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FACILITADOR: PARTICIPANTE:
ULICES ARTEAGA.
N.ELIZABETH ARDILA
19513001
LISNEY RAVALO
14445024
PINTO GUSTAVO ADOLFO
10273399
Principio de Oportunidad:
En el sentir de Claus Roxin, el principio de legalidad expresa por un lado “(…) que la
fiscalía debe realizar investigaciones cuando existe la sospecha de que se ha cometido
un hecho punible y, por otra parte, que está obligada a formular la acusación cuando
después de las investigaciones sigue existiendo esa sospecha vehemente (…)”. Su
antítesis teórica está constituida por el principio de oportunidad, que autoriza a la
Fiscalía del Ministerio Público a decidir entre formulación de la acusación y el
sobreseimiento del procedimiento, aun cuando las investigaciones conducen, con
probabilidad rayana en la certeza, al resultado de que el imputado ha cometido una
acción punible.
De igual forma debe considerarse el fin que cumplirá la aplicación de la pena, por lo
que se hace necesario recordar que en la actualidad la doctrina maneja las teorías de
la prevención general y especial, y no la de la retribución, que consistía en la utilización
de la pena ante cualquier infracción a la norma, dejando de lado el principio de
proporcionalidad. Es por esto, que el principio de oportunidad cumple una doble
finalidad dentro del sistema penal; por un lado, descarga de trabajo al Ministerio
Público y en general a todo el aparato jurisdiccional, y por el otro, se logra la mínima
intervención del Estado en una serie de situaciones que pueden ser resueltas por
ejemplo, a través de la conciliación entre las partes o de otras vías administrativas sin
tener que acudir a la vía penal.
El artículo 37 del Código Orgánico Procesal Penal faculta al fiscal del Ministerio Público
para solicitar del Juez de Control la autorización para prescindir, total o parcialmente,
del ejercicio de la acción penal, o limitarla a alguna de las personas que intervinieron
en el hecho, en cualquiera de los supuestos siguientes;
1. Cuando se trate de un hecho que por su insignificancia o por su poca frecuencia no
afecte gravemente el interés público, excepto cuando el máximo de la pena exceda los
tres años de privación de libertad, o se cometa por un funcionario o empleado público
en ejercicio de su cargo o razón de él;
3. Cuando en los delitos culposos el imputado haya sufrido a consecuencia del hecho,
daño físico o mora grave que torne desproporcionada la aplicación de una pena;
· Estafa
· Delito de porte ilícito de arma de fuego, por exceder el máximo de la pena exigido por
el legislador.
No es necesario, por tanto, que medie una querella, como ocurre en los delitos de
acción privada o delitos privados.
Por otro lado, una característica llamativa de este tipo de delitos es que la retirada de
la denuncia no implica que los poderes públicos tengan obligación de archivar el
procedimiento. Por el contrario, una vez iniciado, el procedimiento es autónomo de la víctima.
Ésta, si bien no está obligada a impulsarlo activamente, tampoco tiene derecho a desistir. Un
caso típico de este tipo de delitos es el de violación.
DELITOS DE ACCIÓN PRIVADA.
El cauce procesal a través del cual una víctima de un delito de acción privada puede
perseguir la acción de la justicia se denomina querella.
Algunos ejemplos de delitos de acción privada son las injurias o calumnias, en dónde el
injuriado o calumniado es quien busca una condena a través de una querella, si bien
dependerá en cada caso del ordenamiento jurídico.
La actuación del Ministerio Público en el proceso Penal venezolano debe ser entendida
de consumo, es decir, como órgano todo, de manera tal que la titularidad de la acción penal
pertenece al órgano y no a su funcionario individualmente considerado, y está regulado por las
normas de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, El COPP y las
disposiciones de la ley orgánica del Ministerio público en cuanto sean aplicables.
El Ministerio Público está organizado a los efectos del proceso penal, de la siguiente manera:
-Las Direcciones del Ministerio Público, creada por reglamento Interno con facultades
de orientación, supervisión y control de la actividad de los fiscales respecto del proceso penal.
-Los Fiscales Superiores de cada Circunscripción Judicial, creados por el COPP; que
representan al Ministerio Público ante los circuitos Judiciales Penales respectivos.
Capacidad procesal.
La capacidad procesal, de los fiscales del Ministerio Público como individuos, dimana
del acto público y notorio del nombramiento, el cual es publicado en la Gaceta Oficial de la
República y por tanto, para comparecer ante los tribunales de la jurisdicción penal venezolana,
los fiscales del Ministerio Público sólo tendrán que identificarse por sus generales e invocar o
alegar su condición de tales, sin que deban acompañar ninguna constancia o autorización de
los niveles jerárquicos del Ministerio Público para actuar, correspondiendo la larga de la
prueba a quien impugne su cualidad.
La capacidad procesal de los fiscales del Ministerio Público dimana del nombramiento,
porque ante de ser nombrado como tal, el aspirante a fiscal debe cumplir toda una serie de
requisitos, tales como ser venezolano, abogado, mayor de 21 años de edad, y otras que se
establezcan para cargos particulares dentro del Ministerio Público.
CAUSAS DE LA EXTINCIÓN PENAL.
Los delitos de acción pública son entre otros, el homicidio, las lesiones múltiples,
graves o reiteradas y el robo, que se deducen aún sin acusación privada. Los de instancia
privada son los referidos a delitos como violación o abusos deshonestos, donde, si bien se
necesita que la acción la promueva el agraviado o su representante legal, luego la
investigación continúa de oficio. Los privados son las injurias y calumnias, la violación de
secretos y correspondencia, la violación de los deberes de asistencia familiar y la competencia
desleal. En los casos de que la revelación de secretos la haga un funcionario público es de
acción pública, al igual de lo que ocurre cuando la violación de correspondencia la haga
un empleo de correos, en ejercicio abusivo de sus funciones.
El proceso penal en los delitos de acción pública, posee dos etapas: la sumarial que
prepara la acción penal averiguando si existe mérito para que una persona sea acusada por un
delito y el plenario, que comienza con la acusación fiscal (la acción) que limita al Juez en su
decisión ya que no puede en su sentencia resolver más allá de lo peticionado. Lo mismo
sucede en los delitos de acción privada donde la acción es promovida por parte interesada y
también limita el contenido de la sentencia a la pretensión del actor.
La acción penal tiene como principal característica la de ser una acción pública, aún
cuando se ejerza a instancia de parte, pues satisface intereses de la colectividad en general.
La responsabilidad por delitos es solidaria, y la acción penal se dirige a todos los autores, por lo
cual se dice que es indivisible. Es además irrevocable, en los delitos de acción pública, iniciada
la acción es imposible la retractación, e indefectiblemente se dictará sentencia.
Causales de Extinción de la Acción Penal.
Es la pérdida del derecho del Estado para ejercer su poder punitivo contra quien a
cometido un delito en agravio de la sociedad. En estos casos cesa el derecho de imponer la
pena, hacerla efectiva o continuar exigiendo su cumplimiento; para el sujeto desaparece la
obligación de sufrir la pena. Las causales de extinción de la acción penal se recogen en el Art.
78° del Código Penal Peruano. Siendo las siguientes:
La Prescripción
La amnistía
Muerte de Imputado.
Con las partidas de defunción se acredita el fallecimiento de los encausados, por lo que
de conformidad a la normatividad vigente, es procedente declarar la extinción de la acción.
La Prescripción.
La Amnistía.
Como su propio nombre indica, la amnistía supone un total olvido del delito. Su
concesión mediante ley borra todo recuerdo del delito cometido o de la pena pronunciada. En
definitiva, extingue por completo la pena y todos sus efectos.
Una vez admitido afirma Dorado Montero, el poder para la concesión de amnistías no
reconoce límites, a no ser que la Constitución o la propia ley le pongan restricciones. En
consecuencia, puede referirse a toda clase de delitos (comunes o políticos); si bien en la
práctica se ha reservado fundamentalmente para los delitos de matiz político. Como regla
general, puede afirmarse que se hace uso de esta modalidad de gracia después de
revoluciones o agitaciones políticas, con fines de pacificación social.
Con las limitaciones apuntadas, puede intentarse una esquematización de los efectos
de la amnistía:
El Indulto.
Consiste el indulto en la gracia otorgada por el Jefe de Estado a los condenados por
sentencia firme remitiéndoles toda la pena impuesta o parte de ella, o conmutándola por otra
de menor gravedad.
Sus efectos son más limitados que los de la amnistía. Aun siendo total el indulto, se
mantiene la inscripción de la condena en el oportuno Registro; el indultado dejará de cumplir
la pena impuesta, o parte de ella, pero técnicamente es un penado y si vuelve a delinquir
podrá ser apreciada la circunstancia modificativa de reincidencia. El indulto no puede hacerse
extensivo a la responsabilidad civil ni a las costas procesales; en caso de recaer sobre penas
pecuniarias – y a no ser que expresamente así se determine – eximirá al indultado del pago de
la cantidad aún no satisfecha, pero no abarcará la devolución de lo ya pagado.
Desde un punto de vista teórico, los indultos pueden ser clasificados en generales, si se
conceden a la totalidad de los penados, o particulares, si benefician a una persona
individualizada.
También pueden dividirse los indultos en totales, que remiten todas las penas
(principales y accesorias) a que el imputado haya sido condenado y que todavía no haya
cumplido, y parciales que abarcan solamente alguna o algunas de las penas impuestas, o parte
de ellas, aún no cumplidas.
Nadie puede ser perseguido por segunda vez en razón de un hecho punible sobre el
cual se falló definitivamente.
Ambos casos implican un perdón del ofendido al infractor penal, el primero mediante
una manifestación unilateral, y el segundo mediante el acuerdo de las partes. En el ámbito
penal el desistimiento regulado en el Art. 78 CP. sólo procede en el supuesto de la acción
privada o querella de parte para los tipos penales que recogen el delito contra el honor y
consiste en la voluntad de la víctima de no iniciar la acción penal que corresponde a la
perpetración del acto delictivo. Respecto de la transacción debemos señalar que el derecho
penal peruano no reconoce esta figura como tal, salvo en el caso de procedimiento especial de
querrella, es decir, cuando la acción penal se ejerce de forma privada a solicitud de la parte
agraviada, sólo en este caso las partes pueden poner fin a la acción penal, acordando lo que
estimen necesario sin vulnerar el orden público. El principio de oportunidad contenido en el
art. 2 del CPP. Es el primer pasos que han dado nuestros legisladores para introducir esta
composición en delitos de cuya acción sea de ejercicio público.
Artículo 28. Excepciones. Durante la fase preparatoria, ante el juez de control, y en las
demás fases del proceso, ante el tribunal competente, en las oportunidades previstas, las
partes podrán oponerse a la persecución penal, mediante las siguientes excepciones de previo
y especial pronunciamiento:
2. La falta de jurisdicción;
4. Acción promovida ilegalmente, que sólo podrá ser declarada por las siguientes causas:
a) La cosa juzgada;
b) Nueva persecución contra el imputado, salvo los casos dispuestos en los ordinales 1 y 2 del
artículo 20;
i) Falta de requisitos formales para intentar la acusación fiscal, la acusación particular propia
de la víctima o la acusación privada, siempre y cuando éstos no puedan ser corregidos, o no
hayan sido corregidos en la oportunidad a que se contraen los artículos 330 y 412;
6. El indulto.
De acuerdo con el esquema arriba indicado, esta categoría debe hacer eclosión una
vez señalado el imputado como autor de un hecho punible. Pero el cierre operacional de la
misma no estaría limitado a la fase preparatoria y antes de la acusación del Fiscal, ya que como
reza el Artículo 28 pueden también oponerse las excepciones al ejercicio de la acción penal “en
las demás fases del proceso, ante el tribunal competente en las oportunidades
previstas”…”previo y especial pronunciamiento:” El juez deberá resolver la o las excepciones
propuestas “previo y especial pronunciamiento” por la defensa, para que el proceso continúe.
El objetivo de la responsabilidad civil es compensar a la víctima por los daños causados por lo
que persigue un interés privado.
El particular, víctima del delito y beneficiario de la indemnización en la que se valora la
responsabilidad civil derivada del mismo, puede renunciar a la misma siempre que esta
renuncia no atente contra el interés u orden público, ni perjudique a terceros.
El perjudicado por el delito podrá optar por exigir la responsabilidad derivada del mismo en
la vía penal, pudiendo ser cuantificada en la sentencia que ponga fin al procedimiento, o por
la vía civil, en cuyo caso será necesario ejercer nuevas acciones ante los tribunales civiles.
La acción de responsabilidad civil puede transmitirse a terceros, por ejemplo, a los herederos.
Los padres o tutores, por los daños y perjuicios causados por los delitos o faltas
cometidos por los menores de edad y por los mayores sujetos a su patria
potestad o tutela que vivan en su compañía, siempre que exista culpa o negligencia.
Las personas naturales o jurídicas que se dediquen a la industria o el comercio, por los
delitos o faltas que hayan cometido sus empleados o dependientes, representantes o
gestores en el desempeño de sus obligaciones o la prestación de sus servicios.
Como regla general el plazo para reclamar la responsabilidad civil derivada de la comisión de
un delito prescribe en el plazo de un año.
Decisión: Declara inadmisible el recurso de casación propuesto por los apoderados judiciales
de los ciudadanos ANDREA ANA ABRAMS y MARTÍN MIGUEL HERNÁNDEZ, por no acreditar la
debida legitimidad para actuar en nombre y representación de las víctimas. El Magistrado,
Doctor JUAN LUIS IBARRA VERENZUELA, no firmó por motivo justificado.
Extracto:
“Ante el recurso de casación propuesto por los abogados José Valentín González Prieto y
Alejandra Nadales Trujillo, actuando en representación de los ciudadanos Andrea Ana Abrams
y Martín Miguel Hernández, víctimas en la presente causa, la Sala, pasa a resolver sobre
la admisibilidad o desestimación del mismo, en los términos siguientes:
Conforme con lo establecido en el artículo 424 del Código Orgánico Procesal, podrán recurrir
en contra de las decisiones judiciales las partes a quienes la ley reconozca expresamente este
derecho. En el presente caso, el recurso de casación fue propuesto por los abogados José
Valentín González Prieto y Alejandra Nadales Trujillo, quienes consignaron dos (2) poderes
actuando como apoderados judiciales de las víctimas (no querelladas), que corren insertos en
los folios 48 al 50 y folios 65 al 68, de las actas que conforman el expediente.
En tal sentido, y a los efectos de analizar el requisito referido a la legitimidad para recurrir, la
Sala considera preciso destacar, la necesidad de poseer poder especial para representar a la
víctima. A tal efecto, en primer lugar debemos señalar la diferencia existente entre querella y
acusación privada, siendo la primera un modo de proceder para los delitos de acción pública y
la segunda; aquella que deberá formularse para los delitos de acción privada o instancia de
parte agraviada.
Por su parte el artículo 124 eiusdem, establece que en los casos de delegación del ejercicio de
los derechos de la víctima por medio de la Defensoría del Pueblo, no se exigirá poder especial,
sino que la delegación conste en un escrito firmado por quien delegue en el o la representante
legal de dicho organismo. De tal modo, que si el legislador en la disposición que revisamos
anteriormente, aclara que para delegar la representación no se requerirá de poder
especial, debemos entender que éste si es necesario para todos los demás casos para actuar
en nombre de la víctima.
Con respecto a este particular, la Sala Constitucional (Sent. N° 1771 de fecha 10-10-2006), ha
expresado:
“…Ahora bien, no es materia de este fallo, los derechos que la víctima de delito puede ejercer
en el proceso penal -artículo 120 del Código Orgánico Procesal Penal- aun cuando no se haya
constituido como querellante y los cuales han sido reconocidos por esta Sala en numerosas
sentencias.
En efecto, en el Capítulo V, Título IV del Libro Primero “De la Víctima”, sólo dos de los artículos
que lo conforman, refieren la actuación de la víctima mediante representación: el único aparte
del artículo 119, que obliga a las víctimas “si fueren varias” a actuar por medio de una sola
representación, y el único aparte del artículo 122, que no exige poder especial a la víctima,
para delegar, en una asociación de protección o ayuda a las víctimas, el ejercicio de sus
derechos cuando sea más conveniente para la defensa de sus intereses; pues, en este caso,
bastará sólo con que la delegación conste en un escrito firmado por ésta y el representante
legal de entidad delegada.
Sí en los casos de asistencia especial, a la víctima que delega el ejercicio de sus derechos e
intereses, no se le exige poder especial para ello; por argumento en contrario, para actuar en
representación de la víctima -en todos los otros casos- es necesario que dicha representación
conste en un poder especial para ello.
Lo apuntado se consolida con lo preceptuado en el artículo 304 del texto adjetivo penal. El
referido artículo establece el carácter de los actos de la investigación, los cuales serán
reservados para los terceros, ya que sólo podrán ser examinados por el imputado, por sus
defensores y por la víctima, se haya o no querellado, o por sus apoderados con poder
especial…”
Aunado a lo anterior, es preciso destacar lo establecido en el artículo 286 del Código Orgánico
Procesal Penal, el cual establece:
Artículo 286: “…Todos los actos de la investigación serán reservados para los terceros. Las
actuaciones sólo podrán ser examinadas por el imputado y la imputada, por sus defensores o
defensoras y por la víctima, se haya o no querellado, o por sus apoderados o apoderadas con
poder especial. No obstante los funcionarios o funcionarias que participen en la investigación y
las personas que por cualquier motivo tengan conocimiento de las actuaciones cumplidas
durante su curso, están obligados u obligadas a guardar reserva. (…)”.
En el caso bajo análisis, el Fiscal del Ministerio Público solicitó el sobreseimiento de la causa
que se inicio con motivo de la denuncia interpuesta por el abogado Pedro
Perera apoderado judicial, quien actuó en representación de las víctimas (no querelladas),
conjuntamente con otros abogados entre éstos, José Valentín González Prieto y María
Alejandra Nadales, mediante la consignación de sendos poderes judiciales “…con facultades
para actuar conjunta o separadamente en todos los procesos penales que pudieran iniciarse
por la presunta comisión de cualquier delito en su contra…” en la investigación que se inició
contra la ciudadana NILDA ELENA FERRERO DE HERNÁNDEZ, la cual concluyó con una
declaratoria de sobreseimiento acordada por el Juez Octavo de Primera Instancia Itinerante de
Sobreseimiento en Funciones de Control Estadal del Circuito Judicial Penal del Área
Metropolitana de Caracas, al considerar que los hechos no revisten carácter penal.
Visto que en el presente caso, el proceso penal culminó en la fase preliminar, y en el cual no se
dio la oportunidad para la designación y juramentación de los defensores privados o
apoderados judiciales que actuarían en representación de las víctimas en el juicio, ni para la
adhesión de éstas al representante del Ministerio Público como titular de la acción penal (el
cual en este caso solicitó el sobreseimiento de la causa), debían necesariamente otorgarse
poderes especiales penales (con facultades específicas para actuar en la causa), para acreditar
la legitimidad de los referidos abogados.
De allí que deba concluirse, en razón de lo expuesto, que para interponer querella en nombre
de la víctima y en general para intervenir en su nombre en un proceso penal, se requiere poder
especial.”
Comentario de Acceso a la Justicia: La Sala determina que para ejercer recurso casación en
nombre de la víctima en un proceso penal, se requiere de un poder especial.
Fuente: http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scp/junio/199793-214-5617-2017-C16-
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COLCLUSIÓN.
I. Principios orientadores.
1.- Dualidad de partes: el acusador y el acusado. El juez actúa como un tercero imparcial.
3.- Igualdad: las partes disponen de los mismos derechos, oportunidades y cargas para
defensas de sus intereses.
II. Principios que determinan el carácter específico de alguna de las instituciones del proceso.
Oportunidad: El Ministerio Público estará obligado a ejercer la acción por todo hecho
que revista los caracteres de delito, siempre que la investigación practicada resulten
elementos de cargo suficientes para mantener la acusación.
3.- Valoración de las Pruebas: libre convicción: los medios probatorios deberán ser apreciados
por el tribunal según su libre convicción, observando las reglas de la lógica, los conocimientos
cinéticos y las máximas de experiencia.
III. Principios relativos al procedimiento vinculados con la naturaleza acusatoria del proceso:
2. Inmediación: Este principio postula que el juez llamado a sentenciar haya asistido a la
práctica de las pruebas y base en ellas su convicción, esto supone que haya estado en
relación directa con las partes.
4. Publicidad: Los actos del proceso, salvo las excepciones legales, han de efectuarse en
público.
El Proyecto del Código Orgánico Procesal Penal consta de un Título Preliminar, de cinco libros y
un libro final. El Titulo Preliminar comprende los principios generales llamados a regular el
ejercicio de la jurisdicción penal. La materia cubierta por cinco libros del Código se divide de la
manera siguiente: el Libro Primero trata la parte general del procedimiento penal y todo lo
relativo al régimen de la acción penal y a la acción civil; el Libro segundo se refiere al
procedimiento ordinario; el Libro tercero a los procedimientos especiales.; el Libro cuarto a
los recursos; y el Libro quinto a la ejecución de la sentencia.
Por otro lado, se puede concluir en que el ejercicio de la acción penal al correr paralela a la
acción civil por el mismo delito, cuando se trata de aquellos impulsados a instancia del
ministerio público oficiosamente, producen algunas limitantes en cuanto a la obtención de la
reparación de los daños y las respectivas indemnizaciones, cosa que no es del todo justa en un
mundo que exige cada vez "más equidad" de parte de la administración de justicia.
Lo anterior es otra causa para abogar por la descentralización del ejercicio de la acción penal,
que tiene que ser encomendada, a la vez, a otro tipo de entidad y así lograr que haya mayores
y mejores posibilidades de obtener resultados positivos en casos especiales, tal como el de la
niña Katia Miranda, entre otros igualmente emblemáticos.
Se vuelve necesario también realizar algunas reformas accesorias, sin las cuales no
podrían impulsarse los cambios referidos, tal sería el caso de la investigación del delito; es esta
razón, desde luego, que esas atribuciones solamente podrían encomendarse a entidades con
cierto grado de credibilidad, tecnicidad y reconocimiento (Aportes científicos y técnicos) para
ejercer la acción penal y a la vez, dirigir la investigación del delito. Aunque en este particular,
podría valorarse la intervención de otras entidades, como medicina legal, u otras que a
propósito se crearen en su momento.
El fin primordial, no debe ser la cantidad de años que el autor de un delito, pasará
encerrado tras las rejas de una prisión, sino más bien, la cantidad de resarcimiento que ese
sujeto puede producir en su víctima u ofendido.
Por otro lado es necesario que se termine con la política de "castigar" (a víctimas e
imputados) por no llegar a un arreglo conciliatorio antes de pronunciarse sentencia, afirmando
que después de esta, solo la prisión puede ser ya la solución, ya que esta práctica coloca en el
centro de la actividad jurisdiccional, el interés castigador del Estado y a las personas humanas,
las coloca en la orilla, contradiciendo lo que sabiamente dice el Art. 1 de la Constitución.