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Conducta simbólica. La muerte en el Musteriense y MSA

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Ángel Rivera Arrizabalaga


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ISSN: 0514-7336

CONDUCTA SIMBÓLICA. LA MUERTE EN EL MUSTERIENSE


Y MSA

The human symbolism. Death in the Mousterian and MSA

Ángel RIVERA ARRIZABALAGA


UNED. Dpto. de Prehistoria y Arqueología. Doctor en Prehistoria por la UNED. Licenciado en Medicina y
Cirugía. Travesía Fortuny, 6. 28300 Aranjuez (Madrid). Correo-e: arivera952@hotmail.com

Recepción: 2010-02-10; Revisión: 2010-03-09; Aceptación: 2010-04-15

BIBLID [0514-7336 (2010) LXV, enero-junio; 39-63]

RESUMEN: El simbolismo es la principal característica de la conducta humana, pero sigue siendo desconocido
en muchos aspectos. En el presente trabajo se realizará un análisis estructural del simbolismo humano, por
medio de una síntesis metodológica elaborada con las aportaciones de varias ciencias relacionadas con los seres
humanos (Biología evolutiva, Neurología, Psicología y Sociología). Tal síntesis ha dado lugar a un modelo Psi-
cobiológico sobre el comportamiento humano, que nos permite elaborar un método adecuado para el estudio
del simbolismo, desde su origen hasta su plena manifestación con las características actuales. Posteriormente, se
aplicaría a las conductas funerarias que se conocen del Paleolítico Medio de Europa, del Próximo Oriente y del
MSA de Sudáfrica, para valorar la intencionalidad de los enterramientos, junto con el posible simbolismo
asociado a ellos. También, se estudiará la antropofagia como forma de eliminación de los cadáveres en este
periodo, intentando comprender si se realizaba como conducta de supervivencia o asociada a elementos
simbólicos similares a los relacionados con los enterramientos.
Palabras clave: Simbolismo. Metodología. Enterramientos. Antropofagia.

ABSTRACT: The main characteristic of human behavior is the symbolism. But symbolism remains still un-
known in different aspects. In this paper we conduct an structural analysis of human symbolism, through a
methological synthesis of diverse sciences that study the human being (Evolutive Biology, Neurology, Psychology
and Sociology). As a result, an innovative Psychobiological explanation about the human behavior and its
phases has showed up. This method develops a new explaining way about the origin and evolution of our sym-
bolical and complex behavior. As a result, an innovative Psychobiological explanation about the human behavior
and its phases has showed up from the origin to current manifestations, in order to design a imitable study
method. Subsequently we have to applied this method in known funerary behavior of the Middle Paleolithic
of Europe, Near East and MSA of South Africa, to evaluate intention and symbolism associated. Also, consider
cannibalism as a form of disposal of dead in this period, trying to understand if undertaken as survival or
behavior associated with symbolic elements similar to those associated with burials.
Key words: Symbolism. Methodology. Burials. Cannibalism.

1. La conducta simbólica humana las abstracciones e ideas desarrolladas o aprendidas


con símbolos, los cuales pueden ser muy variados:
El simbolismo humano es la consecuencia de un sonidos y gestos (lenguaje), objetos (elementos sim-
complejo proceso cognitivo en el que se relacionan bólicos) o conductas (usos, costumbres). Para su

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realización es necesario aplicar un consenso social a su procesamiento (sistema nervioso) son iguales
todo el proceso. Sin embargo, tal concepto es utili- para todos los componentes de la misma especie, o
zado con gran imprecisión, consecuencia de la difi- similares para los componentes de nuestro género.
cultad interpretativa que existe desde sus primeras No obstante, la forma en que esta percepción y
manifestaciones. procesamiento de la realidad va a dar lugar a la
construcción cultural (económica, tecnológica, so-
cial y simbólica) sería distinta en los diferentes gru-
1.1. Enfoque metodológico de su estudio pos humanos que conocemos (Hernando, 1999),
pues lo que en un principio es común, en su de-
En el estudio del simbolismo hay que admitir la sarrollo se iría diversificando, pero siempre dentro
necesidad teórica de utilizar un esquema básico sobre de nuestras limitaciones funcionales.
el origen y desarrollo de la conducta simbólica de
nuestro linaje, realizado bajo los preceptos de una
amplia multidisciplinariedad científica. 1.2. La conducta simbólica humana
Parece obvio que es necesario evitar toda feno-
menología subjetiva, basada en la simple experiencia Siguiendo los conceptos de nuestro estructura-
consciente de aquellos que estudian tales procesos. lismo funcional hay que valorar diversos factores
En este sentido, el Estructuralismo puede ofrecer una (Tabla 1).
buena base científica, pues se fundamenta en la
aceptación de unas estructuras o modelos genéricos,
aparentemente no visibles, sobre el funcionamiento 1.2.1. Concepto multidisciplinar de evolución
que rige la conducta humana (Lévi-Strauss, 1964; conductual (Rivera, 2003-2004, 2004, 2009)
Johnson, 2000: 121-123), pues deben existir unas
reglas ocultas que usamos constantemente, pero que – La evolución biológica ofrece unas capacidades
no somos conscientes de ellas. Se pretende realizar funcionales de carácter innato (capacidades cognitivas
una interpretación objetiva, pues, para él, el sujeto básicas). Sin embargo, el grado de repercusión en
que se analiza (seres humanos de la prehistoria o ac- la conducta depende de su desarrollo (desarrollo
tuales) no es importante, dado que ambos están de- cognitivo). La evolución ofrece mentes preparadas
terminados por las características comunes de las para su adaptación al medio ambiente en el que se
acciones de la sociedad, y tampoco el que lo estudia desarrollen.
(antropólogo, arqueólogo, etc.), pues sólo intenta
– Las características neurológicas y psicológicas
descubrir los códigos comunes de la percepción de
del sistema nervioso humano indican la necesidad
la realidad del grupo observado (Hernando, 1999).
de un medio ambiente adecuado para que las capaci-
Su principal problema ha sido el desconoci-
dades cognitivas básicas se desarrollen adecuada-
miento de esas reglas comunes de conducta, pues
mente. Tal ambiente hay que crearlo y mantenerlo,
las que se han aplicado presentaban los problemas
sería un especial nicho cultural humano (Tomasello,
de subjetividad que se pretendía evitar. Lo único
2007: 14-23; Bickerton, 2009).
objetivo que podemos conocer serían unos factores
estructurales creados a partir de nuestras caracterís- – Con un nivel adecuado de estas características
ticas básicas (psicológicas y neurológicas) que apli- se producirá el desarrollo de otras capacidades (capa-
car tanto a los seres humanos actuales como a los cidades cognitivas emergentes o socioculturales; p. e. con-
del Paleolítico. Con ellos se podría desarrollar un ducta simbólica), las cuales sólo existían como posibi-
modelo teórico común a todos los seres humanos, lidad a desarrollar dependiendo del medio ambiente
pero independiente de los aspectos particulares de (Tomasello, 2007: 14-23; Ardila y Ostrosky-Solís,
la cultura que pueden tener diferentes poblaciones 2008; Malafouris, 2008; Renfrew, 2008).
humanas en un preciso tiempo y espacio. Estos
factores van a configurar un estructuralismo funcio- Por tanto, para el desarrollo cognitivo de natu-
nal o base psicobiológica sobre la que se va ha desa- raleza simbólica son necesarias las capacidades cog-
rrollar nuestro pensamiento y conducta. En defi- nitivas precisas, así como de un medio ambiente con
nitiva, la percepción de la naturaleza (sentidos) y unas determinadas condiciones socioeconómicas,

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TABLA 1. Modelo multidisciplinar de la conducta humana.

demográficas y tecnológicas. Sin tal grado de desa- elementales (mecanismos de atención seriados, me-
rrollo la emergencia cognitiva (simbolismo) no se moria a corto plazo, emotividad, etc.), se produci-
desarrollaría o lo realizaría en menor medida. Se in- rían nuevas y desconocidas propiedades cognitivas,
cluye la existencia de un lenguaje básico (primera entre las que se encuentra el simbolismo. Lo curioso
conducta simbólica), pues es necesario para la for- es que de las capacidades elementales no puede in-
mación, el desarrollo y la transmisión de todas las tuirse ni explicarse tal propiedad (Edelman, 1994;
conductas simbólicas o no. Con estas premisas es Edelman y Tononi, 2000; Searle, 2000: 30; Mora,
fácil ver que el desarrollo cognitivo y su manifesta- 2001: 142; Rivera, 2004, 2009; Álvarez Munárriz,
ción conductual no tuvieron por qué ser homogé- 2005: 25-31; Tomasello, 2007: 14-23; Ardila y Os-
neos ni paralelos en los logros culturales, al depender trosky-Solís, 2008).
de la evolución psicobiológica y del medio en el
que se vive (evolución cultural en mosaico). – Existen una serie de componentes básicos y fun-
damentales del simbolismo que actuando en estrecha
interrelación van a posibilitar su emergencia: indi-
1.2.2. Características del simbolismo humano vidualidad personal/social, así como su ubicación
en el tiempo y en el espacio.
– Es acumulativo, pues en su desarrollo utiliza – Su desarrollo precisaría de unas características
anteriores conceptos (simbólicos o no) más ele- medioambientales determinadas (demográficas, so-
mentales, pero imprescindibles para toda evolución cioeconómicas, tecnológicas, etc.) que configuren
simbólica. su nicho cultural (Bickerton, 2009) o condicionan-
– Es un proceso cognitivo emergente. Actualmente, tes socioculturales (Tomasello, 2007: 14-23). Por
se piensa que algunos de los procesos cognitivos lo que su desarrollo histórico adquiere el aspecto
importantes para la conducta humana (p. e.: con- de mosaico, tanto en los matices cognitivos como
ciencia reflexiva, simbolismo elaborado) son pro- culturales.
piedades emergentes del cerebro. De la unificación – La evolución cultural y simbólica es un conti-
funcional de ciertas capacidades cognitivas más nuum que adquiere un aspecto de heterogeneidad,

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pues depende de diversos factores (capacidades y – El lenguaje sería la línea que marcaría la evo-
desarrollo cognitivo, existencia de un lenguaje pre- lución de la conducta humana (arcaico, primitivo,
vio, medio ambiente sociocultural, etc.), las cuales moderno y trascendente), pues en él se inician y
no siempre actúan con el mismo nivel de desarrollo. desarrollan las características de acumulación y emer-
Este hecho sugiere la existencia de diversos grados gencia simbólica (Rivera, 1998, 2003-2004, 2005,
de desarrollo intermedios entre las divisiones que po- 2009).
damos establecer.
– Hay que destacar el aspecto lingüístico, pues
1.3. Elementos básicos del simbolismo (camino de la
toda conducta, y más aún la simbólica, está íntima-
autoconciencia)
mente ligada al lenguaje, que sería la primera mani-
festación simbólica humana. La conducta lingüística
Los homínidos del Paleolítico estaban plena-
permite la creación, mantenimiento y transmisión
mente integrados en el mundo natural en el que vi-
de todo simbolismo.
vían, fuera de él no existía nada que pudieran usar
como base de su desarrollo cultural. Pero, en la na-
turaleza no se encuentran, como realidades fácil-
1.2.3. Condiciones de estudio del simbolismo en el
mente observables, los conceptos abstractos que van
Paleolítico
a estructurar nuestro lenguaje y simbolismo. Es pre-
cisa su extracción por medio de procesos cognitivos
– Representatividad poblacional y cultural. Se pre-
(abstracción) y simbolización con unos sonidos o
tende evitar los posibles sesgos ocasionados por el
gestos (lenguaje) tras un consenso social. Para iniciar
estudio de poblaciones muy restringidas (sólo algu-
cualquier conducta social encauzada por alguna
nos yacimientos) o de formas culturales que no re-
forma de lenguaje, siempre hay que expresar una
presenten a toda la población. El conocimiento de
mínima referencia sobre quién hace la acción, dónde
avances cognitivos y culturales por determinadas
y cuándo, lo que hay que simbolizar con algún gesto
poblaciones sólo indica el desarrollo cognitivo de
o sonido que pueda ser comprendido por los demás.
estos grupos, no el de toda la especie en ese mo-
Al ser estas abstracciones cognitivas fundamentales
mento histórico (culturas en mosaico).
en el lenguaje humano, nos indican que la primera
– Para estudiar una conducta es preciso racio- conducta de carácter simbólico estaría relacionada
nalizar la estructura cognitiva y social que la pro- con alguna forma de lenguaje (Rivera, 1998, 2003-
duce. Es decir, hay que analizar los componentes 2004, 2004, 2009) (Tabla 2). Su previo desarrollo
básicos y fundamentales del simbolismo (individua- es imprescindible para el inicio del simbolismo tras-
lidad personal/social, el tiempo y el espacio), que cendente (conductas espirituales, metafísicas, etc.),
actuando en estrecha interrelación van a posibilitar pues en él siempre hay rasgos de individualidad y
la emergencia de la conducta simbólica moderna y uso de un preciso tiempo y espacio (Alvargonzález,
trascendente. 2005).
La conciencia humana está relacionada con la lla-
– Objetividad en el estudio. La subjetividad puede
mada teoría de la mente, o la posesión de cierto co-
disminuir aplicando el mayor número de ciencias
nocimiento sobre la existencia de una vida mental
que tengan relación con el estudio de la conducta
semejante a la nuestra en los otros componentes de
humana (la conducta vista desde un prisma psico-
la sociedad. En el género Homo parece que siempre
lógico, neurológico, social, lingüístico y evolutivo),
ha existido esta propiedad cognitiva, aunque con
y no sólo meramente arqueológico. Se crea así un
importantes diferencias en sus respectivos grados de
concepto multidisciplinar sobre el origen y desarrollo
capacidades y desarrollo. Es un proceso en el que
de la cultura y simbolismo humanos.
siempre intervienen varios sujetos, por lo que su
– Uso exclusivo de los datos del registro arqueoló- aparición y evolución estarían condicionadas a las
gico, evitando toda interpretación subjetiva sobre po- características de las relaciones sociales (Edelman,
sibilidades no observadas, que conducen a una ge- 1994: 112-132; Tomasello, 2007: 14-23). La iden-
neralización cognitiva y conductual (simbolismo). tificación del concepto de individualidad, tanto

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TABLA 2. Esquema representativo de la evolución del simbolismo, manifestación y necesidades medioambientales.

personal como colectiva, se basa en la noción de di- estadios intermedios, dependientes de las propias ca-
ferencia existente entre los individuos y grupos (Elías, pacidades cognitivas de cada homínido y del medio
1990; Jenkins, 1996; Hernando, 1999). Este con- ambiente que lograron crear y mantener dentro de
cepto surgiría de la apreciación de las diferencias estas comunidades humanas. Es en el Paleolítico
que puedan existir entre los miembros de un mismo Superior cuando se alcanzaron unas cotas de sim-
grupo, o entre poblaciones diferentes (Hernando, bolismo que pueden representar el inicio de nuestra
1999; Rivera, 2004, 2008, 2009). La primera con- conducta moderna.
secuencia arqueológica de este progreso sería la ne- El espacio se objetiva con la referencia a objetos
cesidad social de recalcar tales diferencias, es decir, fácilmente observables, inmóviles y permanentes, ca-
de crear los adornos. racterísticas constantes en el territorio donde se efec-
Su manifestación requiere de un medio ambiente túe la acción. La idea del espacio se obtiene a partir
determinado, formando parte de él, pues es este de ciertas características físicas o geográficas del te-
ambiente (social, tecnológico, físico, simbólico, etc.) rritorio donde se realiza la propia vida (montañas,
el que va a configurar definitivamente el inmaduro ríos, árboles, etc.), y donde se adquieren los elementos
cerebro de los niños con las características propias básicos de su subsistencia (caza, recolección, materias
de cada lugar (Malafouris, 2008; Renfrew, 2008), primas, relaciones sociales, etc.). El tiempo se realiza
aunque siempre dentro de los límites del estructu- con la referencia de sucesos móviles de carácter no
ralismo funcional. Se presupone que entre los com- humano, pero con un tipo de movimiento recurrente.
ponentes del género Homo debieron existir diversos El concepto del tiempo nace del orden de sucesión

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de los hechos que tienen lugar en el espacio ya men- alteraciones psiquiátricas, estados superficiales
cionado (día y noche, estaciones, fases de la luna, de coma). Son experiencias comunes a todos
etc.) (Hernando, 1999). El desarrollo de estas abs- los seres humanos, careciendo de cualquier
tracciones dentro de un lenguaje es condición im- tipo de control sobre ellos.
prescindible para que aparezca el simbolismo mo-
– Relativamente controlables. Alucinaciones in-
derno y conductas más complejas.
ducidas por drogas de la naturaleza, junto con
La conducta simbólica moderna aparece cuando
rituales frenéticos de carácter repetitivo. En
se adquieren las abstracciones básicas (individuali-
estos casos, se puede establecer una causa-
dad, espacio y tiempo), con el suficiente desarrollo
efecto y un cierto control. No se conoce el
como para desarrollar la autoconciencia reflexiva
uso de alucinógenos en el Paleolítico, pero no
que nos caracteriza (Tabla 2). Para ello, es necesaria
sería nada raro que, en su permanente bús-
la propia interacción social entre los miembros del
queda de vegetales comestibles, de una forma
grupo y con otros grupos (Shennan, 2001), el propio
accidental encontraran algunos de ellos con
desarrollo socioeconómico de estas poblaciones
estas propiedades. La interpretación o expli-
(Hernando, 1999) y un lenguaje con los elementos
cación de lo sucedido tras su ingesta podría
de identificación social y/o personal con su ubicación
llevarles a elaborar respuestas con un carácter
temporal y espacial (Rivera, 2004, 2009). El sim-
no conocido hasta entonces. Tendría unas for-
bolismo debe ir asociado a situaciones arqueológicas
mas basadas en la percepción de un hecho no
en las que se observe un aumento demográfico de
controlable, fundamentado en la naturaleza
las poblaciones que convivan en una determinada
conocida, inmaterial, personal, que sería con-
área geográfica, y cierta evolución socioeconómica,
ceptuado como un fenómeno desconocido
consecuencia del desarrollo de las capacidades cog-
(abstracción) y simbolizado (palabras, gestos,
nitivas que lo posibiliten.
conductas y objetos). Se clasificaría como algo
no material, siendo muy difícil de definir para
1.4. Conductas elaboradas del simbolismo (metafísico) ellos, de explicar al resto de la sociedad, y de
comprender por nuestra parte.
Tras alcanzar las condiciones de un simbolismo
Puede que algunos de estos casos de conciencia
moderno (individualidad, tiempo y espacio), es
alterada indujeran, tras los avances simbólicos de la
cuando se estaría en condiciones para conductas
personalidad ubicada en un tiempo y espacio, a
de mayor base simbólica. Pero es difícil conocer
crear un complejo mundo de características inma-
cómo pudo iniciarse un simbolismo de estas carac-
teriales, pero que para sus productores debieron de
terísticas espirituales, pues en la naturaleza (fuente
tener una existencia real. No obstante, siguiendo
de todos los estímulos e ideas humanas) no se apre-
con las pautas del estructuralismo funcional, todas
cian procesos ni acciones de orden metafísico. Hay
las alucinaciones seguirían los patrones cognitivos
que buscar contextos cognitivos que de alguna ma-
que haya podido adquirir el pensamiento de su
nera favorecieran el desarrollo de este mundo in-
creador. Sólo pueden tener como base los conoci-
material. Todas las respuestas pasan por la existencia
mientos y recuerdos que tenga el sujeto que alucina,
de los estados de conciencia diferentes o alterados
lo que limitaría las posibilidades explicativas de estos
respecto a la conciencia normal. Como es lógico,
procesos de conciencia alterada. Por tanto, ante toda
para su realización es imprescindible que estén bien
conducta en la que se intuye cierto simbolismo tras-
desarrollados los conceptos del yo/otros, de un espacio
cendente, hay que comprobar si la sociedad que la
amplio y diverso, y dentro de un tiempo pasado,
creó tenía un nivel de capacidad y desarrollo cogni-
presente y futuro, pues son características básicas
tivo que lo posibilitaba, o no era capaz (en ese mo-
de toda experiencia metafísica (Alvargonzález,
mento de su desarrollo cognitivo) de generar con-
2005). Conocemos diversos estados de conciencia
ductas con ese tipo de simbolismo.
alterados:
En su inicio encontramos dos procesos indepen-
– Incontrolables. Serían los sueños en general, dientes de compleja explicación. Primero, la exis-
y las alucinaciones por enfermedad (fiebre, tencia (aparentemente real para el que la vive) del

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mundo que proporcionan los estados de conciencia Fue fundamentalmente lingüístico, aunque es po-
alterados. Segundo, las preguntas sobre procesos na- sible que muy esporádicamente se produjeran con-
turales (muerte, nacimientos, fuerzas incontrolables ductas más complejas relacionadas con el desarrollo
de la naturaleza, etc.) que ni se comprenden ni pue- de la conciencia social y su ubicación temporal y
den justificarse. En algún momento, ambos procesos espacial. También sería de uso inconsciente.
pudieron unirse en el intento de ofrecer explicaciones
a este tipo de conceptos. Sería la consecuencia de –III. Simbolismo moderno. Se alcanza con el desa-
un proceso social encaminado a controlar y explicar rrollo del estamento anterior, es decir, del desarrollo
conceptualmente los fenómenos naturales que afectan de la conciencia personal y social, junto con una ubi-
a la vida personal y social. Con el tiempo, se fueron cación temporal y espacial bien desarrollada. Tendría
estructurando en función de las respuestas que so- un lenguaje argumentativo asociado a otras conductas
cialmente se elaborarían sobre la toma de conciencia complejas (adornos personales y conductas sociales
de los hechos anteriores. con el uso de conceptos temporales y espaciales ela-
borados). Sería el inicio de un simbolismo consciente,
al ser usado con la intención expresa de solucionar
1.5. Niveles de simbolismo algún problema (marcar las diferencia sociales o in-
dividuales). Con claridad se produce en el Homo sa-
En función de su carácter acumulativo y emer- piens y posiblemente en algunos neandertales.
gente existen una serie de estadios intermedios (Ri-
vera, 2003-2004, 2009) (Tabla 2). –IV. Simbolismo trascendente. Tras el desarrollo
anterior, como premisa necesaria, se comienza a
–I. Simbolismo arcaico o básico del primer lenguaje. crear una conducta más compleja y plenamente mo-
Se formó con la simbolización de las ideas elementales derna, caracterizada con una concepción de un sim-
relacionadas con la convivencia social y supervivencia bolismo trascendente o metafísico. Este simbolismo
del grupo, por medio de sonidos y/o gestos que so- tendría un lenguaje argumentativo y metafórico,
cialmente eran conocidos. Aunque en un principio pudiendo estar asociado a otras formas simbólicas
estuvieran limitados por las características conduc- de carácter social, tecnológico o político. Representa
tuales del aquí y ahora, pronto se comienza a añadir al simbolismo consciente, intencionado y utilizado
las primeras simbolizaciones de los conceptos funda- para explicar muchos aspectos conductuales de la
mentales de la conducta moderna. Estas ideas sobre vida social e individual. Su uso sería plenamente
la conciencia social y personal, ubicadas en un tiempo consciente, pues se utilizaría como medio de solu-
y espacio determinado, inician lo que se denomina ciones sociales de todo tipo.
como un desplazamiento cognitivo de la acción (evo-
lución de las acciones fuera del aquí y ahora), aunque
de forma muy limitada. Supondría una importante
facilitación de las acciones conjuntas (convivencia, 2. Desarrollo cognitivo durante el Paleolítico
tecnología, logística, etc.) y una potenciación del con- Medio y el MSA
cepto social del grupo. No existiría la conciencia de
utilizar tal proceso simbólico. Para atribuir una conducta simbólica a una po-
blación es necesario conocer el desarrollo cognitivo
–II. Simbolismo primitivo. Al anterior se fueron alcanzado en el periodo de análisis. En la transición
sumando los correspondientes avances en los con- paleolítica los neandertales y HAM parecían tener
ceptos sobre la conciencia social y personal, así las suficientes capacidades cognitivas como para
como de su ubicación temporal y espacial. Tal de- desarrollar una conducta simbólica moderna. Sin
sarrollo cognitivo tuvo un largo camino en su evo- embargo, no está claro que alcanzasen este nivel
lución, pues se precisaban unas altas capacidades simbólico, al menos en la totalidad de sus pobla-
cognitivas, logrando su máxima expresión tras la ciones ni con la plenitud que se aprecia en el Pa-
aparición evolutiva y pleno desarrollo del Homo leolítico Superior (Rivera, 2008, 2008a, 2009a)
ergaster y erectus y el inicio del Homo sapiens arcaico. (Tabla 2).

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2.1. Datos arqueológicos sobre los que valorar la 2.1.2. Concepto de conductas relacionadas con el
evolución de la conducta simbólica espacio y el tiempo

Es necesario buscar en los yacimientos conductas Entre las conductas relacionadas con el espacio
que para su realización exijan cierto desarrollo de destacan la obtención de materias primas obtenidas
los elementos básicos del simbolismo (individualidad fuera de su territorio logístico en lugares lejanos. El
social y/o personal), junto con su ubicación temporal uso de áreas de caza y recolección con algún tipo de
y espacial. Igualmente, hay que comprobar las con- estructuración. La elaboración de asentamientos
diciones medioambientales (sociales, demográficas, ocasionales y estratégicos para un mejor aprovecha-
tecnológicas) que hacen posible su desarrollo. miento de la zona. El hábitat con distribución es-
pacial para usos específicos. La utilización de los ac-
cidentes geográficos (pantanos, precipicios, trampas
2.1.1. De la individualidad social y/o personal naturales o elaboradas, etc.), para facilitar la obten-
ción de animales. El conocimiento de las migracio-
Distinguiremos sus representaciones directas y nes de las manadas de herbívoros, zonas de paso y
las condiciones para su realización. Arqueológica- lugares de abrevadero, para el uso de la caza habitual
mente su inicio se relaciona con la necesidad de ela- y estacional. En general, todo aquello que implique
boración de componentes que indiquen la diferen- la adquisición de cierto dominio sobre el concepto
ciación social y/o personal. Se realiza por medio de abstracto del espacio, con mayor elaboración que la
la elección, socialmente compartida, de unos ele- precisa para su realización en el lugar de los hechos.
mentos, utilitarios o no, que van a representar tal Del tiempo se aprecia su uso en el consumo de la
diferencia. Los elementos simbólicos más claros se- comida o la manufactura del material lítico en pe-
rían los adornos y pinturas corporales, los cuales deben riodos posteriores a su obtención. Destacan todas
de estar relacionados con el cuerpo y ser llevados en las formas de almacenaje, tanto de materias primas
lugares bien visibles. Su existencia indica un simbo- para futuras fabricaciones de herramientas como de
lismo moderno, pero no tiene por qué añadirse el alimentos de cualquier tipo (cestos, silos, áreas de-
trascendental. Este último requiere a su vez unos terminadas del hábitat). Cualquier tipo de método
avances temporales y espaciales importantes, así de conservación de los alimentos (frío, salazón, lu-
como un necesario periodo de tiempo para su de- gares adecuados, etc.). Caza estacional y uso de asen-
sarrollo, siendo posterior cronológicamente. tamientos ocasionales y estratégicos para una mejor
Para su aparición y desarrollo es precisa la ad- utilización del área en unión con el concepto espa-
quisición del concepto de diferencia social o indivi- cial. Para su producción y desarrollo se requieren
dual entre diversos grupos o componentes de los las mismas condiciones que para la obtención de la
mismos. Su producción requiere una sociedad con conciencia social, así como cierto desarrollo de ella
un mínimo de complejidad cultural, tecnológica y misma.
social, que facilite la diferenciación personal de sus
componentes (Hernando, 1999). Tal hecho está mu-
chas veces unido con un determinado índice demo- 2.2. Desarrollo cognitivo de los HAM
gráfico que facilite su interacción social (Shennan,
2001). Estas características pueden apreciarse por El desarrollo cognitivo de los HAM durante el
medio del número de yacimientos de una zona, su Paleolítico Medio no fue homogéneo. En el Próximo
amplitud espacial y duración de los mismos. Igual- Oriente la existencia de varios enterramientos atri-
mente, toda conducta que obligue a cierta estructu- buidos a los HAM (Qafzeh y Skhül) hace que ten-
ración social para su desarrollo (importación de ma- gamos una indiscutible relación con el Musteriense
terias primas, amplitud y estructuración de la levantino. Sin embargo, sus formas conductuales y
logística del grupo, organización interna del hábitat, tecnológicas fueron semejantes a las de los neander-
etc.) sería una fuente constante de información sobre tales, tanto de Europa como del Próximo Oriente
las relaciones sociales entre los miembros del grupo, (De La Torre y Domínguez-Rodrigo, 2001). Las
y de éste con otras poblaciones. poblaciones modernas carecían de claros elementos

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simbólicos (lo mismo que los neandertales de la observado en Europa y el Próximo Oriente, pues en
zona), salvo la posible relación simbólica de sus en- general dan la impresión de un desarrollo cultural más
terramientos (Tabla 5). Estas inhumaciones tienen avanzado. Se relaciona con los HAM, aunque no pue-
unas cronologías por REE de 81000 ± 15000 y da demostrarse por carecer de restos humanos en
101000 ± 12000 BP en Skhül; en Qafzeh de 92000 ± muchos de estos yacimientos, pero hay que tener
5000 BP por TL y de 100000 ± 10000 y 120000 en cuenta los posibles enterramientos de Mumbwa
± 8000 BP por REE (Grün y Stringer, 1991). Existe (Zambia), de Border Cave (Sudáfrica). Éstos tienen
una posible manifestación simbólica en Skhül con una cronología poco precisa, pues en Sudáfrica se
restos de HAM, donde se han encontrado dos con- consiguió por estimación estratigráfica entre 90-
chas marinas perforadas (Nassarius gibbosulus) (Van- 100000 BP (Beaumont et al., 1978; McBrearty y
haeren et al., 2006). Brooks, 2000); en Zambia con una estimación
En yacimientos más recientes del Próximo 100000 BP (Barham, 2000; McBrearty y Brooks,
Oriente atribuidos a los HAM la situación arqueo- 2000) (Tabla 5). Tecnológicamente existe una pro-
lógica es parecida. En sus niveles 1-4 de Boker Tach- ducción relativamente alta de láminas asociadas a
tit con unas dataciones comprendidas entre 47280 modelos característicos de raspadores en extremo y
± 9050 BP (SMU-580) y 35055 ± 4100 BP (SMU- buriles en las industrias de Howieson’s Poort (Klasies
579) (De La Torre y Domínguez-Rodrigo, 2001) se River Mouth y Border Cave), donde incluso se ob-
aprecia un desarrollo laminar de sus útiles, la au- servan formas microlíticas cuidadosamente talladas
sencia de adornos y de tecnología ósea (Marks, (crecientes, triángulos y trapecios), posiblemente,
1990). En Ksar Akil, con la cronología obtenida elaboradas para enmangar. En los niveles de MSA
por extrapolación de 50-43000 BP en sus niveles de Klasies River Mouth, vemos la fabricación de ar-
25-21, se aprecia también un desarrollo laminar de tefactos óseos, algunos tallados y con muescas (Me-
sus útiles, así como la presencia de conchas marinas llars, 1989; McBrearty y Brooks, 2000; D’Errico,
posiblemente usadas más como restos de comida 2003). Conocemos posibles elementos de matiz
que como adornos (Kuhn et al., 2001). Mención simbólico, como sería la existencia de cuentas y or-
especial requiere el esqueleto de Egbert (nivel 17, namentos dentro del contexto del MSA, lo que pa-
Ksar Akil), atribuido al Ahmariense (Bergman, rece querer indicar un uso relativamente corriente
1987). Su cronología aproximada le sitúa en los (Henshilwood et al., 2003), aunque disperso y con
45000 BP (Mellars y Tixier, 1989), lo que parece problemas de continuidad. Recientemente, se están
indicar la presencia de los HAM en esta zona y en descubriendo nuevos objetos de adorno correspon-
estas fechas (Mellars, 2006). Igualmente, en el lla- dientes a este periodo, como son las 41 conchas
mado Auriñaciense de los Zagros (p. e. Warwasi, ni- perforadas del yacimiento de Blombos en Sudáfrica,
veles AA-LL) tenemos una tecnología lítica y laminar donde también se han encontrado dos trozos de
compuesta por raspadores carenados, buriles, puntas ocre con un dibujo geométrico en cada uno de ellos,
de Font-Yves y hojitas Dufour a partir de núcleos datados sobre el 77000 BP. Es interesante destacar
carenados y, naturalmente, elementos de sustrato el uso de pigmentos metálicos (ocre), que abundan
musteriense del que procede en esta zona geográfica. en el África subsahariana dentro del contexto de
No se ha encontrado tecnología ósea ni adornos, in- MSA (Henshilwood et al., 2002).
dicando la posibilidad de que se deba a la escasez de En su conducta vemos formas más complejas o
materia prima orgánica y a la mala conservación avanzadas que en las de Europa. Destacamos la in-
de los materiales orgánicos, así como lo poco que se tensificación de la economía, la práctica de quema
ha excavado en la zona (Olszewski y Dibble, 2006; sistemática de vegetación local, con el fin de esti-
Otte, 2006). No tenemos datos que indiquen la mular el crecimiento de plantas comestibles ente-
existencia de un comportamiento simbólico mo- rradas o geofitos, la apreciación de una caza estacional
derno, por lo que debemos incluirlos dentro de un y más planificada, como indica la adquisición de
simbolismo primitivo (básicamente lingüístico e in- los recursos marinos (moluscos, focas, pingüinos),
consciente en su uso como simbolismo). con cierto significado de caza organizada y el desa-
El desarrollo cultural del MSA de África tiene rrollo de la pesca. Se conocen estructuras de ocupa-
unas características que difieren bastante de lo ción de viviendas bien definidas en al menos dos

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48 Á. Rivera Arrizabalaga / Conducta simbólica. La muerte en el Musteriense y MSA

yacimientos del África meridional, y el aumento en prueba de la existencia de un simbolismo moderno


la amplitud de las redes comerciales, como las ob- (Marshack, 1990; D’Errico et al., 2003). No obs-
servadas sobre la calcedonia de Border Cave, obte- tante, su escaso número y amplia distribución en
nida a más de 40 km de distancia (Mellars, 1989; el tiempo (Paleolítico Medio) y espacio (Europa y
McBrearty y Brooks, 2000; D’Errico, 2003). Cuanto oste de Asia), así como su ubicación en yacimientos
más se investiga en diversas partes del continente que no reflejan la evolución cultural (tecnológica,
africano sobre este periodo, más se encuentran ras- social, logística) necesaria para el desarrollo cogni-
tros de un desarrollo cognitivo y simbólico moderno, tivo que favorezca un simbolismo moderno, hacen
apreciándose cierta acumulación de conductas mo- difícil considerar tal posibilidad, sólo por la escasa
dernas en su registro arqueológico. Sin embargo, tal presencia de objetos de difícil explicación para nues-
cambio se caracteriza por la aparición de innovacio- tra subjetiva forma de pensar.
nes culturales que surgen en diferentes tiempos y En el Próximo Oriente sus formas conductuales
lugares, ofreciendo cierto aspecto de desarrollo cul- y tecnológicas fueron semejantes a las de los HAM
tural heterogéneo. Así, hay un incipiente simbolismo de la zona (De La Torre y Domínguez-Rodrigo,
moderno (lingüístico, con adornos y cierta conciencia 2001), careciendo de elementos simbólicos, salvo la
reflexiva) en Africa meridional. En el resto del con- posible relación simbólica de sus enterramientos
tinente la conducta corresponde a un tradicional (Tabla 5). Sin embargo, sus dataciones son diferentes
Musteriense, sirva de ejemplo el enterramiento co- a las de los HAM de la zona. Las más antiguas son
nocido en Egipto cuya datación obtenida por OSL del yacimiento de Tabün datado por TL con 160000
(Optically Stimulated Luminescence) es de 80-50000 BP (Mercier et al., 2000), mientras que la gran ma-
BP (Vermeersch et al., 1998; McBrearty y Brooks, yoría son más recientes al estar entre 40000/60000
2000), asociado a una tecnología propia del Paleo- BP (Valladas et al., 1988). Sólo con el inicio del Pa-
lítico Medio. leolítico Superior es cuando se aprecian unos cam-
bios relativamente rápidos de sus formas culturales,
pero que no se extendieron por toda su población,
2.3. Desarrollo cognitivo de los neandertales ni se produjeron con el mismo nivel de desarrollo
(Mellars, 2005; Rivera, 2008, 2008a, 2009, 2009a).
Durante el Paleolítico Medio el neandertal man- Así, durante este periodo, y en función de las
tuvo una conducta bastante constante (Muste- características generales de su conducta, se puede
riense), aunque puede apreciarse cierto desarrollo establecer que los neandertales del Paleolítico Medio
tecnológico y social, pero siempre marcado por una tuvieron un desarrollo cognitivo asimilable al del
lenta evolución (Farizy y David, 1992; Gamble, simbolismo primitivo, similar al que tuvieron los
2001), que lo sitúan en un simbolismo primitivo de HAM en el Próximo Oriente, y en ambas poblacio-
características ya comentadas. Algunos autores ven nes menor que el apreciado en las incipientes con-
un desarrollo simbólico moderno con cierta seme- ductas modernas del MSA.
janza al observado en el MSA africano (D’Errico et
al., 2003), pero no parece razonable comparar el
registro arqueológico del Paleolítico Medio europeo 3. Aptitudes humanas ante la muerte
con el MSA africano, el cual, a pesar de conocerse
limitados yacimientos, presenta un desarrollo social, En las comunidades humanas toda muerte en el
tecnológico y simbólico cada vez más patente. En hábitat, y posiblemente con otras connotaciones
este sentido, la presencia de diversos enterramientos fuera de él, induce a una respuesta con dos aspectos
aparentemente intencionados y con posibles ajuares diferentes (sanitarios y añadidos), los cuales no siem-
(p. e. La Ferrassie) situaría a los neandertales en un pre tienen que producirse a la vez.
simbolismo trascendente, lo que no concuerda con
las características conductuales (Musteriense) que
en general vemos en sus yacimientos. Igualmente, 3.1. Respuestas sanitarias
el conocimiento de una serie de objetos y conductas
(posibles adornos, objetos raros, uso del ocre, gra- Sus características dependerán de las costumbres
bados en huesos y fósiles, etc.) constituye la principal establecidas por la sociedad y del desarrollo cognitivo

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TABLA 3. Yacimientos musterienses con enterramientos atribuidos a los neandertales en Europa y el Próximo Oriente.

que hayan alcanzado. El desplazamiento, ya sea con 3.2. Respuestas añadidas (sociales, emotivas y/o
el traslado y abandono del difunto a lugares lejanos espirituales)
o por el desplazamiento del grupo a otras zonas de-
jando el cadáver en el lugar donde ocurrió el óbito. En toda inhumación hay que tener en cuenta
La desaparición, por medio de su ocultación en un otras posibles motivaciones, aunque condicionadas
lugar cercano, ya sea por medio de un enterramiento, al desarrollo cognitivo de sus creadores:
arrojando el cadáver en una sima o por su consumo – Afectividad al difunto conceptuado como otro
como comida (antropofagia). yo. Los componentes emocionales pudieron

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Á. Rivera Arrizabalaga / Conducta simbólica. La muerte en el Musteriense y MSA 51

existir entre algunos de los elementos del de Le Moustier 2 (Maureille, 2002), o la nueva con-
grupo más unidos al difunto, aumentando sideración del niño de Starosele como un enterra-
según las capacidades cognitivas que se fueran miento intrusivo de origen musulmán (Marks et al.,
desarrollando. Serían un factor añadido de 1997). Hay que considerar los últimos enterramien-
respeto social al difunto. tos vistos, como es el caso de Amud 7 en 1991 (Rak
– Aspectos de jerarquización social. Con el pau- et al., 1994) y Dederiyeh 2 en 1997 (Akazawa y
latino aumento de la autoconciencia y es- Muhesen, 2003: 269). Habrá que tener en cuenta
tructuración social, no cabe duda de que la las diferentes interpretaciones sobre los restos de
muerte de los miembros más significativos Zaskalnaya, Mezmaiskaya y la variedad del número
del grupo tendría un impacto social de mayor de enterramientos en Shanidar, Skhül y Qafzeh
relevancia. (Riel-Salvatore y Clark, 2001; Trinkaus y Zilhão,
2002) (Tablas 3 y 5). De la antropofagia se consi-
– Conceptos metafísicos (espirituales o mágico- derará como de signos de canibalismo las señales de
religiosos) encaminados a satisfacer las nece- cortes en los huesos (Tabla 4), aunque existan alguna
sidades derivadas de la creación de las ideas dudas sobre su producción en algunos casos (Ors-
sobre la muerte y la espiritualidad que se ha- chiedt, 2008). Se excluyen el esqueleto neandertal
yan establecido socialmente. Para poder atri- de Saint-Césaire, pues está culturalmente relacionado
buir un simbolismo de este tipo a un ente- con el Paleolítico Superior (Chatelperroniense), y
rramiento o a un ritual de antropofagia es el enterramiento en Egipto de Nazlet Khater (HAM)
imprescindible la existencia una conciencia re- del inicio del Paleolítico Superior (Vermeersch et
flexiva, lo suficientemente elaborada como para al., 1984).
tener conocimiento de nuestra propia existencia Las listas de posibles enterramientos difieren mu-
y la de los demás, dentro de un amplio concepto cho. Defleur (1993) estima un total de 49 esqueletos
temporal y espacial. Así mismo, es preciso un en Europa y el Próximo Oriente, de los que pueden
tiempo de desarrollo de las ideas espirituales ser ciertos 30, probables 12 y posibles 7. Por su
o mágico-religiosas que aplicar a la propia parte, Riel-Salvatore y Clark (2001) indican que en
inhumación (simbolismo reflexivo de carácter Europa y el Próximo Oriente hay 45 inhumaciones
espiritual o trascendente). (12 de los HAM y 33 de los neandertales). Otros
indican la cifra de 58 posibles enterramientos del
Paleolítico Medio, de los cuales 35 de ellos pertene-
4. Conductas funerarias del Paleolítico Medio y cen a los neandertales (D’Errico, 2003), o de 60
MSA africano posibles siendo 38 de neandertales y 22 de HAM
(Trinkaus y Zilhão, 2002). En África son mucho
Analizaremos la conducta mortuoria y antropó- más escasos pues sólo se conocen tres casos, y todos
faga de las poblaciones humanas del Paleolítico Me- ellos atribuidos a los HAM (McBrearty y Brooks,
dio en Europa y Próximo Oriente, y del MSA en 2000). En el presente trabajo se considerarán los
África, intentando aclarar la intencionalidad de su casos considerados como probables y ciertos (Riel-
realización y la posibilidad de cierto simbolismo. El Salvatore y Clark, 2001; Trinkaus y Zilhão, 2002),
número de enterramientos difiere entre los autores con las correcciones debidas a los desestimados y
que han estudiado este tema (De La Torre y Do- nuevas incorporaciones (Tablas 3 y 5). En total te-
mínguez-Rodrigo, 2000). La causa sería la incerti- nemos unas 61 inhumaciones, aunque no todos es-
dumbre que existe sobre su intencionalidad o si se tos enterramientos tienen las mismas posibilidades
trataba de un simple abandono. Además, muchos de ser considerados como intencionados, pero al
de estos enterramientos se excavaron a lo largo del menos serían posibles (Defleur, 1993; McBrearty y
siglo XX, faltando el control arqueológico que se Brooks, 2000; Riel-Salvatore y Clark, 2001; Trinkaus
exige en la actualidad. Sería el caso del único ente- y Zilhão, 2002). Los casos de antropofagia (11 ya-
rramiento doble de este periodo (La Ferrasie 4), cimientos) son considerados como posibles trata-
donde el recién nacido correspondería al yacimiento mientos especiales del cadáver (Tabla 4).

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TABLA 4. Yacimientos musterienses con posibilidades de antropofagia entre los neandertales en Europa.

4.1. Inhumaciones y antropofagia en Europa y los restos fósiles se aprecian importantes sig-
el Próximo Oriente nos de patología ósea (enfermedades, lesiones
y malformaciones), que alcanza al 20% de
Características generales de las conductas mor- los enterrados en este periodo (Riel-Salvatore
tuorias: y Clark, 2001).
– De los enterrados. La mayoría de los cadáveres – De las posibles tumbas. Están siempre en
corresponden a niños y hombres, estando los cuevas o abrigos, lugares muy relacionados
de mujeres en clara minoría. En este aspecto, con la frecuente ubicación del hábitat. Si se
parece haber un tratamiento específico reser- dan las dos circunstancias (hábitat y enterra-
vado a los niños con un 40% del total de las mientos) hay una separación mínima. No se
inhumaciones (Defleur, 1993), lo que parece conocen sepulturas en los yacimientos mus-
indicar cierta relación entre las muertes ocu- terienses al aire libre (Binant, 1991). Se apre-
rridas en el hábitat y los enterramientos. En cian diversas formas de enterramiento, con

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TABLA 5. Yacimientos musterienses y del MSA con enterramientos atribuidos a los HAM en el Próximo Oriente y Africa.

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fosa, con túmulos, con bloques de piedras y importantes dudas sobre su posible simbo-
sin ningún elemento, por lo que se llega a la lismo moderno.
conclusión de que no hay una sepultura tí-
pica. Suelen estar en posición más o menos Sólo en dos tumbas (Qafzeh 8 y 12) existe una
flexionada o contracturada, pero nunca esti- relación con el ocre y en ambas es en forma de gui-
rados (Binant, 1991; Riel-Salvatore y Clark, jarro (Riel-Salvatore y Clark, 2001). Pero el uso del
2001). ocre se asocia a otros usos, como desinfectante de
pieles y del espacio habitable, por lo que es posible
– Elementos asociados del hábitat. Los restos que la coloración roja de muchos esqueletos se deba
de hogares, fuegos y cenizas están muy rela- a la pigmentación de las pieles que los cubrían o so-
cionados con estas sepulturas, encontrándose bre las que reposaban (Binant, 1991). En Shanidar
muchas veces osamentas y útiles quemados. 4 se ha encontrado una rica asociación con pólenes
Las opiniones sobre su finalidad oscilan desde de plantas vistosas, que se han interpretado como
ser considerados como un elemento más de una ofrenda floral al muerto (Leroi-Gourhan, 1975).
un posible ritual funerario a simples restos No faltan quienes piensan en una eventualidad na-
de cocina con fines higiénicos de quemar res- tural como la causa de tal acumulación de polen
tos (Binant, 1991). Todos los objetos que (Turner y Hannon, 1988). El yacimiento de Shani-
acompañan a estas inhumaciones son crono- dar 1 contiene a un hombre lisiado por la pérdida
culturales y pueden verse en cualquier lugar de un brazo, que sobrevivió con esa condición al-
del yacimiento, por lo que no existen ele- gunos años, lo que implica un comportamiento so-
mentos específicos en los enterramientos que lidario y cierto reconocimiento de la individualidad
les den un simbolismo propio y excluyente de los demás.
(Binant, 1991). Los restos de animales son
muy abundantes, pero sólo los que presentan – Características sociales. Hay que analizar su
cierta articulación de su esqueleto y están en producción con la ubicación de tales tumbas
íntimo contacto con la osamenta humana (p. en áreas de alta densidad demográfica (en un
e., Skhül V con una mandíbula de jabalí entre tiempo y espacio relativamente restringido),
las manos y el cráneo de ciervo en Qafzeh lo que favorecería las relaciones sociales
11) pueden tener una intencionalidad espe- (Shennan, 2001) y el desarrollo cognitivo
cial, aunque podrían deberse a causas natu- (Rivera, 2004, 2005, 2009). Efectivamente,
rales (Stringer y Gamble, 1996; Gargett, la mayoría de las posibles tumbas se han en-
1999). contrado en zonas con estas características
(Binant, 1991), sería el caso de la mayoría de
– Objetos posiblemente simbólicos. Existe una los yacimientos del oeste de Europa y del
clara ausencia de adornos corporales, la ex- Próximo Oriente, o en yacimientos de im-
cepción se produce en la tumba de Skhül portante trayectoria de su uso en el tiempo.
con restos de HAM (100-80000 BP), donde Es difícil encontrar restos susceptibles de ser
se han encontrado dos conchas marinas per- un enterramiento, en yacimientos pequeños,
foradas (Nassarius gibbosulus). Un reciente mal relacionados y de pequeña evolución
estudio se ha realizado fuera del contexto es- temporal.
tratigráfico, pues la excavación se realizó en
1930, encontrándose depositadas en el Museo – Antropofagia. Los yacimientos relacionados
de Historia Natural de Londres. Se han aso- con esta opción de desaparición del cadáver
ciado con otra concha perforada en Oued se limitan a 11 (Tabla 4). Su finalidad pudo
Djebanna (Argelia), en un contexto poco pre- ser como ritual, enterramiento secundario o
ciso de unos 90000 BP (Vanhaeren et al., simplemente con finalidad alimenticia. En
2006). Sin embargo, estos yacimientos se en- el canibalismo alimenticio se aprecian las
cuentran en un contexto arqueológico y social marcas de corte realizadas con utillaje lítico
donde no se aprecian importantes avances observadas en sus restos óseos, siendo seme-
de autoconciencia (social y/o personal) y de jantes a las que se aprecian en los restos óseos
su ubicación temporal y espacial, existiendo animales. Los restos con estas marcas deben

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encontrarse mezclados con los de animales y su tecnología musteriense como por la falta de ele-
con las herramientas líticas utilizadas, es de- mentos simbólicos. Sin embargo, hay que destacar
cir, con las mismas características que los res- el lugar de la inhumación, pues no es en un área de
tos de comida de animales. Parece plausible hábitat sino en una cantera de extracción de mate-
que en periodos de hambrunas estacionales riales, su intencionalidad parece estar clara, pero su
los neandertales se comieran a los miembros relación con un posible simbolismo es muy difícil
de su grupo social ya muertos, sería un cani- de mantener.
balismo de supervivencia (Trinkaus et al., En África del sur (MSA) sólo se conocen dos
2006). En el canibalismo ritual se suelen des- posibles inhumaciones, lo que dice poco del ente-
pedazar y descarnar cadáveres pero no son rramiento como forma habitual de eliminación de
consumidos, siendo preciso investigar el tra- los cadáveres, adquiriendo el carácter de esporádicos.
tamiento o disposición especial que sugiera Se suelen asociar exclusivamente con los HAM (Ta-
algún ritual. En estas prácticas destaca el ya- bla 5). En el yacimiento de Border Cave (Sudáfrica)
cimiento de Krapina, tradicionalmente uti- se encontraron los restos de un niño (nivel BC3),
lizado como ejemplo de tal conducta, debido siendo interpretados como una inhumación delibe-
a la gran cantidad de huesos con estas carac- rada, ofreciendo por asociación estratigráfica una
terísticas. Es frecuente en los yacimientos en cronología de unos 90-100000 BP (Beaumont et
los que se practicó la antropofagia encontrar al., 1978; McBrearty y Brooks, 2000). Está situado
que un mayor número de huesos pertenece en una importante área de hábitat de larga duración,
a infantes. Tal es el caso de Krapina, donde con cierta amplitud de sus redes comerciales, como
un 64% de los restos son infantiles (Mon- puede observarse de la calcedonia de Border Cave
tet-White, 1996: 62-65). obtenida a más de 40 km de distancia (McBrearty y
Brooks, 2000). No obstante, su antigua excavación
(década de 1940) y la posibilidad de ciertas pertur-
4.2. Inhumaciones en África baciones estratigráficas hacen que existan dudas so-
bre la intencionalidad de la inhumación (Parkington,
En el norte de África encontramos un enterra- 1990). Por los mismos motivos que pesan sobre la
miento musteriense en el valle del Nilo (Taramsa intencionalidad del enterramiento, se admite la po-
Hill, Egipto), que comparte todas las características sibilidad de ser el resultado de una intrusión de ni-
culturales de sus homólogos europeos y asiáticos. veles superiores (Sillen y Morris, 1996). En el yaci-
El esqueleto (al parecer de un niño, mal conservado miento de Mombwa (Zambia), con fecha de unos
y muy frágil) estaba en una posición sentada, siendo 100000 BP (Barham, 2000), se han encontrado res-
depositado en un pozo de extracción de materias tos humanos bajo un túmulo de piedras, que en
primas. Durante la excavación se prestó especial principio se asociaron con el MSA, pues se encontró
atención a los datos que pudieran excluir o confirmar tecnología ósea, ocre y cierta estructuración espacial
la posibilidad de que el entierro fuese una intro- (Dart y Del Grande, 1931), aunque actualmente se
misión en los depósitos antiguos, llegando a la con- piensa que el enterramiento pueda ser una intrusión
clusión de que el esqueleto es contemporáneo con de niveles superiores (Barham, 2000).
los depósitos de materiales de extracción situados Los datos que apuntan a conductas simbólicas,
en sus alrededores, los cuales se usaron como relleno aunque no relacionados directamente con las escasas
del foso después de depositar el cadáver. Mezclados tumbas conocidas, son más claros que los apreciados
con este relleno encontramos numerosos artefactos en Europa y el Próximo Oriente en todo este pe-
líticos (tecnología Levallois, con numerosas lascas y riodo en estudio. Sería el caso de las 41 conchas per-
hojas), característicos del Paleolítico Medio. No hay foradas del yacimiento de Blombos en Sudáfrica,
evidencias que impidan considerar el enterramiento donde también se han encontrado dos trozos de ocre
como intencionado. Su cronología por OSL es de con un dibujo geométrico en cada uno de ellos, data-
unos 80-50000 BP (Vermeersch et al., 1998). Se dos sobre el 77000 BP, y perfectamente ubicadas en
diferencia claramente de los yacimientos correspon- los contextos culturalmente avanzados del MSA
dientes al MSA del África subsahariana, tanto por (Henshilwood et al., 2002). Es interesante destacar el

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56 Á. Rivera Arrizabalaga / Conducta simbólica. La muerte en el Musteriense y MSA

uso de pigmentos metálicos como el ocre, los cuales Este problema ha sido ampliamente discutido,
abundan en el África subsahariana dentro del con- con opiniones tanto a favor (p. e. Riel-Salvatore y
texto de MSA. Estos datos apuntan a la existencia Clark, 2001; Pettitt, 2002; Trinkaus y Zilhão, 2002;
de un simbolismo moderno en África meridional. D’Errico et al., 2003), como en contra (p. e. Stringer
y Gamble, 1996; Gargett, 1999). No se discute el
carácter sanitario de la eliminación del cadáver del
4.3. Análisis de los datos anteriores hábitat, sino la intencionalidad de tales conductas.
Así, al demostrar arqueológicamente la intención de
Los datos indican un bajo índice de enterra- inhumación, sin separar explícitamente la intencio-
mientos en este periodo, pudiendo llegar a tasas del nalidad del simbolismo, automáticamente se añade
0,02%. Su distribución geográfica tiene un aspecto un simbolismo de aspecto desconocido y casi sin
muy irregular, pues los yacimientos musterienses se fundamento, dejando la posibilidad de cierto ca-
agrupan en su mayoría (70%) en dos núcleos, Pró- rácter metafísico. Los homínidos con un mayor de-
ximo Oriente y Francia, siendo los restantes consi- sarrollo cognitivo y social (neandertales y HAM)
derados como yacimientos aislados. Así, conocemos ante un cadáver siempre se plantearían las posibili-
amplias áreas geográficas en las que no se encuentran dades ya mencionadas. Si existen cadáveres cerca
posibles inhumaciones intencionadas (p. e.: España del hábitat es porque se decidió depositarlos allí,
y Alemania), a pesar de ser ricas en yacimientos ocultándolos por medio de las fosas, hoyos, tierra o
musterienses. La mayoría de sepulturas se encuen- piedras que vemos en los yacimientos. También hay
tran en zonas con numerosos e importantes yaci- posibilidades de que se encuentre un cadáver en un
mientos, lo que parece indicar cierta relación entre yacimiento por derrumbes, el arrastre del muerto
el aumento demográfico y social con los enterra- por alimañas o por procesos geológicos. Sin em-
mientos (Binant, 1991). Paralelamente a esta hete- bargo, hay razones que, por su acumulación, justi-
rogénea distribución espacial conocemos otra de ín- fican la intencionalidad de tales enterramientos.
dole temporal. En el oeste europeo se dan dataciones – Arqueológicas (Defleur, 1993). Se refieren a
absolutas comprendidas entre 40000/60000 BP las características de los restos óseos que de-
asociadas al neandertal (Binant, 1991). Las data- ben encontrarse próximos entre sí y dentro
ciones no son muy precisas, pero hay que tener en del mismo estrato arqueológico (esqueleto
cuenta la antigüedad del estudio de sus yacimientos total o parcialmente articulado). Igualmente,
y las limitaciones del método del C-14. Mientras los huesos deben situarse en una posición es-
en el Próximo Oriente tenemos una triple cronología pacial compatible con las colocaciones pro-
ya mencionada anteriormente. En África las data- pias de un enterramiento (flexionado, de es-
ciones son muy imprecisas pues dos de los yaci- paldas o de lado). El nivel arqueológico
mientos sólo tienen referencias cronológicas (90- donde esté depositado el cadáver debe tener
100000 BP); Border Cave por estimaciones un tratamiento específico del área de coloca-
estratigráficas (Beaumont et al., 1978) y Mumbwa ción del cadáver. Sería el caso de una diferente
por estimaciones indirectas (Barham, 2000). Sólo disposición de piedras, útiles líticos y restos
el yacimiento de Taramsa Hill tiene una cronología de animales con el resto del nivel arqueoló-
directa por OSL de 80-5000 BP (Vermeersch et al., gico. Si el cadáver ha sido sepultado con pie-
1998) (Tablas 3, 4 y 5). dras, éstas aparecerán alrededor del mismo,
mientras que en el resto del nivel o faltan o
presentan una disposición muy diferente. La
4.3.1. Intencionalidad de inhumación existencia de una fosa donde colocar el cadá-
ver dice mucho en favor de la intencionali-
Ante todo posible enterramiento siempre hay que dad, así como encontrar ciertos elementos
pensar en la intencionalidad básica del entierro como de procedencia humana (útiles líticos, colo-
solución sanitaria, la posibilidad de añadir una res- rantes, adornos, etc.) cuya presencia difícil-
puesta emocional, social y/o simbólica y en intentar mente se justificaría de forma accidental. La
analizar la naturaleza de tal simbolismo, aunque estos mayoría de los esqueletos de los yacimientos
aspectos no tienen por qué ir siempre unidos. estudiados (Tablas 3 y 5) se ajustan a estos

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requerimientos. Los huesos de animales tie- – Sociabilidad. La mayoría de los enterramientos


nen una difícil interpretación, aunque se si- se han localizado en los lugares de hábitat si-
túen en el mismo nivel que los restos huma- tuados en cuevas o abrigos, mientras que en
nos y estén total o parcialmente articulados. zonas alejadas o al aire libre no se conocen.
– Distribución y azar. Existe una particular dis- Esto indica que mayoritariamente se enterraban
tribución geográfica de los enterramientos los óbitos que tuvieran lugar en el área de ocu-
pues se observa un claro agrupamiento (70%) pación habitual, o cercanos a él. La presencia
en el oeste de Europa y en el Próximo Oriente. masiva de niños (40%) y de adultos con lesio-
A simple vista, tal distribución geográfica se nes parece corroborar tal apreciación, aunque
escapa de las simples teorías del azar y de la nunca se pueden excluir otras actuaciones que,
estadística, por lo que existirían otros factores sin embargo, no serían mayoritarias.
que favorecieran su particular ubicación. Los
numerosos yacimientos musterienses que ca- Las características de estas inhumaciones, su pe-
recen de posibles enterramientos (Alemania, culiar distribución geográfica y temporal en zonas
Península Ibérica) indican una conducta in- de mayor desarrollo demográfico y social, distan
dependiente dentro de la amplia extensión mucho de adaptarse a las leyes del simple azar (ac-
musteriense (Binant, 1991). La inhumación, ción de carroñeros, derrumbes, actividad geológica,
como medio de hacer desaparecer un cadáver, etc.) que postulan los que no creen en su intencio-
no pudo interesar a la totalidad de la pobla- nalidad. La interacción arqueológica de todos estos
ción de neandertales (Bonifay, 1988), o no aspectos indica la intencionalidad de los enterra-
todos tuvieron el desarrollo cognitivo y cul- mientos musterienses por motivos al menos sanita-
tural necesario para su realización. rios, lo que no excluye la existencia de otros com-
ponentes más complejos. Así, la intencionalidad
– Demografía. Este peculiar agrupamiento geo- puede aplicarse a una mayoría muy significativa de
gráfico de las inhumaciones junto a impor- enterramientos expuestos (Tablas 3 y 5).
tantes yacimientos musterienses indica que
tendrían una relación con situaciones de ma-
yor demografía (Binant, 1991). Tal situación 4.3.2. Posibilidad de cierto simbolismo
favorecería las relaciones sociales (Shennan,
2001) y la posibilidad de mayor desarrollo Hay que valorar el desarrollo cognitivo alcanzado
cognitivo. por las poblaciones que crearon los enterramientos,
– Cronología. No deja de ser importante que la así como la existencia de influencias emotivas, so-
mayoría de los enterramientos del oeste euro- ciales y/o simbólicas. El simbolismo no es un todo
peo tengan lugar en unas fechas comprendidas o nada, sino un complejo proceso que caracteriza la
entre 60/40000 BP (Binant, 1991). Mientras conducta humana y que su desarrollo pasa por di-
en el Próximo Oriente tenemos una triple cro- versas fases de acumulación cognitiva y cultural (con-
nología, la más antigua del único enterramiento tinuum). Su evolución es claramente heterogénea
neandertal en Tabün (TL: 160.000 BP; Mer- en las poblaciones que inician su particular conducta
cier et al., 2000); las múltiples inhumaciones simbólica, aunque todas ellas dentro de los límites
de Qafzeh (6) y Skhül (6) asociadas a los HAM del estructuralismo funcional. Existen diversos esta-
comprendidas entre 80000/120000 BP (Grün dios intermedios de muy difícil explicación que se
y Stringer, 1991); y las más recientes de Kebara escapan a nuestro raciocinio, al no tener datos que
(2) y Amud (2) asociadas al neandertal situadas nos indiquen sus características. Las tumbas inten-
entre 40000/60000 BP (Valladas et al., 1988). cionadamente realizadas pueden poseer cierto sim-
Parecen indicar que en esos periodos se pro- bolismo, si como tal se considera a las manifesta-
dujo, en las áreas de mayor demografía y de ciones de afectividad, respeto social o jerárquico,
relación social, cierto desarrollo cognitivo que que se sumarían a los criterios sanitarios. Sería una
favoreció la práctica del enterramiento de al- forma de simbolismo individual más o menos inci-
gunos de sus miembros. piente. Con él, se evitaría que el cuerpo del difunto

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fuera devorado por los carroñeros, ya fuese por res- suficientemente desarrollada como para tener el su-
peto, pena o temor ante tan desagradable acto. Es- ficiente conocimiento sobre nuestra propia existencia
taríamos en un periodo intermedio del continuum y la de los demás, dentro de un amplio concepto
que supone el desarrollo cognitivo y cultural de las temporal y espacial (simbolismo moderno) en este
poblaciones con las suficientes capacidades cogniti- periodo y en las áreas geográficas en estudio, impide
vas como para llegar a un simbolismo primero mo- poder incluir en su conducta un simbolismo refle-
derno y después trascendente. xivo de carácter espiritual o trascendente a estas in-
En las posibles inhumaciones de los HAM del humaciones intencionadas.
momento encontramos parecidas motivaciones. En En los contextos del MSA el desarrollo tecnoló-
los yacimientos del Próximo Oriente y Egipto (Tabla gico, social y simbólico cambia notablemente, como
5) vemos que se encuentran en un mundo cultural se aprecia de su tecnología laminar, tecnología ósea,
característico del Musteriense y de los neandertales y los adornos (conchas perforadas, grabados, pintu-
del momento, por lo que el simbolismo que podría- ras, etc.) como ejemplo de una conducta reflexiva y
mos asociar a estos enterramientos sería compatible flexible, características del simbolismo moderno
con el que vemos en la cultura de sus creadores, es (McBrearty y Brooks, 2000). Sin embargo, su re-
decir, un simbolismo primitivo que promocionaría ciente iniciación en este nivel simbólico y sus irre-
unas tumbas intencionadas a las que añadir mani- gularidades temporales y espaciales que pueden ser
festaciones de afectividad, respeto social y/o jerár- consecuencia de la falta de grandes estudios regio-
quico. Sin embargo, en las dos inhumaciones de los nales parecen indicar un desarrollo cognitivo de
HAM en Sudáfrica, donde al apreciar en su cultura estas características con ciertas limitaciones. Esta
manifestaciones de un simbolismo moderno que falta de homogeneidad y continuación cultural in-
podría plasmarse en la intencionalidad de estos en- duce a pensar en el logro de un simbolismo moderno,
terramientos, las dudas sobre su correcta estratigrafía, pero no del inicio del simbolismo trascendente. Así,
atribución cultural y temporal hacen pensar que tan la intencionalidad de estas escasas inhumaciones es-
escaso número y poca fiabilidad de tales inhuma- taría más cerca de la apreciada en el Musteriense que
ciones no constituyen una representación fiable de de las propias del Paleolítico Superior. Pero el escaso
las conductas mortuorias de esta población en este número de enterramientos en África durante el pe-
periodo y lugar. riodo en estudio (Tabla 5) y las dudas respecto de su
intencionalidad indican formas conductuales mor-
tuorias que no pueden compararse con las del Pró-
4.3.3. Características del simbolismo ximo Oriente y Europa, ni ser claros ejemplos de la
conducta ante la muerte de aquellas poblaciones.
El simbolismo de las tumbas debería ser paralelo La otra posible forma de hacer desaparecer los
al observado en la sociedad que las creó, o por lo cadáveres (antropofagia), aparte de tener una repre-
menos ser consecuente con el desarrollado por la sentación muy escasa, está mucho peor documen-
población en su conducta habitual. Si, como vimos tada. Además, representa un complejo comporta-
en el Musteriense, el simbolismo sólo tenía un de- miento social al que puede añadirse una posible
sarrollo primitivo (básicamente lingüístico, incons- caza humana. Si añadimos las recientes críticas que
ciente y limitado desarrollo de los conceptos sobre relacionan la producción de las señales óseas con al-
la individualidad social-personal, y de su ubicación teraciones postdeposicionales e inhumaciones se-
temporal-espacial), no hay que pensar en la existen- cundarias (Russel, 1987; Orschiedt, 2008), su in-
cia de un simbolismo moderno ni metafísico, pues terpretación con los datos actuales parecería más
requieren un mayor desarrollo cognitivo de estos una simple especulación que una exposición míni-
conceptos. Si en los aspectos de supervivencia y mamente documentada. Su posible relación con un
adaptabilidad estaban pobremente desarrollados los ritual asociado a creencias metafísicas, con efectivos
conceptos de individualidad personal, del espacio y ejemplos etnológicos, lo asociaría con un desarrollo
del tiempo, no es posible aceptar que en otras áreas cognitivo similar al que debió de existir en las pobla-
más complejas (metafísicas) sí estuvieran desarro- ciones con enterramientos claramente simbólicos, lo
lladas. La ausencia de una conciencia reflexiva, lo que no concuerda con el simbolismo primitivo que

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vemos en las comunidades del Paleolítico Medio enterramientos con un simbolismo metafísico. Lo
que realizaron tales prácticas. más lógico, sobre la base de nuestro desarrollo teó-
rico expuesto, es que se tratase de inhumaciones
intencionadas con un fin sanitario, a las que hay
5. Conclusiones
que añadir cierta presencia de respuestas sociales y/o
El simbolismo es el proceso cognitivo que más emotivas originadas por la muerte de un miembro
nos caracteriza, pero su complejo origen y desarrollo del grupo, sobre todo si se trata de un niño o indi-
obliga a tener una metodología específica para su viduos con cierta relevancia social. Podría pensarse
análisis. Su estudio por la simple comparación de en un desarrollo cognitivo camino del simbolismo
aquellos objetos o conductas que no representan moderno, pero que aún no habría llegado a su pleno
una utilidad práctica con cierto simbolismo de na- desarrollo. Tal proceso sólo puede desarrollarse en
turaleza desconocida difícilmente puede llegar a con- aquellos lugares donde existiera una importante
clusiones que satisfagan a todos. Por otro lado, la interacción social, consecuencia de un aumento de-
excesiva traslación de conductas mortuorias de pe- mográfico y perduración del mismo, así como un
riodos históricos más recientes, en los que el de- cierto desarrollo socioeconómico más selectivo. Lo
sarrollo cognitivo es claramente moderno y metafí- que en las comunidades del Paleolítico Medio más
sico, a periodos más antiguos donde tal desarrollo densamente pobladas sólo lo apreciamos un grado
cognitivo estaba en formación, nos lleva a la con- intermedio de desarrollo.
troversia que vemos en el registro arqueológico. Así, El tema de la antropofagia presenta otros matices.
es difícil pensar en inhumaciones con carácter me- Su existencia menos desarrollada y la falta de un
tafísico (ajuares, otra vida, etc.), cuando en las formas simbolismo moderno entre las poblaciones que la
conductuales de su vida cotidiana no existen las practicaban indican que sólo puede tratarse, si es
condiciones básicas que posibiliten tales conceptua- que son ciertas, de un asunto logístico, el cual podría
lizaciones espirituales. estar relacionado con periodos de gran escasez de
El simbolismo humano en su desarrollo pasa por alimentos o con costumbres relacionadas con esa
diversas fases de acumulación cognitiva y cultural forma de agresividad humana. Por tanto, no hay
(continuum), por lo que su estudio requiere desme- por qué dudar de la intencionalidad de las inhuma-
nuzar tal proceso en sus elementos más simples (con- ciones producidas durante este periodo, ni de cierto
ceptos de individualidad, espacio y tiempo), para simbolismo de carácter social y emotivo, pero sí de
intentar comprobar su inicio y desarrollo en el Pa- su motivación metafísica o espiritual.
leolítico. Sólo tras un mínimo desarrollo de estos
elementos básicos y su mutua interacción es cuando
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simbólico, primero moderno y después trascendente. AKAZAWA, T. y MUHESEN, S. (eds.) (2003): Neanderthal
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Por tanto, creo que en este periodo no existirían pp. 1-21.

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