Professional Documents
Culture Documents
movimiento reivindicativo, sino más bien, como una expresión vaga de un malestar y un descontento. Lo cual,
tiene explicación tanto en la realidad económica y social como en nuestro proceso histórico. A la nueva
generación le interesa lo substancial, que sería la estructura económica. El federalismo aparece como una
reivindicación del gamonalismo y no como un movimiento originado por el pueblo. El centralismo es dirigido
por los gamonales y caciques, los cuales dicen ser también federalistas. El centralismo es más un vicio de la
organización política, pero esta, necesita ser revisada y transformada en su totalidad. En el Perú es difícil
definir las regiones existentes puesto que estas vienen a ser una mutación de las intendencias virreinales y no
El conflicto entre conservadores y liberales, no surge como una oposición entre la capital y las regiones; sino,
como un antagonismo entre los encomenderos y la aristocracia colonial contra los mestizos herederos de la
a la clase de la élite le importaría más el capitalismo y las antiguas ideologías desaparecen, cambian su postura.
El reconocimiento de los departamentos surge ya desde que el civilista Manuel Pardo, hace un intento de
política descentralizadora con la creación de los concejos departamentales. El partido radical y el liberal
empiezan a generar polémicas por la centralización. Pero todo esto es sin duda, una especulación teórica, los
se ve como prioridad el debate del problema del indio y de la tierra; la descentralización pasa a segundo plano
y como reforma política y administrativa significaría ninguna solución para los problemas del momento, pero
esto otorgaría a las regiones una autonomía más o menos amplia y aumentaría el poder del gamonalismo
contra una solución inspirada en el intereses de las masas indígenas. Se crean los consejos departamentales
que delegaría una suerte de funciones que detentaban el poder central. Las regiones tienen plena razón al
denunciar el centralismo –que concentra todo el poder en la capital-, métodos y sus instituciones. Pero no
tienen razón cuando creen que la descentralización resolvería todos sus problemas básicos. La solución del
problema del centralismo está en manos del pueblo y no del gamonalismo. Llega la República y el tema de la
definición de las regiones es uno de los problemas más sustanciales. La definición de las regiones como
departamentos, no designaba una unidad económica e histórica, sino más bien, es vista como una necesidad
funcional del centralismo. Mariátegui dice que un regionalismo que se contente con solamente una autonomía
municipal, no es un regionalismo propiamente dicho. Una región no nace del Estatuto político de un Estado,
esta tiene sus raíces más antiguas que el de la nación. Mariátegui estudia las tres regiones físicas: la Costa, la
Sierra y la Montaña. Las regiones se dividen de acuerdo a sus antepasados como los del sur que tienen la
definición más clara de región y en cuanto a tradiciones, es sumamente diferente a la capital; en cambio los
del norte, por estar cerca de ellos, se reconocen más con su identidad y tradición; la Montaña, diría Mariátegui,
que carece más aún de significación socioeconómica. Las formas de descentralización ensayadas en la historia
de la República, han adolecido del vicio original de representar una concepción y un diseño absolutamente
centralistas. En la quinta parte del ensayo, Mariátegui hace una formulación de sus puntos de vista sobre cómo
debe enfocarse la nueva descentralización en el Perú. En primer lugar, dice él que debe quedar esclarecida la
solidaridad del gamonalismo regional con el régimen centralista, a fin de evitar confusiones. Seguidamente,
se tendría que escoger entre el gamonal o el indígena ya que no existe un tercer miembro entre estos dos.
Mariátegui, naturalmente, opta por el indio. Porque, lo más cierto es que ninguna reforma que robustezca al
gamonal contra el indio, por mucho que aparezca como una satisfacción del sentimiento regionalista, puede
ser estimada como una reforma buena y justa. En conclusión, para los nuevos regionalistas, la regionalización
debe contemplar simultáneamente el problema del indio y de la tierra. También estudia el problema de la
capital, concerniente a todas las capitales de América, y sostiene que la suerte de Lima está subordinada a los