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Ante la grave crisis económica que está afectando a la República, es nuestra

obligación actuar en defensa de los sectores más desposeídos.


La Unión Cívica Radical, no debe resignarse a aceptar el deterioro del dialogo
democrático y la acción política que viene sufriendo nuestra república, hemos hecho
todos los esfuerzos por retomar el camino del consenso y la construcción de un espacio
republicano, que respete las instituciones, pero fundamentalmente que construya
nuevamente el concepto de lo público como al ámbito en donde, necesariamente,
estemos todos los argentinos incluidos.
Venimos de décadas de frustraciones políticas. Los proyectos personalistas, el
culto a los liderazgos mesiánicos, el sometimiento del pensamiento político a las
conveniencias personales, la utilización de la política para la satisfacción individual o
para ocupar algún lugar de gestión del estado, nada tienen que ver con la Unión Cívica
Radical.
Vemos, con profunda preocupación, el deterioro de la credibilidad social
producto de las promesas incumplidas que demandan algo mas que la simple
aceptación de no poder haberlas realizado, la frustración de no poder desarrollar una
sociedad mas justa y solidaria demanda una profunda reflexión de todos los sectores
dirigentes de nuestro país, pero fundamentalmente de todos los partidos políticos
democráticos de nuestra república.
Hemos sufrido los embates del autoritarismo, al calor de discursos populistas e
irresponsables que pusieron a nuestro país a debatir con fanatismos las soluciones que
necesitamos para todo nuestro pueblo y estos no pueden ser reemplazados por la
cultura del odio y la división.
Las mayorías que necesitamos construir no podrán surgir de mecanismos ajenos
a la democracia.
Argentina y el mundo se ven dominadas excluyentemente por el imperio de los
personalismos en donde las ideas y las propuestas dejan de ser algo colectivo y se
convierten en eslóganes engañosos solo para ganar elecciones. Lo que debe sostener
una propuesta de futuro y construir políticas de estado es la construcción colectiva.
Tenemos la obligación histórica de frenar el péndulo entre el populismo
irresponsable y el neoliberalismo conservador que no tiene en cuenta los valores y la
calidad de vida de nuestros ciudadanos y descansa, solo, en el análisis de las cuentas
fiscales de nuestro país.
Debemos buscar salir de la emisión monetaria y el endeudamiento,
construyendo mayor riqueza. La educación y la innovación tecnológica, más allá de
nuestros recursos naturales, serán sin duda el camino para conseguirlo.
Pero hay urgencias que no pueden esperar, no creemos en los liderazgos
autoritarios y tampoco en el pensamiento mágico o la simple voluntad de un individuo.
La hora exige recomponer a nuestro partido político como un espacio en donde
la unidad sea la fortaleza y no aceptar las divisiones y rupturas por el egoísmo de algunos
gobernantes.
Somos la Unión Cívica Radical, la que pudo construir liderazgos a través de sus
elecciones internas a lo largo de su historia, si los radicales no hubiéramos utilizado las
elecciones internas como mecanismo de resolución de nuestras diferencias nunca
hubiera sido posible el surgimiento de liderazgos como el del Dr. Raúl Alfonsín como así
tampoco podríamos haber consolidado la democracia en nuestro país sin partidos con
convicción democrática. Hoy, Córdoba nos duele pero que sepa el Radicalismo Cordobés
no está solo, en la lucha por la recuperación de nuestra indentidad partidaria.
Hoy flagela a la Argentina le decadencia de nuestra economía, en donde la simple
voluntad de un gobierno no alcanza para resolverlo, también el desprestigio de nuestra
justicia es un grave impedimento para el desarrollo de nuestro país.
La corrupción debe ser juzgada para llegar a la verdad y también debemos cuidar
nuestro futuro exigiendo la investigación de la utilización del estado para el espionaje o
la persecución de nuestros compatriotas, no importa si son periodistas, políticos o
empresarios. Importa solo la libertad y las garantías que nos otorga nuestra Constitución
Nacional.
El fomento de las divisiones pudo servir para ganar una elección, pero no ha sido
útil para gobernar. Llamamos la atención de quienes tienen poder de decisión en la
actualidad, de no insistir por ese camino. La división de los argentinos no puede ser la
estrategia para superar definitivamente al populismo.
No vamos a claudicar en el camino de la “cultura del acuerdo” y de la unidad.
La educación y la salud pública deben ser pilares fundamentales para conseguir
un país más justo. Nunca el abandono de ellas augurara un futuro promisorio.
La hora requiere de un Radicalismo unido y en acción a través de sus
instituciones.
No nos mueve la especulación ni los interese particulares, siempre será nuestro
camino el de la lucha por el bien común.
La Unión Cívica Radical de la Ciudad de Buenos Aires ha tomado posturas,
producto de su debate interno, en todos los temas que importan a la agenda pública y
así lo han demostrado nuestros representantes en todos los ámbitos legislativos. El
apoyo a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la presentación de un proyecto
alternativo de reforma previsional, la propuesta para que el aumento de tarifas no sea
una horca para los ciudadanos son algunos ejemplos.
Hoy volvemos a declarar nuestra intención de acompañar un cambio mejor en la
República, allí será donde nos encuentren quienes hoy quieran poner lo mejor de sí para
todos.
Debemos luchar contra la cultura del individualismo y solo podremos hacerlo
convenciendo a quienes con total legitimidad creen que ese el camino, ofreciéndoles
nuevamente el paradigma de la ética de la solidaridad.
Es nuestra obligación hacer un Cambiemos mejor, para tener un mejor gobierno.

Buenos Aires, 18 de marzo de 2019

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