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Luis Alberto Avilés

febrero de 2019

80 Grados

Quinientas veinticinco palabras para la Jueza Swain

Como parte del proceso judicial para que la Juez Laura


Taylor Swain otorgara su aval al acuerdo entre los bonistas
de COFINA y el Gobierno de Puerto Rico, se abrió la oportunidad para que 24 perso-
nas pasaran por la sala del Tribunal para deponer en turnos de cinco minutos. Como a
mí no me gustan los tribunales, ni los procesos judiciales, no me interesó deponer. Pero
cuando la licenciada Eva Prados, coordinadora del Frente Ciudadano por la Auditoría
de la Deuda, me pidió que solicitara un turno para presentar una perspectiva salubris-
ta sobre el acuerdo de COFINA, no pude negarme. Me dijo que no se tenían detalles
del proceso y que tal vez ni siquiera se llenarían las posiciones para los 24 testimonios.

Llené electrónicamente el cuestionario solicitado por la Secretaría del Tribunal de Distri-


to y me preparé para escribir mi ponencia en inglés. Quería que la Jueza Swain me es-
cuchara en su propio idioma, sin ningún intermediario y sin excederme de los cinco
minutos concedidos. Para prepararme, leí un texto en voz alta en inglés, conté las pa-
labras y saqué el cálculo: 111 palabras por minuto. Para presupuestar alguna que otra
equivocación oral, pensé en preparar el escrito con 105 palabras por minuto, por lo
cual me impuse el límite de 525 palabras.

Dos días antes de la vista en el Tribunal, mientras estaba preparando mi ponencia, re-
cibí una llamada de un compañero de la Comisión Ciudadana para la Auditoría Inte-
gral del Crédito Público, quien me informó que la Secretaría del Tribunal no le conce-
dió turnos a aquellos economistas que con sólida base científica podrían argumentar
en contra del acuerdo. «¿Recibiste un mensaje del Tribunal? ¿Te concedieron un
turno? Sería conveniente que alguien cediera su turno para que se escuche la eviden-
cia presentada por un economista.» Estaba dispuesto a ceder mi turno; siempre he
preferido estar afuera en la calle en una línea de piquete frente a un tribunal, que es-
tar adentro en una de sus salas.

En ese momento me percaté que había recibido el siguiente mensaje por correo elec-
trónico:
Estimado(a) solicitante:
Muchas gracias por expresar su interés en participar de la vista el 16 de enero
de 2019 con relación a la Moción del Estado Libre Asociado de Puerto Rico al
Amparo de la Regla de Quiebra 9019 Solicitando Orden de Aprobación para la
Transacción entre el Estado Libre Asociado de Puerto Rico y la Corporación del
Fondo de Interés Apremiante (Documento Núm. 4067 en el Caso Núm. 17-3283)
y la Tercera Enmienda al Plan de Ajuste bajo el Título III para La Corporación del
Fondo de Interés Apremiante (Documento Núm. 4652 en el Caso Núm. 17-3283).
Recibimos más solicitudes de participación de las que pudimos acomodar y la-
mentamos informarle que usted no fue seleccionado(a) para participar.
Atentamente,
Secretaría del Tribunal


Tribunal de Distrito de los E.U.



Distrito de Puerto Rico

Ya que me excluyeron de la lista de las 24 personas que depondrían, aprovecho esta


columna para compartir con la audiencia de 80 Grados las 525 palabras que tenía
preparadas para la Jueza Swain.

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January 16, 2019

It is a matter of facts. Just looking at the big picture makes it evident, the COFINA
Agreement should not be upheld.

Good morning. Buenos días. My name is Luis A. Avilés Vera. I come to this court as an
ordinary citizen, who in these days, has the privilege of possessing health insurance. I
am also a professor of health policy at the University of Puerto Rico. As an ordinary citi-
zen, I have witnessed patients who ask pharmacists to sell them half of the prescription,
because they cannot afford to pay the full bill. There is no federal patient privacy law
that can hide the face of bewilderment and despair in a sick individual who cannot af-
ford medical treatment. Many in Puerto Rico have witnessed similar situations.

PROMESA explicitly requires the Fiscal Oversight Board to “ensur[e] essential public ser-
vices” (1). However, this COFINA Agreement ignores such mandate since it presupposes
the successful completion of a Fiscal Plan that systematically undermines a most essen-
tial service, the protection of the public’s health.

The hallmark of the health care system envisioned by the Fiscal Plan is a repetition of
the same buzz words of U.S. health policy circles and a parade of failed market-driven
reforms aimed at cost reduction. When health insurance benefits are reduced, access
to appropriate medical treatment is curtailed. When the University of Puerto Rico’s
funding is disproportionately reduced, the burden of student loans promotes the brain
drain of health professionals. The Fiscal Plan proposes an easy solution, cost reduction
without any inquiry into the structural causes of our financially unsustainable health care
system. The Oversight Board never inquired into the reasons why, during the years of
economic crisis, four out of the ten locally owned companies with the biggest revenues
belong to the health sector (2, 3). The policy advisors of the Oversight Board completely
disregarded the health policy proposals debated by Puerto Rican scholars (4), making
apparent their cultural imperialism.

Accommodative policy analysts —the “handmaidens of power”— typically use polite


terms. But as a professor, I have the intellectual and moral obligation to use academic
terms: this COFINA Agreement is violent, it embodies a slow structural violence that
causes harm, disability, and death in insidious ways (5). The perpetrators of slow vio-
lence are invisible, hidden under routine operations of an unjust health care system. The
victims are the poor and vulnerable, whose suffering can easily be neglected. We can-
not wait for our health care system to hit rock bottom. It will never happen. This is an at-
tritional calamity whose downward spiral does not produce a spectacular collapse. This
slow-paced calamity will never make headlines in the corporate media.
I am not asking, Your Honor, to elaborate an erudite new legal theory. Neither am I ask-
ing you to break new grounds into the political philosophy of law. With all due respect, I
am asking, Your Honor, to consider the big picture, to check the simple fact that the
COFINA Agreement is based on a Fiscal Plan that does not follow the congressional
mandate of ensuring essential public services. It is a matter of simple logic. The COFINA
Agreement should not be upheld.

Luis A. Avilés Vera


Boquerón, Puerto Rico

Notes
1. Puerto Rico Oversight, Management, and Economic Stability Act (PROMESA). Title
II, section 201. Public Law 114-187; JUNE 30, 2016.

2. Alvarado Vega, J. (November 18, 2016). Top 400 Locally Owned Companies Remain
Combative. Caribbean Business. Available at: https://caribbeanbusiness.com/
top-400-locally-owned-companies-remain-combative/

3. Alvarado Vega, J. (November 9, 2018). Caribbean Business Survey: Top 200 Locally
Owned Companies in Puerto Rico. Caribbean Business. Available at: https://
caribbeanbusiness.com/caribbean-business-survey-top-200-locally-owned-compa-
nies-in-puerto-rico/.

4. Consejo Multisectorial del Sistema de Salud de Puerto Rico. (2016). Basta ya de par-
chos en el sector salud: Primer informe. San Juan: Consejo Multisectorial del Sistema
de Salud de Puerto Rico. Available at: http://consejomultisectorial.rcm.upr.edu/wp-
content/uploads/sites/17/2016/10/Consejo-Multisectorial-Basta-ya-de-parchos.pdf.

5. Rob Nixon. (2011). Slow Violence and the Environmentalism of the Poor. Cambridge,
MA; Harvard University Press.

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