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LA SUBLIMACION: TRAYECTOS Y PROBLEMAS. Juan Bautista Ritvo Se sabe que Freud llegé a escribir un ensayo sobre sublimacién que luego rompi hubiera dejado huellas de él. Quiz porque bajo el palio de ese nombre, cuya carga semédntica, notoriamente aferrada a una nocién vertical y etérea del espiritu, que evoca la grandeza como vaporizacién de lo sélido y grosero, reiime muchas cosas indudablemente contrapuestas, algunas de dudosa validez'. Por ejeniplo, en un articulo de 1921, sobre los celos, la paranoia y la homosexualidad, sefiala que los “sentimientos sociales” son el producto de la sublimacién de tendencias homosexuales. Sin duda, el fenémeno existe y es decisivo para comprender la politica de ‘masas: la homosexualidad es argamasa de las instituciones; pero , llamar sublimacién a este proceso, que cabe entero dentro del panorama descripto por Freud en Psicologia de las ‘masas, i, no nos lleva a una complicada mélange, cuando se lo agrupa bajo el mismo rango que genera la obra de arte o el trabajo del investigador? {No convendria hablar, aqui, de idealizacion? De otra parte, es oportuno que Freud haya diferenciado en su Introduccién al narcisismo la idealizacién, que coresponde al objeto, de la sublimacién, que concieme, antes que nada, a la pulsién misma. Ahora bien, el concepto de pulsién pierde especificidad cuando no se articulan y jerarquizan sus irayectos y consiguientemente se remite a ella de manera masiva: sin trayectos especificados, la apelaci6n al vocablo se vuelve algo huero, pura invocacién de Io indeterminado”. Cierto: Freud distinguié tiempos, inversiones, circuitos pulsionales, en su Metapsicologia y ya sabemos que el nivel pulsional, fuera de su referencia a la inhibicién, el sintoma y la angustia, se pierde en la mera e inerte recurrencia a.un clésico clisé tan pobre como el famoso “instinto” del siglo XIX. Pero cuando trata a la sublimacién, opera alli mas la nocién de fuerza — que desde luego no le es ajena—, que la de trayecto, y de este modo las distinciones quedan como en el aire. Una imagen nefasta gobierna este proceso: el “empuje” hacia lo alto. Ademiis, ze6mo pensar algo sin la represién? A esta cuestién sf que podemos responder con el mismo discurso de Freud: no es sin la represién, sino més alld de ella. (Lo que no obsta para que necesitemos explorar el estatuto metapsicolégico de ese ir mas alld: gqué es lo que se vence? {La amnesia? {El efecto inhibitorio? ZLa libido queda disponible més alld de sus ataduras habituales?) jin que " Incluso en el psicoandlisis. En una nota al pie de pégina, Saint Girons Lo sublime, La Balsa de Medusa, 43, cita términos de un autor que publics en la revista internacional ce Freud y en 1915 un aticulo, en el cual habla de Platén y de la necesidad de que Ia sublimacién sea un concepto central de la pedagogi Semejante perspectiva leva, sin transicién, a confundirla con una nocién adaptativa que coneilie los peores _términos del espiritualismo. De otra part, recuerdo un articulo de Michel Feher, publicado en el Magazinne Littéraire de juliofagosto de 1989, L'amour le plus éprowvant, en el cual seiala que el amor cortés de los trovadores no conocia ninguna clase de sublimacién, porque el trovador no amaba un reflejo del ente ideal — la Belleza -, sino a la misma mujer conereta. La sublimacién nada tiene que ver con la produetividad llamada “espirtual’, otro nombre para la exaltacién narcisista Gran parte de los términos psicoanaliticos “van de suyo", como si fueran verdades obvias y ya establecidas axiomaticamente. L Y Ia objecién principal: la sublimacién, segin afirmaciones constantes de Freud, proporciona una satisfaccin indirecta de la sexualidad, en la medida en que su deriva. escapa a la satisfaccién directa, Mas ;, qué podria significar una satisfaccién “directa” que no nos hiciera retroceder a una concepeién prefreudiana de la sexualidad? La sexualidad freudiana es el conjunto de los desvios de una prohibicién fundante y original del incesto, la que opera en el cuerpo del sujeto, distinguiendo zonas y actitudes “sacras” de otras “profanas” o tan solo neutrs. La represi6n separa ¢l cuerpo del infans del cuerpo materno, inico e imposible lugar de lo “directo”. Empero, hay un problema legitimo en juego y que pédemos describir con extrema sencillez acudiendo tanto a la clinica como a la vida cotidiana: hay quienes, aunque lo intenten y mucho, hasta la desesperacién incluso, no pueden| estudiar, escribir, crear. No pueden, para retomar el lenguaje antiguo, mas verdadero de lo as se suele creer, abandonarse ala voz de las Musas. Otros, lo hacen de un modo fluido, Vertiginoso y con prescindencia de la sancién social del éxito o del fracaso, pueden vivir su actividad, la que fuera, con jubilo; ~estamos todos en el mercado, pero el mercado es tramposo y ademas, conviene no confundir el mercado econmico con el simbélico. No hablo, en absoluto, de psicologia del arte. La psicologia del arte es una disciplina condenada de antemano por su falacia constituyente: el creer que la obra— la que fuera y.en el dominio de que se trate ~, es una expresién de los conflictos internos del sujeto que se supone creador)Todo lo cual suele reunite én una nocién cotifusa por indeterminada: “biografia”. Las obras tienen una légica— una retérica, mas bien — propia que proviene de las redes culturales que se apropian de las intenciones y proyectos de los sujetos y los transcriben en dispositivos que no desdefian la idiosincrasia ; pero la particularidad de una obra, de una configuracién, de un montaje, de cualquier cosa que configure lo que Hegel lama el “espiritu objetivo”, en términos corrientes, la “cultura”; si bien depende de las decisiones de quien llamamos autor’, decisiones que conllevan una historicidad, deben leerse y por razones de método, en un sentido inverso: de la obra a la subjetividad, justamente porque la obra es el acontecimiento tinico del encuentro también singular entre una tradici6n que se transmite —los medios, los estilos, las demandas de la época, etc —, y de un transmisor que la interpreta més allé de si mismo, en una progresién que es un progresivo desasimiento de si. (Quieé estos ante una definicion preliminar dela sublimacion: el impulso a desaferrarse de si mismo para comunicar a los otros, aquello que nos aferra singularmente en comitinyEn la sublimacién, hay que poder salir de la estasis libidinal y entregarse extdticamente & dimensiones que permiten dar forma a los ritmos ¢ intensidades de las voces de lo Otro.) Una obra, mientras mds representa a una época, a un estilo, a un giro de la cultura, menos representa al supuesto creador. Ya volveré més adelante sobre el tema. De todo lo cual es preciso extraer una conclusién: el psicoandlisis.aplicado es responsable de la psicologizacién de las obras, reduciendo una trama compleja a la expresién dela neurosis infantil del autor, Lo cual no quiere decir que es preciso desdefiar nada menos que > .Quién ¢s el autor? Con frecuencia comprobamos del modo més directo y desarmante posible, Mamado autor es apenas un homénimo; que las decisiones que dijo tener no coinciden con las decisiones de ese lector de su escritura dividido de sf mismo y que es, en tiltima instancia y si cabe la expresién, el “legitimo” autor, El autor no es, como suponen algunos criticos un punto de articulacién entre el individuo y Ja obra sino un Ingar de separacién: entre él y su obra media el espacio de Ia leetura del Otro y la sanci retroactivamente lo instituye como autor y autoridad de esa obra que es suya por mediacién de la cultura ~2- Ja neurosis infantil ~ ese micleo fébico propio de toda neurosis que por convencién denominamos “adulta” ~; pero, insisto, hay que dejar que la obra nos reconduzea, por la virtud de su propia dimensién, a los rasgos biograficos que en ningiin caso, ni siquiera en el més aparente, coinciden con los que un andlisis podria tipificar de un sujeto. ¥ por la razon que ya se puede entrever: las técnicas del andlisis y las de la obra ( deberia decir, para no abusar en demasia del lenguaje usual, de las “obras”, en plural) son heterogéneas; ni inversas ni contradictorias; simplemente heterogéneas’, De un texto no hay més sujeto que el lector, (el autor fragmentado, escindido, esti incluido como lector y excluido como causa generadora, o en todo caso, él moviliza la causa) y su enunciacién, es la via regia de cualquier anilisis valido, lo cual no quiere decir, en modo alguno, que el lector coincida con el lector empirico, precisamente, porque, para emplear una expresién de Kuri’, ese lector est animado de una “sensibilidad artificial irreductible a lo vivido”. Ese lector, si efectivamente lee, consagra el momento de una epifania anacrénica, un instante que desborda al texto que lee tanto como a su lector, un instante que brota a destiempo, incluso a contratiempo; se entiende, a contratiempo del tiempo convencional, lineal y progresivo. Un instante antes habia la pura potencia de explanacién de un sentido; un instante después hay un suplemento de lectura que sorprende incluso al lector que la ejecuta, porque no tiene més manifestacién que la palabra, escrita o dicha; una palabra que diga la lectura en espiral siempre en movimiento; una palabra que paute las estratificaciones del sentido, temporalizante y temporalizado. (Estoy hablando de las obras cuyo medio es la palabra. En los otros casos, como se sabe, la cuestién es més evanescente y la mayoria de los andlisis pecan de irrisoriedad.) 0 En uno de los pocos textos psicoanaliticos sobre sublimacién que poseen valor propio, me refiero a la siética de lo pulsional, Carlos Kuri adopta una posicién en extremo dificil y sin embargo coherente con los fracasos y hallazgos, con la malhadada historia de nuestra sublimacién: hay disyuncién entre psicoandlisis y arte, pero en el acto de disolver la relacién, algo de uno y otro, de uno en el otro, ilumina el campo opuesto; 1a sublimacién es un proceso inherente al psicoanilisis, pero lo lleva al limite donde deja de ser y alli, precisamente alli, puede comenzar a operar. Lacan, en el seminario XIV, La légica del fantasma, clase 13, del 8 de marzo de 1967, sefiala, reiterando su Etica, que la funcién sublimatoria, al contrario del acto sexual, parte de la falta y la reproduce para culminar en una obra que no necesariamente es obra de arte Podemos percibir la dificultad: partir de la falta para reelaborarla, partir del automatismo de repetici6n y arribar a lo que me gusta denominar automatismo de invencién, :no es el circuit por el cual transcurre un anélisis digno de su nombre? Para emplear la * Seria absurdo y abstracto forjar una teoria de la diferencia entre las técnicas del andlisis y las otras técnicas, juzgadas de manera masiva. Pero sabemos, al menos, que el andlisis retne los extremos de Ia asociacién libre ‘con la transferencia encarnada, mientras que las técnicas de las distintas diseiplinas suponen una transferencia, desde luego, pero no encamada. Y la asociacién libre salo opera como tal - como resistencia Mevada al limite de su necesidad ~, cuando est condicionada por una presencia corporal que condensa las redes convergentes del Otro. * Kuri, Carlos, Estética de lo pulsional, UNL, Homo Sapiens, Santa Fe/Rosatio, 2007. 2.

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