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Señor(a):
Juez civil municipal de Neiva
Neiva
1. HECHOS
La situación de indefensión que nos encontramos los habitantes del sector frente al
ruido exagerado, producido por el bar accionado, proviene además del hecho de
que no podemos disfrutar de nuestros derechos fundamentales a la intimidad
familiar y personal, a la tranquilidad y a la dignidad humana, debido a una cuestión
fáctica como lo es el ruido producido por este bar, en concubinato con la inacción
de las autoridades del municipio como lo es la policía y la secretaria de gobierno,
en este sentido, vale la pena mencionar de nuevo la sentencia T-203 de 1997, la
cual retoma la sentencia T-210 de 1994, Magistrado Ponente Dr. Eduardo Cifuentes
Muñoz:
“La situación de indefensión es una circunstancia empírica, no normativa, que
coloca a la persona en la imposibilidad real de ejercer sus derechos fundamentales
por motivos ajenos a su voluntad. Pese a que, in abstracto el ordenamiento jurídico
dispone de medios de defensa judicial para la protección de los derechos e
intereses, en la práctica, diversos factores de hecho, entre ellos la inacción de las
autoridades públicas, pueden dar lugar a la desprotección y consecuente
indefensión de una persona frente al poder o a la supremacía de otro particular. En
estos casos, al juez de tutela corresponde verificar si efectivamente se configura
una situación o relación de indefensión en la que esté en juego algún derecho
fundamental que deba ser tutelado.”
Finalmente, es preciso dejar en claro que si bien la protección del medio ambiente,
valor constitucional también comprometido en los casos de ruido excesivo, puede
intentarse por medio de una acción popular, en casos donde se han comprometido
derechos fundamentales, la acción de tutela sí resulta procedente, en tal sentido es
preciso recordar la sentencia T-203 de 1997, donde se sostuvo:
“De otra parte, la solicitud de amparo con el fin de evitar las molestias producidas
por el excesivo ruido, está relacionada con el medio ambiente sano, el cual, en
principio, se puede proteger por las llamadas acciones populares, a menos de que
éste afecte directamente un derecho fundamental como la salud o la vida, caso en
el cual procede la tutela, siempre y cuando se pruebe el nexo causal entre la
actividad vulneratoria del medio ambiente y el daño al derecho fundamental (Sobre
este tema se puede consultar la sentencia T-357 de 1995, MP. Dr. Alejandro
Martínez Caballero).”
En el caso en concreto, a más de los derechos fundamentales a la intimidad
personal y familiar, y el derecho fundamental a la tranquilidad, se afecta además el
derecho a la salud y la dignidad humana, el cual tiene un carácter fundamental, más
cuando la persona que ve afectada la calidad de vida niños y niñas y de personas
de tercera edad. En efecto, en los alrededores de la fábrica habitan menores y
adultos mayores que han visto afectado su derecho fundamental a la salud y a
crecer en un ambiente sano, lo que contradice los mandatos constitucionales y por
tanto hacen que la acción de tutela resulte adecuada para buscar la protección que
se solicita.
En conclusión, por estar en un estado de indefensión frente a el bar santa
Diabla, por no existir otro medio de defensa judicial efectivo para la protección
de los derechos fundamentales afectados, y por estar en juego intereses como
la intimidad personal y familiar, así como la tranquilidad y a salud, tanto de
adultos como de niños y niñas, se tiene que la presente acción de tutela
resulta procedente en el caso concreto.
3. DERECHOS VULNERADOS
“La prohibición que recae sobre las injerencias arbitrarias en la vida privada de la
persona, su familia, su domicilio o su correspondencia, no sólo garantiza a la
persona frente al ingreso injustificado de personas o agentes públicos al espacio
físico de su exclusivo control, sino también la ampara contra las invasiones que
penetran la esfera de intangibilidad de su vida personal o familiar, mediante
aparatos electrónicos o mecánicos, en este caso ya no tan sólo en forma directa e
intencional. La amplitud del concepto de “injerencia”, contenido en el derecho a no
ser molestado que, a su vez, hace parte del núcleo esencial del derecho
fundamental a la intimidad personal o familiar, incluye los ruidos ilegítimos, no
soportables ni tolerables normalmente por la persona en una sociedad
democrática.”
Por su parte, la Sentencia T-1158 de 2005, M.P.: Alfredo Beltrán Sierra, donde se
abordó el problema de ruido exagerado producido por la construcción de un edificio,
cita la sentencia T-028 de 1994, donde la Corte sostuvo que el derecho a la
tranquilidad es uno protegible por medio de la acción de tutela, en cuanto se integra
al principio de la dignidad humana, indicó el juez constitucional que:
“De allí que aunque el ruido sea reconocido como un agente contaminante del medio
ambiente, una perturbación sonora a niveles que afecten a las personas, ante la
omisión de las autoridades de controlar las situaciones de abuso, es una
interferencia que afecta el derecho a la intimidad personal y familiar y puede en
consecuencia, ser sometida a protección constitucional.”
Por su parte, la misma sentencia en relación al derecho a la tranquilidad señala:
Nuestra Constitución señala en su Art. 44 que los derechos de los niños prevalecen
sobre los derechos de los demás, al mismo tiempo, el mismo artículo señala que es
deber de la sociedad y el Estado garantizar el desarrollo armónico e integral de los
niños.En este mismo sentido, la Convención sobre los Derechos del Niño consagra
en su Art. 16 el derecho que tienen los niños a no ser sometidos a injerencias
arbitrarias en su vida privada o su familia, y tiene derecho además de ser protegido
contra tales injerencias por parte del Estado. Así mismo, el Art. 24 de la Convención
establece el deber de los Estados de propender por el derecho del menor a gozar
del más alto nivel posible de salud.
En el caso concreto, estos derechos están siendo negados a los niños y niñas que
residen en las inmediaciones del bar Santa Diabla, pues están sometidos a un ruido
constante y exagerado que representa, en primer lugar, una injerencia injustificada
en su intimidad tanto personal como familiar, lo que se colige de las sentencias de
la Corte ya citadas, donde se reconoce al ruido desproporcionado como una forma
de lesión al derecho a la intimidad.
De otro lado, el ruido también trae consecuencia que los niños vean perjudicado su
derecho a crecer en medio ambiente sano, lo que a su vez incumple el imperativo
constitucional de garantizar el desarrollo armónico del menor. Un niño sometido a
un ruido insoportable, que no le permite conciliar el sueño ni encontrar tranquilidad
no se encuentra en un ambiente propicio para su crianza, lo que termina por impedir
que este se desarrolle a plenitud.
Bajo este entendido, es preciso recordar que los derechos de los niños, tal como lo
establece la Constitución, priman sobre los derechos de los demás, lo que en el
caso concreto se traduce en la comprensión de que la libertad de empresa, el
derecho al trabajo y el derecho a la explotación económica que realiza del bar Santa
Diabla, ha de ceder frente a intereses que la Constitución de forma explícita
considera superiores, tal como se consagra en el Art. 44 de la Carta y que ha sido
reconocido por la Corte Constitucional bajo la figura del interés superior del niño,
así se indicó en la sentencia C-738 de 2008, M. P.: Marco Gerardo Monroy Cabra:
En el caso concreto el interés superior del niño está dado por la protección por medio
de esta acción de esta tutela de los derechos de los menores a crecer en un
ambiente sano, a disfrutar de su derecho a la intimidad personal y familiar, así como
el derecho a la tranquilidad, la salud y tener un desarrollo armónico. Todos estos
derechos tienen un carácter ius-fundamental, pues sus titulares son menores y por
tanto la decisión del juez de tutela ha de estar encaminada a velar por la salvaguarda
de estos derechos, de conformidad a lo expuesto por la Corte Constitucional en
sentencias como la T-572 de 2010, M. P.: Juan Carlos Henao Pérez, donde se dijo:
4. FUNDAMENTOS DE DERECHO
Fundamento la presente acción en los artículos 15, 93 y 94; 44; 46 y 86 de la
Constitución Nacional, Decreto 2591 de 1991, 306 de 1992, 1382 de 2000 y demás
normas concordantes y complementarias al caso materia de estudio.
5. PETICIONES
Con fundamento a lo anteriormente expuesto le solicito al señor(a) juez(a) disponer
y ordenar a favor mío lo considerado para proteger mis derechos y los de mi familia,
además de lo siguiente:
6. PRUEBAS
6.1. CD con los audios de las múltiples llamadas a la policía, con lo mencionado
arriba.
6.2 Copia de Uso de suelo Negativos, de los bares ya cerrados en este sector,
donde queda demostrado que este sector es residencial, tipo 1, donde es
incompatible un establecimiento de expendio de bebidas alcohólicas.
7. PROCEDIMIENTO
Decreto 2591 de 1991, Decreto 306 de 1992, Decreto 1382 de 2000.
8. COMPETENCIA
Es Ud. Señor Juez competente por lo establecido en la ley para conocer del
presente asunto, ello de conformidad al Art. 37 del decreto 2591 de 1991.
9. DECLARACIÓN JURADA
Bajo la gravedad del juramento manifiesto que sobre los mismos hechos
invocados en esta demanda no he interpuesto otra acción de tutela.
10. NOTIFICACIONES
Atentamente,