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2 Diciembre 2009
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WILSON PICADO
N
ada más mítico que una nación, pero nada Es seguro que todos hemos visto aquella sucesión
más real que la fuerza de una expresión na- de mapas que muestra el proceso de deforestación en
cionalista. En diferentes momentos de la el territorio de Costa Rica desde 1940. Se trata de una
historia hemos construido identidades y símbolos imagen dramática que evidencia, mapa por mapa, una
para distinguirnos como sociedad a partir de lecturas intensa tala que ya en los años ochenta apenas había
sesgadas y tendenciosas de nuestras realidades. Inven- dejado algunas islas de bosques sobre la cordillera de
tamos territorios defendiendo con la ley fronteras que Talamanca, Osa y el norte del país. La hipótesis a
no se ocuparon por siglos, recreamos historias funda- menudo ofrecida indicaba que la expansión de la
cionales a partir de la acción de pequeños grupos o frontera agrícola (en particular la expansión ganade-
elites, dejando a un lado la presencia y la participa- ra), el comportamiento del mercado maderero y la
ción de las mayorías. Dibujamos rasgos fenotípicos de ausencia, entonces, de marcos jurídicos efectivos,
blancuras inexistentes, olvidando nuestras herencias habían sido factores determinantes para que en solo
mestizas, indígenas o negras, y reivindicamos la paz y tres décadas el mapa nacional quedara casi desnudo
la pobreza igualitaria de sociedades también violentas en un vergonzoso streap tease. El impactante cambio
e intranquilas, proporcionalmente desiguales a cual- que mostraba la sucesión constituyó una argumenta-
quier otra. ción de un peso inobjetable en la mayor parte de los
Así como se han hilvanado imágenes falseadas de estudios que se realizaron en las décadas de 1980 y
la Costa Rica del pasado y del presente desde el punto 1990 sobre el tema ambiental en Costa Rica. Porras y
de vista de su constitución política, económica y cul- Villarreal la incluyeron en su clásico estudio Deforesta-
tural, puede que también se haya agregado a este ción en Costa Rica, advirtiendo de su multicausalidad y
arsenal de mitificaciones la idealización que hemos descartando cualquier intento por relacionarla con
realizado de nuestro entorno natural y de las formas “las actividades de los campesinos en busca de su
como nos hemos relacionado con éste a través de la propia subsistencia” (Porras 1993: 12), resaltando que
historia. Mitificación que, tanto como aquellas de tipo “como acción humana que es, no ocurre en la reali-
político o étnico, tiene una incidencia fundamental en dad aisladamente” (Porras 1993: 11). Todavía a fina-
los contenidos de los problemas ambientales que nos les de la década de 1990, Evans la refería en su pione-
aquejan en la actualidad, tanto en sus causas como en ro trabajo The Green Republic. A conservation history of
sus consecuencias y posibles soluciones. Pareciera que Costa Rica, subrayando el problema del intenso
al lado de la carreta típica y los flemáticos paisajes de promedio de corta de bosque por año, excepcional en
casas de adobe hemos hecho espacio para la incorpo- el contexto ya no solo latinoamericano sino continen-
ración de una serie de visiones de una Costa Rica tal: “Costa Rica in the 1980s was losing 4 percent of
verde y ecológica, etiquetada a partir del bosque llu- its forested land a year –a rate that was higher than
vioso y la playa exuberante. Una Costa Rica que res- elsewhere in the Western Hemisphere, despite the
cata sin duda los logros de un país que ha articulado more publicized information on deforestation from
un sistema de conservación modelo en el mundo, the Brazilian Amazon” (Evans 1999: 39).
pero que también esconde detrás de la cortina de estos Poco menos de treinta años después del uso de es-
alcances la realidad de una economía agrícola con tos mapas las cosas parece que han cambiado y bas-
graves problemas de sustentabilidad, de una expan- tante. En uno de los recientes informes del Estado de
sión turística sin control y de ciudades que pierden la Nación aparece un mapa en el que se sostiene que
cada vez más su condición de verdaderos hábitat para la cobertura boscosa ha logrado una recuperación
las poblaciones urbanas, entre otros problemas. Inevi- extraordinaria, capaz ahora de abarcar casi la mitad
tablemente dependientes de los mitos, ¿podría acaso del territorio nacional, algo en verdad inédito en el
la historia constituir el aprendizaje de un pasado que contexto internacional. Como se indica en el XIV
nos ayude a abordar con actitud crítica nuestras pro- Informe del Estado de la Nación: “Después de los años
pias visiones del presente y del futuro? noventa, Costa Rica logró recuperar cobertura fores-
tal, que alcanza a 2005 un 48 % de su territorio según
El autor, especialista en historia agraria y ambiental, es profesor e los últimos estudios”. Luego agrega: “Este logro,
investigador en la Universidad Nacional.
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inédito en muchos países, respondió, entre otros as- ías mineras cuyo nombre no quisiéramos recordar son
pectos, al establecimiento de políticas forestales, el capaces de ofrecer sembrar cinco árboles por cada
control de la tala ilegal y cambios económicos (por uno que hayan botado, como si a eso se redujera el
ejemplo, en el mercado internacional de la carne)” asunto. En los días en que se ha escrito este artículo,
(Estado de la Nación 2007: 251). Dicho de manera un periódico de circulación nacional, al defender la
coloquial, el mapa de Costa Rica ha vuelto a ponerse la legitimidad de uno de estos proyectos mineros en la
ropa. zona norte del país, argumentaba que: “Es relevante
Es interesante hacer notar que ambas imágenes se también tomar en cuenta el hecho de que el área de la
refieren a un mismo proceso de cambio ocurrido en propuesta mina no sea selva virgen, por el contrario,
un lapso de solo 70 años; lo hacen según valores in- ya ha sufrido bastante degradación, sobre todo por la
versos, deforestar y reforestar, pero en períodos casi tala ilegal de árboles” (La República 12-11-2009). Una
idénticos: el tiempo que según los mapas tomó defo- argumentación que raya en una falsa moral ecológica
restar el territorio nacional fue en esencia el mismo de un conservacionismo extremo e irreal: una supues-
que ha tomado reforestarlo. Pero aunque sus valores ta virginidad (según nuestra percepción, no la de
sean contrarios, puede que en el fondo sus contenidos quienes ya han usado esas áreas en el pasado cercano
sean complementarios. Las dos imágenes simbolizan, o lejano) que se asume como la razón fundamental
en cierto sentido, la forma como la sociedad costarri- para la conservación o para la explotación.
cense ha visualizado sus problemas ambientales en La comparación de ambas imágenes, por tanto, va
dos momentos distintos, los años setenta y la década más allá de la cobertura forestal como un hecho real
presente. En los años setenta la deforestación consti- (innegable como problema y como alcance) y se
tuía el problema ambiental mediático por excelencia amplía también a la forma como nuestra sociedad ha
en América Latina, catapultado por la expansión casi racionalizado y ha mitificado el problema ambiental.
imparable de la ocupación humana de la Amazonia. En este sentido, resultaría válido preguntarse cómo se
Costa Rica en este sentido no era la excepción: la planteaba y se pensaba el problema ambiental en la
pérdida de bosque era el problema mayor en el mane- Costa Rica de 1974, cuando los potreros dominaban
jo de los “recursos naturales”, para usar un concepto el paisaje, en comparación con la forma como lo
de la época. No es casual que incluso en nuestra me- hacemos ahora, cuando se afirma que los bosques
moria colectiva, en especial en la memoria colectiva recuperan su terreno, y también preguntarse de qué
de los campesinos de regiones de la vieja frontera manera nuestro pasado puede influir sobre la lectura
agrícola, “la Forestal” fuera sinónimo del Estado de este presente ambiental, e incluso sobre la proyec-
protector de los recursos naturales aunque, las más de ción que realicemos de nuestros escenarios en el futu-
las veces, del ente “represor” del uso de esos recursos. ro.
Y no era una visión solo popular: en algunos de los
idearios de la época que comentaremos adelante era
común que la concienciación entre políticos y funcio-
narios en torno al problema de los recursos naturales
E n noviembre de 1976, el presidente Daniel Odu-
ber inauguró en el Teatro Nacional el simposio
“La Costa Rica hacia el año 2000”, organizado por el
implicara abogar por estrictas políticas de “conserva- entonces Ministerio de Planificación y Política
ción” y de “control” de las riquezas forestales. Económica, a cargo de nuestro actual presidente de la
Por otra parte, en los tiempos presentes pareciera República Oscar Arias. De este simposio surgiría un
que, a pesar de la ampliación y complejización de ideario sobre el futuro costarricense, publicado un
nuestro sistema jurídico ambiental, de la instituciona- año después, que abarcaba seis grandes temáticas: el
lidad y de nuestro propio conocimiento promedio, futuro socioeconómico de Costa Rica, las perspecti-
hasta hace poco el tema de la cobertura forestal se vas del desarrollo regional y urbano, la educación y la
mantenía como un problema mediático de primer cultura, la familia y los entonces denominados recur-
orden, que por sí solo podía indicar el nivel de desa- sos naturales. Una séptima parte, con carácter de
rrollo de nuestro país en el campo ambiental. Y aun- síntesis, fue elaborada por Carlos Manuel Castillo.
que estamos cada vez más concientes de valorar “lo Lo primero que debemos destacar de este ideario
ambiental” desde un punto de vista sistémico, pare- es la inclusión del tema ambiental como un capítulo
ciera que en nuestra conciencia colectiva, o en nuestro independiente. Inclusión que daba cuenta, no solo de
remordimiento colectivo, seguimos atados, siempre posi- la concienciación en torno a la existencia de “desequi-
tivamente aunque a veces también con ingenuidad, al librios en el manejo de los recursos naturales”, como
tema forestal. Es bastante frecuente darse cuenta en allí se anotaba, sino también del contexto que se hacía
los medios de comunicación de campañas de siembra de estos problemas en un marco global, tomando ya
de árboles coordinadas por empresas privadas o enti- referencias de los acuerdos de la Conferencia de Esto-
dades públicas, en las que se destaca esta actividad colmo y de la polémica que había despertado el In-
como la base primera de un cambio de nuestra rela- forme Meadows: Los límites del crecimiento (Meadows
ción con el ambiente. Incluso, hasta ciertas compañ- 1972). Una inclusión que, es necesario advertir, esta-
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ba todavía sujeta, en buena medida, a una percepción esto en medio de un Estado cada vez menos ágil y
extractiva del problema ambiental; percepción presen- eficiente.
te en el uso mismo del término recurso natural. Con- Advertía Arias Sánchez que “casi toda la tierra útil
templemos un ejemplo puntual: las críticas planteadas para la agricultura y la ganadería tiene dueño. En los
al Informe Meadows, dirigidas a que éste no cuestio- últimos lustros han surgido problemas de tenencia de
nara con decisión que el sistema económico era insos- tierras en algunas zonas del país, sobre todo en el
tenible en sí mismo y que delimitara la problemática a Pacífico Sur, en la región Norte y en el Atlántico”. Y
un asunto de “umbrales de crecimiento”, tenían su agregaba que “[l]os terrenos que permanecen en ma-
eco en nuestra escala local: no era fortuito, en esta nos del Estado … son de aptitud más bien forestal o
línea, el uso constante entre los participantes del sim- de delicado equilibrio ecológico. Nuestros campesi-
posio de la frase “uso racional” de los recursos, que se nos necesitan trabajar y prefieren hacerlo en sus pro-
refería con validez a la idea de controlar y atenuar el pias parcelas. Muchas de las tierras ya ocupadas no se
impacto de diferentes procesos productivos, pero que explotan debidamente, lo cual reduce las posibilida-
no vislumbraba que esos mismos procesos tenían des del campesino para encontrar empleo remunera-
dinámicas ambientalmente inviables, en los que, en do” (MCJD-Ofiplan 1977: 45).
muchos casos, la racionalidad del uso tenía una flexi- Podríamos hacer una lectura alternativa a estas va-
bilidad predeterminada por el margen de los benefi- loraciones de Oduber y Arias y afirmar que, en el
cios económicos en juego. fondo, éstas no solo hacían referencia a una pro-
La segunda cuestión se refiere a la estimación pro- blemática o a una crisis de tipo ambiental sino que,
piamente dicha de los “problemas” en el campo am- implícitamente, y quizás sin estar ambos concientes
biental. Sin una “crisis” de por medio, el presidente de ello, esos círculos viciosos de procesos producti-
Oduber abordaba la situación de los recursos natura- vos, sociales y ecológicos a los que hicieron referen-
les a través de un análisis contradictorio en sus inten- cia, eran el resultado de un modelo de desarrollo que
ciones e implicaciones; análisis que demandaba por estaba también en crisis: el proyecto socialdemócrata.
una parte “optimizar” el uso de estos recursos y, por Las tierras degradadas y la pobreza eran el reflejo de
la otra, preservarlos para el futuro. Al igual que otros las distorsiones de un sistema político que había escri-
ponentes, esta optimización la equiparaba con un to su mitología en torno a una democracia rural enrai-
mejoramiento en el uso de la tierra, con una planifi- zada en la Colonia, pero retóricamente anhelada y
cación del poblamiento del territorio nacional y con la buscada después de 1948 a través del apoyo al peque-
explotación racional de los bosques. La preservación, ño campesino. Pero ya sabemos que el apoyo no llegó
por su parte, se planteaba a partir del fortalecimiento a éste. La potrerización, que tanta crítica recibió en ese
de los parques nacionales y las reservas forestales. simposio, de cierta manera era un indicador del em-
Afirmaba Oduber en su discurso: “Estoy convencido, poderamiento que las elites ganaderas habían alcan-
asimismo, de que debemos atender de manera muy zado en las regiones del país. Poder que los datos del
especial todos los aspectos relativos a la preservación Censo Agrícola de 1973 reflejaban con detalle: según
de nuestros recursos naturales y su uso racional, la esta fuente, tan solo el tres por ciento de las explota-
producción de energía para satisfacer las demandas de ciones ganaderas del país, con tamaños que supera-
hogares y empresas, y el saneamiento del medio am- ban las 200 hectáreas en pastos, concentraban poco
biente en nuestros campos y ciudades” (MCJD- más del 40 por ciento del hato total (DGEC 1973).
Ofiplan 1977: 27). La degradación de los suelos representaba, por
Siguiendo en el orden, el ministro Arias Sánchez otra parte, el resultado de una investigación y exten-
sintetizaba algunas de las posiciones asumidas por sión agrícolas tal vez centradas en exceso en promo-
políticos, empresarios y académicos a lo largo del ver paquetes tecnológicos intensivos en el uso de la
simposio: el problema con los recursos tenía la forma tierra y los insumos químicos, asociados a la Revolu-
de un círculo vicioso de procesos que estaban muy liga- ción Verde. Usando una metáfora puede afirmarse
dos entre sí: el crecimiento urbano, que ya generaba que mientras que la “frontera agrícola” se cerraba por
temores con razón, era el resultado de una continua completo en esos años, en forma simultánea se abría
migración rural-urbana producto de la existencia de una nueva “frontera tecnológica”. Las implicaciones
un campo con una estructura de la tenencia de la de esta apertura se hicieron evidentes con prontitud;
tierra concentrada, pero además de un campo con un ejemplo lo fue el caso de la producción de café en
tierras degradadas. El mundo agrícola se había duali- terrenos de ladera pronunciada, en los que se desarro-
zado y mientras los sectores para la exportación se llaron sistemas de cultivo con elevadas densidades de
sostenían con cierto vigor durante la década, la agri- siembra que, a pesar de las técnicas de terraza imple-
cultura campesina se desestabilizaba como resultado mentadas, en el mediano plazo generaron graves pro-
de suelos pobres y poca técnica y ciencia para moder- blemas de deslizamientos y contribuyeron a una caída
nizarse. El resultado de esto último era la pobreza de los rendimientos por hectárea (La Nación 2-4-2007).
rural y la búsqueda de la ciudad como refugio. Todo Ejemplos paralelos lo fueron la tecnificación arrocera
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de la década de 1970, que presionó a la concentración alimentos para la población. “Es vergonzoso -se de-
de la producción en grandes fincas y, más reciente- cía- que un país cuya potencialidad agrícola es casi
mente, la expansión piñera, cuestionada de manera ilimitada en relación con la pequeñez de nuestra po-
continua por sus problemas de impacto ambiental. blación y con su capacidad de consumo no pueda
La concentración urbana, por su parte, era el refle- bastarse a sí mismo en la satisfacción de sus más pe-
jo de una Costa Rica todavía vallecentraleña. Ciuda- rentorias necesidades de carácter alimenticio” (CEPN
des en expansión, acaparadoras de los recursos del 2002: 74). Es seguro que Oduber y sus compañeros de
Estado, consumidoras de la mayor parte de la energ- generación no pensaban que estas declaraciones de
ía, y que ya experimentaban los problemas de dispo- principios se hicieran realidad solo cinco años des-
ner los residuos materiales del crecimiento económi- pués, cuando llegaron al poder a través de la guerra
co. De un modo casi literario, así contemplaba el civil de 1948 y, sobre todo, que tales declaraciones
problema Fernando Zumbado, refiriéndose al creci- fueran asumidas como la retórica básica de un siste-
miento de la capital hacia Heredia y Alajuela: “Esta ma político en el que tendrían una posición dominan-
expansión lineal, tentacular, parece producirse por te a lo largo de tres décadas. También es seguro que el
especulación con tierras, fenómeno que resulta en momento histórico en el que Oduber hizo su discurso
grandes anillos de tierra sin urbanizar e induce al inaugural en el Teatro Nacional, en 1976, no le per-
crecimiento a lo largo de vías de comunicación” mitiera contextualizar con certeza los problemas que
(MCJD-Ofiplan 1977: 173). Otras participaciones Jorge Manuel Dengo, Rodrigo Zeledón y María Eu-
ahondarían en el problema que este crecimiento im- genia Bozzoli de Willy, entre otros, advertían en tor-
plicaba sobre el acceso y la disponibilidad de recursos no a los desequilibrios ecológicos. Menos aún que
fundamentales como el agua potable (MCJD-Ofiplan hallara en el sistema político y económico que él
1977: 241). mismo impulsó en los años cuarenta, y a partir del
La Costa Rica que en 1976 Oduber contemplaba cual llegaría al poder en los setentas, las raíces de una
contradictoriamente con optimismo, pero también problemática ambiental emparentada con los procesos
con preocupación, no era la Costa Rica del futuro de concentración de la tierra y el capital propios de la
proyectada en el ideario que él mismo había compila- modernización económica de postguerra.
do treinta años atrás cuando era director de la revista
Surco, la cual en aquel momento aglutinaba a buena
parte de los intelectuales que luego alimentarían la
elite socialdemócrata. Titulado como Ideario costarri-
S i la Costa Rica ambiental de 1976 estaba vincula-
da con las rupturas políticas ocurridas en las déca-
das de 1940 y 1950, podríamos decir que la Costa
cense. Resultado de una encuesta nacional, el documento Rica ambiental actual está estrechamente vinculada
compilaba la opinión de casi una centena de voces, de con los cambios políticos y económicos de las déca-
reconocida trascendencia nacional, sobre nueve temas das de 1970 y 1980. En un sentido comparativo los
propuestos y desarrollados por los compiladores: la ciclos son sorprendentes. La Costa Rica de Oduber se
estructuración de los poderes públicos, la efectividad había desarrollado en la postguerra bajo los principios
y regeneración del sufragio popular, la estabilidad de de la modernización y el desarrollo, haciendo de la
las instituciones de derecho público, el afianzamiento naturaleza el insumo ilimitado para el crecimiento
de las garantías individuales, la reorganización de la agrícola: la vieja imagen de “hacer finca” para el
educación nacional, la organización de la hacienda campesino en la frontera agrícola, se traducía en la
pública, la orientación de la agricultura y la econom- escala nacional en la imagen de “hacer país” a través
ía, la protección de la población nacional y la crea- de la industrialización y el uso de la tecnología agríco-
ción de una política internacional costarricense. la. La Costa Rica actual de Arias se estructuró en
En esa Costa Rica imaginada en 1943, la naturale- medio de la crisis internacional del petróleo y terminó
za era un inmenso tesoro por explotar: bosques, ríos y de ajustarse en los años ochenta con el dominio de las
mares que estaban a la espera de la técnica y la cien- políticas de ajuste económico. La crisis energética
cia para desarrollarse (CEPN 2002: 78). Una Costa agudizó nuestra dependencia con el exterior y puso
Rica dueña de sus riquezas y que aspiraba a ser autó- sobre el tapete el problema de la viabilidad económica
noma en el manejo de su energía, en la cual no existía y ambiental de nuestro fluctuante crecimiento. Las
un problema ambiental socialmente concienciado, políticas de ajuste fortalecerían un desarrollo turístico
sino más bien una preocupación por la optimización que se aferraría a la etiqueta verde del país, de modo
en la explotación y extracción de los “recursos de la que la naturaleza seguiría siendo contemplada como
naturaleza”. En medio de una guerra mundial y, en un insumo ilimitado, solo que en este caso para el
consecuencia, de una crisis económica general, el crecimiento turístico-hotelero-inmobiliario. Un cre-
discurso de estos intelectuales acudía a la valoración cimiento que no hallaba una “frontera agrícola” por
de nuestro potencial productivo, a partir de un con- cruzar, aunque sí una “frontera jurídica” por conquis-
texto natural visto como ilimitado, para demandar tar que legitimara la explotación.
una mejor gestión del Estado en la producción de
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La explotación de la naturaleza expresada en la La lectura del pasado no asegura, ni mucho me-
potrerización territorializó un país y estableció los nos, la construcción de un presente o de un futuro
límites entre los agroecosistemas y los ecosistemas, ambiental mejor, pero al menos puede brindarnos la
entre los campesinos y la naturaleza: no había mejor oportunidad de reconocer nuestra natural limitación
símbolo de la conquista de la naturaleza que el potre- para contemplarnos en perspectivas de mediano y
ro, como ejemplo de dominio completo. La actual largo plazo. Si parece poco esto puede que resulte
identificación extrema de la política ambiental con la esperanzador decir que bastaría con ello para tomar
conservación a su manera también ha territorializado conciencia de las limitaciones y problemas que nues-
el país, definiendo fronteras entre la gente y los bos- tros sistemas políticos y económicos ofrecen en su
ques, creando islotes de protección. En este caso, relación con el ambiente. Que, en efecto, estos siste-
nuestro cotidiano uso del concepto “bosques vírge- mas están muy lejos de estar articulados con el am-
nes” de alguna forma evidencia nuestra cada vez ma- biente.
yor lejanía con las áreas protegidas. La Costa Rica de
1976 había tenido como referente mitológico la recu- Referencias bibliográficas
Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales. 2002. Ideario
peración de una “democracia rural” idílica, ¿acaso no Costarricense. Resultado de una encuesta nacional. Uned. San José.
hemos entrado en la actualidad en la construcción de Dirección General de Estadísticas y Censos. 1975. Censo Agrícola de
la mitología de una “democracia ambiental” igual- 1973. Dirección General de Estadísticas y Censos. San José.
mente idílica? Y si la “democracia rural” hallaba justi- Evans, Sterling. 1999. The Green Republic. A conservation history of Costa
Rica. University of Texas Press. Austin.
ficaciones elaboradas y sofisticadas por parte de sus La Nación 2-4-2007. “Destrucción de suelos baja producción en café”.
intelectuales y políticos, la “democracia ambiental”, La República 12-11-2009. “Editorial”.
la “República Verde” que hemos inventado, halla su Meadows, Donella. 1972. Los límites del crecimiento. Informe al Club
Roma sobre el Predicamento de la Humanidad. Fondo de Cultura Econó-
argumentación ejecutiva en programas como Paz con mica. México D.F.
la Naturaleza, cuyas ambiciones y propósitos chocan Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes-Ofiplan. 1977. La Costa
cotidianamente con los problemas de la gente: la ba- Rica del año 2000. Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes. San
José.
sura, la contaminación en todas sus formas, el cultivo Porras, Anabelle. 1993. Deforestación en Costa Rica. Implicaciones sociales,
intensivo de productos de exportación bajo esquemas económicas y legales. Editorial Costa Rica. San José.
quimizados, los conflictos por el agua, etc. Programa Estado de la Nación. 2007. Decimocuarto informe Estado de la
Políticos y académicos en el ideario de 1976 en- Nación en Desarrollo Humano Sostenible. Programa Estado de la Nación.
San José.
contraron en la tecnología y la planificación estatal
dos herramientas aparen-temente óptimas para cons-
truir escenarios favorables
en el futuro. En ambos
casos, en ocasio-nes pun-
tuales, estas herramientas
eran asumidas casi como
panaceas del cambio,
capaces por sí solas de
modificar o resol-ver pro-
blemas estructura-les.
Pero ¿deberíamos a-postar
nosotros tan arries-
gadamente como ellos?
Las lecciones de la Revo-
lución Verde pueden ser
un insumo para pensar en
medios alternativos para
asegurar nuestra alimen-
tación y nivel de vida, de
manera susten-table social
y ambien-talmente
hablando, mien-tras que
en el caso de la planifica-
ción, quizás el protago-
nismo que ha perdido y Limón, Costa Rica Alfredo Huerta
perderá el Estado en la
definición y gestión ambiental ya es hora que lo asu-
mamos nosotros como sociedad.
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E
l título de este artículo sintetiza el recorrido gares de la tala y la plantación de árboles maderables
que hice desde que empecé a trabajar en la en las distintas regiones del país así como las carac-
Universidad Nacional -específicamente en la terísticas de los sectores sociales involucrados en ellas.
Escuela de Ciencias Ambientales- hasta la actualidad, Es obvio señalar que el cambio en las lecciones fue
cuando, ya pensionada, trabajo hombro a hombro de ciento ochenta grados. Los temas de discusión no
con organizaciones indígenas, campesinas y ambien- fueron más los datos de las escasas investigaciones de
talistas de Costa Rica y Mesoamérica. otros autores, que siguieron siendo importantes, sino
que la experiencia directa y los datos frescos recogi-
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planteamientos cuando Christopher Vaughan, enton- servando ciclos de veda y de utilización adecuada de
ces director de la Maestría en Manejo de Vida Silves- redes para no agotar el recurso del cual vivían. El
tre, nos propuso a fines de 1985 llevar a cabo una trabajo de extensión de la Universidad Nacional fue
investigación sobre la situación socio-económica del un gran apoyo para este grupo de mujeres, quienes al
Refugio de Vida Silvestre de Caño Negro, reciente- menos por un tiempo lograron conseguir permisos
mente establecido, como parte del Plan de Manejo. especiales para seguir pescando.
Las condiciones de la dinámica socio-ambiental Estas y otras vivencias de la extensión universita-
que se estaba gestando en Caño Negro por la imposi- ria generaron nuevas preguntas de investigación que
ción del Refugio nos animaron a diseñar, posterior- traté de contestar en el siguiente hito histórico del
mente, un proyecto de extensión que se realizó duran- tránsito por la Universidad Nacional.
te los siguientes cinco años (1986-1991). Con los po-
bladores compartimos dichas circunstancias inéditas
que amenazaban con modificar el rumbo de sus vidas.
Las giras las hacíamos cada tres o cuatro semanas
E n el epílogo del libro sobre políticas públicas y
sociedad habíamos señalado que las políticas que
habíamos estudiado más durante dicha investigación
durante tres o cuatro días para trabajar con diferentes habían sido las relacionadas con el control de la tala
grupos: de mujeres, pescadoras, viveristas, jóvenes, del bosque natural y el fomento a las plantaciones de
alfabetización, educación ambiental y asociación de árboles maderables y que, en menor medida, había-
desarrollo. mos analizado el tema de la protección estatal a las
Los retos del trabajo práctico nos hicieron desem- áreas silvestres. Como ya lo mencioné, el trabajo de
polvar y encontrar nuevas metodologías y técnicas extensión en Caño Negro me dio la oportunidad de
socio-ambientales de acción participativa. En mi caso, llenar parte de ese vacío y de formular nuevas pregun-
los aprendizajes fueron revertidos a la docencia en los tas de investigación que fueron abordadas en los estu-
cursos de Métodos y Técnicas para el Trabajo Comu- dios de doctorado realizados en la Universidad de
nitario para estudiantes de Ingeniería Forestal, de Wisconsin en Madison entre 1989 y 1993.
Manejo de Fauna Silvestre y de Educación Ambien- Esas preguntas iniciales se enriquecieron con cur-
tal, cursos que fueron nutridos y actualizados cons- sos, lecturas, intercambio de ideas y el aprendizaje de
tantemente por la práctica de la extensión. Es claro los planteamientos del director de tesis, Jack Klop-
así el círculo de nuestro modelo universitario, en este penburg, en cuanto al enorme valor de las semillas
caso, la extensión apoyando a la docencia. como fuente de vida. Por ejemplo, en la introducción
Ahora bien, la extensión tiene otra dimensión co- de su libro Primero la semilla afirma que “donde hay
mo lo es el apoyo a la teoría y a la investigación. Re- una semilla y tierra, allí habrá siempre la esperanza de
cordemos que los principios de la extensión de la una cosecha”. También señala que en el simple acto
Universidad Nacional son tomados de la investiga- de plantar, el que siembra se compromete con una de
ción-acción participativa; es decir, el componente las actividades humanas más universales y ciertamen-
teórico es tan importante como el práctico. Los dia- te una de las más importantes. La gente debe comer y
rios de campo se vieron llenos de información y ob- la cadena del proceso de producción que finalmente
servaciones que sirvieron para continuar con el análi- lleva el alimento a nuestras bocas empieza en algún
sis de las políticas públicas ahora vinculado a una lugar con la siembra de la semilla.
realidad que poco a poco fue haciéndose cotidiana a Empecé a conocer las múltiples determinaciones
lo largo de esos cuatro años. Nos dimos cuenta de de las semillas, por ejemplo: las instituciones y las
que, para entonces, las políticas públicas en el campo políticas públicas que orientan la investigación y la
ambiental empezaban a estar fuertemente definidas tecnología sobre algunos cultivos; la transferencia de
desde el nivel internacional pero asumidas y “sufri- las variedades silvestres y domesticadas obtenidas de
das” por los pobladores en el nivel local, totalmente los países del sur hacia los bancos de germoplasma
ajenos a las discusiones de los expertos y tomadores del norte para luego ser devueltas a nuestros países
de decisiones internacionales. Por ejemplo, el estable- como mercancías muy costosas; las imposiciones de
cimiento oficial de Caño Negro como refugio de vida las variedades de la Revolución Verde a los agriculto-
silvestre -una de las categorías de manejo diseñadas res en todo el mundo y sus impactos socioeconómicos
más allá de nuestras fronteras- cambió drásticamente, y ambientales así como los previsibles efectos de la
para bien o para mal, el estilo de vida de sus poblado- revolución biotecnológica, y, por último, la extensión
res. Solo como ejemplo diré que de un día para otro de derechos de propiedad intelectual a estas varieda-
les fue prohibido a las mujeres del caserío Las Cubas, des vegetales y otras formas de vida que impactan
de manera drástica y severa, pescar en el río Frío negativamente los derechos ancestrales de todos los
cuando ése había sido durante años su modo princi- pueblos y la biodiversidad.
pal de subsistencia y cuando, una vez que se les pidió Tuve oportunidad también de conocer y dar se-
información sobre la forma de pescar, se evidenció guimiento a todo el andamiaje de instituciones para la
que ésta la realizaban de una manera cuidadosa, ob- elaboración y aprobación de los acuerdos internacio-
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nales, unos de tipo comercial y otros de tipo ambien- cional muy condicionado y limitado por el impacto
tal, que luego afectarían a los campesinos en general y de la globalización. Había ya ahondado en los conve-
a pobladores como los de Caño Negro en particular. nios de la Organización Mundial del Comercio, de la
Entre otros, los acuerdos de la Ronda de Uruguay, Organización Mundial de la Propiedad Intelectual y
especialmente el de Aspectos de Propiedad Intelectual de otros acuerdos por lo que era justo y necesario
Relacionados con el Comercio, y el Convenio de poner al servicio de los distintos grupos sociales el
Diversidad Biológica, ambos empezados a discutir a conocimiento sobre los impactos previstos por ese
finales de la década de los 80, de manera indepen- Tratado que, entre otras cosas, pondría en peligro la
diente. El resultado de todo esto fue una tesis llamada soberanía de los estados nacionales y el uso y manejo
El Estado costarricense y las áreas naturales protegidas, con de los recursos vivos dentro de sus jurisdicciones.
la cual llenaba el vacío que detectamos Emilio Vargas Como, por ejemplo, actividades tan primarias como
y yo al evaluar la investigación de los años ochenta. la siembra y la cosecha de productos básicos y, dentro
de ellas, el control de la semilla, pasaron a estar regi-
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n materia ambiental es común que exista incer- que excluya genéricamente determinadas actividades u
tidumbre científica. Para lidiar con ella el dere- obras de evaluación de impacto ambiental, salvo que
cho ambiental ha desarrollado novedosos prin- existan estudios técnicos que demuestren que la acti-
cipios como el precautorio. No obstante, cuando se vidad no presenta ningún indicio de que pueda causar
trata de incertidumbre respecto de los alcances de la impactos ambientales negativos. Una consecuencia de
ley, la situación deja de ser entendible, para convertir- este voto ha sido que prácticamente todas las activi-
se en preocupante, especialmente si se trata del otor- dades humanas deben someterse al procedimiento de
gamiento de permisos o la imposición de posibles evaluación de impacto.
sanciones. De esta forma, algunos entes u órganos que pose-
Traigo a colación lo anterior debido a los comen- en una función regulatoria y preventiva han solicitado
tarios sobre la actividad piñera, las licencias (viabili- a las empresas, previamente al otorgamiento de un
dad) ambientales y su aplicación a las obras existentes permiso o de su renovación o en un procedimiento
antes de la vigencia de la Ley orgánica del ambiente sancionatorio, la viabilidad ambiental que emite Se-
(1995), las cuales, por razones cronológicas, no pose- tena, independientemente de si las obras fueron ini-
en la denominada “viabilidad ambiental”. ciadas con anterioridad a la Ley orgánica del ambiente.
La primera norma que introdujo la obligación de Es importante enfatizar que no nos encontramos
realizar una evaluación de impacto ambiental -de en presencia del supuesto de normas ambientales
manera genérica para todas las obras y proyectos- fue emitidas con posterioridad al inicio de una operación,
Ley orgánica del ambiente, en 1995 (artículo 17). La como serían nuevos parámetros de vertido de agua
reglamentación de esta disposición se realizó en 1997, que son inmediatamente aplicables y sobre los cuales
al promulgarse el llamado Reglamento de procedimientos no se puede alegar “derechos adquiridos” para no
de la Secretaría Técnica Nacional (Setena), hoy susti- cumplirlas, independientemente de cuando se ha
tuido por uno nuevo sobre Evaluaciones de impacto iniciado una actividad productiva o empresarial.
ambiental (2004). Con anterioridad a esa fecha, por Asimismo, resulta claro del propio Reglamento de
medio de leyes o decretos específicos, se exigía, nor- evaluaciones de impacto ambiental que éste se aplica
malmente, un estudio de impacto ambiental para únicamente a proyectos nuevos. Expresamente, el
determinados proyectos (por ejemplo, mineros, relle- artículo 122 dispone que debido a que la evaluación
nos sanitarios, cogeneración eléctrica, etc.). Por tal de impacto ambiental es un instrumento predictivo de
motivo, ciertas actividades llevadas a cabo antes de gestión ambiental no debe ni puede ser utilizado como un
1995 fueron realizadas sin contar con dicha evalua- instrumento a aplicar para actividades, obras o proyectos
ción debido a que el ordenamiento jurídico no la exig- que ya se encuentran en operación. Para el caso de activi-
ía. dades, obras o proyectos remitidos a Setena por de-
Pero ésas no son las únicas obras que no contaron nuncia ambiental, tal Reglamento establece que se
con la viabilidad ambiental. El reglamento de 1997 realizará un proceso de diagnóstico –auditoría am-
contemplaba -bajo ciertos supuestos- la exoneración biental- que deberá ser definido vía decreto ejecutivo.
de obtener ésta (por ejemplo si existía plan regulador, Lamentablemente, dicho decreto no existe.
si la obra no se encontrara en zona de riesgo, etc.). De En respuesta a esta problemática, Setena, median-
esta manera, diversos proyectos fueron legalmente te la resolución de su Comisión Plenaria CP-249-2006
exceptuados de contar con la respectiva viabilidad de agosto de 2006, determinó que las actividades,
ambiental. No obstante, al resolver una acción de obras o proyectos que se encuentren en operación
inconstitucionalidad contra una reforma al reglamen- desde antes del 13 de noviembre de 1995 deberán
to de 1997 con el propósito de ampliar dichas excep- esperar a que el reglamento que regulará el otorga-
ciones, la Sala Constitucional, por el voto 1220-2002, miento de un tipo de licencia ambiental para sus acti-
determinó que no se puede dictar un decreto ejecutivo vidades se publique. Antes de este momento las auto-
ridades públicas o privadas no pueden exigirle a los
El autor, especialista en derecho ambiental, es profesor en la desarrolladores de estas actividades, obras o proyec-
Universidad de Costa Rica y abogado del Inbio. tos, que presenten la “viabilidad ambiental” otorgada
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por Setena. Sin embargo, recientemente (septiembre vidades que por tales motivos no cuentan con una
de 2009) este acuerdo se dejó sin efecto y se emitió licencia ambiental resulta a todas luces inconveniente
otro que establece que quienes se encuentran en este tanto para quienes legítimamente pretenden continuar
supuesto pueden presentar una solicitud para obtener con sus operaciones productivas como para las auto-
una licencia ambiental por medio de un estudio de ridades que deben desempeñar funciones de control
diagnóstico ambiental. Esta nueva resolución -no ambiental. La aprobación del citado reglamento sería
publicada formalmente- establece los lineamientos un paso en la dirección correcta. De lo contrario,
para la elaboración de dicho diagnóstico. tendremos que seguir con soluciones ad hoc que cau-
La incertidumbre respecto de cómo tratar las acti- san, sin duda, inseguridad jurídica.
12 Noviembre 2009
Inicio
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l despertar del volcán Turrialba, después de plantas era evidente. En visitas de campo se podía
una larga siesta de más de 140 años, no deber- observar insectos en el piso, menos aventajados éstos
ía sorprender a nadie. Según el registro geoló- para moverse con rapidez.
gico lo ha hecho varias veces en tiempos prehistóri- Ya en mayo de 2007 ocurre el primer enjambre
cos, y de seguro lo seguirá haciendo en el futuro. Me- sísmico acompañado de salida de gases en el sector de
jor dicho, siempre lo ha hecho, aun desde el tiempo Quemados. Las infiltraciones en la quebrada Ariete
en que ni siquiera nuestros antepasados vivían ahí. producen preocupación en los vecinos cercanos,
Otros aborígenes, con más o menos suerte, lo habrán quienes deciden mudarse por razones de seguridad.
visto explotar desde sitios tan emblemáticos como el Otro pulso sísmico irrumpe en julio de 2007 para
asentamiento indígena Guayabo. producir agrietamientos radiales en la cima. Tales
Entre 1864 y 1866, muchas de las manifestaciones grietas facilitan y aceleran la salida de gases que inva-
que ahora vemos, con sorpresa, ya ocurrieron. El den más rápidamente las partes bajas de las laderas
recuento de los alemanes acerca de las columnas féti- hacia el W y el NW, provocando quemaduras hasta a
das de gas y la coloración amarillo intenso de la selva unos 3 km y afectando zonas de interés comercial. Es
alrededor, es solo una descripción de lo que se ve en este segundo semestre que la mayoría de vecinos
actualmente. Claro, en ese entonces no había tantos ubicados en esos flancos deciden reubicarse. Las plu-
vecinos, intereses económicos ni tantos medios para mas sostenidas de gas eran una prueba dura para
llevarle al curioso e interesado detalles en tiempo real quienes tenían que dormir al pie del gigante enfermo.
de lo que ocurría en la cima y alrededores. La inme- Los montos de dióxido de azufre escalaban rápida-
diatez de la noticia nos mete a todos ahí. Sin embar- mente de cientos de toneladas diarias a miles.
go, cuando se leen apropiadamente los signos y se A lo largo de los años 2008 y 2009 la emanación
toma nota de las manifestaciones se puede reducir el de gases solo empeora las cosas. La calidad y la can-
impacto que éste y otros volcanes pueden producir. tidad de tóxicos desintegra el bosque en los sectores
más afectados y alcanza a producir estragos en pastos
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