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Fernando II dependía de la Liga Católica, ya que había cesado a Albrecht von Wallenstein.
En la batalla de Breitenfeld, Gustavo II Adolfo derrotó a la Liga Católica comandada por el
general Tilly. Un año después se encontraron de nuevo, y esta vez el general Tilly resultó
muerto en el río Lech (1632) mientras ofrecía resistencia a la invasión sueca
del Palatinado. Esto obligó a Fernando II a volver a llamar a Wallenstein.
Francia, aunque era un país católico, rivalizaba con el Sacro Imperio Romano Germánico y
España, y ahora entró en la guerra en el bando protestante. El cardenal Richelieu, primer
ministro de Luis XIII, pensó que los Habsburgo todavía eran demasiado poderosos, ya que
mantenían en su poder varios territorios en la frontera este de Francia y tenían influencia
sobre las Provincias Unidas.
Por lo tanto, Francia se alió con los holandeses y con Suecia y entró en la guerra. Las
tropas españolas arrasaron las provincias francesas de Champaña y Borgoña, e incluso
amenazaron París durante la campaña de Francia de 1636. El general imperial Johan von
Werth y el comandante español, el cardenal-infante Fernando, llevaron a cabo campañas
exitosas, sin embargo esto alargaba mucho sus lineas de comunicación, por lo que
finalmente se retiraron mientras los franceses tomaron Arras, aun asi los españoles
vencieron a los franceses tomando Saint Omer. Finalmente Bernardo de Sajonia-Weimar
derrotó a los imperiales en el Rin y llegó a amenazar su permanencia en suelo francés en
la batalla de Rheinefeld. Siguieron muchas batallas, pero ningún bando obtuvo en ellas
ventajas claras.
En 1642, murió el cardenal Richelieu y un año después lo hizo el rey francés Luis XIII.
Subió al trono Luis XIV, con tan sólo cinco años, mientras que su regente, el Cardenal
Mazarino, comenzó a trabajar para buscar una salida diplomática a la guerra.
En 1642 las tropas Españolas vencen a las francesas en Honnecourt, pero en 1643 las
tropas españolas de Felipe IV, que se enfrentaba en la península a la Sublevación de
Cataluña, fueron derrotadas en la batalla de Rocroi, en Flandes. En el frente del Rin las
tropas francesas fueron derrotadas en Tuttlingen, y su primer intento de invadir Baviera fue
un fracaso siendo los franceses al mando de Turena derrotados en Mergentheim, pero dos
años después, en 1645, el mariscal sueco Lennart Torstenssonvenció a un ejército
imperial en la batalla de Jankov, cerca de Praga, mientras que Luis II de Borbón, príncipe
de Condé, derrotó al ejército bávaro en Nördlingen. El último gran jefe militar de los
católicos, el conde Franz von Mercy, perdió la vida en la batalla.
En 1647 Francia y Suecia invadieron Baviera y forzaron a Maximiliano I a firmar el 14 de
marzo de 1647 la Tregua de Ulm y renunciar a su alianza con el Sacro Imperio Romano.
Sin embargo, en otoño de ese mismo año rompió la tregua y volvió con los imperiales. En
1648, suecos y franceses derrotaron al ejército imperial en las batallas
de Zusmarhausen y Lens. Únicamente los territorios de la propia Austria permanecieron
seguros en manos de los Habsburgo.
Paz de Westfalia[
Como consecuencia de estos tratados, Francia logró importantes ventajas territoriales
en Alsacia y la frontera renana, Suecia se quedó con Pomerania occidental y diversos
enclaves alemanes del mar del Norte y el Báltico, convirtiéndose en miembro del Imperio.
Brandeburgo se expandió en Pomerania oriental y obtuvo algunos territorios en Alemania
occidental, mientras el duque de Baviera retenía el alto Palatinado y la condición de
elector, que se restituiría a los herederos de Federico V, junto al bajo Palatinado, hecho
que se tradujo en el aumento del colegio electoral imperial a ocho miembros. Por su parte,
la independencia formal de Suiza fue acatada por el Imperio. Esta institución fue la más
perjudicada, pues el reconocimiento de la soberanía de los príncipes y las ciudades
vaciaba de contenido el título imperial. La consagración de la libertad religiosa de los
príncipes, que impondrían su fe en sus estados se extendió al calvinismo y puso fin al ciclo
de guerras religiosas que habían ensangrentado Europa desde el siglo XVI.
Los Habsburgo vieneses, a pesar de algunas concesiones, fortalecieron el control sobre
sus posesiones patrimoniales, gobernadas desde Austria. La gran perdedora de este
prolongado conflicto fue Alemania en su conjunto, sometida a terribles devastaciones
durante tres décadas —especialmente en regiones como Renania, que perdió dos tercios
de su población— y afectada por pérdidas materiales que tardaron decenios en ser
reparadas. Por su parte, Inglaterra y Holanda se afianzaron como potencias marítimas, lo
cual les llevaría a un gran desarrollo comercial y colonial pero también a una rivalidad
militar entre ambas. Francia se confirmó como la nueva potencia europea, aunque todavía
tenía que dirimir su rivalidad con España.
El ejército francés del Príncipe de Condé derrotó a los españoles en la batalla de Lens en
1648, la cual fue seguida de negociaciones. Los entes políticos que tomaron parte de las
mismas fueron: el Sacro Imperio Romano Germánico bajo Fernando III, Francia, España,
las Provincias Unidas, Suiza, Suecia, Portugal, y el Papado. La paz de Westfalia en 1648
fue el resultado de estas negociaciones.
Firma del Tratado de Münster. Pintura de Gerard ter Borch (1648).
La Paz de Praga fue incorporada en la Paz de Westfalia (la cual incorporaba también
la Paz de Augsburgo, aunque las fechas de las posesiones de tierra que habían sido
establecidas por medio de la Paz de Praga fueron de nuevo establecidas de 1624 a
1627, lo cual favoreció a los protestantes). Los calvinistas fueron, de esta forma,
reconocidos internacionalmente, y el Edicto de Restitución fue de nuevo rescindido. La
primera Dieta de Speyer fue aceptada internacionalmente.
Redistribuciones territoriales:
Francia obtuvo el arzobispado de Metz, Toul, Verdún y toda
la Alsacia excepto Estrasburgo y Mulhouse. También adquirió voto en la Dieta
Imperial Germánica.
Suecia obtuvo la Pomerania occidental y los arzobispados de Bremen y Stettin.
También obtuvo el control sobre la desembocadura del Oder, Elba y Weser. Al
igual que Francia, obtuvo voto en la Dieta Imperial Germánica.
Baviera adquirió voto en el Consejo Imperial de Electores.
Brandemburgo obtuvo la Pomerania oriental y el arzobispado de Magdeburgo.
Suiza fue reconocida como nación completamente independiente.
Las Provincias Unidas fueron reconocidas como nación independiente (antes de
su rebelión, el siglo anterior, habían formado parte de la monarquía Habsburgo).
A los estados alemanes (alrededor de 360), se les dio el derecho de ejercer su
propia política exterior, pero no podían emprender guerras contra el emperador del
Sacro Imperio Romano. El imperio, como entidad política, todavía podía
emprender guerras y firmar tratados.
Se abolió la posibilidad de elección del emperador romano vivente imperatore (en
vida del emperador reinante).
Los Palatinados fueron divididos entre el restablecido Elector Palatino Carlos Luis
(hijo y heredero de Federico V) y el Elector-Duque Maximiliano de Baviera (lo que
significaba la división entre protestantes y católicos). Carlos Luis obtuvo el Bajo
Palatinado (Palatinado renano) y Maximiliano mantuvo el Alto Palatinado.
La historiografía ha señalado a la paz de Westfalia como la paz en la que se creó el primer
sistema internacional, se abogó por la secularización de la política —acabando así con las
guerras de religión—, y edificando el primer paso hacia la destrucción de la sociedad
corporativa en beneficio del ideario individualista esbozado en Leviatán(Hobbes), donde
las personas ceden libremente su capacidad de actuar violentamente así como su voluntad
en beneficio del príncipe, quien pasa a centralizar la violencia (absolutismo).
Consecuencias[
Un campesino suplica clemencia frente a una granja incendiada.
El resultado inmediato de la guerra, y que sin embargo iba a perdurar durante cerca de
dos siglos, fue la consagración de una Alemania dividida entre muchos territorios,
todos los cuales, a pesar de su continuidad en la pertenencia al imperio hasta la formal
disolución de este en 1806, tenían soberanía de facto. Se ha especulado que esta
debilidad fue una de las causas subyacentes del posterior militarismo alemán.
Durante los últimos años de la guerra de los Treinta Años, Suecia se vio envuelta en
un conflicto con Dinamarca, entre 1643 y 1645, denominado la guerra de Torstenson.
El resultado favorable a Suecia de este conflicto y la conclusión de la guerra en
Europa por medio de la Paz de Westfalia ayudaron a establecer la Suecia posbélica
como una gran potencia en Europa.
Los edictos acordados durante la firma del Tratado de Westfalia fueron instrumentos
para sentar los fundamentos de lo que todavía hoy son consideradas como las ideas
centrales de la nación-estado soberana. Se acordó que los ciudadanos de las
respectivas naciones debían atenerse a las leyes y designios de sus respectivos
gobiernos en lugar de a las leyes y designios de los poderes vecinos, ya fuesen
religiosos o seculares. Esta certidumbre contrastaba mucho con los tiempos
precedentes, en los que el solapamiento de lealtades políticas y religiosas era un
acontecimiento común.