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MALECON 2000 REVISTA LIMA CAP

EDITORIAL

El Desarrollo, no es solo crecimiento económico, sino también implica cambios


estructurales; tanto económicos, como tecnológicos, políticos y ecológicos que deben
considerar, en su esencia, por un lado al ser humano como sujeto y objeto histórico de
transformación de su entorno y por otro lado el territorio como agente del cambio social.
Este constituye la base del desarrollo local endógeno desde una perspectiva de un cambio
estructural que mediante la utilización sistemática del potencial de desarrollo existente en
un determinado territorio se genera bienestar a la población de una localidad.

El modelo lleva necesariamente a conceder un papel predominante a las empresas, las


organizaciones sociales, instituciones locales y, en general, de la sociedad civil organizada,
en la institución de alianzas de tipo público-privado para estimular el desarrollo, con el
compromiso de los gobiernos locales a convertirse en aliados fuertes que promuevan las
innovaciones, garanticen la estabilidad de los procesos y generen entornos que faciliten el
crecimiento económico mediante la consolidación de las cadenas productivas, la
generación de economías de escala y fomenten la integración y convivencia social.

La utilización del planeamiento urbano como instrumento de rescate de la civilidad y la


memoria colectiva, como herramienta que contribuye a construir nuevas formas de
convivencia colectiva, que tome en cuenta a la diversidad de grupos, intereses, actitudes,
valores y memorias, nos lleva a sugerir un enfoque comparativo desde el punto de vista del
modelo de desarrollo urbano, más no del diseño urbanístico, en lo que se refiere a “la
Nueva Visión Urbanística de La Costa Verde” y el proyecto “Malecón 2000” de Guayaquil,
hoy ya una realidad en su primer tramo.

Lugar que hace algunos años se caracterizaba por la aparición y luego la consolidación de
las deseconomías urbanas que dio como resultado el deterioro del centro caracterizado por
la inseguridad, el hacinamiento y la tugurización, en este momento es una ciudad que
puede brindar calidad de vida y desarrollo urbano sostenido de la mano con un crecimiento
económico que genera externalidades y la hace más competitiva a nivel mundial.

El proceso de regeneración urbana que vive Guayaquil hoy en día, ha sido producto de un
gran esfuerzo de concientización de los involucrados, de una descentralización del poder
local y el inicio de un proceso de empoderamiento de alianzas público-privadas donde la
gestión del territorio se orienta hacia la calidad total del hábitat y hacia una gestión por
resultados, en el que principal beneficiario es el ciudadano. En otras palabras se puso en
marcha una estrategia de desarrollo económico local que cree las condiciones para el
surgimiento de iniciativas locales e intente una solución a los problemas de la ciudad,
donde la inversión privada está también dirigida a la satisfacción de las necesidades de la
colectividad.

Este proyecto cuya materialización inicial fue el detonante de la regeneración urbana y que
fue avanzando paulatinamente hacia el centro de la ciudad, tiempo después acusa la
aparición de algunos procesos de exclusión y fragmentación social, del debilitamiento de la
integración social y de pérdida del patrimonio edificado reemplazados por nuevos
elementos urbanos, que es necesario tener en cuenta para asegurar su más amplia
legitimidad social.

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