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ACCESO AL EMPLEO PÚBLICO Y SUS PRINCIPIOS

El acceso al empleo público se configura como un derecho de los ciudadanos en general y lo


importante es que la ley establece, para todo el empleo público, que dicho acceso debe
hacerse de acuerdo o conforme con los principios de igualdad, mérito y capacidad que es la
exigencia para el acceso a cargos y funciones públicas. Este concepto de cargos y funciones
públicas es más restringido que el de empleos públicos en cuanto éstos incluyen los puestos
del personal laboral. Pero también hay que tener en cuenta que el concepto de funcionarios
de carrera que contempla el artículo 9.1 del Estatuto Básico del Empleado Público comprende
a personas cuya relación jurídica se regula por el Derecho administrativo, sin que se precise
que sus funciones hayan de coincidir con las señaladas en su punto 2, que implican el
ejercicio de autoridad y la defensa de los intereses generales de las Administraciones
públicas. Por tanto, la generalización a todo el empleo público significa la extensión del
sistema de acceso, en principio, reservado a las funciones públicas y, en consecuencia, a
cargos y funcionarios públicos, también al personal con una relación estatutaria de derecho
laboral y a personas que no ejerzan funciones públicas propiamente dichas.

Como el Estatuto Básico del Empleado Público, en su Exposición de motivos, nos dice que
no ha sido posible la extensión del sistema laboral a todo el empleo público y lo hace casi
como una queja y alaba el sistema pero acaba realizando lo contrario; es decir, extendiendo
el sistema público al régimen laboral, hay que comentar esta situación.

Al efecto, desde mi punto de vista, creo que son posibles varios comentarios. El primero de
ellos es que de la Constitución, en principio, sólo cabe referir el sistema de acceso en
condiciones de igualdad a funciones y cargos públicos y que respecto de los funcionarios
públicos el sistema alcanza, además, los principios de mérito y capacidad. El acceso de los
cargos públicos se regula en otras leyes, en la Administración General del Estado por la Ley
6/1997 de Organización y Funcionamiento de la Administración del Estado y en cada
Administración de las Comunidades Autónomas por sus leyes de Gobierno o Estatutos en su
caso. Ello hace pensar que el Estatuto que tantas otras situaciones se ha mostrado
especialmente respetuoso con la autonomía de las diferentes Administraciones públicas, en
este caso, no les permite que, en interpretación directa de la Constitución, establezcan
diferentes sistemas de acceso a su organización para el personal laboral que para los
funcionarios. Es decir, de esta decisión, si bien se ha considerado que existe un estatuto para
los trabajadores y otro para los funcionarios según la resulta que el acceso al empleo público
es considerado como un elemento organizativo de las Administraciones públicas y, por tanto,
de carácter previo a la relación estatutaria propiamente dicha. El legislador estatal considera
básico y común para todas las Administraciones públicas que el acceso a todo empleo sea de
acuerdo con el sistema de igualdad, mérito y capacidad. No me muestro disconforme con la
decisión, pues efectivamente creo que garantiza mejor el derecho de todos los ciudadanos al
acceso al empleo público y que éste tenga su regulación específica que determine, incluso
para los que su relación sea de derecho laboral, situaciones más beneficiosas que la de los
laborales de una empresa privada o “privilegios”, como se han dado en llamar a determinadas
garantías establecidas para los funcionarios públicos, que en realidad lo son a favor de los
ciudadanos y del derecho, o del equilibrio del poder ejecutivo en sus dos partes Gobierno.
ACCESO A LA SALUD

El derecho a la salud y su forma operativa desde la perspectiva de la respuesta social


organizada en salud -esto es el derecho a la protección de la salud- son el sustento
principal para el impulso global de la cobertura universal en salud. De forma práctica,
esta cobertura universal implica la conexión entre la demanda y la oferta de servicios
(promoción, prevención y atención). La posibilidad que tiene cada individuo de hacer uso
de los servicios cuando lo requiere es la expresión de la cobertura universal; es entonces
cuando se habla de acceso efectivo. El objetivo de este documento es explorar la
conceptualización del acceso efectivo a servicios de salud y proponer una definición que
permita la operacionalización del mismo. Esta definición considera elementos centrales
de la oferta y la demanda de servicios, incluye la disponibilidad de recursos y la
prestación adecuada (calidad), así como las barreras para la utilización.

En una óptica amplia, se ha reconocido la importancia de la salud tanto por su valor


intrínseco como por el rol que juega en el desarrollo humano y social. Las sociedades
que son capaces de asegurar la salud de sus poblaciones tienen mejores niveles de
desarrollo humano, tanto de forma individual como colectiva.

El derecho a la salud, en el contexto de los derechos económicos, sociales y culturales


fue reconocido de forma global en el tratado adoptado por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en 1966 y puesto en vigor en 1976; a la fecha firmado y ratificado por
160 países. Éste reconoce que toda persona debe disfrutar “del más alto nivel posible
de salud física y mental”, lo que debe garantizarse a través del acceso a los factores
determinantes de la salud y mediante un sistema de atención a la salud que sea accesible
para toda la población. Derivado del derecho a la salud, se ha formalizado el derecho a
la protección de la salud, esto es, la responsabilidad para establecer un mecanismo que
asegure los elementos de promoción de la salud, prevención de enfermedades y atención
sanitaria.1

El acceso a los servicios de salud, entendidos de forma amplia desde la promoción y


prevención hasta los aspectos curativos, resulta ser entonces la expresión final de los
esquemas implementados para garantizar el financiamiento y la provisión de servicios
en un contexto determinado así como de los elementos que determinan los resultados
del acceso en términos de salud de la población.

En el contexto global, la Asamblea Mundial de la Salud ha exhortado a los países a que


promuevan la disponibilidad y el acceso universal a los bienes y servicios esenciales para
la salud y el bienestar, con especial énfasis en la equidad. 2 De manera consistente, el
Instituto de Medicina de los Estados Unidos de Norte América (IOM, por sus siglas en
inglés) cita los tres elementos principales para las instituciones prestadoras de servicios
de salud, particularmente en el ámbito del sector público: el acceso, la calidad y los
costos.3 En este sentido, resulta relevante definir el concepto de acceso, en relación con
los servicios de salud y mediante la consideración de estos tres elementos.

El acceso a los servicios de atención a la salud ha sido un tema analizado al menos desde
la segunda mitad del siglo XX. Aday y Anderson, al proponer un marco para el análisis
del acceso, planteaban ya la relevancia de visualizar el acceso a partir de si los individuos
con una necesidad de salud llegaban al sistema, considerando las diferencias en la
definición de necesidad entre los demandantes de atención y los proveedores.
ACCESO A LA ESCOLARIDAD

Guatemala ha tenido históricamente un nivel muy desfavorable en el campo de la educación.


El nivel de escolaridad en Guatemala es sumamente bajo, el Instituto Nacional de Estadística
(INE) estima que el promedio es de solo 2.3 años. Incluso menor en los departamentos
mayoritariamente indígenas (1.3 años).

Las oportunidades de acceso y permanencia en el sistema educativo no se hayan al alcance


de la mayoría de la población guatemalteca. Desigualdades económicas y sociales y otros
factores políticos, lingüísticos y geográficos influyen en el acceso de niños a la educación.
Esta deficiencia es muy preocupante si se toma en cuenta que la educación no es solo un
factor de crecimiento económico, sino también un ingrediente fundamental para el desarrollo
social, incluída la formación de buenos ciudadanos.

La población guatemalteca ascendía a 10.8 millones de habitantes en 1996. Como muchos


países en vías de desarrollo, la población de Guatemala es una población joven. La población
de menos de 14 años asciende al 44.1% del total y los de menos de 25 años representan el
64.7% de la población (INE, 1998). Los niños y jóvenes de hoy pertenecen a una generación
de guatemaltecos que han nacido y crecido en momentos de grandes cambios. Esto junto con
la presente transición democrática por la que atraviesa el país y su integración en el mercado
internacional, hacen de la educación una necesidad básica para el desarrollo y adaptación de
los guatemaltecos a esta nueva etapa de desarrollo, democracia y paz.

Los Acuerdos de paz y el Plan Nacional de Desarrollo 1996-2000 plantean la necesidad de


reducir el déficit de cobertura, especialmente en los niveles de preprimaria y primaria, con
énfasis en el área rural y en la educación de las niñas, así como elevar el nivel de
alfabetización y mejorar la calidad educativa. Por otro lado, se requiere un esfuerzo mas
amplio de reforma para que la educación responda a la diversidad cultural y lingüística de
Guatemala, reconociendo y fortaleciendo la identidad cultural indígena, los valores y
sistemas educativos mayas y de los otros pueblos indígenas.

2. LA EDUCACION PRIMARIA ( 7-12 años)


La Constitución Política de la República establece la obligatoriedad de la educación primaria
dirigida a los niños de 7 a 12 años de edad. Las tasas de cobertura y de incorporación son las
más altas del sistema escolar. En Guatemala la tasa media de escolaridad en educación
primaria es del 84%. Algunos de los departamentos exceden ese valor, por ejemplo: Santa
Rosa (99.6%) y Quetzaltenango (95.6%). Mientras que en el extremo inferior se encuentra
Baja Verapáz (73.2%) Huehuetenango (69.1%), Alta Verapáz (65.7%) y el Quiché (59.3%).
Con la excepción de Quetzaltenango, se observa que la menor cobertura se registra en áreas
indígenas.

La tasa de deserción promedio es del 8.2% con el departamento de Guatemala la mas baja
(4.%) y Alta Verapáz la más alta (17.7%). Hay una mayor tasa de incorporación en la
educación primaria de hombres (61.1%) que de mujeres (58.2%). Sin embargo el porcentaje
de repitencia es mayor en los hombres que en las mujeres. La baja calidad de la educación
de este nivel tiene múltiples consecuencias. Los indicadores de promoción, repitencia y
deserción revelan complejos problemas. En general lo que se enseña no guarda relación.
PARTICIPACION POLITICA DE GÉNERO

En Guatemala, existen aproximadamente 7.3 millones de mujeres y representan el 48%[1]


del padrón electoral. El proceso de institucionalización de una democracia moderna, ha
traído consigo, la búsqueda por la incorporación de las diferentes ciudadanías: civil, política,
social y cultural[2].
Se ha observado una ampliación de espacios en el tema de ciudadanía política, es decir,
derecho a votar, intentar ser electos y ejercer libertades de asociación, expresión,
movimiento y otros[3]. Sin embargo, el panorama no ha sido equitativo para la participación
de las mujeres en el ámbito político, siendo condicionado, por un lento proceso de
incorporación en los espacios de toma de decisión, restringido por una inmensa brecha en
términos cuantitativos en espacios parlamentarios o curules, destinados a la participación
femenina para optar a cargos de representación popular.

De esta forma, se observa una fluctuación en la representación de las diputaciones a nivel


nacional por parte de las mujeres, con un porcentaje del 12.03% de los 158 escaños
disponibles para el periodo 2008-2011[4], decreciendo en el ámbito local. En el pasado
proceso electoral (2007), solamente 6 mujeres fueron electas a cargos por elección en el
espacio municipal de las 332 municipalidades (1.8%)[5].

No obstante, en cuanto al proceso de nominación y postulación de cargos públicos en


órganos de control del Estado, en la actual administración, han sobresalido y se han
posicionado varias mujeres en puestos claves, como la presidenta del Tribunal Supremo
Electoral, Licda. María Eugenia Villagrán, la Contralora General de la Nación, Licda. Nora
Segura, la Fiscal General, Licda. Claudia Paz y Paz, la Directora del Instituto de la Defensa
Pública Penal, Licda. Blanca Stalling, como también en varias Secretarías del Organismo
Ejecutivo.
Por otro lado, como protagonistas claras en la antesala de la convocatoria a elecciones, se
han venido perfilando varias mujeres, ejemplo de ello son: Sandra Torres, Zury Ríos, Adela
de Torrebiarte, Roxana Baldetti e incluso se rumora la posible participación de Patricia de
Arzú y en menor grado, pero no descartable, a Carolina de Rivera, esposa de Amílcar
Rivera, actual Alcalde Mixco.
De esta forma, a manera de reflexión, debemos cuestionarnos ¿cuáles han sido los
detonantes de la participación política de la mujer en el actual proceso electoral?
En primer lugar, se debe partir de un posicionamiento de análisis sobre la inserción de la
mujer en la palestra pública durante los últimos años, principalmente ante el paulatino
incremento reportado por el tercer informe de Objetivos de Desarrollo del Milenio -ODM’s-,
tomando en cuenta que a partir de la Firma de la Paz, las organizaciones de mujeres se
han abierto espacios para poder acercarse a la esfera política y poder influenciar el rumbo
de la política nacional, y han generado un acercamiento mujer-poder público, lo cual no
siempre se ha equiparado a la situación política de las mujeres indígenas (Mayas, Xincas y
Garífunas).
PROBLEMAS DE EXCLUSION Y DISCRIMINACION ETNICA

El racismo es la valoración generalizada y definitiva de unas diferencias, biológicas o


culturales, reales o imaginarias, en provecho de uno o varios grupos y en detrimento de otros,
con el fin de justificar una agresión y un sistema de dominación”. Puede expresarse como
prácticas, imaginarios o ideologías, y expandirse a todo el campo social. Puede proceder de
una clase social o de un grupo étnico. También puede provenir de las instituciones o del
Estado, en cuyo caso se habla de «racismo de Estado».

La Discriminación por su parte, es la materialización del racismo, traducida en hechos,


acciones y actitudes de preferencia y distinción que excluyen y restringen el ejercicio pleno
de uno o varios derechos debidamente establecidos, por motivo de género, etario,
discapacidad, religión, por tener una ascendencia o por pertenecer a un pueblo indígena, entre
otros. Tales hechos y acciones, anula y/o menoscaba el reconocimiento, goce o ejercicio de
los derechos humanos y libertades fundamentales. Niega la igualdad de oportunidades,
favorece a unos y perjudica a otros.

La construcción del Estado guatemalteco, desde una visión historicista ha pasado por dos
momentos bien definidos, a saber: 1) el Estado colonial y; 2) en su vida independiente, el
Estado republicano, versión no concluida por cierto. Como Estado colonial, respondió a la
condición de dominio que le imprimió la metrópoli, desde el punto de vista de la explotación
y del manejo de la dominación política y social, con los privilegios que una situación de esa
naturaleza acarrea; lo que no podía ser de otra forma, pues la corona y el grupo dominante,
aprovecharon para su beneficio el derecho de conquista: explotar económicamente, excluir
socialmente y sojuzgar políticamente. Se sientan así, las bases de la exclusión y de la
discriminación racial en Guatemala.

El racismo y la discriminación racial constituyen una ofensa a la dignidad humana y


menoscaban el reconocimiento, goce y ejercicios de los derechos fundamentales[3] de la
persona. Se interrelaciona estrechamente con la estructura del Estado, sus instituciones y
prácticas. Sigue siendo una ideología que sustenta y promueve el sistema de dominación
hacia los pueblos indígenas y sigue siendo el motor reproductor principal de la desigualdad,
exclusión y discriminación hacia los pueblos. Por ello, el Comité para la Eliminación del
Racismo y la Discriminación Racial, recomendó en referencia a la discriminación estructural,
que la condición de pobreza y exclusión social afectan de manera intensa a los Pueblos
Indígenas y recomienda la adopción de medidas especiales o de acciones afirmativas para
romper el vínculo entre pobreza y racismo.

La desigualdad es el efecto del racismo y la discriminación racial hacia los pueblos indígenas,
los cuales se reflejan en los altos índices de desnutrición crónica, analfabetismo, pobreza, y
la falta de acceso a los servicios de salud. Esta problemática se acentúa particularmente en
los departamentos con mayor porcentaje de población indígena: Sololá, Huehuetenango, El
Quiché, Alta y Baja Verapaz.
INTERRALACIONES CON LA EDUCACION

El enfoque comunicativo, como concepción metodológica básica en la clase de lengua


extranjera, presupone la constante inserción de los estudiantes en situaciones comunicativas
que les permitan ejercitar la formación de los hábitos lingüísticos a través del desarrollo de
los diferentes componentes que integran la competencia comunicativa.

Otra de las importantes interrelaciones que se desarrollan en el proceso de enseñanza-


aprendizaje de una lengua extranjera es la que se establece entre los propios estudiantes. En
este sentido un lugar privilegiado lo ocupan las tareas comunicativas que realizan los
estudiantes entre sí de manera cooperada, el intercambio comunicativo que se logra
establecer entre ellos durante la clase.

El maestro debe ser lo suficientemente hábil para poner a sus estudiantes en situaciones
comunicativas lo más cercanas a la vida real en las que se establezcan relaciones
interpersonales basadas en las buenas conductas y los principios y valores éticos que se
correspondan con los patrones de la sociedad en que viven.

La orientación de tareas dirigidas al intercambio bilateral o trilateral de información, ideas o


valoraciones acerca del tema objeto de estudio en la clase es muy provechosa. Esto permite
al maestro comparar los puntos de vista de los estudiantes y detectar las insuficiencias que
en el orden lingüístico y comunicativo se pueden presentar en los estudiantes y tomar, en
consecuencia, las medidas adecuadas.

Al propiciar la interrelación estudiante-estudiante se les da la posibilidad de autoevaluarse y


autocorregirse durante el propio acto comunicativo. Por otra parte, los que escuchan la
intervención de sus compañeros tienen la oportunidad de evaluar la actuación de éstos y
participar en la corrección de los errores detectados. Tanto la autoevaluación como la
coevaluación son formas fundamentales de todo sistema de evaluación por el papel formativo
que tiene en la educación de los estudiantes.

Por otra parte la interrelación estudiante-estudiante en el desarrollo de la clase de lengua


extranjera contribuye a disminuir el miedo escénico y el temor de cometer errores durante el
discurso, por cuanto interactúa con un interlocutor muy cercano a él, su actuación se da a un
mismo nivel desde el punto de vista cognitivo y afectivo. Al interactuar con otro u otros de
sus compañeros de clase el estudiante experimenta una mayor libertad de expresión y
actuación.

Este tipo de interrelación contribuye significativamente a involucrar a todos los estudiantes


por igual en las tareas comunicativas, lo que evidentemente eleva la dinámica de la clase y
garantiza un mayor protagonismo estudiantil, evitando el aislamiento de aquellos menos
aventajados.

Desde el punto de vista educativo la interrelación estudiante-estudiante durante el


establecimiento de diálogos, favorece la formación de hábitos de educación formal. En este
tipo de tarea comunicativa se les va llevando a modelar su comportamiento durante el
intercambio de información e ideas con otras personas. Igualmente contribuye a formar en
Ansiedad
La ansiedad (del latín anxietas, 'angustia, aflicción') es una respuesta de anticipación
involuntaria del organismo frente a estímulos que pueden ser externos o internos, tales como
pensamientos, ideas, imágenes, etc., que son percibidos por el individuo como amenazantes
y/o peligrosos,1 y se acompaña de un sentimiento desagradable o de síntomas somáticos de
tensión. Se trata de una señal de alerta que advierte sobre un peligro inminente y permite a la
persona que adopte las medidas necesarias para enfrentarse a una amenaza.2

La ansiedad adaptativa o no patológica es una sensación o un estado emocional normal ante


determinadas situaciones y constituye una respuesta habitual a diferentes situaciones
cotidianas estresantes. Por lo tanto, cierto grado de ansiedad es incluso deseable para el
manejo normal de las exigencias o demandas del medio ambiente. Únicamente cuando
sobrepasa cierta intensidad —desequilibrio de los sistemas de respuesta normal de
ansiedad— o se supera la capacidad adaptativa entre el individuo y el medio ambiente, es
cuando la ansiedad se convierte en patológica, provocando un malestar significativo, con
síntomas físicos, psicológicos y conductuales, la mayoría de las veces muy inespecíficos.23

Una amplia gama de enfermedades médicas puede producir síntomas de ansiedad. Para
aclarar si estos son la consecuencia fisiológica directa de una enfermedad médica, se evalúan
los datos de la historia clínica, la exploración física, las pruebas de laboratorio y los estudios
complementarios, necesarios en función de los síntomas del paciente.2 Presentar altos niveles
de neuroticismo aumenta el riesgo de desarrollar síntomas de ansiedad.4

La ansiedad es una emoción que surge cuando una persona se siente en peligro, sea real o
imaginaria la amenaza. Es una respuesta normal o adaptativa, que prepara al cuerpo para
reaccionar ante una situación de emergencia. Por lo tanto, tiene una función muy importante
relacionada con la supervivencia, junto con el miedo, la ira, la tristeza o la felicidad. Para
preservar su integridad física ante amenazas, el ser humano ha tenido que poner en marcha
respuestas eficaces y adaptativas durante millones de años: la reacción de lucha o huida.5

Ante una situación de alerta, el organismo pone a funcionar el sistema adrenérgico. Por
ejemplo, cuando el organismo considera necesario alimentarse, este sistema entra en
funcionamiento y libera señales de alerta a todo el sistema nervioso central. Cuando se
detecta una fuente de alimento para la cual se requiere actividad física, se disparan los
mecanismos que liberan adrenalina, y se fuerza a todo el organismo a aportar energías de
reserva para la consecución de una fuente energética muy superior a la que se está invirtiendo
para conseguirla y que normalizará los valores que han disparado esa "alerta amarilla". En
esos momentos el organismo, gracias a la adrenalina, pasa a un estado de "alerta roja".

El sistema dopaminérgico también se activa cuando el organismo considera que va a perder


un bien preciado. En esta situación, el organismo entra en alerta amarilla ante la posibilidad
de la existencia de una amenaza, que no es lo mismo que cuando la amenaza pasa a ser real,
pues en ese caso lo que se libera es adrenalina.
Desde este punto de vista, la ansiedad se considera una señal positiva, de salud, que ayuda
en la vida cotidiana, siempre que sea una reacción frente a determinadas situaciones que
tengan su cadena de sucesos de forma correlativa: alerta amarilla, alerta roja y consecución
del objetivo. Si la cadena se rompe en algún momento y esas situaciones se presentan con
ansiedad, entonces el organismo corre el riesgo de intoxicarse por dopaminas o por otras
catecolaminas. Esas situaciones ayudan al organismo a resolver peligros o problemas
puntuales de la vida cotidiana.

Ansiedad patológica
Artículo principal: Trastorno de ansiedad

En las sociedades avanzadas modernas, esta característica innata del ser humano se ha
desarrollado de forma patológica y conforma, en algunos casos, cuadros sintomáticos que
constituyen los denominados trastornos de ansiedad, que tiene consecuencias negativas y
muy desagradables para quienes lo padecen. Entre los trastornos de ansiedad se encuentran
las fobias, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de pánico, la agorafobia, el trastorno
por estrés postraumático, el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de ansiedad
social, etc. El miedo escénico es una forma de ansiedad social, que se manifiesta frente a
grupos y ante la inminencia de tener que expresarse en público o por efecto de imaginar dicha
acción. En el caso del trastorno de ansiedad generalizada, la ansiedad patológica se vive como
una sensación difusa de angustia o miedo y deseo de huir, sin que quien lo sufre pueda
identificar claramente el peligro o la causa de este sentimiento. Esta ansiedad patológica es
resultado de los problemas de diversos tipos a los que se enfrenta la persona en su vida
cotidiana, y sobre todo de sus ideas interiorizadas acerca de sus problemas.

No se conocen totalmente las causas de los trastornos de ansiedad, pero se sabe que la
interacción de múltiples determinantes favorece su aparición. Se conoce la implicación tanto
de factores biológicos como ambientales y psico-sociales. Además, es muy común la
comorbilidad con otros trastornos mentales, como los trastornos del estado de ánimo.2

Entre los factores biológicos, se han encontrado alteraciones en los sistemas neurobiológicos
gabaérgicos y serotoninérgicos; anomalías estructurales en el sistema límbico (córtex
paralímbico), que es una de las regiones más afectadas del cerebro; ciertas alteraciones
físicas; una mayor frecuencia de uso y/o retirada de medicinas, alcohol, drogas y/o sedantes
y otras sustancias; y cierta predisposición genética.2

Entre los factores ambientales, se ha encontrado la influencia de ciertos estresores


ambientales, una mayor hipersensibilidad y una respuesta aprendida. Los factores
psicosociales de riesgo son las situaciones de estrés, las experiencias que amenazan la vida,
el ambiente familiar y las preocupaciones excesivas por asuntos cotidianos. Determinadas
características de la personalidad pueden ser factores predisponentes.2
Diferencia entre ansiedad normal y patológica

La ansiedad normal es adaptativa y permite a la persona responder al estímulo de forma


adecuada. Se presenta ante estímulos reales o potenciales (no imaginarios o inexistentes). La
reacción es proporcional cualitativa y cuantitativamente, en tiempo, duración e intensidad.6

La ansiedad se considera patológica cuando el estímulo supera la capacidad de adaptación de


respuesta del organismo y aparece una respuesta no adaptativa, intensa y desproporcionada,
que interfiere con el funcionamiento cotidiano y disminuye el rendimiento. Se acompaña de
una sensación desagradable y desmotivadora, síntomas físicos y psicológicos, y persiste más
allá de los motivos que la han desencadenado.6 La ansiedad patológica presenta las siguientes
características: se manifiesta intensamente, se prolonga y mantiene en el tiempo más de lo
debido, aparece de forma espóntanea sin un estímulo desencadenante (de manera endógena),
surge ante estímulos que no debieran generar la respuesta de ansiedad y se presenta una
respuesta inadecuada respecto al estímulo que lo suscita.7

El límite entre la ansiedad normal y la ansiedad patológica no es fácil de definir y puede


variar entre los individuos en función de los rasgos de personalidad o, sobre todo, en función
de lo que se ha descrito como un "estilo cognitivo propenso a la ansiedad". Los criterios
diagnósticos del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, ediciones
cuarta y quinta (DSM-IV y DSM-5, respectivamente), señalan que la ansiedad debe
considerarse patológica cuando "La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos
provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad." Es útil distinguir entre la ansiedad "estado", que es episódica y
transitoria, y la ansiedad "rasgo", que es persistente y puede reflejar una personalidad
"propensa a la ansiedad".8

Si una persona reacciona en alguna ocasión con altos niveles de ansiedad ante una situación,
ante la que otras no experimentan tanta ansiedad, se puede considerar simplemente una
reacción de alta intensidad, o aguda en un nivel no demasiado alto, que es puntual y no
extrema. Esto no suele suponer ningún trastorno.9

El problema surge cuando esta forma de reacción aguda es excesivamente intensa, como en
los ataques de pánico o en las crisis de ansiedad (en los que la persona no puede controlar su
ansiedad y alcanza niveles extremos), o bien cuando dicha reacción aguda se establece como
un hábito, es decir, si una reacción de ansiedad de alta intensidad se convierte en crónica, o
se vuelve muy frecuente.9

Una reacción aguda de ansiedad no siempre es patológica, sino que puede ser muy adaptativa.
Por ejemplo, cuando la situación que la provoca requiere una fuerte reacción de alarma que
prepare para la acción (si se exige una gran concentración en una tarea para la que se
necesitan muchos recursos de la atención); o si requiere una gran activación a nivel
fisiológico (porque se necesita tensar más los músculos, bombear mayor cantidad de sangre,
más oxígeno, etc.). Dicha reacción de ansiedad ayuda a responder mejor ante esta situación.9

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