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Homeostasis nutricional

La homeostasis nutricional supone el conjunto de procesos fisiológicos implicados en los


mecanismos de digestión, absorción de los nutrientes, almacenamiento de los mismos, así como
su utilización y consiguiente gasto cuando proceda. Todo ello con un único objetivo: permitir un
crecimiento adecuado en talla y peso durante la infancia y la adolescencia, para en etapas
posteriores, esto es, en la edad adulta, adquirir y mantener un peso apropiado.
El proceso de homeostasis nutricional tiene su inicio con la ingestión de los alimentos y su
posterior digestión y absorción de las sustancias nutritivas, donde participan numerosas enzimas y
hormonas gastrointestinales.
Secuencialmente a estos procesos, se lleva acabo una distribución y llenado de los depósitos de
glucógeno hepático y muscular (depósitos de utilización inmediata), así como el depósito de
triglicéridos en el interior de los adipocitos en la fase pospandrial. Este ciclo tiene su continuación
en la fase de ayuno en la que para obtener el aporte de nutrientes necesario se pondrán en
marcha distintos procesos metabólicos (lipolisis, glucogenolisis y neoglucogénesis). Atendiendo al
gasto energético, debemos establecer una diferenciación entre el gasto ligado a los procesos de
mantenimiento del propio organismo (metabolismo basal), de aquel gasto derivado de la actividad
física, crecimiento, acción dinámico-específica de los alimentos y la energía perdida a través de las
secreciones y fluidos corporales (orina, heces y sudor). A continuación, en la figura 1, se muestran
los principales aspectos implicados en el proceso de homeóstasis nutricional. Todo este
entramado de procesos queda a su vez interconectado y controlado por un amplio número de
señales nerviosas periféricas, diferentes moléculas y mediadores de acción neuroendocrina,
integrados a su vez en el sistema nervioso central (SNC). Localizados en el hipotálamo, residen las
estructuras responsables del control de las sensaciones de saciedad y de hambre en el organismo
sano. Por un lado, el núcleo lateral, responsable de la sensación de hambre. En segundo lugar, el
núcleo ventromedial, encargado del manejo y control de la saciedad durante el proceso de
ingestión de alimentos. Desde estos centros tiene lugar una respuesta nerviosa eferente, desde la
que se controla el volumen de energía almacenado o consumido a corto, medio y largo plazo. Todo
ello encaminado a mantener al sujeto en una situación de normopeso

Regulación de la ingesta alimentaria y del balance energético; factores y mecanismos implicados


E. González-Jiménez y J. Schmidt Río-Valle

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