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ANTECEDENTES.-
Introducir la conservación de los recursos naturales en el debate económico fue un
esfuerzo innovador, ya que prevalecía desde la tradición neoclásica hasta la marxista la
suposición de que, a través de la acumulación de capital y del progreso técnico, el
crecimiento económico podría continuar indefinidamente, aunque quizás a expensas de la
calidad ambiental. Pero, aunque la solución de la productividad máxima sostenible se
presentaba atractiva para la cuestión del agotamiento de los recursos, el movimiento
ambientalista estaba lejos de un consenso, puesto que la determinación de unos límites
concretos es contradictoria con las dos opciones de racionalidad de desarrollo económico
clásicas, que plantean el crecimiento ilimitado de la oferta de bienes y consumo:
la eficiencia y la equidad.
El proceso de desarrollo, por lo tanto, tendería a someter las relaciones del sistema social
a las leyes de funcionamiento del sistema natural; se proclama, por ejemplo, la necesidad
de rescatar de los fisiócratas la visión de dependencia del hombre respecto de la
naturaleza, subrayando que sólo la actividad natural de la agricultura puede rendir un
producto con valor neto.
Obviamente, la steady-state economy tuvo amplio rechazo, sobre todo en los países del
tercer mundo, donde la obsesión por el crecimiento económico era sinónimo de desarrollo
en aquél entonces. En las conferencias internacionales, las representaciones diplomáticas
de los países del sur hacían retumbantes rechazos a cualquier propuesta que buscase
restringir el crecimiento. Por su parte, los países industrializados trataban de mirar hacia
el futuro, buscando enfatizar en su discurso la preocupación con lo que todavía el proceso
de desarrollo estaba por hacer (en una clara alusión a la responsabilidad de los países
pobres) y evitando replantear lo que ya estaba hecho
Los recursos naturales son elementos de la naturaleza que ayudan a los organismos
vivos en diferentes cosas, por ejemplo, los árboles dan el oxígeno. Desde el punto de
vista de la economía, los recursos naturales son valiosos para las sociedades humanas
por contribuir a su bienestar y a su desarrollo de manera directa (materias primas,
minerales, alimentos) o indirecta (servicios y más).
Es todo elemento, material o energético, que existe en estado natural y que sirve para
cubrir las necesidades biológicas (alimento, ropa, vivienda) para desarrollar una actividad
económica, o bien para satisfacer las demandas sociales (artículos de consumo).
La energía y los recursos naturales son de gran importancia para los países. Debido a
esto, las Naciones Unidas se preocupa de la gestión de estos recursos naturales,
especialmente en los países en desarrollo.
En 1952, la Asamblea General declaró que los países en desarrollo tienen “el derecho de
disponer libremente de sus recursos naturales” y que deben ser utilizados para realizar
sus planes de desarrollo económico de acuerdo a sus intereses nacionales.
Así, los recursos naturales juegan un papel relevante en el mercado mundial. Estos
aportan valor tangible de presente y de futuro, son parte de la “economía real”, en
contraposición a otros modelos que han sido referencia hasta hace poco, como las
llamadas “economías burbuja”.
La minería se ha convertido en un sector en alza desde hace años, que va creciendo en
importancia, y con esta perspectiva las compañías mineras se están mostrando muy
dinámicas, aumentando su capacidad de producción a la vez que desarrollando en
paralelo su compromiso con el desarrollo social de las comunidades donde tienen lugar
sus exploraciones y con cuidado por el medio ambiente. Actualmente hay más de 30
proyectos de nuevas minas, o ampliación de las existentes en cobre y zinc
· Evitar el despilfarro, o sea, reservar recursos suficientes para el futuro. Con demasiada
frecuencia, y por la urgencia de obtener ganancias, no se planifica un uso prudente de
estos recursos, con una visión hacia el futuro.
· Evitar que su uso tenga consecuencias negativas para el medio ambiente, el hombre y
otros recursos. Este aspecto se refiere esencialmente a evitar la contaminación ambiental.
Con frecuencia, los impactos sobre el ambiente y otros recursos naturales (agua, aire,
suelo, diversidad biológica) son tan intensos que disminuyen la rentabilidad a futuro por la
explotación de los recursos no renovables. En lo referente a los recursos naturales
renovables, las prioridades deben estar orientadas a mantener la base productiva
mediante un manejo de los mismos, que implica utilizarlos con prácticas que eviten el
deterioro y regenerar los que están degradados.
1. Manejar los recursos marinos y evitar la explotación irracional que reduzca los stocks
disponibles. Casos como la sobreexplotación de la anchoveta y la reducción drástica de
las poblaciones de lobos marinos y aves guaneras no deben repetirse. El mar y sus
recursos son una fuente inagotable de alimentos y recursos, si se manejan técnicamente.
2. Manejar los recursos hidrobiológicos de las aguas continentales. Son de alta prioridad
el manejo del camarón de río en la costa, los espejos de agua de la sierra y los recursos
pesquemos en la Amazonía. El desarrollo y la difusión de técnicas de acuicultura y el
control de la contaminación de las aguas son de suma importancia a futuro.
3. La conservación de las tierras agrícolas es una de las necesidades más urgentes por
su escasez y los procesos de deterioro en curso, que están comprometiendo la seguridad
alimentarla.