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CAPÍTULO II
CONSIDERACIONES GENERALES DEL LADRILLO
2.1. Introducción.
2.2. Definición de ladrillo.
Pequeña pieza cerámica, de forma de paralelepípedo, formado por tierras arcillosas, moldeadas,
comprimidas y sometidas a una cocción conveniente. Puede utilizarse en toda clase de construcción
por ser su forma muy regular y fácil manejo.
Los constructores sumerios y babilonios levantaron zigurats, palacios y ciudades amuralladas con
ladrillos secados al sol, que recubrían con otros ladrillos más resistentes cocidos en hornos. En sus
últimos años los persas usaron el ladrillo al igual que los chinos, que levantaron la gran muralla.
Los romanos construyeron con ladrillos, arcos de medio punto y con ellos edificios de grandes
dimensiones como templos, arcos de triunfo, termas, anfiteatros y acueductos
En el curso de la Edad Media, el Imperio Bizantino, heredero de los saberes romanos y el occidente
cristiano, con el Románico y el Gótico del norte de Italia, los Países Bajos y Alemania, así como en
cualquier otro lugar donde escaseara la piedra, los constructores utilizaron el ladrillo por sus
cualidades funcionales y decorativas. Realizaron construcciones con ladrillos templados, rojos con y
sin brillo, creando una amplia variedad de formas, cuadros, figuras de punto de espina, tejido de
esterilla o lazos flamencos.
Pero fue en España donde, por influencia musulmana, el uso del ladrillo alcanzó más difusión, sobre
todo en Castilla, Aragón y Andalucía.
En América también, el ladrillo era conocido por los indígenas americanos de las civilizaciones
prehispánicas que, en regiones secas, construyeron casas de adobe secado al sol. Las grandes
pirámides de los olmecas, mayas y otros pueblos fueron levantadas con ladrillos revestidos de piedra.
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C A P I T U L O II CONSIDERACIONES GENERALES DEL LADRILLO
Con la llegada de Colón en el siglo XV, la tradición musulmana se difundió en la América hispana.
En América del Norte, la influencia de la arquitectura georgiana británica, introducida por los
colonos, impulsó las construcciones ladrilleras.
Más adelante, la inmigración europea de los siglos XIX y XX consolidó su uso a través de italianos y
españoles. Tradición que perdura hasta la actualidad.
2.4.1. Arcilla
2.4.1.1. Origen de la arcilla.
La palabra arcilla proviene del latín argilla y esta del griego argos o argilos por el color blanco del
material usado en la cerámica.
Desde el punto de vista petrológico la arcilla es una roca sedimentaria, en la mayor parte de los casos
de origen detrítico, con características bien definidas.
Para un sedimentólogo, arcilla es un término granulométrico, que abarca los sedimentos con un
tamaño de grano inferior a 2 µm.
Para un ceramista una arcilla es un material natural que cuando se mezcla con agua en la cantidad
adecuada se convierte en una pasta plástica.
Desde el punto de vista económico las arcillas son un grupo de minerales industriales con diferentes
características mineralógicas y genéticas y con distintas propiedades tecnológicas y aplicaciones.
Por tanto, el término arcilla no sólo tiene connotaciones mineralógicas, sino también de tamaño de
partícula, en este sentido se consideran arcillas todas las fracciones con un tamaño de grano inferior
a 2 µm. Según esto todos los filosilicatos pueden considerarse verdaderas arcillas si se encuentran
dentro de dicho rango de tamaños, incluso minerales no pertenecientes al grupo de los filosilicatos
(cuarzo, feldespatos, etc.) pueden ser considerados partículas arcillosas cuando están incluidos en un
sedimento arcilloso y sus tamaños no superan las 2 µm.
La gran mayoría de las rocas que conforman la corteza terrestre están formadas de feldespato ya que
es el mineral más común de la Tierra. A este tipo de rocas formadas por feldespato se le conoce
como rocas feldespáticas. Debido a la descomposición de estas rocas es que se da origen a la
formación de arcilla.
Figura 2.3. Estructura de la caolinita con una disposición en capas o láminas en las que se disponen
tetraedros – octaedros dejando un espacio entre ellas.
Figura 2.4. Estructura laminar de la montmorillonita (arcilla muy utilizada en la alfarería). Cada lámina
está conformada por una capa de tetraedros, otra de octaedros y se cierra con otra de tetraedros.
Entre las láminas queda un espacio libre. Esta arcilla se emplea para la fabricación de piezas
cerámicas porosas coloreadas (ladrillos, bloques, tejas, bovedillas …)
Haloysita
Figura 2.6. Halloysita La halloysita o halloisita, de la clase de los filosilicatos. Fue descrita por
vez primera en 1826 y nombrada en honor al geólogo belga Omalius
d'Halloy.
La estructura es semejante a la de la caolinita. La composición es [Si₄
O₁₀ Al₄ (0H)₈]·4H20. Estas cuatro moléculas de agua de cristalización
origina que las uniones entre las capas sean débiles. Por otra parte
estas moléculas de agua se pierden a temperaturas entre 60 y 75 °C lo
que origina roturas y fracturas en la estructura.
Montmorillonita
Del grupo de las esmectitas, destaca la montmorillonita, palabra que
proviene de Montmorillon Francia donde se encontró esta arcilla.
Figura 2.7. Montmorillonita Estructuralmente se compone por una capa central que contiene
aluminio y magnesio coordinados octaédricamente en forma de óxidos
e hidróxidos. Dicha capa central está rodeada por otras dos capas. Las
capas externas están formadas por óxidos de silicio coordinados
tetraédricamente. Entre estas unidades la unión es débil. Por ello el
agua puede penetrar entre las capas provocando el hinchamiento de la
misma (arcillas expansivas). Por el contrario cuando el agua se evapora
se produce la retracción o contracción de la masa.
Se emplea para la fabricación de piezas de albañilería (ladrillos,
bloques, tejas, bovedillas...)
Vermiculita
Figura 2.8. Vermiculita La vermiculita es un mineral formado por silicatos de hierro o magnesio,
del grupo de las micas.
Es muy parecida a la montmorillonita. La única diferencia es que el
tamaño de partículas es mayor.
Su característica principal es que al calentarla a una temperatura
determinada, su capacidad de expansión o exfoliación produce que
aumente de ocho a veinte veces su volumen original.
Illita
Figura 2.9. Illita La illita es un mineral de la clase silicatos, del grupo de las micas. La illita
es un filosilicato o silicato laminar. Su estructura es similar a la de la
montmorillonita. Existen sin embargo diferencias importantes, como
que no hay posibilidad de entrada de agua entre las capas por lo que
no es expansiva, además, las cargas eléctricas están equilibradas por lo
que no hay posibilidad de cambio iónico. Esta arcilla es la que más
abunda en la naturaleza.
Sepiolita
Figura 2.10. Sepiolita
La sepiolita es un mineral del grupo VIII (Filosilicatos), según la
clasificación de Strunz de fórmula química Mg₄Si₆O₁₅(OH)₂·6H₂O.
Cristaliza en sistema ortorrómbico y posee una dureza de 2 en la Escala
de Mohs. Presenta fractura concoidea, exfoliación ausente, brillo
opaco y raya blanca.
Atapulgita
La palygorskita o atapulgita es un mineral de la clase de los filosilicatos.
Figura 2.11. Atapulgita Es un alumino-filosilicato de magnesio, hidroxilado e hidratado, con
aspecto asbestiforme. No debe ser confundido con la sepiolita, aunque
estudios recientes indican que ambas podrían tener la misma
composición. Estructura en anillos de seis tetraedros conectados
mediante bandas de octaedros.
Además de los elementos de su fórmula, suele llevar como impurezas:
hierro y potasio.
Suele encontrarse asociado a otros minerales como: calcita, dolomita,
talco, clorita, cuarzo, calcedonia, ópalo o montmorillonita.
elevándose su dureza y resistencia mecánica, resistente al agua y a los productos químicos y que
posee, además, características excelentes y muy diversificadas.
En la industria cerámica, se entiende por cocción el proceso físico - químico de calentamiento, de
acuerdo con un plan preestablecido, de las piezas crudas moldeadas, seguido de un enfriamiento
según un plan igualmente bien definido. En él las arcillas se transforman en silicatos de aluminio
cristalinos sin hidratar.
Si la cocción se hace lentamente, se mejora la calidad, pero con ello aumentan los costos.
Industrialmente se estudian las curvas de temperatura-tiempo de cada horno para conseguir el
equilibrio del sistema.
Además de las transformaciones permanentes que experimentan las materias primas durante la
cocción, las piezas sufren igualmente un cierto número de modificaciones temporales, entre las que
cabe destacar la dilatación que experimentan como consecuencia del calentamiento. También es
importante tener en cuenta que las piezas cocidas aún calientes actúan, durante un cierto tiempo,
como acumuladores de calor.
Durante el proceso, se genera una movilidad atómica que conduce a la unión de las partículas y a la
disminución de la porosidad. La variación de dimensiones que se produce modifica la porosidad,
dependiendo del proceso de fabricación y del grado de cocción. Si las variaciones de volumen no se
producen de modo regular durante el proceso de cocción, las piezas presentarán falta de
uniformidad y tensiones. Es necesario, pues, controlar la velocidad de cocción ya que una
contracción rápida puede llevar a tensiones y provocar la rotura.
(formación de fase vítrea) y el inicio de la deformación. Este intervalo depende de las características
de la pasta y debe ser lo más amplio posible, debiendo estar la temperatura óptima de cocción
dentro de dicho intervalo, no demasiado cerca del inicio de la vitrificación para que el material no sea
demasiado poroso, y no demasiado cerca del inicio de la deformación para que la pieza no quede
deformada.
Con un intervalo de cocción demasiado corto, cualquier pequeña diferencia de temperatura del
horno hace que el producto pase de poco a demasiado cocido.
Otro factor importante es el tiempo de cocción a la máxima temperatura, que depende de las
dimensiones del producto ya que es necesario un tiempo que permita que las partes centrales del
producto alcancen la temperatura requerida.
La cocción puede considerarse como la fase más delicada de todo el proceso de fabricación cerámica,
porque un gran número de defectos del producto cerámico se manifiestan después de la misma,
aunque su origen esté en una etapa anterior del proceso de fabricación.
Cuadro 2.2. Ciclo de cocción en un horno tipo túnel.
Los fenómenos físicos se manifiestan en todos los materiales crudos o cocidos y pueden citarse la
dilatación térmica, las transformaciones alotrópicas, la densificación, la fusión de ciertos
constituyentes, etc.
La dilatación térmica es un efecto de la elevación de la temperatura y se manifiesta de modo que el
volumen aumenta en ausencia de transformaciones que modifiquen la naturaleza del material. En el
caso general, la dilatación es isotrópica.
Las transformaciones alotrópicas son propias de las fases cristalinas y pueden producir grandes
perturbaciones en el material. Así, por ejemplo, el cuarzo presenta una transformación α↔β a los
573 °C.
Esta transformación va acompañada de una variación de volumen del 0.8 %. Este fenómeno es
necesario considerarlo en productos crudos o cocidos que presenten cuarzo libre.
A más alta temperatura, a partir de los 920 °C y bajo la acción de mineralizadores, el cuarzo β da
cristobalita - α con un aumento de volumen del 14.3 %.
En los productos cocidos, la cristobalita se transforma reversiblemente en la variedad β, entre 240 y
170 °C, con una variación de volumen comprendida entre el 3 y el 7%. De estas transformaciones se
deriva la baja resistencia al choque térmico de los productos refractarios a base de sílice.
Entre los fenómenos químicos que se pueden producir se pueden citar, esencialmente, los que
conciernen a los silicatos y silico - aluminatos, compuestos fundamentales de las materias primas
cerámicas, y los que conciernen a los compuestos denominados impurezas, presentes en las mismas.
De modo general, los diferentes constituyentes pueden entrar en reacción y dar nuevos
componentes según la atmósfera del horno.
- Arcillas con un contenido medio de alúmina, presencia de hierro en mayor proporción que en
el caso anterior, y otros compuestos. Se utilizan para la elaboración de artículos semiporosos
de baja absorción (entre 1% y 3%). La temperatura de cocción oscila entre 1100 y 1300 °C.
- Arcillas con bajo contenido en alumina y una alta proporción de compuestos de hierro. Se
usan para producir azulejos, ladrillos, cerámica coloreada y alfarería. Se conoce también
como cerámica porosa coloreada. La absorción de estas piezas está entre 10% y 16%. La
temperatura de cocción oscila entre 850 y 1000 °C
- Arcillas pobres con una gran proporción de compuestos de hierro y carbonato cálcico y
práctica ausencia de aluminio. Este grupo comprende la mayor parte de las arcillas ordinarias
como las arcillas limoníticas margosas y margas de uso en la industria ladrillera. La absorción
es similar a la anterior e incluso mayor, pudiendo alcanzar 20-25%. La temperatura de
cocción puede estar entre 750 y 800°C.
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2. Amasado.
Un alimentador coloca una cantidad específica de arcilla molida y tamizada dentro de la
mezcladora
3. Moldeado.
Se añade agua a la arcilla molida en la mezcladora y se mezcla hasta obtener una textura
adecuada. Esta arcilla mezclada es moldeada en columnas rectangulares largas. Estas columnas
rectangulares son cortadas en ladrillos individuales por medio de un cortador automático.
Nota: Las operaciones mencionadas anteriormente están unidas por medio de una correa
transportadora.
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4. Secado.
Los ladrillos (no cocidos) son colocados manualmente sobre carros secadores y llevados a la
cámara de secado que utiliza el calor residual del túnel de horneado.
El secado es una de las fases más delicadas del proceso de producción. De esta etapa depende,
en gran parte, el buen resultado y calidad del material, más que nada en lo que respecta a la
ausencia de fisuras. El secado tiene la finalidad de eliminar el agua agregada en la fase de
moldeado para poder pasar a la fase de cocción.
5. Cocción.
Después del proceso de secado, los ladrillos son colocados manualmente sobre un carro de
horneado. Los ladrillos son cocidos (abrasados) en ladrillos rojos al pasar a través del túnel
horneado, para luego pasar por a ser enfriados gradualmente.
El proceso de cocción se realiza en hornos de túnel, que en algunos casos pueden llegar a medir
hasta 120 m de longitud, y donde la temperatura de la zona de cocción oscila entre 900 °C y
1000 °C.
En el interior del horno la temperatura varía de forma continua y uniforme. El material secado
se coloca en carros especiales, en paquetes estándar y es introducido por una de las
extremidades del túnel, saliendo por el extremo opuesto una vez que está cocido.
6. Almacenamiento.
Antes del embalaje se procede a la formación de paquetes sobre pallets, que permitirán
después moverlos fácilmente con carretillas de horquilla. El proceso de embalaje consiste en
envolver los paquetes con cintas de plástico o de metal, de modo que puedan ser depositados
en lugares de almacenamiento, para posteriormente ser trasladados en camiones.
Ladrillo Normal.
Es el ladrillo que tiene la forma de un paralelepípedo recto. En función de la disposición y porcentaje
de orificios se tiene la siguiente clasificación:
- Ladrillo Macizo.
Ladrillos con forma de paralelepípedo, que no posee huecos y cuyas características
mecánicas y físicas están debidamente especificadas.
- Ladrillo hueco.
Elemento de construcción, generalmente con forma de paralelepípedo, fabricado de arcilla
cocida, que posee huecos prismáticos o cilíndricos, cuyas características mecánicas y físicas
están debidamente especificadas.
- Aplicación del ladrillo hueco.
El polvo de ladrillo es obtenido a partir de ladrillos huecos o perforados mediante
proceso de trituración del mismo, generalmente se los utiliza en canchas de tenis, a
lo largo de la superficie, permitiendo un desplazamiento más patinoso para el
tenista.
Ladrillo aplantillado.
Ladrillo de formas variadas, según moldes especiales, en función de su aplicación constructiva.