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“Aves de papel.


Mariana Hernández Reskala
Personajes:
Sebastián (En la primera escena tiene 26.)
Ana (En la primera escena tiene 25.)

I.
[Hoy. En un restaurante lujoso.]

Ana se encuentra esperando a alguien. Sebastián se encuentra dándole la espalda


mientras toma la orden de otra mesa y después voltea hacia ella.

Sebastián. - ​Buenas noches, ¿está esperando a alguien? ​(Le entrega el menú.)


O… ​(Silencio.)​ ¿Ana?…
Ana.-​...Sebastián...¿Qué...cómo estás?
Sebastián.-​... Bien... ¿Y tù?
Ana.-​...Bien...gracias…
Sebastián.-​ Que bueno...
Ana.-​...Si…​(Silencio.)​ Mira, ya dejó de llover, que bueno…
Sebastián.-​ …Si...que bueno...​ (Silencio.)
Ana.-​ ¿Para qué me traje mi chamarra?
Sebastián.-​ ¿Qué?
Ana.-​ …Nada…pensé en voz alta…​(Finge que lee el menú.)
Sebastián.-​...
Ana.-​ ​(Continúa leyendo el menú.)
Sebastián.-​ ¿…Quieres …que…/?
Ana.-​ Creo que ya sé que quiero… una botella de vino…ésta, por favor…
Sebastián.-​ …Pensé que odiabas el vino.
Ana.-​...No … este es nuestro favorito…
Sebastián.-​ …
Ana.-​ …El de mi prometido… y el mío…
Sebastián.-​ ...Felicidades...
Ana.-​… Gracias…
Sebastián.-​ ¿También es actor?
Ana.-​ …Ya no actúo…el mundo no necesita actores…
Sebastián.-​ … ¿Entonces… qué haces?
Ana.-​ …Trabajo…con mi papá…
Sebastián.-​ …
Ana.-​ ¿Y tú?... Pensé que estabas viajando…o...algo...
Sebastián.-​ …Hace tiempo dejé de viajar...​ (Silencio. Mira fijamente el anillo de
compromiso de Ana.)
Ana.- ​¿Qué pasa?
Sebastián.-​ …Nada...pensé que... que no creías en el matrimonio...
Ana.-​(Mirando fijamente su anillo de compromiso.)​... Al final nos terminamos
adaptando...
Sebastián.-​Después de cinco años, supongo que si...
Ana.- ​Tú también estás diferente...
Sebastián.-​ …Si... mira en lo que nos convertimos… un par de esclavos…
Ana.-​ ¿Qué quieres decir?
Sebastián.-​ …Existen dos tipos de esclavos…los que lo saben y los que no…
Ana.-​ ... Al parecer asumimos muy bien nuestro papel. ​(Silencio.)
Sebastián.-​¿Te acuerdas…te acuerdas cuando decíamos que… que éramos aves?
Ana.- ​Éramos aves de papel… aves de papel que creían que podían volar por el
mundo, pero la verdad es que se podían destruir solo con el viento. ​(Silencio.)
Sebastián.-​Nunca me hubiera imaginado que de esto se iba a tratar todo… que solo
esto es y… ya… me refiero a… la vida…
Ana.-​… No es como la imaginamos…solo esto es.
Sebastián.-​…Parece que nuestras alas se rompieron...​(Silencio.)
Ana.-​ Siempre estuvieron rotas, no nos dimos cuenta y por eso intentamos volar.

II.
[Cinco años antes. En la casa de Ana y Sebastián, es un cuarto pequeño.]

Ana está terminando de empacar sus cosas. Sebastián entra al cuarto con su
guitarra.
Sebastián.- Conseguí el dinero… pero creo que no va a hacer falta…
Ana.-​ ​(Empacando.)​ Lo necesitas para pagar la renta…
Sebastián.-​ Me voy a ir de la ciudad en unos días… así que no cr/
Ana.-​ ​(Se detiene.) ​¿Qué! ¿Cuándo ibas a decírmelo!
Sebastián.-​…Ya te vas…
Ana.- ​Si, pero esto ya lo habías planeado antes, ¿verdad!
Sebastián.-​ Lo último que quiero es pelear…
Ana.-​¡Lo último que quieres es enfrentar las cosas! ​(Le avienta lo que trae en las
manos.)
Sebastián.-​ No necesitas hacer esto, Ana.
Ana.-​ ¡No me digas que hacer! ​(Lo empuja.)​ ¡Ya hice mucho por ti y tú nunca
hiciste una mierda por mi!
Sebastián.-​ ¿Nunca hice una mierda por ti! ¡Tú me dejaste solo!
Ana.- ​¿Por qué me engañaste! ¿Por qué me dijiste qué las cosas si podían cambiar!
¡Eres igual de mierda que todos, solo usas un disfraz! ​(Se dirige nuevamente a
empacar.)
Sebastián.-​ ​(Dirigiéndose hacia la puerta.)​ …No le veo el sentido a todo esto/
Ana.- ​¡Deja de evadir las cosas! ¡Ves como si eres igual a tu papá! ¡El abandonó a
tu mamá y tú abandonaste tus sueños y con ellos a mi!
Sebastián.-​¡Los dos los abandonamos! ¡Los dos nos caímos del vuelo y a los dos
nos están aplastando!
Ana.-​ ¡A mi no me están aplastando, yo ya me voy!
Sebastián.-​ ¡Te vas porque ya te cansaste de vivir así, necesitas los lujos a los que
estás acostumbrada, sólo me usaste!
Ana.-​ ¡Tù me usaste a mi! ​(Silencio.)​ ¡Y si, ya me cansé de vivir así, pero no por los
lujos y toda esa mierda que dices! ¡Me cansé de escuchar decir que quieres arreglar
el mundo porque no quieres arreglarte a ti mismo primero!​ (Silencio. Termina de
empacar y se pone cara a cara con Sebastián.) ​¡Me dejaste sin nada!​ (Silencio.)​¡Me
odio más a mi que a ti por haber creído que podías cambiar el mundo!... ¡Ni siquiera
sabes que hacer contigo! ​(Toma su maleta, abre la puerta, sale y cierra
fuertemente.)
Sebastián.-​ ​(Camina hacia la puerta. Se detiene y suspira. Observa el cuarto vacío,
camina hacia su cama, se sienta en ella y mira hacia el suelo por un rato, después
saca de su bolsa del pantalón un poco de marihuana, una pipa y un encendedor.
Pone la marihuana dentro de la pipa y fuma. Mira hacia la pared. Fuma tres o cuatro
veces mientras observa lentamente el cuarto vacío. Limpia la pipa, guarda la
marihuana, la pipa y el encendedor en la bolsa de su pantalón. Se pone de pie,
toma su mochila y su guitarra, camina hacia la puerta y sale del cuarto.)

III.
[Tres horas antes. Casa de Ana y Sebastián.]
En el piso se encuentran tiradas colillas de cigarro, botellas de cerveza, vasos y un
cartel de un movimiento social. Sebastián se encuentra durmiendo. Entra Ana.
Ana.-​(Se dirige a la cama y comienza a sacudirlo.) Sebastián… Sebastián,
levántate. (Le quita bruscamente las cobijas a Sebastián.) ​¡Sebastián!
Sebastián.-​ ​(Despierta asustado.) ​¿Qué…qué pasa?
Ana.-​ ¡Nada más me voy unos días y...! ¿Por qué hiciste todo esto!
Sebastián.-​ ...
Ana.-​ Nos van a sacar si no pagamos antes de las seis.
Sebastián.-​ (Se reincorpora lentamente.)​ Todavía queda lo que nos dio tu hermana,
¿no?
Ana.-​ ¡Eso se acabó hace días!
Sebastián.-​ … ​(Se levanta lentamente y se dirige a recoger.)​ Puedes hablarle otra
vez...
Ana.-​ ¿Qué! ¡Ya no quiero pedirle más, háblale tù a tu mamá! ​(Comienza a
recoger.)
Sebastián.-​ No quiero que me vea así…
Ana.- ​(Se detiene.)​¿Por qué? ¿También te creyó cuando le dijiste que ibas a
cambiar al mundo o fue más lista que yo!
Sebastián.-​ ¿Desde cuándo te volviste así?
Ana.- ​¡Desde que me di cuenta quien eras!
Sebastián.-​ ​(Se detiene.) ​¿Cuánto es lo que debemos? Ahorita salgo a conseguirlo.
Ana.-​ ¿Cómo vas a conseguirlo! ¿Con tu guitarra! ¡Ya no es como antes que con tu
guitarra sacábamos para comer!, ¡Estamos solos! ​(Continúa recogiendo.)
Sebastián.-​ ¡Ya sé, Ana, ya sé, no tienes que recordármelo!
Ana.-​¡Si, si tengo que recordártelo! ¡Hoy era cuando dictaban la sentencia y ni te
acordaste! ¡Se van a quedar encerrados mucho tiempo y ni a ti ni a nadie les/!
Sebastián.-​ ¡No puedo creer que te pongas así por el dinero!
Ana.- ​¿Por el dinero! ¡Me hubieras dicho quien eras realmente!
Sebastián.-​ ¡Perdón por no ser lo que esperabas! (Comienza a recoger
nuevamente.)
Ana.-​ Eres igual a tu papá.
Sebastián.- ​¿Qué?
Ana.-​ Abandonan todo.
Sebastián.-​ ​(Se detiene.)​¿Cómo puedes decir eso! ¡Eres una basura!​ (Pausa.)
Mejor ni te digo nada...no vale la pena estar perdiendo el tiempo aquí contigo.
Ana.-​ ​(Tira lo que está recogiendo.)​ ¡La que perdió el tiempo fui yo!
Sebastián.-​ ¡Ya cállate, Ana! ¡Ahorita voy por el maldito dinero para que te calmes
de una vez! ​(Silencio. Se dirige hacia la puerta. Sale.)

IV.
[Días antes. Casa de Ana y Sebastián.]

Ana está en un rincón mirando a Sebastián que está sentado en la cama forjando un
cigarro de marihuana sobre un libro.
Sebastián.-​ ¿Quieres?
Ana.- ​(Niega con la cabeza y se levanta a abrir la ventana y queda viendo el
exterior.)
Sebastián.-​ ​(Continúa forjando el cigarro de marihuana, se queda mirándolo un
rato, termina de forjarlo, lo enciende y fuma.) ​Me hablaron los abogados.
Ana.-​ ¿Y?
Sebastián.-​ ​(Se acuesta en la cama y fuma.) ​Hace tres meses que estamos aquí y
es la misma historia...
Ana.-​ ... ¿Para qué nos hacemos ilusiones?, sabemos que las cosas no van a
cambiar... ​(Comienza a buscar su chamarra.)
Sebastián.-​ ​(Fumando.) ​¿Vas a salir?
Ana.-​ Si, me molesta el humo.
Sebastián.-​ ​(Fumando.)​ ¿Cuándo dejó de luchar la gente?...¿Cuándo dejaron de
volar...?
Ana.- ​Esa historia me la sé muy bien... ​(Encuentra su chamarra.)
Sebastián.- ​(Fumando.)​ No se que hacer, Ana...
Ana.- ​(Dirigiéndose hacia la puerta.)​¿Quieres algo de afuera? Todavía queda del
dinero que nos dio mi hermana.
Sebastián.-​ ​(Fumando.)​ No… al rato, voy a salir a conectar...
Ana.-​ Eso si lo sabes hacer, ¿verdad?​(Abre la puerta.) ​Cierras la puerta de abajo,
acuérdate que la casera se enoja.
Sebastián.-​ ​(Fumando.)​ ¿Qué fue lo que nos falló?
Ana.-​ Me voy a quedar con Ángela...
Sebastián.-​ ​(Fumando.) ​Espero que pronto nos vuelvan a escuchar...
Ana.-​No sè a que hora vaya a llegar...luego nos vemos.
Sebastián.-​ (Fumando.) ​Ten cuidado, Ana...
Ana.-​ ... ​(Sale.)
Sebastián.- ​(Continúa fumando mirando hacia el techo.)

V.
[Tres meses antes. Casa de Ana y Sebastián.]
Sebastián.-​ ​(Abriendo la puerta con trabajo.)​ Ya está…pásale…
Ana.-​ ​(Entra y pone las cosas en el piso mientras observa el cuarto.)​ Se siente raro
saber que vamos a vivir aquí...hace una semana estábamos en la playa y ahora...
estamos aquí...
Sebastián.- ​Es lo único que pude conseguir... con todo lo que está pasando...
Ana.- ​No te preocupes, no está mal. ​(Empieza a desempacar.)
Sebastián.-​ ¿Y si desempacamos mañana? Ahorita solo quiero descansar.
Ana.-​ ​(Se detiene.) ​Tienes razón.
Sebastián.-​ ​(Se sienta en un rincón y mira hacia el suelo.)
Ana.-​ ​(Se sienta a lado de él.) ​Apenas llevamos una semana en la ciudad y mira...
No puedo creer que esto esté pasando...
Sebastián.- ​Ni yo, linda... nunca me hubiera imaginado que la ciudad estuviera así,
ni que encarcelaran ni amenazaran a nuestros compañeros...
Ana.- ​¿Por qué no nos dijeron la verdad?
Sebastián.-​ No querían angustiarnos.
Ana.- ​De todos modos ya lo estamos, no me siento segura en ningún lado... Tu
mamá me ha estado llamando mucho,sabe que llevamos una semana aquì y está
muy preocupada.
Sebastián.-​ Si, me imagino...pobre...seguro se impactó mucho con las noticias...
Ana.-​ ¿Por qué no le llamas para que sepa que estás bien?
Sebastián.- ​Me voy a poner peor si hablo con ella… la asamblea de hoy me quitó
las ganas de todo…parece que les importan más sus egos que nuestros
compañeros...
Ana.-​ Pero es una etapa, ¿no?, tu dijiste.
Sebastián.-​ No sé...
Ana.-​ ¿De verdad piensas eso?
Sebastián.-​ … Ya no se ni que pensar, todo esto me agarró por sorpresa... es como
si nadie nos escuchara, ni nosotros mismos.
Ana.-​ Ya no crees en el movimiento, ¿verdad?
Sebastián.-​(La abraza.)​ Ana, no te preocupes, esto va a seguir, no nos vamos a
cansar de seguir luchando, te lo prometo.
Ana.-​ ...
Sebastiàn.-​Y si esto va de mal en peor, si el movimiento se derrumba por completo,
nosotros vamos a seguir, aunque solo seamos tu y yo volando, tenemos que
seguir…

VI.
[Una semana antes. Estación de autobuses, medianoche.]

Ana está sentada en los asientos de una estación de autobuses con su mochila y un
sleeping bag. Está esperando a Sebastián. Sebastián llega con su guitarra, su
mochila y su sleeping bag.
Ana.- ​¿Dónde estabas? Estaba muy preocupada.
Sebastián.-​(Poniendo su mochila y su sleeping bag en el piso. La besa.) ​No te
preocupes, hermosa, estoy bien.​ (La besa.)​ Me quedé con la banda arreglando unas
cosas.
Ana.- ​¿Cómo va todo?
Sebastián.-​ No muy bien... hablé con la banda de la okupa, pero no me dicen más
que lo que ya sabemos, que los desalojaron.
Ana.- ​¿Crees que esté pasando algo más?
Sebastián.-​ No sé... pero ya se están movilizando.
Ana.-​ ... ¿Y aquí? ¿Cómo los dejaste?
Sebastián.-​ Mal, están empezando a acosar y a amenazar a la banda.
Ana.-​ ¿Qué! ¿Por qué!
Sebastián.-​ Por querer volar Ana, no les conviene.
Ana.-​ ​(Lo abraza.) ​Tenemos que cuidarnos mucho.
Sebastián.-​ No te preocupes. ​(La besa.)​ Es solo una etapa, en todos los
movimientos pasa, después va a volver a ser como antes.
Ana.-​ Está bien, confío en ti. ​(Lo besa.)​ Vamos por los boletos.
Sebastián.- ​El dinero que me diste... se los dejé, lo necesitaban más que nosotros.
Ana.-​ ¿Qué! ¿Por qué siempre piensas en los demàs antes que en nosotros! ¡Era lo
único que teníamos!
Sebastián.-​ No te pongas así...pensé que tú tenías más, fue una confusión.
Ana.-​¿Ahora qué vamos a hacer!
Sebastián.-​ Puedo tocar mi guitarra y …pedir dinero... o podemos pedir ride.
Ana.-​ ¿Es en serio, Sebastián! ¡Estás loco! ¿No ves cómo están las cosas!
Sebastián.- ​Ana, no es mi culpa que esto esté pasando.
Ana.-​ ¡Tampoco la mía!
Sebastián.-​ ​(La abraza.)​ Tranquila, hermosa. Estamos muy nerviosos por lo que
está pasando. Tenemos que calmarnos. Nos necesitan en la ciudad, tenemos que
estar bien.
Ana.-​ Tienes razón, además todo va a volver a ser como antes, ¿verdad?
Sebastián.-​ …Si.​ (La besa.) ​Vamos a regresar a esto muy pronto, esta es nuestra
vida…transformar al mundo y… volar… quiero vivir así para siempre.
Ana.-​ Y lo vamos a hacer, ¿verdad? ​(Lo besa.)
Sebastián.-​ Si, solo tenemos que regresar a la ciudad y ver lo que nos espera.
Seguro algo bueno.​ (La besa.)
Ana.-​ De hecho… pensaba entrar a la escuela. Con todo lo que está pasando me
puede dar algunas ideas, ¿no crees?
Sebastián.-​ No Ana, ve lo que le están haciendo a la gente que quiere seguir
soñando, ¿crees que la escuela te va a ayudar en algo? Tenemos que enfocarnos
en el movimiento y en nuestros amigos.
Ana.-​ Eso si…
Sebastián.-​ Además tú no necesitas la escuela, eres increíble.
Ana.- ​(Silencio. Mira sus cosas.)​ ¿Y ahora? ¿Qué vamos a hacer? No nos alcanza
ni para una llamada.
Sebastián.-​ Pues… podemos dormir aquí.
Ana.- ​No quiero, Sebastiàn. Estuvimos en la playa dos meses, me duele todo por
dormir en el suelo, además siento que no es seguro.
Sebastián.-​No te preocupes, yo te voy a cuidar siempre. ​(La abraza y la besa en la
mejilla.)
Ana.- ​¿Y mañana?
Sebastián.- ​Mañana voy a tocar mi guitarra muy temprano y vamos a tener dinero
para los boletos, tú no te preocupes de nada.
Ana.- ​(Lo mira fijamente.)​ ¿Seguro? ​ (Se sienta y pone su mochila como almohada
y trata de dormir.)
Sebastián.-​ ​(La mira fijamente. Camina hacia donde está, toma su chamarra de su
mochila y se la coloca como si fuera una cobija. La besa en la mejilla y la abraza.
Cierra sus ojos y trata de dormir.)
VII.
[Playa. Dos meses antes.]

Ana y Sebastián están llegando a la playa corriendo, ambos están cargando sus
mochilas, sleepings bags y Sebastián su guitarra. Sebastián se encuentra
cubriéndole los ojos a Ana. Ambos dejan sus cosas en el suelo.
Sebastián.-​ Listo. ​(Le descubre los ojos.)
Ana.-​ ¿En dónde estamos!
Sebastián.- ​¿Te gusta?
Ana.-​¡Es la playa màs bonita que he visto!​ (Lo besa y abraza.)​ Valieron la pena
esos tres días de viaje. ​(Lo besa.)
Sebastián.- ​Se ve así, porque tú estás en ella. ​ (La besa.) ​Y pensar que hace tres
dìas estàbamos en la ciudad…​(La abraza.) ​Es el primer lugar en el que vamos a
construir un nuevo mundo.
Ana.- ​¿O sea qué...?
Sebastián.-​ Si, hermosa.​(La besa.)​ ¿Te gustaría vivir aquí?
Ana.-​... ¡Claro que si! ​(Lo besa.) ​ ¡Aquí podemos vivir todos, sin dinero, sin reglas…
solo con amor!
Sebastián.-​ ​(La besa.) ​¡Si, hermosa, aquí solo se va a sembrar amor! ​(La besa.)
Ana.- ​¡Ven, ayùdame a desempacar!... ¡Aquí podemos poner la casa de campaña, y
alrededor la gente puede poner las suyas!
Sebastián.-​ ¡Que buena idea y a lado la banda puede dar los talleres y hacer las
asambleas!
Ana.-​ ¡Si y ahí podemos sembrar la comida o puedes tocar la guitarra y yo cantar a
tu lado!
Sebastián.-​ ​(La besa.)​¡Mañana mismo le llamamos a la banda para que vengan,
hacemos que esto funcione y después volamos a otro lado!
Ana.-​(Lo besa.)​¡Vamos a crear muchos mundos por todo el mundo, Sebastián!
Sebastián.-​ ¡Si, Ana! ¡Adiós al viejo mundo! ¡La gente va a conocer otras formas de
vivir, sin líderes, sin dinero, sin trabajos, siendo libres!
Ana.- ​¡Contigo yo encontré la mejor forma en que alguien puede vivir! ​(Lo besa y lo
abraza.)
Sebastián.-​¿Qué me hiciste, Ana?...Me vuelves loco. ​(La besa.)​ No cabe duda que
tu piel es la única que quiero tocar…Y tus labios​ (La besa.) ​son los únicos que
quiero besar.
Ana.- ​Te hechicé, Sebas.​ (Lo besa.)​ Nadie me había hecho sentir lo que tú.​ (Lo
besa.)​ Quiero estar contigo para siempre.​ (Lo besa y lo abraza.)
Sebastián.-​ Y en este mundo así va a ser. ​(La besa.)
Ana.-​ Me gustaría que mis papás pudieran ver todo esto...
Sebastián.-​ ​(La abraza.)​ Nuestros jefes cometieron muchos errores, pero no es su
culpa, es el único mundo que conocen...
Ana.- ​Ya sé...ojalá mi mamá no tomara tanto, y ojalá mi papá no estuviera enojado
todo el tiempo...
Sebastián.-​ ​(Besa su frente.)​Te entiendo...a mi me hubiera gustado ver feliz a mi
jefa...
Ana.-​ ​(Lo abraza.)
Sebastián.-​ Desde que mi papá se fue nunca la vi sonreír... ¡Pero pronto todo va a
ser diferente Ana, van recuperar sus sueños y van a reconstruir con nosotros el
mundo que destruyeron! ​(La besa.)​ ¿Tú, por dónde quieres empezar?
Ana.-​ ​(Mira hacia el horizonte.)
Sebastián.-​ Estás mirando en la dirección equivocada, lindura. Mira un poco más
arriba, un poco más. Ahí está bien.
Ana.-​ ¡Tienes razón, no podemos vivir en otro lugar que no sea el cielo! ​(Lo besa.)
Sebastián.-​ Es el hogar de las aves. ​(La besa. Se levanta y le extiende su mano.)
¿Empezamos de una vez?
Ana.-​ ​(Se levanta. Se besan y se abrazan mientras se elevan lentamente hasta el
cielo.)
VIII.
[Tres días antes. En un edificio público.]
Ana está en un edificio público, a lo lejos se escucha un discurso político. Ana
observa discretamente a su alrededor como si estuviera buscando a alguien. Entra
Sebastián y se para detrás de Ana. Ambos están usando ropa elegante. Hablan con
un volumen bajo.
Sebastián.- ​Tranquila, hermosa, soy yo.
Ana.-​ Ya casi va a empezar la rueda de prensa.
Sebastián.-​ Ya sé...No voltees tanto, linda, primero hay que/
Ana.- ​¡Ya empezaron!
Sebastián.- ​Espérate, hay que dejar que lo acaparen más... Ahora si Ana, vam/
Ana.-​ ​(Lo besa.)​ Gracias por enseñarme a volar. ​(Corre hacia el otro extremo del
lugar.)
(Sebastián y Ana se acercan hasta el frente.)
Sebastián.-​Lamentamos interrumpir tan honorable discurso, pero tenemos órdenes
de hacerlo. Nos informan que el área tiene que ser evacuada por cuestiones de
seguridad, ya que el lugar en el que nos encontramos es sumamente peligroso.
Ana.-​ Hace que las personas crean que todo lo que se dice aquì es verdad.
(Se empieza a escuchar una canción revolucionaria y a varias personas recitando
algún poema revolucionario mientras Sebastián y Ana se quitan la ropa, debajo de
esta traen una playera del movimiento.)
Sebastián.-​ ¡Apaguen las televisiones! ¡La verdad está allá afuera, la decimos
nosotros!
Ana.-​¡Derrumbemos lo que no nos deja pensar ni ser libres, es momento de
cambiar todo!
(La multitud comienza a gritar y a moverse de sus lugares.)
Ana.-​ ¡Ya no nos pueden controlar ni man/!
Sebastián.-​ ¡Ana!
Ana.-​ (Voltea a ver a Sebastián, después voltea al frente de ella.) ​¡Puta madre!
(Ambos comienzan a correr, después se toman de las manos. La multitud comienza
a enloquecer; lo podemos saber por el ruido que hacen.)
Ana.- ​¿Y los demás!
Sebastián.-​ ¡Ya se salieron! ¡Solo faltamos nosotros!
Ana.-​…¡Mierda! ¿Crees que nos atrapen!
Sebastián.-​ ¡No!… ¡Estamos volando muy rápido!
Ana.- ​¡Y alto para ellos!
(Continúan corriendo y salen del edificio.)

IX.
[Una hora antes. Manifestación.]

Sebastián se encuentra terminando de dar un discurso con su megáfono. Ana corre


hacia él y lo abraza por atrás.
Sebastián.- ​Aquí estás.​ (Se besan y se abrazan.) ​No sabes cuanto te extrañé. ​(La
besa.)
Ana.- ​¡Tuve que apagar el celular, todo se puso tan/! (Lo besa y lo abraza.) ¡Casi no
llego!
Sebastián.- ​Lo bueno que ya estás aquí. ​(La besa.)​ Sin ti, no me iba. ​(La besa.)
¿Qué tienes, hermosa?
Ana.-​ Luego te cuento. ​(Lo toma de la mano.) ​Ya vámonos.
Sebastián.-​(La detiene.) ​Dime de una vez. ¿Pasó algo?
Ana.-​ El pleito de anoche se puso muy feo…
Sebastián.-​(La abraza.)
Ana.-​ Desde hace un mes las cosas cada vez estàn peor… ¡Ya no puedo ni quiero
seguir viviendo en mi casa, no sè que hacer!
Sebastiàn.-​ ​(La besa.)​ ¡No te preocupes hermosa, pronto todo va a ser diferente!
Ana.-​ ​(Lo besa.) ​Con lo que vamos a hacer, ¿esto se va a poner mejor, verdad! ​(Lo
besa.) ​¡Mejor ya vàmonos, ​(Lo toma de la mano.) ​no puedo esperar màs!
Sebastián.-​¡Ni yo! ​(La besa.)​ Ya todos estàn allà esperandònos.En una hora
tenemos que estar allà. En la siguiente cuadra nos desviamos.
Ana.-​ ¡Perfecto! ¿Repasamos el plan?
Sebastián.-​No, todo està muy bien, ademàs, si algo sale mal,¡Me vale madres,
desde hace un mes ya estoy cambiando al mundo! ​(La besa.)
Ana.- ​¿Desde que te conocì?
Sebastiàn.- ​Si, hermosa.​ (La besa.)
Ana.- ​¡Nada va a salir mal!​ (Lo besa.)​ ¡Tuviste la mejor idea del mundo, los vamos a
tomar de sorpresa! ​(Lo besa.)
Sebastián.-​ ¡Esto cada vez està mejor!, ¡Mira a toda esta gente, cada vez somos
màs, va a estar cabròn que esto se detenga!
Ana.-​¡Es un sueño hecho realidad, todos estàn a punto de despegar y de volar con
nosotros!
Sebastián.- ​¡Y van a volar muchos màs con lo que viene! ¡Todos los medios estàn
allà y estàn transmitiendo en vivo! ​(Se besan. La toma de la mano.) ​Ahora si,
lindura, aquí salimos nosotros.
Ana.-​¡Y después de esto, vamos a seguir rompiendo todas las jaulas que no nos
dejan ser libres!
Sebastián.-​ ​(La besa.) ​¿Y si después de esto, volamos hacia otro lado?
Ana.- ​¿Cómo?
Sebastián.-​ ...Hace un mes que estamos juntos y...creo que es hora de que seamos
realmente libres... aparte aquí ya están despegando, es hora de esparcir el vuelo,
¿no crees?
Ana.-​ ¡Contigo volaría a cualquier parte! ​(Lo besa.)
Sebastián.- ​(Sonríe, la toma de la mano y salen de la manifestación.)

X.
[Un mes antes. Metro.]

Sebastián se encuentra invitando a la gente a una manifestaciòn junto con otros


miembros del movimiento. Su cara està pintada y trae una playera del movimiento.
Trae consigo su guitarra, un megàfono y volantes. La puerta del metro se abre y
entran muchas personas, incluida Ana. Desde el momento en que Ana entra al
metro Sebastián clava su mirada en ella.
Ana.- ​(Lo mira.)
Sebastián.-​ ​(Le sonríe.)
Ana.-​ ​(Le sonrìe y voltea a ver todo lo que están haciendo los otros miembros del
movimiento.)
Sebastiàn.-​(Se acerca a ella.)​Hola. ¿Quieres unos volantes? Puedes pegarlos en tu
escuela o en la calle.
Ana.-​ ​(Toma unos volantes sonriendo.) ​Gracias...¡Órale, estàn sùper padres!, ¿Tù
los hiciste!
Sebastián.- ​No, yo toco la guitarra, los hizo el compa que està haciendo malabares.
Ana.-​ ¡Que chido! ¿Todos son del movimiento, verdad!
Sebastián.- ​Simòn, ¿Te late lo que estamos armando?
Ana.-​¡Claro que si, està increíble, es como si estuvieran construyendo un mundo
nuevo!
Sebastián.- ​¡Que bonitas palabras, es lo que vamos a hacer, construìr un mundo
nuevo! Pero no hables como si tu no lo estuvieras haciendo.
Ana.-​Bueno, es que yo no estoy en el movimiento.
Sebastián.-​ ¿Y qué? ¿A poco tu no quieres cambiar todo esto?
Ana.-​ ¡Claro que si, quisiera poder darle la magia que le hace falta al mundo!
Sebastián.-​ ¡Eso es justo lo que hay que hacer! ¡Por eso hay que acabar con todo
lo que nos imponen, y entregarnos completamente a esto! Yo por eso me salì de la
escuela y empecè a armar cosas en la okupa con la/
Ana.-​Órale, ¿Qué es eso?
Sebastián.-​ Cuando estallò todo esto ocupamos una casa vieja, es un espacio en el
que vivimos como queremos, armamos eventos culturales y asambleas, cada quien
aporta con lo que quiere, yo siembro la comida y doy talleres de guitarra.
Ana.-​ ¡Órale, que buena idea tuviste, es muy bonito saber que hay otras maneras
de vivir!
Sebastián.- ​ ¡Claro que las hay y tú también puedes ser parte de todo esto!...¿No
vienes a la marcha?
Ana.- ​No sabía qué había marcha… la verdad nunca he ido a una.
Sebastián.- ​¿Por qué no vienes?... Siempre hay una primera vez para todo.
Ana.- ​Si, ¿verdad?... olvídalo, tengo que llegar a mi casa…
Sebastián.-​ Qué lástima…
Ana.- ​…Creo que si puedo… bueno, no, quien sabe…
Sebastián.- ​Haz lo que tú quieras hacer. Si empiezas a volar las otras aves también
lo harán…
Ana.- ​¿Qué?
Sebastián.- ​Todos somos aves… pero olvidamos que tenemos alas y en vez de
volar, caminamos… así que… no camines…
Ana.-​ ¿Dónde dices que es la marcha?
Sebastián.-​ Empieza en la próxima estación. Ahí van a llegar otros compas, son
actores y vamos a hacer/
Ana.- ​¿En serio! ¡Yo quiero ser actriz!
Sebastián.-​ ¡A huevo! Puedes conocerlos y si quieres puedes ayudarnos. Vamos a
hacer un performance para los policías.
Ana.- ​¡Órale, eso está increíble!
Sebastián.- ​Seguro ya se te están ocurriendo muchas ideas, ¿verdad?
Ana.-​ La verdad, si.
Sebastián.-​¿Y por qué no nos ayudas? Nos hace falta una actriz.
Ana.-​Todavía no soy actriz.
Sebastián.-​ Si eres, eso es lo primero que se ve en una persona…​(Mira hacia la
puerta.)​Entonces, ¿Qué dices?
Ana.-​ ​(Mira hacia la puerta y después a él.)
Sebastián.-​No pienses en nadie, solo sigue tu instinto y acuérdate, no camines...ya
estamos llegando. ​(Camina hacia la puerta.)
Ana.-​ ​(Se queda quieta unos segundos y después camina hacia la puerta.)
Sebastián.-​ ​(Están frente a la puerta.)​ … ¿Entonces?...¿Qué dices?... ¿Vienes y…
vuelas conmigo? ​(El metro llega a la estación y la puerta se abre, hay mucha gente
que forman parte del movimiento afuera del vagón, están gritando, cantando, riendo,
etc. Todo el ruido que hacen se mete dentro del vagón.)
Ana.-​ ​(Lo mira fijamente sonriendo. Mira hacia afuera del vagón y queda en shock.)
(Ambos se miran sonriendo y salen del vagón.)
Oscuro.

Nùmero de Registro: 03-2016-011412182200-01


Datos de contacto: ​mar_reskh14@hotmail.com

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