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ESTUDIANTE INVESTIGADOR
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………………………………………………3
INTRODUCCION
En síntesis, podríamos decir que el Estado Social de Derecho es un gran avance institucional,
político y jurídico, resultado de numerosos consentimientos racionales entre el estado, el
pueblo, y los factores de producción, manteniendo un equilibrio en cuanto a los derechos
sociales. Y es necesario para eso exigir dos condiciones sumamente necesarias: entre esas una
política encaminada a la redistribución equitativa de las riquezas y una paz nacional con
garantías socio-jurídicas como ejes principales de nuestra constitución, es por eso que haremos
un recapitulado desde el Genesis en que Colombia asume su transformación y de qué manera
al día de hoy está brindando garantías, respetando así los principios constitucionales de un
estado social de derecho y de cómo las instituciones hoy en día aplican sus deberes en pro de la
comunidad .
Para eso plantearemos a continuación el problema jurídico del que abarcaremos este profundo
e interesante tema y se subdividirá en 3 puntos para ser digerido de una forma más sencilla.
Así que podríamos definir que un Estado social de Derecho es sencillamente aquel en el que lo
más importante es el reconocimiento de derechos de índole individualista y de orden
colectivista (económicos, sociales, culturales), con una idea de propiedad privada, pero sumada
a la existencia de su función social sus funcionarios, Se caracteriza también en que los que
formen parte del gobierno velen porque se cumplan y se respete la constitución y la ley, es de
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Nuevo Derecho Constitucional Antecedentes y Fundamentos – Iván Villa Casado
vital importancia que todos los ciudadanos cumplan y respeten la ley, pero es más resaltante
que sus propios miembros del gobierno cumplan con ese ordenamiento jurídico dando ejemplo
y demostrando una conducta recta e intachable.. En consecuencia, podemos decir que en este
sentido no gobiernan los individuos, sino que se está bajo la directriz de las normas del estado.
Entre los derechos fundamentales : el derecho a la vida (art. 11), el derecho a la “igualdad real”
(art. 13), el derecho al libre desarrollo de la personalidad (art. 16), el derecho a la paz (art. 22),
el derecho al trabajo (art. 25) y un conjunto de derechos sociales, económicos y culturales
relativos a la familia, la igualdad y la protección de la mujer, la protección de los jóvenes, los
ancianos, los débiles físicos y psíquicos, las personas que se enmarcan de lo llamado como
personas de especial protección constitucional; el derecho a la salud y el saneamiento
ambiental, derecho a la seguridad social, derecho a vivienda digna, a la recreación y el deporte,
la cogestión de los trabajadores en las empresas, el pluralismo informativo, los derechos
colectivos y del ambiente, etc.53.
finalmente, en el Capítulo V del Título II se prescriben deberes sociales, cívicos y políticos de los
nacionales, con lo cual se remata el complicado conjunto de 95 artículos dedicados a los
principios fundamentales y a los derechos, garantías y deberes en su configuración como Estado
social de derecho.
En sentencia C-587 de 12 de noviembre de 1992, con ponencia del magistrado Ciro Angarita
Barón:
En el Estado social de derecho –que reconoce el rompimiento de las categorías clásicas del Estado
liberal y se centra en la protección de la persona humana atendiendo a sus condiciones reales al
interior de la sociedad y no del individuo abstracto–, los derechos fundamentales adquieren una
dimensión objetiva, más allá del derecho subjetivo que reconoce a los ciudadanos. Conforman lo
que se puede denominar el orden público constitucional, cuya fuerza vinculante no se limita a la
conducta entre el Estado y los particulares, sino que se extiende a la órbita de acción de estos
entre sí. En consecuencia, el Estado está obligado a hacer extensiva la fuerza vinculante de los
derechos fundamentales en el tráfico jurídico privado, el Estado juez debe interpretar el derecho
siempre a través de la óptica de los derechos fundamentales.
Y en sentencia de 9 de julio del mismo año, con ponencia del magistrado Alejandro Martínez
Caballero, se dice:
“La concepción clásica del Estado de derecho no desaparece, sino que viene a armonizarse con
la condición social del mismo, al encontrar en la dignidad de la persona el punto de fusión. Así, a
la seguridad jurídica que proporciona la legalidad se le aúna la efectividad de los derechos
humanos que se desprende del concepto de lo social. El respeto por los derechos humanos, de
un lado, y el acatamiento de unos principios rectores de la actuación estatal, por otro lado,
constituyen las consecuencias prácticas de la filosofía del Estado social de derecho. En este
sentido el concepto de Estado social de derecho se desarrolla en tres principios orgánicos:
legalidad, independencia y colaboración de las ramas del Poder Público para el cumplimiento de
los fines esenciales del Estado y criterios de excelencia [...] La nueva Constitución Política definió
a Colombia como un Estado social de derecho en su artículo 1.o. Se trata de una definición
ontológica del Estado, de suerte que el concepto Estado social de derecho no es una cualidad
accesoria del Estado sino parte de su esencia misma.”
Estos criterios han seguido primando en la Corte como lo muestra la abundante jurisprudencia
posterior.
Para hablar sobre este punto es necesario comparar las obligaciones del estado colombiano en
el estado de derecho al estado social de derecho y ¿Porque se le asignaron esas obligaciones de
carácter constitucional al estado colombiano?, posteriormente veremos algunos ejemplos de
como se materializa el estado social de derecho en la sociedad.
Teniendo en cuenta la definición anterior de un Estado Social de Derecho; del Génesis por el que
se encauzo nuestra Constitución y de la manera en que hoy en día opera sus bases y principios
como pilares fundamentales a modo de garantizar y dignificar la vida no solo de cada individuo
sino del cumplimiento y deberes de las instituciones en hacer valer nuestra carta magna
podríamos enfatizarnos en ¿cuáles son estas obligaciones o garantías constitucionales que le
han sido asignadas al Estado Colombiano?, en el proceso de hacer cumplimiento de nuestro
mandato rector y así poder brindar esa “seguridad jurídica” a la cual ha sido encomendada el
estado.
Estas garantías constitucionales son lo que podríamos definir como los medios o instrumentos
que la Constitución Nacional pone a disposición de los habitantes para sostener y defender sus
derechos frente a las autoridades, individuos o grupos sociales; mientras que las garantías
procesales como "las instituciones o procedimientos de seguridad creados a favor de las
personas, para que dispongan de los medios que hacen efectivo el goce de sus derechos
subjetivos.
En Colombia la renovación constitucional que se operó en 1991 fue de gran magnitud, porque,
además de introducir cambios orgánicos en la Rama Jurisdiccional, consagró una serie de
valores, principios, derechos y acciones, que obligaron a repensar sus instituciones. Estos
parámetros filosófico y políticos reclamaron una nueva interpretación, en comparación con las
concepciones que la Carta Constitucional de 1886 señalaba acerca del Estado de derecho, sus
obligaciones no se enmarcaban a un orden constitucional en donde las necesidades básicas
sociales fuesen satisfechas, no era la eliminación de la desigualdad y poner a disposición del
individuo las garantías constitucionales y estatales, todo lo contario este modelo de estado, si
bien es cierto se encuentra sujeto a la ley formal, no tenía un papel dinámico como lo tiene el
estado social de derecho, en el sentido que al segundo, le corresponde de forma activa instaurar
políticas públicas en favor de los individuos y en especial de las personas que se encuentren en
un estado de necesidad. La entrante estructura normativa condujo a una nueva orientación
deontológica (deberes y valores regidas por la moral), que ubica al hombre en un lugar
privilegiado en aras de su dignificación, y al juez le otorga un papel protagónico como garante
de los derechos fundamentales y comprometido con la justicia, la verdad y la paz.
¿Ahora bien, es menester tener presente por qué se le asignaron esas obligaciones de carácter
constitucional al estado colombiano?
“Como bien recuerda García Pelayo, los valores básicos del Estado liberal eran la libertad, la
propiedad individual, la igualdad formal, la seguridad jurídica y la participación de los ciudadanos
en la formación de la voluntad estatal a través del sufragio; que el Estado social de Derecho no
solo no niega estos valores, sino que pretende hacerlos más efectivos dándoles una base y un
contenido material, a partir del supuesto de que individuo y sociedad no son categorías aisladas
y contradictorias, sino dos términos vinculados entre sí de tal modo que no puede realizarse el
uno sin el otro.
Los ejemplos anteriormente mencionados son temas claros del cumplimiento de la labor del
Estado en un Estado Social de Derecho en el cual vivimos, y para ello es indispensable traer a
colación las características mas importantes y su visión dentro del marco Jurídico como principio
rector y de que manera estas obligaciones del estado se enmarcan no solo dentro del mandato
constitucional en ejercicio de su función social sino siguen la secuencia de ampliar esa cobertura
social, política, económica y jurídica en la creación de condiciones dignas como instrumento
para el hombre a fin de garantizar sus posibilidades de existencia.
En el tema de la Paz, hay que comenzar primero por tener presente en porque se desarrollo la
paz y porque se quiso hacer un acuerdo con las Farc, sin involucrar ningún tinte político el
detonante que desató la firma de este acuerdo fue la violencia y la guerra. Colombia ha sido un
país de guerras. En el siglo pasado, desde la guerra de los Mil Días, que enfrentó a liberales y
conservadores y se provocó la pérdida de Panamá, hasta la lucha contra los alzados en armas
que integraron las Farc. Todo originado por la guerra entre liberales y conservadores, que
comenzó en 1948 con el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán y terminó, el primero de
diciembre de 1957, con el plebiscito que originó el Frente Nacional.
Cuatro años de negociaciones han puesto fin a más de 52 años de guerra entre el Gobierno de
Colombia y las FARC. El resultado: un texto de 297 páginas que fue sometido a un plebiscito el
pasado 2 de octubre del 2016. Entonces ¿Qué impulso al expresidente a firmar un acuerdo con
las Farc? La respuesta a este interrogante es la búsqueda de la paz, estable y duradera,
permitiendo adoptar medidas en un marco de justicia transicional. En ese contexto, la paz es in
fin del estado colombiano, y sobre ella incumbe al presidente como jefe de gobierno y máxima
autoridad administrativa, buscar la paz en la sociedad colombiana, para de esta forma, asegurar
la convivencia pacifica de los connacionales y evitar o mitigar las secuelas que implican un
conflicto armando, esto es, el desplazamiento forzado, el secuestro, delitos de lesa humanidad,
el despojo de tierras y la afectación del orden público.
El estado colombiano como garante de las garantías individuales consagradas en la carta de 1991
y además en las convenciones internacionales suscritas por Colombia en lo referente al derecho
internacional humanitario, debe promover estas garantías y ene se sentido asegurar su
cumplimiento, es así como el estado colombiano le incumbe una obligación de grado
constitucional, de buscar la convivencia pacifica evitando el conflicto armando mitigando sus
efectos, por ello la búsqueda de un acuerdo de paz, fue promovido por el gobierno, en
cumplimiento de una obligación con la que estaba en mora.
Según la sentencia C-579 / 2013 del magistrado sustanciador el Dr. JORGE IGNACIO PRETELT
CHALJUB manifiesta claramente : “Como fin fundamental del Estado, la paz es mencionada
dentro del preámbulo que destaca que una de las finalidades de la Carta Política es asegurar “la
vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz”, y en
el artículo 2 que establece que uno de los fines esenciales del Estado colombiano es “asegurar la
convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo”. La convivencia pacífica es un fin básico del
Estado y ha de ser el móvil último de las fuerzas del orden constitucional, por ello se ha
reconocido que “la paz es, además, presupuesto del proceso democrático, libre y abierto, y
condición necesaria para el goce efectivo de los derechos fundamentales”, por lo cual ocupa
un lugar central en el ordenamiento constitucional.
Teniendo lo anterior en consideración podríamos decir que el intento por alcanzar la paz, el
simple hecho de sentarse a negociar y buscar alternativas que conlleven a un futuro próspero,
incluyente, preservando la integridad y supremacía de la Constitución de 1991, es un claro
ejemplo de un Estado Social de Derecho.
Otro de los temas que abarcaremos de suma importancia y que esta siendo tema de sin numero
de criticas y posturas y es a la No Discriminación a personas del mismo sexo o Comunidad LGTBI
hace poco Los “youtubers” Colombianos Juan Pablo Jaramillo y Christian Castiblanco
construyeron una política pública de 'No Discriminación' en lugares públicos por causa de la
orientación sexual de las personas, para recordarle al país que la comunidad LGTBI existe y ha
existido, y al igual que los demás colombianos también tienen derechos. Los jóvenes conocieron
de un programa llamado “Causada ciudadana” liderada por el viceministro Luis Ernesto Gómez,
un espacio donde todo el pueblo colombiano puede organizarse a favor de cualquier causa y
poder generar un cambio en la sociedad.
El 4 de octubre de 2017 Jaramillo y Castiblanco lanzaron una petición en la plataforma
“Change.org” titulada “Aquí entran todos”, con la intención de crear un sello donde la
comunidad LGTBI, pueda estar en lugares concurridos y sentirse libre de discriminación. La firma
invita a toda la población a apoyar la inclusión e igualdad a pesar de diferencias de gustos, raza
y religión.
A todas estas, ¿qué sucede con lo que se menciona arriba? Pues esa iniciativa dio como resultado
al Decreto 762 del 7 de mayo del 2018 que posteriormente fue promulgado por el ministro del
Interior, Guillermo Rivera, con el fin de “establecer y producir condiciones para que la igualdad
sea efectiva y real mediante medidas a favor de las personas de los sectores sociales LGBTI,
históricamente discriminadas y marginadas”.
El primer reconocimiento que se hace es a la población carcelaria. Todos aquellos presos que
pertenezcan a la comunidad LGBTI tienen el derecho de mantener su vestimenta o todos
aquellos accesorios con los que demuestra su personalidad sin ninguna restricción.
Asimismo, hay un especial permiso para que esta comunidad pueda hacer desfiles en las
ciudades sin discriminación o algún impedimento. Limitándolos a que el desfile debe contar con
el respectivo permiso de las Alcaldías. Para la comunidad gay, ha sido durante años, difícil el
trámite para estos desfiles, porque los contradictores argumentan que estos atentan y vulneran
los derechos de las demás personas al afectar la intimidad y el orden público. La Corte es clara
al decir que mientras se mantenga el orden, no se afecten las creencias religiosas y no se atente
contra la moral pública no debe haber ningún impedimento.
Pero el derecho más importante que deben tener en cuenta las personas que pertenezcan a esta
comunidad es que ninguna autoridad civil, ni militar ni de policía puede ni tiene derecho a
impedir o retenerlo por su orientación sexual.
Tampoco ningún ciudadano que argumentando una posición religiosa puede impedirle la
entrada a algún lugar o sea desterrado de allí. A este derecho se le suma también que todas las
parejas gais tienen el derecho de expresar su amor en público, siempre y cuando se mantenga
la moral pública y no se atente contra los derechos de las demás personas.
Los Colegios Públicos, asimismo, no pueden negarle el cupo a un estudiante que declare
abiertamente su orientación sexual o que alguno de sus padres haya declarado ser homosexual.
A los anteriores derechos se suma también todos aquellos correspondientes a la herencia,
derecho a la pensión por sus parejas, cambio de nombre y de cédula, entre otros.
Colombia se hace cada día más diversa e incluyente, este reconocimiento que la Corte
Constitucional ha tenido hacia la comunidad LGTBI es un claro ejemplo de un Estado Social de
Derecho y de cómo las instituciones están dando el paso a la inclusión social, garantizándoles su
libertad, orientación sexual, vida digna, intimidad y posibilidades de estar dentro de la
comunidad como personas normales y alejadas del concepto de discriminación y todo esto
respetando nuestro marco constitucional.
A continuación, daremos la posición respecto a uno de los temas más debatidos a lo largo de
estos años que ha sido la salud. Pondré de postura el por qué nuestro sistema de salud es
efectivo y ha sido reconocido como uno de los mejores sistemas de salud a nivel mundial,
ubicándose según el ranking Bloomberg, en el puesto 47 a nivel mundial, con un puntaje de 36,8
con una diferencia de 7.2 puntos sobre estados unidos quien se le califico con un puntaje de
29.6. nuestro sistema de salud, con muy poco dinero a permitido elevar la expectativa de vida
colombiana de 69,14 años (expectativa de vida en 1994 fecha en que comenzó a regir la ley 100
de 1993 en todo el territorio) a 74.2 años a 2018, permitiendo un incremento de 5.06 año en la
expectativa en los últimos 25 años. Lo anterior indica que si bien el sistema no es perfecto y ha
tenido sus falencias, este ha permitido el progresivo incremento en la vida de los colombianos,
lo que se traduce como una evidente mejoría de la salud de la población, principio progresivo
que es característico del estado social de derecho, por lo cual se puede decir que el sistema de
salud colombiano hace parte del concepto de un Estado Social de Derecho.
La ley 100 de 1993 regula el sistema general de seguridad social en salud, de pensiones, de
riesgos laborales y el de servicios sociales complementarios. Este último cubre los auxilios a los
ancianos indigentes.
Al momento de ser promulgada la ley de reforma (Ley 100/93), el sistema de salud colombiano
estaba organizado básicamente en tres subsistemas de servicios de salud, cada uno de los cuales
contaba con su propia forma de financiamiento y proporcionaba atención a grupos específicos
de población, con base en su capacidad de pago.
“Para el año de 1993, la Seguridad Social en Colombia presentaba una serie de problemas que
hacían urgente su reestructuración. Existía demasiada desorganización administrativa,
corrupción, despilfarros, falta de cobertura, inequidad e ineficiencia, entre otros males. El
Artículo 48 de la Constitución Política de Colombia, establecía unos principios que el Sistema de
Seguridad Social debía seguir y que claramente no estaban siendo respetados. En aras a dar una
solución, al menos parcial a estos problemas, se presentó el proyecto de Ley 155 de 1993, que
posteriormente se convertiría en Ley 100 de 1993. Se establece ésta como la Ley Marco del
Sistema de Seguridad Social en Colombia.”2
Entonces podríamos asegurar que la llegada de la ley 100 del 93 en Colombia transforma el viejo
Sistema Nacional de Salud, de corte asistencialista estatal y caracterizado por su organización
vertical y planeación centralizada, en un Sistema General de Seguridad Social en Salud, basado
en el aseguramiento, la competencia de administradoras del seguro y prestadores de servicios,
con un enorme componente de solidaridad redistributiva para financiar a los ciudadanos más
desposeídos. Teniendo en cuenta que esta reforma, implementó 2 regímenes: el contributivo,
para quienes tienen capacidad de realizar aportes a la seguridad social a través de su trabajo o
ingresos independientes, y el subsidiado, para quienes no tienen dicha capacidad y a quienes el
Estado debe financiarles parcial o totalmente el valor del seguro obligatorio.
Pero este tema tan criticado y tan extenso ¿ha sido realmente un avance benéfico o perjudicial
para los colombianos? A criterio personal quiero resaltar las ventajas que la Ley 100 del 93 trajo
al país : - Eliminación del monopolio Estatal por el cual este administraba el sistema, Se Vinculan
al sistema de salud aquellas personas que no tenían una relación laboral, igualdad de
condiciones, más cobertura, inclusión de personas en desigualdad de condiciones económicas
debido a la creación de un régimen subsidiado (SISBEN) permitiendo así a los que no cuentan con
dinero para pagar posibilidad de tener acceso al sistema; ahora en materia de salud se da
cumplimiento a la libertad de elección del individuo a escoger la entidad promotora del servicio
de salud que más le guste, tienen costos muy bajos y se realiza el mismo procedimiento a una
persona que este en régimen contributivo o subsidiado asegurando así el principio de igualdad;
y en materia de pensiones las ventajas que veríamos seria Eliminación del monopolio Estatal por
el cual este manejaba las pensiones, El cubrimiento de la contingencia de Pensión se aumentó,
Libertad de elección de la persona para escoger el régimen y entidad que más le convenga.
Otro ejemplo claro del cumplimiento de la labor del estado en un Estado Social de Derecho que
el gobierno ha implementado como un abrebocas a la “voluntad de paz” facilitando así el paso
hacia un escenario de postconflicto es, La Ley 1448 de 2011, conocida también como la Ley de
Víctimas y Restitución de Tierras, ha sido fundamental y ha sido pilar en la nueva historia jurídica
http://ridum.umanizales.edu.co:8080/xmlui/bitstream/handle/6789/2101/VERDADES%20Y%20REALIDA
DES%20DEL%20SISTEMA%20DE%20SEGURIDAD%20SOCIAL%20EN%20COLOMBIA.pdf?sequence=1
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http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/constitucion_politica_1991_pr001.html#48
que está viviendo nuestro país, pero ¿esta iniciativa que busca? – su finalidad es la conformación
de una política pública dirigida por el gobierno nacional en favor de este subgrupo de personas
en condiciones de vulnerabilidad y debilidad manifiesta. Podemos decir entonces que la Ley de
Víctimas y Restitución de Tierras se convierte en un marco fundamental para la consolidación
de una sociedad democrática, porque permite identificar y concebir los derechos de las víctimas,
priorizándolas así dentro de la atención y servicios que provee el Estado con el único objetivo
de reafirmar la igualdad social entre esta población. Podríamos decir que esta ley ayudará a
saldar una deuda moral con esta población que a través de los años ha sido atropellada y
vulnerada.
La Ley de Victimas y Restitución de Tierras fue impulsada por el Gobierno y radicada por el propio
ex presidente de la republica con la intención de tener un compromiso y total solidaridad con
las victimas del país, como anteriormente indique su objetivo principal es el de conformar una
política de estado para la asistencia, atención, protección y reparación de las víctimas,
cobijándolas integralmente mediante diversos mecanismos que reivindiquen su dignidad,
acceso a la justicia y conocimiento de la verdad.
Entre los principios que inspiraron la ley 1448 de 2011 es el de la buena fe, ya que en los procesos
de verificación e investigación de los casos que se denuncien, la carga de la prueba se le atribuye
al Estado para que al verificar la información aportada éste determine si es veraz o no. Con
respecto a la restitución de tierras, la ley busca hacerles realidad el derecho de restitución de
tierras despojadas por actos de violencia al cual han sido sometidos en el marco del conflicto
armado; y se ha creado así mecanismos judiciales y administrativos para que a través de la
Unidad de Restitución de Tierras puedan diligenciar y reclamar así la restitución.
Y por último tenemos otro ejemplo de la labor del estado dentro del marco del Estado Social de
Derecho, y es el tema de las Reformas Constitucionales con base a los temas de la “Pena de
Muerte” y la “Cadena Perpetua” y el porqué de que estas reformas no hayan tenido éxito,
garantizando así lo consagrado en nuestra constitución prevaleciendo así la integridad y
supremacía de la misma.
“Se olvida que el delincuente también tiene derecho a la vida, por lo cual, en un Estado social
de derecho fundado en la dignidad humana, la ejecución de las penas debe tener una función
de prevención especial positiva, esto es, en esta fase se debe buscar ante todo la
resocialización del condenado, obviamente dentro del respeto de su autonomía y dignidad. El
objeto del derecho penal en un Estado de este tipo no es excluir al delincuente del pacto social
sino buscar su reinserción en el mismo. Sólo son compatibles con los derechos humanos penas
que tiendan a la resocialización del condenado, esto es a su incorporación a la sociedad como un
sujeto que la engrandece, con lo cual además se contribuye a la prevención general y la seguridad
de la coexistencia, todo lo cual excluye la posibilidad de imponer la pena capital.”
“La pena de muerte es incompatible con un Estado que reconoce la dignidad y los derechos de
la persona, como el colombiano, pues en ese tipo de ordenamiento jurídico el derecho penal
no sólo debe defender a las personas contra los delitos, sino que tiene también que garantizar
los derechos individuales, que son entonces límites al poder punitivo. La pena debe ser el
resultado de la aplicación del derecho penal como ultima ratio y como tal debe ser necesaria,
razonable, eficiente y proporcionada. En cambio, la muerte es una pena que desconoce la
condición de persona del sancionado y destruye la propia credibilidad del Estado, pues la
condena sólo se reconoce como ejercicio legítimo de la coacción estatal cuando se ejerce con
el máximo grado de garantías individuales y no se desconoce la dignidad del delincuente. En
ese orden de ideas, el objetivo del presente Protocolo coincide plenamente con los principios y
valores que sustentan nuestro ordenamiento constitucional, a tal punto que la ratificación del
presente tratado que prohíbe la pena de muerte extiende la especial protección de que goza el
derecho a la vida en la Constitución, ya que todo el sistema jurídico se centra alrededor de este
presupuesto. Nuestro país puede entonces tener el orgullo de haber sido una de las primeras
naciones en abolir integralmente la pena capital. La Corte resalta ese temprano compromiso
jurídico de Colombia con el respeto a la vida, aun cuando no puede sino deplorar que la
consagración constitucional y la adquisición de compromisos internacionales en este campo no
hayan tenido la incidencia práctica que debieran, como lo demuestra la alarmante extensión de
los atentados contra la vida en el país. Por ello esta Corporación considera que un mayor
compromiso real con la vida es una de las tareas esenciales de las autoridades y de la sociedad
para una realización efectiva de los valores constitucionales en la vida cotidiana de los
colombianos.”
En ese orden de ideas, el hecho de que se quisiera implementar la pena de muerte en Colombia
SUPLANTARIA LA CONSTITUCION, esta figura consiste en el reemplazo de la Constitución o de
alguno de sus ejes determinantes por un modelo constitucional diferente, es decir, en palabras
más claras según Sentencia C-1200 de 2003, de los magistrados ponentes Dr. Manuel José
Cepeda Espinosa y el Dr. Rodrigo Escobar Giles enfatizan en decir que la sustitución “implica un
cambio de tal magnitud y trascendencia material, que conduce a transformar la “forma de
organización política en una diferente.” Debemos tener en cuenta que quien define nuestro
diseño constitucional es el Estado Social de Derecho por lo tanto los procedimientos de reforma
constitucional no pueden cambiar ciertos postulados y principios que son esenciales en el
sistema político del país; ya que en nuestro diseño constitucional prima y se garantiza la
dignidad, los derechos de la persona, la vida de cada individuo. El hecho de llegar a implementar
la pena de muerte en Colombia seria contrario a las dogmáticas y principios que fundan la
constitución, sencillamente porque dar fin a la vida de algún colombiano o ser humano por
determinado delito que cometiere significaría extralimitarse del poder punitivo y atentar contra
su vida y su dignidad como reo y negarle la libertad. Traduciría esto a destruirle al reo todo
concepto de resocialización.
Lo mismo ocurre con la Cadena Perpetua a diferencia de la Pena Capital, en Colombia no existen
legislaciones u antecedentes cercanos que abordaran el tema de la pena de prisión perpetua, si
bien es cierto esta existió como una pena accesoria, donde en el artículo 121 de la Constitución
de 1886 establecía que en el “Estado de Sitio” el legislativo podía establecer un decreto
legislativo donde pudiera implementar la pena privativa de libertad perpetua.
Por eso se ha observado que nuestra constitución juega un papel fundamental ya que sus
normas rectoras rigen la imposición de las penas establecidas en el Código Penal Colombiano y
estas son desarrolladas bajo el respeto absoluto de la constitución y los pronunciamientos de la
Corte Constitucional. En palabras más o palabras menos el hecho de querer promover o querer
que se implemente la cadena perpetua o la pena de muerte en Colombia implicaría una violación
directa a lo establecido en nuestra Constitución y suplantaría las bases de esta, pues conforme
al artículo 34 de la constitución de 1991, se encuentra prohibida las penas de destierro, prisión
perpetua y confiscación, este articulado va de la mano con el principio de dignidad humana,
pues ninguna pena o sanciona, puede extenderse de forma ilimitada en el tiempo o sus efectos
extenderse de forma ilimitada, toda vez que, se vulneraria con el principio de dignidad humana,
reprochar una sanción o pena de forma ilimitada en el tiempo, sin tener la persona, la posibilidad
de reivindicación o resocialización con la sociedad.
PUNTO 4: CONCLUSIONES
Es menester entonces tener presente que, en el peso de la historia del país, no permite otra
mejor manera de brindar esa tan anhelada “seguridad jurídica” que a través de estas garantías
y/u obligaciones constitucionales que el estado a través de la constitución de 1991 nos permite
acceder a un estilo de vida en condiciones de una existencia que podamos asegurar y que nos
puedan brindar.
Por lo que podemos concluir que ¿es Colombia un estado social de Derecho? Si lo es
¿Se cumplen las expectativas que generó la consagración del estado social de derecho de 1991?
SI, como conforme a la evolución de las garantías sociales que se han presentado desde la
promulgación de la constitución de 1991 al día de hoy.
BIBLIOGRAFÍA
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