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El Señor sabe quiénes exhiben solamente una cultura evangélica y quiénes tienen “el alma o el espíritu evangélico”.

El problema está en que la cultura evangélica se adquiere con relativa facilidad:

Aprendes a hablar como evangélico, diciendo cosas como “yo todo se lo presento al Señor”; “buenos días varón de
Dios”…

No dejes de decir amén a todo lo que alguien diga que tenga que ver con Dios.

Cambias tu forma de vestir los domingos y los miércoles cuando vienes a la iglesia. Cualquier otro día “está bien si
luces como pagano”. Viernes en la noche y sábado en la noche tienes licencia para vestir sensual. Y nadie se dará
cuenta porque ya todo el mundo sabe que en esos días se puede vestir inapropiadamente.

Aceptas a Jesucristo en tu corazón; sin arrepentirte ni pedir perdón por tus pecados. Antes había que arrepentirse;
ahora sólo se invita a Cristo a entrar al corazón.

Dejas a un lado los pecados extremos como emborracharte, las drogas y el tener amantes. Pero puedes seguir
disfrutando de sensualidad, violencia y oyendo lenguaje vulgar en las películas porque ya todas son así, y Dios
entiende que “no podemos vivir sin ver películas”.

¡Claro! Y te bautizas como adulto.

“Bingo”, ya estás dentro del Reino de los cielos. Así piensan muchos.

Mucha gente va a llegar al tribunal de Cristo, 100% convencida de su salvación, hasta el punto que al ver a Cristo se
dirigirán a Él llamándole “Señor”.

Sin embargo, se van a asombrar cuando Cristo le diga “aquí no hay espacio para ti”. Me sorprende como el texto
dice que muchos le dirán “Señor, Señor”. No algunos, sino muchos.

Estas personas estarán tan convencidas que incluso dirán “pero Señor, en tu nombre predicamos, en tu nombre
echamos fuera demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros”, trayendo como evidencia esas obras. Y el
Señor, les dirá, nunca te reconocí como mi oveja (Mateo 7:21-23 ).

¿Por qué? Cristo da la respuesta:

Mientras venías a la iglesia y oías mi mensaje,

Mientras ibas a grupos de parejas y oías lo que debías hacer como esposo,

Mientras ibas a grupos de jóvenes y oías lo que debías de hacer,

Permaneciste en la frivolidad de la vida. Pensabas que decir amén a las doctrinas correctas y escuchar los sermones
correctos y cantar las canciones correctas, desobedeciendo mi palabra todo el tiempo, era lo que te iba a proveer
salvación.

Hoy en día nadie quiere pagar el precio de ser cristiano y prefieren culturizar la fe cristiana.

Nadie quiere un estándar de vida más exigente porque “no hay necesidad de eso”.
Nadie quiere perder popularidad; hacemos cualquier cosa para mantenerla.

Nadie quiere ser llamado fanático.

Nadie quiere ser considerado estrecho de mente.

Nadie quiere sentirse solo.

En la época de Atanasio, en los años 300’s, estaba en discusión la divinidad de Jesús. Atanasio estaba siendo
presionado para que desistiera de defender la divinidad de Cristo.

Algunos le dijeron “Atanasio ríndete… el mundo está contra ti”; a lo cual Atanasio respondió, “pues entonces
tendrá que ser Atanasio contra el mundo”. Que el Señor quiera levantar más “Atanasios” hoy en día.

Hermanos no podemos olvidar que la razón por la que el mundo tiene mucho mayor aceptación de la iglesia
evangélica hoy no es porque el mundo se ha ido santificando, sino porque la iglesia se ha ido mundanalizando.

La iglesia del siglo XX-XXI no quiere sentirse rechazada por el mundo y por eso se adapta a ese mundo. Pero
recordemos las palabras de Cristo en Juan 15:18-20 :

“18 Si el mundo os odia, sabéis que me ha odiado a mí antes que a vosotros. 19 Si fuerais del mundo, el mundo
amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que yo os escogí de entre el mundo, por eso el mundo os odia.
20 Acordaos de la palabra que yo os dije: “Un siervo no es mayor que su señor.” Si me persiguieron a mí, también
os perseguirán a vosotros; si guardaron mi palabra, también guardarán la vuestra”.

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