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CODIGO: CRA1051
DNI:: 33.721.842
A.-PARTE PRÁCTICA
¿Qué se entiende por alfabetización digital? ¿Por qué surge este nuevo concepto de
alfabetización?
¿Qué tipo de alfabetización digital deben recibir las nuevas generaciones teniendo en
cuenta que quizás de aquí a 10 años las tecnologías serán totalmente distintas de las
actuales?
Como ya apunto en el título de uno de mis libros, la alfabetización digital es algo más
que ratones y teclas. No podemos reducir la preparación básica para vivir en la Sociedad de la
Información (alfabetización digital) a proporcionar las destrezas necesarias para el manejo de los
actuales equipos, de las actuales tecnologías. Lo que podríamos denominar alfabetización
instrumental no es más que una pequeña parte del todo, que puede variar según los equipos y
programas disponibles en cada momento concreto. Con una alfabetización crítico-reflexiva se
trasciende lo puramente tecnológico e instrumental para abordar la importancia de la información
y la comunicación en sociedad digital. Estos conocimientos básicos sobre la trascendencia social,
económica y cultural de los desarrollos tecnológicos serán válidos en 10 y 20 años, eso sí,
debidamente actualizados.
Como ya he apuntado, la alfabetización digital no debe reducirse a una serie de destrezas básicas
de manejo de equipos y programas. Para mí, los objetivos de la alfabetización digital podrían
resumirse en:
1. Proporcionar el conocimiento de los lenguajes que conforman los documentos
multimedia interactivos y el modo en que se integran.
2. Proporcionar el conocimiento y uso de los dispositivos y técnicas más frecuentes de
procesamiento de la información.
3. Proporcionar el conocimiento y propiciar la valoración de las implicaciones sociales y
culturales de las nuevas tecnologías multimedia.
¿Cuáles son los colectivos con los que urge más trabajar para que no queden excluidos?
¿Cómo se puede abordar la alfabetización digital de estos distintos colectivos?
Desigualdad y Brecha.
Teniendo en cuenta que el concepto de alfabetización digital está
incluido en el ámbito de alfabetización general, entendiéndose por
ésta como el conjunto de conocimientos y habilidades para el
desarrollo pleno de los individuos en los medios: social, de
formación y laboral en pos de una sociedad equitativa y plural en un
mundo cada vez más globalizado. Deberemos hacer una breve
referencia a lo que actualmente se denomina Brecha digital (S.
Moores, 1996) y la relación existente entre ésta y el acceso a las
nuevas tecnologías.
Frente a un escenario mundial de concentración de la información y
exclusión, es vital el papel que juegan las nuevas tecnologías; y las
oportunidades que ellas generan y así, ser utilizadas para reducir la
brecha no sólo entre quienes tienen acceso y quienes no lo tienen,
sino entre aquellos que interactúan con los medios y los recursos,
modificándolos e interviniendo activamente con ellos.
Los avances en las Nuevas Tecnologías son uno de los pilares que
permiten fortalecer el cumplimiento del derecho a la educación, a
través de entornos de aprendizajes formales, no formales e
informales, pudiendo ser éstos sincrónicos o asincrónicos,
sostenidos en una estructura de red, como la de Internet. Debemos
destacar que la escuela, que constituye la institución donde los
educandos deben estar, no sólo para acceder a información y
conocimientos sino para garantizar los procesos de socialización,
inclusión y formación de ciudadanía, es el espacio ideal para
comenzar los procesos de alfabetización en todas sus dimensiones y
en la actualidad la alfabetización digital, permitiendo así generar
una disminución de la brecha digital evidente y casi tangible.
Organismos como el Instituto Internacional de Planeamiento de la
Educación (4) en muchos de sus trabajos señalan, que la mayoría de
los estudios orientados a esclarecer la relación entre educación y
equidad social coinciden en centrar la atención en la educación
como una condición indispensable para el logro de una sociedad
más equitativa.
Los argumentos que permiten pensar a la educación como una
instancia previa a la equidad, como su condición de posibilidad, son
muy diversos, pero podemos mencionar dos de los más decisivos.
Por un lado se sabe que quienes no tienen acceso a la educación
carecen de las competencias necesarias que los habilitan para una
inserción laboral exitosa; y como consecuencia de ello, estos sujetos
excluidos del sistema educativo son además marginados respecto
del principal mecanismo social de distribución de la riqueza, el
mercado de trabajo, consolidando así uno de los modos de
reproducción de las desigualdades en nuestras sociedades. A esta
situación se suma aquella que sostiene que quienes no acceden a
una educación de calidad tienen limitadas las posibilidades de un
pleno ejercicio de sus derechos y de participación en la sociedad, lo
cual se traduce en un debilitamiento de su condición de ciudadanos.
Ambas perspectivas coinciden en que no es posible promover
estrategias de desarrollo e integración social fundadas sobre una
distribución inequitativa del conocimiento.
La integración de las Nuevas tecnologías en el sistema educativo
forma parte de las agendas de política educativa de la mayoría de los
países del mundo. En todos los casos se reconoce la necesidad de
mejorar la calidad educativa adaptándola a las necesidades de la
Sociedad de la Información, las nuevas demandas de la economía
global y los nuevos requerimientos del mercado laboral. Se
establece así una estrecha relación discursiva entre la integración de
las TIC y la calidad de la enseñanza, relacionada directamente con la
alfabetización informática por un lado y en un sentido más amplio,
el de la alfabetización digital, como competencia, por el otro.
Burbules y Callister (1997), describen el “sueño tecnocrático”, una
crítica a las expectativas de muchos humanos sobre la tecnología,
describiendo tres representaciones diferentes, a saber:
1- La tecnología como panacea: donde se asigna a la tecnología la
posibilidad de solucionar los inconvenientes y problemas
educativos, se le atribuye a la tecnología el poder por si misma de
mejorar la calidad de varios aspectos del sistema educativo, pero sin
reflexionar realmente que alcances tiene la
La Brecha Generacional.
Las desigualdades de diverso tipo, como lo son las desigualdades
sociales, económicas, culturales de los individuos son consideradas
“brechas”, a modo de quiebres o fisuras entre dos aspectos. Es en
este contexto que se suma una nueva brecha en la actualidad entre
diferentes tipos de actores: la “brecha digital”.
Según la Asociación Latinoamericana de Integración (5) la brecha
digital hace referencia a la línea que divide al grupo de población
que puede acceder a los beneficios de las TIC y al grupo que no tiene
posibilidad de hacerlo.
Esta desigualdad es analizada desde distintas ópticas,
multidimensiones, pudiendo considerar la brecha digital
generacional, en la cual se analizan las diferencias de acceso y
alfabetización digital entre los individuos adultos y los más jóvenes
y niños.
Bajo el supuesto de que todos los individuos tienen las mismas
posibilidades de acceso a las nuevas tecnologías, acá reconoceremos
las diferencias conceptuales entre los individuos que han nacido
paralelamente y se han desarrollado en la era de las nuevas
tecnologías, a los cuales denominados “nativos digitales” (M.
Prensky, 2001). En cambio, a todos los individuos adultos que
nacieron antes que estas tecnologías, que en muchos casos sólo han
recibido la alfabetización básica y tradicional, han debido ser, por
distintos motivos, “realfabetizados” es decir han tenido que pasar
por la alfabetización digital para poder incluirse en un nuevo mundo
del trabajo y de relaciones sociales y de comunicación; a este grupo
de individuos los denominaremos “inmigrantes digitales”.
Cabe destacar los conceptos vertidos por Darío Villanueva (2010) en
relación a la preocupación que le genera la brecha generacional,
haciendo hincapié en la importancia de las personas y el futuro,
llevándolo a un plano más humano que tecnológico. Para el autor,
cuando se habla de la “digital divide”, del quiebre o división digital,
se hace alusión a la diferencia discriminativa e insalvable que se
puede plantear en cuanto al uso y disfrute de las nuevas tecnologías
por parte de los distintos países, sociedades o grupo sociales.
En este caso, se reconoce como un emigrado digital que no renuncia
a vivir en el nuevo contexto, resalta la capacidad de adaptación
propia y de muchos individuos, pero nos señala su interés y
preocupación ante la posible quiebra digital entre generaciones,
entendiéndola como la imposibilidad de hablar un mismo lenguaje,
o de compartir códigos comunes para el desarrollo del pensamiento,
o sea teme la pérdida de una lógica común, esencial para que se den
los procesos cognitivos entre las generaciones de individuos.
Desde los inicios de la llamada era digital, Nicolás Negroponte (6)
afirmó en "El Ser Digital" que la edad era un factor determinante
para el aprendizaje y la incorporación de las nuevas tecnologías en
todas las esferas del quehacer humano.
Según Negroponte lo único que importaba para que una persona
aprendiera a manejar un computador, era que fuera niño. No
importaba que nunca hubiera jugado en un computador o que
incluso tuviera energía eléctrica en su hogar.
Cómo entender esta afirmación, ¿qué diferencia existe entre un
adulto y un niño que permite un mejor aprendizaje de las nuevas
tecnologías? En realidad, los adultos tienen un bagaje mucho mayor
de información pero, la diferencia estriba en el nivel de las
motivaciones y en una característica propia de los niños: la
curiosidad, Cuando los niños preguntan ¿por qué? ante cualquier
cosa, responde casi a la misma lógica que tiene el hipertexto. La
mecánica de navegación a través de un documento hipertextual al ir
pasando por los distintos nodos con solo pulsar sobre palabras
destacadas o iconos, es más que nada un ejercicio de curiosidad, de
ensayo y error, de ver qué sucede cuando se pulsa algo.
La hipertextualidad, tal como lo plantea José Luis Orihuela es ir
recorriendo caminos para ir investigando un tema en "un sistema de
ideas interconectadas" a través de asociaciones temáticas, cuestión
en la cual la motivación y la curiosidad cumplen un rol fundamental.
Es por eso que pesa tanto la brecha generacional.
En muchos adultos las nuevas tecnologías generan temor o están
carentes de motivación y curiosidad, otro factor que influye es la
falta de familiaridad con el uso de las computadoras por ausencia o
escasa alfabetización digital.
En realidad, la primera brecha que debemos plantear, asociada a la
brecha digital generacional, es la brecha de acceso a las nuevas
tecnologías, una vez superada ésta, se plantea la brecha
generacional, que en algunos grupos poblacionales es relativa ya
que muchos adultos se capacitan en el uso de las nuevas tecnologías.
Existe una tendencia a que más adultos con niveles básicos de
escolaridad se incorporen a la sociedad de la información, dado que
los porcentajes son crecientes, aunque también es probable que
sean necesarios diversos estímulos a medida que se produzca la
alfabetización digital en los distintos grupos. Se calcula que son
necesarios casi tres años para lograr que una persona se acostumbre
y se apropie de las nuevas tecnologías, se deben pensar múltiples
variables pero, fundamentalmente, se necesita entender una
necesidad, decisión y voluntad de cambio.
La brecha generacional es un elemento primordial que debe ser
considerado a la hora de implementar cualquier iniciativa que
pretenda atacar o solucionar la brecha digital, tanto a nivel escolar
como en la sociedad en su conjunto.
Brecha Social y de Género.
Pero la brecha digital también se encuentra vinculada a las
desigualdades en los niveles sociales y de género. Buckingham
(2007) en este sentido nos señala la existencia de un riesgo
manifiesto de que el uso de tecnología en las escuelas profundice las
desigualdades actuales, refiriéndose a las relacionadas a la clase
social o al género. En forma reiterada, las investigaciones revelaron
que los niños de familias de clase trabajadora tienen menos
probabilidades de tener una computadora hogareña o que accedan a
esta clase de “capital cultural” (Levingstone y Bober, 2004; Roberts,
2003).
No debemos dejar de considerar, que estas desigualdades se vean
acentuadas por la desigual asignación de fondos a los distintos
establecimientos escolares y las zonas o regiones donde ellos se
encuentran establecidos.
En relación a la brecha digital y género Cecilia Castaño Collado
(2006) nos señala que la alfabetización es la clave de la inclusión
digital y de la sociedad de la información para todos, ya que se está
observando que en los países desarrollados la brecha digital se
reduce desde el punto de vista del acceso a las tecnologías pero no
ocurre así desde el punto de vista del uso.
Considera a la inclusión como el interés o habilidad por las
tecnologías y destaca que ocurre a partir de procesos de aprendizaje
social, que se dan por una compleja interacción entre la educación,
trabajo, diversión, consumo y ocio. No surge de manera natural o
por la simple difusión de las tecnologías.
Castaño Collado (2006, p.88) hace hincapié en el informe Sigris
(2004) referido a las estrategias de inclusión de género en la
sociedad de la información, nos llama la atención sobre algo
fundamental: “No hay que confundir la inclusión con la difusión. O lo
que es lo mismo: para desarrollar la sociedad de la información no
basta con poner ordenadores”, concepto que comparte con
Buckingham (2007). Creemos que es conveniente resaltar que estas
consideraciones sobre inclusión y difusión trascienden al género,
pueden realizarse reflexiones similares y extrapolarse a otros
intentos de inclusión, como lo son la social, la regional y la
económica.
La autora destaca, a partir de sus investigaciones, que la brecha
digital de género se plasma principalmente por dos tipos de
problemas, las condiciones laborales femeninas, por un lado, y
determinados problemas institucionales y culturales, por otro. Las
mujeres realizan sus actividades laborales en ámbitos menos
informatizados, como la educación, la salud, los servicios sociales; se
suma que los ingresos de las mujeres en general, son más bajos que
los de los hombres, y tienen menos tiempo, todo esto incide
directamente sobre el acceso y sobre el uso.
La brecha digital por género, es significativamente distinta en
sociedades en las que las leyes y los programas de los estados
promueven que las mujeres accedan a una amplia gama de
oportunidades, mientras que en países menos desarrollados, que las
mujeres no tengan oportunidades de acceso y educación en las
nuevas tecnologías, es un reflejo de las carencias estructurales que
colocan a un porcentaje de la población en situación de pobreza, en
muchos casos endémica.
Para Buckingham (2007), que reconoce que los medios digitales han
venido a ocupar un sitio central en la vida extraescolar de los
jóvenes, ya que ellos no se encuentran con la tecnología por primera
vez en la escuela, como ocurría hacia fines de 1980, nos señala que
los jóvenes interactúan de una manera diferente que la de los
adultos en relación a estos medios, desarrollando nuevas
habilidades y competencias.
Pero a pesar de ello no podemos caer en una postura ingenua en
relación al tema de la brecha digital, para el autor la “vieja” brecha
digital sigue siendo un factor de peso, las desigualdades permanecen
en el tiempo no solo referidas a las posibilidades de acceso a la
tecnología por parte de los jóvenes, también debemos considerar el
bagaje cultural que es necesario para su utilización.
De tal manera nos indica que existe cierta fantasía contemporánea,
un estereotipo denominado “generación digital” detrás del cual se
ocultan las dificultades y frustraciones en relación a este tema tanto
en jóvenes como en adultos, para él la brecha digital se está dando
cada vez más amplia entre la cultura de la escuela y la cultura
extraescolar, temiendo que la escuela se aleje cada vez más de los
intereses de los estudiantes, se encontraría en una propuesta lúdica
del aprendizaje una de las bases para solucionar esta brecha. Desde
ya debemos considerar que la alfabetización informacional y digital
sería otro de los soportes en relación a tratar de disminuir estás
desigualdades.
Estas dos bases mencionadas, son solo una parte del conflicto en la
brecha digital, no debemos olvidar la necesidad de que los Estados
piensen y lleven a cabo políticas sociales y económicas para bregar
en pos de una disminución de la misma.
En el caso de nuestro país, Inés Dussel (2005) en el texto
“Desigualdades sociales y desigualdades escolares en la Argentina de
hoy” analiza como el contexto político histórico y las sucesivas crisis
económicas en nuestro país han llevado a una amplia franja de la
población a tener un sentimiento de igualdad “en la desgracia” con
un amplio sentido fatalista y determinista.
Partiendo de esta “estructura de sentimientos” sostiene que pensar
en las desigualdades en el sistema educativo nos pone frente a dos
dimensiones: la afirmación de igualdad en nuestra sociedad y qué se
hace con la acción individual y colectiva. Estas dos dimensiones
deben pensarse simultáneamente para lograr los cambios
necesarios y duraderos sobre las dinámicas y comportamientos
institucionales y de los individuos.
La alfabetización digital se basa en dos líneas de acción, una
individual que depende expresamente de la necesidad de
superación de los individuos y el tener conciencia de esa necesidad.
La otra línea de acción tiene que ver con la conformación de la
Sociedad de la Información y las necesidades de las instituciones
para la inserción de cada nación en el mundo actual.
Sociedad de la Información y Brecha digital.
La Sociedad de la Información ofrece tal abundancia y posibilidades
de contenidos, basándose en el intercambio de los mismos entre los
individuos en todo el mundo; y casi siempre es vista como el
remedio a las muchas carencias que padece la humanidad.
Numerosos autores, especialmente los más conocidos promotores
de la Internet, suelen tener visiones optimistas acerca de las
capacidades igualitarias y liberadoras de la red, como es el caso de
Gates (1999) y Negroponte, (1995).
Sin embargo, las nuevas tecnologías y en particular Internet, igual
que cualquier otro instrumento para la propagación y el intercambio
de la información, no resuelve por sí sola los problemas del mundo.
De hecho, ha sido casi inevitable que reproduzca algunas de las
desigualdades más notables que existen. Mientras las naciones más
industrializadas extienden el acceso a la red y las TIC entre
porcentajes cada vez más altos de sus ciudadanos, Internet sigue
siendo ajena a casi la totalidad de las personas en los países más
pobres o incluso en zonas y/o segmentos de la población marginada,
aún en los países más desarrollados.
En el mundo digital se difuminan las fronteras convencionales, una
característica de la WEB es que no hay un centro y por lo tanto,
tampoco una periferia. Todos podemos ser el centro, aunque jamás
sepamos qué tan lejos se ubica la periferia. Las fronteras no se
encuentran en el mundo virtual, sino en el mundo real. La más
importante de estas fronteras, es la ya señalada desigualdad en el
acceso a los recursos informáticos, que no es sino la expresión de las
dificultades para extender la cultura y los medios para aprehenderla
entre las grandes mayorías en los países de menor desarrollo.
Los nuevos recursos tecnológicos constituyen una oportunidad
enorme para afianzar la presencia global de las naciones, al mismo
tiempo que se acrecientan la cultura y la creación universales; pero
para que esto realmente ocurra y se manifieste, son necesarias
políticas intencionales de largo alcance para permitir la conexión a
las redes informáticas, su utilización y tránsito por los canales de
información. Mientras tanto, nos encontramos ante dos conjuntos de
personas. El primer conjunto formado por aquellos que tienen los
medios necesarios para acceder a los nuevos recursos tecnológicos;
el segundo, mayoritario, formado por aquellos individuos que por
una u otra razón no tienen acceso a los mismos
recursos, la diferencia entre estos dos grupos de personas, es lo que
denominamos Brecha Digital.
Estar en el lado mayoritario, menos afortunado de la brecha,
significa que hay menos oportunidades para tomar parte en la nueva
economía, sustentada en la información, ya que muchos más
empleos se encuentran relacionados directa o indirectamente con
estas tecnologías. También significa que hay menos oportunidades
para participar de la educación, la capacitación, las compras, el
entretenimiento y las oportunidades de comunicación que están
disponibles en línea. En general, aquéllos que son pobres y viven en
áreas rurales están cerca de 20 veces más en riesgo de quedar
rezagados que los más prósperos residentes de las áreas urbanas
Alfabetización tecnológica.
Acceso social.
Uso social.
Por último, como dato importante , que seguro conocerán, junto con
el catálogo de volúmenes disponibles en la Biblioteca Nacional del
Maestro llega a cada institución ( o está disponible en su página web
) un ejemplar con “Material Multimedia especializado para el
Docente “ donde además del listado de recursos a disposición para
la consulta, se difunde la forma de cómo solicitar desde cualquier
punto del país la duplicación del material. Otro sitio de interés para
los docentes de todos los niveles lo constituye el portal www.educ.ar
que organizado desde el Ministerio de Educación de la Nación
aporta software y videos adaptados a las distintas franjas etáreas de
alumnos. Todo lo enunciado o recomendado más otros que cada
docente puede evaluar como aprovecharlo en el aula son una
pequeña contribución para la construcción de Centros de Recursos
Multimediales en cada establecimiento y al uso de nuevas
tecnologías como estrategia para profundizar aprendizajes más
significativos y adaptados a cómo perciben nuestros alumnos la
realidad a conocer.
Ahora las Aulas Virtuales
Se sostiene que el rol fundamental en los procesos educativos lo
ocupan las personas. Entonces, si las nuevas tecnologías :
facilitan el acceso a procesos de formación y enriquecimiento ;
rentabilizan el esfuerzo y tiempo de dedicación ;
posibilitan la inclusión de sujetos de diversos contextos (Ej.
:geográficos )
contribuyen a personalizar el proceso formativo...
• Básicos, no interactivos
• Analíticos
• Integrales