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Tras más de veinte años trabajando con contabilidades de todo tipo, tanto en
función consultora como de peritaje judicial, puedo afirmar que existen una serie
de problemas o dudas que resultan recurrentesentre los responsables de la
contabilidad de las pymes.
Conviene distinguir entre problema y duda. El problema se genera de manera
involuntaria y se produce cuando se están cometiendo uno o varios errores
contables de manera sistemática. Las dudas, por el contrario, nacen de manera
consciente, cuando no tenemos la seguridad de cómo tratar una partida. En
estos casos, al menos existe una “luz roja” que nos avisa de que esto podría
estar mal, y nos empuja a la consulta.
Los primeros casos se detectan al auditar unas cuentas o cuando se realiza un
informe pericial. Los segundos, te los exponen los clientes. En cualquier caso,
siempre conviene auditar, aunque sea de manera interna, la contabilidad de las
pymes, ya que de su correcto estado dependen decisiones estratégicas
fundamentales.
Por orden de importancia, vamos a empezar por los problemas. Los problemas
contables más importantes se derivan de no tener correctamente estructurado lo
que en Iberproin denominamos PRM: Procesos + Registros + Metodología.
La suma de estos tres factores, simplemente, significa tener un orden en el
trabajo.
Tan simple, que muchas veces no se cumple, o se acumula cierto tipo de trabajo
contable, o se carece de documentación que soporte ciertos asientos o incluso
no existe una manera eficaz de obtener información de la contabilidad de la
empresa. Por ejemplo, movimientos de importes de caja que no se registran
adecuadamente y se pierde el rastro de ese dinero.
Conciliaciones bancarias que acumulan documentos pendientes de entregar
en contabilidad y que imposibilitan realizar la conciliación y empujan a la
utilización de cuentas auxiliares que se eternizan en el balance y le confieren
mala imagen. Acabamos de empezar y seguramente muchos lectores estén
pensando que estoy comentando casos extremos, pero nada más lejos de la
realidad.
Cuando una empresa crece y no se dimensiona el departamento Administrativo
y Contable de igual manera, los problemas vienen por doquier. Y me consta que
para muchas empresas la contabilidad y las finanzas son esas molestias que hay
que sacar adelante y se hace de cualquier manera, siendo éste el mayor de todos
los errores posibles: creer que la contabilidad no es importante.
Por ejemplo, cuando el volumen de trabajo es alto, se tiende a ahorrar tiempo en
ciertas partidas contables. Algo recurrente es la contabilización de préstamos a
largo plazo. En enero se contabilizan las doce cuotas del año y ahí queda eso.
Resulta que no se reclasifica el largo plazo hasta el enero siguiente y la pyme se
encuentra con un falso corto plazo que, poco a poco, va desapareciendo hasta
ser cero tras la cuota de diciembre. De manera provisional, y quedando dos o
tres años de préstamo, resulta que en el balance no aparece importe alguno a
corto plazo. Esta ausencia afecta a ratios de solvencia y tesorería que ofrecen
una imagen falsa de la realidad de la empresa y que, peligro, no advierte de
pagos que hay que afrontar a corto plazo. Esta práctica es muy habitual.
Otra práctica contable que provoca problemas, y en este caso además dudas,
son lascuentas con socios y administradores. Me encuentro en la práctica
totalidad de pymes con que los socios y administradores son importantes
acreedores de la empresa.
Aparte de la mala imagen que ofrece este tipo de saldos en el balance, conviene
controlar muy rigurosamente qué gastos se ajustan estrictamente a la actividad
de la empresa y dejar fuera los demás. Una de las dudas que más frecuentes es
conocer si ciertos gastos se pueden activar en el inmovilizado como inversión.
Muchas de estas dudas esconden ajustes en el resultado final del ejercicio. Mi
recomendación es siempre ajustarse a los criterios de activación y amortización
establecidos.