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Ooo! COeCoCee ¢ COOOOOCOC OCT GEMTHO TOTAL DE COPIADD | Ap. B° 444 7 CORRIENTES 1498, [4]4 Cuando se habla de outsiders», el empresario, ands exactamente, el empresario en el sistema econémico capitalista, podria ser considerado como Ja figura ands singular entre todos los outsiders, Se produce el raro fenémeno de que se le echa de menos cuando falta, mientras que s¢ le pasa por alto casi por completo alli donde es la figura més influyente y desta~ cada de la vida econdmica de su época, lo que ocurri ante la industrializacin de Europa en el Un tipicr jsencia fue formulado por el historia dot econdmico gennano-iinericano Fritz: Redlch, con respecto al Tercer Mundo: | #Aproximadamente a partir de 1920 se dieron los primeros pasos en el camino de las investigaciones \ acerca del emmpresario, Pero habjan de transcurrir atin varias décadas antes de que tales investigaciones Iegaran a ser moda, por asf decirlo, sepiin puede ob- servarse desde hace poco. Por un lado se fue per indo un interés creciente por Ja historia eco- némica, y surge al mismo tiempo la historia de empresas, especlalmente en Alemania y en los dos Unidos. Después de la Segunda Guerra M Jos economistas americanos reconocieron de pronto ia importancia del empresario, Habfan ponsado que sélo se requerfa 1a exportacién de maquinas, otros ienes de capital y técnicos, para llevar el floreci- nico a pa sas miquinas-y aparatos y los t&e- Inicos con a nada pa ‘Asis.o en Sudamérica, por ejemplo. Fue asi que por || razones pricticas se empezé a prestar atencidn a este | aepecto 1s (Fritz Redlich, Unternehmerforschung und Weltan- schaung, primera publicacién en Kyklos, tomo. 8, Basilea 1955. El texto aqui citado figura en: Fritz Redlich, Der Unternehmer. Wirtschafis- und Sozial- geschichtliche Studien, Gotinga 2964, p. 91 5.) 1 Mientras que ¢) historiador Fritz Redlich observaba la {) falta del wempresarios en el Tercer Mundo, el economista Erich Gutenberg s6lo consideraba la personalidad del sempresario» como tepresentante de tn periodo eco- ;| némico declinante, viendo en @ nicamente una cate- \ politica, no susceptible de ser | ada con métodos propios de la economia de em- el emnpresario pi es representante. 1 éste termina. Para] WV segundo concepto f todos los sistemas econémicos | «En su doble par ersonalidad emprendedora sie de empresa) hay Gue-a estas personalidades Falla, entonces, esa nota que las forma y caracteriza, y que elias reciben del to cepitalista particular en el cual trabajan, y el cual las hace empresarias en concepto de empresario es ta que puede comprender los mis diversos tipos de existencia y conducta empresatias, Cierto que de rentre Ja masa de los wempresarios» se destace aquel tipo de grandes predisposiciones, tel cual, elemento constante de inquietudes, constituye el impulso pro- if sta. Ensombrece tanto ichos idados f&cil- 1 proceso capitalista (y no son jacse el concepto de empresa~ r0tolipor del dinamismo capita os caminos tyadicionales, que roductos, nuevas técnicas de les de empres mente en el ansil { tenidos en cuenta al { opera con RUEvOS Pp 16 ay cabida porgue no hay HOON OOCOCOOTKOCOODOOOCHOHOOOOCOOCOCOCOCCOCOCOCOCE CL elaboracién, nuevos procedimientos de politica de nuevas formas de organizacién.y financia~ ‘idn, que muchas veces crea nuevos sectores de pro- duccidn, el «primers concepto de empresario tiene la misma validex que para los muchos «empresarios de Aérmino medion. Como ellos, tampoco este prototipo del motorismo capitalista es imaginable, sobre todo 1 en las épocas tempranas y culminantes del capita- mo, sin motivo de posesién y lucro (sin unién de propiedad y direccién en una, en «su» persona). Mas con toda certeza, estos motivos no constituyen Jas : tinicas fuerzas impulsoras de sus acciones y de’ su cexistencia celuciente, Muchas veces se tratars sim- plemente de una expresién o explosion de energ! berante, o de una imaginacién comerc zatoria o técnica de graduacién especialmente ele- vada, 0 también de un deseo exagerado de notorie- dad personal o social, de resentimientos o de s faccién en virtud del &xito y del trabajo responsable: jos métodos de la economia de empresa no alcanzan para analizar este fendmeno. Por tal razén tenemos {zs conformarnos con captar concep} las dos coordenadas propiedad'y direccié empiesiriofotal, es decir, tanto Tos grandes expo- nenites del sistema como también los representantes se mantienen més en la sombra. Estas dos coordenadas constituyen los datos de aquella wclasen producida por el sistema capitalists, en ¢] orden de a econornia de empresa. En los xempresarios» que einen en su personalla propiedad y' Ja direcciénijen as funciones que se Zonfian a ellos y en el tipo que constituyen, se representa el sistema capitalista, aunque los’ motives de sus acciones arraigucn en esferas personales, sociales c espirituales que ya son de naturateza metacconémica.» (Erich Gutenberg, Grundlagen der Betricbswvirt~ schafislehire, primer tomo ~Die Produktion», capi= tulo 18, ads. parte: «Die Geschaftsfithrung als Zen. trum betrieblicher Wil lung, insbesonders die uw ocet beiden Unternehrerbegriffer, primera edicién: BeriinHeidelbergNueva York .1951,-En Jo X11 pagina edicidn, de 1267, este pasaje figura en | 462 5,—-Cita extralda de la ve mentos de la Economia de Empresa, tomo Produeciéns, parte tercera, capitulo V1, se apartado 2: «la gerencia como centro de Ja forma- wlan volitiva en la empresa, especialmente los dot ‘conceptos de empresarion, p. 380 5.) Estas frases indican ante qué dificultades se lllan toda- ‘via las ciencias sociales y econdmicas incluso en ls época Jnds reciente cuando se trata de analizar_ con mélédos Gionilficos al empresatio y so eexistencia-reluclentens tlle a pesar de que en la primera mitad del siglo XX, emi hhentes investigadores concedieron al xempresarion un lugar preferencial en sus estudios. *) 5) Enire ellos Max Weber (1861-2920), especialmente en «1 trabsjo titulads «Die protestantische Ethik und der «Gets, des K: mute ent Archiv filr Soaialwissenschaften und 3904 y 1903; versibn am- Sozinipolitik, tomos 20 y 22, B fe sur Rell pliada en Max Weber, Gesarim: Joriotogie, tomo 1, Tubinga 1920, 6a. edit cartellana, La Etica Protestante y el Esp! Editorial Revista de Derecho Privedo, Madrid 1959; Werner Eombart (1663-1942), fundamentalmente en Der Bourgeois. Zar Geistesgesdhidhle des modernen Wirtschafismer 3913. Ver ina, El Burgués, Contribucién ‘Moral ¢ intelectual del Hombre Econdmico Mo- ‘A, Medina, Buenos Aires 1953; de mayor alcance que ‘os de Sombart fue izada por Joseph A. Sdwumpeter (168: ‘on Theorie der wirlschafilicien E ‘on Munich y Leipzig 1922; una ce fr totalmente reelaborada, con ¢] subtitulo Eine ‘aber Unterachmersetainn, Kapital, Kredit, Zins Tapacecié en Munich en 1926; 51a. ed 352. Versién castellana, Teoria del mice, Una Investigacion sobre Go- ielo Econbmico, Fonda , con un prblogo escrite 18 2. Transformaciones sin precedentes a través de modificaciones apenas perceptibles En el siglo XIX, en la época de Ja emancipacién tumul- tuosa de Ia burguesia industrial, los economistas, ea su mayoria, definieron al empresario, en el mejor de los 4505, valiéndose de algunas funciones tedricas. Los historiadores burgueses que, en realidad, también debian estar empefiados en distanciarse del concepto feudal de la gracia de Dios y de wheredadw de la nobleza, por medio. del_infasis puesto en destacar las fuerzas, ere doras “de _grandes_personalidades, dejaroin al vempre~ sarion totalmente al margen dé] campo de sus investi- gaciones, a pesar de que precisamente él habria const tuido la corroboracién mas efectiva de 1a autointerpret cidn burguesa y de la concepcién burguesa de la historia. En lh etapa ibn, el empresario ‘Ato sospechoso de la sociedad. Cuando empresai taban como innovadores, se deras leyendas acerca de sombras misteriosas en su pa- sado, Esto podria ser una explicacién de que en un prin- cipio la figura del empresario no encontrara cabida en Enel iaars Fc novelayeesatrables) feura tori pacaie steal en el cual Joan Valjean, aquel proscrite «Vi adopts un nombre supveste fn de emprender ac lades industriales en Ia ciudad de Montceuil -sur-Mer en ‘el norte de Franci pee ei jones que él intraduja en indusisias trad rales, slo habian sido aprecisdas, en realidad, a gue muchas otras innovaciones, como modificaciones in- significantes de procedimientos técnicos de producc «Desde tiempo inmemorial, Montreuil tenia por in~ dustria especial Ja imitacién de los azabaches ingle- 19

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