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Lo primero que la mayoría de las personas piensan es que se está jugando a ser Dios, y
como resultado de este juego, se está cultivando y comiendo tomates cancerígenos,
salmones mutantes, los cuales son producidos por unas empresas malévolas que sólo
quieren un apocalipsis zombie, por ende, las personas están consumiendo genes de otras
especies e irán poco a poco perdiendo su propia humanidad. Su aplicación ha sido objeto
de escrutinio público con amplias controversias y debates públicos y políticos,
posiblemente por el desconocimiento que haya cerca del tema y por la desinformación
que la sociedad en general ha recibido de los medios (Hernández Castaño, 2015).
Se cree que los alimentos transgénicos son muchos más grandes, coloridos, con distinto
sabor, sin embargo, los dos rasgos principales que se han introducido a los cultivos GM
liberados comercialmente, son la resistencia a insectos y la tolerancia a herbicidas. Existe
también una perspectiva de que todo lo que comemos es transgénico, pero, observando
los datos de las plantaciones de GM en el mundo, los cultivos GM que se usan en
agricultura global principalmente son soya, algodón, maíz y colza, que expresan
transgenes derivados de bacteria y que confieren resistencia a insectos lepidópteros
(RIL), o tolerancia a algunos herbicidas (TH) como glifosato y glufosinato de amonio
(CHAPARRO GIRALDO, 2011). Es decir, sólo unos pocos cultivos han sido liberados con
la característica de resistencia a virus (papaya, papa y calabaza) usando genes derivados
de los mismos virus (CERA, 2010).
Un ejemplo de las distintas controversias que se han dado con este tema es el de Eric
Seralini, este científico publicó en noviembre del 2012 en la revista “Food and Chemical
Toxicology” un artículo llamado “Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-
tolerant genetically modified maize”, convirtiéndose en el autor de unos de los papers más
controversiales sobre cultivos transgénicos. Seralini intentó demostrar que el maíz
transgénico era cancerígeno por medio de experimentos con ratas, dichas ratas
presentaron tumores después de ser expuestas a este tipo de maíz modificado o al
pesticida Roundup. Luego de que el editor jefe de la revista examinara los datos en crudo
de la investigación, dicho artículo tuvo que ser retirado de la revista, porque, violaba las
normativas éticas del manejo de animales de laboratorio, además, del mal manejo de los
datos, pues, existió la preocupación sobre el número de animales en cada grupo de
estudio y la línea de ratas escogida. Un análisis en profundidad revela que no se pueden
derivar conclusiones definitivas con este número tan limitado de individuos sobre la
mortalidad o incidencia de tumores debida al NK603 o al glifosato(Mulet, 2013). Es decir,
por la gran incidencia de tumores en las ratas Sprague-Dawley no se puede llegar a una
conclusión sobre los resultados de este experimento.
Otro punto en contra de los activistas es el aumento del uso de glifosato, criticando uno
de los objetivos principales de los cultivos transgénicos, el cual es la disminución de los
agroquímicos. Esto se puede explicar por medio de la Figura 1, la cual muestra que en tan
sólo 16 años se presentó un incremento del 160% de las hectáreas cultivadas con cultivos
GM, por lo tanto, aunque se disminuye el uso de herbicidas en comparación con los
cultivos tradicionales, debido al crecimiento en la producción se necesitará mucha más
cantidad de herbicidas, esto explica el aumento del uso de glifosato en la agricultura.
Figura 1. Superficie mundial de cultivos biotecnológicos en millones de hectáreas (1996-2012).
Fuente: (James,2012).
En cuanto a seguridad no se encontró efectos dañinos de los cultivos GM, sin embargo,
otro tema sensible es la dependencia de los agricultores a las empresas que producen las
semillas transgénicas, pues dichas empresas emplean un sistema llamado sistema de
protección de la tecnología (technology protection system[TPS]), que logra que las
semillas sembradas sean estériles, dejando de generar nuevas semillas (Herrero,2014).
Los genes TPS son transferidos por medio del polen y, por lo tanto, toda planta orgánica
polinizada por una planta con genes TPS producirá semillas infértiles, con el fin de
impedir el flujo accidental de genes desde los cultivos transgénicos a las plantas
silvestres. También, las empresas lo hacen para proteger su inversión, pues todas estas
semillas son desarrolladas por medio de investigación, por tal razón esperarían algo de
remuneración a todo su trabajo. Sin embargo, esto no afecta a los pequeños y pobres
cultivadores, al contrario, aumenta la eficiencia de sus cultivos y evita pérdidas de dinero
por riesgo de plagas agresivas.
En resumen, se ha observado que el consumo de dichos cultivos GM son inocuos para los
seres humanos, técnicamente es imposible quedar infectados por el código genético de
un organismo GM sólo por el consumo, pues, este se separa en millones de partes
diminutas en la digestión; en otras circunstancias, la ingeniería genética ha sido
indispensable para poder salvar especies de la destrucción por virus agresivos y sin cura;
en cuanto a la alergenicidad de los alimentos, es común que se presenten alergias tanto
en cultivos orgánicos como en los transgénicos, esto depende del organismo que recibe
el alimento. Por último, tal vez se debería revisar un poco el tema del lucro de las
multinacionales, pues se debe ser consciente que aunque se ha invertido mucho dinero
en investigación, no deben sacar provecho de lo que es un derecho fundamental, la
alimentación.
Bibliografía
Durruthy-Durruthy, J., Vittorio, S., Wossidlo, M., Cepeda, D., Cui, J., Grow, E. J., . . .
Reijo Pera, R. A. (2016). The primate-specific noncoding RNA HPAT5 regulates
pluripotency during human preimplantation development and nuclear
reprogramming. Nature Genetics, 13.
GM, C. (2010). Crop Database. Center for Environmental Risk Assessment (CERA).
Washington D.C.: ILSI Research Foundation. Obtenido de http://cera-
gmc.org/index.php?action=gm_crop_database.