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Bachiller:

C. I.:

1er Semestre, Sección Nº 22

Se llama derecho natural a una doctrina de tipo ético y jurídico que


defiende la existencia de ciertos derechos propios y particulares de la condición
humana, es decir, ciertos derechos fundamentados en la naturaleza misma del
ser humano y que por lo tanto resultarían inalienables. Este tipo de derechos
serían universales, además de anteriores y superiores a cualquier otro
ordenamiento jurídico.

Al mismo tiempo, el derecho natural es considerado una de las fuentes del


derecho, junto a la costumbre (consuetudinario) y al derecho escrito (positivo),
ya que sus postulados nacen junto con el ser humano, y por ende son la base
de los Derechos Humanos Universales como los entendemos hoy en día.

El concepto de derecho natural está unido a otros conceptos jurídicos tales


como derechos humanos, naturaleza humana, valores jurídicos, justicia y bien
común. Más que una tesis, constituye un sistema de pensamiento que ha sido
compartido por múltiples juristas o filósofos, incluso con planteamientos
diversos y hasta contradictorios.

Cuando se habla de derecho natural, se hace alusión al derecho propio o


inherente a la naturaleza humana, que no es creado deliberadamente por un
órgano gubernamental, sino que está constituido por criterios y principios
rectores de la conducta humana, que los partidarios de esta corriente
consideran como eternos e inmutables; además no está representado por un
conjunto unitario y sistemático de normas, que exista en algún lugar concreto y
cuya validez todos reconozcan.

Para su validez, el derecho natural, no requiere ser producto de un


determinado procedimiento previamente establecido para la creación de
normas jurídicas. El derecho natural es esencial a la naturaleza humana, y no
creación del hombre.
Podemos definir el derecho natural como el conjunto de las normas que los
hombres deducen de la intimidad de su propia conciencia y que estiman como
expresión de la justicia en un momento histórico determinado. La idea de la
existencia de este derecho sigue al hombre en el curso de la historia, pero es
una idea cambiante como el tiempo.

La concepción de quienes afirman la existencia de un derecho natural eterno e


inmutable, igual para todos los tiempos y para todos los pueblos es
inaceptable. Atribuirle semejante característica es contrario a las realidades
históricas que manifiestan que el derecho natural está sujeto a cambios y
transformaciones.

El derecho natural es el ordenamiento jurídico que nace y se funda en la


naturaleza humana, no debiendo su origen, por tanto, a la voluntad normativa
de ninguna autoridad, como ocurre con el derecho positivo. Es un conjunto de
preceptos que se imponen al derecho positivo y que éste debe respetar. El
derecho positivo está establecido y sancionado, para cada tiempo y cada
comunidad social, por la voluntad del legislador, que representa la voluntad
social; por lo tanto, se trata de un derecho variable, contingente, mientras que
el derecho natural es un orden jurídico objetivo, no procedente de legislador
alguno, que se impone a los hombres por su propia naturaleza; es objetivo e
inmutable y conocido por la razón.

El fundamento de los derechos humanos se encuentra en el derecho natural. El


derecho a la integridad moral y física, a la libertad, a la defensa legal, etc.,
constituyen una dotación jurídica básica igual para todos los hombres, por
encima de toda discriminación. El origen de los derechos humanos no puede
ser la Constitución, ni un convenio internacional, ya que esto implicaría que
pueden ser suprimidos o modificados libremente por el legislador constituyente
o por las autoridades firmantes de ese convenio. Por lo tanto, dejarían de ser
derechos fundamentales intangibles.

La doctrina del derecho natural es, por lo tanto, la única que consigue dar un
fundamento y una finalidad al orden jurídico. Ese fundamento reside en la
existencia de principios superiores a la voluntad humana, y a los cuales debe
esta someterse. Así como el hombre no se ha creado a sí mismo ni a la
sociedad, tampoco quedan enteramente a su arbitrio las leyes que deben
gobernarlo y regir el desenvolvimiento colectivo. Hay principios generales que
se imponen como una necesidad racional a las determinaciones de los
legisladores, porque derivan de la naturaleza misma de los seres humanos y de
las exigencias de su vida en común, y esos principios son universales e
inmutables, porque dan las normas básicas de la convivencia social en todas
las épocas y lugares.

Si atendemos al contenido de este derecho natural, advertimos que se funda


en exigencias de la vida humana en sociedad, y que deriva de las
características comunes a todos los hombres, cualesquiera sean su raza o sus
modalidades peculiares. El ser humano revela, ante todo tres instintos o
tendencias, de los cuales provienen ciertas normas básicas de la vida social: el
instinto de conservación, la tendencia a propagar la especie y la necesidad de
vivir en sociedad con sus semejantes.

Todo derecho debe, por consiguiente, fundarse sobre esos requerimientos de


la naturaleza: debe proteger la vida y la integridad física de los hombres;
favorecer la unión de los sexos para la propagación de la especie y la
educación de los hijos, haciendo del matrimonio y la familia dos instrumentos
cuyos fines específicos merecen ser reconocidos y afianzados; y organizar un
gobierno que mantenga el orden de la comunidad y oriente la conducta de sus
miembros a fin de asegurar el bienestar colectivo.

Tales son los principios fundamentales del derecho natural. Derivan de modos
de ser y normas de existencia inmutables y necesarias del género humano; se
imponen a la reflexión, y pueden ser demostrados lógicamente; la razón no los
crea, pero los reconoce y puede desarrollarlos y extraer de ellos nuevas
conclusiones, antes ignoradas. La ciencia del derecho se encuentra obligada a
admitir su existencia si efectivamente aspira a ser una ciencia normativa, es
decir, a señalar las normas que deben racionalmente dirigir la conducta
humana en sociedad. Pues si se limitara a la contemplación exclusiva del orden
jurídico vigente en la realidad, olvidaría los principios y las bases en que este
se apoya.

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