You are on page 1of 24

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÍN SUPERIOR


P.F.G NUEVAS TECNOLOGÍAS, DERECHO Y TRANSFORMACIONES SOCIALES
UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA

FACILITADOR: PARTICIPANTE:
ULICES ARTEAGA.
N.ELIZABETH ARDILA
19513001
LISNEY RAVALO
14445024
PINTO GUSTAVO ADOLFO
10273399

CARACAS, 22 DE ABRIL 2019.


DEFINICIÓN DE ACCIÓN PENAL

La acción penal es aquella que se origina a partir de un delito y que supone la


imposición de un castigo al responsable de acuerdo a lo establecido por la ley. De esta manera,
la acción penal es el punto de partida del proceso judicial.

OPORTUNIDAD EN EL REGUIMEN DE LA ACCÓN PENAL EN EL COPP.

Principio de Oportunidad:

Nuestro Ordenamiento Jurídico Procesal Penal contempla tres instituciones orientadas


a establecer alternativas ante la continuación de un proceso ya iniciado, como lo son;
1) el principio de oportunidad, 2) los acuerdos reparatorios y 3) la suspensión
condicional del proceso, en virtud de las cuales y en los supuestos establecidos por la
ley determinan el sobreseimiento de la acción penal correspondiente, tomando en
consideración el delito, la pena y la persona del delincuente, así como también la
forma de sucederse, su gravedad y el efecto social dentro de la comunidad organizada.

Las Alternativas a la prosecución del proceso podrán ser aplicadas en la fase


preparatoria o sumario, incluyendo la fase intermedia antes de la apertura al debate
oral, en tal sentido, es menester resaltar que el Juez de Control tiene la obligación de
instruir al imputado o acusado, según el caso, antes o después de admitida la
acusación en la audiencia preliminar, acerca de las alternativas a la prosecución del
proceso y del procedimiento especial por admisión de los hechos, cuyo
incumplimiento por el órgano jurisdiccional constituye causa de nulidad del acto
(sentencia No. 23 del Tribunal Supremo de Justicia de fecha 30 de enero de 2003).

El principio de oportunidad es una excepción al principio de oficialidad y legalidad


procesal, incorporado a nuestra legislación penal por razones de política criminal, a
través del cual el Estado se abstiene de perseguir determinadas conductas, con la
finalidad de simplificar y agilizar la administración de justicia penal, evitando con la
aplicación de esta institución, los efectos criminógenos de las penas cortas y ofrecerle
otra oportunidad de inserción social a la persona que perpetró el delito.

En el sentir de Claus Roxin, el principio de legalidad expresa por un lado “(…) que la
fiscalía debe realizar investigaciones cuando existe la sospecha de que se ha cometido
un hecho punible y, por otra parte, que está obligada a formular la acusación cuando
después de las investigaciones sigue existiendo esa sospecha vehemente (…)”. Su
antítesis teórica está constituida por el principio de oportunidad, que autoriza a la
Fiscalía del Ministerio Público a decidir entre formulación de la acusación y el
sobreseimiento del procedimiento, aun cuando las investigaciones conducen, con
probabilidad rayana en la certeza, al resultado de que el imputado ha cometido una
acción punible.

Los criterios de oportunidad como lo ha manifestado el Doctor Alberto Binder,


constituyen un abandono en los sistemas procesales modernos al principio de
legalidad procesal en sentido estricto, según el cual el Estado debía perseguir y
sancionar todas y cada una de las infracciones cometidas en el seno de la sociedad, lo
cual impide a la justicia penal dar respuesta a todos esos casos, violándose así la
garantía de la tutela judicial efectiva.

El principio de oportunidad ha sido definido por el autor español Andrés de la Oliva


Santos, de la siguiente manera; “(…) el principio de oportunidad es aquél en cuya
virtud el deber estatal de imponer penas no habría de ser cumplido (o el denominado
ius puniendi, satisfecho), siempre según los criterios legales, en todo caso en que
concurriesen sus presupuestos (esto es, ante toda conducta calificable de delictiva y
punible), sino que estaría condicionado al poder atribuido al Ministerio Fiscal ( u
órgano oficial similar) para disponer, bajo condiciones precisamente especificadas en
la ley (la llamada oportunidad reglada) o con amplio arbitrio, del ejercicio y del modo
de ejercicio de la acción penal, independientemente de que se hubiese conocido la
existencia de un hecho de apariencia punible y de que apareciesen unos presuntos
autores del mismo”.

Al respecto, es importante tener presente que el principio de oportunidad, nace de la


necesidad en la cual se ve el Ministerio Público de seleccionar aquellas causas en las
cuales va a trabajar, es decir, aquéllas que ameritan que el fiscal del Ministerio Público
realice una investigación exhaustiva, sin que con ello se fomente la selección de causas
que existía en el anterior sistema, no sujeta a controles y además violatoria de
derechos y garantías procesales. Los criterios de oportunidad se conciben dentro de las
alternativas a la prosecución del proceso, en armonía con las modernas teorías que
avalan la mínima intervención del derecho penal, regulado el despliegue de todo el
poder coactivo del Estado a los fines de sancionar los delitos.

De igual forma debe considerarse el fin que cumplirá la aplicación de la pena, por lo
que se hace necesario recordar que en la actualidad la doctrina maneja las teorías de
la prevención general y especial, y no la de la retribución, que consistía en la utilización
de la pena ante cualquier infracción a la norma, dejando de lado el principio de
proporcionalidad. Es por esto, que el principio de oportunidad cumple una doble
finalidad dentro del sistema penal; por un lado, descarga de trabajo al Ministerio
Público y en general a todo el aparato jurisdiccional, y por el otro, se logra la mínima
intervención del Estado en una serie de situaciones que pueden ser resueltas por
ejemplo, a través de la conciliación entre las partes o de otras vías administrativas sin
tener que acudir a la vía penal.

EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD PUEDE SER PURO O CONDICIONAL:

· PURO; cuando las partes son absolutamente dueñas de provocar la finalización


anormal del procedimiento.

· CONDICIONAL; si el sobreseimiento permanece bajo la suspensiva condición de que el


imputado cumpla determinadas condiciones.

El artículo 37 del Código Orgánico Procesal Penal faculta al fiscal del Ministerio Público
para solicitar del Juez de Control la autorización para prescindir, total o parcialmente,
del ejercicio de la acción penal, o limitarla a alguna de las personas que intervinieron
en el hecho, en cualquiera de los supuestos siguientes;
1. Cuando se trate de un hecho que por su insignificancia o por su poca frecuencia no
afecte gravemente el interés público, excepto cuando el máximo de la pena exceda los
tres años de privación de libertad, o se cometa por un funcionario o empleado público
en ejercicio de su cargo o razón de él;

2. Cuando la participación del imputado en la perpetración del hecho se estime de


menor relevancia, salvo que se trate de un delito cometido por funcionario o
empleado público en ejercicio de su cargo o por razón de él;

3. Cuando en los delitos culposos el imputado haya sufrido a consecuencia del hecho,
daño físico o mora grave que torne desproporcionada la aplicación de una pena;

4. Cuando la pena o medida de seguridad que pueda imponerse por el hecho o la


infracción, de cuya persecución se prescinde, carezca de importancia en consideración
a la pena o medida de seguridad ya impuesta, o a la que se debe esperar por los
restantes hechos o infracciones, o la que se le impuso o se le impondría en un
procedimiento tramitado en el extranjero.

EN ESTE ORDEN DE IDEAS, ES MENESTER MENCIONAR LOS DELITOS EN LOS QUE NO


PROCEDE LA APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD:

· Estafa

· Apropiación Indebida Calificada

· Delito de robo, en su modalidad de arrebatón, por ser un delito pluriofensivo

· Delito de porte ilícito de arma de fuego, por exceder el máximo de la pena exigido por
el legislador.

· Delitos de hurto agravado, etc.

Aunado a lo anteriormente transcrito se puede colegir que el principio de oportunidad


procede ante delitos de bagatela, de escasa monta o repercusión social, es decir, en
aquellas conductas inocuas prohibidas por el derecho pero que socialmente no son
dañosas. En los supuestos siguientes; cuando el hecho punible imputado no exceda los
tres años de privación de libertad siempre y cuando no haya sido cometido por un
funcionario público en el ejercicio de sus funciones, cuando el grado de participación
del imputado en el hecho que se le atribuye es de menor relevancia, cuando los daños
o secuelas sufridos por el imputado en la comisión del delito que intencionalmente no
procuró pero que le es atribuible por actuar con imprudencia, negligencia, impericia e
inobservancia de alguna norma, es suficiente sanción y, por tanto, la eventual
aplicación de una pena constituiría un exceso estatal y una lesión al principio de
proporcionalidad y cuando la pena o medida de seguridad que pueda imponerse por el
hecho o la infracción, de cuya persecución se prescinde, carezca de importancia en
consideración a la pena o medida de seguridad ya impuesta.

El artículo 39 del Código Adjetivo Penal prevé como un supuesto especial de


oportunidad bajo condición, la suspensión del ejercicio de la acción penal, cuando se
trate de hechos producto de la delincuencia organizada o de la criminalidad violenta y
el imputado colabore eficazmente con la investigación, aporte información esencial
para evitar que continúe el delito o se realicen otros, ayude a esclarecer el hecho
investigado u otros conexos, o proporcione información útil para probar la
participación de otros imputados, siempre que la pena que corresponda al hecho
punible, cuya persecución se suspende, sea menor que la de aquellos cuya persecución
facilita o cuya continuación evita.

En casos que constituyen formas organizadas de la criminalidad como el terrorismo, el


narcotráfico, la corrupción, entre otras, ante las cuales los mecanismos convencionales
de la administración de justicia resultan poco efectivos, el Código Orgánico Procesal
Penal prevé la suspensión del ejercicio de la acción penal en relación con los hechos o
las personas en cuyo favor se aplicó el supuesto de oportunidad bajo condición, hasta
tanto se concluya la investigación por los hechos informados, oportunidad en la cual se
reanudará el proceso respecto al informante arrepentido, con rebaja de pena, lo cual
actualmente no configura un “supuesto especial” de oportunidad, sino una
circunstancia atenuante, cuya aplicación está fundamentada principalmente en el
significado que tiene para la lucha del estado contra la criminalidad la colaboración
prestada por el informante.
De lo anteriormente expuesto, se puede colegir que el efecto de la admisión de algún
criterio de oportunidad es la extinción de la acción penal con respecto al autor o
partícipe en cuyo beneficio se impuso conforme a lo establecido en el artículo 38 del
Código Adjetivo Penal; si la decisión tiene como fundamento la insignificancia del
hecho, sus efectos se extienden a todos los que reúnan las mismas condiciones; y por
último, se diferencia el principio de oportunidad de la institución del archivo fiscal, en
cuanto a que en el segundo el fiscal del Ministerio Público no requiere de autorización
judicial previa, en todo caso el control jurisdiccional es posteriori y sólo si la víctima
solicitare ante el juez de control el examen de la legalidad en la actuación del
Ministerio Público.

DELITOS DE ACCIÓN PÚBLICA.

Se denomina delito de acción pública previa instancia particular o delito semipúblico,


en Derecho procesal penal, a un tipo de delito que, por sus especiales características, exige
que medie al menos una denuncia por parte de la víctima como condición indispensable para
que los poderes públicos puedan perseguir el delito y enjuiciar al acusado. Una vez interpuesta
la denuncia, ya no es necesaria la intervención de la víctima en el procedimiento.

No es necesario, por tanto, que medie una querella, como ocurre en los delitos de
acción privada o delitos privados.

Por otro lado, una característica llamativa de este tipo de delitos es que la retirada de
la denuncia no implica que los poderes públicos tengan obligación de archivar el
procedimiento. Por el contrario, una vez iniciado, el procedimiento es autónomo de la víctima.
Ésta, si bien no está obligada a impulsarlo activamente, tampoco tiene derecho a desistir. Un
caso típico de este tipo de delitos es el de violación.
DELITOS DE ACCIÓN PRIVADA.

Se denomina delito privado o delito de acción privada, en Derecho procesal penal, a un


tipo de delito que, por no considerarse de una gravedad tal que afecte al orden público de la
sociedad, no puede ser perseguido de oficio por los poderes públicos (es
decir, policía, jueces o Ministerio público), sino que es necesaria la intervención activa de
la víctima como impulsora de la acción de la justicia y como parte en el proceso judicial.

El cauce procesal a través del cual una víctima de un delito de acción privada puede
perseguir la acción de la justicia se denomina querella.

El delito se contrapone al delito de acción pública, en dónde los poderes públicos


tienen la potestad de perseguir de oficio la acción de la justicia, y en dónde no es necesaria la
voluntad de la víctima ni su personación en el proceso.

Algunos ejemplos de delitos de acción privada son las injurias o calumnias, en dónde el
injuriado o calumniado es quien busca una condena a través de una querella, si bien
dependerá en cada caso del ordenamiento jurídico.

Características de la acción penal privada

 Voluntaria.- En el acto de promover la acción penal privada prima la voluntad del


titular.

 Renunciable.- La acción penal privada es renunciable.

 Relativa.- La acción penal privada es relativa, por cuanto la administración de todo el


proceso penal y, sobre todo, la capacidad de ejecitar el ius puniendi está en manos del
Estado, el particular tiene por tanto sólo facultades que se enmarcan dentro del
control penal estatal.

LA INTERVENCIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO EN LAS SOLICITUDES DE AUXILIO JUDICIAL.

EL MINISTERIO PÚBLICO COMO TITULAR FUNDAMENTAL DE LA ACCIÓN PENAL PÚBLICA

La actuación del Ministerio Público en el proceso Penal venezolano debe ser entendida
de consumo, es decir, como órgano todo, de manera tal que la titularidad de la acción penal
pertenece al órgano y no a su funcionario individualmente considerado, y está regulado por las
normas de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, El COPP y las
disposiciones de la ley orgánica del Ministerio público en cuanto sean aplicables.

El Ministerio Público está organizado a los efectos del proceso penal, de la siguiente manera:

- El Fiscal General de la República, órgano unipersonal de rango constitucional, con


facultades reglamentarias internas, que encabeza y dirige el Ministerio público y lo representa
ante la Corte Suprema de Justicia.

-Las Direcciones del Ministerio Público, creada por reglamento Interno con facultades
de orientación, supervisión y control de la actividad de los fiscales respecto del proceso penal.

-Los Fiscales Superiores de cada Circunscripción Judicial, creados por el COPP; que
representan al Ministerio Público ante los circuitos Judiciales Penales respectivos.

-Los fiscales del Ministerio Público con competencia en materia penal.

Capacidad procesal.

La capacidad procesal del Ministerio Público venezolano dimana de sus atribuciones


constitucionales y legales, entre las cuales está la de ejercer la acción penal pública. Por esta
razón nadie puede recusar al Ministerio Público como ente en el proceso penal ni oponerle
falta de cualidad o interés. Se puede recusar a un fiscal concreto a título personal o pedir que
se le separe del procedimiento por haber cesado en su condición de tal, pero jamás puede
excluirse al órgano titular de la acción vindicativa.

La capacidad procesal, de los fiscales del Ministerio Público como individuos, dimana
del acto público y notorio del nombramiento, el cual es publicado en la Gaceta Oficial de la
República y por tanto, para comparecer ante los tribunales de la jurisdicción penal venezolana,
los fiscales del Ministerio Público sólo tendrán que identificarse por sus generales e invocar o
alegar su condición de tales, sin que deban acompañar ninguna constancia o autorización de
los niveles jerárquicos del Ministerio Público para actuar, correspondiendo la larga de la
prueba a quien impugne su cualidad.

La capacidad procesal de los fiscales del Ministerio Público dimana del nombramiento,
porque ante de ser nombrado como tal, el aspirante a fiscal debe cumplir toda una serie de
requisitos, tales como ser venezolano, abogado, mayor de 21 años de edad, y otras que se
establezcan para cargos particulares dentro del Ministerio Público.
CAUSAS DE LA EXTINCIÓN PENAL.

La extinción de la acción penal

 Concepto de Acción penal.

Es la que invoca la jurisdicción, poniendo en funcionamiento los organismos


del poder del estado destinados a juzgar los casos concretos en virtud de la aplicación de
las normas (jueces penales) ejercida contra el presunto autor de un delito, con pretensión
punitiva.

Es el Ministerio Público a través del Fiscal, órgano público, el encargado de ejercer la


acción penal en los delitos de acción pública, que son la mayoría, y el ofendido, o sus
representantes legales, en los de acción privada.

Los delitos de acción pública son entre otros, el homicidio, las lesiones múltiples,
graves o reiteradas y el robo, que se deducen aún sin acusación privada. Los de instancia
privada son los referidos a delitos como violación o abusos deshonestos, donde, si bien se
necesita que la acción la promueva el agraviado o su representante legal, luego la
investigación continúa de oficio. Los privados son las injurias y calumnias, la violación de
secretos y correspondencia, la violación de los deberes de asistencia familiar y la competencia
desleal. En los casos de que la revelación de secretos la haga un funcionario público es de
acción pública, al igual de lo que ocurre cuando la violación de correspondencia la haga
un empleo de correos, en ejercicio abusivo de sus funciones.

El proceso penal en los delitos de acción pública, posee dos etapas: la sumarial que
prepara la acción penal averiguando si existe mérito para que una persona sea acusada por un
delito y el plenario, que comienza con la acusación fiscal (la acción) que limita al Juez en su
decisión ya que no puede en su sentencia resolver más allá de lo peticionado. Lo mismo
sucede en los delitos de acción privada donde la acción es promovida por parte interesada y
también limita el contenido de la sentencia a la pretensión del actor.

La acción penal tiene como principal característica la de ser una acción pública, aún
cuando se ejerza a instancia de parte, pues satisface intereses de la colectividad en general.
La responsabilidad por delitos es solidaria, y la acción penal se dirige a todos los autores, por lo
cual se dice que es indivisible. Es además irrevocable, en los delitos de acción pública, iniciada
la acción es imposible la retractación, e indefectiblemente se dictará sentencia.
 Causales de Extinción de la Acción Penal.

Es la pérdida del derecho del Estado para ejercer su poder punitivo contra quien a
cometido un delito en agravio de la sociedad. En estos casos cesa el derecho de imponer la
pena, hacerla efectiva o continuar exigiendo su cumplimiento; para el sujeto desaparece la
obligación de sufrir la pena. Las causales de extinción de la acción penal se recogen en el Art.
78° del Código Penal Peruano. Siendo las siguientes:

 La muerte del imputado

 La Prescripción

 La amnistía

 Por Derecho de gracia (indulto)

 Por autoridad de cosa juzgada

 Muerte de Imputado.

Con las partidas de defunción se acredita el fallecimiento de los encausados, por lo que
de conformidad a la normatividad vigente, es procedente declarar la extinción de la acción.

 La Prescripción.

Es el instituto de naturaleza procesal por el cual el transcurso del tiempo, computado


desde la comisión del injusto, convierte la persecución penal en innecesaria por
extemporánea. Se trata de la "pérdida de la pretensión punitiva del estado por haber dejado
pasar el tiempo sin ejercer la acción penal" (ALVARADO CABANILLAS 2003, 47)

 La Amnistía.

Como su propio nombre indica, la amnistía supone un total olvido del delito. Su
concesión mediante ley borra todo recuerdo del delito cometido o de la pena pronunciada. En
definitiva, extingue por completo la pena y todos sus efectos.

Una vez admitido afirma Dorado Montero, el poder para la concesión de amnistías no
reconoce límites, a no ser que la Constitución o la propia ley le pongan restricciones. En
consecuencia, puede referirse a toda clase de delitos (comunes o políticos); si bien en la
práctica se ha reservado fundamentalmente para los delitos de matiz político. Como regla
general, puede afirmarse que se hace uso de esta modalidad de gracia después de
revoluciones o agitaciones políticas, con fines de pacificación social.

El estudio de los efectos de la amnistía ha de realizarse atendiendo en cada caso a la


disposición que la concede; tales efectos se condicionan siempre a situaciones extrajurídicas
históricamente diversos y políticamente coyunturales. Carecen – en suma – las amnistías de las
suficientes notas comunes para alcanzar una doctrina general. Las convenientes políticas
juegan al respecto un papel decisivo. (REYNA ALFARO 2004, 23)

Con las limitaciones apuntadas, puede intentarse una esquematización de los efectos
de la amnistía:

a) Al suponer la amnistía que los delitos objeto de la misma se tienen por no


cometidos, extingue las penas impuestas y las acciones penales pendientes. En consecuencia,
no puede ser instruido procedimiento alguno para perseguir hechos incluidos en una amnistía;
si éste ya se ha iniciado, debe ser suspendido en el momento en que entre en vigor la amnistía.
Las penas impuestas quedan anuladas y extinguidos completamente sus efectos, tanto si la
pena no ha comenzado a cumplirse como si ha sido cumplida parcialmente.

b) La amnistía determina la automática cancelación de los antecedentes penales. La


condena se borra a todos los efectos y, por ello, no puede ser tenida en cuenta para
fundamentar una agravación de la responsabilidad criminal del sujeto en posibles delitos
ulteriores.

c) Los amplios efectos de la amnistía no suelen alcanzar a la responsabilidad civil. Una


solución distinta -aceptable en pura teoría, dada la amplitud con que la institución se configura
– lesionaría gravemente los derechos de la víctima y de los perjudicados por el delito a la justa
reparación del daño causado.

La amnistía configura una de las manifestaciones del denominado derecho de gracia,


que se convirtió en España en uno de los protagonistas del denominado "Derecho Penal de la
transición", es decir, el surgido desde la subida al trono del Rey Juan Carlos I hasta la entrada
en vigor de la Constitución de 1978. En Chile, es de todos un tema conocido la llamada Ley de
Amnistía, que ha sido producto de gran discusión desde el retorno a la democracia en marzo
de 1990.

 El Indulto.
Consiste el indulto en la gracia otorgada por el Jefe de Estado a los condenados por
sentencia firme remitiéndoles toda la pena impuesta o parte de ella, o conmutándola por otra
de menor gravedad.

Sus efectos son más limitados que los de la amnistía. Aun siendo total el indulto, se
mantiene la inscripción de la condena en el oportuno Registro; el indultado dejará de cumplir
la pena impuesta, o parte de ella, pero técnicamente es un penado y si vuelve a delinquir
podrá ser apreciada la circunstancia modificativa de reincidencia. El indulto no puede hacerse
extensivo a la responsabilidad civil ni a las costas procesales; en caso de recaer sobre penas
pecuniarias – y a no ser que expresamente así se determine – eximirá al indultado del pago de
la cantidad aún no satisfecha, pero no abarcará la devolución de lo ya pagado.

Desde un punto de vista teórico, los indultos pueden ser clasificados en generales, si se
conceden a la totalidad de los penados, o particulares, si benefician a una persona
individualizada.

La doctrina aprueba la prohibición que la gran mayoría de las legislaciones establecen


respecto a los indultos generales, ya que entrañan una arbitraria imposición del ejecutivo
sobre cualquier consideración jurídica o político-criminal; por el contrario, los particulares
permiten que el estricto cumplimiento de las fórmulas legales no dé lugar – en ocasiones – a
resultados injustos.

También pueden dividirse los indultos en totales, que remiten todas las penas
(principales y accesorias) a que el imputado haya sido condenado y que todavía no haya
cumplido, y parciales que abarcan solamente alguna o algunas de las penas impuestas, o parte
de ellas, aún no cumplidas.

 Por autoridad de cosa juzgada.

Nadie puede ser perseguido por segunda vez en razón de un hecho punible sobre el
cual se falló definitivamente.

 En delitos cuyo ejercicio se por acción privada: Por Desistimiento o Transacción.

Ambos casos implican un perdón del ofendido al infractor penal, el primero mediante
una manifestación unilateral, y el segundo mediante el acuerdo de las partes. En el ámbito
penal el desistimiento regulado en el Art. 78 CP. sólo procede en el supuesto de la acción
privada o querella de parte para los tipos penales que recogen el delito contra el honor y
consiste en la voluntad de la víctima de no iniciar la acción penal que corresponde a la
perpetración del acto delictivo. Respecto de la transacción debemos señalar que el derecho
penal peruano no reconoce esta figura como tal, salvo en el caso de procedimiento especial de
querrella, es decir, cuando la acción penal se ejerce de forma privada a solicitud de la parte
agraviada, sólo en este caso las partes pueden poner fin a la acción penal, acordando lo que
estimen necesario sin vulnerar el orden público. El principio de oportunidad contenido en el
art. 2 del CPP. Es el primer pasos que han dado nuestros legisladores para introducir esta
composición en delitos de cuya acción sea de ejercicio público.

 Cuando la Sentencia Ejecutoria Dictada en la Jurisdicción Civil Resulte que el Hecho


Imputado como Delito es Lícito.

OBSTACULOS AL EJERCICIO DE LA ACCIÓN PENAL.

De los obstáculos al ejercicio de la acción

Artículo 28. Excepciones. Durante la fase preparatoria, ante el juez de control, y en las
demás fases del proceso, ante el tribunal competente, en las oportunidades previstas, las
partes podrán oponerse a la persecución penal, mediante las siguientes excepciones de previo
y especial pronunciamiento:

1. La existencia de la cuestión prejudicial prevista en el artículo 35;

2. La falta de jurisdicción;

3. La incompetencia del tribunal;

4. Acción promovida ilegalmente, que sólo podrá ser declarada por las siguientes causas:

a) La cosa juzgada;

b) Nueva persecución contra el imputado, salvo los casos dispuestos en los ordinales 1 y 2 del
artículo 20;

c) Cuando la denuncia, la querella de la víctima, la acusación fiscal, la acusación particular


propia de la víctima o su acusación privada, se basen en hechos que no revisten carácter penal;

d) Prohibición legal de intentar la acción propuesta;


e) Incumplimiento de los requisitos de procedibilidad para intentar la acción;

f) Falta de legitimación o capacidad de la víctima para intentar la acción;

g) Falta de capacidad del imputado;

h) La caducidad de la acción penal;

i) Falta de requisitos formales para intentar la acusación fiscal, la acusación particular propia
de la víctima o la acusación privada, siempre y cuando éstos no puedan ser corregidos, o no
hayan sido corregidos en la oportunidad a que se contraen los artículos 330 y 412;

5. La Extinción de la acción penal; y

6. El indulto.

Si concurren dos o más excepciones deberán plantearse conjuntamente.

De acuerdo con el esquema arriba indicado, esta categoría debe hacer eclosión una
vez señalado el imputado como autor de un hecho punible. Pero el cierre operacional de la
misma no estaría limitado a la fase preparatoria y antes de la acusación del Fiscal, ya que como
reza el Artículo 28 pueden también oponerse las excepciones al ejercicio de la acción penal “en
las demás fases del proceso, ante el tribunal competente en las oportunidades
previstas”…”previo y especial pronunciamiento:” El juez deberá resolver la o las excepciones
propuestas “previo y especial pronunciamiento” por la defensa, para que el proceso continúe.

LA ACCIÓN CIVIL DERIVADA DEL DELITO Y CASOS DE LEGITIMACIÓN DEL MINISTERIO


PÚBLICO PARA INTENTARLA.

En el proceso penal, la responsabilidad civil puede definirse como la obligación que


tiene el autor de un delito o falta de reparar económicamente los daños y perjuicios causados
o derivados de su infracción.

El objetivo de la responsabilidad civil es compensar a la víctima por los daños causados por lo
que persigue un interés privado.
El particular, víctima del delito y beneficiario de la indemnización en la que se valora la
responsabilidad civil derivada del mismo, puede renunciar a la misma siempre que esta
renuncia no atente contra el interés u orden público, ni perjudique a terceros.

La reparación del daño ocasionado podrá consistir en obligaciones de dar, de hacer o de no


hacer algo, y se determinará por el Juez atendiendo a la naturaleza de la infracción y a las
condiciones personales y económicas del culpable.

La indemnización de perjuicios comprenderá no solo los ocasionados al agraviado, sino


también a sus familiares o a terceros.

Si la víctima, por medio de su conducta, hubiera contribuido a la producción del daño o


perjuicio sufrido, podrá disminuirse el importe de su indemnización.

El perjudicado por el delito podrá optar por exigir la responsabilidad derivada del mismo en
la vía penal, pudiendo ser cuantificada en la sentencia que ponga fin al procedimiento, o por
la vía civil, en cuyo caso será necesario ejercer nuevas acciones ante los tribunales civiles.

La acción de responsabilidad civil puede transmitirse a terceros, por ejemplo, a los herederos.

Por su parte, son responsables civiles:

 Los que hubiesen cometido el delito o falta (autores) y sus cómplices.

 Los aseguradores si el riesgo estuviese asegurado.

 Los padres o tutores, por los daños y perjuicios causados por los delitos o faltas
cometidos por los menores de edad y por los mayores sujetos a su patria
potestad o tutela que vivan en su compañía, siempre que exista culpa o negligencia.

 Las personas naturales o jurídicas que se dediquen a la industria o el comercio, por los
delitos o faltas que hayan cometido sus empleados o dependientes, representantes o
gestores en el desempeño de sus obligaciones o la prestación de sus servicios.

Como regla general el plazo para reclamar la responsabilidad civil derivada de la comisión de
un delito prescribe en el plazo de un año.

Sala: de Casación Penal

Tipo De Recurso: Casación


Sentencia Nº 214 Fecha: 05-06-2017

Caso: Nilda Elena Ferrero De Hernández

Decisión: Declara inadmisible el recurso de casación propuesto por los apoderados judiciales
de los ciudadanos ANDREA ANA ABRAMS y MARTÍN MIGUEL HERNÁNDEZ, por no acreditar la
debida legitimidad para actuar en nombre y representación de las víctimas. El Magistrado,
Doctor JUAN LUIS IBARRA VERENZUELA, no firmó por motivo justificado.

Extracto:

“Ante el recurso de casación propuesto por los abogados José Valentín González Prieto y
Alejandra Nadales Trujillo, actuando en representación de los ciudadanos Andrea Ana Abrams
y Martín Miguel Hernández, víctimas en la presente causa, la Sala, pasa a resolver sobre
la admisibilidad o desestimación del mismo, en los términos siguientes:

Conforme con lo establecido en el artículo 424 del Código Orgánico Procesal, podrán recurrir
en contra de las decisiones judiciales las partes a quienes la ley reconozca expresamente este
derecho. En el presente caso, el recurso de casación fue propuesto por los abogados José
Valentín González Prieto y Alejandra Nadales Trujillo, quienes consignaron dos (2) poderes
actuando como apoderados judiciales de las víctimas (no querelladas), que corren insertos en
los folios 48 al 50 y folios 65 al 68, de las actas que conforman el expediente.

En tal sentido, y a los efectos de analizar el requisito referido a la legitimidad para recurrir, la
Sala considera preciso destacar, la necesidad de poseer poder especial para representar a la
víctima. A tal efecto, en primer lugar debemos señalar la diferencia existente entre querella y
acusación privada, siendo la primera un modo de proceder para los delitos de acción pública y
la segunda; aquella que deberá formularse para los delitos de acción privada o instancia de
parte agraviada.

Para el caso de la representación para presentar Acusación Privada, se requiere poder


especial, tal y como lo establece el artículo 406 del Código Orgánico Procesal Penal, el cual se
constituirá conforme a las formalidades de los poderes para asuntos civiles, no pudiendo
abarcar más de tres abogados o abogadas.

Por su parte el artículo 124 eiusdem, establece que en los casos de delegación del ejercicio de
los derechos de la víctima por medio de la Defensoría del Pueblo, no se exigirá poder especial,
sino que la delegación conste en un escrito firmado por quien delegue en el o la representante
legal de dicho organismo. De tal modo, que si el legislador en la disposición que revisamos
anteriormente, aclara que para delegar la representación no se requerirá de poder
especial, debemos entender que éste si es necesario para todos los demás casos para actuar
en nombre de la víctima.

Con respecto a este particular, la Sala Constitucional (Sent. N° 1771 de fecha 10-10-2006), ha
expresado:

“…Ahora bien, no es materia de este fallo, los derechos que la víctima de delito puede ejercer
en el proceso penal -artículo 120 del Código Orgánico Procesal Penal- aun cuando no se haya
constituido como querellante y los cuales han sido reconocidos por esta Sala en numerosas
sentencias.

El asunto en discusión es la actuación de la víctima por medio de una representación. Al


respecto, el Código Orgánico Procesal Penal, salvo en el procedimiento en los delitos de acción
dependiente de instancia de parte –artículo 415- no establece norma expresa con relación a la
representación de la víctima en los procesos por delitos de acción pública.

En efecto, en el Capítulo V, Título IV del Libro Primero “De la Víctima”, sólo dos de los artículos
que lo conforman, refieren la actuación de la víctima mediante representación: el único aparte
del artículo 119, que obliga a las víctimas “si fueren varias” a actuar por medio de una sola
representación, y el único aparte del artículo 122, que no exige poder especial a la víctima,
para delegar, en una asociación de protección o ayuda a las víctimas, el ejercicio de sus
derechos cuando sea más conveniente para la defensa de sus intereses; pues, en este caso,
bastará sólo con que la delegación conste en un escrito firmado por ésta y el representante
legal de entidad delegada.

Sí en los casos de asistencia especial, a la víctima que delega el ejercicio de sus derechos e
intereses, no se le exige poder especial para ello; por argumento en contrario, para actuar en
representación de la víctima -en todos los otros casos- es necesario que dicha representación
conste en un poder especial para ello.

Lo apuntado se consolida con lo preceptuado en el artículo 304 del texto adjetivo penal. El
referido artículo establece el carácter de los actos de la investigación, los cuales serán
reservados para los terceros, ya que sólo podrán ser examinados por el imputado, por sus
defensores y por la víctima, se haya o no querellado, o por sus apoderados con poder
especial…”
Aunado a lo anterior, es preciso destacar lo establecido en el artículo 286 del Código Orgánico
Procesal Penal, el cual establece:

Artículo 286: “…Todos los actos de la investigación serán reservados para los terceros. Las
actuaciones sólo podrán ser examinadas por el imputado y la imputada, por sus defensores o
defensoras y por la víctima, se haya o no querellado, o por sus apoderados o apoderadas con
poder especial. No obstante los funcionarios o funcionarias que participen en la investigación y
las personas que por cualquier motivo tengan conocimiento de las actuaciones cumplidas
durante su curso, están obligados u obligadas a guardar reserva. (…)”.

En el caso bajo análisis, el Fiscal del Ministerio Público solicitó el sobreseimiento de la causa
que se inicio con motivo de la denuncia interpuesta por el abogado Pedro
Perera apoderado judicial, quien actuó en representación de las víctimas (no querelladas),
conjuntamente con otros abogados entre éstos, José Valentín González Prieto y María
Alejandra Nadales, mediante la consignación de sendos poderes judiciales “…con facultades
para actuar conjunta o separadamente en todos los procesos penales que pudieran iniciarse
por la presunta comisión de cualquier delito en su contra…” en la investigación que se inició
contra la ciudadana NILDA ELENA FERRERO DE HERNÁNDEZ, la cual concluyó con una
declaratoria de sobreseimiento acordada por el Juez Octavo de Primera Instancia Itinerante de
Sobreseimiento en Funciones de Control Estadal del Circuito Judicial Penal del Área
Metropolitana de Caracas, al considerar que los hechos no revisten carácter penal.

Visto que en el presente caso, el proceso penal culminó en la fase preliminar, y en el cual no se
dio la oportunidad para la designación y juramentación de los defensores privados o
apoderados judiciales que actuarían en representación de las víctimas en el juicio, ni para la
adhesión de éstas al representante del Ministerio Público como titular de la acción penal (el
cual en este caso solicitó el sobreseimiento de la causa), debían necesariamente otorgarse
poderes especiales penales (con facultades específicas para actuar en la causa), para acreditar
la legitimidad de los referidos abogados.

De allí que deba concluirse, en razón de lo expuesto, que para interponer querella en nombre
de la víctima y en general para intervenir en su nombre en un proceso penal, se requiere poder
especial.”

Comentario de Acceso a la Justicia: La Sala determina que para ejercer recurso casación en
nombre de la víctima en un proceso penal, se requiere de un poder especial.
Fuente: http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scp/junio/199793-214-5617-2017-C16-
320.HTML
COLCLUSIÓN.

"En el sistema acusatorio el juez queda dispensado de la iniciativa de la persecución


penal y por consiguiente, a diferencia del juez instructor inquisidor no se auto propone la
materia del juicio, la cual, por el contrario, se le presenta como contenido de la acusación que
se postula y sostiene por persona distinta del juez. El acusador y el acusado, concurren ante el
juez en igualdad de derechos y obligaciones, y el juzgamiento generalmente se hace en
libertad hasta el pronunciamiento de la sentencia".

I. Principios orientadores.

1.- Dualidad de partes: el acusador y el acusado. El juez actúa como un tercero imparcial.

2.- Audiencia: nadie puede ser condenado sin ser oído

3.- Igualdad: las partes disponen de los mismos derechos, oportunidades y cargas para
defensas de sus intereses.

II. Principios que determinan el carácter específico de alguna de las instituciones del proceso.

1.- Oficialidad: control de la persecución penal a través de órganos estadales, naturalmente


diferentes, que deberán ocuparse de aquella y del enjuiciamiento.

2.- Oportunidad y legalidad:

Oportunidad: El Ministerio Público estará obligado a ejercer la acción por todo hecho
que revista los caracteres de delito, siempre que la investigación practicada resulten
elementos de cargo suficientes para mantener la acusación.

Legalidad: Supone la posibilidad de abstenerse de perseguir determinadas conductas


delictivas, o de suspender el procedimiento en curso, con o sin condiciones para ello,
en atención a factores diversos inmersos en una concreta policía criminal rectora en un
momento y lugar dados.

3.- Valoración de las Pruebas: libre convicción: los medios probatorios deberán ser apreciados
por el tribunal según su libre convicción, observando las reglas de la lógica, los conocimientos
cinéticos y las máximas de experiencia.

4.- Prohibición de la "reformatio impeius".


Constituye también una manifestación del sistema acusatorio la imposibilidad de que la
situación del recurrente sea agravada en una instancia superior.

III. Principios relativos al procedimiento vinculados con la naturaleza acusatoria del proceso:

1. Oralidad: El proyecto prevé la realización de la audiencia preliminar y del juicio en


forma verbal, y la practica en este de las pruebas de testigos y experticias.

2. Inmediación: Este principio postula que el juez llamado a sentenciar haya asistido a la
práctica de las pruebas y base en ellas su convicción, esto supone que haya estado en
relación directa con las partes.

3. Concentración: Los actos procesales de adquisición de pruebas deben desarrollarse


bien sea en una sola audiencia o en audiencias sucesivas.

4. Publicidad: Los actos del proceso, salvo las excepciones legales, han de efectuarse en
público.

IV. Participación ciudadana:

La participación popular se concreta en el proyecto mediante dos formulas: un tribunal en el


que los ciudadanos deciden conjuntamente con los jueces profesionales. Y en un tribunal
integrado por ciudadanos no profesionales en derecho que actúan presididos por un juez
profesional.

V. Estructura del Proyecto:

El Proyecto del Código Orgánico Procesal Penal consta de un Título Preliminar, de cinco libros y
un libro final. El Titulo Preliminar comprende los principios generales llamados a regular el
ejercicio de la jurisdicción penal. La materia cubierta por cinco libros del Código se divide de la
manera siguiente: el Libro Primero trata la parte general del procedimiento penal y todo lo
relativo al régimen de la acción penal y a la acción civil; el Libro segundo se refiere al
procedimiento ordinario; el Libro tercero a los procedimientos especiales.; el Libro cuarto a
los recursos; y el Libro quinto a la ejecución de la sentencia.

El Libro Final, se refiere a la vigencia, el régimen procesal transitorio; la organización de los


tribunales, del Ministerio Público y de la defensa pública, para la actuación en el proceso.
El ejercicio de la acción penal es un asunto con plena vigencia y con proyección a
permanecer de esa manera por muchas décadas; sin embargo es imperativo realizar algunos
ajustes sobre todo en la titularidad de su ejercicio.

Por otro lado, se puede concluir en que el ejercicio de la acción penal al correr paralela a la
acción civil por el mismo delito, cuando se trata de aquellos impulsados a instancia del
ministerio público oficiosamente, producen algunas limitantes en cuanto a la obtención de la
reparación de los daños y las respectivas indemnizaciones, cosa que no es del todo justa en un
mundo que exige cada vez "más equidad" de parte de la administración de justicia.

Lo anterior es otra causa para abogar por la descentralización del ejercicio de la acción penal,
que tiene que ser encomendada, a la vez, a otro tipo de entidad y así lograr que haya mayores
y mejores posibilidades de obtener resultados positivos en casos especiales, tal como el de la
niña Katia Miranda, entre otros igualmente emblemáticos.

Se vuelve necesario también realizar algunas reformas accesorias, sin las cuales no
podrían impulsarse los cambios referidos, tal sería el caso de la investigación del delito; es esta
razón, desde luego, que esas atribuciones solamente podrían encomendarse a entidades con
cierto grado de credibilidad, tecnicidad y reconocimiento (Aportes científicos y técnicos) para
ejercer la acción penal y a la vez, dirigir la investigación del delito. Aunque en este particular,
podría valorarse la intervención de otras entidades, como medicina legal, u otras que a
propósito se crearen en su momento.

En síntesis, el ejercicio de la acción penal debe dejar de limitarse al mero instrumento


que tiene el Estado para crear el escenario propicio en que se castiga a aquellos individuos
señalados de haber cometido delitos.

El ejercicio de la acción penal debe constitucionalizarse, es decir, en el centro de éste,


debe estar la persona humana y no un conjunto de instrumentos técnicos y jurídicos, pues
estos últimos deben ser meramente accesorios; la justicia penal debe ponerse al servicio de los
seres humanos y estar en aras de obtener paz social, convivencia pacífica y equidad.

El fin primordial, no debe ser la cantidad de años que el autor de un delito, pasará
encerrado tras las rejas de una prisión, sino más bien, la cantidad de resarcimiento que ese
sujeto puede producir en su víctima u ofendido.

Por otro lado es necesario que se termine con la política de "castigar" (a víctimas e
imputados) por no llegar a un arreglo conciliatorio antes de pronunciarse sentencia, afirmando
que después de esta, solo la prisión puede ser ya la solución, ya que esta práctica coloca en el
centro de la actividad jurisdiccional, el interés castigador del Estado y a las personas humanas,
las coloca en la orilla, contradiciendo lo que sabiamente dice el Art. 1 de la Constitución.

Es necesario entonces, rescatar la idea que el derecho penal, tanto en su parte


sustantiva, como en la adjetiva, necesitan traer a su corazón, al espíritu de la Constitución y
colocar en el centro de su actividad, a la persona humana.

You might also like