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2018
UNIVERSIDAD AZTLÁN
No cabe duda alguna que un pueblo culto tiene la gran posibilidad de establecer
interrelaciones sociales que le conduzcan a generar un modo de vida armónico, equitativo
y justo. También es claro que la pobreza de la gente impide el desarrollo social integral con
graves implicaciones éticas, económicas y políticas de primer orden. Desde hace más de
tres décadas, el mediano desarrollo que la sociedad mexicana había alcanzado después
de la estabilidad económica y social post revolucionaria, se ha visto detenido. Amplios
sectores de la población están afectados por el abandono y la marginalidad, un alto
porcentaje de mexicanos padecen hambre, desnutrición y enfermedades sin atender; el
desempleo cunde a lo ancho y largo del país. Esta situación lacera los derechos humanos
y coloca a la mayor parte de la población en un estado de indefensión muy difícil de romper.
Hoy en día es común escuchar decir que el objetivo central del sistema educativo
del país es lograr mayores niveles de calidad en la enseñanza. Para ello, se ha afirmado
sucesivamente, que es necesaria una nueva reforma, principalmente en el nivel básico.
Una gran cantidad de estudios realizados por varios especialistas pertenecientes a distintos
corrientes de investigación, apuntan a que la persistencia de un modelo de gestión,
burocrático y jerarquizado; la obsolescencia de planes, programas y materiales de estudio;
la insuficiente formación y actualización de los maestros y los altos índices de reprobación,
deserción y rezago; son los indicadores que denuncian la baja calidad de la educación.
Así pues, siguiendo los designios de las máximas autoridades educativas, mismas
que dan continuidad a los derroteros político-económicos del país, la educación mexicana
se ha desarrollado como un medio de formación para la sociedad de consumo. Generando
personas que egresan de los diferentes niveles educativos, cada vez más despolitizados e
indiferentes hacia la ciudadanía, preferenciando el individualismo y el sectarismo.
Desde la lógica de la burocracia pedagógica, cabe la reflexión sobre si las nuevas
planificaciones viajan hacia una verdadera calidad educativa vía la búsqueda de resultados.
La manera para señalar el éxito en el modelo por competencias, sí, se diferencia de los
modelos tradicionales de aprendizaje, ya que los estudiantes son evaluados de acuerdo el
dominio que demuestren tener sobre las habilidades y/o los resultados de aprendizaje que
obtengan. Por eso, el ritmo de aprendizaje es mucho más individualizado. La experiencia
demuestra que el modelo por competencias en realidad pretende salvar al sistema
capitalista de su crisis actual ofreciendo eliminar el enorme desempleo que enfrentan las
poblaciones de las naciones en vías de desarrollo. Es la panacea educativa empleada para
justificar las reformas educativas ordenadas por el Banco Mundial, incluyendo, además del
diseño curricular académico, a las relaciones laborales con los profesores. Desde esta
perspectiva, el concepto competencias transita de ser competente en un área de
conocimiento, hacia competir por un puesto de trabajo; lo triste es que mientras el sistema
económico no sane, la pretensión de ofrecer suficientes fuentes de trabajo seguirá viviendo
en la fantasía.
Es muy probable que muchos de los jóvenes que iniciarán sus estudios superiores,
así como quienes ya lo hicieron, se imaginen o esperan que al término del largo y difícil
camino que tienen enfrente y que culminará cuando reciban su cédula profesional, su
proyecto de vida inicie con un puesto laboral correspondiente a su área de estudios y con
un sueldo decoroso que les permita ir cumpliendo sus sueños más preciados. También es
muy probable que nadie les haya informado que ese futuro no está tan cerca como los 3 a
5 años que puede durar su formación profesional escolarizada. Y es que el país pasa de
crisis en crisis y los gobiernos neoliberales no han hecho más que ofrecerle a la población
placebos de distintos tipos.
Mucha saliva y tinta se han empleado para referirse a la crisis educativa nacional, a
los modelos educativos progresistas como el finlandés, a la necesidad de reforzar los
niveles de calidad en las áreas de matemáticas, lectura, escritura y expresión oral; a la
ineficaz gestión; a la insuficiente cobertura, a la ínfima calidad; a los escasos recursos. En
este contexto, la situación de la educación universitaria es consecuencia de una planeación
que no corresponde a la realidad mexicana.
Es en este punto en el que se sitúa la realidad del país en lo general, y del panorama
universitario en lo particular. Es sabido que el sector primario de una nación tiene el
potencial necesario para generar un desarrollo económico sostenido. Sin embargo, en
México, a partir de los años ochenta, se ha presentado un estancamiento debido al
ineficiente desempeño de dicho sector que desde aquella época sólo ha proporcionado una
contribución negativa a la generación del Producto Interno Bruto.
“En la enseñanza, el grupo operativo trabaja sobre un tópico de estudio dado, pero,
mientras lo desarrolla, se adiestra en los distintos aspectos del factor humano. Aunque
el grupo esté concretamente aplicado a una tarea, el factor humano, tiene una
importancia primordial, ya que constituye el “instrumento de todos los instrumentos.
No hay ningún instrumento que funcione sin el ser humano. Nos oponemos a la vieja
ilusión, tan difundida, de que una tarea se realiza mejor cuando se excluyen los
llamados factores subjetivos y sólo se la considera “objetivamente” por el contrario,
afirmamos y sostenemos operativa, prácticamente, que el más alto grado de eficiencia
en una tarea se logra cuando se incorpora sistemáticamente a la misma al ser humano
total. 1961”
El proceso que los individuos como alumnos han de desarrollar para la construcción
de su aprendizaje significativo, ha de partir de una relación en la que se debe suprimir la
relación jerárquica vertical descendente tradicional, en la que el profesor le enseña los
conocimientos al alumno. Esa relación es deshumanizante pues en lo más profundo de su
esencia el papel del alumno es el de una máquina a la que se le programa para realizar en
el campo laboral operaciones previamente determinadas. Y no será fácil trabajar en esta
lógica. Inicialmente, la sustitución de las interacciones en las nuevas prácticas docentes,
llegará a generar en ambas partes del aprendizaje, en los alumnos y en los docentes, un
estado de ansiedad, debido al abandono del confort en que se encontraban en las
experiencias de la enseñanza tradicional, uno señalando lo que hay que hacer y otros
haciendo lo que se les señalaba. Si la experiencia, si la historia así lo muestra, se pensará,
ha de ser porque no existe otra manera de realizarlo. Por supuesto, las reglas son, en las
personas, conductas que se transforman en roles; el sostenimiento y repetición de tales
normas y comportamientos conlleva a una posición ventajosa de eludir cambios y, por ende,
se elimina la ansiedad.
REFERENCIAS.
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