Professional Documents
Culture Documents
Versión b
1– EL DEBATE HISTORIOGRÁFICO.
A. INTERPRETACIÓN INSTITUCIONALISTA
B. VISIÓN DE LA HISTORIOGRAFÍA MARXISTA
C. VISIÓN SINCRÉTICA
2. ORÍGENES Y DESARROLLO DEL FEUDALISMO
3. LA ECONOMÍA RURAL MEDIEVAL
4. BIBLIOGRAFÍA
1. El debate historiográfico
Por una parte, los caballos de guerra eran costosos y su adiestramiento para
emplearlos militarmente exigía años de práctica y una dedicación casi exclusiva. Carlos
Martel, para ayudar a su tropa de caballería, le otorgó fincas (provistas con sus
correspondientes braceros: la tierra sin brazos que la cultiven no es una riqueza en esta
época), arrebatadas inicialmente de las posesiones de la Iglesia, y denominadas
‘beneficios’, siendo cedidas mientras durara la prestación de los soldados. Sin embargo, los
vasallos (como fueron llamados dichos caballeros), soldados selectos de los que los
gobernantes Carolingios se rodeaban, se convirtieron en modelos para aquellos nobles que
seguían a la corte. Con la desintegración del Imperio Carolingio en el siglo IX muchos
personajes poderosos se esforzaron por constituir sus propios grupos de vasallos dotados de
1
montura, a los que ofrecían beneficios a cambio de su servicio. Algunos de los hacendados
más pobres se vieron obligados a aceptar el vasallaje y ceder sus tierras al señorío de los
más poderosos, recibiendo a cambio los beneficios feudales. Esta relación de carácter
militar que se estableció en los siglos VIII y IX a veces es denominada feudalismo
carolingio. Pero la misma carece todavía heredabilidad, lo que se consolidará
aproximadamente hacia el siglo XI. El vasallo no sólo prestaba juramento de fidelidad a su
señor, sino también un juramento especial de homenaje al señor feudal, el cual, a su vez, le
investía con un feudo. De este modo, el feudalismo se convirtió en una institución tanto
política como militar, basada en una relación contractual.
2
Otro aspecto del feudalismo que requirió una regulación fue la sucesión de los
feudos. Cuando éstos se hicieron hereditarios, el señor estableció un impuesto de herencia
llamado ‘socorro’. Los señores se reservaron el derecho de asegurarse que el propietario
del feudo fuese leal y cumplidor de sus obligaciones. Si un vasallo moría y dejaba a un
heredero mayor de edad y buen caballero, el señor no tenía por qué objetar su sucesión. Sin
embargo, si el hijo era menor de edad o si el heredero era mujer, el señor podía asumir el
control del feudo hasta que el heredero alcanzara la mayoría de edad o la heredera se casara
con un hombre que tuviera su aprobación. De este modo surgió el derecho señorial de
tutela de los herederos menores de edad o de las herederas y el derecho de vigilar sobre el
matrimonio de éstas, lo que en ciertos casos supuso que el señor se eligiera a sí mismo
como marido. La viuda de un vasallo tenía derecho a una pensión de por vida sobre el
feudo de su marido (por lo general un tercio de su valor) lo que también llevaba a provocar
el interés del señor por que la viuda contrajera nuevas nupcias. En algunos feudos el señor
tenía pleno derecho para controlar estas segundas nupcias.
A) INTERPRETACIÓN INSTITUCIONALISTA.
A las conclusiones que se llegan sobre el feudalismo con esta definición sería:
3
Si admitimos esta forma de entender lo feudal, lo entenderemos como algo
restringido porque este tipo de relaciones sólo se dan en una época determinada y en
territorios muy señalados. Sería típico entre los siglos X al XIII y típico de la zona central
del Imperio Carolingio (Loira–Rhin), el resto de Europa o bien presentaba rasgos parciales
o bien no existía. Esta definición también es restrictiva en cuanto al propio concepto de la
relación feudal, que queda reducido a relaciones jurídico–políticas entre dos personas
libres, y que acaban cristalizadas en una serie de rituales y ceremoniales que alcanzaran el
cenit en la ceremonia de rendir homenaje.
Otro autor que trató de ampliar esta visión, pero siempre dentro de este sistema de
relaciones sociales, fue el americano J. R. Strayer. Para él la esencia del feudalismo no está
tanto en las relaciones feudo–vasalláticas, como en una forma de gobierno que se
caracteriza por la fragmentación de la autoridad política, por el traspaso del poder político
a manos privadas, y por la existencia de un sistema militar en el que la mayor parte de las
fuerzas armadas vendrán por contratos privados.
–Los tres están constantemente interrelacionados entre sí, y son esenciales para explicar un
modo de producción, pero el nivel económico es determinante en última instancia porque
se identifica con relaciones sociales de producción que son las que determinan el desarrollo
de la sociedad. –Uno de los tres tiene la primacía en un modo de producción (en este caso
la ideológica) –Es un concepto en constante evolución, se reproduce en el tiempo, pero no
de forma ilimitada, sino que su limite se produce cuando las relaciones sociales de
producción entran en contradicción con la evolución de las fuerzas productivas lo que
genera una revolución social que da lugar a un nuevo modo de producción.
Pierre Vilar (Iniciación al Vocabulario del análisis histórico, 1980) propone una
definición más sencilla, práctica y más acorde a la historia: "Una estructura que expresa
una realidad social total en la que se incluyen las relaciones cualitativas y cuantitativas de
4
los siguientes elementos:
–Las reglas que presiden la obtención por el hombre de los productos de la naturaleza y la
distribución social de esos productos: estructura económica. –Las reglas que presiden las
relaciones de los hombres entre sí, tanto si son de carácter espontáneo como si están
institucionalizadas: estructura jurídico –política. –Justificaciones intelectuales o místicas
que se dan de las dos relaciones anteriores los grupos que las organizan y que se
aprovechan de ellos (grupos dominantes) manipulando esas justificaciones: estructura
ideológica. Como ejemplo puede indicarse la denominada "Teoría de los tres órdenes":
como el clero reza por la salvación de los otros dos estados, y los nobles defienden la vida
de clérigos y pueblo llano, es coherente (pretende justificarse) que el tercer estado trabaje
para los otros dos.
Esta segunda corriente intenta abarcar por feudalismo una realidad social total:
comprende tanto a señores como a campesinos, como a otros grupos sociales que quieren
cambiar el tipo de relaciones. Cronológicamente es más amplio pues abarcaría desde el fin
del esclavismo hasta la aparición del capitalismo, aunque a la hora de fijar las fechas se
producen diferencias (siglo III –IV al siglo XVII–XVIII; IX–X–XI con la desaparición del
Imperio Carolingio hasta el siglo XV). Espacialmente abarcaría a la totalidad del
continente Europeo, e incluso territorios extraeuropeos como Japón o América
postcolombina.
Más allá de estos elementos las diferencias entre los historiadores al analizar un
método de producción son enormes. Así para Vilar el feudalismo sería "una sociedad
agraria de lenta evolución técnica e intercambios limitados, pero el excedente de trabajo de
la mayoría de la población, constituida por pequeños productores, es acaparado mediante
sistemas de coacción extraeconómica por los grupos dominantes" (relaciones jurídico–
políticas); mientras que para Witold Kula sería "un sistema socioeconómico de base agraria
con fuerzas productivas mediocres, con débil comercialización y de carácter corporativo,
en el que la unidad básica de producción sería la gran propiedad territorial feudal [el
señorío]"; mientras que otros como G. Bois matizan esta idea afirmando que esta unidad
básica sería la pequeña explotación campesina y no el señorío (estructura económica).
Los defectos más importantes que se podrían señalar a esta corriente serían su
visión excesivamente economicista de la historia y el no conceder demasiada importancia a
los factores supraestructurales (papel de la ideología).
C) VISIÓN SINCRÉTICA.
March Bloch fue un historiador que trató de unificar criterios utilizando la palabra
feudal para referirse a toda la sociedad, tanto en su aspecto económico como institucional.
Pero quien se planteó una teoría intermedia de forma más consciente fue el francés Robert
Boutruche (Señorío y feudalismo, 1959 y1970). Para este autor existen dos grandes
ámbitos: por una parte estaría el "Régimen feudal" que genera relaciones feudales y por
otro un "Régimen señorial" y genera relaciones señoriales. El 1º aspecto sería "el conjunto
5
de relaciones de carácter feudo –vasallático que se establece entre los grupos de las clases
dominantes "(se identificaría con lo que los institucionalistas llamarían feudalismo;
mientras que el Régimen señorial es aquel que comprende las relaciones que se establecen
entre señores y campesinos. Se generan en torno a la gran señoría o propiedad nobiliaria,
que estaría dividido en dos zonas (reserva y mansos) y dentro de los mansos hay
diferencias entre ocupados por personas libres y por personas jurídicamente serviles.
Otra interpretación, pero muy diferente, es la que realizó Yves Baset (La ciudad
medieval. Sistema social, sistema urbano, 1975) supone un intento por aplicar la teoría
general de sistemas Bertalanffy al ámbito de la historia utilizando todo el aparato
conceptual de esa teoría. Así, el feudalismo sería un "sistema (conjunto articulado de
elementos que conforman una totalidad) social", dentro del cual hay subsistemas que son
pequeños sistemas embrionarios. Uno de ellos es el subsistema urbano, que poco a poco ira
creciendo y erosionando al sistema feudal, hasta el punto de que el subsistema urbano
reemplace al feudal a partir del siglo XIV.
Al igual que existe un debate sobre qué es el feudalismo, también existe un debate
historiográfico de cómo acaba el feudalismo. La interpretación más clásica es la que dio
Maurice Dobb (Estudios sobre el desarrollo del capitalismo) conforme a las
interpretaciones más clásicas de Marx, que hacía responsables últimos no a los grandes
productores sino a la pequeña y mediana empresa que emergieron desde el siglo XIV
(crisis del siglo XIV) y se fueron desarrollando hasta el siglo XVII. Son los que tienen más
interés en establecer las relaciones sociales de producción capitalista que se basa en la
mano de obra asalariada, desean también acabar con las prestaciones feudales que
originaban su inmovilismo y sustituidas por la libre circulación de materias primas, es
decir, que las tierras se convirtieran en mercancías y las personas en fuerza de trabajo.
De aquí arranca el debate de los años cincuenta del pasado siglo con dos líneas para
explicar el fin del feudalismo y el paso al capitalismo: a contradicciones internas del
mundo feudal, causas endógenas (M. Dobb, K Takahashi...) o a causas exógenas al mundo
feudal (Paul Sweezy). Este autor americano replicó a Dobb, y señaló que la causa de su fin
fue la aparición de nuevas relaciones sociales de producción que se articularon en torno a
las ciudades y a las actividades comerciales que darán lugar a un "sistema de producción
para el mercado". Ambos sistemas se enfrentan, predominando a partir del siglo XIV (la
crisis supone la ruina del sistema feudal) este último que destruye al sistema feudal.
6
contrarréplicas a cargo de historiadores (G. Bois, M. Postan, E. Le Roy Ladurie, R.
Hilton...) en la revista Past and Present que dio origen al famoso "Debate Brenner"
(Publicado por Crítica dónde se recogen los artículos entre 1976–1982).
Perry Anderson rompe con este modelo tripartito y desarrolla otro que representaría
cuatro evoluciones distintas del mundo antiguo a la sociedad feudal, con diferencias tanto
espaciales como cronológicas: Europa Occidental, Europa del Norte, Europa del Este,
Europa Bizantina. Nosotros nos centraremos en la explicación del autor para Europa
Occidental por ser la que más nos afectó. Para Anderson existen diferencias sensibles entre
las dos oleadas de invasiones germánicas (siglo V-VI). Las del 406 (suevos, vándalos,
alanos, visigodos, ostrogodos y burgundios) pertenecen a pueblos que habían permanecido
en contacto con el Bajo Imperio Romano por lo que su estructura social, económica y
política es similar a la romana y muy diferente a la que tenían originalmente, de esta forma
su incidencia en estos campos fue débil. El modelo socioeconómico tardorromano se
mantiene: existencia del gran latifundio (villa), como modelo de organización de la tierra,
controlado por grupos oligárquicos y que se explota por el concurso de colonos y esclavos.
Modelo que se vio favorecido por el proceso de acaparamiento de los grupos más
poderosos de las tierras campesinas a cambio de protección, aprovechando ese ambiente de
irregularidades en beneficio propio.
Por contra las invasiones del siglo VI producen importantes cambios, son pueblos
que han tenido un contacto muy tangencial con Roma (Francos, Anglos, Sajones...) por lo
que su estructura social, económica y política estaba poco modificada y respondía de forma
7
más directa a la organización originaría de estos pueblos (además se asentarán de manera
más rápida y estable). Estas invasiones rompen con el sistema de "hospitalitas" e
introducen un modelo, del reparto de la tierra, basado en las costumbres germánicas; las
propiedades tardorromanas son confiscadas y repartidas de forma tradicional: una parte de
los territorios conquistados pasan al monarca y el resto se reparte entre los miembros de los
principales clanes tribales que a su vez los subdividen entre los miembros del clan. La
consecuencia económica es la disolución de la villa como modelo de explotación de la
tierra, y la aparición de un nuevo modelo basado en la comunidad de aldea en donde están
representados los diferentes componentes de la tribu con una diferenciación social no muy
acentuada. Vinculada a la comunidad de aldea sobreviven por un lado las propiedades
comunales (explotación ganadera principalmente) y por otra los alodios (pequeñas
explotaciones en que se divide el territorio de la aldea de carácter libre donde se asientan
las familias). Pero políticamente (desaparece el derecho romano y aparece la costumbre
como fuente fundamental que será legado a la época medieval), religiosamente (conversión
al cristianismo sin pasar por el arrianismo) y socialmente (la estructura social tardorromana
queda diluida y domina la germánica: monarquía electiva o semielectiva y una aristocracia
con los jefes de los clanes y por debajo la población con un estatuto jurídico diferenciado)
se producen también los cambios importantes que serán la base sobre los que nacerá el
sistema feudal.
A partir de aquí hay una lenta evolución de este modelo que finalmente cristalizará
con el intento de recontruir la unidad imperial en el occidente europeo con los carolingios.
El primer paso lo constituye la implantación del reino franco con Clovis (Clodoveo) a
finales del siglo VI; a partir de aquí se produce una evolución que tiene como rasgos más
importantes dos procesos paralelos: por un lado la fragmentación del poder político del
monarca y por otro la formación de una nobleza territorial, que se va "independizando" del
poder monárquico. Así el Reino Franco daría lugar a tres territorios independientes
(Austrasia, Neustria y Borgoña) y en torno a ellos una serie de territorios periféricos que a
veces están inmersos en el sistema y a veces son independientes (Frisia, Turingia,
Alemania, Aquitania y Bretaña). Esto dará lugar a la aparición de los mayordomos
palatinos que serán los representantes del monarca en el territorio pero que al final
ostentarán realmente el poder político pasando el monarca a un plano secundario. Un
protagonismo que irá aumentando a través de mecanismos como la patrimonialización de
los cargos, que alcanza su expresión más pura cuando se vuelvan hereditarios. Será con los
pipinidas (siglo VII), mayordomos de Austrasia, cuando comiencen los movimientos
típicos de recopilación de tierras (a costa de los otros territorios) que darán lugar al inicio
del Imperio Carolingio. Tras Pipino II de Heristal (679), aparece Carlos Martel y
posteriormente su hijo Pipino III, el Breve, que tuvo como principal acción la vinculación
de los tres reinos principales con la mitra Papal. Esta asociación tenía un doble interés: por
un lado la necesidad militar del Papa para defenderse de sus enemigos (sobre todo los
lombardos); y para el caso de Pipino III, la legitimación por parte de Esteban III para
fraguar la desaparición de la monarquía franca sustituida por la dinastía merovingia. Su
sucesor Carlomagno (tras la muerte de Carloman en el 771 tiene total autonomía para
controlar el territorio de su padre) seguirá guerreando en diferentes zonas de Europa (sobre
todo en la zona germana) que le permiten completar su territorio.
Los problemas empiezan a partir del 791 con el estallido de una crisis que tendrá su
manifestación política con un enfrentamiento entre Pipino contra su hermano Luis y su
padre Carlomagno. Este hecho dará pie a la exigencia de un juramento de fidelidad de
todos sus vasallos directos (como tal no es un invento carolingio sino que se aplica en
8
época merovingia (siglo VII). La novedad es la generalización de un juramento que va
unido a una serie de contrapartidas por ambas partes: creciente vinculación del vasallaje
con la concesión de un beneficio, y la creciente transformación del beneficio en una
concesión territorial.
Por circunstancias, hereda el Imperio Luis el Piadoso, quien trató de dejar todos los
territorios a su hijo Lotario, lo que originará una guerra civil entre los tres hermanos
(Carlos el Calvo, Luis el Germánico) que dará lugar al Tratado de Verdun (843) que
produciría el reparto en tres partes del Imperio Carolingio. A partir del 843 comienza la
desaparición del Imperio tanto por problemas externos (vikingos, húngaros, musulmanes)
como por problemas internos (sentido patrimonial de los cargos, desaparición de la
administración central, aumento de la territorialización de la nobleza que gobierna
directamente sobre los territorios que está asentada, multiplicación de los juramentos de
fidelidad, fragmentación del poder central) que dará lugar al régimen feudal.
9
dominios, para obtener unas ayudas complementarias
–esclavos (10% 20% de la población del dominio). El problema es saber si este
porcentaje se puede generalizar a las comunidades de aldea. Será a finales del siglo X
cuando aparezca el esclavismo.
Lo que hay en este periodo es una creciente polarización entre ambos mundos por
la generalización de la guerra y l a continua sucesión de acontecimientos bélicos que
contribuyen a degradar el régimen de libertad de los campesinos libres. La guerra se
convierte en el instrumento de dominación esencial de las clases nobiliarias para dominar
al resto de la sociedad.
Cuando los musulmanes llegaron en el año 711 a la Península Ibérica los duques
(división territorial similar a los condados del Imperio Carolingio) fueron considerados
virreyes, prueba del alcance de su poder y de que el camino hacia la feudalización ya
estaba abierto en la P. Ibérica a principios del siglo VIII. Según Claudio Sánchez Albornoz
(España un enigma histórico) la conquista musulmana habría constituido el
desencadenante del proceso de desarticulación del reino visigodo, cuya historia se habría
caracterizado, en los últimos decenios, por la constante presión de la nobleza sobre una
monarquía debilitada, ocasionando un resquebrajamiento de las estructuras estatales del
derecho público romano y del proceso de protofeudalización de la organización política,
acompañada por el desarrollo de la gran propiedad donde lo importante es el elemento
servil y dependiente. Sin embargo, la desaparición del reino visigodo no había supuesto su
desvanecimiento, ya que algunas de las prácticas de su ordenamiento militar, judicial y
fiscal sobrevivieron en el Norte de la Cordillera Cantábrica, implantadas allí por los
refugiados de la invasión musulmana. Un entramado institucional que se vería modificado
tanto por las instituciones de los pueblos ya asentados, como por las nuevas circunstancias,
la forma de ocupación del territorio con el inicio de la Reconquista. Los repobladores, en
su mayoría casi absoluta, fueron hombres libres, vinculados por lazos de parentesco o
vecindad. Por esta vía se fue constituyendo una capa social mayoritaria de pequeños
propietarios rurales, pero siempre de condición jurídica y social libre y sin dependencia a
ningún sistema señorial. Será el pequeño campesino libre, quien a través de su propiedad
familiar, garantice la reproducción económica de la sociedad y quien la vertebre social y
políticamente, al proporcionar a la mayoría del apoyo militar que necesitaba. Muchos de
estos pequeños propietarios se encontrarán agrupados, en un segundo escalón, en
comunidades rurales o de aldea, dotados de independencia e indudable personalidad
jurídica que les capacitaba para poseer y contratar. Según Sánchez Albornoz no hubo
feudalismo en la península, de ahí su famosa frase: "Castilla tierra de hombres libres,
rodeada de un mar feudal".
10
miembros más ricos acapararían los solares.
Tras estos autores de desarrollaron toda una serie de trabajos (J. Mª Mínguez
Fernández y J. A. García de Cortázar para la zona de la meseta; P. Bonnassie o Carlos
Laliena Corbera para la zona nororiental de la Península) que vienen a remarcar estas
ideas: el desarrollo de formas sociales y económicas definidas como feudales se produce a
partir de la desintegración de "comunidades primitivas" pero con algunas peculiaridades:
A pesar de las diferencias que nos encontramos entre distintas regiones europeas, en
todas observamos un carácter marcadamente rural; la casi totalidad de los vecinos viven de
y para las actividades agropecuarias. No es de extrañar por tanto, que estas actividades
influyan tanto en la organización económica de estas regiones, como en su propia
estructura social. Estas actividades están en manos de los "laboratores" que serían los
grupos encargados de la producción material de bienes. Pero esto indica que sean los
"laboratores" que serían los grupos encargados de la producción material de bienes. Pero
ésto no indica que sean los "laboratores" quienes dirijan plenamente estas actividades;
puesto que la nobleza, caracterizada como grupo no productivo, al vivir de las rentas (que
por diferentes mecanismos extraen de la clase productiva) estará sumamente interesada en
estas actividades. Agricultura y ganadería a lo largo de toda la Edad Media son las
columnas maestras en las que se sujeta la economía aunque no podemos olvidar la
existencia de una artesanía y comercio que paulatinamente irán desarrollándose como
actividades productivas.
11
persona y también el diezmo de sus cosechas en beneficio de su parroquia. Podía ser
llamado a trabajar en la reserva señorial y pagaba el arrendamiento en dinero o en especie,
o tal vez de ambas maneras. Todo eso no procedía de un contrato negociado libremente,
sino que era posible debido a la tremenda indefinición del campesinado: de la necesidad de
protección y de su incapacidad para resistirse a las crecientes exigencias, en unos tiempos
de crecimiento demográfico y de aumento del hambre de tierras.
Es muy difícil señalar un único modelo que sirva de explicación para toda la época
medieval pero sí podemos señalar unas características generales de la agricultura y la
ganadería:
12
secundaria... pierde su eficacia; lo que al principio suponía un aumento de la producción, a
la larga se traduce en una disminución del espacio para la alimentación secundaria... pierde
su eficacia; lo que al principio suponía un aumento de la producción, a la larga conduce a
la "ley de caída del rendimiento de la tierra", de tal forma que el fenómeno de expansión
conduce a una crisis (siglo XIV). Pero esta lucha agricultura–ganadería generará también
una lucha por los cada vez menores pastos que supondrá la paulatina usurpación de los
comunales por parte de la nobleza y la obligación de que los "pecheros" redujeran sus
cabezas de ganado.
– En cuanto a la ganadería hay que hablar de un desarrollo generalizado de ganado
ovino (importancia según avanzamos del comercio de lana), pero hay que destacar la
importancia que tenía la ganadería doméstica para la subsistencia: cerdos, gallinas, pollos,
ánsares. Aunque existen diferencias entre los campesinos, dependiendo de su estatus
económico; podemos marcar como un equipamiento mínimo (para después del siglo X)
una pareja de animales de labor, uno o dos cerdos, aves de corral, algunas ovejas y cabras y
ya en la época bajo medieval, bestias menores (mulas, asnos, burros)aumentando la rapidez
de desplazamientos de los campesinos.
Cada familia produce independientemente, aunque hay que diferenciar lo que son
actividades productivas esenciales (el cultivo extensivo de cereales asociados siempre a la
producción ganadera) y actividades productivas no esenciales (cultivo intensivos de huerta,
cría de ganado menor...) A pesar de esa independencia, las condiciones de trabajo feudales
obligan a las familias a diversas formas de cooperación, tanto de carácter simple como de
naturaleza compleja. Las simples vienen impuestas por: la necesidad de combinar los
trabajos de siembra y labranza, regular los senderos de paso para que transite el ganado, o
explotar conjuntamente los rastrojos; explotación colectiva de los comunales; explotación
colectiva de determinadas instalaciones (cervecerías, molinos...). La consecuencia de estas
relaciones son la integración de las familias en unidades de mayor envergadura: la aldea.
La cooperación compleja viene impuesta por la división local del trabajo esto hace posible
que se abandonen determinadas actividades económicas en manos de un artesanado más o
menos elemental; es decir, permite a algunas personas desvincularse de la explotación
exclusiva de la tierra por una actividad artesanal rudimentaria (molineros, carniceros,
herreros...). Al lado de la producción rural orgánica ya encontramos una producción rural
de materias inorgánicas, destacando la extracción del hierro o la fabricación de cerámica.
13
diversas: trabajo por trabajo, trabajo por producto, producto por trabajo, producto por
producto (será en la Baja Edad Media cuando la moneda deje de ser un instrumento de
cuenta y vuelva a ser un instrumento contable). Necesariamente en la producción
campesina aparece el intercambio.
4. BIBLIOGRAFÍA
14