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Análisis - Capítulo IV

Enseñar la identidad terrenal.


Según Morin por invitación de la UNESCO dentro del proyecto “Educar para un
futuro viable” a fin de lograr una contribución a los cambios de pensamiento
indispensables para preparar el porvenir de la Educación que el destino planetario
debe convertirse en uno de los mayores objetos de a educación. Habrá que
enseñar que todos los seres humanos vivimos en una misma comunidad de
destino.

La Globalización, es un fenómeno que incide en el equilibrio de la vida, afectando


la relación del ser humano con su entorno, de los seres humanos entre sí a partir
de las diferencias culturales y sociales, y del ser humano con su conciencia,
mediante una progresiva exigencia de responsabilidad y reflexión sobre las
consecuencias de la actuación individual y colectiva. Nuestro entorno se
encuentra cada día más globalizado, ya sea por las distintas tecnologías con las
cuales contamos actualmente o por el mayor contacto entre los diversos países
que conforman nuestro mundo. Todo hace que cada vez el planeta tierra se vaya
formando como uno.

A pesar de esto, siguen los mismos problemas de hace 20 años, sean por
diferencias políticas, por intereses propios, económicos, etc. Cada día vemos
nuestro mundo más amenazado por los conflictos que nos aquejan. Es por eso
que en el mundo, en las diferentes sociedades, se debe ir implantando una cultura
en donde se aprenda a vivir como uno solo junto a las demás personas que
componen nuestra realidad, nuestro diario vivir.

La mundialización es una realidad unificadora y el mundo cada vez mas se vuelve


uno pero a la vez se divide. Esto último debido a la demanda por un futuro que
identifique a cada individuo en su nación-estado. Debido a esta subjetividad es
que nos encaminamos a una situación similar a la de medio oriente donde hay
religiones mescladas, fronteras arbitrarias entre estados, exasperaciones por
rivalidades ancestrales y negaciones entre individuos, religiones e ideologías.
ANÁLISIS - CAPÍTULO IV
ENSEÑAR LA IDENTIDAD TERRENAL.

Las ciencias contemporáneas nos enseñan que estaríamos a unos quince mil
millones de años después de una catástrofe inefable a partir de la cual se creó el
cosmos, tal vez a unos cinco millones de años después de que hubiera comenzado la
aventura de la hominización.

El mundo se vuelve cada vez más un todo. Morin señala aspectos de la


mundialización que nosotros llamamos globalización. El desarrollo está en un
punto insostenible. Es necesaria una noción más rica y compleja del desarrollo, que
sea no sólo material, sino también intelectual, afectivo y moral.

En lo sucesivo, el destino planetario del género humano será otra realidad


fundamental ignorada por la educación. El conocimiento de los desarrollos de la
era planetaria que van a incrementarse en el siglo XXI, y el reconocimiento de la
identidad terrenal que será cada vez más indispensable para cada uno y para todos,
debe convertirse en uno de los mayores objetos de la educación.

Enseñar la identidad terrenal, está íntimamente relacionado a la comprensión de


la condición humana, y las fuentes del amor humano para desarrollar una cultura
del ser. Permite tomar una nueva visión del desarrollo humano, como progreso del
hombre sobre la base de una ética de la comprensión planetaria que haga
"resistencia a la violencia", para de este modo lograr la completa comprensión de la
unidad y diversidad humana, apoyada en una cultura del diálogo, que permita ser y
convivir juntos en la tierra.

La identidad terrenal hay que construirla y la educación puede contribuir a ello,


como bien argumenta Morin, en función del desarrollo del sentido de pertenencia
acerca de la identidad terrenal y de comunión, que se quiere lograr.

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