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Ciertamente muy pocos son conscientes de la magnitud, la gloria y el poder que tuvo el Imperio
Romano. En los 10.000 años de historia humana desde el neolítico, jamás se ha visto tal
potencia ni ha disfrutado el mundo de tanta estabilidad. Es precisamente por ello, por lo que
resulta tan atractivo saber que pudo ser lo que acabó con el coloso. Recuerdo una cita de Indro
Montanelli que decía: "todo sistema político, lleva ya desde su nacimiento los gérmenes de su
destrucción". Sinceramente creo que esto es una verdad absoluta.
Desde los tiempos de Roma, todo Imperio con vocación de universalidad ha evocado su sello
característico, siendo un modelo de inspiración perpetuo para cualquier nación que ambiciona
convertirse en una superpotencia, pues no olvidemos que el Imperio Romano ha sido el único
que culminó con éxito la integración humana bajo un solo ente político y cultural: 3 continentes,
cientos de pueblos, lenguas y culturas conviviendo durante siglos bajo las águilas de los
césares, sin odios o guerras ¿dónde y cuándo se ha visto algo así?.
Normalmente los imperios nacen con el fin de que una minoría (la metrópolis) explote a una
mayoría y de este modo puedan enriquecerse a su costa, bien abriendo nuevos mercados o
bien exterminando o esclavizando a los indígenas y monopolizando sus recursos, es decir
crean un imperio para vivir de él. Roma lo hizo así al principio, hasta que el hado del que nos
habla Virgilio, la convirtió en algo mucho mayor de lo que nunca hubiera siquiera imaginado y
se dió por misión la de gobernar y hacer prosperar un mundo unido y en paz. Lo vió y lo
consiguió. Cuando en el año 213 d.c. el emperador Caracalla otorgó la ciudadanía romana a
todos los habitantes libres del imperio, de inmediato el 90% de la gente adoptó un nombre
romano desde Britania hasta Siria. Particularmente curioso resulta el caso de las provincias del
norte de África donde en honor a Escipión el africano, todos sus habitantes pasaron a formar
parte de la gens (familia) Cornellia.
Entonces si las cosas iban tan bien, con un imperio en paz, sembrado de grandes ciudades y
bien guardado por el mejor ejército visto nunca, ¿qué fue lo que salió mal? ¿Por qué solo 400
años después de la muerte de Augusto su gran obra se vino abajo hecha pedazos? ¿Por qué
Roma no pudo durar para siempre o al menos mucho más tiempo?... todas estas cuestiones
son un tema de discusión feroz entre historiadores de todas la épocas y cada cual se da una u
otra razón diferente según su propio análisis y los datos y fuentes disponibles.
No pretendo aquí hacer un resumen de todas las teorías (lo cual sería publicar una
monografía), sino explicar desde mi punto de vista las causas más importantes que llevaron al
Imperio al desastre, de forma muy resumida.
En primer lugar, tradicionalmente, oiréis muchas frases del tipo "el imperio romano cayó por su
propio peso", y hasta cierto punto así es, pero cuidado, no se debe tratar de simplificar algo que
no es simple, ni dar respuestas sencillas a preguntas complejas. También se suele decir que
las razones de la caída de Roma fueron: razones económicas, desastres militares, los
bárbaros, los hunos de Atila, el cristianismo..., pero todo ello son cosas relativamente
secundarias.
La gran causa de la caída del imperio romano fue la crisis del sistema político y la guerra civil .
Expliquémoslo; como sabemos, de monarquía, Roma paso a ser república y después Imperio,
ahora bien ¿cómo se puede gobernar eficientemente un territorio tan basto con los medios de
hace 2000 años?, pues difícilmente. Octavio Augusto instauró un sistema conocido como el
principado, que era en esencia una dictadura militar pero no absoluta. El príncipe o emperador
tenía poderes en teoría casi absolutos, pero en la práctica los emperadores gobernaban con
moderación junto al senado, dividiéndose el gobierno de las provincias y legislando en común.
Para tratar de explicarlo mejor imaginémonos que en aquella época cualquier capitán ambicioso
al mando de un puñado de soldados se proclamaba emperador en tal o cual provincia y casi
siempre moría asesinado por sus propios hombres cuando no se les pagaba bien. Por poner un
ejemplo del día a día: Maximino, general de las topas del Rin, hace matar al emperador Alejandro
Severo y se proclama a sí mismo Augusto, seguido de lo cual, el Senado en Roma proclama a
su vez emperador a Gordiano, gobernador de África, el cual muere en batalla contra Maximino,
pero al mismo tiempo en otras 2 provincias se revelan otros dos generales que marchan juntos
contra él y lo derrotan solamente para pelearse entre sí inmediatamente después, lo cual
aprovecha el nieto de Gordiano, para matarlos a ambos y coronarse emperador, pero no es
mucho tiempo porque sus hombres lo matan en Persia, por obra de una conspiración de sus
altos oficiales que a su vez.... ¿lo comprendéis ahora?, este periodo de la historia de Roma es
puramente regicidio y guerra, el mayor desorden político imaginable, y el Imperio no estaba
hecho para funcionar así.
El ejército dejo de vigilar las fronteras para centrarse en luchar entre sí en pos del general de
turno, y esto no solo llevaba al colapso económico y administrativo del imperio sino que los
pueblos germanos y los persas, todos ellos limítrofes, percibieron la debilidad y atacaron de
forma salvaje. El prestigio y el temor del que antes gozaban las legiones quedo por los suelos. A
ello le tenemos que añadir el gran número de bajas que las guerras civiles producían y que
dejaron al ejército falto de efectivos y en un estado lamentable.
Naturalmente si el imperio ya no podía defenderse a sí mismo, la gente antaño orgullosa dejaba
de creer en él y el la capacidad del gobierno de solucionar las cosas. Esto produjo que cada vez
más las provincias se fueran aislando unas de otras, amurallando sus ciudades y enrareciendo
el comercio y el intercambio de ideas o la movilidad de sus gentes por temor tanto a los frecuentes
saqueos y ataques de los bárbaros, como por temor a que cualquier usurpador decidiese
revelarse contra el emperador de turno y se volviese a desencadenar una guerra.
Resumiendo hasta ahora hemos visto una crisis política, que desencadena una crisis militar y
económica. Vemos campos y sobre todo las ciudades muy despoblados, y a la gente desconfiar
del Imperio y su capacidad para procurarles siquiera lo más mínimo. Esto parece un panorama
algo pesimista y desolador pero más o menos fue la sensación que tenían los habitantes desde
dentro del imperio.
Esto supuso que todas las tribus no encontrasen ya prácticamente oposición, y en el plazo de
unos 70 años toda Europa estaba invadida y Roma saqueada.
No hace falta decir aquí el papel que jugaron Atila u otros caudillos bárbaros como Alaríco o
Genseríco, porque eso son ya elementos más específicos y estamos tratando de dar una visión
general, pero conviene tenerlos en mente, pues si hemos dicho que entre la muerte de Cómodo
en el año 193 y la batalla de Adrianópolis en 376 Roma se destruyó a sí misma, a partir de
entonces y hasta el año 476 (cuando fue depuesto el último emperador de occidente), lo sería
desde fuera, puesto que fueron los enemigos externos los que aprovecharían esta debilidad y
dieron buena cuenta de ella.
Por último, también nos queda hablar del elemento cultural, pues hay que destacar que el
Imperio, se dividió formal y permanentemente en 2 mitades en el año 395 tras la muerte del
emperador Teodosio. ¿Por qué esta división? ¿No era el imperio uno?... pues bien, si lo era. El
imperio siempre fue considerado uno e indivisible, cuyo corazón era a ciudad de Roma, sin
embargo por todo lo que hemos visto anteriormente, y la inmensa cantidad de problemas a los
que cualquier emperador tenía que enfrentarse, ya desde el siglo II se comenzó a hacer frecuente
que un general o un co-emperador se hiciese cargo de las provincias de oriente y otro de las de
occidente. Resultaba así más sencillo controlar al ejército e impedir que un usurpador basase su
rebelión en la dejadez de un emperador lejano y ajeno a los problemas reales del pueblo.
También aliviaba la carga de gobierno. Sin embargo la cosa fue siempre provisional, como una
pura división administrativa temporal hasta que la situación tomase otro rumbo y todo volviese a
ser como antes. Desgraciadamente no fue así. En cada mitad comenzaron a desarrollarse
burocracias propias, cada una celosísima de su autoridad, y ciertas diferencias culturales; en la
parte oriental, la cultura helénica y el griego tenían más presencia que el latín, y a su vez en
Europa y la parte occidental, el elemento romano era el imperante.
Con la fundación de Constantinopla en el 330, la parte oriental ya tenía hasta su propia capital,
y lo que empezó siendo algo temporal, devino permanente y oficial cuando el emperador
Teodosio dividió el imperio en dos, dejando la parte occidental a su hijo Honorio y la oriental a su
otro hijo Arcadio. A partir de entonces ya nada sería igual. Mientras occidente se veía sumido en
un mar de invasiones germánicas y lo que quedaba del antiguo poder imperial se desvanecía en
la nada, oriente, por su situación geográfica se vio mucho más favorecido y pudo resistir, hasta
el punto de pervivir durante 1000 años! e incluso un siglo después de la desaparición de
occidente fue capaz de recuperar la mayoría del territorios perdidos.