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Introducción al estudio de la comunicación – John Fiske

Fiske inicia su texto haciendo la aclaración de que la comunicación es una actividad


humana que todos podemos reconocer (porque está presente en todo lo que
hacemos), pero que no sabemos definir con claridad o puntualidad. Es por esto que
no se le puede encajar en la categoría de “objeto de estudio”, pues siendo la
comunicación tan diversa y multifacética, debería pasar a ser considerada un área
de estudio multidisciplinaria.
El autor propone entonces cuatro supuestos con los cuales intenta dar claridad a la
confusión generada sobre la falta de acuerdo en cuanto a la definición y el estudio
de la comunicación
1. La comunicación es susceptible a ser estudiada: Aclarando que se necesita de
varios enfoques disciplinarios para hacerlo.
2. Toda comunicación involucra signos y códigos: Haciendo referencia a los signos
como actos que aluden a algo diferente a sí mismos (conceptos significativos) y a
los códigos como sistemas de organización de los signos (determinan sus
interrelaciones)
3. Los signos o códigos son transmitidos o puestos a disposición de otros: Hace
referencia al carácter social de la trasmisión de signos, códigos y la comunicación.
4. La comunicación es central a la vida de nuestra cultura: Hace referencia que
estudiar la comunicación conlleva a un estudio de la cultura a la que pertenece. Sin
comunicación la cultura muere.
Y estos supuestos son profundizados en el libro de Fiske a través de dos enfoques
principales para abordar el estudio de la comunicación: la escuela centrada en el
proceso y la semiótica.
El primer enfoque está centrado en la transmisión de mensajes. Considera la
comunicación como un proceso a través del cual una persona puede influir en el
comportamiento de otra y se preocupa porque la comunicación como proceso sea
efectiva y exacta. Posee elementos de estudio puntuales como la codificación y la
decodificación hecha por emisores y receptores, y cómo estos utilizan el canal y los
medios de comunicación para emitir sus mensajes.
Además este enfoque se vale de las ciencias sociales (sociología y psicología) y
habla en términos de “actos de comunicación”, esto con el fin de definir la interacción
por medio de mensajes como un proceso social (relación entre personas) capaz de
influir en el pensamiento o la emocionalidad.
El segundo enfoque al cual se refiere el autor considera a la comunicación una
“producción e intercambio de sentido”. Está centrado en los textos y la cultura y
cómo estos interactúan con las personas para producir un sentido, y postula que los
malentendidos en la comunicación pueden deberse a diferencias en el contexto
cultural entre el emisor y el receptor, teniendo en cuenta que dichos malentendidos
no son vistos como fallos en la comunicación.
La semiótica se vale de la lingüística y las artes y habla en términos de “obras de
comunicación” haciendo referencia a definir la interacción como algo social que
convierte al individuo en parte de la sociedad y la cultura.
La finalidad de Fiske es mostrar a lo largo de su libro como los dos enfoques o
escuelas convergen y se complementan, como divergen entre sí, y en qué temas
pueden refutarse la una a la otra, exhortando a los lectores y estudiantes a asumir
una postura crítica sobre porqué estudian la comunicación.

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