You are on page 1of 10

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/276273414

Cómo afecta el uso de Internet a los estudiantes adolescentes: Informe de


investigación

Conference Paper · November 2014

CITATIONS READS

2 50,978

1 author:

Jesús Plaza de la Hoz


Universidad Internacional de La Rioja
16 PUBLICATIONS   18 CITATIONS   

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

Tecnologías y educación: apropiaciones y perspectivas de los protagonistas View project

All content following this page was uploaded by Jesús Plaza de la Hoz on 14 May 2015.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


Cómo afecta el uso de Internet a los estudiantes adolescentes:
Informe de investigación

Jesús Plaza de la Hoz


Universidad Internacional de la Rioja.
Gran Vía Rey Juan Carlos I, 41. 26002 Logroño (La Rioja) España
jesus.plaza@unir.net

Resumen: La sociedad actual hace necesario prestar atención a la influencia de las Nuevas Tecnologías entre los
jóvenes en un contexto de cambio profundo de los entornos sociales y educativos. Los adolescentes,
especialmente sensibles a su uso, están más expuestos a los riesgos, por las peculiaridades de esta etapa
de maduración de la personalidad, junto con el atractivo que suponen las TIC. Siguiendo las directrices
de la UNESCO (2011) sobre la necesidad “esencial” de capacitar a todos los grupos de edad para formar
parte de la nueva sociedad, este artículo se propone contrastar estudios recientes sobre cómo usan
Internet los adolescentes españoles, con una encuesta propia sobre “Internet, redes sociales virtuales y
educación”. La finalidad será la comprobación empírica de algunas hipótesis de tendencias: aumenta el
tiempo gastado en la red para conectar con los amigos y para aprender, pero difiere la finalidad por
sexos; también crecen los usos agresivos y la adicción; el rendimiento académico influye en cómo se
usa la red, lo que incrementa la brecha digital en el tipo de uso. Este informe de investigación permitirá,
junto con otros, sugerir líneas de actuación futura para padres y docentes en la tarea de empoderar a
nuestros jóvenes para que puedan convertir los riesgos en oportunidades.

Palabras clave: NUEVAS TECNOLOGÍAS, EDUCACIÓN, RIESGOS, BRECHA DIGITAL, ADOLESCENTES.

Abstract: Our current society needs to pay attention on how New Technologies affect young people in a context
of deep change of educational and social environments. Teenagers are especially sensitive about ICT,
and are more exposed to their risks, because of the special maturing process of their personality in this
stage, and the attractiveness of the ICT. As some of the UNESCO guidelines (2011) focus on the
“essential” necessity to qualify all kind of groups, whichever their age is, in order to take an active part
in the new society, this paper wants to match several previous studies about how young Spanish people
use the Internet, with an own poll about “Internet, virtual social nets and education”. The aim will be to
check empirically some hypothetical trends: time spent on the Internet increases, to connect friends and
to learn, but differs between the sexes; aggressive uses and addiction grows as well; academic
achievement affects how to use ICT, and so the digital gap about different short of uses gets bigger. In
addition with others contributions this researching report will allow suggesting what courses of action
parents and teachers have to take on in order to empower our young people to transform the risks into
opportunities.

Key words: NEW TECHNOLOGY, EDUCATION, RISKS, DIGITAL GAP, ADOLESCENTS.


1. INTRODUCCIÓN

La llamada sociedad de la información tiene en las nuevas tecnologías su base de proyección para la
construcción de la socialidad contemporánea, en la que las relaciones entre los individuos adquieren una nueva
forma organizativa: la red (Castells, 2002:15). De ahí la peculiar estructura reticular que van adquiriendo todas
las actividades humanas y a las que las nuevas generaciones han de adaptarse. Bien es verdad que parten de una
posición de privilegio al crecer ya como nativos digitales; sin embargo el incremento exponencial de los
contactos e informaciones que las TIC facilitan se ven acompañados también por amenazas. Se rompen las
barreras más allá de la “zona de primer orden” (Requena, 1996:15-6), o bien se amplía ésta acercando
distancias, contrayendo el tiempo, compartiendo intereses y ampliando contactos no siempre deseados.
Por otro lado, el usuario ya no es pasivo, genera conocimiento y contribuye a construirlo, lo enfrenta
activamente, o participa en la producción de los objetos de consumo informativos (Ramos, 2008:110-3).
En este contexto y atendiendo a la trascendencia de la educación en formar a los protagonistas de la sociedad
futura, se hace urgente contar con todos los grupos de edad en lo que se ha descrito como la tarea de
“empoderar” a los jóvenes con herramientas no sólo técnicas, sino sobre todo éticas (UNESCO, 2011). El
protagonismo en la sociedad de la información se extiende más allá de las generaciones activas, hacia las que se
encuentran en proceso de maduración, abriendo amplias oportunidades en los campos económico, laboral y de
formación continua. Se trataría, además, de capacitarles para enfrentar los riesgos de modo responsable.
No podemos limitarnos a difundir medidas sólo defensivas y, mucho menos, prohibitivas, pues la perspectiva
de sus carencias (Buckingham, 2002) puede cercenar la adecuada preparación para un acceso con sentido que,
por otro lado, la misma tecnología en encarga de liberar de fronteras.
La nueva e-ciudadanía (Fuentes, 2011:118, 124) tiene que saber organizar los tiempos y los contenidos con los
que enfrentarse a la sociedad global. De ahí que sigan siendo de interés estudios de campo acerca del uso que
hace la juventud de las nuevas tecnologías y el modo positivo y negativo en que les afecta a su proceso de
aprendizaje. Aunque generalizadas ya, junto a comportamientos específicos de jóvenes y adolescentes (Hersent,
2005), podemos advertir que las oportunidades para una utilización con sentido no están distribuidas por igual.
Se necesitará seguir profundizando en una “nueva alfabetización” (Mominó, 2007:24, 27) que disminuya las
desigualdades a la hora de aportar corresponsabilidad en la sociedad red.
Son variados y numerosos los estudios sobre las posibilidades de las TIC y sus peligros, cómo dan lugar a
prevenciones e incluso miedo y preocupación ante algunos casos de abusos, adicciones graves o efectos
contraproducentes. Suele influir la novedad de la herramienta y su constante capacidad innovadora.
Profesorado y familias llegan más tarde que el alumnado a las novedades, por lo que insisten en la educación en
valores y el control a través de la Administración (Espinar y González, 2008:121). Algunos incluso advierten
de un cambio de los roles de poder en los grupos primarios (Lorente et al. 2004:298), pues en las TIC la
iniciativa corre a cargo de los hijos; de modo que puede generar o bien dejación ética por parte de los padres o
bien percepción de un peligro latente, por desconocido, al que les cuesta enfrentarse. Pero desentenderse sólo
conduce a convertir una posibilidad en un peligro real.
Este trabajo aporta un informe de investigación que se añade al análisis de la presencia de la tecnología en el
ámbito adolescente y en entornos educativos. Es parte de un proyecto del Grupo de Investigación “El quehacer
educativo como acción” de la UNIR, dirigido por el Prof. Dr. D. José Antonio Ibáñez Martín.
El artículo se centra en comprobar algunas hipótesis de tendencia por contraste con los resultados del
cuestionario “Internet, redes sociales y educación” llevado a cabo en el primer cuatrimestre de 2013: la
finalidad fundamentalmente comunicativa que dan los adolescentes a la red diferenciada por género; el
aumento de su uso para el aprendizaje; el incremento de la agresividad y la adicción; la mejora del rendimiento
académico; el peligro de una brecha en el tipo de uso. Concluimos con la necesidad de seguir orientando un uso
adecuado por parte de padres y profesores.

2. ESTUDIOS PREVIOS
Los estudios recientes constatan que se generaliza el uso y se adelanta la edad en la que se introducen los niños
en internet (Rubio, 2009; González et al., 2009; Villadangos y Labrador, 2009; Viñas, 2009; Garmendia et al.,
2011; Echeburúa, 2012; Muñoz et al., 2013). Aunque no será fácil rebajar la barrera de los 7 años, en la que
algunos fijan el inicio, es posible que se incremente la intensidad en el uso, en general durante la juventud, y
más concretamente en la adolescencia. A ello contribuye la simplificación progresiva de estas herramientas, la
confluencia de plataformas en formatos más asequibles y manejables –móviles, tablets, portátiles- con accesos
cada vez más económicos y rápidos a servicios multimedia (The Cocktail Analysis, 2010 y 2011).
La población en la que hemos fijado la atención, jóvenes de 12 a 17 años, seguirá demandando las TIC como
canal socializador por excelencia del que valoran su gran potencial de intercambio y enorme oferta de ocio y
distracción (Garitaonandia et al. 2005; García Jiménez, 2012). En cuanto a las oportunidades que abren para el
proceso de enseñanza-aprendizaje, se podrán aprovechar en la medida en que este tipo de uso vaya
generalizándose en el sistema educativo, si bien será el profesorado (Hargreaves, 2010; Ertmer y Ottenbreit-
Leftwich, 2010) el que deberá darle sentido y contenido pedagógico para generar motivación (Román y
Murillo, 2012; Murillo y Martínez-Garrido, 2013; Puentes et al., 2013) e interés en la mejora autónoma de las
propias capacidades. En este sentido es muy posible que conviva esta finalidad junto con la específica de estas
edades, configuración de grupos y actividades lúdicas, con manifestaciones periódicas de conflicto e incluso de
agresividad (González et al., 2009; Echeburúa, 2012; García Jiménez, 2012; Guijarro-Tomo, 2012; Protégeles,
2013). El peligro de adicción (Area, 2010; Fu et al., 2010; Labrador y Villadangos, 2010; Ko et al, 2012;
Choliz y Marco, 2012, Cía, 2013), ya presente en muchos estudios (Rubio, 2009; Chóliz y Villanueva, 2011;
Garcia Jiménez, 2012; Kardefelt, 2014), seguirá siendo un aspecto para concienciar y prevenir.
En este sentido el perfil del joven adicto se corresponde con aquel en mayor riesgo de abandono y fracaso
escolar (Fernández Enguita et al., 2010), por lo que será el contexto sociocultural junto con el rendimiento
académico los factores quizá más influyentes para inclinar la balanza hacia un uso perfectivo de la red. Visto en
positivo, empoderar a los adolescentes en este uso de internet puede evitar el peligro de que a la brecha digital
se sume una “brecha en el tipo de uso digital”, en el que queden rezagados los varones de extracción social más
humilde y de entorno familiar menos cultivado, cuyo uso intensivo de las TIC–quizá en el mismo grado que los
demás- quede limitado a finalidades superficiales, o derive en adicción.

3. METODOLOGÍA DE LA ENCUESTA
Durante el año 2013 se confeccionó un cuestionario de 51 items sobre la intensidad y tipo de uso de las nuevas
tecnologías (internet en general y redes sociales virtuales en particular), que llevan a cabo los adolescentes
españoles. En una segunda fase se administró la encuesta a una muestra de 1.032 estudiantes de Enseñanza
Secundaria Obligatoria (de entre 12 y 17 años) de centros tanto públicos como privados/concertados, de varias
Comunidades Autónomas españolas: Andalucía, Aragón, Cataluña, Castilla-León y Madrid. La selección de la
muestra se llevó a cabo siguiendo criterios de oportunidad y disponibilidad de recursos y centros, por lo que no
resultará estadísticamente representativa de la totalidad del territorio español, aunque pensamos que sí mantiene
una alta significación empírica. La población de estudiantes españoles en 2013 suma 1.018.861, lo que nos
permite hablar de un error muestral (p=q) del 50% y un nivel de confianza del 95% (z = 1,95). Los resultados
obtenidos fueron analizados con el programa informático de análisis de datos SPSS 18.0. Teniendo en cuenta
las limitaciones de recursos, esta investigación intenta elaborar hipótesis de tendencia a partir de estudios
empíricos previos, y su comprobación provisional a través de un extenso cuestionario sobre una muestra
empíricamente significativa. Un campo como el de las TIC en constante evolución precisará de ulteriores
investigaciones que amplíen, maticen o modifiquen los resultados que aquí proponemos, afinando el
instrumental y mejorando su alcance representativo.

4. ANÁLISIS DE LOS DATOS: COMPROBACIÓN DE TENDENCIAS

4.1. La finalidad de uso de las TIC se especifica según el sexo


Al preguntarles por los usos de internet con respuesta múltiple (Tabla 1), una amplia mayoría (74,9 %) indica la
necesidad de comunicarse con los demás compañeros. Por sexos, es significativo que las chicas usen más la red
para el intercambio de mensajes (7 puntos por encima de los chicos) y hacer trabajos (casi 8 puntos a favor de
ellas), mientras que es superior el uso masculino de juegos, videoclips (12 puntos por encima) y hobbies (15
puntos). Se comprueba por tanto que chicas y chicos interactúan en red de distinto modo, y que el uso
individual y competitivo tiene mayor incidencia en los adolescentes varones.

Tabla 1: Razones del uso de Internet por sexo del entrevistado. (%). Respuesta múltiple. Elaboración a partir de datos del
cuestionario "Internet, redes sociales y educación" (2013)

Sexo
Uso Internet %
Varones Mujeres
Necesidad de comunicarme o mandar mensajes a otro compañero 74,9 71,4 78,6
Encontrar información para un trabajo escolar 56,8 53,0 60,8
Distraerme o pasar el rato con juegos o videoclips 55,0 60,8 48,9
Hobbies 36,8 44,2 29,0
Ns/Nc 0,4 0,2 0,6
Total 1.031 531 500
En cuanto a la orientación de la comunicación en red contamos con la pregunta 35 (“¿Qué te gusta contar en la
red?”), de respuesta múltiple; una mayoría simple (56,5%) señala la opción de más contenido ético (“Procuro
evitar que lo que digo pueda causar daño a otras personas”), seguida de “Cotilleos de la clase o de mis amigos”
(30%), “problemas” (21%) y un significativo 18% que cuenta “casi todo lo que me pasa”. Que alrededor de un
43% no hayan señalado la evitación de daño indica quizá no tanto la voluntad de causarlo, cuanto la
inconsciencia de que pueda derivarse un daño cualquiera, pues la percepción de la red es sobre todo lúdica.

4.2. Se incrementa el uso de internet como cauce de aprendizaje


Pudiendo elegir otras respuestas (vid. Tabla 1), más del 50% de los entrevistados (un 60,8% de las chicas)
acuden a internet para la confección de trabajos escolares. En conexión con estudios previos (Rubio, 2009) se
afianza en la Educación Secundaria una mayoría que utilizan la red como herramienta habitual de trabajo.
Deberán ser los profesores y los centros los que añadiendo carga práctica de trabajo en y por Internet doten de
sentido formativo a una tecnología ya extendida entre los jóvenes aunque más como instrumento de
comunicación y diversión.

4.3. Se agudizan los usos agresivos y el peligro de adicción.


Un 59 % de los adolescentes (Esteban et al., 2013; Tabla 2) manifiestan que directa o indirectamente conocen a
alguien que se ha sentido maltratado o entristecido por algo publicado sobre ellos en las redes virtuales. Un
dato que, aunque no nos permite aventurar cifras sobre las víctimas reales, es significativo por relación al 7% y
12,4% de alumnos de 15 y 16 años que decían haber sufrido cyberbullying (Garmendia, 2011 y Guijarro-
Tormo, 2012, respectivamente). Notemos además que un 33,7% de nuestros encuestados afirman conocer
personalmente a varios compañeros que lo han sufrido.

Tabla 2. P.22 ¿A cuántas personas conoces que se han sentido maltratadas y entristecidas por lo que de ellas se había dicho
en la red? Elaboración a partir de datos del cuestionario "Internet, redes sociales y educación" (2013)

Frecuencia Válidos (%) Acumulados (%)


Válidos Nadie 414 40 40
Nadie directamente, sí indirectamente 262 25,3 65,3

Algunos, no muchos (menos de tres) 263 25,4 90,7


Más de tres 86 8.3 99
Pérdidas Sistema 9 0.9 99.9
Total 1034 99.9
Preguntas más directas (Tabla 3), añaden que un 28,3% ha usado Internet y las redes sociales para vengarse
cuando están enfadados (un 3,4% lo hizo contra el profesor). Al 20,7% les han pedido una foto comprometida,
y un 25% afirma tener algún amigo que ha recibido amenazas o chantaje mediante ese tipo de fotos. Por tanto
añadimos evidencia a la hipótesis sobre la presencia de usos agresivos a través de la red en un no pequeño
porcentaje. Otra cuestión es si podemos calificarlos como cyberbullying, pues podría tratarse de actuaciones no
siempre de gravedad, o puntuales, no sobre la misma persona –características definitorias de este problema-.

Tabla 3. Respuestas a varias preguntas. Elaboración a partir de datos del cuestionario "Internet, redes sociales y educación”
(2013). *Esta pregunta se ha elaborado con parte de la muestra (ref. Esteban et al. 2013, tabla 3).

Frecuencia %
p. 33* - Internet para vengarse o por estar enfadados 149 28,3
- Vengarse del profesor 18 3,4
p. 16 - Les han pedido una foto comprometida 214 20,7
p. 19 - Tienen un amigo a quien chantajearon 256 24,8
p. 18 - Han enviado foto comprometida 79 7,7
p. 23 - Han recibido propuestas sexuales 248 24

28,30%
24% 24,80%
20,70%

7,70%
3,40%

Vengarse del Mandaron Les Recibido Chantaje a Vengarse de


profesor foto pidieron foto propuesta amigo compañeros
sexual

Gráfico 1: Formas directas de acoso en la red. Fuente: datos del cuestionario "Internet, redes sociales y educación" (2013).

En cuanto a la adicción (preguntas 43 y 44 de la encuesta), el 38,2% se reconocen enganchados a Internet, más


un 13,5% que manifiestan su intención de desengancharse; por el contrario, un 29,6% no le dan mayor
importancia, y un 32,2% nunca se lo ha planteado. El concepto de “estar enganchado” tiene menos carga
peyorativa que el de “ser adicto”, que manejan las estadísticas europeas, y que incluyen comportamientos de
claro riesgo para la salud. Por tanto nuestros datos confirmarían más bien aquel 40% de menores que en 2012
reconocían sentirse molestos si no pudieran conectarse (García Jiménez, 2012). Más preocupante resulta el
13,5% que “quiere desengancharse”, pues supone una percepción más negativa –tengamos en cuenta que en
esta ocasión se dio libertad para responder a dos opciones, por lo que cabe que hayan marcado ambas
simultáneamente: “estar enganchado” y “querer desengancharse”-. Desde luego, comparado con el 1,5% de
adolescentes considerados adictos en otros estudios (PROTÉGELES, 2013), nuestro 13,5% es más llamativo.
En este sentido se confirmaría la tendencia apuntada.
4.4. Ell rendimiento académico favorece un uso educativo de la red.
Para intentar dilucidar esta relación (Gil, 2011) contamos con el porcentaje de alumnos que eligieron la opción
formativa entre los usos de internet (pregunta 3: “¿Qué
¿Qué razones te llevan habitualmente a navegar por la red?”),
red?
desagregados por rendimiento académico.
académico Como vemos en el Gráfico 2, por debajo del 50% sólo se encuentran
los extremos, a saber, los que suspenden y los muy buenos académicamente; quizá aquéllos no aprovechan la
ayuda de la red, y éstos no la necesitan. El mayor uso educativo se concentra en los alumnos de la media y
desciende ligeramente conforme mejoran los resultados. Se podría sugerir que la red es una
un herramienta más en
el aprendizaje, pero no el cauce ordinario de la enseñanza.
enseñanza

62,90% 60,40%
55,60% 58,80%
49,70%
39,50%

(*) <5 5a6 6a7 7a8 8a9 9 a 10

Gráfico 2: Uso de la red para trabajos escolares, según nota media de los últimos tres controles de lengua y matemáticas (*).
Fuente:
uente: datos del cuestionario "Internet, redes sociales y educación" (2013).

4.5. Como consecuencia, aumenta la “brecha en el tipo de uso digital”


La pregunta 9, esta vez de percepción, puede añadir matices a nuestra hipótesis anterior: “¿Piensas
“ que internet,
si lo utilizas correctamente, puede ayudarte a tener
t mejores notas?” Ciertamente una respuesta afirmativa no
significa que se actúe en consecuencia, pero puede ser indicativo.. Si sumamos las respuestas “sí” y “algunas
veces”, obtenemos más del 80% de los alumnos, independientemente de sus notas. notas. Entre los que afirman
categóricamente que “sí” (Gráfico 3) el menor porcentaje corresponde a los que suspenden, aunque sólo
ligeramente inferior a otros grupos; por encima del 50% sólo están los que obtienen notas de 6 a 7, ó de 8 a 9.
Podemos aventurar ar que al menos en cuanto a la línea de demarcación entre los que aprueban y los que
suspenden, internet se suma al elenco de desigualdades que dificultan llegar a todos al éxito académico. Es
posible que la brecha digital en general vaya reduciéndose en loslos países occidentales, por difusión cultural del
uso de las TIC –de de hecho España se muestra como un ávido receptor de tecnologías-;; sin embargo, su menor
uso educativo por parte de los alumnos peor situados, puede añadir desventaja aja a su situación, pues si los
estudiantes de mayor éxito parecen valorar menos las TIC ello no les impedirá dirá utilizarlas eficazmente cuando
les sean necesarias.

51,10% 51,90%
42,50% 43,80% 42,90%
40,30%

(*) <5 5a6 6a7 7a8 8a9 9 a 10

Gráfico 3: Piensan que internet ayuda a mejorar las notas, según nota media de los últimos tres controles
ntroles de lengua y
matemáticas (*). Fuente: datos del cuestionario "Internet, redes sociales y educación" (2013).
5. Conclusiones
Entre los adolescentes españoles las nuevas tecnologías son una realidad firmemente asentada en su uso diario;
una utilización que se puede considerar ya extendida a todos los estudiantes de la ESO. Diversos estudios
indican entre los 7 y los 9 años como edad de inicio en internet; quizá se pueda adelantar algo más, y es
probable que crezca en intensidad.
Nuestros datos corroboran la necesidad de comunicación que satisfacen en primer lugar estos nuevos medios de
interacción; los adolescentes muestran la proyección de las características que en otros ámbitos manifiesta la
diferencia sexual; así las actividades más competitivas e individuales, como los juegos o las aficiones
personales, gustan más a los chicos, mientras aquellas otras más cooperativas y responsables son preferidas por
las alumnas, caso de las herramientas de mensajería o también el apoyo en la red para los trabajos de clase.
Precisamente porque hablan de todo sin demasiada conciencia del peligro, y aunque tienen también al menos la
intención de no dañar, las posibilidades de que se produzcan consecuencias no deseadas son grandes. El
aprovechamiento de estos medios para la mejora de las propias capacidades es algo todavía por desarrollar;
existe una amplia base de apoyo, puesto que el trabajo en grupo se facilita por la práctica habitual del
intercambio en red; sin embargo enfocar las tecnologías como una oportunidad para el empoderamiento
profesional es una tarea pedagógica todavía pendiente.
En cuanto a la faceta de un previsible incremento de la violencia y la agresividad debido a las características de
la inmadurez de estas edades, y al hecho de contar con un instrumento de potenciación enorme de los
comportamientos –también de los negativos-, observamos que muchos conocen problemas que afectan a
compañeros, e incluso reconocen haber hecho un uso “vengativo” de la red. Aunque si tenemos en cuenta que
una amplia mayoría se siente segura y apenas preocupada, cabe intuir que serán pocos los casos realmente
graves y que, aun conocidos por casi todos, no hay conciencia de la peligrosidad del medio, sino de la
personalidad de algunos usuarios. Lo cual obliga a seguir ahondando en la necesidad de formar en un uso
prudente y maduro de Internet.
Otra cuestión es la adicción a las TIC. Si bien no queda delineado el concepto en su acepción médica
especializada, parece confirmarse la imagen colectiva de los adolescentes ensimismados con el móvil y
desatendiendo al entorno real; un significativo 38/2% se reconoce enganchado y un 13,5% quisieran
desengancharse.
La relación de las TIC con la mejora del rendimiento tiene una dimensión claramente pedagógica, que no
hemos investigado en nuestra encuesta; para ello se debería arbitrar un instrumento de medida adecuado y al
menos dos grupos de contraste, aquellos que utilizaran las tecnologías para el aprendizaje y aquellos que no. En
todo caso la sociedad demanda cada vez más las capacidades tecnológicas avanzadas, por lo que es más
interesante abundar en si el uso de TIC mejora de hecho el aprendizaje. De nuestros datos de deduce que los
estudiantes de rendimiento académico medio aprovechan las nuevas herramientas en mayor grado que los de
peores y mejores resultados. Más significativos son los primeros, pues confirman el temor de que se produzca
una ampliación de la brecha no ya sólo cultural –que será siempre difícil de acometer-, sino también
tecnológica, en cuanto al aprovechamiento pro-educativo del nuevo entorno; una llamada de atención a la
perentoria urgencia de empoderar en las TIC especialmente a los alumnos que carecen del sustrato cultural
familiar adecuado –formación de los padres, biblioteca en casa, motivación del ejemplo, etc.-.
Entre las limitaciones de nuestro estudio cabe señalar la heterogeneidad de los datos de las encuestas y análisis
de la literatura, si bien nos han servido de marco de referencia; así también se debería ampliar la muestra al
resto de las Comunidades Autónomas que no han sido representadas. Del mismo modo se puede afinar las
preguntas para indagar en los comportamientos directos de los protagonistas, para diferenciar la publicidad de
las conductas ajenas respecto de la incidencia de las propias; en este sentido otras técnicas, más cualitativas,
nos permitirían conocer en profundidad las motivaciones que subyacen a tablas y porcentajes.
REFERENCIAS

Area, M. (2010). El proceso de integración y uso pedagógico de las TIC en los centros educativos. Un estudio de casos.
Revista de educación, 352, Mayo-Agosto, pp. 77-97.
Buckingham, D. (2002). Crecer en la era de los medios electrónicos, Madrid, Morata.
Castells, M. y Himanen, P. (2002). El estado del bienestar y la sociedad de la información. El modelo finlandés. Madrid,
Alianza Editorial.
Cía, A. H. (2013). Las adicciones no relacionadas a sustancias (DSM-5, APA, 2013): un primer paso hacia la inclusión de
las Adicciones Conductuales en las clasificaciones categoriales vigentes. Revista de Neuro-Psiquiatría, 76 (4):
210-217
Chóliz Montañés, M., Villanueva Silvestre, V. (2011): Evaluación de la adicción al móvil en la adolescencia. Revista
Española de Drogodependencias, 36(2): 165-183
Chóliz, M., Marco, C. (2012), Adicción a lnternet y redes sociales. Tratamiento psicológico, Alianza, Madrid.
Echeburúa, E. y Requesens, A. (2012). Adicción a las redes sociales y nuevas tecnologías en niños y adolescentes,
Ediciones Pirámide, Anaya, Madrid.
Ertmer, P. y Ottenbreit-Leftwich (2010). Teacher Technology change: how knowledge, confidence, beliefs, and culture
intersect. ISTE (International Society for Technology in Education), 42(3), 255-284.
Espinar, E. y González, M.J. (2008). Jóvenes conectados. Las experiencias de los jóvenes con las nuevas tecnologías. RES
9: 109-122.
Esteban, F., Fuentes, J.L., Caro, C. (2013). Spanish Teenagers using Internet: pedagogical considerations from an ethical
perspective. 6th International Conference on Education, Conference Proceedings Book, Bilbao: IADAT.
Fernández Enguita, M., Mena, L., Riviere, J., (2010). Fracaso y abandono escolar en España. Colección Estudios Sociales
29, Fundación la Caixa, Obra Social. Consulta 25 de Enero de 2013 (www.laCaixa.es/ObraSocial).
Fu, K., Chan, W. S. C., Wong, P. W. C., Yip, P. (2010). Internet addiction: prevalence, discriminant validity and correlates
among adolescents in Hong Kong. The British Journal of Psychiatry, 196, 486-492.
Fuentes Esparrell, J. A. (2011). Características de la actividad cívica de los adolescentes y jóvenes españoles: e–ciudadanía.
REIFOP 14 (2): 115-126.
García Jiménez, A. (2012). URJ. Estudio de encuesta. Consulta 25 de Enero de 2013
(http://www.periodistadigital.com/tecnologia/internet/2012/10/14/estudio-universidad-rey-juan-carlos-
adolescentes-internet.shtml).
Garitaonandia, C., Fernández, E., Oleaga, J. A. (2005). Las tecnologías de la información y de la comunicación y su uso por
los niños y adolescentes. Doxa Comunicación, (3): 45-64
Garmendia, M., Garitaonandia, C., Martínez, G., Casado, M. A. (2011): Riesgos y seguridad en internet: Los menores
españoles en el contexto europeo. Bilbao: Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, EU Kids
Online.
Gil, J. (2012). El uso del ordenador y rendimiento académico entre los estudiantes españoles de 15 años, Revista de
Educación, 357, Enero-abril. DOI: 10-4438/1988-592X-RE-2010-357-065
González, V., Merino L., Cano, M. (2009). Las e-adicciones. Dependencias en la era digital. Ciberjuego, cibersexo,
comunidades y redes sociales, Barcelona: Nexux Médica Editores.
Guijarro, V., Tormo, P. (2012). Trabajo Fin de Máster sobre cyberbulling, Universidad Internacional Valenciana. Consulta
25 de Enero de 2013 (http://www.europapress.es/sociedad/noticia-91-adolescentes-son-acosados-movil-124-
internet-20121003111754.html).
Hargreaves, A. (2010). Change from Without: Lessons from Other Countries, Systems, and Sectors. En A. Hargeaves; A.
Liberman; M. Fullan Y D. Hopkins (EDS.). Second Inernational Handbook of Educational Change (105-117).
New York: Springer
Hersent, F. (2005). La cultura adolescente. Jornadas de bibliotecas, infantiles, juveniles y escolares, ‘Pero, ¿qué leen los
adolescentes’. Boletín de la Fundación GSR: 35-84.
Kardefelt-Winther, D. (2014): Problematizing excessive online gaming and its psychological predictors. Computers in
Human Behavior, 31, pp. 118-122.
Ko, C. H., Yen, J. Y, Yen, C. F., Chen, C. S. y Chen, C. C. (2012). The association between Internet addiction and
psychiatric disorder: A review of the literature. European Psychiatry, 27, 1–8.
Labrador Encinas, F. J., Villadangos González, S. M. (2010). Menores y nuevas tecnologías: conductas indicadoras de
posible problema de adicción. Psicothema, 22(2): 180-188
Lorente, S., Bernete, F. Becerril, D. (2004). Jóvenes, relaciones familiares y tecnologías de la información y la
comunicación, Madrid: Injuve.
Mominó, J. M., Sigalés, C., Meneses, J. (2007). La escuela en la sociedad red. Internet en la Educación Primaria y
Secundaria, Barcelona: Ariel.
Muñoz, R., Ortega, R., Batalla, C., López, M. R., Manresa, J. M., Torán, P. (2013), Acceso y uso de nuevas tecnologías
entre los jóvenes de educación secundaria, implicaciones en salud. Estudio JOITIC. Atención Primaria, 1-12.
Murillo, F.J. y Martínez-Garrido, C. (2013). Impact of Homework on Academic Performance. A Study of Iberoamerican
Students of Primary Education. Revista de Psicodidáctica, 18 (1), 157-171. (DOI: 10.1387/RevPsicodidact.6156).
PROTÉGELES (2013). Adicción de los adolescentes a las redes. Consulta 21 de Enero de 2013
(http://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/01/15/psiquiatriainfantil/1358277028.html)
Puentes, A., Roig, R.I., Sanhueza, S., Friz, C. (2013). Concepciones sobre las tecnologías de la información y la
comunicación (TIC) y sus implicaciones educativas: Un estudio exploratorio con profesorado de la provincia de
Ñu ble, Chile. Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad, 22, (8), 75-88.
Ramos, A. (2008). Redes Sociales y propiedad intelectual. Dos mundos obligados a entenderse. Telos, 76:110-113.
Requena Santos, F. (1996). “Redes sociales y cuestionarios”; CIS, Cuadernos metodológicos 18.
Román, M. y Murillo, F.J. (2012). Learning Environments with Technological Resources: A Look at their Contribution to
Student Performance in Latin American Elementary Schools. Educational Technology Research and
Development, 60 (6), 1107-1118. (DOI: 10.1007/s11423-012-9262-5).
Rubio, Á., Menor, J.J., Mesa, M.J., Mesa, B. (2009). Adolescentes y jóvenes en la red: factores de oportunidad. Madrid:
Injuve.
THE COKTAIL ANALYSIS (2012). Informe de resultados. Observatorio de redes sociales IV Oleada. Consulta 8 de
Febrero de 2013 (http://www.slideshare.net/TCAnalysis/4-oleada-observatorio-de-redes-sociales)
UNESCO (2011). Alfabetización mediática e informacional. Guía para profesores. Consulta 21 de Enero de 2013
(http://unesdoc.unesco.org/images/0021/002160/216099S.pdf)
Villadangos, S. M. y Labrador, F. J. (2009). Menores y nuevas tecnologías (NT): ¿uso o abuso? Anuario de Psicología
clínica y de la salud, 5: 75-83.
Viñas, F. (2009). Uso autoinformado de Internet en adolescentes: perfil psicológico de un uso elevado de la red,
International Journal of Psychology and Psychological Therapy, 9, 1, 109-122

View publication stats

You might also like