientalismo
nos llegó a través del arabismo. Pero como supondréis, nada de esto
se hace comprensible si sólo se observan los hechos en su aspecto
exterior. Hay que contemplarlos en su interior. Entonces uno se da
cuenta que, ciertamente, por las guerras y las victorias conseguidas,
el arabismo fue rechazado, así como los árabes y los moros,
portadores de la doctrina de Mahoma. Pero las almas de esos
hombres se reencarnaron, retomaron y continuaron su actividad.
Cuando se describe de manera abstracta cómo llegó el arabismo a
Europa, a través de España, no se percibe nada de eso. Sólo se
perciben realmente las cosas cuando se conocen los hechos
internos.
57
porque era una gran personalidad1 si bien sometido por entero al
islamismo, un espíritu libre y abierto a todo lo que poseía y aportaba
la civilización oriental. Mientras que Carlomagno sabía leer y escribir
lo justo, la corte de Bagdad brillaba con un esplendor grandioso y lo
que consiguió Carlomagno no puede compararse en nada con lo
conseguido en la corte de Harun-al-Rashid.
Era, también, la época en que una gran parte del Próximo Oriente
había sido ya conquistado por el Islam, así como una gran parte de
África, y en todos estos lugares se expandía la brillante cultura
ejercida en la corte de Haruri. Pero entre todos los que aportaron a
su corte tanto la geografía, como la investigación científica o la
medicina, no se encuentra ni uno sólo que en una encarnación
anterior hubiese sido educado en una escuela de Misterios. Pues
incluso aun cuando en otros tiempos fueran unos iniciados, al volver
a encarnar, a simple vista, no se manifestaba que lo hubieran sido.
En cualquier época, y sobre todo si se ha sido anteriormente un
Iniciado en los Antiguos Misterios, no se puede adoptar otra actitud
que no sea el cultivo de la espiritualidad, la actitud del alma que el
cuerpo hace posible en una época determinada. Cuando se percibe
la realidad del alma, no se la ve conforme a las representaciones
lógicas, dialécticas que nos hacemos normalmente. El ser psíquico se
sitúa, en realidad, en mayores profundidades que las que podemos
concebir de ordinario.
58
catolicismo con violencia: que a veces parece encantador, a veces
fanático y, a veces, también vulgar. El que trata de observar los lazos
que unen las diferentes vidas terrenales de un hombre, apenas
prestará atención a estos aspectos del carácter, sino que se fijará
más bien, en las profundas cualidades del alma. Nadie que se dejara
obnubilar por lo que, al principio, más nos llama la atención en el
caso de Haeckel podría acceder a sus encarnaciones precedentes,
aún en el caso de que quisiera desarrollar la búsqueda práctica del
Karma. El que quisiera conseguirlo tendría que observar en qué
medida Haeckel tomaba partido por sus ideas. Que su cultura fuera
materialista se explica por la época en que le tocó vivir. Pero eso es
lo menos importante: lo que de verdad importa es la estructura de
su alma. Si uno puede acceder a ésta, si se dispone de la visión oculta,
la mirada conduce, precisamente en el caso de Haeckel, hacia el
Papa Gregorio VII. (1020-1085), el antiguo monje Hildebrand, que
fue uno de los más ardientes y vigorosos defensores del catolicismo.
El que compara estos dos personajes entre sí y sabe que se trata
realmente de ellos, encontrará sus semejanzas y adquirirá la visión
que puede discernir, en lo que se refiere a los asuntos importantes
de la Humanidad, lo que es importante de lo que no lo es. Las ideas
teóricas no son lo esencial. Lo son en nuestra época teórica,
materialista y abstracta. Lo esencial, en los entresijos de la Historia
universal, es la verdadera naturaleza del alma. Aquel que puede
discernirla encontrará las semejanzas entre Gregorio VII y su
reencarnación como Haeckel.
He aquí la manera de ver las cosas que hay que conseguir, desde el
principio cuando uno quiere ocupar- se de la naturaleza concreta del
Karma y cuando se tiene que comprender, por ejemplo, que en la
corte de Harun-al-Rashid vivían unos hombres que se comportaban
59
de acuerdo al espíritu de los siglos VIII y IX, en razón de sus cuerpos
físicos y la educación que habían recibido y que, sin embargo, eran
la reencarnación de antiguos Iniciados en los Misterios. Cuando uno
fija su mirada espiritual sobre la corte de Harun se siente sobre todo
impresionado por una personalidad, que era el consejero profundo
y extremadamente activo del Soberano y que, para su época, era un
espíritu universal, un espíritu que tenía en su pasado algo singular:
en una encamación anterior en la misma región donde ahora reinaba
Harun-al-Rashid, poblada entonces por otras gentes, él había
tomado parte en todas las iniciaciones y en una encamación
posterior, siendo otra personalidad, había aspirado con toda su alma
a encontrar la Iniciación, sin conseguirlo porque su destino no se lo
permitía. Tal personalidad vivía en la corte, estando obligado a
disimular en lo más profundo de su ser lo que subsistía aún en él de
su anterior encarnación como Iniciado. La imposibilidad de alcanzar
la Iniciación había tenido lugar en una encamación anterior, después
vivió en la corte de Harun y allí, esta personalidad, a causa de que
entonces eran imposibles las iniciaciones en el espíritu de antaño,
tuvo que ser simplemente alguien que por una necesidad imperiosa,
una imaginación poderosa, una imaginación lógica exacta, tuvo que
llevar a cabo, sobre todo lo que se cultivaba en dicha corte, una
acción muy estimulante como organizador. Allí vivían todos los
eruditos posibles, así como artistas, una pléyade de poetas y
representantes de todas las ciencias. Bagdad era justamente en esa
época el centro de una actividad científica y artística muy importante
en el Califato. Y toda la organización necesaria para su
funcionamiento partía de esta personalidad, dotada de una
poderosa facultad organizativa. Tales individualidades tienen una
gran importancia en el curso de la evolución humana.
60
Estudiemos ahora la personalidad del propio Harunal-Rashid. Quien
puede percibir, gracias a la visión oculta, la naturaleza física de esa
personalidad y puede, más tarde, buscarla de nuevo para comprobar
si se ha vuelto a encamar puede constatar que en efecto, quedó
ligado a todo lo que había hecho en la Tierra, llevándolo consigo
cuando franqueó el umbral de la muerte, que ha continuado
marchando por los caminos del espíritu acompañando la evolución
de la humanidad y, partiendo del mundo espiritual ha ejercido una
gran influencia, adquiriendo al mismo tiempo muchas cosas para sí
mismo, reapareciendo más tarde en la forma que le permitía adoptar
la época, en la figura de Lord Francis Bacon de Verulan (1561-1626,
filósofo, escritor, político y alto funcionario) fundador del espíritu
científico moderno. En efecto, Bacon de Verulan dio en Inglaterra un
gran impulso al pensamiento europeo moderno. Seguramente me
diréis: ¡Pero era fundamentalmente diferente a la personalidad de
Harun-al-Rashid! Y sin embargo, era la misma individualidad. Lo que
justamente aparece como exteriormente diferente forma parte de
las cosas exteriores. Vemos el alma de Harunal-Rashid abandonar de
alguna manera Asia y continuar evolucionando, después de su
muerte, para fundar, en gran medida, el materialismo moderno de
Occidente y desde ahí influir en la civilización europea moderna.
61
esplendor extremo, un auténtico interés por la cultura en su corte
pero, al mismo tiempo, la necesidad de dejar expandir- se hacia el
exterior todo lo que constituía el islamismo. Esto debería
manifestarse en una próxima encamación. El espíritu científico de
gran envergadura debía manifestarse fuera y él lo hizo. Lo que era
exterior en la corte de Harun-al-Rashid salió a la luz en la persona de
Bacon.
62
siendo el organizador de la Historia, la Filosofía y las Ciencias
modernas, la encontramos en la persona de Francis Bacon. La otra
tomó el camino terrenal, el camino que tomaron las Cruzadas, el de
la Europa Central. También fue un gran organizador pero se puede
constatar que su organización tuvo una acción diferente.
63
de cerca la evolución de las almas de una época a otra. Hay que
tomar en serio lo que por todas partes se manifiesta como Maya y la
realidad interior. También la Historia es Maya si sólo se la estudia en
su aspecto exterior. Sólo se la puede comprender abandonando la
Maya por la realidad.
64
Cuarta Conferencia
65
añadir aún otra cosa a lo que ya os dije, algo que os permitirá
visualizar cómo el alma humana es trasladada de una época a otra.
Lo que sucede a nivel de la totalidad, sucede igual con los individuos,
y si podemos comprender el karma de ciertas personalidades
conocidas, igual podemos hacer con nuestro propio karma. Vamos
pues a proseguir hoy un poco más en el estudio concreto del Karma.
66
para alcanzar el terreno en el que, por los sucesos de una existencia,
uno es conducido la siguiente.
67
que esos sabios de los tiempos pasados tienen que reencarnarse,
¿dónde están en la época moderna? Y más de uno podría preguntar:
¿dónde están activas esas grandes personalidades?
68
verdad que no es más que un vestigio de lo que fue antaño. En
Hibernia, Irlanda, existieron unos Misterios cuya profunda sustancia
ejerció una importante actividad, incluso en Europa, durante los
primeros siglos de nuestra era, asimilando el cristianismo. Allí
encontramos un Iniciado que, abandonando Irlanda, tomó la ruta del
Este llegando hasta la zona de la actual Alsacia en los ss. VIII y IX
después de la fundación del cristianismo. Este Iniciado trabajó duro
a favor del verdadero cristianismo en medio de las tormentas que se
sucedieron una tras otra. La actividad de San Bonifacio (675- 714,
llamado el Apóstol alemán, encargado por el Papa para organizar la
Iglesia en Alemania) fue, con todo, mucho más reducida en ese
sentido.
69
En relación a lo que une a los hombres entre ellos de una
encarnación a otra sería totalmente anodino decir:
70
entendido, el aspecto físico, sino la fuerza que el ser humano, en una
encamación, trae a sus pies, la manera en cómo los coloca, a partir
de la cual toma, a través del movimiento de esos pies, el camino del
mal o, tomando el del bien, se metamorfosea. Todo lo que tiene que
ver con los pies puede manifestarse en una encamación posterior en
la manera en que está organizada su cabeza, mientras que lo que
ahora tenemos en la cabeza puede manifestarse en la organización
de las piernas. Estas cosas se metamorfosean de una manera
particular. El que está familiarizado con estas cosas puede saber
cómo piensa cualquier persona sólo observando cómo posa el pie,
los dedos, los talones. Y el que observa la naturaleza especifica de
los pensamientos del otro, si piensa rápidamente, de manera
acelerada, ¿con mesura, pausadamente, puede llegar a saber
realmente cómo caminaba aquel en una encarnación precedente.
71
encontraron bajo la influencia de una leyenda significativa
(encantamiento), una profecía, que cuenta cómo el paladium (metal
de la familia del platino, de color brillante, de gran dureza, como el
acero, pero maleable y dúctil) que, a causa de un cierto
encantamiento había mantenido en realidad el poder romano, había
sido traído de la antigua Troya, siendo escondido en Roma. Cuando
el emperador Constantino quiso llevar el romanismo a
Constantinopla, hizo transportar con gran pompa el “paladium”
desde Roma a Constantinopla, disimulándolo en forma de columna
a la cual dio una forma tal que a través de ella se podía manifestar
su orgullo desmedido. En lo alto hizo colocar una estatua de Apolo,
por supuesto modificada para que se pareciese a él mismo. Tomó
trozos de madera de la Cruz en que murió Cristo, haciendo construir
con ellos una especie de corona que colocó sobre la cabeza de la
estatua. Así celebraba verdaderas orgías de orgullo.
72
alguien muy rico por supuesto, de carácter guerrero al mismo
tiempo, que había participado en numerosas contiendas bélicas, de
hecho nada importantes. Cuando esta personalidad llegó a cierta
edad reunió en torno suyo a un grupo de gentes que se implicaron
con él en una aventura, que fracasó, constituyendo para él una gran
decepción, teniendo que retomar a su hogar sin haber alcanzado su
objetivo. Pero, como ocurría frecuentemente en aquella época,
durante su ausencia, otro se había apropiado de todo lo suyo, su
casa, sus gentes, sus bienes. Aquella personalidad no encontrando
nada de todo lo que le había pertenecido anteriormente, aunque
parezca extraño así sucedió, se vio obligado a llevar, por su propio
Bien, la vida de un ilota, de un siervo. Allí, por las noches las gentes
de los alrededores organizaban reuniones, cultivando con bastante
crueldad ideas de venganza de las que no podía salir nada bueno,
pero seguían cultivándolas. Se podría decir que se llevaba a cabo un
juego dialéctico con ideas de venganza contra los señores, casi como
sucedía en la antigua Roma. Esta personalidad, que había sido
privada de sus bienes y de su autoridad habitual, sin perder por ello
su voluntad, se convirtió en un agitador que levantó a toda la región,
contra aquel que le había privado de sus bienes, reapareciendo más
tarde, en el s. XIX como Karl Marx, el jefe socialista, que en su ser
interior, en su alma y sus pensamientos, no podía ser de otra
manera, partiendo de su encamación anterior, Pensad ahora, mis
queridos amigos, cómo se aclara la historia mundial cuando se la
considera de esta forma, cuando se puede seguir efectivamente a las
almas de una época a otra y comprobar cómo se transporta de una
vida a otra lo que pesa en las almas. De esa forma, la vida histórica,
el devenir y la naturaleza de la Humanidad se enriquecen con
relaciones concretas.
73
Hace poco, en Dornach, pude llamar la atención sobre otra relación
que me condujo en diferentes ocasiones, durante la guerra, a
constatar que no nos debemos dejar obnubilar por ciertas
personalidades de la época moderna. Ya en el curso que dimos en
Helsingfors en 1913, (sobre las bases ocultas del Bhagavad Gita)
pude llamar la atención sobre una capacidad muy limitada, de la que
tratamos aquí, que se me aclaró cuando constaté la relación entre
Mu’áwiyya, un sucesor de Mahoma (califa del 661 al 680, que
trasladó la residencia de Medina a Damasco) y Woodrow Wilson
(Presidente de los EE.UU. entre 1913 y 1921 y que estuvo en el
origen de Naciones Unidas).
74
día, éste precisa del espíritu vivificante, no sólo el espíritu abstracto
y muerto de las ideas.
75
Para poder discernir de qué se trata hay que tener muy claro que el
Cristo explicó con toda claridad a sus discípulos más íntimos que el
Ser Solar, el Cristo como Ser cósmico, había venido para llenar con
su substancia a la entidad de Jesús, nacido en Oriente, hacía treinta
años. Jesús de Nazaret había nacido en una religión lunar, pues ¿qué
era, si no, la religión de Javéh, o Jehová? Y ¿qué era el propio Javéh?
Cuando se alzaba la mirada hacia Javéh, se dirigía al yo humano
directamente dependiente de la forma humana, la forma humana
que nace con nosotros. Pero lo que nace con nosotros, lo que se
constituye en nosotros, mientras que en cuanto cuerpo material
estamos constituidos para llegar a ser un Yo, eso depende de las
fuerzas de la Luna. De hecho, Javéh es una divinidad lunar. Por eso,
cuando la mirada se dirigía a Javéh uno sabía que se trataba del guía
de las Entidades lunares de las que proceden las fuerzas que
introducen al ser humano en la existencia terrenal física.
76
Ellos habían olvidado todo lo que habían vivido antes de los treinta
años, todo, incluso su propia identidad. Existía incluso una
institución, (nosotros lo llamaríamos una oficina, porque hoy día
todo son oficinas y administraciones), a la que debía acudir una
entidad como la que menciono, para que le dijeran dónde había
nacido y quién era. Estas personalidades reciben entonces en los
Misterios los medios para recordar de nuevo su vida hasta sus treinta
años. Son los llamados más tarde los “dos veces nacidos” que debían
su primera existencia a las fuerzas lunares y la segunda a las fuerzas
solares.
77
inteligencia, la intelectualidad que, en verdad, concede al hombre la
libertad, privándole sin embargo de la clarividencia que podía
conducirle hacia la espiritualidad cósmica.
78
suficientemente poderosa para lograrlo. Se debe al azar la
subsistencia de una copia que figura entre las obras de una
personalidad que vivió en la corte de Carlos el Calvo, sin la cual no
habríamos tenido ninguna noticia del tema: Escoto Erígena, Juan
(810-877, traductor de las obras de Dionisio el Areopagita).
Quien ve así las cosas no encontrará paradójico que uno sea forzado
por la investigación espiritual a mencionar este drama épico, esta
epopeya dramática, que describe perfectamente la transformación
de un ser humano haciendo el juramento sagrado de sacrificar su
intelecto, lo que le abre los cielos. La tradición ha conservado más
de un fragmento de esta antigua epopeya dramática, seguramente
modificada, en la que ya no se comprenden las grandes relaciones, y
sobre todo, no se comprenden en su aspecto metafórico, pues el
contenido de lo que presentaba esta obra de arte se ha convertido a
menudo en temas pictóricos. Pero los cuadros también han sido
eliminados, ya sólo quedan las tradiciones. Alguna parte de éstas fue
aún cultivada en un círculo del que formaba parte el maestro de
Dante Alighieri (1265-1321), Brunetto Latini, (1220- 1294, poeta
florentino, escritor y hombre de Estado). Dante pudo aprender a
través de su maestro, aunque no fuera demasiado exacto, alguna
cosa de estos elementos tradicionales y en su Divina Comedia
subsiste algo, aún vivo, de aquella epopeya dramática. Pero la obra
existió en algún momento, tan real como la propia Divina Comedia.
79
nacimiento de Cristo, a los treinta años, hasta situarlo en la fecha del
nacimiento físico de Jesús. No habrían podido hacer todo esto, que
actualmente ha llegado a formar parte de la doctrina cristiana, si no
se hubiera hecho desaparecer el Drama del que os he hablado hoy.
La investigación espiritual tendrá que jugar su papel si la Humanidad
quiere continuar viviendo en el seno de la civilización. Ya conocéis el
carácter terriblemente nocivo de muchas enfermedades que están
haciendo su aparición en los últimos tiempos, como le ocurrió a
alguien muy conocido mío, que gozaba de una buena posición y gran
consideración. Un día abandonó a su familia, se fue a la estación,
sacó un billete para un lugar alejado y, de repente, olvidó todo lo que
había vivido hasta entonces. Su intelecto funcionaba de manera
normal, pero su memoria estaba totalmente obnubilada y cuando
llegó a su destino, tomó otro billete y así se recorrió Alema fha,
Austria, Hungría, Grecia y finalmente, cuando recuperó la memoria,
se encontró en un asilo para pobres de Berlín.
80
siempre hay algo perfectamente sensato y esto le sorprende. Pero
enseguida se encuentra con algo que provoca en él un malestar
considerable que no puede soportar. Podríamos citar aquí una
variante de unas palabras de Lichtenberg (1742-1799, físico de
G5tingen, satírico y maestro de aforismos): “Cuando los libros y un
hombre se chocan, haciendo un ruido sonoro, no siempre la culpa es
del libro.”
81
para que nosotros no seamos responsables, mis queridos amigos, de
no haber puesto en acción la fuerza necesaria para llegar a un
ahondamiento espiritual suficiente, ha tenido lugar el Congreso de
Navidad, que debe marcar una etapa en la evolución de la Sociedad
Antroposófica, como ya os he dicho; que debe antes que nada,
inaugurar un período del movimiento antroposófico en el cual se
hablará sin temor de los hechos concretos de la vida espiritual, como
hemos hecho nosotros de nuevo, en las conferencias precedentes y
en la de hoy. Se precisa, en efecto, una fuerza de impulsión mayor
que en otros tiempos para que el Espíritu, que tanto necesita la
Humanidad, venga a nosotros.
82
He tenido ocasión, aquí en Praga, de poder hablar durante muchos
años de los diversos aspectos de la vida espiritual y siempre con una
profunda satisfacción. Y en esta ocasión, en particular, porque he
exigido a vuestros corazones y almas un esfuerzo relativamente
nuevo, porque habéis tenido que abriros con una mayor
disponibilidad a lo que tenía que deciros en esta ocasión, en cierta
medida respondiendo a una tarea espiritual. Cuando digo “una tarea
espiritual que me ha sido confiada”, interpretaremos esta expresión
diciéndonos: Nosotros permaneceremos unidos en el Espíritu.
83
antroposófica. En ese sentido, ¡que aunque nuestros cuerpos se
separen, permanezcamos unidos en el espíritu de todo corazón!
84
La Antroposofía como base para el conocimiento de lo
espiritual en el mundo, y como impulso anímico para la
vida moral y religiosa
Quinta Conferencia
85
satisfacción poder hablar ante aquel grupo de amigos franceses. Esa
satisfacción se renueva hoy por el hecho de que estos amigos me
han invitado a tratar ahora algunos temas relativos a la Antroposofía,
y les agradezco esta tan amable invitación.
86
movimiento antroposófico numerosas fuerzas adversas,
demoníacas. Podemos esperar que las fuerzas obtenidas por la
alianza sellada en el Congreso de Navidad con los poderes
espirituales positivos serán, en el futuro, capaces de derrotar todos
los poderes adversos en el terreno espiritual, que se sirven de seres
humanos sobre la tierra para alcanzar sus objetivos.
Hoy me gustaría antes que nada, considerar al ser humano bajo tres
aspectos. Este ser humano, lo vemos en nosotros mismos, en
87
nuestro destino entre el nacimiento y la muerte. Está situado entre
dos límites: de una parte, el nacimiento, mejor dicho, la concepción
y de otra parte, la muerte. El nacimiento y la muerte no son la
verdadera vida: uno la empieza, la otra la termina. La cuestión que
se plantea es la siguiente: la manera de examinar lo que nos sirve en
la vida, entre el nacimiento y la muerte, ya se trate de comprender
nuestra propia vida o la de nuestros semejantes, ¿puede servir para
considerar el nacimiento y la muerte tal cual, o por el contrario, es
preciso que en relación a esos dos términos la explicación se
transforme completamente? Así pues, vamos a comenzar hoy por
planteamos el aspecto de la muerte, que cierra de una manera tan
precisa la existencia terrenal del hombre. Que sea la primera cosa
que consideremos desde el punto de vista espiritual.
88
Todo este asunto toma otro aspecto cuando se estudia la muerte
humana con la ayuda de las fuerzas de conocimiento que salen a la
luz por un entrenamiento interior. Las fuerzas de conocimiento
ordinarias ven el cadáver y nada más. Pero si por medio de ciertos
ejercicios internos se llega a un primer grado del conocimiento, que
yo he descrito en mis libros como la Imaginación, la muerte aparece
de otra forma. Con la muerte el hombre se separa de la Tierra, y
cuando hemos desarrollado la facultad de la consciencia imaginativa,
vemos, en el preciso momento de la muerte, que el ser humano se
nos aparece en forma de imágenes vivas. Le vemos, no morir, si no
resucitar de su cuerpo. Gracias a la etapa de la Imaginación, la
muerte física se transforma en nacimiento espiritual. Antes de la
muerte, el hombre se nos muestra bajo el aspecto de un ser terrenal
que puede decir: yo estoy aquí, en este lugar, y fuera está el mundo.
En el momento de la muerte, el hombre deja de estar presente
únicamente en el lugar donde está su cuerpo. Su existencia comienza
a extenderse hasta los confines del espacio cósmico, se hace uno con
el Universo que hasta entonces él se había limitado a observar. En
ese momento, el mundo que se extiende fuera de su cuerpo deviene
experiencia interior y, en consecuencia, lo que antes era su mundo
interior, deviene su mundo exterior. De la existencia personal
pasamos a una existencia cósmica. La Tierra -como nos lo revela la
consciencia imaginativa— es la que nos da la posibilidad de pasar por
la muerte. Ella se revela a esta consciencia imaginativa como la
portadora de la muerte en el Universo. En ninguna otra parte, en
ninguna de las esferas a las que el hombre puede acceder en la vida
física o en la vida espiritual, en ningún otro sitio se encuentra la
muerte, sólo en la Tierra.
89
En el instante en que el hombre pasa por la muerte y se hace uno
con el Cosmos, se ofrece a la vista un segundo aspecto, que no es el
de la muerte, sino un aspecto en que las vastedades del espacio se
nos muestran rebosantes de pensamientos universales. El mundo
entero, el Cosmos entero se llena, para la vista y para el propio
hombre que ha pasado por la muerte, de los pensamientos cósmicos
que viven y se mueven en las vastedades del espacio. El aspecto del
espacio es el de un lugar de revelaciones, de tal manera que cuando
pasamos por la muerte, penetramos en un mundo de pensamientos
cósmicos. Todo se activa y anima en estos pensamientos cósmicos.
Ese es el segundo aspecto de la muerte.
90
Es en esta esfera de la Inteligencia cósmica donde vive el hombre
durante algunos días después de su muerte. Entre todos estos
pensamientos cósmicos que van y vienen, emerge uno aislado, como
una nube particular en la cual se fija la mirada: es la última existencia
que uno ha vivido, que está inscrita en la Inteligencia de los mundos.
Uno contempla su propia vida globalmente, durante algunos días,
como si se tratara de un cuadro. Esto dura pocos días ylo que se
mostraba inscrito en la Inteligencia cósmica se va debilitando cada
vez más. El cuadro se diluye en el espacio cósmico y desaparece. Así
como al final de la vida terrestre lo que se presenta es el aspecto de
la muerte, ahora, al final de lo que se ha tenido como vivencia
durante esos pocos días, uno ve desaparecer este cuadro en las
lejanías cósmicas. Tras el primero, que llamamos el aspecto de la
muerte, tenemos el segundo que podemos llamar la desaparición de
la vida terrenal. Realmente ese es, para cada ser humano instante de
inmensa preocupación, de miedo, con la angustia de perderse con
toda su vida terrenal, en las vastedades cósmicas.
91
vivencia del cuadro de la propia vida, hay que rebasar el mundo de
las imágenes.
92
cósmicos, cósmico-espirituales. En lugar de estrellas físicas, por la
Intuición contemplamos colonias espirituales presentes en el seno
del Universo espiritual, en el lugar preciso donde suponemos que se
encuentran las estrellas. El tercer aspecto, el de las estrellas, cuando
ya hemos aprendido a conocer qué es la muerte, una vez que hemos
conocido la Inteligencia cósmica expandida en el espacio, nos
conduce a la esfera de las Entidades espirituales del Universo y el
aspecto del hombre entrando en esa esfera que es, pues, la esfera
de las estrellas. Y así como entre el nacimiento y la muerte la Tierra
acoge al hombre, ahora que éste franquea el abismo de la
Inteligencia cósmica, unos días después de su muerte, le acoge el
mundo de las estrellas. En la Tierra el hombre era una criatura
terrenal entre otras criaturas terrenales. Tras la muerte él deviene
un ser celestial entre otros seres celestiales.
93
Tierra en compañía de estos seres que encontramos, después de
morir, en la esfera de la Luna. Podréis leer en mis libros cómo, un
día, la Luna física se separó de la Tierra. Al principio estaba unida a
ésta, pero luego se convirtió en un cuerpo cósmico independiente.
No fue la Luna física lo único que separó de la Tierra. En tiempos muy
lejanos había en la Tierra, entre los hombres, grandes Instructores
de la Humanidad que les aportaron la sabiduría primordial. Estos
Instructores de los orígenes no habitaban en la Tierra en cuerpo
físico, sino en cuerpo etéreo. El hombre, cuando recibía sus
enseñanzas, lo hacía interiormente. Después de un tiempo de
estancia en la Tierra, estos Instructores primordiales se separaron
con el globo de la Luna y formaron una colonia espiritual de
Entidades lunares. Estos Instructores de los hombres, que
abandonaron la Tierra hace mucho tiempo, son los primeros seres
cósmicos que encontramos pocos días después de morir.
94
Cuando él contempla su vida terrenal, el hombre se abandona a una
ilusión. Sólo considera los días, sin tener en cuenta el tiempo que
pasa durmiendo. Si no somos unos dormilones, el tiempo que
pasamos dormidos equivale a un tercio de la vida. Pues bien, es
sobre este tercio sobre el que se presta atención, haciendo
conscientemente la experiencia juntamente con las Entidades
lunares. Esto es lo que se tiene como vivencia, porque los grandes
Instructores de la Humanidad derraman su existencia en nuestro ser,
viven con nosotros. Y así revivimos nuestras noches, pasadas sobre
la Tierra de manera inconsciente, con una realidad mucho más
intensa que en la vida terrenal.
95
durante su vida post mortem, en la intensa realidad que reviste esta
vida, el interés que se haya podido sentir por su vida terrenal, se
extingue totalmente. Se vive, después de la muerte, enteramente
con esta individualidad y, en mi caso, eso se expresó de tal manera
que en el 4° Drama-Misterio tuve que hacer morir al personaje
igualmente, porque ya no se me presentaba bajo la forma de un
hombre terrenal. Os he dado este ejemplo como apoyo de esta
afirmación: la vida después de la muerte es mucho más intensa, más
sustancial, se vive con más realidad que la vida terrestre, que es
como un sueño.
96
pero en la forma de la intensa realidad que le muestran las Entidades
lunares mencionadas y, además, siguiendo la corriente de esa vida
en sentido retrospectivo. Por ejemplo, cuando yo viví con Strader la
retrospección de su vida, -recordad que entonces él se llamaba de
otra manera, este es el nombre que le di en los Dramas Misterio-, al
principio él revivió, tras morir en 1912, lo último que había sucedido,
después lo inmediatamente anterior y así continuó en sentido
inverso al tiempo vivido en la Tierra. Cuando ahora surge ante mi
alma, él revive en la esfera de la Luna más o menos la vivencia que
él tuvo en 1875. El tiempo transcurrido entre 1912 y 1875 ya lo había
revivido y así continuará hasta su antiguo nacimiento.
97
siempre fueron Seres suprasensibles, y aprende de ellas qué forma
tendrá que dar a su destino. Más adelante le seguiremos en las
esferas de Mercurio y del Sol, observaremos cómo vive entre la
muerte y un nuevo nacimiento, qué experiencia espiritual lleva a
cabo conforme a lo que vivió entre seres terrestres entre el
nacimiento y la muerte. Pues el hombre vive sobre la Tierra la
totalidad de su existencia entre el nacimiento y la muerte, y en el
cielo, entre la muerte y un nuevo nacimiento. Esto es lo que
configura el conjunto de su existencia. ¿De qué manera? Lo veremos
en las siguientes conferencias.
Sexta Conferencia
98
mismo tiempo que se separaba la Luna, prosiguiendo su existencia
en ésta, donde el hombre se reúne con ellas cuando franquea el
umbral de la muerte, teniendo la visión de lo que ayer caractericé
como, una realidad mucho más intensa que todo lo que él hubiera
podido vivir de hecho, durante su existencia terrenal.
Permitidme que siga hoy con el pequeño esbozo que os hice ayer.
Vamos a partir del hecho de que el hombre, cuando franquea el
umbral, lo que le lleva poco tiempo, se encuentra viviendo en los
elementos, tierra, agua, aire y fuego. Todo lo que en la Tierra se nos
muestra bajo el aspecto de sustancias bien diferenciadas, los
metales, por ejemplo, y más cosas, todo eso desaparece en el
momento de la muerte. Todas las materias sólidas son “tierra”, todas
las materias líquidas son “agua”, las materias gaseosas son “aire” y
todo lo que se manifiesta como calor es “fuego”. Tras su muerte el
hombre vive en esta cuádruple diferenciación. A continuación pasa
a la región que llamo de la “Inteligencia cósmica”, animada por los
pensamientos que la atraviesan, en la cual vive unos pocos días. Más
adelante llega a la región de los astros, en primer lugar la lunar y de
ahí a la región de Mercurio.
99
Ahora tratemos de representamos con claridad cómo, en la región
lunar, la vida del hombre puede actuar de manera determinante
sobre su karma ulterior. Ya aludí ayer a este hecho: el hombre, al
morir, ha ejecutado durante su vida terrenal acciones unas veces
buenas, otras malas. Con la suma de todos sus actos, el hombre se
presenta ante las Entidades lunares, que ejercen un juicio severo, un
juicio cósmico sobre el valor de cada acción en relación al Universo
en su totalidad, de las buenas y de las malas e injustas para el
conjunto del Cosmos. Se da la circunstancia que entonces el hombre
debe abandonar en la región lunar todo lo que perjudico al Cosmos,
el efecto de sus malas acciones, abandonando así una parte de sí
mismo. Es preciso representarse al hombre constituyendo, mucho
más de lo que uno cree, una unidad con todos sus actos, con todo lo
que hace. De alguna manera el hombre establece una alianza con lo
bueno o lo malo de cada uno de sus actos. Por ello, si debemos dejar
detrás algo de lo que hicimos mal, estamos dejando una parte de
nosotros mismos. En realidad sólo dejamos la región lunar llevando
con nosotros lo que hicimos bien para el Universo. De alguna manera
cuando la abandonamos somos seres mutilados y lo somos tanto
más cuanto más hayamos unido nuestro ser a los malos
pensamientos. Tenemos que dejar detrás todo lo que hicimos mal
en relación al Universo.
100
resto de la persona humana es, durante su fase embrionaria, menos
perfecta. En cierto sentido, esta diferencia se mantiene durante toda
la vida terrenal. La región más acabada del cuerpo humano es la
cabeza, las otras lo están menos. Y al contrario, justamente lo que
queda de la cabeza humana, después de la muerte, el extracto
espiritual de la cabeza desaparece rápidamente tras la muerte,
prácticamente desaparece durante el tránsito por la región lunar.
Por supuesto debéis entenderme bien: la materia física de la cabeza
se convierte en polvo con el cadáver, pero en la cabeza hay algo más
que materia física, también hay fuerzas que forman y animan el
cuerpo físico, fuerzas que son suprasensibles. Estas franquean el
umbral de la muerte y con ayuda del conocimiento imaginativo se
las puede ver también después de la muerte, cuando se capta la
forma espiritual del hombre, solo que en esta forma espiritual se ve
desaparecer la cabeza, esfumándose cada vez más. De hecho lo que
permanece, lo que puede ser mutilado, es toda la región del cuerpo
humano fuera de la cabeza. Con ésta, que está más o menos
completa a su entrada en la esfera de Mercurio si el hombre ha sido
esencialmente bueno, o muy mutilada cuando ha sido
esencialmente malo, proseguimos nuestra existencia, junto con las
fuerzas que rodean nuestra alma en la vida entre la muerte y el
nuevo nacimiento. La forma que demos a esta vida entre la muerte
y el nuevo nacimiento tendremos que extraerla de dichas fuerzas.
101
vividas por el hombre. Esto es algo muy importante y significativo,
una cosa que sorprende en un alto grado: el hombre deposita en la
región de la Luna sus manchas morales, pero de los efectos
espirituales de las enfermedades que le aquejaron, sólo se puede
desembarazar en la región de Mercurio, con la ayuda de aquellas
Entidades que nunca fueron hombres. Tener en cuenta este hecho
es de suma importancia: los resultados espirituales de las
enfermedades se borran en el ser humano en el curso de su paso por
la región de Mercurio. Observando esto podemos sentir cómo
interfiere en el mundo de los astros, el verdadero mundo de los
dioses, lo moral y lo físico. La basura moral no puede entrar en el
mundo espiritual, debe permanecer en la región lunar que así toma
parte en la vida de los hombres porque sus habitantes vivieron con
nosotros en un tiempo pasado. En Mercurio viven seres que nunca
habitaron la Tierra, y ellos son los que desembarazan al hombre de
sus enfermedades, que ahora podemos contemplar como
disolviéndose en las vastedades del espacio cósmico, en el Cosmos
espiritual. Los resultados espirituales de las enfermedades de los
hombres son absorbidos, incluso con una cierta complacencia, por
el Cosmos, donde se disuelven.
102
nos sois propicios! Experimentamos en nuestro interior que los
dioses nos perdonan por el mal que hayamos podido hacer sobre la
Tierra cuando vemos alejarse en las vastedades cósmicas los efectos
de las enfermedades.
103
los dioses. Ese es el objetivo de la Antroposofía en los más diversos
terrenos.
104
en el reino de lo que en la Tierra conocemos como amor, aunque
sólo como su reflejo. Ahí el Amor sustituye a la inteligencia. Así pues,
entramos en la región del Amor. Sólo en la medida que el Amor sea
su guía, el hombre puede ser conducido más lejos, siendo
transportado de la región de la sabiduría a la existencia solar.
105
conjunto de los veintiuno a los cuarenta y dos, -3 veces 7 y 6 veces
7— después otro de los :cuarenta y dos a los cuarenta y nueve, otro
de los cuarenta y nueve a los cincuenta y seis y otro de los cincuenta
y seis a los sesenta y tres, reviviendo todos estos periodos uno
después del otro. En el primer periodo se ve, retrospectivamente,
que todo está ahí de golpe hasta el cambio de dientes. Uno observa
como a través de una niebla, a través de todos estos periodos, los
misterios del Universo, los misterios del cosmos. En el primero, del
nacimiento a los 7 años, se ven los misterios de la Luna. Cuando
contemplamos la vida durante el primer periodo vemos, como
cuando el Sol se filtra a través de la niebla, los secretos del Universo
atravesando nuestro propio cuerpo etéreo del que tenemos una
visión de conjunto. Lo que hoy D5 conté del abandono de los
desperdicios morales, de Las cosas malas, lo que os he contado de
los habitantes de la Luna, todo eso se encuentra realmente en el
libro de la vida a lo largo del primer periodo.
106
Iniciado a los dieciocho años podría contemplar, gracias a su
iniciación, los Misterios de la Luna y los de Mercurio. Una vez
llegados a una edad más avanzada y cuando uno contempla
retrospectiva- mente los periodos siguientes, en especial el que va
de los 14 a los 21 años, uno tiene delante todo lo que, en el Cosmos,
forma parte de los Misterios de Venus. En el momento en que surge
en el hombre la posibilidad del amor físico, entre los 14 y los 21 años,
vemos inscritos espiritualmente en el libro de la vida los Misterios de
Venus.
107
he contado cómo podemos llegar a estas verdades a través de la
Iniciación, puedo continuar con el examen de las condiciones
sucesivas.
108
aprendemos una verdad muy importante, algo que de nuevo nos
sorprende enormemente cuando la entendemos en su realidad. La
visión nos muestra a las Entidades ligadas a la existencia en Venus,
que aparecen en la vida humana después de la pubertad, que
llamamos Principados o Archai, que están en la génesis del propio
mundo. Estas Entidades, ligadas al nacimiento del Cosmos siguen
actuando, como en un reflejo, en la formación del hombre físico en
relación a la continuidad de las generaciones. Cosa que revela la
enorme correspondencia que existe entre el Cosmos y la vida
humana.
109
bien, en el Cosmos el espacio vacío es mucho más amplio. Aquí, en
la Tierra no se conoce lo que tenemos que aprender en el Cosmos,
donde el espacio puede vaciarse de sí mismo de tal manera que en
alguna parte ya no hay más espacio. En lo que se llama agua de Seltz
hay pequeñas burbujas, menos densas que el agua, y que podemos
ver. El agua no la vemos, pero sí vemos las burbujas. Cuando miráis
el espacio, no veis nada en absoluto. Pero ahí donde está el Sol, aún
hay menos que espacio. Imaginad que aquí tuviéramos el espacio
cósmico vacío, pero que eñ este espacio vacío no hubiera nada, ni
espacio tampoco, aunque en realidad, si entrarais en él, seríais
aspirados, destruidos. En él no hay nada, sólo hay sitio para todo 1
que es espíritu. No hay nada físico, ni el espacio. Así es la existencia
solar en realidad, que sorprendería mucho a los físicos. Sólo al borde
de este espacio es donde comienza algo parecido a lo que suponen
los físicos. En la corona del Sol hay gases incandescentes, pero en el
espacio vacío no hay nada físico, ni espacio. Sólo hay espíritu. Ahí
habitan las tres clases de Entidades que conocemos como los Exusiai,
Dynamis y Kiriotetes (Potestades, Virtudes y Dominaciones en la
terminología cristiana. N. del T.), presentes en el seno de la
existencia solar. Nosotros entramos en esta región después de
recorrer la región de Venus, en el curso de la vida entre la muerte y
un nuevo nacimiento. Y cuando miramos hacia atrás, y para ello
hemos tenido que pasar de los 42 años - vemos, en cierta medida,
un reflejo de la naturaleza solar. Es entre las Potestades, Virtudes y
Dominaciones donde pasamos la mayor parte del tiempo entre la
muerte y el nuevo nacimiento.
110
buenas intenciones y aunque cerca de nosotros tal vez se encuentra
alguien que tiene muy mal carácter, nos esforzamos en llevar a cabo
buenos actos, con más o menos éxito y, al lado nuestro, hay alguien
a quien, por así decirlo, todo le sale bien. Y así vamos pasando la vida.
Años, o decenios más tarde, recordamos lo que pasó y en función
del curso que tomaron las cosas en el aspecto terrenal, llegamos con
facilidad a establecer el siguiente juicio: no son sólo las buenas
intenciones sino los buenos hechos los que tienen buenas
consecuencias para el hombre en la vida terrenal. Por ejemplo, a
veces parece que es el hombre bueno el que resulta castigado, y el
malo recompensado: el malvado puede llegar a ser muy feliz. No
vemos ninguna concordancia entre lo que sucede en el aspecto
moral y lo que se realiza físicamente. Por el contrario, todo lo físico
tiene necesariamente consecuencias: la fuerza magnética atrae al
hierro necesariamente, provocando esta consecuencia inevitable.
Para la vida que pasamos entre la muerte y el nuevo nacimiento, sólo
tenemos en cuenta al principio, las cosas que en la Tierra están
unidas entre sí por lazos físicos. Ahora bien, en la región solar no
existe tal vínculo físico. Sólo existe el vínculo moral. Ahí se puede
realizar cualquier acción moral, y siempre de la manera más
conveniente. El bien tiene como efecto unos fenómenos que son
causa de felicidad, en cambio el mal provoca unos fenómenos en la
existencia que no traen ninguna clase de felicidad al hombre. El
vínculo moral que aquí en la Tierra no es más que un ideal y que sólo
se puede manifestar idealmente, bajo una forma exterior
insuficiente -la justicia castiga entonces al malvado— allá se
convierte en una realidad.
111
empiezan a ser realidades que son observadas por las Potestades,
Virtudes y Dominaciones. Los Seres de la región solar nos consideran
en función del bien que cada cual lleva en sí, lo que pensó, sintió y
vivió como Bien. Es por esta razón por la que no puedo daros una
descripción teórica de la región solar, sino una descripción viva. No
se puede dar una definición de cómo actua en la región solar, tal o
cual buena acción. Hay que hablar de tal forma que el oyente pueda
entender con claridad: si tú, hombre, tuviste en la región terrenal un
buen pensamiento, cuando llegues a la región solar, en la vida entre
la muerte y un nuevo nacimiento podrás establecer un vínculo con
las Potestades, Virtudes y Dominaciones, viviendo espiritualmente
en compañía de dichas Entidades. Pero si tuviste malos
pensamientos, que has abandonado en cierta manera con tu propio
ser en la región de la Luna, serás un solitario, abandonado por dichas
Entidades.
112
Séptima Conferencia
113
cuadro y se revive por períodos que siempre tienen una duración de
siete años, más o menos.
114
por nuestro Karma, sino que entramos en el terreno de las
Potestades, Virtudes y Dominaciones, seres de naturaleza
puramente espiritual, que viven por completo en los efectos
espirituales El mundo moral que percibimos alrededor nuestro, en la
esfera Solar, pertenece a esas Entidades, de la misma manera que el
mundo mineral, el vegetal y el animal pertenecen a la entidad Tierra.
115
nuestros miembros, el mismo Sol es el conjunto de nuestro sistema
rítmico.
116
el mundo de los astros con sus periplos y sus fenómenos, es lo que
conforma nuestro mundo exterior en la existencia solar. Y junto con
las Entidades que os nombré, las Potestades, Virtudes y
Dominaciones, con las otras entidades lunares, con los seres que
pertenecen a la Jerarquía de los Ángeles, con los que viven en Venus,
los seres de la Jerarquía de los Principados, y con todas las otras
almas humanas con las que estuvimos vinculados por el karma, en
esta contemplación del cuerpo humano, trabajamos con todos ellos
para preparar nuestra siguiente existencia terrestre. Y este trabajo
que se ejecuta en la existencia solar para engendrar un nuevo
hombre, una vida futura sobre la Tierra, este trabajo es algo mucho
más grandioso que todo lo que el hombre pueda producir sobre la
Tierra para la civilización. Todo lo que finalmente la civilización
terrestre nos ofrece es un trabajo humano. Pero el hombre no es
únicamente el producto del trabajo del hombre. Durante la
existencia solar es admitido para preparar su futura vida terrenal
junto con otras almas humanas, -porque si él trabajase solo, el
resultado sería lamentable—, trabajando sobre esa obra maravillosa
que es el hombre durante su vida en la Tierra. Es preciso que su
trabajo se lleve a cabo en unión con todas las demás Jerarquías
superiores. Lo que nace de una madre humana ciertamente no tiene
su origen en la Tierra, que sólo proporciona el terreno. En lo que se
refiere a la aportación de la herencia física se encarna una admirable
creación cósmica, formada en el seno de los mundos suprasensibles
durante la existencia solar.
117
qué bello es simplemente por su resplandor físico y qué agradable
su calor que afluye hacia la Tierra. Pero cuando entramos en el
conocimiento de lo que es el Sol en realidad, sentimos que allá
arriba, donde el globo solar recorre el Universo, ahí se encuentra el
campo de acción donde son modeladas las generaciones futuras
bajo su primitiva forma, ahí es donde trabajan las Jerarquías
superiores, en unión con las almas humanas que estuvieron
presentes en la Tierra en la encarnación anterior, para formar a los
hombres del futuro. De hecho, ese globo solar es el embrión
espiritual de la vida terrenal futura que nosotros presentimos. Y así
es cómo, en el fondo, pasamos la mitad del tiempo de nuestra
existencia solar, ocupados junto con los dioses en formar la sustancia
de nuestro futuro ser terrenal.
118
medida para no ser más que una imagen. En principio, el ser bu mano
toma una forma en su organismo de tal forma que él debería devenir
un ser de pura bondad. Más tarde, en la segunda mitad de la
existencia solar, una parte de este ser ya formado deviene, no una
realidad, sino sólo una imagen, de tal forma que nosotros
continuamos nuestra ruta por la esfera solar en parte como una
realidad espiritual, en parte como una imagen. Lo que constituye la
realidad espiritual es el fundamento de nuestro cuerpo con vistas a
la futura existencia terrenal. Lo que sólo es una imagen, constituye
el fundamento de nuestra cabeza. Y al ser únicamente una imagen
esta parte puede rellenarse con un material mucho más denso, la
materia ósea. Pero, al mismo tiempo, en esta parte que es imagen y
no realidad espiritual, se incorpora un elemento en el que, aquí
abajo, en la Tierra, reconocemos como un eco, el reflejo de aquella
imagen. Las necesidades de nuestro estómago, hígado, etc., las
vivimos como necesidades naturales. El impulso moral presente en
nosotros, lo vivimos en la Tierra gracias al espíritu. Este impulso
moral que vivimos así espiritualmente, que se deja sentir gracias a la
voz de nuestra consciencia, se forma, como germen, en lo que aquí
contemplamos como imagen, en el embrión solar del ser humano.
119
que el hombre vive entre la muerte y un nuevo nacimiento entre lo
que allí pasó antes de que en la Tierra tuviera lugar el Misterio del
Gólgota y lo que allí sucedió después.
120
difícil contemplar el misterio del ser humano devenido mundo
exterior.
Antes del Misterio del Gólgota era el Cristo quien, en la esfera solar,
daba al hombre la fuerza para contemplar sin reservas a la
naturaleza humana. Después del Gólgota, en la Tierra necesitamos,
en tanto que hombres, pasar por esta interiorización que nos
permita contemplar el Misterio del Gólgota, la vida unida a este
Misterio y la participación en la vida del Cristo. Sólo por ese camino
podremos, durante la existencia terrenal y con una consciencia libre,
reunir las energías que podremos llevar más allá de la muerte y que
nos podrán dar las fuerzas necesarias para contemplar al ser humano
en la esfera terrestre. Antes del Misterio del Gólgota, Cristo dio a los
hombres la posibilidad de contemplar, desde la vida entre la muerte
y un nuevo nacimiento, al ser humano durante su existencia solar.
Después del Gólgota El prepara al hombre, durante su vida en la
Tierra, para poder contemplar, en la esfera solar, a la entidad
humana en su plenitud.
121
de la esfera en la cual el hombre se desliza progresivamente al
abandonar la esfera Solar: se trata de las esferas de Marte, Júpiter y
Saturno. Si tratamos de evaluar en su conjunto esta segunda mitad
de la vida humana entre la muerte y un nuevo nacimiento es preciso
dirigir de nuevo nuestra visión retrospectiva a ciertos periodos
septenales (septenios). Cuando observamos el periodo entre los 42y
los 49 años se nos aparece el resplandor de los misterios de Marte;
de los 49 a los 56, los misterios de Júpiter y de los 56 a los 63 los de
Saturno, en cuanto a la preparación del ser humano con vistas a una
nueva existencia terrenal. Cuando el hombre, tras haber atravesado
la región Solar, entra primero en la región de Marte, más adelante
en la de Júpiter y finalmente en la de Saturno las Entidades que
actúan sobre el hombre son los Tronos, los Querubines y los
Serafines, respectivamente.
122
Querubines y Tronos. Pero ahora las cosas no son del todo como
antes, cuando sentíamos en nuestro interior todo lo que estaba en
el mundo. Podíamos sentir en nosotros a las Potestades, Virtudes y
Dominaciones, pero ahora, al bajar la vista experimentamos lo que
son los actos de las Entidades superiores mencionadas, viéndolos al
principio como exteriores a nosotros. Debajo de nosotros vemos el
cielo suprasensible, pues el mundo espiritual puro para nosotros
está por encima. Vemos el cielo suprasensible, nuestra mirada se
sumerge en las esferas de Marte, Júpiter y Saturno, vemos vivir y
obrar a su manera a los Tronos, Querubines y Serafines. Y qué
espectáculo se nos ofrece cuando consideramos ese trabajo? Vemos
a dichas Entidades vivir ellos mismos bajo una forma suprasensible
lo que será el cumplimiento de nuestro Karma en nuestra vida
terrenal posterior. Lo que tendremos que vivir, como hombres, por
habernos comprometido con ellos, en cierta manera, a cumplir un
cierto Karma, lo experimentamos primero a través de los actos
divinos realizados por los Serafines, Querubines y Tronos. Estos
determinan entre ellos el cumplimiento de nuestro Karma tal como
lo viviremos en nuestra próxima vida terrenal. Los dioses son,
realmente, los creadores del hombre, pero también son los
creadores de su Karma. Ellos viven primero el cumplimiento de
nuestro karma en una imagen celestial y de ello, nosotros recibimos
una profunda impresión, cuya huella conservamos en el curso de
nuestra vida ulterior. Nos hacemos cargo de nuestro Karma, tal
como será, porque primero lo hemos visto en los actos divinos de los
Serafines, Querubines y Tronos. A la vista de esto, vivimos
interiormente lo que será de nosotros en el curso de nuestra
próxima vida terrenal, realizado por los dioses.
123
Como veis, gracias a la Ciencia Espiritual iniciática es posible adquirir
el conocimiento del Karma siguiendo el curso de la vida humana en
la segunda mitad de la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento,
pudiendo descifrar lo que se realiza en las esferas de Marte, Júpiter
y Saturno por la acción de los Tronos, Querubines y Serafines. El que
ha aprendido a revisar en espíritu su vida entre los 42 y los 49 años
comprueba cómo se le ofrece la posibilidad de penetrar en los
misterios de Marte, de ver de alguna manera lo que allí sucede,
principalmente entre los Tronos, pero también en el conjunto de los
Tronos, Querubines y Serafines, cuando él atraviesa la esfera de
Marte. Aquí abajo, en la vida terrestre, no podemos juzgar la acción
del Karma, para ello tenemos que ayudarnos con el mundo
suprasensible. Por tanto, cuando se quiere estudiar el Karma hay que
dirigir la mirada, precisamente, a esa parte del Universo que el
hombre atraviesa entre la muerte y un nuevo nacimiento en las
esferas de Marte, Júpiter y Saturno. Ahora bien, para muchos
hombres lo más determinante para la próxima vida terrestre es,
justamente, lo que sucede en la esfera de Marte.
124
cuando esta esfera es la que actúa con más fuerza en el hombre
entre la muerte y el nuevo nacimiento, cuando ahí se elabora antes
que nada su Karma, todo lo que el vivirá en la Tierra está
fuertemente ligado a la naturaleza de Marte. A través de esta esfera
él mira hacia la Tierra y se prepara una vida terrestre que estará
estrechamente ligada a la vida en Marte.
125
la Edad Media. Todas las dudas acumuladas en su vida precedente
impregnaron profundamente su naturaleza. Esta personalidad
reapareció, habiendo preparado su destino sobre todo en la esfera
de Marte en parte en encamaciones anteriores, en parte durante su
vida entre la muerte y el nuevo nacimiento, mientras su encarnación
femenina pasaba a una masculina. Por este hecho estuvo
estrechamente ligado a todo lo que en la vida terrenal se refiere a la
inteligencia racional aguda, una inteligencia racional que tenía en
gran parte un carácter lógico y combativo. Esta personalidad que os
he caracterizado en dos encamaciones fue Voltaire.
Así pues, ¿por qué vía se transmite lo que en una época anterior de
la evolución histórica es causa y efecto, a una época reciente? Son
los seres humanos quienes lo transmiten. Todos vosotros que estáis
aquí sentados habéis aportado a lo que estáis viviendo en la época
actual, lo que habéis vivido en épocas anteriores. Son los propios
seres humanos los que hacen la Historia, pero sólo lo podremos
comprender cuando, en vez de parlotear sobre ello de manera
abstracta, lo pueda contemplar, aportando nuestra mirada concreta
sobre lo que se vivió en la vida entre la muerte y un nuevo
nacimiento.
126
el hombre trae de sus vidas anteriores algún rasgo particular,
después de haber creado en la esfera de Saturno los impulsos
esenciales de su karma. Los hombres que crean en la esfera de Marte
dichos impulsos esenciales de su karma, llegan a ser como Voltaire:
fuertemente ligados a la Tierra, la critican, la combaten, a través de
todos sus pensamientos, concibiéndola de tal modo que la resumen
en forma de sentencias, como hizo Voltaire con un talento genial.
127
actual? Seguramente, mirando en derredor vuestro, hoy en día no
podríais decir de muchos hombres activos en nuestra época que
tienen signos de ser grandes Iniciados. Y, en efecto, así es desde hace
mucho tiempo. Por tanto, tenemos que preguntamos, ¿qué ha sido
de aquellos Iniciados en sus posteriores encamaciones?
128
conservando sin embargo una grandiosa sabiduría. Esta
personalidad era un Iniciado de grado superior. Estos Misterios
irlandeses eran de una gran profundidad, no intelectual, sino
humana. Una de las impresiones que, por ejemplo, se podía recibir
de ese culto era la siguiente: Tras una larga preparación para percibir
el carácter equívoco de las verdades terrenales y la posibilidad de
dudar de ellas, uno era conducido a vivir en imágenes algo que sólo
podía causar una gran impresión justamente así, en imágenes. El
discípulo era conducido ante dos estatuas, una como de consistencia
elástica, pero interiormente vacía, pero con una grandeza
majestuosa que producía una poderosa impresión. El discípulo debía
tocarla y este contacto le producía interiormente un escalofrío de
terror, pues la estatua daba la impresión de estar viva. Uno metía un
dedo en ella, lo retiraba temblando y la forma se restablecía de
inmediato. Uno tenía la impresión de que allí había algo vivo que se
reconstituía después de haber sido cortado, por poco que fuera. Esta
experiencia iba dirigida a hacer sentir lo que en el ser humano es de
naturaleza solar.
129
histórica se está preparando la época en que se hablará mucho más
de las encarnaciones femeninas.
130
humanas terrenales. Como si se tratara de una fecundación de dicho
pasado gracias a lo que se había vivido en los Misterios de Hibernia.
131
decadencia de tal manera que las representaciones que se han
formado de su culto, así como la práctica misma de ese culto,
llegaron a ser totalmente pueriles, sobre todo en comparación con
la grandiosidad que tuvieron antaño. Algo de la fuerza, sobre todo
de sugestión, de aquellos antiguos Misterios se nos revela en su
carácter de superstición, de brujería, de magia que aún se
conservaba antes del descubrimiento de América. En el seno de
estos Misterios vivió una personalidad de la que quiero hablaros, que
recibió no solamente representaciones, sino impresiones de las
fuerzas provenientes de las entidades conocidas como Taotel,
Quetzalcoatl, Tezcatlipoka, entidades que en efecto ejercían una
gran impresión sobre los hombres pero que yo me atrevería a
calificar de impura. A menudo sucede así con los Misterios en
decadencia, que crean impresiones impuras desde el punto de vista
de lo moral. Yo veo a esta personalidad renacer más tarde en un
hombre cuyo subconsciente estaba muy impregnado por la fuerza
de sugestión característica de Misterios parecidos. Se trata de
Eliphas Levi (seudónimo de Alfonso Luis Constant, 1810-1875, autor
de numerosas obras sobre el ocultismo), en el cual, por medio de
conceptos puramente externos que producen la abstracción y el
racionalismo, revivía una sustancia histérica, en realidad decadente.
Así, de repente, se ilumina un personaje, por otra parte enigmático,
cuyos trabajos tienen una cierta grandeza pero también un algo que
conduce al alma a una cierta incoherencia y en cierto sentido, la
vuelve un poco átona y estúpida.
132
sucede más allá del mundo terrenal, sin que vuestra sensibilidad se
emocione, sin que vuestra alma reciba de ellas calor y claridad? ¿No
se presenta la vida del hombre entre el nacimiento y la muerte, de
otra forma? ¿No la sentirnos totalmente diferente cuando dejamos
actuar sobre el alma, con toda su fuerza interior, estas descripciones
de la vida suprasensible? Lo contemplamos y sabemos que hemos
descendido de un mundo que hay que describir, que aportamos al
mundo físico lo vivido entre los dioses. Comprender eso con el
intelecto no es lo esencial. Pero sentir que uno es un ser humano
descendido de una esfera que puede ser descrita así, significa que
en tanto que ser humano, nos sentimos responsables dentro de
nuestro cuerpo físico sensible sobre la Tierra de tener que ser dignos
de lo que ha descendido con nosotros. Cuando el conocimiento se
transforma de esa manera en impulso de la voluntad, voluntad de
ser dignos de la vida que nuestra alma vivió antes del nacimiento,
entonces lo que enseña la Antroposofía deviene directamente
sustancia moral. Este afianzamiento de los impulsos morales es uno
de los aspectos esenciales de la Antroposofía.
133
morales y religiosos. De este contenido de la Antroposofía es de Lo
que quería hablaros en nuestras tres cortas conferencias.
El karma,
134
como configuración del destino humano
Octava Conferencia
135
proyecta su luz no solamente en la vida cotidiana, sino en cada
minuto de nuestra vida; que por el hecho de que estudia la vida
humana en lo que se refiere a su destino, su karma, ilumina lo que
toca el corazón del hombre muy de cerca, viviendo cerca de él en
cada minuto de su vida. Así pues, partiendo de puntos de vista
diferentes me gustaría hablaros especialmente en estos próximos
días del fundamento antroposófico de las ideas, de las imágenes
espirituales que nos pueden acercar al significado del karma para el
hombre.
Ya sabemos que en esta vida humana tal como se des- liza entre el
nacimiento y la muerte, hay dos momentos que juegan un papel
importante, que se distinguen esencialmente de cualquier otro
instante de la vida. El primero —naturalmente no se trata de un
momento en sentido literal— es aquel en que el hombre, ser de alma
y espíritu, desciende a la vida terrenal, revistiéndose con un cuerpo
físico, instrumento de su actividad en la tierra, y no solamente se
reviste de este cuerpo físico, sino que, en cierto sentido, se
transforma en ese cuerpo para poder actuar en la Tierra. Este es el
comienzo de la vida terrenal, el nacimiento y la concepción. El otro
momento es cuando el hombre abandona la vida terrenal para,
franqueando el umbral de la muerte, retomar al mundo espiritual.
136
de cara a estos restos de la entidad humana, de manera que le
ayuden a mantener su forma? No, la Naturaleza no puede hacer eso.
La Naturaleza sólo es capaz de destruir este conjunto humano físico
edificado tras su entrada en la vida terrenal y que con la muerte
comienza a disolver la forma que el ser humano considera como su
forma terrestre. El que es capaz de dejar actuar en la profundidad de
su alma esta verdad tan evidente percibe con claridad con qué
simplicidad se encuentra, en la forma física humana, la prueba que
invalida toda concepción materialista. Pues si el materialismo
estuviera en lo cierto tendríamos que poder decir que la Naturaleza
es la que construye la forma humana, pero no lo podemos decir
porque lo único que hace es destruirla. Este pensamiento puede
provocar una poderosa impresión, que puede emanar de ese hecho
aunque a menudo no se puede pensar como se debería hacer. Esa
impresión vive en el subconsciente del hombre, vive en todo lo que
sentimos ante el enigma de la muerte. Ahí vive con toda su energía
y lo que busca la Antroposofía es tratar de conducir tales enigmas,
que se plantean en la vida del espíritu del hombre no prevenido, al
grado de solución preciso, justamente para permitirle actuar en la
vida como debería. Por ello y para comenzar, debe simplemente
orientar al espíritu humano libre de prejuicios hacia el momento de
la muerte.
137
mundo. No seríamos humanos si no lo hiciéramos, ya que a través
de los pensamientos nos distinguimos del resto de los seres que nos
rodean en el ámbito terrenal. Pero cuando nos observamos con
imparcialidad los pensamientos nos parecen muy alejados de todas
las realidades que nos rodean. No tenemos más que representarnos,
en su justa manera, lo abstractos y fríos que nos volvemos,
interiormente, cuando nos entregamos a dicha actividad pensante,
en comparación a lo que somos cuando nos entregamos a la vida con
toda el alma. Una sensibilidad desprejuiciada no podría tener
ninguna duda a este respecto: para empezar, los pensamientos son
una cosa fría, abstracta, seca, prosaica. Para el antropósofo la
primera experiencia meditativa debería ser, precisamente, observar
de manera justa nuestra vida pensante. Y a la vista de ésta, le surgiría
algo que sería lo más parecido a un cadáver.
138
Ahora podemos dirigir la visión anímica sobre la vida del pensar, que
se nos mostrará -desde otro punto de vista, por supuesto-, como si
tuviera algo de cadáver. La actividad pensante del hombre se
muestra, cuando la observamos imparcialmente en nosotros
mismos, incapaz de subsistir por sí misma, como la forma humana
no tiene ningún sentido cuando es un cadáver. Y el pensamiento
humano, taly como concibe la naturaleza exterior, tampoco tiene
ningún sentido, no más que un cadáver. Pues la naturaleza exterior
es algo que se puede captar con el pensar, pero que nunca puede
producirlo. Si no, no podría existir la lógica que ve,
independientemente de todas las leyes naturales, lo que está bien o
mal pensado. Si aquí abajo, en el mundo terrenal, captamos el
pensamiento y percibimos correctamente su naturaleza, tiene que
parecemos un cadáver, un cadáver psíquico, lo mismo que el cadáver
físico se nos aparece como lo que queda de un ser humano después
que éste ha franqueado el umbral de la muerte. No podremos
comprender la forma del ser humano más que concibiéndola como
el residuo de lo que un ser dotado de vida ha dejado tras de sí
después de morir. Imaginad que no hubiera más que un ser humano
sobre la Tierra, que muere y que un habitante de Marte viniera
desde las alturas y examinara su cadáver. No entendería nada en
absoluto. Podría estudiar todas las formas minerales, vegetales y
animales y sin embargo no podría comprender cómo pudo haber
nacido esa forma muerta. Porque ésta no se explica por sí misma,
ella es su propia contradicción — y está en contradicción con todo el
mundo extra-humano, terrenal. Ella demuestra, por su propia forma,
que ha sido abandonada por algo, pues no podría ser como es, si
hubiera sido abandonada a sí misma.
139
Lo mismo sucede con los pensamientos. No podrían ser lo que son si
no fueran ocasionados por la naturaleza exterior. Son como un
cadáver psíquico, en comparación con un cadáver físico. Para que
haya un cadáver es necesario que algo haya muerto. Lo que está
muerto es la forma de actividad pensante que tuvimos antes de
descender al mundo terrenal. Ahí vivía lo que muere en el
pensamiento abstracto. La actividad pensante del alma que aún no
tenía un cuerpo físico tiene, con el pensamiento tal como lo
conocemos hoy en día, la misma relación que el hombre dotado de
alma y penetrado de espíritu tiene con el cadáver. Nosotros,
encarnados como hombres en un cuerpo físico estamos ante la
tumba en la que está enterrada la vida del alma y la existencia pre-
terrenal. El pensamiento era vivo en el alma. El alma ha muerto para
el mundo espiritual y como consecuencia no llevamos en nosotros el
pensamiento vivo, llevamos su cadáver.
140
Antroposofía, a su sabiduría. El camino de la Antroposofía nos parece
difícil cuando no miramos de manera justa lo que aún está presente,
bien es verdad, en la vida terrenal, aunque sea en forma de cadáver.
Hoy en día el pensamiento está sobrevalorado, pero en realidad no
se le conoce, porque sólo lo conocemos en su aspecto de cadáver
psíquico.
141
encontrar también nosotros una de gran envergadura, dirigiendo
nuestros pensamientos en ese sentido. Y desde ahí somos
conducidos hacia un conjunto de leyes completamente distintas que
las de la Naturaleza, activas en el hombre, en relación al destino
humano. Para empezar, este destino humano se presenta al alma a
través de ciertos encuentros de alguna manera fortuitos, es decir, se
nos presentan de manera casual. Nosotros hacemos esto o aquello,
movidos por tal o cual impulso y, frente a la vida ordinaria, nos
decimos: En muchas ocasiones sucede que un hombre bueno tiene
que sufrir experiencias penosas, dolorosas, trágicas, mientras que
por el contrario, el que no tiene ni una buena intención recibe en
contrapartida experiencias que, no sólo no son malas, sino que
suelen ser buenísimas. En la vida ordinaria, con nuestra conciencia
habitual no encontramos la relación entre lo que viene del alma y el
destino que nos golpea. Vemos el Bien atacado por los golpes más
dolorosos del destino, mientras que el Mal a menudo se ve
recompensado por un destino mejor. En la vida natural
comprobamos la necesidad de que los efectos sigan a las causas,
pero no la encontramos en el terreno espiritual donde se inserta
nuestra vida moral. Y sin embargo, cuando de otra parte dirigimos
una mirada imparcial sobre la vida, vemos desarrollarse el destino de
tal manera que podemos pensar que sigue su curso como si nosotros
lo hubiéramos elegido.
142
lo que sucedió después. Es algo desagradable de observar pero,
siguiendo hacia atrás los acontecimientos uno se siente obligado a
reconocer, en relación a los que fueron determinantes, que uno se
ha desplazado en el tiempo hacia esos sucesos como se des- plaza
para ir a algún sitio en el espacio. Lo que se revela en el destino
emana de nosotros mismos. Por eso resulta totalmente
comprensible que algunos seres que han sido para nosotros un poco
como nuestros padres, -como en el caso de Goethe y su amigo
Knebel* (1744.. 1834) - se digan: Cuando se observa la vida de un
hombre se nos muestra como completamente conforme con un
plan. Bien es verdad que no siempre este plan nos permite decir, “yo
volvería a hacer lo mismo”. Sin embargo, cuando contemplamos uno
por uno los actos ejecutados siempre vemos que se han ido
añadiendo los siguientes a los precedentes, impulsados por fuerzas
interiores y así ha sido cómo tal o cual suceso surgió en nuestras
vidas. También llegamos a admitir que, por nuestra vida moral, se
expresa otro conjunto de leyes distintas que las de la Naturaleza. Con
todo ello podemos despertar en nosotros una cierta actitud del alma
con la cual se puede abordar la investigación espiritual que, gracias
a la contemplación del mundo espiritual, puede describirnos la
formación del destino, de la misma forma que el sabio, al estudiar
los fenómenos naturales, llega a describir las leyes de la Naturaleza.
Precisamente, la misión de la Antroposofía en el presente es
descubrir las leyes espirituales del Universo.
143
dado. Y de nuevo, en el futuro, se volverá a unir a la Tierra. Ahora
bien, no fue solamente la Luna física la que se separó de ella, sino
también un cierto número de seres que habitaban la Tierra mientras
que la Luna física estaba unida a ella.
144
distinguían entre aquellos a los que se podía ver y a los que no. No
era necesario ver a estos últimos pues se poseía el don de recibir de
ellos las enseñanzas aunque no se les viera. Se escuchaban estas
enseñanzas que provenían de su alma y se decían: “Si recibo estas
enseñanzas es porque un gran Instructor de los hombres se ha
acercado a mí”. No se tenía de estos Maestros una visión exterior
pero se les encontraba mediante la contemplación espiritual. No se
les estrechaba la mano físicamente, y sin embargo cuando les
encontraban podían sentir como una especie de apretón de manos
espiritual.
145
umbral, después de haberse desprendido de su cuerpo físico, hace
la experiencia de ver su cuerpo etéreo dilatándose, agrandándose
sin parar, pero al mismo tiempo volviéndose cada vez más tenue
hasta desaparecer finalmente en el Universo. En los pocos días que
siguen a la muerte, tras habernos desembarazado también del
cuerpo etéreo, sentimos que ya no estamos sobre la Tierra, sino que
vivimos en su entorno más inmediato.
146
decimos que una cosa es real cuando la podemos agarrar. Y sin
embargo, esta vida terrestre tan fuerte, se nos aparece como un
sueño una vez traspasado el umbral de la muerte, pues al entrar de
la manera descrita en los dominios de la Luna, entramos en un
campo de existencia que nos parece entonces más real, más
impregnado de realidad. Por esta razón, los Instructores de la
Humanidad que continúan su existencia en la región lunar nos
impregnan con su propia existencia y nos hacen ver las cosas mucho
más reales que como le parecen al hombre los objetos terrenales en
el mundo.
147
un lirón, pasa durmiendo más o menos un tercio de su vida terrenal
y, por consiguiente, la vida en la región lunar dura exactamente ese
mismo tiempo, alrededor de un tercio de su vida terrenal. Para
alguien que hubiera vivido veinte años, duraría alrededor de 7 años,
para el que hubiera vivido sesenta, serían 20 años, y así
sucesivamente.
148
experiencia con mucha más intensidad que en la Tierra. Lo que aquí
abajo nos parece un sueño, se convierte en una realidad mucho más
intensa y así es como la vivimos. Esta intensidad real la resiente
también el que, gracias a su consciencia clarividente, continúa unido
a un difunto, porque él puede elevarse a la Inspiración que se
manifiesta en la contemplación espiritual. Entonces se tiene la
experiencia interior de esta realidad que conocen los hombres
después de su muerte, que es mucho más intensa que antes. Vivir lo
que experimenta un hombre después de morir, actúa con más
intensidad, que todas las influencias terrenales, cuando se vive
verdaderamente. He aquí un ejemplo.
149
continuaba viviendo más allá de su muerte física, que producía una
impresión más poderosa que su vida anterior.
150
compenses lo que se te presenta, como la cara opuesta de lo que
hiciste. En ese momento, el proyecto que concebimos debe
convertirse en la causa real de la compensación que será realizada
en una vida ulterior
Novena Conferencia
151
etéreo como el del hombre, mientras que los otros habitantes de la
Luna mencionados tuvieron un cuerpo etéreo parecido al del
hombre, aunque no un cuerpo físico.
Los Ángeles son las Entidades que nos guían de una vida terrenal a
otra. En la actual etapa de la evolución cósmica de la entidad
humana, ellos nos guían y dirigen a partir de la esfera lunar. Ya
hemos visto cómo, en dicha esfera, el hombre empieza a preparar
en cierta medida las tendencias de su karma, abriéndose a los
impulsos interiores que le conducen después a realizar dicho karma.
En cuanto a lo que el ser humano lleva consigo más allá de la muerte,
las malas acciones, los actos que no pueden ser aceptados en los
mundos espirituales, todo eso el hombre tiene que abandonarlo en
la esfera de la Luna: es el karma “negativo”, que tiene que dejar atrás
pues al proseguir su camino durante la vida entre la muerte y el
nuevo nacimiento sería totalmente imposible que el hombre cargara
con los efectos, las consecuencias de sus malas acciones.
152
esfera de la Luna. Por el momento nos limitaremos a mencionar el
hecho.
153
insuficiencia ni moral, ni física. En ese estado puede penetrar,
entonces -después de muchos decenios— en la esfera de Venus, en
la cual lo que pasó por las esferas anteriores se elabora de tal manera
que después de su travesía por Venus puede entrar en la esfera
Solar, en la que pasamos una gran parte de nuestra vida entre la
muerte y el nuevo nacimiento.
Por los datos que os he dado podréis comprobar que, de hecho, está
perfectamente justificado lo que estaba instituido en los antiguos
Misterios, surgidos en el pasado de la antigua sabiduría clarividente
que aunque instintiva, era grandiosa y poderosa. En aquellos
tiempos pretéritos, por ejemplo, la medicina jamás se estudiaba
como ahora, que se queda simplemente en el mundo físico, que sólo
estudia los síntomas patológicos que se manifiestan en el hombre
físico, que trata de encontrar ayuda a sus conocimientos practicando
autopsias para comparar las modificaciones sufridas por el cadáver
con el organismo normal, etc. En la época de los antiguos Misterios
estas prácticas se habrían considerado tremendamente pueriles,
pues ellos sabían cómo curar de verdad. Ese conocimiento sólo se
puede aprender recibiendo la luz de las Entidades de la esfera de
Mercurio, que están en relación con los procesos cósmicos. Sólo así
se puede conseguir la completa curación. Cuando, por esta razón,
nos volvemos hacia lo que, desde otro punto de vista he llamado en
mi “Ciencia Oculta” los oráculos de los Misterios de Mercurio,
podemos comprobar cómo sucedieron las cosas en realidad en
dichos Misterios que, en lo esencial, estaban dirigidos al arte de
curar.
154
presentes en todas partes donde hubiera hombres, porque
poblaban la Tierra junto con ellos, formando una especie de segunda
raza humana presente en lo etéreo. Pero en aquellos tiempos,
también descendían sobre la conciencia de los hombres que, por
supuesto, sólo estaba esbozada, como soñadora, otras Entidades
que no habitaban la Tierra. Naturalmente todo lo que decimos sobre
estas cosas pueden resultar para el hombre actual, completamente
enquistado en la ciencia materialista moderna, no solamente algo
paradójico, sino totalmente absurdo. Y sin embargo esto que parece
absurdo, es precisamente la verdad. Los antiguos sabios de los
Misterios sabían que sólo las Entidades suprasensibles que habitan
Mercurio pueden enseñar los conocimientos necesarios sobre los
procesos de curación. Por esta razón los Misterios de Mercurio
estaban organizados de tal manera que a través de un culto
adaptado, los habitantes de Mercurio podían descender sobre el
altar donde se celebraba dicho culto y los sacerdotes podían hablar
con las Entidades espirituales descendidas sobre ellos. Todo lo que
en aquella época se refería al arte de curar era recibido de esta
manera en los Misterios de Mercurio. A las diferentes Entidades
descendidas, que no siempre eran las mismas, se les daba el nombre
de dios Mercurio. Cuando recibían las enseñanzas médicas se
decían: Esto es lo que el dios Mercurio ha comunicado a los médicos-
sacerdotes, y así es cómo curaban.
155
que era manifiesto en el pasado. Hoy se dice: Ese es un médico
porque se ha graduado en la Universidad. Eso no se decía antaño: un
médico era el que hablaba con el dios Mercurio. En las épocas
siguientes todo aquello fue decayendo, no subsistiendo más que las
tradiciones de lo heredado de los Misterios, de los diálogos entre los
sacerdotes-médicos y el dios Mercurio.
156
seres amputados. En dicha esfera lo que reina es el Amor puro, el
Amor en el sentido espiritual de la palabra. Venus es el elemento del
Amor puro y gracias a este Amor cósmico puede ser transportado de
la esfera de Venus a la del Sol lo que queda del hombre.
157
Cuando miráis hacia delante, vuestra mirada se dirige al espacio. No
voy a hablaros ahora de la naturaleza del espacio. Aquí, vosotros
miráis dentro del agua, el sitio de las burbujas está vacío, ellas son
menos densas que el agua.
Las cosas son así: ahí donde sólo hay espacio, no hay nada, pero ahí
donde está el Sol, hay menos que nada. Hay un agujero en el espacio,
pero nada de espacio, y en este vacío del espacio es donde viven en
realidad las Entidades espirituales que llamamos Potestades,
Virtudes y Dominaciones (Exusiai, Dynarnis, Kiriotetes) que podéis
encontrar mencionadas en mi “Ciencia Oculta”. Y es con ellas con
quien el hombre vive la mayor parte de su vida entre la muerte y un
nuevo nacimiento; además de con las almas humanas que
franquearon el umbral de la muerte con él y con las que tiene una
158
relación kármica, así como con otros seres de los que los humanos
apenas pueden hacerse una idea. Con su trabajo conjunto elaboran
el Karma de la siguiente existencia terrenal.
En esta región solar las cosas son muy diferentes que en la Tierra.
¿Por qué, entonces, nuestros inteligentes investigadores —y
realmente son inteligentes— se representan el Sol como una bola de
gas incandescente? Porque empujados por un cierto instinto
materialista ilusorio quieren representarse el Sol como un lugar
donde ocurre algo físico-material, pero en el Sol no ocurre nada
físico, si acaso, en la corona, pero no en el espacio solar que es un
mundo espiritual puro, en el que no influyen las leyes naturales. Los
materialistas querrían que éstas también reinaran en el Sol, pero allí
están excluidas. Las únicas leyes que rigen allí son las que engendran,
a partir del bien, las consecuencias kármicas que, cuando el hombre
ingresa en el Sol como una criatura amputada, actúan movidas por
el amor de Venus para restaurar el resultado de su karma negativo.
Por supuesto que el hombre puede sentir admiración y respeto por
todo lo que se hace aquí en la Tierra y a menudo, cuando se le
describe la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, se
preguntan: Así que ¿allí permanecemos mucho tiempo?, Y que
hacemos allí entonces? Bien es verdad que en relación con lo que se
hace para que podamos disponer, en la siguiente vida terrenal, de
los efectos del karma, frente a todas esas fuerzas que están
alrededor nuestro y entre nosotros durante la existencia solar, lo que
se realiza a un alto nivel de la civilización terrenal, es muy poca cosa.
Todo se realiza de forma puramente espiritual.
159
conferencias siguientes conoceremos una célebre personalidad de
la Historia universal, cuyo karma en el s. XIX fue en parte preparado
en el esfera de Mercurio y en la de Venus, y estos seres que
empiezan a dar forma a su karma para las siguientes existencias,
llegan a ser a menudo personalidades muy importantes en la
siguiente vida terrenal, pero para la gran mayoría de los hombres, la
parte esencial del karma que se manifestará en su próxima vida
terrenal se prepara en la esfera del Sol, que es donde permanecemos
la mayor parte del tiempo. Más adelante estudiaremos estos
hechos con más detalle; de momento, para empezar, voy a esbozar
la imagen del proceso por el cual se van elaborando las tendencias
del karma.
160
y Dominaciones, en colaboración con las almas humanas con las que
estuvimos unidos kármicamente, a establecer la sustancia moral que
se manifestará en nuestra siguiente vida, a elaborar la forma moral
del karma. Esta parte moral y la parte espiritual del karma, por
ejemplo las tendencias particulares hacia tal o cual cosa, se forman
en la esfera de Marte, en la que penetramos después de nuestra
estancia en la esfera del Sol, después en la de Júpiter y más tarde en
la de Saturno. Y ahí tenemos un hecho singular: después de haber
atravesado estas esferas sabemos qué son, en realidad, las llamadas
estrellas físicas.
161
lazo que une las almas de dos seres humanos, unión que se
manifiesta incluso en los cuerpos. Para decir las cosas sin ambages,
imaginaos que sois amados por un ser humano que os acaricia, que
sentís esa caricia. Sería una ingenuidad que os representarais que en
el lugar por donde pasa la corriente de esa caricia, allí hay una
materia física, porque no es una materia física lo que os toca, allí
sucede otra cosa y lo esencial es que se trata de una sensación
psíquica: eso es una caricia. Lo mismo sucede cuando observamos
las esferas etéreas:
162
comienzo, durante la travesía a contracorriente de un tercio de
nuestra vida terrestre, nuestra existencia tiene un aspecto distinto
que el de la vida física se debe a la sustancia lunar de la que nos
impregnamos y este efecto es de naturaleza espiritual. Entre las
numerosas cosas que tienen que ocurrir en las esferas astrales se
encuentra, precisamente, la elaboración del Karma.
Querría deciros también hoy, para que las cosas se confirmen unas
a otras, cómo llega a hacer estas observaciones el ser humano que
pasa en la actualidad por una experiencia iniciática. Desde hace
tiempo vengo exponiendo, incluso en las conferencias públicas, que
el ser humano que alcanza un verdadero conocimiento
suprasensible, siguiendo el método que explico en mi libro “ Cómo
se alcanza el conocimiento de los mundos superiores?”, lo primero
que ve es el desarrollo de su vida terrestre de manera retrospectiva,
pudiéndolo contemplar como si se tratara de un cuadro. Todo lo que
en el ser humano se desarrolla alternativamente, aparece entonces
de manera simultánea, formando el inmenso panorama de la vida
hasta el nacimiento del Yo, aunque, en cierta manera, los diversos
periodos de la vida son distintos. Se observa cómo fue la vida desde
el nacimiento hasta el cambio de dientes, mirando hacia atrás
contemplamos de un golpe lo que sucedió desde el cambio de
dientes hasta la pubertad y lo mismo de nuevo, hasta los veintiún
años. Pero siguiendo con estas concentraciones y aplicando a uno
mismo los métodos que se utilizan para alcanzar el conocimiento del
mundo espiritual, llegamos no solamente a ver lo que uno está
mirando, sino que cuando contemplamos el cuadro de nuestra vida
y vemos el primer periodo desde el nacimiento hasta los siete años,
llegamos a ver desaparecer esta vida, como si la mirada atravesase
de alguna manera nuestra propia existencia y en lugar de observar
163
lo correspondiente a nuestra primera infancia, cuando antes
habíamos observado el desarrollo desde el nacimiento hasta los
siete años en que entrábamos en un estado de consciencia vacía, al
acceder a la Inspiración contemplamos la vida y la actividad de la
esfera lunar. La ciencia iniciática, que hoy día se corresponde con la
iniciación normal, permite conocer los secretos de la esfera lunar
cuando, gracias al conocimiento inspirado, uno borra su propia vida
de la pizarra, pudiendo contemplar entonces cómo brilla lo que
viene a reemplazar la fase de nuestra propia vida desde el
nacimiento hasta los siete años.
164
siete a los catorce años, momento en que se reduce mucho la
mortalidad, debido a la actividad de la esfera de Mercurio. Los sabios
de antaño lo sabían y hoy día nosotros también lo podemos saber,
gracias a la ciencia iniciática moderna, cuando penetramos en los
grandes misterios de la existencia. Tendríamos que arrodillamos
ante lo que se nos presenta, extraído de las tradiciones más sagradas
de la Humanidad.
Cuando más tarde observamos los años que van de los veintiuno a
los cuarenta y dos, y borramos la experiencia imaginativa personal
gracias al conocimiento inspirado, nos enfrentamos a los misterios
de la esfera del Sol y, como ya lo he dicho muchas veces en las
exposiciones anteriores, el ser humano cuya mirada retrospectiva se
dirige a ese periodo de su vida puede, gracias a un profundo
conocimiento de sí mismo, conocer en profundidad la naturaleza
solar. Para llegar a este conocimiento tenemos que penetrar en un
periodo tres veces más largo que para los otros planetas de nuestro
sistema. Tomemos ahora un caso concreto, real. Os decía que una
165
cierta personalidad histórica había elaborado su karma sobre todo
en las esferas de Mercurio y Venus, ahora ya sabéis cómo se
consigue hacerlo. Uno adquiere la posibilidad de ver
retrospectivamente el periodo de vida entre los 7 y los 14 años,
después entre los 14 y los 21 años. Después por medio de la
Inspiración los borramos y penetramos entonces en las esferas de
Mercurio y Venus. Gracias a lo que observamos entonces,
percibimos cómo esa individualidad mencionada, por un trabajo en
común con las otras entidades de las Jerarquías Superiores y con
otras almas humanas, prepara su próxima encamación terrenal que
tendrá lugar en el siglo XIX.
Hay que haber sobrepasado este periodo para poder borrar lo que
se era entonces y poder penetrar los secretos de la esfera de Marte.
Si uno ha sido iniciado después de los 56 años la mirada retrospectiva
puede entonces dirigirse sobre el período que va de los 49 a los 56,
periodo en que se elaboran los karmas jupiterinos. Ahora podéis
comprobar cómo se realizan los conjuntos de encadenamientos, que
sólo pueden contemplar- se al completo después de pasar el periodo
166
de los 56 a los 63 años y hablar de ellos profundizando en el
conocimiento interior, pues sólo entonces podemos observar la
esfera extremamente extraña de Saturno. Los karmas saturninos son
aquellos en los cuales el ser humano es situado en el mundo de una
manera muy singular. Pero para poder descubrirlos con la ayuda de
la ciencia iniciática —aunque también se pueden comprender
mediante una cierta enseñanza-, para contemplarlos en su fuerza
personal y juzgarlos en su conjunto, es preciso que uno mismo haya
llegado a los 63 años. Esto significa que en el marco de una vida
terrenal determinada aparecen ciertos Seres, por ejemplo un gran
poeta, del que os hablaré. Y lo que éste ve gracias a sus facultades,
especialmente gracias a sus creaciones, es el karma que pudo ser
elaborado en la esfera de Saturno.
167
restablecerla lo que permitirá discernir los verdaderos
encadenamientos espirituales, mostrando cómo toma forma aquí
sobre la Tierra, la vida humana regida por leyes, basándose en el gran
reloj del destino.
168
Cuando tenemos ante nosotros la imagen del destino, del karma
humano, estamos contemplando a las Jerarquías actuando. Al
principio este karma humano es como un segundo plano, como una
cortina, como un velo. Elevamos este velo y vemos trabajar, actuar y
ejecutar las acciones de los Principados, los Arcángeles, los Ángeles,
las Dominaciones, Virtudes y Potestades, los Serafines, los
Querubines y los Tronos.
169
terrenal, el de la ignorancia y el analfabetismo ante el Cosmos, uno
comprende que en relación al destino, las letras son los signos de las
acciones realizadas por las Jerarquías superiores.
170
Décima Conferencia
171
que hemos llamado Ángeles, Arcángeles y Principados y,
atravesando las siguientes esferas, vive con Entidades cada vez más
elevadas. No sería justo delimitar las cosas atribuyendo a cada una
de esas esferas una precisa Jerarquía, porque en realidad no es así.
Pero en su conjunto, podemos decir, sin embargo, que los Ángeles,
Arcángeles y Principados están en relación con nosotros antes de
que penetremos en la esfera solar, antes que nos hayamos adaptado
a todo lo que debemos hacer entre la muerte y un nuevo nacimiento
con las entidades de las Potestades, Virtudes y Dominaciones y,
después, progresivamente, adaptándonos de manera todavía
indeterminada a la esfera de los Tronos, los Querubines y los
Serafines, preparándonos para vivir en las esferas de Marte y de
Júpiter. Una Jerarquía no corresponde exactamente a un planeta, a
una esfera planetaria. Pero hay una cosa que nos será válida cuando
consideremos a fondo los detalles de los encadenamientos
kármicos.
172
Desde los mundos supra-terrestres bajamos la mirada y en un cierto
sentido eso lo hacemos duran te toda nuestra existencia entre la
muerte y un nuevo nacimiento. Y me diréis: “apero no vivimos ya lo
bastante en la realidad terrenal, mientras estamos aquí en la tierra,
que necesitamos bajar la mirada hacia ella, como si fuera un cielo
subterráneo, durante la vida entre la muerte y un nuevo
nacimiento?” Para entenderlo tenemos que tratar aún de otra cosa.
173
después de habernos expandido hacia las dimensiones del Universo,
el Sol está dentro de nosotros como lo está nuestro corazón
mientras vivimos en la Tierra, y lo mismo sucede con las demás
esferas planetarias en su realidad espiritual, como os lo he descrito.
Por tanto, todo lo que se encuentra encerrado dentro de los límites
de nuestra piel humana, deviene mundo exterior para nosotros. No
tenéis que representaros este hecho bajo el aspecto que ofrece un
cadáver disecado, porque se trata de otra cosa, algo majestuoso y
mucho mayor que todo el conjunto del edificio universal que
constituye el mundo exterior que podemos abarcar con la mirada.
En todo lo que se muestra a los sentidos físicos como simplemente
el corazón o los pulmones, o el hígado, se nos muestra, a nuestro
punto de vista durante la vida después de la muerte, como un mundo
grandioso y poderoso, mucho más grande que el que podemos
observar mientras estamos en la Tierra.
174
vez en cuando, indicar cuáles son las particularidades del mundo
espiritual tal como se revelan a la sabiduría iniciática. Por ejemplo,
aquí, en el mundo físico sensible podemos contar: uno, dos, tres;
también podemos contar el dinero, aunque ahora justamente no se
puede (seguramente Steiner hacía referencia a la inflación en la
Alemania del momento, 1923). Pero en el mundo espiritual no tiene
ningún sentido contar así. Los números no significan nada en
particular, porque todo forma parte más o menos, de una unidad y
no existe en el mundo espiritual la manera de distinguir las cosas
entre ellas cuando hay que contarlas, aislándolas. Muchas cosas del
mundo espiritual tienen que ser descritas de una manera
completamente distinta de cómo se hace en el mundo físico
sensible. Lo que aquí, en el físico, es de hecho el ser interior del
hombre, aparece, desde el punto de vista del mundo espiritual, algo
bien distinto. El edificio humano se muestra grandioso y poderoso,
más poderoso y más grande que se nos muestra el cielo visto desde
la Tierra. Y lo que elaboramos conjuntamente con las Jerarquías con
vistas a la vida futura que seguirá a la existencia entre la muerte y el
nuevo nacimiento, tiene que adaptarse al edificio humano, y hacer
que le impregnen un alma y un espíritu para llenarlo de vida. ¿Cómo
se desarrolla esta vida humana sobre la Tierra?
175
por sustancia física, está constantemente en vías de transformación.
Esta sustancia desaparece constantemente para ser renovada. Sólo
tenéis que pensar en vuestras uñas y cabellos. Os cortáis las uñas y
vuelven a crecer. Pero eso sólo es el aspecto exterior de las cosas. En
realidad, el hombre se está “descascarillando” constantemente
hacia el exterior, reemplazando también constantemente, desde un
centro interior, todo lo que ha desechado. Sin cesar está echando
fuera su materia, hacia el exterior, la expulsa de tal manera que al
cabo de siete años, toda la sustancia física que teníamos al principio,
ha sido expulsada y reemplazada. Así es. Yo tuve el placer de hablar
aquí, en Breslavia, hace siete años y los amigos estaban sentados
delante de mí, igual que estáis vosotros hoy, pero de aquella materia
física que se encontraba sobre las sillas, no queda nada ya, ha
desaparecido, todo ha sido reemplazado por otra materia física. Lo
único que permanece es la individualidad psíquica y espiritual. En
realidad, ya existía antes de nacer, estaba presente en el mundo pre-
terrenal, como había estado presente en las vidas precedentes. En
cierto modo podemos decir que permanece fiel. Pero la sustancia
del cuerpo físico que se encontraba sobre cada silla hace siete años,
ha desaparecido desde hace mucho tiempo, barrida por todos los
vientos hacia otros lugares del mundo.
176
individualidad psíquica y espiritual da lentamente su forma a un
segundo cuerpo que estará presente desde el cambio de dentición
hasta la pubertad, que a su vez será rechazado, comenzando a
formarse un tercer cuerpo. Las cualidades que efectivamente
heredamos, las que subsisten, tienen su origen en este segundo
cuerpo al que hemos dado forma partiendo del modelo. Y lo que
hemos modelado partiendo de éste lo organizamos conforme al arte
inconsciente adquirido en la vida pre-terrenal, al arte de formar el
organismo humano buceando en sus propios secretos.
177
Principados, los Arcángeles y los Ángeles y junto con ellos damos
forma a nuestro futuro karma. Durante todo ese tiempo, miramos
hacia abajo, hacia el espacio terrenal en el que tendrá que realizarse
este karma. Lo miramos con una cierta nostalgia, como algo hacia lo
que tienden todas las fuerzas de nuestra sensibilidad, todas nuestras
aspiraciones, de la misma manera que entre el nacimiento y la
muerte, aquí en la Tierra, miramos con toda nuestra sensibilidad
hacia las alturas celestiales. Elevándonos hacia la esfera de la Luna,
la de Mercurio, la de Venus, nos adaptamos a la Jerarquía de los
Ángeles, Arcángeles y Principados. Ellos son los Seres que juzgan lo
que tenemos de bueno y de malo, como ya lo he descrito antes, lo
que nos mutila, pues el mal mutila nuestra alma y nuestro espíritu. Y
ellos son los jueces. Nosotros nos encontramos, pues, al inicio, ante
el juicio efectuado por el Cosmos.
178
los Serafines, Querubines y Tronos. Mirando hacia abajo observamos
los actos realizados por ellos, actos que nos perturban
profundamente, y así poco a poco vamos aprendiendo a
comprender estas acciones que tienen lugar entre los mismos, pero
también, entre las tres categorías entre sí. Ellos hacen algo que
resulta justo, que aporta una compensación y de lo cual tenemos el
sentimiento de que, de alguna manera, nos concierne a nosotros
cuando empezamos a comprenderlo.
179
creadores de toda la realidad terrestre. Por eso es preciso que
primero ellos mismos lo vivan todo, en la esfera del espíritu, para
que luego pueda ser realizado en la esfera de lo físico, de lo sensible.
Nuestro karma, también, lo viven dichas Entidades espirituales por
anticipado en su existencia divina, creando así todas las fuerzas que
dan forma a nuestro karma. Nosotros vivimos así la existencia de las
esferas planetarias, lo que sucede en la esfera de Mercurio, el primer
juicio de los Principados, Arcángeles y Ángeles, en el que se mezclan
también los Serafines, Querubines y Tronos que viven nuestro karma
por anticipado. Así experimentamos en nosotros mismos la deuda
que contraemos con el Universo por nuestras acciones pasadas,
viviendo con el ejemplo de los dioses lo que tendrá que ser realizado
en nuestra vida. Es una experiencia muy compleja pero forma parte
de nuestra vida suprasensible que es el fundamento de nuestra vida
terrenal. A continuación, cuando presentamos la riqueza de esta vida
entre la muerte y el nuevo nacimiento, añadiendo a esta sustancia el
contenido de la vida terrenal, tenemos una representación real y
válida de lo que, en realidad, se lleva a efecto en el mundo por el
hombre, sobre el hombre y en el hombre. Es entonces cuando,
ciertamente, por primera vez el conocimiento de nosotros mismos
lo hacemos de manera justa, profunda, penetrada de alma y de
espíritu. No podemos comprender la vida de un ser humano en su
auténtica realidad, más que considerando lo que sucede en esa vida
como el trasfondo de lo que se lleva a cabo en el mundo espiritual.
180
pensamientos y sus sentimientos. Todos estos seres humanos que
entran en la vida terrenal, deslizándose entre el nacimiento y la
muerte, han vivido en vidas terrenales anteriores en el curso de las
cuales vivieron la realidad terrestre de maneras diferentes que les
han dejado diferentes huellas. Los efectos de sus vidas anteriores
surten su efecto en todas las vidas por venir, pero nosotros no
podremos comprender todo este conjunto de relaciones si no
contemplamos también los periodos de la vida entre la muerte y un
nuevo nacimiento.
181
Todo esto no es más que chapotear en la superficie de las cosas. En
realidad, todo lo que sucedió en el pasado ha sido transmitido a las
épocas siguientes por los propios hombres: lo que ellos hacen, es la
consecuencia de lo que hicieron en las vidas precedentes. Así sucede
con todo el curso de la historia, ya se trate de cosas importantes, o
no. Son las propias almas humanas las que introducen el pasado en
el presente. El concepto que se hacen los hombres de la vida se ve
profundizado solamente cuando se puede apreciar al hombre como
el portador del devenir histórico. Pero sólo se le puede considerar
así cuando uno accede a la vida humana que tiene lugar en las
distintas esferas planetarias, entre la muerte y un nuevo nacimiento,
en donde se trabaja en común con las Entidades superiores.
182
esta acción común engendró una individualidad para la cual
contribuyeron, en relación a la forma de sus facultades interiores, a
la transformación kármica de las facultades nacidas de su
experiencia hindú, la esfera de Mercurio, la de Venus y la de Marte
en partes iguales. Reencarnado en el x. XIX esta individualidad surgió
como Henri Heme. (Poeta alemán, 1797-1856, que vivió mucho
tiempo en Francia donde murió, en París).
183
conceptos, y en Venus donde se pudo introducir un cierto elemento
erótico espiritual en las facultades de representación.
184
la Kábala del pasado, deviniendo un espíritu bien dotado de un
elemento maniqueo y cabalista, dentro de un alma con una gran
agilidad interior. Esta individualidad continuó evolucionando en el
curso de su vida entre la muerte y un nuevo nacimiento, en particular
colaborando con las Entidades que actúan en la esfera de Marte. Por
ello fue dotada de un cierto sentido agresivo, además de una gran
facilidad en el uso del idioma, de un verdadero don de seducción a
través de la palabra, de una gran agilidad, a través del lenguaje, en
el manejo de toda clase de problemas que sufría su ser interior,
consecuencia de sus encarnaciones anteriores. Se encarnó en el s.
XVIII como Voltaire.
185
Desde esta perspectiva es necesario que en nuestro movimiento
soplen a partir de ahora nuevos aires. Cuando se fundó en Berlín, en
el año 1902, la Sección alemana de la Sociedad Teosófica, yo anuncié
la primera conferencia que quería ofrecer con el título “Ejercicios
prácticos sobre el karma”. La conferencia se anunció, pero no se
pudo realizar por la simple razón de que las circunstancias eran como
eran. Los diferentes miembros antiguos del movimiento teosófico
tenían una idea fija de lo que se podía decir y de lo que no, y esto
engendró una cierta atmósfera. Los dirigentes habrían alucinado si
alguien hubiera empezado a hablar en ese momento de ejercicios
prácticos sobre el karma. Simplemente, el movimiento teosófico no
estaba todavía maduro para ello. Había que empezar por prepararlo.
Y, en efecto, la preparación ha durado dos decenios, o más. Pero
durante el Congreso de Navidad fluyó el impulso de desvelar sin
reservas no solamente lo que se puede descubrir en los terrenos
normales del espíritu, sino también lo que se puede investigar en los
terrenos humanos del espíritu. Por ello, en el futuro se hablará sin
reservas, en el seno de la Sociedad Antroposófica, de 1 que fue
nuestra intención desde el inicio pero que, a la vista de lo sucedido,
esta Sociedad tenía que madurar primero progresivamente. Ahí
vemos también la corriente esotérica que entró en la Sociedad
Antroposófica gracias al Congreso de Navidad que no sólo no fue un
juego, sino la toma de responsabilidades surgidas del terreno del
espíritu en relación al movimiento antroposófico.
186
palabras, o el poder de manejar el lenguaje, no es más que un
aspecto, cuando en realidad, en el seno de la vida en Marte se
estimulan otros diversos aspectos. Y lo mismo podemos decir de la
esfera de Júpiter. Vivimos esta esfera y sus Entidades cuando,
provistos de la visión iniciática, se contempla retrospectivamente el
periodo entre los 49 y los 56 años, borrando la observación que se
refiere a uno mismo. Ante el espectáculo de lo que se desarrolla en
Júpiter uno puede sentirse algo conmocionado, por supuesto, pues
los seres jupiterinos son bastante diferentes a los seres humanos.
Tomemos, por ejemplo, sólo una cualidad humana, más o menos
extendida: la sabiduría. Los hombres dicen: “qué sabios somos”.
Pero, ¡qué difícil es adquirir esa sabiduría! Por poca que sea, es algo
bien difícil de conseguir. Es preciso luchar mucho interiormente para
conseguir, en cualquier aspecto, aunque no sea más que un mínimo
de sabiduría. Los seres jupiterinos no necesitan luchar, porque ellos
están bien provistos de Sabiduría, no puedo decir desde su
nacimiento, porque estos seres nacen de una manera bien distinta
de cómo es el nacimiento de los seres humanos desde el embrión.
Tenéis que representaros el entorno de Júpiter como algo parecido
a las formaciones nubosas que rodean la Tierra. Si conseguís
representaros los cuerpos humanos tomando forma entre las nubes,
volando a continuación hacia la tierra, esa sería más o menos la
forma en que en Júpiter, los nuevos seres toman forma en una
especie de nube pero de tal manera que estos seres, al descender
volando tendrían, como cualidad intrínseca, la Sabiduría. Así como
nosotros tenemos la circulación sanguínea, ellos poseen la sabiduría,
pero sin haberla merecido, sin haberla conquistado, simple mente la
tienen. Esa es la razón de que ellos piensen totalmente diferente que
los humanos. Es un espectáculo sorprendente, al que hay que
habituarse, poco a poco.
187
En Júpiter, de la misma manera que en la Tierra todo está
impregnado de aire, todo está impregnado y atravesado por la
Sabiduría, que allí es sustancia, fluyendo en el viento y en las
tormentas, volcándose sobre Júpiter, y subiendo hacia las alturas
como una niebla. En esta niebla, que es Sabiduría, hay seres que se
elevan. Allí viven sobre todo los Querubines, que son los que dan
forma, en ese contexto, al karma humano, en colaboración con los
hombres. Pero también viven allí otros impulsos. Las experiencias
vividas por el hombre durante su anterior vida terrenal son
modeladas kármicamente por las fuerzas de la Sabiduría, de una
sabiduría espontánea. Cuando él vuelve a la tierra lleva la huella del
resultado de las experiencias Widas con anterioridad en la tierra, a
las que ha dado forma con una sabiduría natural, que se expresa de
las maneras más diversas. He aquí un nuevo ejemplo:
188
estaban todavía vivos, a los dioses mejicanos que allí vivían. Hoy en
día también los eruditos hablan de nuevo de aquellos dioses -es su
karma particular, aunque no precisamente muy afortunado-:
189
de captación plástica del Universo entero, reencarnándose a
continuación en un cuerpo humano con dicho helenismo portando
la huella de Júpiter, naciendo de nuevo en la persona de Goethe.
190
Undécima Conferencia
191
manera correcta cuando al comienzo — antes de consagramos a la
experiencia del karma aislado — observamos, a propósito de ciertas
personalidades cuya vida es más o menos bien conocida en general,
cómo el efecto producido por una vida terrenal, toma forma en las
vidas futuras.
192
Me gustaría emplear una imagen para caracterizar esta extraña
manera de ser en la esfera de Saturno. Imaginad que vais caminando
sobre la tierra y que no sabréis jamás, en el momento presente, lo
que estáis haciendo y pensando, lo que sucede en vosotros y por
vosotros. Pero os dirigís hacia alguna parte: tomemos un hecho
sencillo. Allí hacia donde os dirigís, no os veis a vosotros mismos,
pero vais dejando huellas:
193
transportan hacia la nueva existencia terrenal los efectos de su vida
precedente, después de haber dejado elaborar su karma en la esfera
de Saturno en función de sus experiencias particulares. En efecto, el
espectáculo del Universo se enriquece sobremanera con un
contenido poderoso y majestuoso cuando uno sabe que se trata de
una personalidad perteneciente a la historia universal.
194
hecho, pasó por la muerte en una atmósfera de resignación
preguntándose: Un mundo en que son posibles estas cosas ¿podrá
verdaderamente engendrar algún tipo de progreso? Con ciertas
dudas sobre la posibilidad de que se estableciera de manera general
en el mundo un equilibrio entre el bien y el mal, esta alma se elevó
por encima del espectáculo que ofrecía el cesarismo romano,
ofreciéndose a su visión espiritual, a la visión de su alma de una
parte, todo el mal realizado por los Césares y de otra, la naturaleza
de los mártires cristianos consagrada al sacrificio. Esta alma
contempló, en un contraste rudo y brutal de un lado el bien y del
otro, el mal, y bajo esta impresión franqueó el umbral de la muerte
y después atravesó otras existencias terrenales de menos
importancia. Todo lo que había pesado en esta alma, durante su
existencia greco-romana, abrió en ella profundos surcos y eso fue lo
que se elaboró después en el seno de la esfera saturnina para
convertirse en el karma futuro de dicha individualidad en un
momento próximo al s. XVIII.
195
fuerza hacia el pasado. Cuando el karma ha sido elaborado en el seno
de la esfera de Saturno nos conduce hacia los recuerdos, hacia el
pasado y hacia la forma que toma el ser. Después, cuando el hombre
desciende a la esfera terrenal aparece, en cierto sentido, el negativo
de lo que allí se vivió. Esta intensa mirada retrospectiva se
metamorfosea en una enérgica aspiración hacia los ideales que nos
orientan hacia el futuro de tal manera, que los seres que reciben un
karma elaborado en la esfera saturnina se entusiasman por el
porvenir y, por ello, quieren actuar a través de los ideales dirigidos
hacia el futuro, porque en la esfera de Saturno ellos han
contemplado, en la vida espiritual pura, más que nada el pasado.
196
profundizó para engendrar un nuevo karma cuya voluntad se
impregnó de la gravedad de Saturno. Y veréis que, por su karma,
Schiller es realmente un ser saturnino.
197
retirados por completo del mundo en que vivimos ahora, entre el
nacimiento y la muerte?
Pues no, en absoluto. Pero es que no hay que olvidar que el ser
humano, cuando su individualidad desciende de la existencia
preterrenal, espiritual y psíquica, hacia la vida terrenal, está ligado,
por el cuerpo físico, a lo que la época le puede proporcionar como
educación y otros elementos análogos, y el que viene a encarnarse
sobre la tierra tiene que aceptarlos tal cual. Podemos dirigir nuestra
mirada hacia la individualidad de un Iniciado digamos en un pasado
lejano, cuyo karma quiere que más tarde se reencarne en los siglos
XVIII o XIX. Pero en el s. XVIII no existían en ningún lugar de nuestra
civilización cuerpos como los que existían en aquel lejano pasado,
cuerpos flexibles que podían adaptarse perfectamente a la
individualidad espiritual del hombre. Creer que el cuerpo humano ha
permanecido igual a como era en aquellos tiempos inmemoriales es
sólo la idea preconcebida de una ciencia degenerada. En la era del
materialismo ese cuerpo es efectivamente duro, sin flexibilidad, sin
plasticidad, no se le puede manejar fácilmente. Las condiciones que
regulan las leyes de la herencia, ligadas por otra parte a la
mentalidad y actitud de las almas, (el individuo no cuenta ahí para
nada, es el hecho de toda la civilización), esas condiciones son tales
que no permiten que penetre en el organismo físico la parte que el
alma aporta de los tiempos en que ella había sido iniciada,
impidiendo que esa relación pueda alcanzar la consciencia
individual, pues no se puede unir a la consciencia exterior, producto
de la época, más que lo que pudo introducirse en el cuerpo físico.
198
tiempos muy lejanos los Iniciados estaban protegidos de algo que
hoy en día se considera un gran beneficio para la especie humana
pero que si en aquella época les hubiera sucedido no habría sido
considerado por los iniciados como un beneficio, bien al contrario,
habría sido un gran obstáculo en el camino de su Iniciación. Hoy sería
inadmisible que un ser humano fuera preservado, como sucedía con
los Iniciados de los tiempos prehistóricos, de la facultad de aprender
a leer y a escribir como se hace hoy en día. Pero de la manera que
hoy se aprende a leer y escribir, se pierden muchas cosas por la
necesidad de entrar en el “carrusel” de las letras con las que el
individuo no tiene ninguna conexión.
199
conocimiento del valor material de las cosas, viviendo solo de
acuerdo a la conciencia ordinaria.
200
ejemplo para que comprobéis que lo que influye en el karma
proviene de otras regiones del alma que no son la inteligencia.
201
Como veis, el karma saturnino ejerce una acción profunda. Ahora me
gustaría dirigir vuestra atención hacia una individualidad que fue un
Iniciado, en una encamación anterior. En este caso hablo con total
objetividad pues me costó mucho llegar a reconocer la verdad que
os voy a exponer de inmediato ya que, de hecho, la individualidad de
la que hablaré no me era nada simpática en su nueva encamación, y
sigue sin sérmelo aún hoy en día. En estos casos hay que constatar
los hechos objetivos y así, aunque sea a costa de sufrir cierto
disgusto, se puede llegar a descubrir el karma de algunas
personalidades que no le caen bien a uno, con mayor posibilidad de
actuar con más veracidad. Como decía, ahora os voy a orientar hacia
una individualidad que en una vida terrenal anterior había sido un
Iniciado y además, en una categoría de Misterios que representaron
algo grandioso y poderoso en la evolución de la Humanidad. Un
Iniciado en los Misterios de Irlanda, los Misterios de Hibernia a los
cuales hice alusión en mis Dramas-Misterio. En dichos Misterios
había que pasar en efecto por muchas experiencias antes de acceder
a la extraordinaria riqueza que allí se podía recibir precisamente.
Aquel que deseaba llegar a ser Iniciado debía, ante todo, de una
parte, experimentar todas las dl3das que podían presentarse en el
alma humana frente a las grandes verdades: el alumno era guiado,
exactamente, a poder dudar de todo con toda la fuerza con que se
puede dudar de las más sublimes y grandes verdades. Y sólo cuando
el alma había pasado por el dolor, por la tragedia interior, por la
depresión, incluso diría, por el agobio de tener que llevar una pesada
carga en su interior, por todas las dudas inimaginables, podía ser
conducido, primero en forma imaginativa, después por la propia
realidad espiritual, a la aprehensión real de la Verdad, de tal manera
que todo hombre iniciado en los Misterios de Hibemia aprendía, no
solamente a creer en la Verdad, sino también a no creer en ella. Ese
202
era el único medio de revelarse como viable el carácter
inquebrantable de su fe en la Verdad.
203
así la constitución interna de lo físico y de lo etéreo, es decir, algo de
la verdadera contemplación de sí mismos.
Ahora bien, hubo una cierta individualidad que fue iniciada, muy
pronto, hasta cierto grado de dichos Misterios, pasando después por
una encarnación femenina. Pero su encarnación en Hibernia tuvo
una influencia muy profunda en aquella alma. Esta individualidad
conoció después, durante su vida entre la muerte y un nuevo
nacimiento, lo que se experimenta al elaborar el karma en la región
de Saturno. En la perspectiva de los sucesos universales, la mirada
retrospectiva nos llevó a la importancia de las conquistas del alma,
adquiridas mediante la iniciación hiberniana, si no hasta el último
grado, al menos hasta un cierto grado. Todo el significado de lo que
204
se podía aprender en Hibemia se veía en su relación con todos los
actos pasados de la entidad humana. En el curso de una grandiosa
visión cósmica retrospectiva se había elaborado el camino por el cual
esta Hibernia, nacida de las aspiraciones humanas, se había ido
desarrollando progresivamente durante siglos y milenios. Pero
cuando llegaron los tiempos modernos esta individualidad debía
disponer, justamente, de un cierto cuerpo humano y recibir una
educación tal que el elemento más importante debía permanecer
disimulado y, por otra parte, sin embargo debía manifestarse en la
forma adaptada a la civilización del s. XIX. Por otra parte también lo
que, según la visión retrospectiva, dicha alma tenía que aportar, al
descender en un cuerpo físico que no estaba demasiado bien
adaptado para ello, a causa de una educación que no convenía en
absoluto a lo que se había vivenciado durante la Iniciación irlandesa,
elaborado después en la esfera de Saturno, se trasformó en unos
ideales cuya acción iba destinada al futuro.
205
coloración del alma, para poder contemplar el karma de un
individuo, e incluso el propio karma. En realidad, se profana
cualquier estudio sobre el karma cuando se lleva a cabo con la
actitud interior engendrada por la cultura de nuestra época, por la
civilización, por la escuela, etc. Asimilar en el alma lo que nos aporta
la contemplación del karma sólo debería hacerse, en realidad, en una
atmósfera sagrada, completamente impregnada de fervor. Cada vez
que se abordara una verdad kármica, uno debería tener en su alma
el sentimiento de que en su interior se estaba alzando el velo de Isis,
pues en el fondo, es justamente el karma el que desvela, bajo la
forma más cercana al ser humano, lo que representa Isis, cuya divisa,
su característica exterior era: “Yo soy lo que fue, lo que es y lo que
será” (cita de Plutarco en su obra Isis y Osiris, Cap. IX).
Esto es lo que surge en una forma que debería tocar de cerca al alma
humana cuando se considera el karma humano y, de hecho, sólo
entonces, cuando uno estudia el karma en la evolución de la historia
humana, habiéndose elevado a la actitud interior sagrada necesaria
para dicho estudio, sólo entonces repito se puede observar lo que
tal vez es el propio destino, para ver cómo ese destino toma forma
en el marco del karma, cómo se ha formado a partir de las vidas
terrenales anteriores, en colaboración con lo que el ser humano vivió
en las esferas planetarias entre la muerte y el nuevo nacimiento. Uno
contempla, con todo su ser, los mundos suprasensibles cuando se
lee el karma en la justa actitud interior. Pues el estudio del karma
nos hace comprender el conjunto de leyes que son bien opuestas a
las leyes de la naturaleza exterior. En esta última, actúan los
encadenamientos naturales y hay que sobrepasar completamente el
nivel de estos encadenamientos y elevar la mirada hacia las
relaciones espirituales para llegar a captar con los ojos del alma las
206
leyes que rigen la acción del karma. La mejor preparación para ello
es, naturalmente, el estudio del karma histórico, cuya luz nos
conduce lejos, a fin de recibir de esta fuente, la iluminación que debe
ser significativa para la experiencia de nuestro propio karma, para el
estudio de nuestro karma.
Duodécima Conferencia
207
clarividencia para sentir que el karma existe. Por supuesto que tales
visiones son necesarias para observar todos los encadenamientos
debidos a las leyes kármicas y muchas de las cosas que he expuesto
aquí durante estos últimos días naturalmente no pueden ser
comprendidas más que gracias a dichas visiones. Pero lo que abre el
camino que conduce hasta ellas yo diría que es el sentimiento, el
claro sentimiento del karma, sentimiento que puede intervenir en
cada vida humana siempre y cuando esta vida no se limite más que
a pasar superficialmente sobre las cosas exteriores y sensacionales,
sirio cuando ella se esfuerza por orientarse hacia un con junto de
experiencias íntimas de la existencia, penetrándolas con el
sentimiento y, por ello, adquirir una especie de presentimiento
sobre ciertas relaciones kármicas de la vida que muestran por su
naturaleza que no pueden fundamentarse en una sola existencia
terrenal transcurrida entre el nacimiento y la muerte
208
nuestro ser interior, los caminos que nos son indicados, tienen una
importancia infinita para nuestro destino durante toda nuestra
existencia terrenal. Por supuesto que, más adelante, como seres
autónomos podremos intervenir más o menos en nuestra propia
vida pero sólo lo podremos hacer partiendo del lugar en que nuestra
infancia nos colocó. Y veremos, al examinar a fondo las cosas, lo que
interviene, en función del karma, en nuestros actos libres.
209
interiores, contenidos del alma ante los cuales no experimentamos
la necesidad de buscar en ellos la justificación de su
comportamiento.
210
impresiones respecto a él. Estas impresiones, estos sentimientos son
determinantes y no el hecho de que sea bello o feo, que sea afable
o mal encarado. Justamente cuando se experimenta neta y
claramente un sentimiento así, uno lo justifica por lo que la
investigación espiritual dice, a propósito de esto, sobre un karma
formado en el pasado, cuando dicha investigación ilumina este
asunto. Ya veréis cómo encontraremos la confirmación de todo lo
que acabo de decir.
211
presente vida terrenal por unos lazos que sólo se refieren a lo que
liga el alma a los aspectos físicos y etéreos. Y precisamente porque
son sobre todo los cuerpos físico y etéreo los que participan en el
interés que sentimos por su aspecto exterior, por sus hechos, y como
tanto el cuerpo físico como el etéreo son los que permanecen en la
cama, mientras que están ausentes los cuerpos espiritual y psíquico,
no podemos soñar con esas personas. Esto es lo que nos enseña, por
otra parte, la Ciencia Espiritual: es verdad que el karma actúa pero
de tal manera que, ahora, lo único que hace es establecer las
uniones, los nudos. Y durante la experiencia espiritual que seguirá a
la muerte, miraremos con mirada retrospectiva nuestra vida terrenal
y nos diremos, al penetrar en el karma en formación: ahí se
establecieron nuestros nudos kármicos.
¿Qué tiene que ver entonces todo eso para la vida del hombre sobre
la tierra en su conjunto? Pues que los hombres que tienen algo en
común durante su vida terrenal, aspirarán a re-encontrarse en la
próxima vida, precisamente porque ahí es donde se establecen los
lazos kármicos. Allí pondrán los cimientos de los siguientes
212
encadenamientos kármicos, pasarán de nuevo por otra vida entre la
muerte y un nuevo nacimiento -que no hará más que unirlos con más
fuerza- poniéndose en busca de una nueva vida terrenal en común.
Y es entonces cuando surge un hecho extraño:
213
Cuando se ama a Goethe, cuando uno se consagra a estudiar de
corazón, todo lo que hizo, cuando uno pasa una parte de su vida a
explicarlo, a interpretarlo, cómo podría uno no pensar que habría
sido maravilloso vivir en Weimar cuando Goethe circulaba por allí,
haberle podido ver, incluso haber tenido la ocasión de hablar con él.
Pero esto no deja de ser una consideración superficial que se corrige
tan pronto como se miran las cosas de manera más profunda. Al
menos yo pensaba: la idea de haber vivido con Goethe de hecho
habría sido insoportable. Pues Goethe se me hizo particularmente
maravilloso por el hecho de que allí tenía todo lo que él había dejado,
después de haber pasado cierto tiempo, para poder después
ahondar en las profundidades espirituales del devenir universal. En
efecto ¡habría sido insoportable vivir al mismo tiempo que Goethe!
Sólo cuando se afronta la relación concreta que uno tiene con él, por
haber nacido después suyo, y después de pasar por los lazos sutiles
del alma -justamente en el caso de entrar en contacto con una
personalidad de la cual uno no ha sido contemporáneo- ahí donde
las circunstancias kármicas son más complejas, la observación
espiritual muestra que, si se hubiera vivido al mismo tiempo que
dicha personalidad habría actuado sobre el alma como una especie
de veneno. Yo sé bien que esto puede parecer extraño, pero así es.
No se habría podido mantener la cohesión interior de haber sido
contemporáneo de tal personalidad.
214
las nuestras cuando se lo entiende debidamente, colocándonos en
el lugar preciso donde se desarrolla nuestra existencia terrenal. De
esa forma se manifiesta el auténtico carácter del destino del karma,
que se muestra cuando empezamos a reflexionar: ¿por qué hemos
llegado a la Tierra justamente en una época determinada? Lo que
nos ha traído a esta época es el hecho de que nosotros preparamos
nuestro karma junto con otras almas a las que estamos
kármicamente ligados y lo preparamos teniendo a la vista las
condiciones de la época en que vamos a descender en la existencia
física-terrenal.
¿Qué podría haber más obvio, para alguien que vive en el mundo
físico, que el axioma matemático que dice: El todo es más grande
que cada una de sus partes?, o bien: El camino más corto entre dos
puntos es la línea recta. Habría que estar verdaderamente loco para
negar que el todo es mayor que cada una de sus partes. A estas
fórmulas se les llama axiomas, porque son verdad en sí mismas y no
son capaces, ni tienen necesidad, de ser demostradas como bien se
dice. Ocurre lo mismo con la segunda frase: la distancia más corta
entre dos puntos es la línea recta. Pero estas dos afirmaciones no
significan nada en el mundo espiritual donde, incluso, es válido decir:
215
el todo es siempre más pequeño que cada una de sus partes. Y en el
ser humano podemos confirmarlo y verificarlo. En efecto, si tomáis
en consideración, en el mundo espiritual, la realidad espiritual de
vuestro ser físico, es más o menos tan grande, incluso un poco más,
pero prácticamente tan grande como lo sois en el mundo físico. Pero
si miráis en el mundo espiritual vuestros pulmones, o vuestro hígado,
los veréis gigantescos y, sin embargo, son las partes de un todo
pequeño. Ahí tenemos que aprender a pensar de otra manera. En el
mundo espiritual la línea recta no es el camino más corto entre dos
puntos, es el más largo, porque en el mundo espiritual cuando uno
va de un punto a otro, se desplaza de manera completamente
diferente. En el mundo físico, el orden es rígido: este camino es
largo, ese es más largo, aquel es más corto: es la recta. En el mundo
espiritual no es así: desplazarse “todo recto” presenta tantas
dificultades que toda línea curva es más corta que la recta. No tiene
ningún sentido decir que “la línea recta es el camino más corto entre
dos puntos” porque, de hecho, es el más largo.
216
El terrible encadenamiento lógico de las cosas, la clasificación en
reglas generales, todo eso no existe en el mundo espiritual. Y,
naturalmente, también esta verdad —aunque sea una verdad válida
a grandes rasgos: que los hombres participan de la evolución de la
vida terrenal en grupo- se quebranta. Y justamente cuando eso
sucede es cuando aprendemos a conocer bien su importancia. He
aquí un ejemplo:
217
construía de todo, lo que causaba una gran impresión. Y en efecto
yo hacía grandes progresos en geometría, porque le apreciaba
mucho. Me gustaban mucho los cursos que él daba, exponiendo la
geometría a su manera.
218
sacarse el pañuelo y sonarse. Jamás empezó una clase si hacerlo.
Este gesto, siempre repetido, tomó para mí la forma de una imagen
que, por decirlo de alguna manera, conducía por la vía del karma
hacia otras vidas terrenales anteriores de este hombre. Y así sucedió
también en el caso del otro profesor que tenía un pié contrahecho.
Y, fijaros bien, a través de ese pié se iluminó toda la capacidad
espiritual de ese hombre. Por lo general la gente cree que construir
figuras geométricas a través de unas líneas es una facultad de la
mente, pero no es así: el ser humano no experimenta la geometría
en su cabeza. No podríais descubrir lo que es un ángulo, si no
caminarais. Podéis saber lo que es un ángulo porque lo vivís en las
piernas. La cabeza lo único que hace es observar los ángulos que
trazan los brazos y las piernas. Con la geometría hacemos realmente
la experiencia de la voluntad que actúa en nuestros miembros. Son
nuestros miembros los que nos enseñan la geometría. No lo
sabemos porque nos hemos convertido en seres llenos de
abstracciones y por eso creemos que es en nuestra cabeza donde
elaboramos la geometría. La cabeza mira cómo andamos, cómo
bailamos, es decir, la geometría y a continuación ella dibuja las
formas geométricas. La cabeza sólo mira.
219
parecida: el poeta inglés Lord Byron. Estos dos personajes, de la
misma naturaleza exterior, se me presentaron uno al lado del otro y,
desde entonces, se desvelaron para mí numerosos hechos de la vida
de Byron en relación con todo lo que, proveniente de un karma
anterior, se había deslizado en su naturaleza moral, ética y que se
expresa a través de un pié contrahecho. Cuando uno sujeta el karma
por un extremo así, éste continúa desplegándose y así pude
descubrir que estos dos hombres, en un cierto momento de la Edad
Media, habían vivido ambos en el este de Europa, pasando juntos
por un destino común. Así llegué a conocer el contenido de sus vidas
en esta época.
Aquella vida precedente de Byron no tenía nada que ver con la del
Byron del siglo XIX, ni la vida precedente de mi profesor se parecía
en nada a la suya del siglo )(JX, pero los dos habían pasado por un
destino común, de naturaleza muy íntima. Vivían en la Europa del
este y tuvieron conocimiento de aquella significativa leyenda que
cuenta cómo la joya de paladium -que antaño había sido ocultada y
venerada en Troya, por estar dotada de la fuerza mágica que
aseguraba el poder a esa ciudad-, fue transportada hasta Roma,
pasando por África, permaneciendo largo tiempo en Roma. Más
tarde, cuando Constantino fundó Constantinopla hizo transportar,
con gran pompa y esplendor, la estatuilla a la cual se le habría
conferido todo el poder de Troya, primero, de Roma, después,
haciéndola ocultar en Constantinopla cuyo poder debía acabar con
el poder de Roma. Cuenta la leyenda -que tiene un cierto punto de
verdad- que el orgullo del emperador Constantino le hizo transportar
el paladium de Roma a Constantinopla, que hizo construir allí una
pesada y poderosa columna en la cual fue ocultado el paladium, y
220
que más tarde eligió una cierta estatua de Apolo y la hizo erigir sobre
dicha columna.
221
Al final, el que descubre la historia del paladium descubre al mismo
tiempo muchas cosas relativas al progreso de la Historia de Europa.
Y los dos hombres de los que os he hablado, Byron y el que había
sido su compañero en los primeros tiempos de la Edad Media,
oyeron hablar de esta leyenda y proyectaron salir en busca del
paladium para llevarlo hacia el norte, a Rusia. Pero no lo
consiguieron, la empresa fracasó, como tenía que ser. Sin embargo,
algo subsistió en ellos de aquella relación. En las relaciones kármicas
siempre queda algo pendiente entre los seres humanos, de la
manera más extraña: Byron reemprendió más tarde la búsqueda del
paladium, aunque de otra forma, adhiriéndose al movimiento de
liberación de Grecia, porque lo que él buscaba era un paladium
espiritual. Ahí estaba el impulso para actuar que había permanecido
en él desde aquellos tiempos, del que ya os he hablado. Y mi profesor
mostraba a cualquiera que pudiera estudiarlo en profundidad, que
en cual quier lugar que se encontrase, y a pesar de ser un hombre
más bien insignificante, poseía un extraordinario sentido de la
libertad incorruptible, y que en su ser interior tenía una profunda
relación con su discapacidad física, como con la de su compañero.
222
información a través de sus clases. Él no estaba adaptado a la época,
más bien daba la impresión de estar fuera del tiempo.
223
individualidad con la que había estado ligado anteriormente, de tal
manera que Byron y él no llegaron a encontrarse más.
224
exterior. Basta con observar algunos rasgos característicos de su vida
para que eso se nos revele. Como el tiempo vuela sólo os podré
mencionar unas pocas cosas.
Pero aún hay otros hechos más extraños en su vida. Por ejemplo,
sucedió que para tomar parte en la lucha de ciertos movimientos de
liberación en un país extranjero, fue viajando por mar y al acercarse
a la costa tomó unos prismáticos para ver mejor la tierra, viendo
entonces a una hermosa joven de la que quedó prendado. Figuraos
¡se enamoró a través de unos prismáticos! En cualquier caso no es
una manera muy corriente de enamorarse. Los hombres que viven
con los pies en la tierra no suelen enamorarse utilizando un catalejo.
Pero él se enamoró sobre la marcha, navegó a toda prisa en la
dirección convenida y cuando llegó a la costa, por supuesto la bien
amada había desaparecido pero en cambio había un hombre al que
le cayó tan bien, que le invitó a almorzar y, observad bien, ¡era el
225
padre de la joven de la cual él se había enamorado observándola con
el catalejo! Así pues pudo participar en un almuerzo en el que
también estaba la dama. El sólo hablaba italiano, ella sólo portugués,
pero se comprendieron perfectamente hablando el lenguaje del
corazón y se desposaron. Tuvieron una vida en común que exigió a
la mujer un comportamiento heroico. Ella le acompañó en sus
batallas con gran heroicidad. Tampoco ocurre demasiado a menudo
que en ausencia del marido que se encuentra a leguas de ella, la
mujer traiga al mundo a su primer hijo y tenga que pasar por terribles
aventuras para encontrar a su marido en el campo de batalla,
sujetándose el bebé al cuerpo por medio de unas cuerdas para
preservarle del frío con el calor de su propio cuerpo. Ella va de un
lugar a otro, para encontrar a su marido, del que ha oído decir que
ha sido asesinado, pero sin embargo lo encuentra vivo. Tuvieron una
unión magnífica. Como bien saben los que conocen la biografía de
Garibaldi, ella murió antes que él y diez años después, cosas de la
vida, él se prometió y casó de nuevo de una forma totalmente
normal, burguesa, como se hace la mayor parte de las veces en un
ambiente burgués. Esta unión, concebida correctamente, duró un
día, separándose después los esposos. Como podéis comprender, él
tenía una relación con la vida diferente al resto de los hombres. Eso
fue lo que me hizo interesarme en el curso de su vida.
226
cuya vida fue bastante inexplicable, pues en cierta medida, él era la
verdad misma. Ahora bien, desde lo profundo de su ser, por la
actitud de su alma, él era republicano y, sin embargo, a pesar de ese
espíritu republicano, fue él quien hizo de Víctor Emmanuel el rey de
Italia. Favorece la realeza en la persona de Víctor Emmanuel, algo
que a primera vista parece increíble. ¿Cómo es que un republicano
como él convierta a Víctor Emmanuel en rey de Italia? Leedlo en los
libros de 1-listoria: sin Garibaldi no habría habido jamás una
monarquía en Italia. Si continuamos un poco más, constatamos que
estuvo ligado a otras personalidades que, de hecho, por su actitud
interior, estaban muy lejos de él: Cavour, Manzini, naturalezas
distintas a la suya. Manzini el idealista, no participa en la vida
práctica. Garibaldi, en todas partes aparece como el hombre de
Estado, militar y hombre práctico y, sin embargo, también parece
que está siempre flotando sobre la tierra, y Cavour, el hombre
político inteligente, astuto. ¿Cómo pueden estos hombres
entenderse juntos? Esa era la pregunta que surgía y ahí justamente
se me reveló cierta cosa que me gustaría subrayar por ser una
particularidad del karma. Se me mostró entonces que esos tres
hombres habían sido discípulos de Garibaldi cuando él era un
Iniciado de los Misterios.
227
Turín, el tercero en Niza, es decir, en el mismo rincón del mundo y
casi al mismo tiempo. Nacen juntos en la misma región italiana. Aquí
se demuestra que los que forman un grupo se vuelven a encontrar,
incluso en contra de sus propias inclinaciones, de tal manera que un
republicano, como Garibaldi, se une a Víctor Emmanuel, tan
diferente a él, y que la dependencia humana significa mucho más
que lo que llamamos convicción.
Os he citado este ejemplo para que veáis qué significan los lazos
humanos fundados en el karma. Uno puede considerar una cosa
cierta, otro, una distinta:
228
Decimotercera Conferencia
229
relación a esa vida. Quien compare, sin ideas preconcebidas, sus
sentimientos y las cosas de la vida tendrá que decirse que cuando
aborda sus sentimientos los siente muy imprecisos, comparándolos
con sus pensamientos. En realidad la vida afectiva nos es mucho más
próxima, nos toca personalmente más de cerca que la vida de los
pensamientos, pero tanto por la manera en que se desarrolla como
por lo que se exige de ella, es muy imprecisa. En cuestión de
pensamientos no nos permitimos fácilmente separarnos de los
pensamientos ajenos, por las buenas, toda vez que de lo que se trata
es de formarse pensamientos verdaderos sobre cualquier cosa. Por
ello tendremos la impresión de que tanto nuestros pensamientos
como nuestras impresiones sensoriales tienen que estar de acuerdo
con las de los demás. Pero en lo que concierne a nuestros
sentimientos, no pensamos lo mismo: nos arrogamos todo el
derecho a sentir de una forma íntima, personal. Y si comparamos
nuestros sentimientos con nuestros sueños, podemos decir: los
sueños nos muestran la vida nocturna, mientras que los
sentimientos vienen de las prof undidades del alma durante el día,
pero de hecho son tan indeterminados como las imágenes del
sueño, de tal manera que podemos decir: sólo estamos despiertos
para nuestras impresiones sensoriales y para nuestros
pensamientos, mientras que en relación a nuestros sentimientos,
somos unos soñadores, incluso en plena vigilia. En la vida ordinaria,
los sentimientos hacen de nosotros unos ensoñadores.
230
¡quiero ese objeto! De inmediato esta representación entra en
terreno indeterminado y en mi conciencia ordinaria no sé nada de lo
que pasa entre ese “yo quiero” y mi sistema nervioso, mis músculos,
incluso en mis huesos. Cuando digo “quiero ese reloj”, ¿qué sé yo,
con mi conciencia ordinaria, de lo que sucede en mi brazo, ni cómo
llega a sujetar el objeto de mi deseo? Yo no sé nada de lo que pasa
ahí, excepto la impresión sensorial, la representación. Lo que sucede
entre esas dos impresiones, mi conciencia ordinaria lo vive
“dormida”, de la misma manera que vive durante la noche sin
percibir lo que yo estoy viviendo en el mundo espiritual. Ninguna de
las dos situaciones atañe a mi consciencia. Por ello podemos decir:
durante nuestra vida de vigilia, tenemos tres aspectos
completamente distintos de consciencia. Con el pensamiento,
estamos despiertos, totalmente despiertos; en relación a los
sentimientos, soñamos y para nuestra voluntad estamos dormidos.
Siempre estamos “dormidos” en relación a la verdadera naturaleza
de la voluntad porque ella reposa, completamente, en las
profundidades de nuestro subconsciente.
231
en realidad sólo somos aquello que podemos recordar. Pensad qué
le sucede a la persona que no puede recordar una época cualquiera
de su vida, cuando se le escapan los recuerdos de esa etapa de su
vida. Voy a poneros un ejemplo de una persona a la que le sucedió
eso.
232
que sólo estaba liga do por sus recuerdos que se habían borrado. Se
manifestaron en él impulsos que no tenían nada que ver con su
familia. Conservaba aún una inteligencia ligada al instante, por eso
eligió un momento en que su familia no estaba allí, porque habría
sido irracional hacerlo cuando los miembros de su familia hubieran
estado presentes. Delante de ellos él se mostraba astuto y razonable,
sólo que había perdido la memoria. Se vistió, se fue a la estación y
sacó un billete para una estación muy alejada. Él tenía muy claro
todo lo que se podía elaborar por el pensar. Se subió al tren y se fue.
Pero como la facultad de recordar lo que había vivido se le borraba
constantemente, le sucedió igual con el billete que había adquirido.
Sólo el presente estaba allí, los recuerdos estaban patológicamente
borrados. Pero por otra parte, como él se encontraba tan a gusto en
el presente, cuando llegó a la última estación inmediatamente supo
dónde estaba, leyendo el indicador. Había conservado la costumbre
de leer, que era un hábito y no un recuerdo. Así pues, bajó del tren,
compró otro billete para una nueva estación y viajó así a través del
mundo, sin darse cuenta de lo que hacía. Después, un día, recuperó
la memoria estando en un asilo para vagabundos. Volvió sobre sí
mismo, borrándosele todo lo que había pasado en el tren y los
lugares que había atravesado, todo eso pertenecía sólo al presente.
Pensad un poco qué confuso tiene que sentirse un ser en esas
condiciones, perdiendo toda la certeza sobre sí mismo. Deducid el
estrecho lazo existente entre lo que llamamos nuestro yo y el tesoro
de nuestros recuerdos. Simplemente, no nos podemos reconocer a
nosotros mismos cuando no disponemos de ese tesoro.
233
De hecho sólo son de naturaleza psíquica en el ser humano que ha
cumplido ya los 21 y los 22 años, y continúa viviendo. Antes, los
recuerdos no sólo actúan en el alma. Es preciso tener absoluta
consciencia de lo que os he dicho estos últimos días a propósito de
que durante los primeros siete años de nuestra existencia terrenal
tenemos una sustancia física corporal, heredada de nuestros padres.
En el momento del cambio de dentición no son sólo los primeros
dientes, los de leche, los que perdemos — ellos sólo son el último
acto de una expulsión: también nuestro primer cuerpo es expulsado.
El segundo, el que conservamos hasta la pubertad, lo construimos
extrayéndolo de nuestro ser espiritual y psíquico, de 1 que traemos
al descender del mundo espiritual hacia la existencia física terrenal.
Pero desde el nacimiento hasta el cambio de la primera dentición
recibimos una ingente cantidad de impresiones viniendo de nuestro
entorno. Cuando aprendemos a hablar estamos dedicados a todo lo
que penetra en nosotros. ¡Pensad en lo grandioso que es lo que
penetra en nosotros con el lenguaje! Quien observa sin prejuicios
este proceso sin duda estará de acuerdo con Jean Paul (Friedrich
Richter, pedagogo) cuando dijo que él era plenamente consciente de
haber aprendido mucho más durante los tres primeros años de su
vida, que durante los tres años de sus estudios universitarios. Uno
puede representarse con toda claridad lo que eso significa en
realidad, pues aunque en la actualidad los años universitarios son
cinco o seis, -probablemente no porque allí se vaya a aprender
mucho, sino porque se aprende muy poco- lo que allí se aprende es
algo infinitivamente escaso en relación a lo que se adquiere en los
tres primeros años y en los que siguen hasta el cambio de dientes,
en tanto que aportes humanos. A partir de un cierto momento,
guardamos una especie de recuerdo impreciso. ¡Qué vagos e
indistintos nos parecen los recuerdos de nuestros primeros siete
234
años de vida, en relación a lo que vendrá después! Tratad de hacer
la comparación: a veces surgen en forma de bloques erráticos de
recuerdos, pero que no son coherentes. ¿Por qué no? Porque lo que
se adquiere en el curso de los siete primeros años tiene otra finalidad
completamente distinta de lo que sucede con lo que se adquiere más
adelante. Lo que se adquiere en el primer septenio trabaja
intensamente en la preparación plástica del cerebro. Es decir,
interviene en el organismo. Y hay una gran diferencia entre el
cerebro, relativamente poco modelado que poseemos cuando
entramos en la existencia terrenal, y el bien elaborado que
poseemos cuando pasamos por el cambio de la primera dentición. Y
a través del cerebro, todo el cuerpo sale ganando. En realidad, hay
algo grandioso en el trabajo que lleva a cabo durante los primeros
siete años, ese artista interior que traemos al descender de la vida
pre-terrenal hacia nuestro cuerpo físico. Cuando aprendemos a leer
-y no solamente a deletrear como hace el niño pequeño- es
maravilloso ver cómo se va encarnando el bebé desde el primer día
de su infancia, en el que todo es tan indeterminado: la expresión del
rostro, la mirada, los gestos, el movimiento de los brazos... Vemos
cómo penetran las impresiones que el niño recibe, cómo se
espiritualiza eso de manera grandiosa. Esta impregnación, por el
espfritu del niño, durante los primeros siete años de su vida
pertenece a las realidades más elevadas que uno puede observar.
Cuando contemplamos la evolución de la fisonomía infantil, desde
los primeros gestos del bebé en su nacimiento, hasta el cambio de
dientes, silo observamos con ánimo de descifrarlo, como
desciframos el significado de las letras en un libro, cuando sabemos
religar, las unas con las otras, las sucesivas formas que toman los
gestos, la cara, como unimos las letras para leer una palabra,
estamos contemplando el cerebro en pleno trabajo, que por otra
235
parte es estimulado por las impresiones que sólo dejarán recuerdos
reducidos, porque en ese momento tiene que dar forma al cerebro
y con él a toda la fisonomía.
236
entre la muerte y el nuevo nacimiento, antes del descenso a la
existencia terrestre.
A ese estado tenemos que llegar ahora. Tenemos que llegar a poder
decir ante ese niño, durante los siete primeros años de su existencia:
“Ser humano, alrededor tuyo no sólo está la naturaleza que se nos
desvela a través de lo que nos revelan los sentidos. En todo lo que se
nos muestra en las percepciones sensoriales, en el color y las formas,
es el espíritu que ahí vive el que se nos muestra”. Es algo maravilloso
contemplar al espíritu hablando a través de todo eso y percibirlo
después, como reflejado en un espejo, en la manera en que la
fisonomía del niño va tomando una forma cada vez más espiritual.
Cuando se vive todo esto, profundizando en ello interiormente,
animándolo constantemente en su alma con una cierta piedad ante
su vida, entonces se ilumina, a la vista de ese niño entre los 7 y los
14 años, la vida del hombre durante su existencia preterrenal, entre
su muerte y el nuevo nacimiento, justamente gracias a esa piedad
que se experimenta ante su vida. Y se experimentará en el alma esta
evolución cor poral externa del ser humano sabiendo que no es el
entorno terrenal el que actCia en ella, sino el segundo organismo
físico que se activa para dar forma al hombre, ese segundo
organismo que nosotros mismos moldeamos a partir del primero. Es
sin duda una experiencia grandiosa en la vida. Y eso es lo que el
hombre tendrá que aprender a hacer: contemplar al hombre en sí
mismo. Entonces la vida adquirirá la profundidad sin la cual la
civilización simplemente, no podrá progresar. Porque ya lo veis,
nuestra civilización se ha hecho absolutamente abstracta. Con
nuestra conciencia ordinaria no podemos hacer más que pensar y,
de hecho, pensar sólo lo que nos han imbuido. Ya no somos capaces
en absoluto de hacer observaciones tan sutiles como las que acabo
237
de describiros. Esa es la razón por la cual los hombres no hacen más
que pasar los unos al lado de los otros, sin más. El hombre puede
aprender muchas cosas a propósito de los animales, las plantas, los
minerales, pero no ha aprendido nada en absoluto, de los entresijos
de la evolución humana. Hay que interiorizar la vida del alma,
haciéndola más sutil, más delicada, y sólo así llegaremos a ver de
nuevo lo que es esa vida. Y después, partiendo de la evolución
humana podremos observar la vida preterrenal.
238
edad luminosa. Así empezó, en efecto, pero se ha ignorado porque
los hombres, por su sensibilidad, siguen estando en el s. XIX y por
indolencia continúan llevando en sus corazones y sus almas las
mismas representaciones. Pero ya reina en torno nuestro una
luminosa claridad. Sólo necesitamos prestar oído y escuchar lo que
se nos quiere revelar desde el mundo espiritual, porque estamos
capacitados para entenderlo. Y porque el corazón de los jóvenes es
particularmente receptivo, está surgiendo, con el cambio de siglo, en
la sensibilidad de los jóvenes una confusa aspiración a conocer mejor
al hombre, a conocerlo en profundidad. Los nacidos en este
momento, a caballo entre los siglos XIX y XX saben instintivamente
que es preciso conocer algo más de los hombres que lo que le
pueden contar los humanos. Viven, crecen y sienten instintivamente,
que hay que conocer mucho más del ser humano, pero nadie les dice
qué es lo que hay que saber. Están a la búsqueda del hombre, hacen
todo lo posible por buscarlo. Cuando éramos niños, o jóvenes, uno
se sentía a disgusto con las personas mayores porque uno querría
aprender algo de ellos, pero estos no sabían nada del ser humano.
Porque la civilización moderna no puede aportar nada, porque no
sabe nada del espíritu humano. Ni siquiera se comparan con las
épocas anteriores:
aquellos sabían decir a los jóvenes, con todo ardor, muchas cosas
sobre el ser humano. Cuando las representaciones reales existían
todavía, los ancianos sabían contar muchas cosas, ahora no saben
nada. Así pues, los jóvenes quieren salir corriendo, a dónde sea, para
adquirir conocimientos acerca del hombre. Se han convertido en
“aves migratorias”, en scouts, alejándose de las gentes que no tienen
nada que decirles, queriendo buscar en algún lugar a quien pueda
enseñarles algo sobre el ser humano.
239
El movimiento de la juventud del s. XX tiene ahí sus orígenes. ¿Qué
quieren en realidad los que participan de ese movimiento? Querrían
atrapar a ese ser parecido a una nube que aparece tras la pubertad,
que vive en el hombre, ¡eso es lo que querrían! La juventud querría
ser educada de manera que pudiera atrapar a ese hombre. Pero,
¿quién es? De hecho ¿qué representa? ¿Qué es lo que sale de este
cuerpo humano, por decirlo de alguna manera, que uno ha visto
formarse en su fisonomía, en sus gestos, del que se puede también
sentir, durante el segundo período, el del cambio de dientes hasta la
pubertad, cómo ha ido tomando forma lo que había vivido antes de
su existencia terrenal? ¿Qué es lo que aparece ahora, totalmente
extraño, que es lo que surge del hombre cuando, pasada la pubertad,
él toma consciencia de su libertad, se dirige hacia los otros, buscando
el contacto con los demás, por un impulso interior, impulso que ha
fundado esta naturaleza inexplicable para él, la otra naturaleza
inexplicable, bien definida, en su ser interior? ¿Quién es, en fin, este
hombre, este segundo hombre que aparece ahora?
240
Pensad en la enorme diferencia que existe, para la conciencia
ordinaria, entre el amor hacia uno mismo y el amor hacia otro ser.
Todos comprenden perfectamente lo que significa el amor propio,
¡todos tenemos tanto amor por uno mismo! Eso es algo de lo que no
cabe ninguna duda. También los que creen que no se aman, lo
hacen, aunque son poco numerosos los que dicen que no se quieren
y ahí habría que empezar por examinar su karma más en
profundidad. En cuanto al amor por el otro es un poco más difícil.
Evidentemente que puede ser un amor auténtico, pero muchas
veces está oscurecido por estar mezclado con el amor propio. Se
ama al otro porque hace esto o lo otro por nosotros, porque está
cerca de nosotros, por numerosas razones que están ligadas al amor
propio. Pero en la vida se puede aprender a amar con un amor
desinteresado, porque también existe. Se puede aprender a eliminar
del amor, el amor propio. Es entonces cuando se aprende a vivir en
el otro, a darse realmente al otro. Tened presente que es en este
darse a sí mismo al otro, en este amor desinteresado, donde se
puede educar el sentimiento del que debemos estar provistos
cuando queremos presentir lo que fueron las vidas terrenales
precedentes. Pensad que, por ejemplo, vivisteis, digamos, en 1881.
Estáis viviendo ahora, y habías vivido antes, digamos en el 737,
muriendo en el 799. La personalidad B está presente actualmente en
los siglos XIX ó XX. Antaño, la personalidad que erais vosotros
mismos estuvo presente en el s. VIII. Los dos están ligados por la vida
entre la muerte y un nuevo nacimiento. Si queréis haceros una idea
del que vivió antaño, en el s. VIII, mirad dentro, porque está en
vosotros y al mismo tiempo es “otro”, ha llegado a ser un “extraño”
como lo es ahora mismo cualquier otra persona. Es el segundo
hombre. Tenéis que adoptar frente a vuestra encamación
precedente la misma actitud que frente a cualquier otro hombre,
241
porque si no, no podréis presentir lo que fue vuestra anterior
encamación. Y tampoco llegaríais a concebir de manera objetiva qué
representa el segundo hombre, parecido a una nube, que aparece
en el momento de la pubertad. Pero cuando el amor desinteresado
cobra fuerza de conocimiento, cuando el amor propio se hace tan
objetivo que uno puede observarse a sí mismo como se observa a
otra persona, uno abre el camino por donde al menos se pueden
presentir las vidas terrenales prece dentes, echando la vista atrás.
Esto debe, por supuesto, ir unido a una observación del hombre tal
como lo he caracterizado, gracias a la cual se muestra la particular
naturaleza del hombre. En lo esencial, la necesidad de la humanidad
de comprender el karma y sus vidas terrestres sucesivas, se hace
netamente perceptible al final del Kali Yuga, sólo que no se expresa
así, porque no se tienen las ideas muy claras. Pero pensad, por
ejemplo, que un miembro de buena fe del movimiento de la
juventud actual, se despierta una mañana de tal manera que todo lo
que ha vivido durante la noche está presente en su consciencia,
durante un cuarto de hora, y que en ese momento se le pregunta:
¿Qué es lo que quieres realmente? Ese joven nos diría: “Quiero
conocer, por fin, al ser humano en su totalidad, al que ha vivido
diferentes vidas sucesivas. Quiero conocer lo que tengo en mí de
esas fases anteriores de la existencia. Vosotros no sabéis nada de
eso, por eso nunca me habláis de ello”.
242
la luz de las vidas terrenales sucesivas y del karma. Por eso en las
presentes conferencias os he expuesto tales consideraciones
históricas, orientándolas progresivamente hacia la observación del
propio karma de todos los seres humanos. Ese era el tema de las
conferencias. Cuando lleguemos a la última habremos progresado lo
suficiente en nuestro estudio para tener una clara representación de
la posibilidad de presentir el karma de uno mismo. Pero eso no se
puede hacer sin haber visto, antes que nada, la estructura de
conjunto de la Historia universal. Dejadme concluir este estudio —
que ante todo debía aclarar el ser interior del hombre con la luz que
él proyecta sobre la naturaleza de un movimiento actual lleno de
esperanza- esbozando ante vosotros un mapa de la Historia mundial.
243
la meta de alcanzar el más alto grado de conocimientos. También
confluyeron en dicha Corte, todas las aspiraciones en materia de
Arte, de Historia, y de Pedagogía. Todo lo que encontramos en esa
Corte fue más digno de admiración que lo que tuvo lugar, sobre todo
en materia de espiritualidad, en la corte de Carlomagno, de la misma
manera que los hechos acaecidos durante sus campañas, no creo
que embelesaran a los estudiosos de la época presente. Al mismo
tiempo que Harun al Rashid, vivía en su Corte una personalidad que,
en aquella época, era sólo un sabio con amplios conocimientos pero
que, en otra encamación muchos años antes, había sido un Iniciado.
Ya os he mencionado que una iniciación en una encarnación, puede
quedar relegada a un segundo plano en una vida posterior. La
Academia fundada en Oriente fue una institución verdaderamente
grandiosa, y esta personalidad fue, en cierta medida, su organizador:
los conocimientos, el arte, la poesía, la arquitectura, la escultura
según los cánones de la época, todo fue organizado por él en la corte
de Harun al Rashid.
244
nuevo nacimiento, seguir con él lo que observa particularmente
cuando dirige su mirada hacia la Tierra. Como ya os dije, lo que uno
contempla son los efectos de la acción de los Serafines, Querubines
y Tronos, pero éstos están ligados a lo que tiene lugar sobre la Tierra.
De la misma forma que desde la Tierra elevamos los ojos al cielo,
durante la vida entre la muerte y un nuevo nacimiento los bajamos
hacia la Tierra. Así pues, aunque exteriormente la vida física había
terminado para ellos hacía tiempo, los dos hombres continuaban
todavía su trabajo, asimilando otros contenidos muy diferentes:
Harun al Rashid llegó a ser el fundador de una nueva concepción del
mundo, bajo el aspecto de Lord Bacon de Verulan. Aquel que es
capaz de observar los hechos sin partidismos, puede comprender
que en todo lo que Bacon impuso al mundo, se encontraba la nueva
edición de lo que antaño había sido puesto en marcha en Oriente,
donde no había cristianismo. Exteriormente, Bacon era cristiano,
pero en su interior, en lo que deseaba llevar a cabo, no lo era. El otro,
el sabio consejero, que había seguido la ruta pasando por el Mar
Negro hacia Europa central, fue el que, de otra forma que Bacon,
introdujo el arabismo en Europa, un arabismo completamente
transformado, siendo Amos Comenius.
245
elementos orientales. No se llega a comprender en profundidad el
devenir interior de la raza humana con la única ayuda de un libro y
estudiando lo allí escrito para saber quién fue Lord Bacon o Amos
Comenius. Eso sólo lo podemos aprender observando cómo
evolucionan las diferentes épocas gracias a los propios seres
humanos y contemplando los impulsos del pasado trasladados al
presente. Intentad ver con claridad lo que sucede ahí:
246
determinada, nos convertimos en hombres libres sin que por ello
perdamos nuestra humanidad, sólo que despertamos a una forma
superior del ser humano. Desde el momento que nos hacemos
hombres libres, cuando nos liberamos de la naturaleza por
completo, lo que actúa en nosotros es el Ser Solar, el Cristo, la
segunda persona de la Trinidad. Pero lo que nos da el impulso por el
cual no solamente nos reconocemos como un cuerpo físico - una vez
que ya ha alcanzado su evolución - si no que nos despierta de nuevo,
en tanto que espíritus, es lo que llamamos, el Espíritu Santo que vive
en nosotros. No podemos llegar a conocer al ser humano en su
totalidad si no percibimos la acción de esos tres elementos de la
Trinidad. Así los vemos de forma concreta. Frente a esta visión
concreta, el Islam levanta abstracciones: no hay más Ser divino que
el Dios Padre, el único Dios. El Padre lo es todo. No hay necesidad de
una triple forma de la divinidad. El propio Mahoma y sus
descendientes construyeron esta idea.
247
verdaderos “abstractores”, hombres que todo en el mundo lo
quieren ver de acuerdo con ciertos principios muy simples.
Mu’áwiyya volvió a nacer en nuestra época, siendo Woodrow
Wilson. En él vivía la naturaleza abstracta del islamismo según la cual
se podía dar forma a un mundo nuevo partiendo de 14 puntos fríos,
abstractos, vacíos de contenido. Realmente ninguna otra ilusión
presente en la Historia fue mayor que ésta y a ninguna otra. ilusión
se dejó arrastrar la humanidad casi al completo, mejor que a ésta.
Nadie quiso comprender, cuando ya en mis conferencias de antes de
la guerra, en Helsingfors, llamé la atención sobre la incapacidad de
W. Wilson, cuya época gloriosa no había hecho más que empezar en
aquellos tiempos, nadie quiso comprender a pesar de que
constantemente y en todas partes dónde podía hablar, no dejé de
indicar que la desgracia que aparecía por el horizonte estaba ligada
a la idolatría de la que todo el mundo hacía gala frente a W. Wilson.
248
Decimocuarta Conferencia
249
presentimiento sobre el valor del karma en la vida personal. Mi tarea
de hoy será, a fin de conseguir nuestra meta en el curso de mis
conferencias, de una parte esbozar cómo puede la ciencia iniciática
examinar el karma, partiendo en principio de su propia experiencia
interior y cómo, después, el propio hombre, sin poseer esta ciencia
iniciática, aunque sí un cierto sentido íntimo que le permita observar
la vida, podrá tener un presentimiento de la acción soberana del
karma.
250
experiencias nos encontramos ligados al conjunto de nuestra
existencia. ¡Sólo tenemos que comparar esta íntima fusión con la
propia existencia, con el tenue recuerdo que conservamos en el
alma! Sólo tenéis que tomar un suceso verdaderamente importante
de vuestra vida, por ejemplo, la muerte de un amigo muy querido, o
la de vuestros padres, un momento en el que el suceso fue vivido
intensamente en razón de vuestra actitud interior. Comparad toda
la intensidad de esta experiencia vivida y el momento en que se vivió,
con los difusos recuerdos que os vuelven diez años más tarde. Y sin
embargo, esos tenues recuerdos tenemos que tenerlos para sentir
la continuidad, la firmeza interior, la realidad de nuestro Yo. ¿No veis
ahora cómo el Yo, que sin los recuerdos no podría adaptarse a la vida
terrenal con su conciencia ordinaria, se vivencia a sí mismo como una
sombra y cómo él está anclado en algo que, en el fondo, cae cada
noche en el inconsciente? En realidad, con nuestra conciencia
terrenal ordinaria no vivimos muy intensamente con nuestro Yo. Ese
verdadero Yo de la vida que no es, desde luego, la vida presente, y
del que sabemos que está en relación con nuestro yo actual, toma
cada vez más el carácter de un pensamiento. Esta experiencia
interior es muy intensa, pero no es todavía lo que ya ha tomado la
forma del recuerdo, de tal manera que podemos decir: tenemos
nuestra alma que comprende, y nuestro espíritu, y ambos están en
contacto con todo lo que fluye hacia nosotros desde el exterior,
desde el mundo exterior, vivimos detrás del Yo como una sombra, y
eso es lo que nos queda en el recuerdo. Y a causa del aspecto
característico del recuerdo, los sentimientos e impulsos van
quedando cada vez más eliminados del recuerdo. Hemos podido
estar presentes y haber experimentado un sentimiento intenso,
como os decía, en la muerte de una persona muy querida: la imagen
del recuerdo que subsiste está apagada, cada vez más desdibujada
251
en el sentimiento. ¡Qué poco vivo está en nosotros algo que
emprendimos en otro tiempo, empujados por un poderoso impulso
de voluntad, bajo el efecto de una impresión exterior! El sentimiento
y la voluntad se borran, lo quç permanece, en general, es la imagen
inmóvil del recuerdo, la sombra de lo que se vivió. Y no puede ser de
otra manera sobre la tierra: sólo conservamos la sombra de nuestras
experiencias. Ya no somos, en el recuerdo, lo que éramos en el
momento de tener la vivencia de la experiencia.
Sin embargo nos podemos colocar frente a ella con otra actitud
diferente a la que tenemos en nuestra vida habitual. A propósito de
nuestras experiencias podemos planteamos nuevas preguntas.
Desde luego que la vida toma entonces, cuando hacemos una
retrospección de la misma, un aspecto bien diferente.
Preguntémonos: de hecho ¿ qué somos nosotros en el momento
presente, qué somos con nuestra sabiduría, nuestros sentimientos y
la energía de nuestra voluntad? Si nos remontamos, con estas
preguntas, hasta nuestras experiencias, constatamos que seríamos
muy poca cosa si no hubiéramos llegado a una cierta edad, si no
hubiéramos pasado por las experiencias precedentes. Pensemos por
ejemplo en nuestras experiencias de juventud, uniéndolas al
presente, como hace la memoria: ¡qué felices éramos! Cuando,
durante nuestra vida, miramos a menudo al pasado, podemos decir
en lo que se refiere al presente, cosas de una cierta importancia. La
facilidad con que adaptamos nuestra alma, y tal vez nuestra persona
física, más o menos bien a la vida, y la conducimos a través de la
existencia, lo debemos al hecho de que durante nuestra juventud
pudimos vivir alegremente, sin haber pasado por depresiones,
conducidos con alegría hacia muchos sucesos. Son estas impresiones
felices las que nos permiten vivir más tarde con una cierta felicidad,
252
aunque ellas mismas se hayan deslizado a zonas profundas.
Preguntémonos ahora cuánto de este ahondamiento en nuestra
vida, en nuestra alma, se debió al dolor, al sufrimiento: ¿qué es lo
que en realidad penetra en el alma cuando nos planteamos estas
preguntas en relación a nuestra vida? La respuesta a esta pregunta
no nos la dará nuestra inteligencia, si no la sensibilidad, y ésta nos
lleva a decir: “Tengo que estar agradecido a todo lo que me sucedió
en la vida, pues en realidad, lo que soy, con lo que me identifico más
o menos, viene de ahí. No puedo saber qué habría sido si no fuera
así, pero como las grandes o pequeñas alegrías y sufrimientos me
han hecho como soy, no puedo menos que estar verdaderamente
agradecido a esta vida.”
253
deploramos no hubiera ocurrido en la vida, no seríamos lo que
somos.
Sean cuales sean los dones que, en nuestra opinión, nos ha negado
la vida -y no hay que olvidar que nuestra opinión a veces puede ser
errónea- en cualquier caso la vida nos ha dado algo. Y frente a este
“algo” debemos cultivar un sentimiento de agradecimiento. Y
cuando se cultiva este sentimiento, con toda seriedad -sólo hay que
reflexionar sobre ello para comprenderlo— debemos estar
agradecidos también en relación a otra cosa. Aquel que no haya
254
cultivado el agradecimiento por la vida, será conducido por ella a
reconocer y transformar los recuerdos en un regalo lleno de amor a
los dispensadores espirituales e invisibles de vida.
255
recuerdos. Ante estos nos decimos: hemos vivido las cosas de
manera plena, intensa, realmente, pero el recuerdo de ellas no es
más que una simple sombra de lo que experimentamos, que nos
transforma en una pálida sombra. Los recuerdos deben su existencia
a nuestras experiencias, pero ahora estamos abordando algo mucho
más poderoso que nuestro yo ordinario.
256
poner un ejemplo extremo digamos que se puede tratar de un poeta
célebre -que los ha habido! También podría decir, un psicólogo, un
célebre físico, en este caso tenemos un ejemplo muy próximo, pero
prefiero imaginármelo- que está observando su vida
retrospectivamente, hasta llegar a los 18 años. Observa lo sucesos
desde sus 40 años hasta los 18, y ahí encuentra el momento en que
suspendió el Bachillerato. Sufrió mucho en aquella época y tuvo que
organizar su vida de otra manera diferente, pues no tenía dinero
para volver a estudiarlo durante otros años, y no podía ir por el
mundo sin Bachillerato. Lo tenía todo pensado: si aprobaba, iba a ser
us serio inspector financiero, trabajaría mucho y no tendría tiempo
para cultivar las facultades y fuerzas presentes en el fondo de su
alma. Cierto que podríamos decir: cuando esas fuerzas de la
imaginación están ahí, son tan poderosas que podrían franquear
todos los obstáculos que le opusiera su actividad como
administrador financiero. Podemos hablar así en abstracto, así se
hace hoy en día. Pero eso no es verdad. En realidad, más de un poeta
debe justamente su temperamento particular, lo que ha llegado a
ser, a las circunstancias que sucedieron en un momento
determinado, como el raso que os he contado. Y si le concede una
verdadera .importancia al hecho de ser poeta, estará agradecido a
los que le suspendieron en el examen y que no obstruyeron su
carrera dándole un “sobresaliente” en cada una de las materias de
su examen. Si nos tomamos la vida con realismo y sin
sentimentalismos, podemos cultivar ese agradecimiento, sea como
sea la vida que hemos vivido, diciéndonos: Estamos forjados por la
acción del destino que camina a nuestro lado y contra nosotros.
Tenemos que experimentar esos sentimientos para comprender
cómo vive y actúa el destino ante nuestros ojos.
257
Me gustaría exponer ahora en qué forma se presentan esas
experiencias ante los ojos de quien posee la ciencia iniciática y cuya
mirada, en consecuencia, se dirige hacia el mundo espiritual. El dirige
su mirada, afinada por el conocimiento imaginativo, inspirado, del
que ya dispone, sobre una de estas experiencias
258
el espíritu profundo, las relaciones espirituales, además de una
imagen que continuamos llevando dentro, cuando la experiencia ya
ha pasado. La imagen siempre está ahí. En efecto, la experiencia se
ha vivido en profundidad y gracias a la facultad de la Imaginación,
aparecen las relaciones espirituales. El alma está intensamente
afectada, y entonces es posible dirigir la mirada en lo espiritual y
conservar la experiencia. Cuando ha transcurrido una noche, la
experiencia que fue vivida con más plenitud por el hecho de que el
cuerpo astral y el Yo han abandonado el cuerpo físico, es conducida
al mundo espiritual. Porque lo que se ha vivido en el mundo físico,
con el cuerpo físico y el etéreo, puede ser vivido en el mundo
espiritual con el Yo y el cuerpo astral, trayéndolo de vuelta al cuerpo
físico, en el momento del despertar. Pero no a la manera como lo
hace la conciencia ordinaria, que tiene que apoyarse en el recuerdo,
que se difumina progresivamente, sino que se la trae de tal manera
que se impregna todo su ser como por un “fantasma”, que uno lleva
consigo en toda su apariencia concreta, en toda su intensidad,
sintiéndose como bañado en su resplandor como si uno tuviera
delante la verdadera realidad de otro hombre. Pasadas dos o tres
noches, con sus días, tiene lugar lo siguiente: Lo que se llevó en
principio al mundo espiritual con el Yo y el cuerpo astral, lo que a
continuación se trajo y que sigue viviendo y vibrando con intensa
fuerza en el cuerpo físico, esto habla y se mantiene tras las
experiencias en forma del destino que está actuando Las
experiencias no están presentes solas sino que ahora están
totalmente impregnadas por lo que ellas produjeron en las vidas
precedentes, por la acción que ejercieron en las vidas terrenales
siguientes. De la misma manera que detrás de nosotros tenemos los
recuerdos, como una imagen-sombra, el que posee la ciencia
iniciática tiene presentes ante él las experiencias. Pero éstas son
259
transparentes como el cristal, y tras de ellas está, como una memoria
cósmica, el karma en devenir, la memoria objetiva. Entonces se
percibe que el ser humano no sólo tiene en sí los recuerdos difusos
de su vida terrenal, sino que alrededor suyo el karma está grabado
en el éter cósmico, en la crónica del Akasha. Dentro del hombre, el
recuerdo atenuado; fuera, el recuerdo cósmico de nuestro destino a
través de las vidas terrenales, aunque él permanece inconsciente,
fuera del campo de la conciencia ordinaria.
260
sólo posee una memoria dentro de sí, sino que posee una memoria
del aura alrededor suyo.
261
preparado para recibir lo que se debe esperar como una gracia,
mayor o menor, del mundo espiritual.
262
Me gustaría establecer ahora una relación con algunos casos
aislados concretos. En cierto momento de mi vida, me sorprendió un
profesor de Historia, hombre muy inteligente, que ejercía una gran
impresión entre sus alumnos. Podía decirse que, cuando quería, nos
exponía la Historia con un cierto entusiasmo interior que se
acentuaba en sus discursos de tal manera que, cuando eso sucedía,
conseguía entusiasmar a sus alumnos. Pero había algo extraño en
ese profesor: yo le consideraba verdaderamente capaz de despertar
el entusiasmo en sus alumnos. Luego, en un momento dado, la vida
le arrastró, se hizo negligente, ya no trasmitía ese entusiasmo del
que antes gozaban sus exposiciones. Se limitaba a leer en los libros
que él pensaba que sus alumnos no conocían y que no podrían
conseguir por su cuenta. Pero un día, uno de sus alumnos se puso a
investigar y encontró lo que el profesor había leído. Entonces, todos
los alumnos se compraron el libro en cuestión, se aprendieron de
memoria su contenido y se convirtieron en “alumnos excelentes”.
Finalmente el profesor se hizo tan superficial que no se enteraba de
lo que les decía a sus alumnos en clase. Esta transformación tuvo
lugar en un tiempo relativamente corto y uno se quedaba perplejo
al comprobar qué poco participaba en su trabajo, cuando hacía tan
poco tiempo que había suscitado un gran entusiasmo entre quienes
le seguían. Pasaron unos pocos años, este mismo profesor de
Historia, del que yo había oído decir a sus alumnos, con el
entusiasmo propio de la juventud: ¡He aquí un hombre que ama
verdaderamente la Historia, con quien se puede aprender mucho! -
este mismo hombre terminó su vida, por extraño que parezca, en el
libertinaje más vulgar. En pocos años, su existencia cayó tan bajo que
tuvo que marcharse a vivir fuera de la ciudad en la que había
enseñado: se le estimaba tan poco, que no pudo continuar viviendo
allí.
263
Un cambio tan radical en el destino se nos presenta como un gran
enigma y, sin embargo, delante de tales desviaciones es cuando uno
empieza, si nos tomamos la vida con la suficiente seriedad, a
preguntarse cosas sobre el Karma. Sobre todo cuando la mayoría de
la gente sigue su vida con la rutina habitual, siendo lo que son sin
pasar por cambios tan drásticos. Cuando se vive con el conocimiento
real del espíritu, destinos como el que acabo de señalar, devienen
grandes enigmas. Por una parte, nos enfrentamos, con el
conocimiento espiritual, a los grandes enigmas que ayer nos
mostraron a Woodrow Wilson al término de una serie de
reencarnaciones. Pero de otra, en la vida que se desarrolla alrededor
nuestro, somos conducidos por el pensamiento hacia las grandes
cuestiones que nos plantea el destino. Cuando se considera esto sin
prejuicios se llega a la conclusión de que, evidentemente, eso no
puede provenir de la existencia en que uno se encuentra. Hay
muchos otros casos también que, durante su vida terrenal no tienen
que enfrentarse a esas transformaciones, por lo cual, tenemos que
intervenir con toda la fuerza que podamos desplegar en nuestra
investigación, aspirando a comprender los enigmas que nos plantea
el destino. Podemos añadir aún otros casos de los que voy a poneros
un ejemplo. Justamente esos casos siempre pensé que habían sido
colocados en el camino de mi propio Karma, para dar a mi
concepción del karma el tinte necesario.
264
Sin embargo sucedió algo muy extraño. Contra todo lo que se
hubiera podido pensar de él, por la manera que tenía de unirse a sus
alumnos, por la dedicación a su trabajo con pleno entusiasmo, con
cada fibra de su alma, que hacía pensar que la enseñanza le
encantaba, de golpe se descubrió que estaba totalmente feliz de no
tener que enseñar más, habiendo sido nombrado Director de una
escuela más modesta que aquella en que había estado enseñando
hasta entonces. Era feliz de trabajar como Director, trabajo más
banal que el de la enseñanza. Y la cosa más chocante es que ese
hombre que hablaba con entusiasmo de Homero y de Esquilo, que
explicaba de maravilla la geografía a sus alumnos, ese mismo
hombre finalmente se enroló en la política en las filas del más
insignificante de los partidos. ¡Realmente, algo incomprensible!
265
por nada, que deja pasar la vida con sus enigmas, apariencias y
banalidades. Se entra en una vida como en cualquier otra; se puede
ser durante un tiempo un pequeño pedagogo reformista, y, un poco
después, estar todo el día sentado en el café, o jugando al billar. Eso
son cosas que ocurren todos los días.
266
cristianismo gnóstico reavivado. Ahora bien, la gente no tiene ni idea
de lo que era verdaderamente el cristianismo gnóstico. Porque, al
margen del poco conocimiento que se pueda extraer, por ejemplo
de la Pistis Sophia, la Gnosis sólo fue conocida en los siglos
posteriores a través de los escritos de sus adversarios. De hecho no
se la conoce en absoluto, sólo a través de dichos escritos.
Reflexionad un poco a propósito de esto: si no subsistiera nada de la
Antroposofía, excepto los libros de mis adversarios
contemporáneos, si todo hubiera sido destruido excepto esos libros
de mis enemigos, ¿cómo hablarían de la Antroposofía las futuras
generaciones? Y eso es lo que le gustaría hacer a mucha gente, y a
no pocos críticos: tratar los libros de Antroposofía, -que no son
pocos- como se hizo con los escritos gnósticos. Sólo perdurarían
entonces los libros de nuestros adversarios y esos serían la primera
cosa que se encontrarían: ¡sólo los libros de nuestros enemigos!
¡Sería muy interesante!
267
cuando se reencarnaron los hombres que, al venir hoy en día no
pueden encontrar los lazos con la vida porque en su encarnación
precedente, a pesar de ser inteligentes, les era del todo imposible
conocer, por la formación recibida en su época, el lazo que unía a la
Tierra con la vida espiritual del Cosmos. A causa justamente de
recorrer su vida, en cierta medida como a trompicones, como si la
tierra estuviera reducida sólo a sí misma, y no hubiera nada más que
ver en el espacio exterior que las estrellas físicas, en su nueva
encarnación ellos se vuelven, tambaleantes, hacia la vida real que
actúa sobre ellos.
268
Hoy mi interés se centraba en daros una aproximación al Karma
sobre todo a través del sentimiento.
269
Decimoquinta Conferencia
270
las indicaciones más significativas sobre el karma individual. Lo único
que hay que hacer es dirigir realmente la atención sobre la diferencia
de dos momentos importantes de la vida; el momento del despertar
y el de dormirse.
271
son éstas precisamente las que pueden dar unas indicaciones claras
y netas sobre muchos elementos del conjunto de la vida. ¿Qué
sucede, entonces, en el hombre? Desde un cierto punto de vista
podemos describir con bastante exactitud, justamente lo que sucede
en el momento de dormirse: el cuerpo físico y el etéreo permanecen
en la cama, el Yo y el cuerpo astral penetran en el mundo espiritual,
volviéndose a juntar, al despertarse, con los cuerpos físico y etéreo.
Pero ¿cómo se hace esto? Para poder progresar en el estudio del
karma vamos a representarnos con toda claridad, en nuestro interior
cómo se efectúa en realidad ese paso, dando, para empezar, con
todo derecho, una descripción un poco abstracta.
272
penetrando lentamente a lo largo de la mañana, hasta el mediodía.
Podríais pensar que el asunto es bastante singular.
273
manera que la jornada de vigilia se emplea en ir introduciendo
lentamente muestro Yo y nuestro cuerpo astral, desde la punta de
los pies y de las manos, en nuestros cuerpos físico y etéreo, pero ya
desde el principio están ejerciendo allí su influencia, de tal manera
que desde que despertamos tenemos la sensación, interiormente,
de estar completos, llenos de ellos. A la mirada clarividente se
manifiesta que también ahí se lleva a cabo un fenómeno de
verdadera circulación a todo lo largo del día. El complemento se
efectúa por la noche. Pero este fenómeno circulatorio tiene también
lugar cuando os echáis una pequeña siesta, pues realmente no
depende de la hora. Tendríais que representaros de la manera más
justa, que el Yo y el cuerpo astral se desprenden de nuevo en función
de vuestra necesidad de dormir. Por supuesto que el sueño sabe
cuando os vais a despertar, pues el sueño es un profeta y todo se
lleva a cabo a la misma velocidad que él tiene lugar. Vosotros no lo
sabéis, pero el sueño sí que lo sabe. Y, en todo caso, lo sabe el cuerpo
astral, aunque por cualquier motivo no hayáis dormido todo lo que
hubierais querido dormir, o incluso aunque os hubierais dicho, “voy
a dormir sólo media hora” y os habéis dormido tres horas, en lugar
de media. El cuerpo astral, durante el sueño, sabe exactamente
cuánto tiempo vais a dormir. Es un profeta muy preciso, pues las
circunstancias interiores, espirituales, no tienen nada que ver con las
condiciones exteriores.
274
la conciencia ordinaria no está hecha para conocer lo que uno vive.
Eso se vive en el inconsciente. Sin embargo uno vive las cosas, incluso
las vive en cierto modo de manera análoga a cómo vive durante el
día, solo que de una manera mucho más intensa. He aquí, en efecto,
lo que pasa.
Cuando de día observáis esta vida del alma despierta, lo primero que
encontráis son las experiencias de los pensamientos que suscitan las
diversas impresiones de la vida. Ellas están ahí, pero también vienen
a unirse, a mezclarse siempre los recuerdos de la vida pasada. Tratad
alguna vez de examinar lo que sucede, en cualquier circunstancia de
la vida, cuando se unen los recuerdos inmediatos y lo que surge del
interior.
275
Cuando uno está verdaderamente atento, puede producirse una
bella imagen por el hecho de que la vida, en ciertos momentos, se
nos presenta como una sopa en la que se mezclan los recuerdos con
las impresiones del momento. Se trata, pues, de la mezcla de dos
elementos de la vida interior, completamente distintos: los
pensamientos que suben y los que, de cierta manera, descienden a
los sentidos. También durante el sueño están presentes en la vida
interior, dos corrientes que parecen diferentes. En efecto, en el
sueño se prolonga lo que estaba presente, sobre todo, en el
momento de dormirse, pero por la mañana esto se nos escapa
porque constantemente afluye a su encuentro, en dirección hacia la
cabeza, lo que experimentamos al despertar.
276
La manera en que os he descrito este proceso corresponde, más o
menos, a la vida de día, al estado de vigilia, cuando uno sólo se
interesa por sus pensamientos de la vida exterior. Pero también
existe la otra corriente, que tiene algo de gigantesco. Se la vive, como
ya os dije, en el momento del despertar, sólo que hay algo pesado
que introducimos durante el día y que sólo rebasamos
progresivamente, para liberarnos de ello. Cuando la visión iniciática
lo discierne por completo, observa que en esta segunda corriente
todo el karma humano está presente. El pasado kármico al completo
se muestra ante el ser humano cada vez que se duerme. Mientras
que él tiene, sobretodo, en lo que puede experimentar al dormirse,
un pequeño “aperitivo” de su karma futuro, cuando se despierta con
el sentimiento que os he descrito, tiene una ligera sensación,
pequeña, del karma que lleva. Del momento del despertar hay que
decir que contiene una ligera alusión a todo lo que el hombre lleva
consigo, viniendo de una vida terrenal anterior. En verdad esto es lo
que capta el resplandor del cuerpo astral y del Yo penetrando en el
hombre y expandiéndose en él, desde la punta de los dedos. Y
mientras que un karma muy pesado, un karma que se sufre con
dificultad, tiene la particularidad de transportar hacia la cabeza todas
las substancias malsanas depositadas, un buen karma hace irradiar
hacia arriba todas las buenas substancias. Es ahí donde se unen
todos los elementos naturales y los espirituales. Todo lo que hay de
bueno en el karma humano, hace irradiar hacia la cabeza, por la
mañana, los elementos sanos del organismo y la libera. Del buen
karma no se envían vapores malsanos. Del mal karma, de los restos
de todo lo que hemos hecho mal, de toda clase de depósitos
malsanos en el organismo humano, son enviados una especie de
vapores hacia la cabeza, y entonces la sentimos como embotada y
pesada a causa de este mal karma. A través de los estados que
277
apreciamos por la mañana, podemos percibir incluso en el físico, la
presencia y actividad del karma, que se forma en efecto en la acción
alternativa de la vigilia y el sueño. El karma de futuro que se
compone de todo lo que hacemos cada día hasta el final de nuestra
vida, significa para la noche lo mismo que los pensamientos
elaborados de inmediato durante el día. Del mismo modo, esa
corriente gigantesca que fluye hacia nosotros, que nos encontramos
cuando dormimos desde la noche hasta el día, está compuesta por
los recuerdos cósmicos de nuestro karma pasado. De la misma
manera que en el estado de vigilia tenemos nuestros recuerdos
personales, cuando la consciencia se extiende más allá de su campo,
desde el momento de dormirse al despertar, tenemos nuestros
recuerdos cósmicos. Lo que entonces viene a nuestro encuentro son
los recuerdos de las diferentes vidas terrenales por las que hemos
atravesado. Poco tiempo después de dormirse el que sabe captar lo
que fluye hacia él, gracias a la sabiduría iniciática y lo que ha
comprendido por la iniciación, ve venir a su encuentro su última vida
terrenal, después las precedentes, que han llegado a ser indistintas,
porque en el pasado, el propio hombre vivió en una conciencia
imprecisa, soñadora, vegetal. De tal manera que el sueño es la
ventana a través de la cual el hombre puede observar su karma,
adaptarse a él y gracias a sus actos y pensamientos, que forman el
contenido de su vida de vigilia, continuar dándole forma a su tejido
kármico, precisamente durante el sueño. El primer trabajo realizado
con vistas al karma es justamente el que se hace durante el sueño.
Ya hemos estudiado el segundo trabajo, el que se realiza durante los
primeros decenios que siguen a la muerte.
278
desde el momento de dormimos hasta el despertar, estamos
trabajando para dar forma a nuestro karma y, además, porque es ahí
donde nuestro karma de la vida pasada encuentra su punto de apoyo
gracias al cual, puede intervenir durante nuestra vida diurna. Si la
noche es su punto de partida, durante el día él puede intervenir
progresivamente en la vida diurna, y así podemos llevar al día alguna
cosa bien determinada. Quien puede tomar verdadera consciencia
de la manera en que pasa un día en que ha tenido un suceso
particularmente importante, siempre que posea la íntima y sutil
facultad de auto-observación, sentirá con facilidad, si el suceso tiene
lugar durante la tarde, que ya durante la mañana se había sentido
inquieto y como conducido hacia dicho suceso. La mayoría de las
personas que pueden presentir esto, tendrán de hecho el
sentimiento de que, desde por la mañana, se habían ido
precipitando hacia un suceso de cierta importancia en su vida. En las
horas que le precedieron, ya le había comenzado a dar su coloración,
incluso aunque se trate de un suceso imprevisto, formando
realmente parte del destino. Los días en los que tenemos que pasar
por circunstancias importantes en nuestra vida, nos despertamos de
distinta manera que aquellos en los que estamos sujetos a la rutina
habitual. El problema es que no somos conscientes de ello. Las
gentes sencillas que, antaño, vivían en el campo —cosa cada vez más
difícil hoy en día— tenían el conocimiento de estas cosas y por ello
no querían que se les despertara con brusquedad, pues cuando se
despierta a alguien así, entrando de golpe en la vida diurna, sin
transición, también se le está separando violentamente de esas
experiencias íntimas. La gente de campo dice, por esta razón, que
uno no debería mirar por la ventana nada más despertarse, bien al
contrario, hay que separarse de ella, para continuar aún en la
oscuridad y poder observar lo que sube a la consciencia desde el
279
sueño. Tampoco quieren que nada les despierte de golpe. Prefieren
despertarse poco a poco, con la propia naturaleza, o por el sonido
de la campana de la iglesia que les despierta cada día a la misma
hora, de tal manera que ya durante el sueño se pueden ir
preparando para ello. Llega el día, la campana de la iglesia deja oír
lentamente su sonido, y ellos pueden tener, por la mañana, el
presentimiento de su destino, de los sucesos que le revelará su
destino y no los que vienen provocados por su libre voluntad. Esto
es lo que ellos quieren y detestan ser despertados por el ruido del
despertador, -aunque eso sea lo que le gusta al hombre más
refinado— pues ese aparato nos aleja por completo, con toda
seguridad, de todo lo espiritual, con mucha más fuerza que si nos
acercamos a la ventana nada más despertarnos. Pero la evolución de
nuestra civilización —en lo que se refiere a nuestras condiciones de
vida— se ha atenido por completo al materialismo y sigue
haciéndolo. Hay demasiadas cosas en la vida moderna que impiden
absolutamente al hombre observar al espíritu viviendo y actuando
en el mundo. Cuanto más observe el hombre este elemento
impreciso, podríamos decir un poco místico, cuya radiación
proveniente del sueño puede penetrar en su vida, más atento estará
para observar su karma.
Ahora comprenderéis por qué dije que, a menudo, soñamos con las
personas que vamos a encontrar en la vida, acerca de las cuales sube
desde nuestro interior un sentimiento de simpatía o antipatía,
completamente al margen de la impresión externa que puedan
producirnos. ¿Por qué? Porque son personas con las que ya tuvimos
relación en nuestras vidas anteriores. Por ejemplo, uno se encuentra
un día cualquiera, por la tarde, un hombre que puede resultarle
antipático. A continuación uno se lleva al sueño esta experiencia que
280
le ha provocado dicho sentimiento, ahí está el karma: ese hombre
está ahí, tal como era en la anterior, o anteriores encamaciones. Uno
se encuentra en presencia de todo lo que se vivió con el hombre del
encuentro reciente y que, durante el día, sólo nos hizo recordar algo
vagamente. Ahora está ahí, presente en espíritu. No es nada extraño
que soñemos con él, no se puede hacer otra cosa con la conciencia
ordinaria. Pero si encontramos a alguien por primera vez, nos
pueden interesar sus ojos, su nariz, lo podemos encontrar bello o
feo, pero al dormir, no le encontraremos por ningún sitio, no
soñaremos con él, cosa que no tiene nada de sorprendente. Ahora
comprenderéis cómo tales sucesos se hacen transparentes cuando
se observan en espíritu, con toda objetividad.
281
en que el cuerpo astral se debilite, ya que a una cierta edad los
músculos y huesos son cada vez más frágiles, digamos hacia los 70
años, la edad de los patriarcas. En el curso de estos 70 años, -
duración normal de la vida del hombre terrenal- el cuerpo astral y el
Yo sufren también una evolución. En el niño, el cuerpo astral tiene
tanta fuerza que puede actuar con todo vigor sobre el conjunto del
organismo etéreo y físico, podríamos decir que puede llegar a
machacar los huesos y músculos. Con más edad, ya no puede
hacerlo, pues el cuerpo astral está relativamente más debilitado. El
Yo se hace más fuerte, pero se retira en el cuerpo astral que es más
débil y tiene menos fuerza: ya no puede seguir martilleando los
músculos y los huesos. Ahora pensad en alguien que está viviendo
en el s. XX, y que hubiera vivido antes en el s. XIV, o en el XI, en el
cual hubiera cometido un acto muy grave, un acto que dejó una gran
impronta en su cuerpo astral. Cuando la persona llega al s. XX eso
quiere manifestarse partiendo de su cuerpo astral. En efecto,
cuando lo que proviene de la experiencia realizada en el s. XI es tan
grave que no se puede contentar con un cuerpo astral envejecido,
debilitado, apenas capaz de mover sus piernas para realizar grandes
hazañas, es preciso utilizar el cuerpo astral de un hombre joven. Y si
el suceso fue de tal envergadura que apaga con su resplandor todos
los demás actos de su vida, es preciso que se concentren muchas
cosas en el joven cuerpo astral. ¿Qué significa esto? Pues que la
persona tendrá una vida muy corta en su encamación del s. XX. Ya
veis cómo, por la manera en que los resultados de los pensamientos
y actos ejecutados antaño estén anclados en el cuerpo astral, se
encuentra determinada la duración de una vida.
Pero sigamos: observad un cuerpo astral que esté henchido por las
acciones importantes realizadas en una vida terrenal anterior, sobre
282
todo, por acciones no muy buenas. Estas llenan el cuerpo astral de
tal manera que choca con demasiada fuerza con el cuerpo físico y
con el cuerpo etéreo, y estos choques no son sanos. Sólo es sana una
relación normal entre el cuerpo astral y los cuerpos físico y etéreo.
Esos vigorosos choques que pueden producirse como consecuencia
de un mal karma, machacan los órganos, los desgastan, provocando
en ellos todo tipo de enfermedades. Ahora tomemos el segundo
elemento. Una acción o un pensamiento realizados en el s. XI pueden
hinchar el cuerpo astral y en consecuencia provocar una muerte
prematura. Esa hinchazón hace enfermar al hombre que contrae una
enfermedad y muere. Estamos hablando desde el punto de vista
físico porque, cuando observamos lo que sucede en el cuerpo físico
de un hombre pensamos: Este hombre está enfermo, y como esta
enfermedad termina con la muerte, este hombre va a morir. Por
ejemplo el hombre se enferma a los 25 años y muere a los treinta a
consecuencia de esa enfermedad.
283
de la enfermedad, aspecto que puede tener una extremada
importancia para establecer el diagnóstico. No es necesario hablarlo
de inmediato con el paciente, pero puede ser importante. Si pensáis
que todo lo que reside en el karma está exactamente localizado, lo
comprenderéis todo mejor.
284
Pero lo esencial es cómo se puede utilizar todo esto desde el punto
de vista terapéutico. ¿A dónde deberíamos acudir para encontrar el
remedio para lo que está enfermo en la cabeza, y a dónde para lo
que está enfermo en las piernas? En lo que se refiere a la patología
de la cabeza, hay que buscar los remedios en lo que se encuentra lo
más lejos posible en la evolución de la naturaleza —en Io que, por
consiguiente, se refiere a procesos naturales del pasado, como por
ejemplo, los champiñones que, bajo su forma actual de vegetal, muy
imperfecta, repiten de alguna manera una formación vegetal
anterior, o en las algas y los líquenes, o en el caso de plantas
perfectas, en las raíces, que es lo que subsiste de un período muy
anterior.
285
Lo patológico del bajo vientre, y localizado sobre todo en la periferia,
tendrá que curarse con lo que surgió más tarde en la evolución
natural, con flores, con plantas de flor, o incluso buscando en el reino
mineral lo que apareció mucho tiempo atrás. Todo lo que en el
hombre aparece tardíamente, hay que curarlo con lo que apareció
en la naturaleza tardíamente y esto es válido hasta en los pequeños
detalles. El ser humano vivía en el seno de la evolución terrestre
cuando la Tierra estaba todavía en la fase de la Luna y el Sol; aún no
tenía los ojos actuales, no tenía ningún órgano sensorial a pesar de
que los órganos de los sentidos hayan estado presentes desde la
antigua evolución saturnina en forma de una primera predisposición.
Sólo se desarrollaron relativamente tarde hasta llegar a ser lo que
son ahora, reflejando en el interior el mundo exterior. Esto fue en el
momento en que la sílice apareció en la tierra en su forma actual. En
la evolución de la Naturaleza, la sílice pertenece a un pasado muy
lejano, naturalmente en su forma primitiva, pero en su forma actual
es un producto tardío. -La Geología todo lo mezcla e ignora la
relación entre las cosas-. Por esa razón el ácido silícico actúa en todo
lo que es sistema neuro-sensorial, en los sentidos sobre todo, a
través de todo el organismo humano cuando se utiliza con rigor
como medicamento. Los sentidos, en su forma actual, se formaron
muy tardíamente, en la época en que los minerales en los que se
encuentra el ácido silícico aparecieron igualmente en su forma
actual.
286
raíces de los vegetales no tienen el aspecto que tenían antaño pero
en cierto modo lo que hoy día se manifiesta en los champiñones, los
líquenes, las algas o las raíces de las plantas es análogo a lo que
nosotros atravesamos durante nuestra primera encamación
determinante. Os menciono esto únicamente para que veáis cómo
el estudio correcto del karma conduce, por una vía paralela, a la
evolución de la naturaleza. Y partiendo de las relaciones entre la
Naturaleza y el hombre, se puede discernir, a través del karma, cómo
se le ha de curar. En la vida todo debe ser tratado en profundidad
hasta llegar a confluir, poco a poco, con la ciencia espiritual, pues
cualquier otro método no deja de ser un andar a tientas por la vida,
en definitiva es como una vida conducida por las tinieblas
espirituales, y ello es justamente lo que ha conducido a la
Humanidad a la situación actual. Si ella quiere salirse de esa
situación, es preciso que a través de su trabajo acceda a la claridad,
es decir que lo físico tiene que crecer para hacerse espiritual. Y no se
llega a lo espiritual de mejor manera, objetivamente añadiría yo, que
a través de las representaciones que nos hacemos del karma.
287
accidente y cae enfermo. Eventualmente, este accidente, que puede
haber sido determinado kármicamente, aunque no es necesario que
sea así, actuará a continuación en el proceso kármico a través de las
vidas terrenales siguientes. Una enfermedad puede ser el comienzo
del karma. Por otra parte, se podrá constatar que estas
enfermedades que suponen el comienzo del karma estorban el
acceso al sueño y lo perturban notablemente. Pero aunque estas
enfermedades sean el comienzo del karma, también aportan un
consuelo. Y eso es lo que se debe decir uno frente a ciertas
enfermedades: las que contribuyen a hacer desagradable el
despertar, nos orientan hacia experiencias precedentes del pasado.
Las que se refieren a un karma en evolución y que se manifiestan por
un dormir dificultoso, son el comienzo del karma; pues de esta
manera se compensa lo que uno tiene que sufrir como consecuencia
de una enfermedad semejante. En el momento, se sufre y más tarde
se tiene la compensación de este sufrimiento, por la experiencia que
nos eleva y nos alegra. Una vez más vemos que muchas cosas de la
vida se presentan a la observación espiritual de manera bien distinta
a la observación física. Para la experiencia física a veces es muy
doloroso no poderse dormir, pero una observación espiritual del
hecho nos puede consolar. Y si no colocamos la vida física actual por
encima de la vida espiritual, uno puede decirse. ¡Alabado sea Dios
porque tengo a veces tanta dificultad para dormir, pues eso me
demuestra que en la vida futura tendré muchas experiencias que me
permitirán elevarme, y que muchas cosas de la vida terrenal
presente pasarán a la siguiente! A veces el insomnio puede
consolarnos y si, visto desde el espfritu, no fuera algo bueno
kármicamente hablando, ese insomnio destruiría aún más al
hombre. Mucha gente cuenta toda clase de historias en relación a
sus insomnios, tanto que desde el punto de visto médico externo se
288
podría preguntar: ¿cómo es posible que esa persona viva todavía?
Un sueño normal es necesario para una vida normal, sin embargo
mucha gente habla del tiempo que pasan sin dormir, por eso uno se
sorprende de que vivan aún, pues en realidad deberían estar
muertos y sin embargo siguen vivos. Esto es porque ahí actúa como
una compensación, el elemento espiritual sano que sostiene al Yo.
Cuando uno sabe un poco de cómo observar la vida en su conjunto,
se comprueba que un sueño tranquilo a veces es soportable tras
muchos duros combates y trabajos difíciles de la vida, pero
permanecer completamente tranquilo en la cama sin dormir y pasar
la noche en calma, con plena lucidez es lo más agradable que existe,
justamente porque eso depende de nuestra voluntad y de esa
manera el ser humano se adapta cada vez más a las realidades
espirituales. Sólo se necesita que el caso se ponga bajo el control de
nuestra voluntad. Y no necesariamente, al menos en lo esencial,
tiene que depender de nuestro estado fisiológico. Existe realmente
un consuelo kármico para la dificultad de dormir y el insomnio, pues
ello nos orienta en realidad hacia el karma futuro, al menos en lo que
se refiere a ciertas cosas.
289
Decimosexta Conferencia
290
vivida, con el devenir del mundo. Podemos comprobar que en el
acontecer físico no aparece ningún lazo inmediato entre lo que debe
llegar a ser nuestra actitud moral, psíquica, y lo que sucede
realmente en el transcurso de la vida física. Igualmente, cuando
dejamos actuar en nosotros lo que sucede en un vasto medio
humano, vemos que el ser que, considerado a través de su alma, nos
parece bueno, moral, sufre a causa de alguna desgracia, o por la
maldad del mundo, mientras que el que se nos muestra débil de
alma, malvado, sin valor, puede verse envuelto en una serie de
sucesos que no tienen nada que ver con un castigo, o algo parecido
a lo que vive en su alma.
291
permanece en el interior, como un hecho anímico. El hombre está
obligado a reconocer que en el campo de la vida física no es capaz
de realizar exteriormente, en el mundo físico, lo que él tiene en su
ser moral, en su alma.
292
Entidades de las Jerarquías Superiores igual que aquí en la tierra
estamos ligados a los reinos de la Naturaleza.
293
de las Jerarquías superiores mientras está actuando entre la muerte
y un nuevo nacimiento. Más tarde él sigue actuando así cuando
abandona el terreno en el que vive entre su muerte y el nuevo
nacimiento para descender hacia la vida terrenal. La evolución
kármica del hombre a través de esas dos formas de vida tan
diferentes, la que tiene lugar sobre la tierra y la que se vive entre la
muerte y el nuevo nacimiento, precisa que esta última sea el lugar
donde el hombre ejerce una acción mágica.
294
Así es: en lo que concierne a la forma física humana, el sistema
metabólico y de los miembros es, evidentemente, inferior y en la
vida terrenal tiene muy poco que ver con lo que es el hombre,
específicamente. Pero, a través de su metabolismo, él está ligado a
las Jerarquías más elevadas: los Tronos, Querubines y Serafines.
Cuando en el mundo vamos y venimos, o cuando trabajamos con
nuestras manos, está presente la actividad de dichas Jerarquías en
esas misteriosas transformaciones que están teniendo lugar. Esas
Entidades son una gran ayuda para el hombre cuando él continúa su
vida después de la muerte y siguen siendo una gran ayuda antes de
su nueva encarnación.
295
más, o mejor dicho, este sistema está presente en otra cosa: ahí es
donde habitan los Tronos, actúan los Querubines y flamean
radiantes los Serafines. Cuando el hombre atraviesa el umbral de la
muerte, todo lo que se encuentra en la base del sistema metabólico
y miembros, desaparece, y él queda con la entidad de su Yo en el
terreno en el que ya estaba en la vida, el de los Tronos, Querubines
y Serafines. A continuación, se separa de ellos, pero éstos siguen
desarrollando - ya lo he dicho estos últimos días - lo que existía como
germen en el ser psíquico-moral.
296
encuentra lúcido, como os dije, a causa de su cabeza, no son más
que reflejos del exterior. Pero cuando uno accede a la Ciencia
Iniciática, al principio, sólo al conocimiento imaginativo, uno
consigue metamorfosear éste en conocimiento inspirativo, como ya
sabéis, y a continuación, pasando por el conocimiento intuitivo, a las
vidas terrenales anteriores, de las que se puede observar su forma
espiritual. También en el mundo espiritual el conocimiento es algo
absolutamente real, y quien tiene la experiencia de la visión de las
vidas terrenales pasadas, con el auténtico conocimiento iniciático, se
ve a sí mismo presente no sólo en el momento actual, sino que se
percibe a sí mismo en el curso de las vidas terrenales anteriores. Y
no es sólo que sumerja en esos hechos su mirada, sino que se
percibe a sí mismo, que tiene una visión retrospectiva de todo su ser.
No se trata de tener una visión abstracta, un resultado del
conocimiento, se trata de una metamorfosis orientada hacia el
pasado, una fusión, una identificación con lo que uno ha sido. El ser
interior se vivifica, muy agitado y animado cuando uno se retrae
hacia sus vidas terrenales precedentes. Pero por el hecho de volver
sobre el pasado, se adquiere la posibilidad de modificar el punto de
vista de la concepción del mundo.
297
cabeza. La iniciación consiste, pues, en que al volver a su vida
terrenal pasada, el ser humano se espiritualiza. De hecho, toda
clarividencia, en el mejor sentido de la palabra, es un regreso a las
vidas terrenales anteriores. Ser un iniciado significa no permanecer
en la vida terrenal actual, es mirar el mundo con los ojos del ser que
éramos en la vida terrenal precedente. Mientras que en el curso
normal y corriente del mundo somos, en la vida terrenal, un ser tan
imperfecto que sólo vemos el mundo físico exterior, lo que fuimos
en las vidas anteriores ya ha llegado a ser plenamente clarividente.
Por regla general, cuando uno consigue acercarse a su última vida
terrenal precedente, descubre que, en efecto, el que éramos
entonces, ha llegado a ser un ser mucho más perfecto.
298
tiene unas consecuencias: y es que, en lugar de descubrir en un libro
solamente las treinta letras, más o menos, de nuestro alfabeto,
podemos descubrir que un libro contiene el “Fausto”, otro la
“Lógica” de Hegel, un tercero la “Biblia”, etc. Podemos
comprenderlos porque hemos aprendido a leer. De la misma manera
podemos aprender a leer en el medio ambiente que nos rodea y
elevarnos del simple “deletreo” acerca de la cabeza humana a la
posibilidad de penetrar en los misterios del Karma del hombre al que
pertenece. De tal manera que en relación al aspecto visible,
realmente visible al exterior, en la forma de la cabeza humana,
podemos decir: cada hombre tiene su propia cabeza, nadie tiene la
cabeza exactamente igual a la de otro. Aunque a menudo los
humanos se parecen, en su Karma todos son completamente
diferentes. En la forma de la cabeza se hace visible, para la mirada
físico-sensible, el pasado del ser humano; en el sistema metabólico
y los miembros, su karma futuro, que está ahí, invisible, escondido
espiritualmente. De tal forma que cuando hablamos del hombre
espiritual, podemos decir: el ser humano está constituido de tal
manera que, de una parte, él hace visible su karma pasado y, de otra,
lleva en sí mismo, invisible, su karma de futuro.
299
-esto es lo que más se percibe por lo general-, pero que desde el
punto de vista espiritual, no lo es en absoluto. Pues mientras que los
Tronos, Querubines y Serafines viven en el sistema metabólico y en
los miembros, en la cabeza viven los Principados, Arcángeles y
Ángeles:
300
grados. Y como aquí abajo, sobre la Tierra, su cuerpo físico le acoge
y le impide realizar su vida psíquico-moral, tras su muerte, el mundo
de las Jerarquías también le acoge y le hace llevar a cabo,
mágicamente, con vistas a sus próximas vidas terrenales, lo que él
no puede realizar mágicamente en el marco de una vida terrenal. Al
pasar de una vida terrenal a otra, si evoluciona de manera regular, el
ser humano llegará en todos los casos a la clarividencia, gracias al
sistema cefálico, proveniente de la vida terrenal precedente. Los
Ángeles, Arcángeles y Principados son los que le conducirán a la
clarividencia. Por tanto, cuando él comprende realmente lo
espiritual, el ser humano -aunque en lo exterior haya progresado
hasta su vida terrenal presente- deberá situar en su vida terrenal
precedente, en un cierto espíritu cósmico, lo que podemos llamar la
clarividencia, bien entendido que esa palabra no tiene nada que ver
con la superchería ni la charlatanería.
301
reaparece en una posterior, bajo otra forma. Bajo esta perspectiva
se tienen muchas experiencias de lo que estamos tratando aquí.
Cuando uno quiere abordar con toda seriedad la acción del Karma,
es preciso dar a las experiencias terrenales una forma psíquica y
espiritual más profunda que lo que se hace en la vida ordinaria.
Voy a aclarar esto que acabo de decir, con un ejemplo. Ya sabéis, por
la manera en que he presentado tales ejemplos, que los he obtenido
profundizando efectivamente en una investigación espiritual
animada por el mayor sentido de responsabilidad.
302
crueldades. Pero por razones ligadas, se podría decir, a las
costumbres sociales, a menudo les infligía penas muy dolorosas.
Como consecuencia, era corresponsable de los actos aunque,
naturalmente, el primer responsable era el amo y señor.
303
Así es. Estas son cosas que no se pueden enfrentar únicamente con
el frío intelecto, sino con el corazón, con los sentimientos y el amor,
pero de tal manera que los sentimientos, el corazón y el amor
lleguen a ser tan claros y lúcidos como lo suele ser la inteligencia para
que así, de esta manera pueda desarrollarse un verdadero
conocimiento. El intelecto sólo puede dirigirse a las imágenes de la
naturaleza exterior y cuando uno cree que ha alcanzado algo distinto
que una imagen de la naturaleza, se equivoca. A ese otro algo
distinto sólo se puede acceder cuando el corazón, el sentimiento y
el amor se han convertido en fuerzas de conocimiento. Únicamente
remontando el curso de la evolución kármica, de la manera que os
he indicado, se puede llegar a alcanzar la visión de cómo actúa el
karma y entonces es preciso, justamente, que participe en ese
trabajo toda el alma. Por esta razón el contenido de estas
exposiciones sobre el karma se refiere al ser humano en su totalidad.
Esto nos lleva a comprender que la vida del alma tiene que unirse
íntimamente al movimiento antroposófico. Hace poco, en cierta
ocasión me sentí profundamente conmovido. Acababa de hacer una
exposición en Dornach sobre lo que os he dicho a propósito de
Pestalozzi, y, a continuación, me vi en la obligación de tener que
visitar una Administración en Basilea, en compañía de otro miembro
del Comité directivo de Dornach, (Albert Steffen autor del drama:
Pestalozzi). Había en la sala de espera un cuadro, muy conocido, que
mi compañero había visto varias veces, en el que se puede ver cómo
actuaba Pestalozzi con los niños. Mi amigo, miembro del Comité
esotérico de Dornach, se emocionó profundamente al verlo, y me
dijo: “Cuando se contempla este cuadro, imagen del ser profundo de
Pestalozzi, se comprende que la situación no podía resolverse más
que tal y como lo describe la Antroposofía.” Esto es algo que debería
304
producirse más a menudo y que en la experiencia inmediata, podría
hacer penetrar las luces que aporta la Antroposofía. Por esto, las
exposiciones sobre el karma que, con gran satisfacción, he podido
compartir con vosotros no deben ser comprendidas sólo con el
intelecto, porque todo lo que he expuesto durante estos ocho días
no solamente apela a vuestra inteligencia, sino también a vuestro
corazón, y a vuestra sensibilidad al completo Y sólo nacerá de este
estudio una comprensión de conjunto de los efectos del karma sobre
las individualidades humanas, cuando podáis unir todo lo que os
conté de las encamaciones de distintos personajes históricos, del
estudio del karma individual, de las interferencias del sueño y la
vigilia en la evolución del karma y lo dejéis actuar en vuestro corazón
y vuestra sensibilidad.
Una existencia unida al espíritu que vive en todas las cosas. Esto es
algo que posee cualquiera que no ha sido completamente captado
por el materialismo. Uno de estos orientales (según parece hasta el
momento no se ha podido fijar exactamente a quien se refería
Steiner, N.d.E.) que aún conservaba un sentimiento por lo esencial
de la espiritualidad existente en la antigua sabiduría oriental, decía
305
al contemplar la civilización occidental: “, Qué es lo propio de esta
civilización? Justamente que sólo tiene fachada, pero no cimientos,
La fachada parte del propio suelo, faltan los cimientos, los
fundamentos”. Y continuaba: “El occidental, en relación a todo lo
que forma parte de su civilización o en casi todo, parte de su yo, de
un yo circunscrito a una única vida terrenal, por lo que actúa de tal
forma que tal como se percibe, no representa la realidad. Sólo es real
cuando él se sobrepasa a sí mismo y accede a las vidas terrenales
sucesivas.”
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hemos tratado estos últimos días es precisamente restituir los
cimientos más allá de la fachada.
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en su interior. Mi intención al daros estas conferencias ha sido
orientaros a hacer la experiencia de lo espiritual vivido con el
corazón, y después hacia todo lo que engloba la moral. Eso es lo que
quería hacer en las horas que hemos empleado al reunirnos de
nuevo. Pero la Antroposofía tiene que tomarse lo espiritual muy en
serio en todo momento, no sólo en unas horas determinadas. Tiene
que llegar a poner en práctica esta frase: “cuando estamos juntos en
el espacio, estamos reunidos físicamente, pero al penetrar en el
espíritu con la mirada sabemos que permaneceremos unidos
aunque nos hayamos separado físicamente”.
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“Del mismo modo que las matemáticas y las ciencias naturales, la
investigación espiritual se basa en la precisión. El término “precisión”
lo empleo intencionalmente pues la investigación espiritual tiene
que ver, justamente, con la preparación minuciosa del organismo
interno, espiritual. Esta exigencia previa, de una preparación
rigurosa en la percepción suprasensible nos autoriza a darle el
nombre de clarividencia exacta. La búsqueda espiritual que hacemos
tiene esa característica: que reposa en una clarividencia exacta,
metódica. Ese es su distintivo particular.
Rudolf Steiner.
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