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1. Tener vocación
La vocación es, sin ninguna duda, una cualidad imprescindible para un cuidador
de ancianos. Las profesiones relacionadas con el trato a los demás, en especial, la
atención a personas dependientes, exigen gran dedicación física y psicológica.
Por ello, la vocación de servicio es tan importante para atender a una persona
mayor con todo el esmero que requiere y sin despersonalizar al anciano.
2. Tener empatía
La empatía es probablemente la principal característica de un buen cuidador de
ancianos. Es fundamental saber ponerse en el lugar de la persona mayor a la
que se atiende, tratando sus demandas con normalidad y respeto. En definitiva,
se trata de mostrar nuestro lado más humano poniendo el foco de atención en la
situación de vulnerabilidad del anciano. Hay que tratar de romper la distancia
para conseguir un trato cercano y familiar, mantenido siempre el respeto a la
individualidad y a la intimidad.
3. Ser servicial
Atender a una persona mayor implica que hay que estar disponibles en todo
momento dispuestos a servir de manera rápida a sus peticiones. Éstas pueden
ser cuidados físicos, como asearlos o darles de comer, o simplemente escucharles
y tratar de solucionar cualquier problema que plantee el anciano. Ser servicial
significa ser diligente y generoso con una actitud positiva.
4. Ser paciente
Muchas personas mayores se pueden mostrar exigentes, olvidar cosas, tener
dificultades para moverse. En ocasiones, se sienten demasiado controlados. Un
buen cuidador de ancianos necesita un alto grado de paciencia y ser consciente
de que es algo natural. En ciertos momentos, pueden producirse situaciones
tensas o de mucha presión. Hay que ser paciente para sobrellevarlas
con tolerancia y comprensión para resolver con eficacia los conflictos que
puedan surgir.
6. Capacidad de comunicación
Atender a una persona mayor con la calidad que merece implica poseer habilidad
para hablar y escuchar activamente. Esto es importante para que el anciano se
sienta apreciado y para ayudarle a trabajar la memoria, a prevenir la
depresión y hacerle sentirse partícipe de sus cuidados. Un buen cuidado de
ancianos debe interaccionar para generar confianza y seguridad, así como para
establecer un vínculo con la persona mayor.
8. Ser observador
Saber detectar cambios en el anciano, ya sean físicos o en su estado de ánimo, es
muy importante, puesto que en esta etapa de la vida pequeñas alteraciones
pueden darnos mucha información sobre su salud física y mental. Además,
un cuidador de ancianos debe ser capaz de entender cuándo la persona necesita
disponer de su espacio, de su intimidad, para que no se sienta invadida.
Hay que tener presente que el papel del cuidador es ayudar sin limitar el espacio
personal del anciano. De la misma manera, hay que poder percibir en qué
momentos el anciano desea compañía y cuándo prefiere estar solo. El
acompañamiento de una persona mayor requiere vigilancia respetando la
privacidad.
Ser capaz de prestarse atención a uno mismo y saber pedir ayuda es necesario
para cumplir con la función de cuidador. En caso contrario, se puede producir
el síndrome del cuidador quemado a causa del estrés prolongado y el cansancio
físico.
https://www.joyners.es/blog/caracteristicas-cuidador-ancianos/
https://www.clarin.com/entremujeres/hogar-y-familia/tercera-edad/opcion-
geriatrico_0_ryIdFhtDml.html